Drama Carta al Inconsciente Colectivo

Tema en 'Relatos' iniciado por elgatitofeo, 5 Agosto 2015.

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    elgatitofeo

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    Título:
    Carta al Inconsciente Colectivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    4669
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    Carta al Inconsciente Colectivo...
    Amaneció, el sol se mostraba en los cielos. Escurriéndose entre las rendijas de mi ventana se me mostraba anunciándome que era momento de comenzar mí día a día. Me alisté apurado, comí lo que estaba al alcance, me arregle y emprendí mi viaje - me dirigía rumbo al trabajo.

    Caminando raudo me dirigí a la estación de buses más cercana, mientras en el trayecto arreglaba mi ropa desaliñada y retocaba mis accesorios. Al llegar al terminal, la misma escena de siempre volvía a repetirse - el paradero totalmente vacío y, estacionado al lado, un bus público con pocas personas que parecía siempre estar a mi espera.

    Normalmente tomaba la ruta de ese bus en particular sin hacerme pregunta alguna, el tiempo lo es todo me decía siempre a mí mismo. Pero por más extraño que parezca, al ver esta escena repetitiva, y apreciarla desde otra perspectiva, sentí que algo no cuadraba – “Quizás esta no es la ocasión, creo que hoy mejor caminaré” – me dije mientras me alejaba disimuladamente del lugar.

    Habiendo alejado ya un gran trecho, dudoso volteé a mirar para ver que sucedió con el bus, y asombrado observé como este giraba dirigiéndose en la dirección apuesta a la que siempre tomaba. Extrañado y en silencio me aleje del lugar, mientras trataba de apaciguar la presión y las ansías que me aconsejaban encontrar una forma rápida de llegar a mí destino.

    Esta sensación fue desvaneciéndose con cada paso que daba, mientras mi atención se desviaba al apreciar, por vez primera, detalles que ignoraba de mi ruta diaria: niños bromeando en espera por cruzar la acera, comadres que se narraban entre ellas las últimas novedades, el sonido del despertar de las aves que orgullosas anunciaban a sus oyentes un día de jornada más, mientras todo parecía mezclarse a la vez con el bullicio de una ciudad convulsionando en actividad. Admirando esto comencé a sentirme mucho más calmado, no era tan malo después de todo.

    Continuado mi ruta, llegué finalmente a una gran avenida donde se plasmaba la absurda realidad de la relación peatón-conductor. En estos lugares las prioridades, el tiempo y las probabilidades conjugaban en el azar, todo bajo la caratula de una autopista concurrida de cuatro carriles. En lo alto de esta escena, y tambaleándose con el viento, había un sólo semáforo descompuesto y completamente derruido como parte de su decorado aterrador. Pero que podía yo hacer, me preguntaba, necesitaba cruzar esta vía para continuar mi desplazar.

    Contemplando el paisaje, y, buscando el momento preciso para lanzarme en la carretera con todas las demás personas alrededor mío, observe una entrada estrecha a mi derecha muy poco concurrida que parecía rodear ligeramente la carretera como un gran óvalo; rápidamente decidí, sin duda alguna, proseguir por esta vía antes de jugarme la vida en las pistas.

    Lenta y precavidamente me adentre en esta vía. Mirando de un lado a otro y palpando las paredes, continué avanzando directo por el callejón hasta llegar a una plaza circular abierta de varios accesos. Esta pequeña plaza ostentaba una presencia muy hermosa, su talante era tal que parecía absorber la luz del sol al gusto propio, para luego emitirla en cada uno de los reflejos que creaba su diminuta pileta central.

    Al mirar a los alrededores, observe un gran número de personas circulando inmutables; pensando que quizás al igual que yo estaban tratando de evitar cruzar la carretera y habían llegado por uno de los otros tantos trayectos. Acercándome a unos y otros traté de entablar una conversación, pero fluían como peces en una corriente invisible. Estaban tan atrapados en llegar a su destino que parecía que no le sobraban “sentidos” para conversar, o ni siquiera para admirar a esa maravillosa oda a la casualidad en la que se encontraban.

    Como era de esperarse, al final no logre conseguir que una persona dentro de este flujo inmenso de humanidad me dijese que camino debía tomar para continuar mi ruta; y ahora, gracias a todos mis intentos fallidos, había perdido la ubicación por la cual había llegado.

    Sin más a donde ir, me sentí totalmente solo y perdido sin importar cuantas personas me rodeaban. Me quedé quieto en aquel lugar, sólo admirando el suelo; sobre el pasaban los numerosos pies que subiendo y bajando encaminaban a los cientos de personas que ahora me evitaban como si fuese un muro de piedra. Es en ese momento que un brillo iluminó mi cara cegandome momentáneamente, ese resplandor era uno de los tantos reflejos que la pileta central dispersaba como si de un faro se tratase.

