Arena Sangrienta Casa Mautino

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por SacriDH, 16 Junio 2020.

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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Se talló los ojos ante la pregunta, no pensar, eso era lo que quería; pero no podía evitarlo, si cerraba los ojos los pensamientos cada vez eran mas agresivos, como si aquellos pelearan por ser resueltos y se alebrestaban si eran ignorados —¿Qué opinas de Gredic? —Preguntó a Génesis aún mirando al techo, quería decirle todo lo que habló con aquel Gladiador; pero algo en su interior lo detuvo, mas dudas "Puede ser que alguien mas nos esté escuchando; sé que estamos solos e incluso Génesis se ha preocupado de nuestra privacidad" Miró a Génesis esta vez viéndola directamente a los ojos, algo que no había hecho con tanta precaución, se acercó a ella y susurró en su oído; pudo distinguir su aroma —Debo decirte algo; pero no creo que este sea el lugar correcto, mi paranoia cree que las paredes escuchan todo— si guardar secretos lo volvía loco, aún mas el hecho de tener que cuidar de sus palabras, sentía que era lo mas callado que había estado en años. Gredic era suficientemente fuerte para poder hablar con libertad siendo precavido; pero Iulian sabía de su mala suerte, hablar le ha traído tanto buenos como malos resultados; pero si algo no soportaba era que alguien usara sus propias palabras en su contra, no quería arriegarse y poner a mas personas en peligro, siempre procuraba dominar mientras de hablar se trataba.
     
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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Era mucho lo que cargabas así que decidiste llevar eso lo antes posible a la herrería. Estaba oscuro y había poco movimiento en Casa Mautino. Pasaste el salón de entrenamiento, deshabitado. Cruzaste la cocina, había algunas personas pero muy pocas, iluminados por velas, comiendo tranquilamente.

    Saliste al solar y comenzaste a caminar hacia la herrería. Por desgracia, en el camino, dos sujetos se cruzaron frente a ti.

    —¿Te ayudamos con el equipaje?

    Antes de que pudieras hacer algo uno de los sujetos te dio un golpe en la cara que sumado al cansancio que llevabas te dejó en el suelo. Saquearon las cosas que llevabas a pesar de tus quejidos. No quisiste gritar porque no entendías bien de que trataba la situación. Podría ser una prueba.

    Cuando te puedes levantar, cogeando y tosiendo porque te han dado algunas patadas en los pulmones, notas que han desaparecido tus siguientes items:

    Pierdes:
    Denarios: 16
    Madera de acacia: 1
    Plata: 1
    Esmeralda: 1

    Caminas los metros faltantes hasta la herrería. Golpeas la puerta de madera y Justino te abre un momento después con cara de dormido. Te observa algo entredormido y acaricia su barba blanca. Cuando logra notar que no estás en las mejores condiciones te deja pasar.

    —¿Qué horas son estas, muchacho? ¿Estuviste luchando con un tigre o qué?

    Le comentas lo sucedido y Justino asiente con solemnidad.

    —No eres el primer nuevo al que le roban. Trata de no andar solo por la casa en la noche, los guardias no están en los pasillos, se concentran en las entradas y algunos gladiadores perezosos prefieren robar a los que ya han ido a la mazmorra y han vuelto con buen botín. A ver si algo de lo que traes puede servirte.

    El viejo inspecciona los metales que te quedaron y la madera.

    —Bueno, puedo hacer poco con esto, pero peor son las armas de la arena. Con ese hierro y cobre puedo hacerte dos espadas pequeñas o una espada grande. Esa madera puede ser útil para un escudo y podría fabricarte también una lanza. Si accedes déjamelo y te lo prepararé para cuando quieras pasar a buscarlo, pero déjame dormir por hoy, estoy agotado. Ve a la sala de curaciones, allí te darán una mano.

    Accediste a regañadientes, aun dolido por lo que perdiste. Aprovechaste para dejarle la carne a Marga, quien te agradeció, sobre todo la carne de venado. Luego, fuiste a tratar tus heridas.

    La sala de curaciones estaba cercana a una de las salas de entrenamiento, era un espacio pequeño con dos camas cómodas que debían servir para operaciones. Una esclava te atendió allí y había un guardia a su lado, quien te gruño y le asintió a la mujer.

    —Buenas noches. Veo que estás en mal estado y esta debe ser tu primera vez aquí. Las curaciones no son gratis a menos que Fausto así lo diga. Como suponemos que no cargas ni un denario te atenderemos esta vez pero para la próxima tendrás que conseguir, sino deberás curarte por tus propios medios. Las vendas y las hierbas medicinales no crecen en el solar, ¿sabes?

    La mujer parecía un poco cascarrabias, quizá también estaba durmiendo y la molestaste. Te vendó las heridas, te dio algunas hierbas que rápidamente aliviaron tu dolor y te puso ungüento espeso sobre tus golpes muy suavemente. Por un momento te sentiste de nuevo lejos de la esclavitud. Sin embargo, la mujer rápidamente te devolvió a la realidad enviándote a dormir a tu habitación.

    Hacia allí fuiste, con mejor ánimo, pero con el horrible sentimiento de haber sufrido ese cobarde acto de parte de alguien que no pudiste reconocer y que probablemente te cruzarías al día siguiente.

    Al entrar al lugar que habían dispuesto para ti, te encontraste con la sorpresa de que Génesis ocupaba tu cama. Iulian estaba en la suya. No era ilegal que te quedes allí pero debías elegir si echar a Génesis o dormir en el piso. No descansarías tan bien si lo hacías y de verdad necesitabas un buen descanso. La otra opción era tomarte unos minutos para encontrar a Fenicia y que te indique otra habitación donde dormir, si haces eso tendrás disponible otro lugar para descansar y lo harás inmediatamente.

    Aldor Monpoke

    Dudabas muchísimo de lo que ibas a hacer pero así mismo ahí fuiste, a distraer a la muchacha. Para tu desgracia olvidaste que eres un simio maleducado y empezaste a caerle rápidamente mal a Fenicia. Le preguntaste cosas que ella no entendía, sobre como mejorar tus habilidades o qué podrías hacer para que la cocinera alguna vez te perdone. La chica te insistía que por favor te fueras a dormir porque te veías cansado, que al otro día podrían hablar pero tu seguiste dando lo mejor de ti con el poco carisma que tenías.

    En un momento dado, tu compañero te habla.

    —Oye, amigo, ya vamonos a dormir, ¿quieres? Está bien que te guste Fenicia pero debes esperar tu turno para eso porque tiene varios pretendientes.

    Le ibas a responder de que diablos estaba hablando pero te diste cuenta que era la señal de que había hecho su trabajo. Los quejidos ya no se oían. A pesar de que no estuvo bien la forma en que cortó tu conversación decidiste cerrar la boca e irte a dormir porque de verdad estabas cansado. Fenicia agradeció con la mirada al muchacho para ayudarla a quitarte de encima.

    Cuando volviste a la habitación y cerraron la puerta el sujeto te habló mientras se acostaba.

    —Gracias, amigo, mañana hablaremos un poco. Ahora vamos a dormir bien porque aquí el descanso es sagrado. Ah, y no hace falta que te diga que ni una palabra de esto a nadie.

    Su voz sonó más firme de lo normal cuando terminó de hablar pero no le diste mucha importancia. Sólo cerraste tus ojos y te preparaste para el día siguiente.

    Iulian Amelie y Génesis Insane

    A pesar de que la hermosa Génesis estaba a pocos metro, Iulian no podía sacarse de la cabeza a Gedric y su acento noruego. En realidad no era eso lo que tenía en la mente, claro que no, era lo que le había dicho. Una jugada importante de la cual Génesis no estaba enterada y todo el cuento de Iulian de que no podía hablar en ese lugar la hacía poner cachondísima.

