Historia larga Cartas a Rusia

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Yoko Higurashi, 29 Agosto 2016.

  1.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    Título:
    Cartas a Rusia
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1745
    Nota de Autor: Hola, bueno, primero les agradezco si se encuentran leyendo esta historia que debo aclarar no es la mejor del mundo y tiene muchos fallos que ahorita les iré explicando. La historia se suscita en el año 2015, ¿Por qué? Porque fue la época en que yo la escribí en papel, actualmente la estoy pasando a computadora. La historia se maneja como un tipo diario, así que aunque este escrito en primera persona traté de llevar la trama como si fuera una chica escribiendo un diario/cartas al chico que le gusta; la historia actualmente no tiene final (y dudo hacerle uno) pero sentí una lastima que nadie fuera capaz de leer esto. Hay partes donde la chica irá anexando conversaciones que tuvo en el pasado con fechas, pero para evitar confusiones, agregaré un título a cada nota (como nombre del capítulo) que estará relacionado con cosas que estaba viendo o escuchando la chica mientras escribía eso, así que aunque vean una fecha diferente en el miso capítulo, es parte de lo que la chica está anexando en la misma fecha que está escribiendo.. Aclarando todo esto, les dejo aquí esta historia.


    Cartas a Rusia


    I
    Perfect Blue


    Martes 28 de Julio del 2015


    Pienso en eso como una flecha atravesando mi corazón: lentamente, con suavidad, dulce y a la vez doloroso, ¿Qué es? ¿Lo sabes? Ni yo lo sé, pero siento la forma en que me domina, en que me lleva a un éxtasis extremo que mueve la balanza entre la alegría y la tristeza, transportándome al pasado de manera estrepitosa.


    19/10/2014— Elena, antes de que leas esto, por favor no me lleves la contraria, sólo lee, es lo único que pido.


    Es verdad, si te quería y esos sentimientos se hicieron más grandes cuando seguimos viéndonos con los días; sí, acepté casi todo de ti, excepto el hecho de que eras cortante o a veces no correspondías a lo que decía. Me enamoré de ti sabiendo que podía faltar a una promesa que hice. Cierta culpa me corrompía y me ponía a pensar qué hacer, después me molestaba mucho el hecho de esas actitudes que agarrabas cuando algo no te parecía y el hecho de dudar a cada rato de nuestra relación, era algo que simplemente no me gustaba.



    Sabiendo esto, y si te pedía que fueras mi novia, sé que la relación la iba a terminar yo, tarde o temprano, e iba a ser más doloroso para ti. Así que por eso nunca te lo pedí y te decía que en el lugar correcto o que aún no era el momento. La promesa seguía molestándome y era porque en realidad quiero eso, cumplirla.


    Antes cuando iba a terminar una relación, pienso que la mejor manera de terminar es irnos alejando poco a poco hasta que se pierda el encanto y decir un “hasta aquí”, y ella no salía tan herida y sí me funcionaba; pensé en hacer lo mismo contigo, pero sabía que como tú eres más delicada, no iba a ser fácil. El plan comenzó y parecía ir bien hasta el día en que te conté parte de mí, no pude decirte en ese momento lo que ya era evidente, porque no quería lastimarte demasiado, así que se alargó más la historia hasta hace unos días.


    Todo iba bien hasta que la persona de la promesa me contactó y quedamos de vernos al día siguiente. Al encontrarnos de nuevo, sucedió lo de la primera vez que estuvimos juntos, sólo estar al frente de ella: el miedo y la alegría, se juntaron al mismo tiempo; era evidente, los sentimientos de los dos seguían igual como cuando nos vimos por primera vez, sabíamos que la promesa seguía en pie, pero otra cosa me pasó por la mente, fuiste tú.


    Ya en la tarde seguía pensando qué hacer y decidí no darte más esperanza de que la relación iba a seguir, sabía que te iba a lastimar de alguna forma u otra pero era lo mejor para los dos.


    Así que te ignoré y no quería encontrarme contigo para que ese sentimiento que tienes o tenías por mí no se fuera haciendo más grande, pero por lo visto ya era tarde. Me sigues gustando pero ya no como antes, no quiero terminar con nuestra amistad ya que eres una chica muy diferente, ya no quiero mentirme más y ya no quiero lastimarte más de lo que ya hice.


