Self-insert Casa de jengibre

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Factummale, 16 Octubre 2018.

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    Factummale

    Factummale Straightn't

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    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Casa de jengibre
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3919
    Mira eso, es Halloween y yo aquí adelantándome a la siguiente festividad a las dos de la mañana jajajaja.


    Título: Casa de jengibre.

    Fandom: Mi vida...

    Palabras: 3817

    Personajes: Un chingo de gente (?

    Summary: Eli hizo un viaje y como no se acostumbra al horario aprovecha para preparar una sorpresa...

    Advertencias: Puta, locuras fuera de fecha xD, Además, son delirios, no esperen algo muy apegado a la realidad, aunque lo intente muy cabrón con las personalidades, pero bueno, así es la vida.



    No había logrado dormir ni un solo segundo en todo el vuelo a España, si había cabeceado, pero tan rápido como llegaba el sueño este se iba cuando veía a su compañero de fila removerse y verse dispuesto a levantarse para ir al baño o estirar las piernas. No sabía en que estaba pensando cuando lanzó una moneda para elegir entre los dos últimos asientos que podía costear en ese vuelo, definitivamente necesitaba a su madre para organizar sus viajes.

    Salió del aeropuerto bostezando y cargando su equipaje, estaba muerta de sueño y lo único que deseaba era dormir unas horas, aunque el sol le pegase en la cara y al mismo tiempo sintiese la punta de la nariz congelada, por lo que, en ese preciso instante, a las 12.27 de la tarde, Elisa lo único que quería era echarse a morir

    Consiguió un taxi y le dio la dirección que le habían enviado por mensaje hace unas semanas. Allí simplemente se dejó dormir, ¿a quién le importaba no conocer al conductor?, ¿o el hecho de que estaba en un país desconocido y su única suerte era compartir el idioma?, pues, a la rubia esas cosas no le importaban, ahora lo único en su mente era reponer sueño.

    Apenas llegar al destino recibió una sacudida, se negó en un inicio, bueno, se negó a la vida hace mucho, pero ese no es el punto. Ya con la quinta sacudida dejo que le despertasen para bajar del auto y agradecer al amable conductor, el cual había entendido su situación y no le había molestado en nada, no le hablo, no puso música fuerte y no intento robarle o estafarle.

    Pagó lo que debía, aunque no terminó de entender el cambio, así que uso su vieja confiable, sonreír y asentir con la cabeza, esperando que no le estuviesen preguntando algo. Vio al auto alejarse mientras seguía sonriendo y asintiendo, añadiendo, a último minuto, un gesto de mano, para despedirse.

    Aunque al momento de ver al auto doblar en la esquina pudo volver al gesto de siempre, bostezando por la siesta y peinando levemente algunos mechones sueltos de cabello.

    Sintió el celular vibrar en su pantalón, un mensaje de Andy avisando que ya estaban llegando, sonrió levemente y saco una foto a sus zapatos, enviándola junto a una cara triste. Soltó una pequeña risa cuando recibió otra cara triste en respuesta.

    Guardó el celular en su bolsillo trasero y camino arrastrando su maleta hasta una banca cercana. Tras sentarse cerró los ojos un momento, aspirando el aire frío de España. Era feliz en ese momento, le gustaba escapar del sofocante e impredecible calor de Chile para refugiarse en el invierno español, le gustaba esa idea, vivir dos inviernos en un año era perfecto, claro que sufrir ese cambio en su sueño no lo era tanto.

    Y así se quedó un rato, mentiría si dijese que no se comenzó a quedar dormida, cabeceando un par de veces y abrazando su mochila con fuerza.

    —¡Manos frías!

    No alcanzó a reaccionar cuando sintió como su cuello se congelaba por un nuevo contacto, un escalofrió le recorrió desde ese punto hasta los dedos de los pies, volteando el cuerpo para saber quién le había tocado.

    —¡A-Andrea!, ¡Te he dicho que no hagas eso! —escuchó un regaño masculino acercarse —, ¡Elisa, de verdad lo lamento mucho!