    Por desgracia, antes de que pudiera profundizar la conversación, empezó a oir ronquidos de parte de su compañero. Insultó en todos los idiomas que conocía y en algunos que desconocía pues no había forma de hablar tranquila con ese sujeto. Así que, agotada también, decidió dormirse y probar al día siguiente.

    Aldor Monpoke Iulian Amelie Génesis Insane Rundus Fustus Gigavehl

    Al día siguiente se despertaron más o menos a la misma hora todos, el sol penetraba con dureza entre las piedras y el cemento mal colocado. La primera idea de todos era ir a comer algo para volver a los quehaceres pero se toparon con una gran cantidad de gladiadores dirigiéndose al solar y fueron a investigar también.

    En el solar, a la vista de todos, estaba Fenicia, de rodillas. Drecius, enojado, sostenía un gran látigo a su lado. La golpeaba con él de vez en cuando. Se lo notaba furioso pero los golpes que daba no eran fuertes. Estaba cumpliendo con su deber.

    Lo hizo un buen rato mientras la gente se amontonaba.

    —¡Para los que no saben anoche asesinaron a un gladiador en su habitación! ¡Un gladiador herido que desde hacía días sufría agonía por envenenamiento! —se detuvo para darle otro latigazo a Fenicia, quien chilló de dolor y soltó lágrimas—. Para no hacer peor la cosa aceptaré que se envenenó yendo a la mazmorra. ¡Pero lo que no voy a aceptar es que anoche lo hayan degollado mientras dormía!

    Las voces empezaron a levantarse. Los presentes hablaban entre sí. La mayoría parecía disgustado.

    —El sujeto era un gladiador y murió lejos de la arena y lejos de la libertad. Sin ningún tipo de honor. ¡Y lo asesinó posiblemente uno de sus hermanos! No puedo saber quien fue a menos que el que lo haya hecho confiese o alguien me de información. Si no logramos esclarecer esto, Fenicia será la culpable y tendré que tomar medidas sobre ella. Era la responsable de esa ala de las habitaciones.

    Volvió a escucharse el llanto de la muchacha, desconsolada, a medio desnudar, con sus senos sobre la gravilla mientras exhibía la carne viva en su espalda, empezando a abrirse como una flor.

    Aldor se puso tenso, suponiendo lo que había ocurrido. Iulian relacionó eso con Gredic inmediatamente, ¿sería acaso alguien en que había confiado y ya no confiaba? Génesis repensó el momento en que Drecius le pidió que lo acompañara esa noche y ella se negó, el entrenador tan confiable de la casa no podía ser el asesino que ahora buscaba culpar a otro, ¿cierto? Rundus recordó el horrible robo de esa noche, si lo comentaba como algo que podría estar relacionado quizá lo ayudarían a enterarse quién le había robado, aunque no estuviera conectado con el asesinato eso podría servirle.

    Deben elegir como reaccionarán ante el pedido de Drecius.

    —¡Si nadie habla iré a preguntarles uno por uno! ¡Y pobre de aquel que me parezca sospechoso! —rugió Drecius al final, dando otro latigazo.
     
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    Insane

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    Génesis

    Escuchar a Iulian roncar, más que fastidiarla provocó que se le escapara una pequeña risilla mientras las mejillas le ardían, apretando la sábana con uno de sus puños mientras se daba vuelta en la cama, tapándose la cabeza con la almohada al sentirse arder. A vista de nadie podía permitirse ser una mujer de vez en cuando, durmiéndose plácidamente al sentir que él continuaba ahí, cerca suyo.

    ...

    Al abrir los párpados se sentó en la cama, deslumbrando por los rayos del sol que atravesaban aquellas cortinas en pleno amanecer, sonriendo para sí misma mientras desviaba la vista hacia Iulian. Él continuaba profundo.

    Todo estaba bien, siempre y cuando él no se diese cuenta.

    Se sobó los párpados y se colocó los zapatos, saliendo de la habitación entorno al baño, aseándose los dientes hasta que escuchó el gritar en la parte exterior, sintiendo aquella asquerosa sensación en su estómago, volviendo la dureza a su mirar. Caminó con simpleza hasta el nacimiento de los gritos, denotando la salpicadura de sangre en la tierra, el aumento de personas al rededor y las palabras del que parecía ser el agresor.

    <<¿Quieres acompañarme?>>

    Su piel se erizó. ¿Si de lo contrario hubiese decidido acompañarlo la situación hubiese cambiado? Negó en sus adentros, quizá no tenía una cosa que ver con la otra. Volvió la vista a la chica que estaba siendo reprendida, desviándola inmediatamente. No disfrutaba del dolor ajeno, al menos no, si no era justificable, y en este caso, no había un culpable.

    <<Debo decirte algo>>

    Buscó con la mirada de forma calmada a Iulian en medio de la multitud. ¿Qué deseaba hacerle conocer que ella no supiese y debía saber?
     
    Última edición: 3 Julio 2020
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    Gigavehl

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    Rundus Fustus

    Menudo cierre... Bueno, al menos tenía más fuerza, dejé buena carne y algunos materiales en la herrería, eso al menos me proporcionaría lo que buscaba, una mínima ventaja. No recuerdo ni qué fue lo que hice cuando llegó un nuevo día, y todos estaban en el solar.
    Un sujeto, el cual era Drecius, azotaba a la pobre Fenicia con suma crueldad debido a su castigo, no evité quedarme en shock por eso. ¿Pero qué estaba pasando?

    Para colmar las cosas... Hubo un asesinato, por los dioses. ¡Pero si yo estaba presente! ¿Cómo no pude escuchar nada?
    No evité quedarme en shock, y aunque no quisiera, me iban a hacer hablar. El robo que me provocaron ayer bien puede tener relación, pero no le veo mucho sentido. No se haría algo con joyas, dinero ni materiales el cual ninguna tenía filo alguno. Solo me delataría y ahora no estoy en condiciones para confesar que me asaltaron, por mucha rabia que me diera.
    Musité shockeado... Espera, estábamos todos. ¿No? Busqué con la vista y pronto ubiqué a Iulian, por lo que muy discretamente fui con él, no tardé en ver a Génesis a lo lejos pero no pude ser capaz de ver si pasaba algo, por lo que traté de acercarme lo más pronto posible a mi único amigo de aquí adentro. Diablos... ¿Pero qué estaba pasando?
     
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    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Aldor

    Poco o nada me importaba la chica. Es una conocida de solo unos minutos. Menos impresión me dio el castigo por el cual está pasando, lo he experimentado varias veces en la mina, cómo también contemple como otros esclavos eran azotados.
    Ver a otros pasar por eso, trae a mí mente más sentimientos de nostalgia que de pena.

    Un día a día para mí.
    ¿Culpa? ¿Y si fue mí compañero? Un sentimiento habitual. Soy un idiota. No es la primera vez que me utilizan de distracción y un tercero paga por las acciones.

    No hablaré. A los peor mis acciones ya me costaron el entrenamiento por hoy. Guardare silencio, hasta recibir el consejo y la culpa esté cayendo sobre mí.