    Al ver esta maravillosa escena, decidí abandonar el hormiguero circular y adentrarme a la plaza central; en ese lugar mucho más despejado a la vista podría ser capaz de encontrar una salida. Corriendo raudo me moví entre las personas, las cuales parecían cerrarme el paso al ver a dónde me dirigía. Cansado y entre golpeteos, logré llegar al límite marcado entre el final de la acera trabajada y el gras fino; de pie frente a él pude apreciar el claro contraste que se creaba entre el amarillento suelo fabricado y el verdor natural del pasto que ahora imponía su tonalidad.

    Temeroso de dar el primer paso, me acerqué tanto como pude hasta terminar sobre la línea. Un breve momento después, sin pensarlo y con los ojos cerrados, alzaría mi pie derecho y lo lanzaría fuertemente sobre el gras. Al finalizar el impacto seco sentí como la suavidad del pasto se filtraba por las suelas de mis zapatos, desvaneciendo totalmente mis miedos. Después de esta pequeña experiencia agradable, abri los ojos uno a uno para finalmente, con una zancada rápida, ubicarme dentro del límite de la plaza.

    Lleno de emoción miré a los alrededores buscando, no sé, quizás celebrar; pero al ver la monotonía que había dejado atrás perdí la alegría, convirtiéndola en una fuerte determinación por alejarme del lugar. Mientras más y más me adentraba en el terreno extraño, me sentía como si fuese el primer hombre adentrándose otra vez en el mismísimo paraíso, siendo observado por todos esos rostros impávidos que aparecían, me rodeban y luego se desvanecían rápidamente entre los callejones. Finalmente, dejé atrás mi angustia al sentir pisar suelo pavimentado nuevamente, pues había llegado a la pileta central en el medio de esta.

    En el centro de ella pude ver que era un pequeño parque circular, mire de nuevo en todas la direcciones y todo lo que observaba era vegetación plana, hasta que cerca de mí la excepción se hizo presente - un escaño blanco hecho totalmente de piedra de marfil - este estaba casi en ruinas pero aun contaba con la suficiente firmeza para residir a un mendigo.

    Al admirarla, extrañamente sentí fluir a mis instintos. Mi mente se resistía a este extraño sentir, pero cedía más y más al encontrar respuestas en su divagar de excusas. Finalmente había llegado al punto de cubrir toda duda del por qué no ir hoy al trabajo, y pensé ¿porqué no?

    ¿Por qué no? ¿Por qué hacia lo que hacía si realmente no quería hacerlo?, no, ¿Por qué me levanto a diario y hacía algo que no quiero hacer? ¿Qué era lo que realmente me había ocurrido? ¿Cómo terminé en esta rutina desagradable del trabajo y más trabajo? Con estas dudas en mi cabeza me acerqué a aquella banca vastamente ocupada por el errante, para luego sentarme en lo que sobraba de ella.

    >>Ayer, tarde en la noche, vi un documental sobre la vida, el sufrimiento y posterior muerte de cerca de 18 000 niños alrededor del mundo, por hambre, por enfermedad, por varios motivos; muchos de ellos, evitables. Su frase final era algo como: “La muerte de un niño es la muerte de muchas posibilidades, la muerte de 1.5 billones de niños es la muerte de la posibilidad de posibilidades”. Al terminar esta, mostraba un pequeño grupo de ellos saltando descalzos, con poca ropa, pero totalmente felices mientras una franja anunciaba el nombre de la campaña responsable de esta maravillosa situación.

    Esto, sobre todo, me hizo feliz. Me puse a pensar que, quizás yo, también podría hacer algo por cambiar esto, o quizás hacer algo por mejorar el mundo. Esta sensación que me desbordo me hacía sentir querer dejarlo todo, todo por una simple causa como esta; pero, pero si yo solo soy nadie frente a este mar en movimiento ahí fuera. Por otro lado necesito trabajar, necesito dinero para mi familia, lo necesito por mi esposa y mis hijos; no puedo simplemente abandonarlo todo - la presión social se hizo presente.

    Mientras pensaba que otra cosa podría ser para ser parte de este movimiento observé los anuncios comerciales: tu teléfono está fuera de moda, cámbialo; necesitabas consumir esta bebida que te hará sonreir indiscriminadamente y en cualquier momento; cómprate esto y las mujeres, como si fueran un bien material, llegarán a ti en grupos desorbitantes y, para “mejorar” las cosas, con poca vestimenta.