    La extranjera la miró confundida, las mejillas rojas por el frío y la sorpresa de la pequeña broma, pero no pudo más que reír tras unos segundos, restando importancia al asunto con un gesto de mano.

    —We, nos conocemos desde 2014, no hay problema —comentó entre ligeras risas, Andrea sonrió emocionada y Pablo solo atinó a mirar a otro lado, molesto porque la actitud de su amiga sería perdonada así de fácil.

    Y tras una pequeña platica los chicos ayudaron a Elisa a llegar a la casa que estaría invadiendo, dejo sus cosas tiradas en la sala y se hecho a morir (de nuevo) en el sofá del lugar. De inmediato Andy le fue a hablar, sentándose en el posa brazos del mueble.

    —Vamos, es tu primera vez en España, no puedes quedarte allí a la... —hizo una pausa para mirar su celular —, 1.57 de la tarde, ¡tienes que turistear, que almorzar! —agitó los brazos para enfatizar las cosas, pero la rubia no respondió —, vamos, hay un lugar cerca de aquí con buena comida, sé que te va a gustar.

    Pero ella ni se movió, respirando tranquilamente cubriendo sus ojos con el antebrazo. No estaba durmiendo, pero estaba deseando hacerlo nuevamente.

    —Heeee, que le he dicho a Pablo que puede ir con David —comienza a quejarse, haciendo un ligero puchero —, y no quiero andar de mal tercio. Vamos, así les incomodamos las dos.

    Y con eso la chica se decide a levantar el brazo, mirando directamente a la castaña.

    —Si se me da la oportunidad, ¿puedo robar el auto de David y huir a la vida? —pregunta con una ligera sonrisa, sacando una risa a la otra chica.

    —¡Claro que puedes, Eliwis! —responde levantándose, para salir corriendo por todo el lugar en busca de sus cosas y así salir nuevamente al exterior, la mayor solo suelta un ligero suspiro, cansada de todo.

    Segundos después se levanta, palpando sus bolsillos para asegurar nada importante se ha caído, billetera y celular en el derecho de la chaqueta y cables enredados en el izquierdo, si, todo parece en orden.

    ------------

    Y tras muchas vueltas "turísticas" a la ciudad Andy le permite volver al lugar a descansar, solo que, de alguna forma que no entiende, el sueño le fue abandonando gradualmente, quizá por la idea de estar acompañada, cosa que le suele robar "energía vital", o porque su cuerpo ya había aceptado que no podría dormir más y había comenzado a soltar la adrenalina necesaria para mantenerle con vida.

    Así que cuando al fin abren la puerta de entrada ella ya está de mejor humor, claro que aún frunce con naturalidad el ceño cuando piensa, pero ya no se le nota molesta o irritada. Apenas entran los dos "nativos" se despiden, alegando que son cerca de las 2.30 de la mañana y que deben ir a clases al día siguiente, Eli no lo entiende del todo, claro que para ella son unas vacaciones comunes. Les da las buenas noches y sin problema alguno se lanza al sofá que le han permitido por esos días.

    Y las horas comienzan a pasar, primero llegan las 3 de la mañana, comenzó a escribir delirios, pero no los sintió como tal, después de todo, para ella aún era de día.

    4.00 am, estaba aburrida viendo vídeos de YouTube, una chica cuyo canal se dedicaba a intentar recrear postres impresionantes, fracasando en más de la mitad de ellos. De vez en cuando soltaba unas ligeras risas, mordiendo su lengua para no molestar a nadie. Claro que al ver un vídeo que había sido publicado en esa fecha, pero años en el pasado no pudo evitar que la bombilla de la idea brillase en su cabeza.

    Anoto un par de cosas en su celular y tras colocar una alarma se dignó a apagar la computadora, intentando dormir y regular el jet-lag que se había ganado por culpa del viaje.

    ------------

    Su alarma sonó con una melodía que, para ella, no tenía sentido, era una de esas que vienen con el teléfono y que a uno no le interesa cambiar o mover. Levantó el cuerpo y quedó sentada en el mueble, rascando su despeinado cabello y bostezando sin importarle nada, después de todo, calculaba que se encontraba sola a esas horas.