    No estoy dispuesto a morir. Asesinado por mí compañero o en la arena. No lo haré.
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Iulian

    Se había quedado dormido; la cama a su lado estaba vacía, no estaba ni Rundus ni Génesis. Preocupado se levantó de golpe pensando que había dormido de mas, salió del área de los dormitorios aún masajeando sus párpados para evitar verse recién despertado; pero aquel sentimiento de cansancio desapareció por completo, el sonido del látigo lo hizo levantar su frente, desafiante. Lo que encontró su mirada le resultó aberrante, era Fenicia en el suelo rodeada de su propia sangre, la propia ardía con rabia; comenzó a respirar con profundidad, sabía que si intervenía sólo serían dos en el suelo; era tan débil.
    Apretó sus puños mirando a Drecius, Rundus llegó a su lado, se veía bastante apaleado y eso le preocupó de sobremanera; del otro lado cruzó su mirada con la de Génesis; seguramente ella preocupada por su actitud la noche anterior. Las palabras en su cabeza se volvían a acumular y no podía hablar "Qué habrá pasado con Rundus; si le pregunto entre esta multitud alguien aprovechará la duda para inculparlo y ganarse algunos méritos. ¡Gedric! ¡Maldita sea, ¿dónde estás?" pensaba mientras lo buscaba sin éxito, no lo veía y eso lo inquietó; por primera vez su mente no se preocupaba únicamente por sí mismo; en poco tiempo había creado lazos con aquellas personas y no pensaba colocarlos en una posición de duda ante Drecius y su látigo que no parece escuchar réplica.
    —¿Quién puede asesinar a un Gladiador?— expresó a Rundus; la pregunta de un novato promedio, un recién llegado temeroso. La culpa tenía que irse de aquellos que ni saben por dónde caminan —¿A quíen asesinaron?— dejó escapar en un tono bajo para que aquello comenzara un rumor, temía que le respondieran con el nombre de su nuevo amigo; su respiración estaba contenida, no podía dejar de mirar a Fenicia "Es estúpido pensar que ella ganaría algo uniéndose a un asesinato tan llamativo; Drecius no parece un estúpido... aquel que espera respuestas no debería exhibir el castigo que tendrás si no es la respuesta que esperas oir. Parece que quiere que callemos en lugar de darle información; y todos seremos castigados para que recordemos que sólo somos esclavos" pensaba mientras volvía a levantar la vista buscando a Gedric; mientras tanto Génesis estaba cerca "Nada de esto está bien; debí ser mas atento..."
     
    Última edición: 3 Julio 2020
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    Gigavehl

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    Rundus Fustus

    —Alguien quien seguramente tenía cuentas pendientes con otros—. Le comenté de vuelta a lo primero.
    —Desconozco quién habrá sido, pero lo que me preocupa no es eso, lo que me preocupa es que alguien se aproveche de esto—. Le dije a Iulian, al ya haberme acercado para comentarle, estaba nervioso, como no. Y me preocupé por su gesto para cuando me vió, ciertamente me veía del asco. Pero en realidad estaba bien, era mi orgullo lo que estaba más dañado por el robo de ayer que por otra cosa.

    —Amigo, estoy bien. Me asaltaron ayer, me robaron. Venía de recorrer las mazmorras y para cuando llevaba dinero, me lo quitaron, algunos materiales destinados a la herrería, e inclusive una esmeralda. He llegado a pensar que tiene que ver con esto pero. Lo dudo mucho, y no quiero gritarlo al aire ya que creo que solo empeoraría mi estado o hasta mi reputación aquí—. Le dije mientras lo veía todo.

    Lo que si pude darme cuenta es que Iulian buscaba a alguien, no, lo buscaba desesperadamente, tanto que sin dudas le vi extrañado y preocupado. ¿Que tanto le habrá pasado en mi ausencia? No podía saberlo, pero también debía pensar si valía la pena declarar el asalto de ayer. ¿Qué me pasaría si lo confieso? Eso es lo que más me preocupaba.
     
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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Aldor Monpoke Iulian Amelie Rundus Fustus Gigavehl Génesis Insane

    Ninguno abrió la boca. A pesar de las sospechas que cada uno tenía en su poder, nadie siquiera comentó esa duda. Luego de algunos latigazos más, Drecius se cansó y preguntó uno por uno mirándolo a los ojos. Negaron saber nada con la mejor excusa que pudieron poner. Sin saber si el tipo les creyó o no, siguió preguntando a los demás y al final tuvo que volver a su postura de ejecutor sin conseguir resultados.

    —Estoy muy enojado con ustedes. De que "ninguno haya visto nada". Esta mujer los ha ayudado a todos ustedes a conseguir habitaciones, lo sé porque la conozco de hace años.

    La chica sollozó con total entrega. Parecía preparada para morir.

    —Lamentablemente, dadas las circunstancias, no volverán a verla. Guardias.

    Luego de lo que Drecius dijo, unos guardias levantaron a la chica en andas y se la llevaron. Ella ni siquiera luchó, pues sería inútil. Jamás la volverían a ver.

    —Ahora, y agradézcanle a su "amigo" asesino, tendrán guardias todo el tiempo en las habitaciones. Y no lo tratarán tan bien como Fenicia, se los advierto. Ahora quiero verlos a todos en la sala de entrenamiento pero ya y el que no esté ahí tendrá mi vista sobre él todo el día.

    Dicho eso, Drecius se dirigió a la sala y todos se apresuraron a seguirlo.

    Aldor Monpoke

    Cuando llegaste a la sala de entrenamiento estaba abarrotada. No había lugar donde moverse para entrenar. Drecius estaba en el centro con una gran sonrisa como si nada hubiera pasado. Todos los demás lo iban rodeando para poder tener un lugar donde escucharlo.

    Sentiste que alguien se posicionaba a tu lado.

    —¿Qué tal compañero? Va a ser un duro entrenamiento el de hoy ¿eh? Se ve que Drecius está muy enojado.

    Era tu compañero de habitación. Se lo veía feliz a pesar de la horrible situación que todos habían pasado. Te extrañó mucho eso. El sujeto parecía aún más flacucho y pálido que en la habitación. No te parecía que fuera capaz de levantar una espada de hierro.

    —Ustedes dos. Entrenarán habilidades de combate, vayan a la otra sala —les dijo Drecius.

    Hicieron lo que les pidió. Fueron a la sala siguiente, la que estaba justo al lado de la cocina, y allí esperaron a Drecius que se demoró un buen rato acomodando a sus discípulos. Luego de ese rato, llegó y les habló a ustedes en especial.

    —No harán un combate sino que entrenarán juntos. Entre los dos deben ayudarse a crecer como gladiadores. Hay muchas formas de combatir en el campo y no siempre involucran masacrar a tu oponente, aunque la mayoría de las veces sí. Pueden buscar una de las armas que gusten y traten de practicar eso que tanto quieren hacer con ella —les explicó el entrenador.

    No entendías bien pero tu compañero pareció captarlo.

    —Voy a tratar con la red, compañero. Si consigo la suficiente habilidad para enganchar a mi oponente a distancia podré evitar el combate y tenerlo a mi merced luego para hacer lo que quiera. Como degollarlo, por ejemplo.

    Te quedaste viéndolo. No estás seguro si eso último lo dijo o lo pensaste. Miraste las armas que había, la gran mayoría de madera.

    Espada
    Mandoble
    Lanza

    Escudo
    Daga
    Arco

    Hacha
    Maza
    Maza con cadena
    Martillo

    Tridente
    Red
    Bastón


    (hay mas de un arma de la misma y puedes usar la cantidad que creas que podrás manejar. Según su color, deberías tener buena cantidad de la característica del mismo color para que su funcionamiento sea óptimo, pero puedes elegir cualquiera. La calidad es ordinaria)

    —Por cierto, mi nombre es Álvaro —te dijo el sujeto mientras tomaba la red y le inspeccionaba—. Mientras entrenamos voy a darte esos consejos que te dije anoche. Lo primero, que me ha salvado muchas veces en la arena, elije un arma que no sea tan común como la espada o la lanza. ¡La gente quiere ver otras cosas! Por más que pierdas un combate, la gente no quiere que muera el tipo con la red, oh no, nunca se ven las redes en la arena y cuando uno sabe usarlas el pueblo por lo general alienta por salvarlo.