    No te miento que quede atónito por dicho contraste, hasta creo que mi cerebro se averió. Una vez que recuperé mi tornillo suelto, me dije ensimismado que tenía que hacer algo si o si, aunque sea solo en mi casa. Decidí entonces, de manera simple, hacer lo que sabía: escribir lo que pensaba, o hasta quizás imprimirlo y repartirlo cuan diario casero a mis amigos y familiares.

    Es entonces que fui a revisar mis materiales, y me encontré que mi impresora fallaba; ¿Porqué?, por la presencia de un chip insidioso cuya labor de su diseño era solamente esa – darle un tiempo determinado para que esta falle.

    Tenía un oyente, él no me busco y quizás le importaba un bledo lo que le quería expresar. Lo miré sin que él se diera cuenta. ¿Aún seguía sumido en un sueño profundo? ¿me podrá escuchar?

    Sentí que le debía una disculpa aunque no le había hecho nada. Pero, de hecho esa era la principal razón por la que debía pedirle disculpas, por ser solo un espectador más y no animarme a ayudarlo - por ser una abeja más del panal que revolotea en búsqueda de su miel.

    Volteé mi vista y admire el brillo de los rayos del sol, se mostraban entre los edificios circundantes plasmando sombras alargadas en los suelos, como también sobre mis brazos extendidos como tatuajes temporales. Admirando esto, continué.

    >>Hace unos días, la muerte de un niño al otro lado del mundo no me hubiera obtenido de mi nada más que una lástima mientras se gana un “visto” en internet o un punto de ráting en medios morbosos. Pero ahora, ahora quiero hacer algo, la muerte no es algo con que se deba jugar, especialmente cuando tienes una edad muy avanzada y las enfermedades fatales como el cáncer te rondan como barqueros hacia el otro mundo.

    El cáncer, gran parte de mis familiares ahora lo padecen, pareciera una explosión que tratara de decir a todos que algo no anda bien; es difícil conocer a una sola persona que no tenga por lo menos un relativo cercano con esta enfermedad. En mi caso llevo más de seis y va en aumento.

    Se que algún día cercano seré parte de esa cifra, y no te miento que realmente le temo a la muerte. Sería simple decir que los que no conocen lo que es vivir tienen miedo la muerte; porque sienten que no han disfrutado el corto tiempo que se les ha regalado; no se sienten vivos para merecer aún la muerte. Por otro lado, los que conocen precozmente a la muerte le pierden el miedo; pues saben que no se los llevó al no sentirlos vivos. Es decir, los que conocieron y escaparon de la muerte no tienen miedo a vivir, y los que no conocen lo que es vivir le tienen miedo a la muerte.

    Por más oscuro que suene es la verdad, pura verdad. Como bien dijo Paracelso, un sabio médico filósofo: "todo en exceso es venenoso"; y la "verdad" no es la excepción.

    La "verdad" no sé lo que es realmente vivir, lo que gano a las justas me alcanza para comer, para el agua, la luz. Todo se me va en los que necesito para ser una persona “civilizada”. Por favor no te ofendas, recién me doy cuenta que serlo también tiene precio.

    Si lo ves de esta manera, mientras menores recursos uno posea vivirá sobreviviendo; como lo hago yo. No sé lo que es realmente vivir, que es disfrutar la vida y, y por eso, por eso le temo a la muerte.

    Mi audiencia no estaba motivada, es más creo que en una ocasión me golpeó con un traspié improvisado queriendo callarme, pero yo solo le hice espacio para que se sienta más cómodo. Suspiré abrumado, pues acababa de descubrir que estaba condenado; lo miré fijamente y luego proseguí:

    >>La muerte. Ella siempre gana como en el cuadro de Pieter Brueghel llamado el “Triunfo de la muerte de muerte” donde los muertos provocan la muerte de los vivos; quién no provocaría una riña por un ser muy querido que ya no está entre nosotros; pero quizás esa es la manera de esta de buscar ganar más adeptos. Siendo totalmente sincero ni yo, ni nadie que conozca, ha llegado a amar tanto a otra persona como para solamente quererla, respetando su fugacidad, su fragilidad.

    La muerte. No, no me gustaría conocerla sin haber vivido antes lo suficiente y tener aunque sea algo que contarle, de decirle de lo que se pierde.

    Ahora que lo veo, jamás lo sabré. Nunca sabré lo que es vivir, viajar por el mundo, sentarme a descansar viendo un hermoso paisaje sin preocuparme de nada. ¿Sabes por qué lo sé? ¿Sabes por qué nunca sabré como se siente eso? Pues para ello necesito hacerme de cantidades astronómicas de dinero en los pocos años que me queda, sin contar los que ya he perdido.