    Se levantó y caminó hasta donde había abandonado a su celular, el cual no había dejado de sonar insistente, apagó la alarma y tras enviar los pertinentes mensajes a su familia y amigos comenzó su rutina "mañanera"

    Se dio una ducha y se vistió con lo primero que topo en su maleta mal hecha, luego uso su computadora otro rato y para cuando le bajo el hambre así lo hizo, ligeramente, el sueño, pero se negó a caer y seguir durmiendo, ella era más fuerte que un horario mal acomodado, lo había logrado en sus clases universitarias, podía lograrlo contra el jet-lag...

    20 minutos más tarde, tras comer un cuenco de cereal, ya se encontraba tomando una siesta en el sofá, decepcionada de sí misma por no lograr su objetivo.

    Allí estaba muriendo, cuando la puerta se abrió y por ella pasó Pablo, arrastrando los pies y pensando en las montañas de cosas que debía hacer, claro que al ver a la chica dormir en su sofá su rostro cambió a uno más animado y divertido. Curioso por el hecho de toparse a la chica durmiendo tranquilamente a las 2 de la tarde.

    —Eli —le llamó sacudiendo ligeramente su hombro. No hubo respuesta —, hey, debes despertar, viniste a pasar tiempo con nosotros, no a dormir todo el santo día —No hubo respuesta, así que le sacudió más fuerte, hasta obtener resultados.

    —Wacho, te quiero y todo —comenzó a balbucear pseudo dormida —, pero no quiero nada ahora, así que deja morir antes de que me moleste —y el curioso mal humor volvía a las andadas. Claro que Pablo era insistente, en casos especiales, pero de serlo lo era.

    Así para cuando Andrea llegó a los pocos minutos el macho ya tenía despierta y almorzando a la otra, mientras ambos mantenían una charla sobre problemas existenciales y cosas por el estilo.

    —He —llamó la atención la rubia cuando termino de llevar su plato a la cocina, ya lo lavaría luego... probablemente —, me gustaría uhm... comprar, sí, me gustaría comprar un par de cosas —aclaró tomando asiento en lo que fue su cama la noche anterior, estaba al lado de Pablo que, a su vez, se encontraba junto a Andy —, ¿dónde queda el supermercado más cercano y a qué hora cierran?

    Le pregunta llamó la atención, ya que pensaron quería comprar algunos recuerdos para sus amigos y, definitivamente, el super no era el lugar indicado, la castaña fue la que se atrevió a preguntar.

    —Hay uno bajando un par de cuadras —aclara llevando una mano a su mentón en un gesto pensativo —, pero ¿qué necesitas?, se me hace curioso que quieras comprar en un super español, no creo que tengamos mucha diferencia con uno en Chile.

    La rubia sonríe ligeramente y se remueve en su sitio.

    —Ñeeeeeeee, no es la gran cosa —dice volteando a ver a la chica —, solo me interesaría comprar unos dulces y cosas así, para sobrevivir estos días.

    Los españoles parecen satisfechos con esa respuesta y a Elisa eso le agrada, así que antes de cambiar de tema lo último que se dice es que pueden ir en un par de horas, después de todo, misteriosamente se ha acabado el cereal favorito de Pablo ese día.

    ------------

    En el supermercado Elisa definitivamente se dedica a comprar dulces, ositos de gomita y paletas de caramelo, aprovechando al máximo algunas de las ofertas de fin de año que se van haciendo. Claro que en un momento preciso se pierde por otros pasillos, tomando un montón de cosas que no estaba segura de poder pagar, por suerte los gajes del mundo adulto responsable le proporcionan una tarjeta de crédito a su nombre, en la cuenta de su padre, por supuesto, ya le pagaría al llegar a Chile.

    Y como toda la ninja que no es se acerca a pagar intentando no llamar la atención de sus amigos, los cuales se mantienen ocupados en una pequeña discusión sobre cual marca de leche era la mejor, no se entera de quien la gana, pero la mueca que trae Pablo camino a casa le da una idea de ello.