    Álvaro
    Fuerza:
    10
    Carisma: 50
    Resistencia: 10
    Suerte: 40

    (Tira un dado de 20 y además tira un dado por el total de caras según la característica que tengas del color del arma. Ej: si elijes la red vas a tirar el dado de 20 y un dado de 14 que es tu carisma)

    Iulian Amelie Rundus Fustus Gigavehl Génesis Insane

    Sanjado el asunto del asesinato... o medio sanjado al menos, los tres van a la sala de entrenamiento. Rundus Fustus y Iulian por un lado y Génesis del otro. Sin embargo, de la nada, Gredic, el gladiador de los tatuajes y físico endurecido a puro entrenamiento y marcado por muchos tatuajes, se arrima a Génesis tomándola gentilmente por los hombros. La chica siente el poder de ese sujeto tirar de ella y no puede hacer nada por evitar que la arrastre hacia el otro dúo. Era como si la marea la estuviera llevando, suave pero inevitable.

    Cuando los cuatro estuvieron cerca, ya en el salón de entrenamiento que estaba bastante lleno de gente vieron como Gredic sonreía radiante como si no hubieran abierto la espalda de una chica a latigazos hacía un momento.

    —Buenos días, ¿listos para entrenar? ¿Quien es este?

    El rostro feliz del gladiador se deformó en una mueca de desprecio al ver a Rundus junto con Iulian. Para Rundus, tanto el sujeto como su desagradable gesto eran nuevos. Iulian y Génesis ya lo habían visto y conocían el lado celoso e impulsivo de Gredic. Antes de que pudieran responder, Drecius, el entrenador, se les acercó. Lucía contento, como si fuera una mañana normal de entrenamiento.

    —Ya que están juntos irán a la otra sala a entrenar algunas habilidades de combate los cuatro. ¿Qué haces aquí, Gredic? Debo ponerte en un grupo más balanceado.

    —Está bien, Drecius, no pasa nada, estoy ayudando a los novatos.

    El gladiador formó una sonrisa falsa como la que Iulian había visto de él en los baños. El entrenador frunció una de las comisuras de sus labios y aceptó a regañadientes. Les dijo que fueran y lo esperaran.

    La sala de la que hablaba era la siguiente, la que estaba justo al lado de la cocina, y lo bueno fue que al dividirlos en dos salas ya no quedó tan llena y tenían espacio para moverse. Otra vez los cuatro quedaron callados y tensionados. La sonrisa promiscua que el gladiador le sugería a Génesis, la sonrisa cómplice con Iulian y el semblante de odio hacia Rundus eran de teatro. El carisma de Gredic debía estar por las nubes al tener tantas expresiones.

    Drecius llegó luego de un buen rato y los enfrentó.

    —Bien, van a ponerse de a dos y enfrentarse, pero les advierto que esto no es un combate. Deben aprender entre ustedes a manejar el arma que elijan de la forma que quieran hacerlo en la arena. En fin, para cualquier duda sólo vean a Gredic. Allí están las armas.

    El entrenador sabía que no necesitaría explicar demasiado con el gladiador experto ahí así que sólo señaló el anaquel de armas que tenía una gran variedad de ellas, la gran mayoría de madera o de materiales suaves.

    Espada
    Mandoble
    Lanza

    Escudo
    Daga
    Arco

    Hacha
    Maza
    Maza con cadena
    Martillo

    Tridente
    Red
    Bastón


    (hay mas de un arma de la misma y pueden usar la cantidad que crean que podrán manejar. Según su color, deberían tener buena cantidad de la característica del mismo color para que su funcionamiento sea óptimo, pero pueden elegir cualquiera. La calidad es ordinaria)

    El entrenador sabía que no necesitaría explicar demasiado con el gladiador experto ahí.

    —Bien, Iulian, seremos equipo —confirmó Gredic, acomodándose para nada disimuladamente la subligaria para que le quedara bien ajustada, prácticamente podían ver la mitad de sus robustas nalgas.

    Iulian no pudo evitar sonreír, esperaba que su suerte no acabara quebrándole un hueso de la nada al tipo y esperaba también que algo cambiara con el gladiador en su equipo. Rundus y Génesis no estaban tan conformes, ya había algo que en su momento no funcionó en el combate en equipo entre ellos, pero mejor que probaran nuevamente en un entrenamiento antes que en la arena.

    Gredic tomó una pequeña espada. Nada más, muy simple de su parte. Se colocó en un sitio y le hizo señas a Iulian para que eligiera y se colocara junto a él.

    —¡Vamos, escojan! Traten de usar un arma que les sea cómoda e intenten hacer con ella algo que les podría ser muy útil en la arena —les aclaró Gredic ya que el entrenador les había dado pocas explicaciones.

    Gredic
    Fuerza:
    ???
    Carisma: ???
    Resistencia: ???
    Suerte: ???

    (Es importante la comunicación entre ustedes sobre quien ataca primero, como se posicionan, contra quien van. Gredic hará lo que Iulian le diga, e intentará maximizar el funcionamiento del equipo. Tiren un dado de 20 y además tiren un dado por el total de caras según la característica que tengas del color del arma. Ej: si elijen la espada tirará el dado de 20 y un el dado con un total de caras según su Fuerza total)
     
    Última edición: 5 Julio 2020
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    Rundus Fustus

    No pude evitar quedarme en shock por lo acontecido con la mujer. No pude atreverme a hablar, pero también, pude ser yo en lugar de ella, no que se me hallase culpable, si no mas bien que después los que la mataron fuesen por mí.
    Lo siento, Fenicia...

    Me quedé abstracto en mi mente hasta que noté una figura femenina, al voltear, vi que era Génesis, con un extraño sujeto, uno que por alguna razón me miró con odio. Yo fruncí el ceño verídicamente confuso... ¿De dónde venía esa rabieta? Aunque parecía conocer a ambos, tanto a Génesis como a Iulian. Pero no comprendo de dónde viene ese gesto tan raro de su parte.
    Cuando estaba por preguntar qué sucedía, volteé y era Drecius de nuevo, de nada sirvió ponerme a pensar cómo diantres me iba a desenvolver en el nulo espacio por estar todos aquí presentes cuando, gracias a este gladiador, nos enviaron a técnicamente una arena privada, por lo que indudablemente fue mucho mejor.

    Solo fuimos nosotros cuatro, el silencio fue sepulcral y tenso... No era muy adepto a Génesis y muy probablemente ella me veía como un juguete, Iulian es al único con el que confío y de seguir así podría verlo hasta como mi hermano, pero es que este sujeto, el nuevo. Me miraba con un odio que simplemente estaba esperando el momento en que me insultara o me hiciera algo, cosa que nunca pasó. Hasta que llegó el momento que Drecius se apareció de nuevo, y después vimos las armas, miré a Génesis y me quedé reflexivo. ¿Debíamos luchar para ganar? ¿Acaso debo mostrarle a este sujeto que sé manejar un escudo o mas bien entrenar como un día cualquiera? Argh, al final creo que habría preferido estar en la otra arena, todo incómodo. Pues hacer equipo con Génesis... bueno, que la mujer admito sabe luchar. Pero es que aquella vez en la arena... Maldito destino.