    Por lo que ahora sé, las principales reglas dentro del mundo de negocio son las más ruines, pero enmascaradas en palabras mejores - aprender a engañar, a pasar sobre otros; dejar de preocuparme por “él” y “ellos”, y solo preocuparme en el “eso”, y ese “eso” es el dinero.

    No hay otra manera de conseguir “eso” que no sea conseguir una buena fuente de dinero, para ello debo seguirlo, mantenerlo, entenderlo y hasta estudiarlo - un momento, creo que mejor seré economista pues es una carrera para eso. El dinero nadie te lo regala, debes ganártelo para poder vivir, sea cual sea el precio, si es que realmente quieres vivir lo suficiente para poder llegar a disfrutarlo.

    En esa loca carrera del perseguir el dinero, no hay mejor herramienta para paliar la conciencia que el auto-convencimiento - es para mi bien como el de mi familia, es por el futuro de mi hijo.

    Lancé un bostezo, seguido por un esperado estirón matutino. Mi audiencia se estaba despertando, al parecer el bostezo fue un denominador común para finalmente dejar los brazos de Morfeo.

    Después de verlo moverse como una larva continué, aprovechando que empezaba a mostrar señales de vida. Bostecé nuevamente, ya calmado y mucho más relajado seguí:

    >>Ahora hasta el dormir tranquilo cuesta caro. Disculpa por no taparme la boca, eso me hubiese causado un despido inmediato de cualquier trabajo serio, no como en el que me encuentro. Te das cuenta, ahora los valores también tienen precio. Soy un buen vendedor, de saco y corbata, cuanto hubiera perdido si fuera totalmente honesto con mis clientes. No vendería prácticamente nada: “Señora, lo que le estoy ofreciendo es una estafa, al costado venden lo mismo y hasta mejor” – tengo la necesidad de mentir aunque no lo quiera, sería realmente “tonto” solo en pensar hacer otra cosa si me pagan por hacerlo.

    O el respeto…el respeto en un medio de transporte vale entre 10 a 20 centavos: si estos faltan por alguna razón en uno de estos intercambios, este inmediatamente se habrá perdido. Claro, “con la necesidad no se juega” me dicen unos. Cómo no hacerlo si la necesidad es el único depredador que posee el humano: lo consume poco a poco hasta que, de forma extrema, este puede llegar a desconocerse a sí mismo y olvidar lo que es ser un humano. ¿Puede alguien así lidiar con el vivir en este entorno reglamentado y tan bien controlado?

    “El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero será demasiado pequeño para la avaricia de algunos" decía Mahatma Gandhi; yo creo, que aún nadie lo comprende.

    Al parecer, las buenas personas no son un buen arquetipo de la sociedad actual como lo eran antes, yo no llegaría muy lejos. Creo que he perdido los valores que se me instruyeron de pequeño, y lo más peligroso aun - con ellas he perdido mi quid: mi humanidad. Me enseñaron a no pelear pero la vida está diseñada para ser una lucha constante. Este método del “dinero” como fuente principal, al parecer fue basada en la famosa frase de Hitler que dicta: "Aquel que renuncia a luchar en un mundo cuya ley es una lucha constante, no merece vivir". Somos máquinas de supervivencia intelectual, donde matas a otros solo por saber más. Las luchas para sobrevivir ya no son físicas, sino mentales y cada vez más desesperantes. Mis hijos necesitaran mañana un Bachillerato a los 15 años, si es que no mueren por el clima cambiante y cada vez más extremo…

    Mi acompañante no era el mejor. Expresaba su molestia claramente entre gruñidos largos mientras agitaba su sabana colorida que representaba su lejana tierra de procedencia. Mientras apreciaba su abrigo, trataba de adaptarme a sus exigencias y persistir con la interpelación:

    >>La patria, tu bandera, tu himno, tu país; marcando diferencias inexistentes entre los de adentro y los de fuera de este, siendo lo único que nos diferencia el idioma, el lugar donde nacemos y la forma de vivir.

    Realmente todos tenemos las mismas necesidades, por dios. Porqué buscamos lo diferente en vez de lo que nos parecemos, dice un dicho desgasto. Ser un humano es tan difícil. Nadie me lo dijo, pero sé que soy parte de la especie más fuerte de este planeta.