    Ahora sabes el verdadero porqué de los últimos eventos. Me siento culpable de haberte lastimado y sé que no me perdonarás pero mi amistad ante ti sigue en pie. Insúltame, ignórame o haz lo que quieras, pero es un peso que tendré que llevar encima cuando te vea de nuevo. Si deseas saber algo más, sólo dime, ya no tengo nada que esconder.


    Espero que te recuperes lo más pronto posible Elena.


    26/02/2015— No quiero demostrar nada o algo parecido, más que sólo decir lo que pienso de ti y nunca te dije.


    Elena:


    Cuando vi a esta chica por primera vez, me dio curiosidad.


    Cuando la oí cantar, me sorprendió ver su “alegría”.


    Cuando le hablé por primera vez, sabía que era diferente.


    Al conocerle, me agradó su compañía.


    Al conocerle, sabía que ella sería una parte bonita de mi historia.


    Al conocerle, sabía que tenía que protegerla.


    Acercarme y hablarle, me hacía feliz.


    Acercarme y darle un beso, era una sensación agradable.


    Acercarme y abrazarla, me daba tranquilidad.


    Jamás pensé, que me gustaría una chica tan rara como yo y yo a ella.


    Jamás pensé, que tendría que protegerla de mí mismo.


    Nunca fue mi intención lastimarla.


    Nunca inicié mi juego con ella.


    Nunca le dije que fuera mi novia.


    Me arrepiento, de haberla lastimado.


    Me arrepiento, de haberme alejado de ella.


    Me arrepiento, de ser como soy.


    El tiempo pasó, y nunca me le declaré.


    El tiempo pasó, y yo la lastimé.


    El tiempo pasó, y hasta ahorita le hablé.


    Le pido perdón, por hacerle sentir dolor.


    Le pido perdón, por ser como soy.


    Le pido perdón, por lo que le daré (un abrazo).


    No espero que con esto ella me perdone.


    No espero que con esto ella me vuelva a hablar como antes.


    No espero que con esto ella me quiera de nuevo.


    Ella es la chica que más problemas me ha traído.


    Ella es la chica que me hizo cambiar. Pero, sobre todo, ella es la chica que deseo abrazar de nuevo.



    Como he dicho, no quiero insinuarte nada (aja sí, claro) pero me siento tranquilo al escribirle esto a una de mis mejores amigas. Si quieres no contestes y sólo ignora este mensaje, pero por lo menos ya sabes lo que pienso.


    ¿Cómo debería sentirme? Los recuerdos atraviesan mi ser, como si no pudiera ser libre de ellos, como si en mi interior aún deseara esta tortura, esto que parte mi corazón en mil pedazos.


    Entonces, tú, tiernamente llegas a mi mente y me haces sonreír; aún así, tu presencia no es lo suficientemente fuerte para apartar mis pensamientos, para liberarme, o mejor dicho, tal vez tengo miedo de que eso suceda.


    Si te vuelves más importante que él, ¿Qué poder tendrías tú sobre mí? Tú podrías herirme más que cualquiera y terminar de manera infinita las esperanzas que guardo en mi ser.


    Me gustas mucho, ¿Sabes? Me gusta tu sonrisa, tus ojos, tus manos algo toscas, me gusta tu voz, tu pelo, tus mejillas, tu risa, tu ansiedad, tu personalidad estricta, tu lado infantil, tu actitud a veces fría, tu vergüenza y la compasión que a veces sueles tener.


    Me gusta cuando me miras en silencio, haces que me ponga nerviosa, ¿Sabías eso? Adoro que me abraces, poderme sentar en tus piernas, que bromees conmigo y cuando a veces, muy a veces, besas mi mejilla. Me gustaría decirlo de forma más sincera, de frente, pero es difícil, porque realmente me gustas.


    No, no te amo, no quiero hacerlo, al final: ¿Qué es el amor? Sentimientos intensos del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo. Eso dice el diccionario; me pregunto si yo, alguna vez, realmente he estado enamorada o si acaso me he estado engañando a mí misma, ¡Es tan complicado! Tal vez no me entiendas del todo, ya que siempre he sido más emocional que tú.


    Realmente no quiero saberlo, en el fondo lo sé, le temo a este sentimiento, más de lo que imaginas. Temo a depender, a fallar, a sentirme devastada, a no ser correspondida, a volver a llorar; y me doy cuenta que no estoy hecha para eso.