    Mi racha no puede ir tan mal, primero un robo, luego un mal horario y ahora hacer equipo con la que me dejó botado al final. O igual y esto no es tan malo, pero debía hacerlo, no me quedaba de otra.

    Sin decir nada, de momento. Miré las armas y me quedé reflexivo. Al final, opté por el Mandoble sujetándola con ambas manos, con fuerza, la verdad, es que ahora lo sentía con más ligereza a diferencia de aquella vez en la arena. Sin dudas, se notaba que el entrenamiento había hecho lo suyo, aunque aún me dolían los músculos por recién haber entrenado.
    Luego me puse en posición y encaré a mi propio amigo, Iulian, con una distancia considerable.

    —No sé que elijas, pero yo trataré de mantener a ambos a raya, puede que en momentos dados, si veo la oportunidad, atacaré más agresivamente. Iulian no tiene mucha fuerza, así que dime. ¿Qué se te ocurre? A mi se me ocurre mantener alejado a Iulian y meterle presión al gladiador para agotarlo poco a poco. Combate con la intención de desgastarlos, no de dañarlos lo máximo posible, al menos no en un inicio. Por lo que me centraré en Iulian, pero también puedo darte soporte contra el gladiador. ¿Qué dices?—. Le susurré para que no fuese tan bajo y no me escuchara Génesis, pero tampoco tan alto como para que ambos nos escucharan.

    Solo esperaba que las cosas funcionasen mejor, porque igual, prefería que esto aconteciera ahora y no en el momento de estar en la Arena.
     
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    Aldor

    El consejo dado por Álvaro es, según el, una diferencia entre vida y muerte. Ser salvado por público.

    No es algo de mí estilo. Ser salvado de tal forma por otros.
    Pero mí orgullo es pequeño, y se inclina a los lados incorrectos. Pico, santuario y vida.
    Si es por vivir. Volver a demostrar mí valía y tener nuevamente a pico en mis manos, voy a hacer lo necesario hasta entonces.

    ¿Arma poco común?
    Sino fuera por ese consejo mí mano se hubiera movidos nuevamente al hacha. Un arma con un gran parecido a un pico. Pico ¿De seguro nadie te ha visto en una arena?
    Te llevaré a ahí.

    No poseo un gran conocimiento de armas, no reconozco que es común y que no. Es una desición muy en contra de mí, pensar.

    ¿Tridente?
    Elijo a esa arma. No importa por dónde le mire, no es un pico. Ni parece muy acta para balanceos, pero al menos da espacio para agarrar como quiera. Es una práctica. Solo sera por esta vez.

    ¡Vamos!
    Atrás quedan los segundos de dudas e indecisión, con el arma en mis manos, nuevamente se levanta el ardor en mí interior.
     
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    Amelie

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    Iulian

    No pudo evitar sonreir al ver a Gedric en una pieza; no había sido él la víctima; la sonrisa desapareció casi al instante pues Fenicia había sufrido aquel castigo, la piel se le erizó de la impotencia y del miedo ante lo que había ocurrido "Muy bajo tu argumento Drecius, aquel que sostuvo el látigo has sido tú; el que ha parado una investigación simplemente porque unos matones no van a hablar, fuiste tú; es obvio que nadie hablaría contigo sosteniendo un látigo. Seguro varios sintieron remordimiento en tus palabras, culpándose de lo sucedido con Fenicia; pero son muy pocos los verdaderos responsables" pensaba nuevamente; estaba en su naturaleza el querer hablar y le molestaba tener que hacer únicamente aquel monólogo interno "Fenicia....maldición" otra injusticia que guardaría en su corazón; pero Iulian se conocía muy bien a sí mismo, su boca no se callaba si la situación parecía estar en su contra, fuera de toda salvación; aquel coraje no permanecería en silencio toda su vida, sólo se acumulaba con su odio a no poder hacer nada al respecto por su debilidad "Buena jugada; ahora nos tienen vigilados por guardias. Pero esto no es un castigo; somos esclavos, y quieren que no olvidemos eso"

    Sus pensamientos lo habían aislado completamente de la situación "Bien, Iulian, seremos equipo" las palabras de Gedric lo sacaron de su cabeza de golpe; y lo hizo voltear a verlo mientras se acomodaba la subligaria obligándolo a girarse nuevamente incómodo —Endendido Gedric— se debía acostumbrar a la falta de pudor de su nuevo amigo. Miró a sus oponentes; Rundus y Génesis, esto era un entrenamiento y aún así sabía de sus habilidades; por suerte Rundus le había dicho que se encontraba bien a pesar de lo sucedido; pero le preocupaba el hecho de que alguien lo hubiera seguido simplemente para atacarlo desprevenido; esos actos en verdad lo molestaban, eso mostraba su falta de honor como guerrero.

    Se dirigió a las armas; la espada; el mandoble y la lanza; Gedric había tomado una espada, era evidente que era fuerte, pero no sabía si era rápido, además estaba aquí para ayudarlos, no hacerle todo el trabajo a Iulian. Miró el arco como una buena opción; con Gedric al frente podría tomar su tiempo para apuntar; pero a su vez el hombre era enorme, un error en su puntería y al que terminaría atacando sería a su compañero; y si se alejaba de él para apuntar simplemente sería blanco fácil para Rundus o Génesis. El escudo y la daga tampoco serían una buena opción, su idea sería evitar acercarse demasiado. El hacha; la maza; la misma pero con cadena y el martillo no estaban a discusión; a pesar que aquella cadena es una gran opción para desarmar. Estaba muy tentado a tomar nuevamente la lanza, pero consideraba que probar suerte con distintas armas lo ayudarían a descubrir que tipo de guerrero podía ser en esos momentos para mejorar. Por último estaba la red; el tridente y el bastón —Un retiario; las armas del pescador que es subestimado por todos; perfecto, pues vamos a pescar— tomó la red y el tridente y se acercó nuevamente a Gedric —Jamás he ido de pesca; no sé como usar nada de esto, pero con esta red podré limitar sus movimientos; y rematar con el tridente, incluso volteándolo me daría la posibilidad de usarlo para empujarlos para que caigan; pero dudo tener la fuerza para hacer eso, así que intentaré detener a Génesis con la red; ella es rápida y creo que puede llegar a ti más fácilmente que Rundus con el peso de un mandoble— Miró a Rundus —Pero no subestimes a mi amigo Rundus, es un estratega y disfruta de los verbos al igual que yo— rió —Somos parecidos, sólo que él más fuerte evidentemente. Aunque quiero cambiar eso de mi, es momento de ser más fuerte. Que si aplastan mi cráneo de poco me sirvió la inteligencia— Miró hacia Rundus; quien miraba a Gedric extrañado, aún no había podido hablar con él al respecto —Yo trataré de detener los movimientos de Génesis con la red; el mandoble de Rundus puede acortar un poco la distancia pero lo hace mas pesado que tu espada; deja que el venga hacia ti, cuando suelte el ataque te da mas tiempo a ti de reaccionar que a él, el peso lo llevará hacia dónde este ataque. Si ataca hacia adelante podrás apuntar a las piernas logrando que caiga, el peso se su arma hará el resto— Dijo con confianza; aún así sabía que si no detenía a Génesis nada de eso serviría y ambos atacarían a Gedric, siendo el objetivo mas claro.
     
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    Insane

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    Génesis

    Con premura sujetó dos de las dagas, escuchando el plan de Rundos, permaneciendo sus ojos sobre Gredic mientras asentía a cada palabra que el hombre decía. La fuerza tampoco era su punto más destacable, pero si lograba esquivar cualquier agarre tenía las de ganar por velocidad. Efectivamente Iulian dudaba que fuese un inconveniente en el entrenamiento, su corazón era demasiado noble como para tomarlo enserio en un ámbito como éste. Se centraría en el otro, que efectivamente si sería todo un reto.