    Llegan a la casa de los españoles y de inmediato Andrea se quita el abrigo, sacando luego un paquete de micro zanahorias y alzándolo en el aire, invitando luego a la Chile a conocer a la mascota de la casa, un pequeño y adorable conejo que solo había visto en fotos. La rubia no puede aceptar y encantadas las dos se meten al cuarto de la chica.

    El conejo es un amor, claro que le ha intentado morder tres veces y no quiere aceptar la comida que ella le ofrece, pero el simple hecho de pensar en lo peludo y adorable que eso le hace olvidar todos los rencores.

    Así pasan las horas, el sueño va ganando, pero se esfuerzan por mantenerse despiertos, o al menos así es el caso de los españoles, que solo pueden agradecer el hecho de que el próximo día no tienen nada que hacer, o eso decían, la verdad, Elisa ya no recordaba bien en que día de la semana estaba, valla, solo un día en España y su reloj interno se había ido a la mierda, me pregunto, como narradora, cuanto le tomara solucionar eso al llegar a casa, pobre cosita fea.

    Como sea, cuando ya Pablo y Andrea decidieron irse a dormir el plan de la chica tomo marcha, había estado de mal humor esos dos días y estaba segura de que eso continuaría hasta que se le pasase la wea, así que lo mejor era compensar la situación antes de que realmente le terminen odiando, porque positivo y negativo da positivo… o al menos en esta historia así funcionan las cosas.

    Fue hasta la cocina y saco todas sus compras sorpresa, doblo las mangas de la sudadera rosa que estaba usando y tras hacerse una trenza despeinada se puso manos en obra.

    Hacer masas para ella era algo fácil, claro que odiaba la parte en la que debía meter las manos y estirarla, pero el momento previo en el cual batía los huevos, media las cantidades y colocaba las esencias al gusto era todo un placer personal. Además, ya no estaba en su casa, donde su madre vigilaba con sumo cuidado cada receta que se decidía a hacer, respirando en su cuello cuando intentaba hacer galletas y luego se le antojaban algunas, así que se sentía más libre y tranquila, claro que allí el único problema era que si hacía mucho ruido podría despertar a los dueños de casa y si se planea una sorpresa lo menos que se quiere hacer es gritar antes de que el invitado de honor llegue a la fiesta.

    Así que mantuvo todo en bajo perfil, claro que en esa casa no había moldes de galletas, eran dos estudiantes universitarios, no esperaba que se sentasen a hacer galletas o cosas por el estilo, así que tuvo que valerse por habilidades que no estaba segura tenia para poder hacer figuras geométricas, ya les decoraría luego y les daría más personalidad.

    Metió una tanda al horno y cruzo los dedos, pidiendo a los dioses de la repostería que hicieran su magia. Ya con ese mini ritual listo se fue a lavar las manos nuevamente, aunque de todos modos se las ensuciaría cuando ponga la siguiendo tanda de galletas.

    Hizo glaseado, dividiendo en la cantidad de colores a usar, no serían muchos, porque luego la flojera de limpiar le ganaba en más de un sentido. Cuando estaba terminando de tintar un negro su celular hizo un sonido pequeño y suave, sonrió y dejo de revolver para revisar las galletas, se veían doradas y perfectas, abrió el horno y con cuidado, apoyándose de un guante de cocina, sacó la bandeja, de inmediato el olor dulce le golpeo los sentidos, su estomago hizo un ruido, se permitió probar la primera y más deforme de las que hizo.

    Sus mejillas se coloraron de la emoción y sus ojos brillaron igual, hace mucho que no probaba esa receta, desde que su abuela estaba con vida, la verdad, por eso no pudo evitar pensar en esas cosas, cuando iba a su casa en esas fechas y llenaban todo de manualidades con la temática navideña, convirtiéndola a ella y a sus primas en los Umpa-Lumpa perfectos, haciendo adornos o galletas y postres para la noche navidad.

    Se limpió unas pocas migajas de los labios y vio la galleta a medio comer, la quería probar con glaseado, pero iría en contra de sus principios meter una galleta con babas en la mezcla… aunque claro que podría usar una cuchara, se golpeo mentalmente por no pensar en eso antes y fue por la cuchara que en ese momento usaba para revolver el negro. Solo puso un poco en el lado que no había mordido y espero a que se secase, mientras coloco la siguiente bandeja y termino de hacer el color faltante.