    Nunca he sido fuerte, por más que intento, no puedo ser fuerte. Me siento inútil y aterrada ante la vida, y soy capaz de llorar por las cosas más tontas, de deprimirme, de esconderme, de sentirme sofocada y sola. Lo siento, sé que suena como si me hiciera la víctima, y quisiera no fuera así, a veces quisiera cambiar un poco de mí: ser más fuerte, más alegre, pero es muy difícil y sólo puedo vivir bajo un tipo de máscara.


    “¿Puede una persona así tener derecho a amar y ser amada?” A veces pienso eso, por eso cuando me dices que no me enamore de ti, yo puedo decir con seguridad que no te preocupes, no tengo planeado hacerlo. ¿Sería bueno para mí amar a alguien que no quiere amarme?


    Tengo miedo, estoy sufriendo y no sé porqué, dime: ¿Aún estoy a tiempo de alejarme de ti? ¿Eso te afectaría? Sé que estarás bien, sé que no soy tan importante para ti, aún así me agradas, me caes bien, me gustas y te quiero, porque tú no me mientes y sé las condiciones en que me encuentro.


    No sé si soy capaz de alejarme de ti.
     
    Última edición: 29 Agosto 2016
  2.  
    Yoko Higurashi

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    Cartas a Rusia
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    Romance/Amor
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    II
    Ilusión de Amor

    Miércoles 29 de Julio del 2015


    Hoy amaneció como un buen día, o eso al menos pienso yo, aunque hace un poco de frío, mmm… eso o quizá me estoy enfermando.


    ¿Sabes? Sé que lo que voy a decir puede llegar a sonar extraño, pero a veces me conecto en el teléfono y te veo en whatsapp, aunque no te hable, para ver si te conectaste; es una forma de saber que estás bien, rara vez te atrapo cuando estás en línea pero ayer tuve suerte.


    Eran como las once la noche y aparecías en línea, me conecté y desconecté varias veces en el transcurso de la noche y fue una grata sorpresa ver que seguías ahí; creo la última vez que lo hice fue a las dos de la mañana, después de eso me fui a dormir, aún ahora me pregunto con quién estabas hablando o que hacías para seguir despierto a esa hora. De algún modo tenía la tonta esperanza de que por fin hoy recibiría un mensaje tuyo, pero eso es sólo soñar; creo que no sabré realmente nada de ti hasta que volvamos a la universidad.


    ¿Estás enojado conmigo? Quizá sólo me estoy inventando excusas para pensar eso, quizá sólo no soy una persona relevante e importante en tu vida y eso es todo, pero no puedo evitar pensar así, ¿Cómo decirlo? Creo que soy tan caprichosa e infantil que es ó sería normal que te enojes conmigo. Si es así, lo siento.

    “Puede ser que las estrellas brillen hoy, mañana el romance también se irá”.


    Creo que hoy tuve un buen sueño, pero por alguna razón no logro recordarlo.


    Realmente quiero hablar contigo, ¿Pero de qué? Mandaría un mensaje pero no creo que seas feliz de recibirlo, y ante esa idea prefiero no hacerlo y esperar, aunque sé que tú tampoco enviarás nada. No sé si reír o llorar.


    Mmm… tan distante. A veces me duele la cabeza cuando pienso mucho; últimamente me siento triste, desesperada, atrapada, a veces sólo tengo muchas ganas de gritar, de huir, de no saber de nadie, de desaparecer del mundo, ¿Conoces ese sentimiento? Sentirse solo y asfixiado al mismo tiempo.


    Siento mi corazón partirse en pedazos, a veces antes de dormir, y lloro hasta que no puedo más, hasta que siento que ya no puedo respirar, como si estuviera muriendo, como si estuviera vacía.


    A veces quisiera que alguien me abrazara, delicadamente, que permitiera que el aire entre a mi ser, que me volviera a la vida, que me hiciera feliz.


    Siempre he sido una amargada, o ya llevo mucho tiempo con este sentimiento, viviendo la vida desde una ventana empañada, envidiando lo que no puedo tener, anhelándolo fuertemente, casi con desesperación, y a veces me pregunto por qué para mí es tan difícil.