    —De acuerdo... —susurró deslizándose entre el suelo al tomar velocidad con la punta de sus pies, dirigiéndose hacia Gredic mientras miró por un breve instante a Rundos, con el propósito de que entendiera que esperaba ser cubierta por él.

    Se movió con agresividad en sus facciones, dirigiendo sus armas hacia las costillas del gladiador, acechando.
     
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    SacriDH

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    Decides poner en práctica el consejo de Álvaro y optas por el tridente, es un arma que no has visto demasiadas veces y si bien no se parece en nada a un pico podría ser estimulante probar armas nuevas aprovechando que es un entrenamiento. Te posicionas frente a tu oponente, sosteniendo tu arma de madera con ambas manos. Es ligera pero extremadamente larga.

    —Buena elección el tridente —dijo Álvaro acomodando un poco la red para darle más volumen—. Es un arma que a la gente le gusta mucho, más si la usas hábilmente y ensartas a dos tipos juntos con ella. Hasta tienes ventajas con un arma como la mía, si te arrojo mi red te será fácil desviarla con un arma tan larga y la red sólo quedará colgando inerte de las puntas. Por eso atacaré cuerpo a cuerpo.

    Viste al sujeto moverse con poca velocidad pero lo hacía de una manera un poco femenina dicho en tu burdo lenguaje. El sujeto estaba versado en temas de teatro y sabía cómo impresionar al público con sus bellos movimientos pero tú no entendías nada de eso, sólo lo viste perder el tiempo y energía haciendo extrañas volteretas y sacudiendo la red de un lado al otro. Cuando llegó cerca de ti te pusiste en guardia pero él sólo pudo intentar darte un golpe con la red enrollada en una trenza. A pesar del grosor de la cuerda eso no era tan incisivo como un látigo así que no hizo más que chasquearte los músculos.

    Decidiste moverte. A pesar de que no sabías como usar el arma tampoco eras un ignorante por lo que sabías que debías tratar de ensartar a tu rival así que eso hiciste. Incluiste algunos giros de muñeca pues tenías temor de que tu oponente usara su red para desarmarte, pues sería muy fácil si enredaba tu tridente ya que no era fácil manejarlo. Álvaro se mantuvo saltando hacia atrás para evitar ser golpeado.

    —No está nada mal, eh. Te mueves bien y tienes un físico envidiable para la tarea —te confesó el joven—. Esto sin dudas le gustará a la gente, todo lo nuevo les gusta, ¿sabes? Además tienes que estar cómodo con el arma. Un día vi en la arena un sujeto con una pala, sí señor. —Te detuviste al oir la palabra y prestaste atención—. Los campesinos estaban enloquecidos cuando lo vieron salir con su pala plateada, qué buen detalle. El viejo Casius no se esperó jamás enfrentar a un rival con esa arma y recibió varios palazos que lo dejaron con moretones por unos cuantos días. Claro que al final Casius ganó y el sujeto de la pala quedó suplicando piedad en el suelo. Ah, pero la gente respondió. Estallaron en vitores hacia él —Álvaro agitó la red sobre su cabeza e hizo ademán de grito— "¡Salve la palaaaaa!" gritaban, jaja. "¡Que entierren mi cuerpo con esa pala!" decían. Al final, no quedó otra opción más que perdonarle la vida, todo gracias a la pala.

    Atacaste algunas veces más, pensando lo que decía el sujeto. Se lo notaba cansado, respirando con dificultad. Siguió hablando.

    —Para el próximo combate el sujeto ya no fue con la pala, su entrenador le debe haber dicho que era una pésima idea, así que fue con una espada, como la mayoría. Y murió, obviamente.

    El remate de la historia te detuvo en seco. Álvaro volvió a ondear su red, abriéndola lo más posible.

    —A lo que voy, y esta es otra enseñanza, es que no hagas siempre lo que te digan. En la arena nunca triunfaron los gladiadores obedientes. Los que llegaron lejos eran los que desafiaban a su dóminus, los que sabían que su verdadero amo era el pueblo y que debían complacerlo y luchar por ellos.

    Tu contrincante se prepara. Esta agotado, aún no lo has golpeado pero lo tienes totalmente dominado. Parece que intentará arrojar la red y el combate dependerá mucho de eso. Hasta ahora has hecho un excelente trabajo pero, ¿podrás enfrentar la precisión de un sujeto experto con la red? ¿Lograrás vencerlo a estocadas con ese tridente?

    (Un dado de 2o)

    Iulian Amelie Rundus Fustus Gigavehl Génesis Insane

    Gedric los vio prepararse y ponerse en posición de combate. Génesis confió su suerte a sus conocidas dagas, mientras que Rundus y Iulian decidieron probar algo nuevo. Rundus quiso probar su fuerza recientemente entrenada pero al parecer sus músculos no querían reaccionar esa mañana pues ese mandoble pesaba una barbaridad, a pesar de ser de madera. Iulian, por su lado, tomó la red y el tridente con tanta mala suerte que cuando se dio la vuelta se tropezó y fue a clavar el tridente de madera en la entrepierna recién acomodada de Gedric. El gladiador reaccionó rápido y movió su muslo para desarmar a Iulian. El tridente quedó en el suelo y la cara del nórdico era un rictus de dolor.

    —Mejor sólo ve con la red, amigo —masculló entre dientes.

    Iulian no sabía como pedir disculpas a pesar de que su compañero le decía que no había sido nada. Cualquier golpe en la entrepierna era molesto pero una ensartada con un tridente aunque fuera de salva debía ser totalmente doloroso.

    Así que, Iulian detrás de Gedric con la red en la mano y Rundus con Génesis codo a codo, con un objetivo fijo que era Gedric, alguien con habilidades totalmente desconocidas, ya que Iulian estaba en la retaguardia.

    Génesis se lanzó primero, como un torrente, confiando en su velocidad. Vio a Gedric moverse veloz también, adivinando sus intensiones. Él no buscaría escapar, a pesar de saber lo letal que podría ser un dagazo de madera en la cara, confiaba en que golpearía primero por llevar ventaja con un arma de mayor calibre.

    Junto a Génesis fue Rundus, a buena velocidad también, intentando levantar un mandoble que parecía hecho con la madera más pesada del continente. Lo cargó listo para descargarlo ni bien tuviera al gladiador al alcance.

    La espada de Gedric fue al pecho de Génesis. Las dagas de ella a las costillas de él. Ambas armas acertaron. Las costillas del tipo parecían ser de un material parecido al hierro pues las manos de Génesis rebotaron hacia atrás. Así mismo, el ataque de Gedric había sido muy cuidado, no fue un golpe sino un brusco empujón que hizo rodar a la chica por el suelo. Rundus descargó su mandoble mucho antes de que Gedric llegara y falló. Con saña, Gedric le devolvió un cachetazo al cuello. No fue dañino pero sí muy doloroso. Algo tenía en contra del joven aprendiz.

    Génesis volvió a atacar con rapidez y Gedric se defendía. Le estaba costando un poco cubrirse de ambas dagas y volver a la ofensiva pero era un gladiador experto y no se agotaría, cosa que le estaba pasando a la chica a pesar de su gran aguante. Rundus, con la fuerzas vencidas, no lograba ponerse a la altura de la situación y apenas podía hacer patéticos barridos con su gran espada.