    Y de repente la noche paso a ser día, Elisa se encontraba sentada en la mesa de la cocina, frente a ella una desnuda casa de jengibre un poco chueca y algo mal proporcionada. Solo se podía ver el glaseado que unía las paredes y techo, de color blanco y simulando, de alguna forma, nieve caída.

    Y no solo eso, las galletas habían tomado nuevos colores, todas eran de jengibre, pero no había muñecos, si no que se podían ver en algunas unos diseños de pokéball, otras trifuerzas y, ¿por qué no?, un par de coronas del Kindom Hearts. Algunas galletas estaban manchadas con otros colores o simplemente tenían algunas partes corridas, pero eso no les quitaba nada lo especial.

    También se podía ver una segunda casa de jengibre a medio armar, solo contaba con tres de las cuatro paredes y, obviamente, el techo también hacía falta. Aunque, si contabas bien, se podía ver las piezas para una tercera casa, solo que un poco más pequeña que las otras dos.

    El primero en encontrar a la chilena en ese estado fue Pablo, el cual había despertado por el repentino olor dulce que estaba invadiendo el lugar y guiado por la curiosidad fue hasta la cocina para saber que pasaba. Grande fue su sorpresa al verla allí, durmiendo y rodeada de dulces caseros, aunque eso le dio un nuevo sentido a la curiosidad del día anterior y al recelo con el cual guardaba sus compras, sin permitir a ninguno de los dos ver los dulces que había adquirido esa tarde.

    Sonrío levemente y con paso suave caminó hasta la mesa, estaba por tomar una de las galletas, pero una nota le llamó la atención y le hizo detener sus intenciones.

    “Wachos, sé que la Eli del futuro estará dormida para cuando vean esto, así que solo diré que tengo contadas las galletas, así que si sacan una me enteraré y no será bonito :)

    Con cariños, Eli”

    “P.D: No son navideñas porque se David odia la festividad y puedo oler que vendrá hoy de visita y eso, adiós :D”

    No puedo evitar reír al terminar de leer, eso sonaba a ella en todo su esplendor, mejor dejarle dormir tranquila, ya despertaría y podrían comer juntos todo lo que había hecho. Así que tras dedicarle una última sonrisa a la chica y darse media vuelta volvió con paso tranquilo a su cuarto, dispuesto a retomar el sueño, ya invitaría a David más tarde, para cumplir la “profecía” de la chica.

    ------------

    Cuando Andrea despista una hora más tarde es guiada por su rutina de la mañana, peinarse un poco y luego ir a la cocina a desayunar algo, claro que se encuentra adormilada e ignora en un principio el ligero cambio en el ambiente, como el olor a chocolate o el de los dulces que esta inundando el pasillo, no es hasta que entra a la cocina que cae en cuenta de que, al parecer, Elisa tuvo una noche de lo más ocupada.

    Su mirada se ilumina y el hambre de inmediato le hace un llamado, el instinto casi infantil de cometer la travesura de comer una de las galletas que se encuentras en distintos platos, ordenadas por el diseño. O el placer culposo de simplemente darle una mordida a la casita de jengibre y verla desmoronarse ante sus ojos. Pero reprime los pensamientos, conociendo la posibilidad de que la chilena se moleste por la osadía, aunque el hueco de la idea muerta da espacio a una nueva.

    La castaña solo sonríe antes de doblar la manga de su pijama, si a ella le daban una sorpresa así nada le decía que no podía dar una sorpresa de vuelta.

    ------------

    —Joder —le llama la atención una maldición cercana, pero no abre los ojos, solo se mueve un poco de la incómoda posición en la cual durmió ese día —, estúpida menta, quédate en tu lugar.

    Bueno, esa expresión si le llama del todo la atención, abre los ojos y de inmediato frota uno con la mano derecha, estirando el cuerpo. Cuando volvió a encogerse en la posición inicial miró a la mesa, contando mentalmente las galletas que tenía en frente.