    Cuando le conocí, a aquel hurón, sentí que todo por fin cambiaba para mí, de manera positiva, y por eso me sentí muy feliz. Todo el día pensaba en él, quería hablarle, verle, tocarle. Hubo alguien que dijo que había cambiado, que me veía alegre, que él había ablandado mi persona, cambiado mi mundo, ¿Y sabes? Yo lo creí así y me sentí afortunada de haberlo conocido.


    Pero, a la larga, todo se volvió complicado. ¿Cómo decirlo? Él escribía mensajes (en facebook, en el celular, de skype) muy lindos, dulces, melosos.


    21/07/2014— Elena, sólo te digo que me eres una persona perfecta. Si fue mi destino o el tuyo encontrarnos, es por algo, no sé para que realmente. Solamente te quiero decir que estoy a tus pies, si necesitas algo, lo que sea, te voy a ayudar, nunca te fallaré, te cuidaré y sobre todo nunca te voy a odiar. Cuando me propongo algo no me doy por vencido, ¡Y me he propuesto conquistarte! Perdóname por decírtelo pero tu compañía me agrada demasiado, nunca me había sentido tan feliz. No espero que me creas pero haré todo lo posible para hacerte cambiar de opinión. ¡Te quiero mucho Elena!


    A veces me pregunto por qué le creí, por qué decidí confiar en él, me duele el corazón; dime la verdad, ¿Soy tonta, ingenua? Ese mensaje era tan cliché y aún así me hizo feliz, era la primera vez que alguien escribía algo así para mí. Soy tonta, ¿Quién sentiría eso por mí? ¿Cómo podría yo ser la causa de su felicidad?


    21/07/2014— La primera vez que te vi me fuiste muy simpática a mis ojos. La segunda vez que te vi, te oí cantar y me gustó tu voz, sabía que tenías algo diferente per no daba con qué era. Cuando te vi por tercera vez, fue cuando me hablaste, no sabía qué decir y contesté con lo primero que se me ocurrió, sentía algo raro pero preferí ignorarlo; tuve la suerte de que estuvieras al lado de mi salón y empecé a ver como eras, me resultó muy agradable tu forma de ser, para mí no eras rara, me eras tierna.


    Yo pensaba varias veces en hablarte o no, una parte de mí me decía que no te tenía que conocer, porque pensé que en cierto lapso de tiempo me lastimarías y no quería volver a mis orígenes, por eso quería asustarte y quedarme solo; otra parte de mí decía: “Inténtalo, puede que ella sea una persona que vaya a marcar tu vida. Al fin me decidí, ya que no quería vivir con este sentimiento de culpa, ya que para mí era muy fuerte aquel sentimiento, entonces te hablé. No me tomó mucho tiempo darme cuenta de que serías una buena amiga y estaba en lo correcto después de todo.


    Cada día que iba a clases, esperaba ansiosamente por ti, no quería mostrarme muy obvio y actuaba con tranquilidad. Cada vez que me abrazabas o caías en mis brazos, me gustaba, sentía algo hermoso, pero seguía confundido. Nuestra amistad fue creciendo más y más, me agradaba estar contigo, sabía que me gustabas pero no pensé que fuera tanto, no fue hasta el último día de clases que para mí fue más que evidente lo que sentía. Ya no tenía nada qué hacer ese día por ahí, pero quería verte de nuevo, por eso fui, mi idea principal era estar contigo y se cumplió mi deseo.


    En todo el camino quería ver si yo también te gustaba, para decirte lo que sentía por ti. Pero mi otra parte me decía que no te dijera nada, ya que si lo hacía, nuestra amistad podría terminar y yo no quería eso, ya que me había dado cuenta de que no sólo me gustabas, sino que también estaba enamorado de verdad. Al final ya no sabía qué hacer pero te lo dije: “¡Me gustas!”. Todo me gusta de ti, no quiero estar sin ti, eres una persona inigualable. No sé cómo expresarlo muy bien, ya que nunca fui bueno para esto, pero créeme que en verdad estoy enamorado de ti. Haré lo que sea con tal de ganarme tu corazón Elena, es una promesa.


    “Mentiroso”… no puedo evitar pensar eso cada vez que recuerdo aquellos mensajes. Él podía escribir mil “Te quiero” y en persona no decirme ninguno, decirme veinte veces al día que me extrañaba y quería abrazarme y cuando nos veíamos sólo pasar de mí, era como si intentara bajarme la Luna y las estrellas dándome las migajas de su amor. Aunque quizá yo tuve algo de culpa.