    Entonces, algo les llamó la atención a los tres. Iulian, que no había hecho nada más que pensar algo que fuera útil para su compañero, estaba probando la red. Era la primera vez que tenía una como esa en las manos y no sabía qué hacer más que arrojarla y esperar pescar a alguien. La llevó y la trajo de una mano a la otra, la abrió, sintió su peso acomodarse en sus manos y fluir como el agua. La hizo girar al costado izquierdo mientras ganaba gran velocidad. La cambió de costado, hacia el derecho, con maestría, sin dejar de girarla. La elevó hacia el cielo y la red giraba y se abría como una flor, las cuerdas bailaban entre los dedos del joven y parecía susurrarle que la lanzara, que atraparía al mundo entero con ella.

    —Oau —oyeron gemir a Gedric, impresionado. Y no era el único, ni Rundus ni Génesis podían moverse y dejar de sonreír al ver a Iulian mostrar tal desempeño con ese elemento. Casi parecía estar brillando.

    Entonces la red voló por los aires, muy alto. Y cayó. Y atrapó. Atrapó el pie derecho de Génesis, quien se deshizo de ella de una patada y volvió a ponerse en guardia contra Gedric.

    Iulian estaba devastado. Después de haberse sentido tan bien con la red tener tan mala puntería era un desastre. Sólo le quedaba una opción para seguir en el combate y era tratar de recuperar la red, cuerpo a cuerpo, exponiéndose a cualquier ataque de sus contrincantes.

    Rundus, agotado, sabía que no lograría nada con el mandoble, sus músculos ya no podían con esa arma y estaba agotado. Podría tratar alguna artimaña para inclinar la balanza a su favor o quizá lo mejor sería no entorpecer aún más el camino de Génesis.

    Genesis, que guardaba todo el aire que podía, se sentía totalmente apabullada por la resistencia de Gedric pero podría quedarle alguna carta por jugar. Si lograba atacar y desarmar a Gedric, Iulian no sería ningún problema ya que no tenía armas.

    Gedric sonrió con picardía, apretando con firmeza su arma

    (Hagan lo que quieran y tiren uno de 20)
     
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    La historia del tipo de la pala me tocó bastante profundo.

    Pico ¿Serás igual de venerado? Una vez más, y esta vez fuera de las minas, dependeré de ti para sobrevivir. Nuevamente. Vivo por ti y gracias a ti...

    Atravesaré enemigos. Atravesar escudos y ensartar cráneos.

    Lo quiero. Lo quiero ahora. Me volveré loco sino lo vuelvo a tener en mis manos.
    Sentir su peso y destruir rocas hasta cansarme...

    ...
    Acabemos con esto. Este tridente ha sido más de confianza que una espada, y agradezco el cambio para mejor.

    Álvaro. El mismo dijo que no lograría mucho lanzando su red mientras tenga el tridente. ¿Qué planeara?

    Él está agotado. Pero sigue moviéndose haciendo su actuación hacía un público imaginario.

    Reajusto el agarre del tridente en mis ambas manos. Ganaré.
     
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    Por supuesto que debía de pasar aquello —Es evidente que la patrona de los gladiadores, quiere enseñarme una lección— dijo avergonzado, sabía que se había vuelto a sonrojar de vergüenza ante lo que le había hecho a Gedric con el tridente. No intentó ni levantar el arma, podía hacer algo mucho peor si lo intentaba—Has elegido el compañero mas abandonado por la diosa Fortuna—

    El entrenamiento había iniciado y le había impresionado lo rápido que era Gedric, no nada mas era fuerte; esto le dió la oportunidad de probar suerte con la red; al inicio parecía que estaba en sintonía con la red; pero su puntería era fatal, menos mal no había tomado el arco.

    —¡Pero claro! Mi puntería se limita a golpear por accidente a mi compañero— avanzó sin dudarlo, era un entrenamiento pero no planeaba dejar a Gedric solo —Espero que cada golpe me haga mas fuerte— dijo intentando recuperar la red sin separar la vista de Génesis y Rundus, se sintió como un niño corriendo a recoger una moneda frente a una carreta tirada por caballos. Si aquello funcionaba la menos podría volver a intentarlo, si no funcionaba al menos esperaba servir como piedra a Gedric quien estaba haciendo todo el trabajo.
     
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    Movió la cabeza de derecha a izquierda. El gladiador sin duda tenía fuerza... no debía dejarse atarapar. Miró de soslayo a Iulian pero no le tenía mucha fe, subestimándolo quizá mientras jugaba con ambos artefactos de madera en forma de daga entre sus dedos, flexionando levemente las rodillas de nueva cuenta para echarse a correr hacia Gredic, utilizando el espiral de cuchillas como movimiento final, pasando por el lado izquierdo de Iulian, dirigiéndose exclusivamente hacia Gredic, como un punto fijo, un gladiador que la incitaba a vencer.
     
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    M-Maldita sea, si yo hace unos minutos sentía bien la Mandoble... ¿Porqué tiene que pasarme esto? Argh, no importa. Tuve que clavar el arma de madera en el suelo para reposar y ver el resto de las acciones, si no podía estar pendiente, entonces tenía que estudiar el entorno, si Gedric iba sobre Génesis, centrando su atención a ella, esta parecía ya ir con todo sobre Gredic y ahora, Iulian parecía ir a capturar a Génesis, la estrategia de Iulian estaba al descubierto, no tardé mucho en notar sus intenciones, por lo que esperé el momento adecuado a la par de haber reposado unos momentos, y concentrado. Levanté el Mandoble por mucho que me dolieran los músculos y cargué contra Iulian antes de que intentase hacer algo más.
     
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    SacriDH

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    No sabes qué espera hacer Álvaro pero estás confiado y vas a ir por él. Te abalanzas con el tridente preparado para lo que sea y ves que el sujeto lanza la red, maravillosamente.

    El elemento se abre en el aire como una nube de tormenta y cae sobre ti. Levantas el tridente lo más que puedes. La red había sido arrojada tan bien y con tanta fuerza que al caer te desarma dejando tu tridente en el suelo enredado entre un montón de cuerda. Lo bueno era que no habías quedado atrapado. Ves a Álvaro quien frunce sus hombros. Ambos están desarmados.

    —Aquí es donde me matas —comentó riendo—. No puedo luchar contra ti cuerpo a cuerpo, me harías pedazos. Pero yo sobreviviría en la arena pues le rogaría al público para ser salvado.

    Te pareció una actitud válida aunque muy rastrera.

    —Algo a tener en cuenta es que si ambos usamos elementos llamativos la gente ya no estará tan a favor tuyo sólo por eso, sino que buscará algún vencedor. Las espadas son aburridas pero si vamos al caso son las que hacen salir la sangre y eso a la gente les gusta. Al final podrían terminar pidiendo que nos ahorquemos con la red o que me pinches con el tridente hasta desangrarme. Trata de no perder nunca tu arma, la suerte no se entrena pero puedes siempre consultar a los dioses para ver si te escuchan, jaja.

    El entrenamiento está terminado. Te sientes algo más hábil con el tridente.

    ¡Ahora puedes utilizar Aturdir con cualquier elemento de carisma!
    ¡Puedes usar Arremetida Ascendente con lanzas, tridentes o bastones!


    Guardas tus elementos y Álvaro se te acerca.

    —Tengo hambre. ¿Vamos a comer algo?

    La pregunta te revuelve el estómago. Es cierto que quieres volver a probar esas delicias de la cocina pero te sientes mal por lo ocurrido anteriormente, no sabes si acompañarlo o no. Si no lo haces puedes decidir hacer cualquier otra cosa como ir a entrenar tu cuerpo, ir a la herrería o incluso acercarte a alguna gente, cerca de allí ves algunos conocidos entrenando también, Iulian y los demás parecen estar terminando su sesión.