    —Y con esa son 27… —murmura aliviada, una sonrisa en su rostro al ver que su nota si ha funcionado.

    Allí es cuando recién se digna a mirar a su alrededor, viendo a una muy concentrada Andy trabajando en la encimera del frente, dándole la espalda, se le nota concentrada y con unos ligeros temblores, como si en ese momento no pudiese hacer nada más que concentrarse en su trabajo.

    Ello le llamó la atención, ¿qué le tendría tan concentrada?, decidida a averiguarlo se levantó de la silla, procurando no hacer ruido fue caminando hasta la chica.

    Su boca se abrió por la impresión, feliz del regalo que Andrea le estaba dando, ella era pésima para decorar casas de jengibre, por ello le hacía feliz la iniciativa de la chica.

    —Espero que te lavases las manos primero…

    La española da un respingo y voltea a mirar a la chilena, frunciendo primero el ceño, pero relajando el gesto de inmediato para plantear una mirada decidida.

    —Claro que lo hice —declara volviendo a intentar pegar el caramelo, el cual solo cae ante ellas en el plato —, argggh, algunas cosas son imposibles.

    —No lo son, niña —dice yendo a lavar sus manos, para luego volver a ayudar a la ojioscuro —, debes esperar a que el glaseado seque cuando le pegas el adorno —explica tomando el dulce y colocándolo conde se encuentra la mancha del glaseado, dejando la mano allí unos segundos antes de retirarla y mostrar como se había quedado perfectamente en su lugar —. Piensa en que mientras más le pongas, mas tardará en secar y será más pesado.

    Y tras recibir un asentimiento de parte de la chica para ver como se pone manos a la obra con su arte la mayor se decide a preparar una taza de café, necesitaba la energía si quería pasar el día de mejor manera. Aunque mantenerse horneando toda la noche si le había ayudado a bajar un poco el sueño. Además, ahora no podía dormirse, debía quedarse despierta para que todos pudiesen compartir esa pequeña y dulce sorpresa que había preparado para sus amigos de internet.
     
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    Awwww, vale, me he muerto de amor, ayuda. Cuando decías que estabas escribiendo un fanfic navideño sobre nosotros me imaginaba algo como lo que siempre hacemos, colocarnos a todos los roleros en un ambiente cercano y crear alguna que otra historia cute o graciosa. ¡Pero me sorprendió mucho que estuviese enfocado en la visita que nos harías a Pablo y a mí! Leerte ha sido como imaginar esa situación y realmente me ha dado mucha ternura de solo pensarlo.

    Así que Eliwis se viene a España durante la época navideña a nuestro piso en Sevilla y en vez de disfrutar del nuevo lugar se queda frita en el sofá, lo veo. En verdad yo también estaría en plan pereza pero como viene una amiwi de otro lugar pues me gustaría aprovechar todo lo posible. Así que sí, me veo insistiendo en sacarte al exterior a que te de el aire (??) Creo que no hiciste Ooc con ninguno de los dos, nos conoces bien a ambos como para perder ese miedo a crear personalidades distintas, así que tranqui :D Lo de las manos frías en las mejillas es muy yo omg, me captaste (?) Y no me esperaba la aparición de Eve awns, ternura. Seguro que no te mordería, no suele hacerlo, pero eso tú no lo sabes obviamente (?) Le caerías bien a esa bola de pelo.

    ¡Y awn, el final! Probar dulces de la kohai en vivo sería tan guay, y encima me enseñas, mírame ahí con lo desastrosa que soy haciendo un dulce. Seguro que me estaba quedando horrible pero te lo comerías igual y dirías que está bueno... para luego tener que llamar a la ambulancia (?) Okno, JAJA.

    En fin, fue una linda sorpresa leer esto. No mencionaré los errores por estar escribiendo a las tres de la mañana, pero te aconsejo releerlo solo para darte cuenta de los dedazos que tienes por ahí por eso, tener sueño (?) Ojalá te animes a escribir más sobre todos nosotros, se te da chachi <3

    ¡Hasta otra!
     
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