    La primera vez que salimos juntos fue un 22 de julio del año pasado, durante el transcurso de aquella cita (mi primera cita) tuve literalmente que pedirle, casi rogando, que me abrazara o pedirle que me dijera algo lindo en aquellos minutos de silencio que pasaban mientras caminábamos juntos, él era “muy tímido” para hacerlo por si sólo o eso pensaba en esos tiempos. Aquel día, después de aquella horrenda cita, que nos dimos nuestro primer beso, mi primer beso, tenía 19 años.


    No nos volvimos a ver hasta el 12 de agosto de ese año, 22 días después. Ese día estaba con una amiga, María, a la cual quería presentarle a mi amigo Fernando, que acababa de ingresar a la facultad con nosotros. Fue en ese momento que nos encontramos de nuevo, ahí estaba él con sus amigos, así que sólo me limité a saludarlo ya que no quería molestarle.


    Él se alejó de ellos y fue a abrazarme, me sentí avergonzada y feliz a la vez, aunque un poco incómoda por María, ya que ella no sabía nada de aquella situación y no nos habíamos visto en más de tres meses, fue ahí cuando él empezó a besarme. Recuerdo que sus amigos se adelantaron y le dejaron atrás conmigo, al poco tiempo su celular comenzó a sonar, ya que ellos le estaban esperando para que los acompañara a una fiesta de cumpleaños, pero él les dabas largas con mentiras como: “Ya estoy por llegar”, “Ya casi, dame cinco minutos más”, aquellos minutos pasaban y seguía abrazado a mí. Me empezaba a sentir culpable de que no se iba, de que estaba María como mal tercio sin entender nada, y de que su celular no dejaba de sonar, así que decidí acompañarlo al encuentro con sus amigos, para que se fuera tranquilo, yo sólo no quería estorbar.


    Fue en salida del acceso B de la universidad, ahí, enfrente de sus amigos (desconocidos para mí), enfrente de María, que me besó para después decir que me amaba. Esa fue la primera vez que alguien me decía eso, me sentí asustada, confundida, y avergonzada. Nos habíamos conocido a mediados de junio, habíamos declarado nuestros sentimientos un 8 de julio, nos hablamos durante dos semanas y desde entonces las pocas conversaciones que teníamos en chat no pasaban del típico juego “pregunta tú, pregunto yo”. Esa era una relación superficial, ahora que lo pienso.


    ¿Puede el amor nacer tan rápidamente? ¿Puedes amar a alguien con quien casi no convives? ¿Amar a través de mensajes? Realmente sentía que todo iba muy rápido, realmente sentía miedo, temía que todo fuera falso, por eso no pude evitar decir: “Por favor no digas eso, aún es muy pronto”, creo eso lo hirió. Tiempo después, cuando yo le dije que lo amaba (salió de mi boca de forma inconsciente) y él lo rechazó, y me pidió que no lo dijera, me sentí más confundida; él que se la pasaba diciendo que me amaba, que me había prometido hacer todo para que yo también se lo dijera algún día, ¿Por qué no era feliz? ¿Era malo que yo lo amara?


    Él nunca, después de ese día, me volvió a decir que me amaba, con el tiempo dejo de decir que me quería, ya no me abrazaba, me evadía, aún escribía mensajes cursis aunque con menos frecuencia. Era tan obvio lo que pasaba y a la vez tan frustrante, él se había cansado de mí.


    Aún así, yo quería seguir creyendo en las palabras de aquel día, yo quería tener fe, esperaba que cumpliera sus promesas: “Te pediré que seas mi novia el día de mi cumpleaños” (21 de septiembre).


    A veces me ponía a llorar noches enteras hasta quedar dormida, no soportaba esa frialdad; yo quería verlo, decirle que lo quería, que lo amaba, y escucharlo de él, besarlo y acariciarlo, eso era todo lo que quería. Tener a alguien que me ame y a quien amar, supongo eso es mucho pedir para mí.