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    Se echan miradas comprometidas los cuatro. De todos, sólo Gedric parece estar tomándoselo con calma y es normal, para él es otro entrenamiento de tantos.

    Iulian aprovechó que Génesis y Gedric estaban enzarsados en combate y se arrojó a buscar la red. Caminando, luego trotando y al final rodando sobre su cuerpo en el suelo de cemento para recuperarla. Rundus lo vio pero estaba demasiado agotado para ir por él a tiempo.

    En cuanto tomó su arma, Iulian se giró para ver a Gedric empujando a Génesis para quitársela de encima. Era el momento. Iulian acomodó su red, con cuidado, dispuesto a atrapar por completo a la chica.

    Por su lado, Rundus, por más que trató no pudo levantar el mandoble. Simplemente el arma no parecía querer cooperar. Así que, haciendo uso de la resistencia que le quedaba corrió con el mandoble rayando el suelo, directo hacia Iulian. El joven, preparado para arrojar la red, recibió un espadazo viniendo desde un costado justo en la mano, cosa que lo obligó a soltar la red cuando no estaba completamente lista.

    Génesis, quien chocaba una y otra vez contra el duro roble que era Gedric, intentó arrojarse a todo o nada. Tomó distancia y corrió, con su cuerpo temblando listo para contorsionarse en un espiral de pura habilidad. Entonces recibió la red justo en su costado izquierdo, inclinando su cuerpo hacia un costado y apresando su brazo. Antes de caerse dio un medio giro, apoyó su mano libre en el suelo y pateó al aire. Gedric, sorprendido, levantó su mano para detener rápidamente esa torpe patada pero calculó mal y recibió un puntapié en la nariz, que empezó a sangrar al instante. El gladiador, en una actitud de nerviosismo que no conocían hasta el momento, se limpió la sangre y presionó rápidamente su nariz. No tenía nada pero su mirada su posó enardecida en Génesis.

    Tenían la leve impresión que algo había pasado pues los que estaban en la misma sala que ustedes entrenando también en combate se detuvieron y los miraban. Si habían llamado un poco la atención hasta ese momento hacer sangrar a un gladiador experto no ayudaba para que dejaran de hablar de ustedes.

    Lo peor es que sabían que era porque hubieran hecho tan bien las cosas sino más bien por suerte. Estaban exhaustos ya los tres.

    —Bien... Iulian, lo lamento. Tendremos que admitir la derrota —dijo Gedric.

    El joven no esperaba que le pidiera disculpas por eso, sólo era un entrenamiento, pero al parecer ese golpe lo había conmocionado bastante. Decidieron guardar sus armas.

    ¡Iulian puede usar Deslumbrar con cualquier arma de carisma!
    ¡Iulian puede usar Aturdir con cualquier arma de carisma!
    ¡Iulian no podrá usar nunca un Tridente!


    ¡Génesis puede usar Agilidad!

    ¡Rundus Fustus puede usar Carga!

    Cuando dejan todo ven a Gedric acercárseles. Ya no está tan sonriente como antes. Incluso ha dejado de presionar con su mirada a Rundus y ahora la presión es sobre Génesis. No es igual, parece molesto con la chica pero temeroso y decepcionado a la vez.

    —No sé que van a hacer ahora. Iré a descansar un poco y luego más tarde si quieren me encuentran en la cocina.

    A pesar de habló para todos Iulian sintió una rápida mirada de reojo hacia él. Obviamente quería hablarle.

    Pueden optar por opciones variadas, como ir a comer, a la mazmorra, a recorrer la casa e incluso a entrenar un poco más sus físicos. Pueden elegir hacerlo juntos o dividirse.

    (Ahora están un poco más liberados ya que entienden un poco más como funciona el tema. Pueden hacer varias cosas al mismo tiempo aunque recuerden que no pueden ir a la herrería, a la cocina y a las salas de entrenamiento al mismo tiempo, sólo pueden ir a uno de esos lugares y tirar el dado de 20. Pueden postear en la mazmorra o hacer cualquier otra cosa dentro de la casa además de ir a esos lugares, ya que no influye en el orden de los acontecimientos, es como si lo hicieran entre tareas.)
     
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    Monpoke

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    Nieto con la cabeza ante la petición de Álvaro. Debo recompensar mí actitud anterior.

    Si fui responsable de la pérdida de comida, debo pegar con comida o usando mí cuerpo. Cómo todo esclavo.

    "No. Luego, debo... Preparar, cosas".

    Sin siquiera dar una segunda mirada, me alejo de él tomando el camino hacia la zona de entrenamiento.

    Es una vergüenza. Incluso alguien como él, usando unas cuerdas, me desarmo.

    Me dije a mí mismo que no me permitiría perder el arma de nuevo, y fracaso. Fracaso continuamente.

    No sé que me haría falta. Me sentí bien con esa arma, la movia un poco errónea. Pero en mis manos se sentía bien.

    Aprender a usar armas. Sujetar, maniobrar y blandir...

    Primero calentare un poco con el entrenamiento, luego voy a ir a esa mazmorra a por comida.

    No comeré desde ayer. Pero aún tengo energía para un poco.
    Tengo que hacerlo.
    Por mí liberta. ¡Orgullo! ¡Santuario!
     
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    Amelie

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    Estaba tomando la red y preparándose para lanzarla nuevamente, intentando de esa manera ayudar a Gedric; pero un fuerte golpe en su mano logró que aquel intentó fuera en vano. Miró a Rundus mientras sujetaba su mano por el golpe —A la próxima mejor dame en la espalda—el dolor era agudo, fue mucho peso en un área delicada; pero nada que no se curara con un rato de descanso. Trataba de sonar tranquilo con su amigo pero la verdad es que estaba frustrado; no había podido hacer nada de nuevo, y eso en la arena hubiera significado su muerte o la de Gedric por su culpa. Se giró ante su compañero el cual sangraba de la nariz, esto lo dejó impactado, había embarrado de su mala suerte a Gedric o este había subestimado a Génesis.
    Admitir derrota; algo a lo que ya estaba acostumbrado, aún así le caló profundo; ni con un Gladiador experto parecía estar del lado ganador, se sintió apenado y decepcionado.
    —Eh Gedric; nos vemos en la comida— dijo antes de que Gedric se fuera a descansar; lo hubiera seguido en ese instante pero ahora sabía que había guardias en las habitaciones, seguro también quería descansar a solas un rato.
    Se dirigió a Génesis, estaba impactado de el daño que había causado a Gedric, sabía que la técnica que usaba con las cuchillas fácilmente podría darle la oportunidad de también atacarlo a él; algo que no hizo enfocándose en Gedric. La miró y un recuerdo lo hizo estremecerse; aquel día en la arena cuando aún desconocían quienes serían sus enemigos; Génesis le propuso a pelear a muerte; hubiera acabado con él en unos segundos. El escucho y la lanza sólo hubieran sido un simple adorno. "El día en la Arena; me dijo que le recordaba a alguien... ¿Quién puede ser tan desafortunado como yo" pensaba.

    Los miró; por primera vez en mucho tiempo, no quería hablar.

    Tenía un poco de tiempo antes de la comida; así que primero visitaría la mazmorra, estaba tan desanimado que no parecía pensar coherentemente, su resistencia no era buena, mucho menos su fuerza y su suerte estaba por los suelos al igual que su animo. Si salía con bien de aquel lugar, seguramente iría a buscar a Gedric en la comida, quería hablar con él sobre Rundus y Génesis; debía decirle que también podía confiar en ellos.
     
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