    Estaba ansiosa por su cumpleaños, no sabía que regalarle y tampoco tenía mucho dinero, pero quería hacerlo feliz. Hice una carta, sencilla (en una hoja de libreta), con un dibujo de un furret (un pokémon que parece un hurón) y escribí muchos “Te quiero”. A los pocos días fui con Fernando para comprarle su regalo, era una simple taza de “Hora de Aventura”, y aún así estaba tan ansiosa al pensar si le gustaría o no.


    Le mandé mensajes (por teléfono, por facebook) diciéndole que quería verlo, ansiaba darle su regalo, me puse un vestido morado, el que decía que le gustaba, y me aseguré de verme “linda”, o eso quería. Él no contestó el mensaje, ninguno, pero pensé que aún así lo esperaría.


    Salí de clases y lo busqué inmediatamente, le llamé por teléfono al no encontrarlo afuera de su salón, y me dijo que se había ido. Me sentí triste, enojada con la situación y cuando llegué a casa me tiré a la cama y lloré toda la noche.


    Al día siguiente, no tenía ganas de nada, me vestí de la forma más sencilla posible y guardé su regalo en la mochila. El día anterior había llovido, así que la envoltura que me había esforzado en ponerle había quedado hecha un desastre; el regalo se veía arrugado y sucio, mis pies dolían por haber usado tacones todo el día y mi cara estaba completamente hinchada después de haber llorado tanto, ese día estaba siendo un asco para mí.


    Fue entonces cuando le vi, se quedó tieso y yo trate de sonreír un poco para darle, aunque de forma algo tosca, su regalo de cumpleaños. Él no dijo nada, me miró como si yo fuera una extraña mientras saludaba de lejos a varios de sus amigos que pasaban cerca, fue entonces que preferí ir a mi salón sin poder evitar llorar sobre mi pupitre.


    Recuerdo que fue por esos días que me empecé a hartar de los mensajes cursis, ¿De qué me servían si en persona era así conmigo? Y fue por esa época que le reclamé, que le dije que no me quería, y fue en persona, un 24 de septiembre, que se lo dije. Fue tan humillante, con lágrimas en los ojos, mientras le preguntaba el porqué no me quería. Le rogué que si ya no sentía nada por mí, que me lo dijera en ese momento, pero él decidió mentir y decir que aún me quería.


    Fue ahí donde por segunda y tercera vez me dijo que me amaba, yo le pedía que lo hiciera, quería escucharlo aunque fuera una mentira. ¿Eso estuvo mal?


    El resto es historia, todo se derrumbó en discusiones de chat, ya que nunca quería verme en persona, donde según él yo tenía la culpa, donde decía que yo lo había herido, donde decía que yo era cortante, y eso me hacía sentir destrozada. Sus palabras de amor me parecían cada vez más distantes.


    Y llego el día, 19 de octubre, cuando por fin me dijo la verdad, por mensajes; me dijo que ya no me quería de esa forma, que ya no me amaba. ¿Valgo tan poco que ni en persona pudo decirme eso? ¿Tan poco que me exigió que no llorara a través de esos mensajes?


    No sé por qué te cuento sobre esto, sólo sé que quiero lo sepas. La última vez que nos vimos tú y yo, se cumplía un año de que este chico se me había declarado, y todo esto pasó por mi mente y me torturó. Quería que alguien me abrazara, que tú lo hicieras, pero estaba mentalmente muy débil para pedirlo y tenía miedo de contarte mi dolor, aún así quería que lo supieras.
     
    Última edición: 4 Septiembre 2016
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    DoctorSpring

    DoctorSpring Disgregrador

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    muy bueno, la ortografia es genial y la historia me gusto, buena suerte
     
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  4.  
    Arec

    Arec Iniciado

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    Soy un fanático del romance y debo decir que hasta ahora me encanta tu trabajo.
    Tu ortografía es muy buena y tu redacción bastante fluida, ¡espero con ansias el próximo capítulo!

    Por cierto, me he sentido algo identificado con el chico del que hablas; quizá no totalmente como él, pero hay muchas cosas de las que puedo decir "oh, vaya, yo he hecho eso..." y sé que son cosas que a veces están mal pero no puedo evitar no hacer (lo sé, soy una mala persona), pero también hay cosas que pueden interpretarse de más de una forma y probablemente no será interpretada de la forma más conveniente para él, sino que para ella -ya se enredó-.

    En fin, como dije, genial hasta ahora, ¡quiero saber qué sigue después!
     
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