    Puedo destruir montañas si me lo propongo; puedo llegar a la luna sin tener alas, si es que así lo deseo. Puedo dejar los bosques sin árboles, puedo matar millones de animales sin tener garras, y sin querer hacerlo. Parezco un dios frente a lo que todos ellos, lo que los otros animales, pueden hacer. Quizás de noche nos rezan pues no quieren extinguirse.

    Ser un humano ya es una gran responsabilidad de por sí, muchas cosas dependen de cada uno desde el nacimiento debido al gran poder que poseemos como criatura. Y luego encima más responsabilidades de la civilización, como la cultura; esta parece ser el bien más grande que tiene la humanidad, como también su más grande traba para progresar y abandonar los albores de los actos sin sentido y deliberaciones de ignorancia entretenida. - "¡Si te gusta la caza deportiva y el aceite de delfín, amarás los fuegos artificiales de fin de año mientras vistes tu nuevo chaleco de cuero!"

    Recuerdo como si fuera ayer cuando me dijeron: ¿Qué quieres ser cuando seas grande?, pero, ¿Y si no quiero serlo? En esos entonces nadie me dijo esto, pero ahora sé, porque nunca me lo dirán.

    Le hablaba todo esto en son de pregunta a un solitario y pacifista vagabundo boliviano, que trataba de dormir en las frías bancas del parque Libertad. Su indiferencia no me afectaba para nada, pero era chocante la cantidad de preguntas sin respuestas. Por ello empecé nuevamente a comentarle, pero ahora en un tono más fuerte:

    >>Porqué, solo dime un porqué a todo esto. Debe haber más maneras de manejar nuestra sociedad, pues esta forma ya ha demostrado que no funciona y si funciona no es para todos, pues para que yo gane necesito que tu pierdas, tu pierdes posibilidades y yo gano riquezas, gano dinero y aumento mi poder adquisitivo...el poder adquirir lo que debió ser tuyo...la satisfacción, ambición y desconocimiento lleva a una frialdad, una visión cerrada y calculadora, por querer mantener lo ganado...lo que te quitado...esto, es un flujo siempre debe haber alguien arriba y otros por debajo, no hay que ser ilusos…esta peligrosa mezcla de poder he ignorancia nos va a estallar muy pronto en la cara, decía Carl Sagan...entonces por qué...por qué no por lo menos intentar otras cosas...por dios!!!...

    Por dios. Dios ¿Cuál de todos los nombres que usas es el verdadero? ¿Con quién me encontraré arriba al abandonar este cuerpo rentado? ¿De verdad existes? Hablemos directamente, si existes dime cara a cara porqué te interesa tanto mis creencias y no si he sido una buena persona. ¿Es más importante que nombre tiene mi religión que mi accionar? No crees que merezco de tu ayuda, tengo mi vida tan hundida en problemas, algunos pueden ser tan simples pero aun así no les encuentro solución.

    Debo luz, agua, debo de hasta mi propia vida; como dice la frase debo "ganarme" la vida ¿Por qué no puedo solucionar estos problemas? Empiezo a creer que no están hechos para ser resueltos, solo puedo paliarlos y al final igual dependo de ellos. Claro pues, ahora que lo pienso resolver problemas no produce dinero. Tendré entonces que igualarme a ellos y fundar una "empresa", ponerme como intermediario entre las personas y lo que necesitan. Soy “bueno” y los ayudo, pero solo si me pagan; si no tienes dinero, no, no conocerás mi compasión.

    Si no tienes dinero, o un dueño, eres para esta sociedad una bestia salvaje, quizás dentro de poco también será un deporte cazarnos como a los otros animales. Dime, pues quien te va ayudar si todos necesitamos algo; hoy por hoy, nadie se salva. Todos tienen sus intereses, aunque no los demuestren o aun no los conozcan. Es difícil confiar en alguien más que en ti mismo, y sin pensar siquiera que ni tus propios sentidos te son fieles mientras tratan de percibir correctamente el entorno.

    Míralos, todos están muy ocupados batallando entre ellos. Si trato de definir la verdad, preguntándoles esto o aquello solo se culpa el uno al otro, como simples niños enfrascados en una pelea. Están demasiado ocupados y no les queda tiempo; no tienen tiempo, pues, ni de pensar. Pensar que si el dinero no te alcanza para ti mismo, como aprender a compartir. Es ahí cuando la ley dicta que eso, eso es de estúpidos.

    El seguía indiferente, solo era un susurro frente al ruido tremendo de una ciudad en crecimiento, que está avanzando ¿avanzando? ¿Hacia dónde? - ¿Alguien realmente lo sabe?

    >>Cuáles son los límites y quien los define: Por un lado me dicen “Amor”, y por el otro, “odio”; yo digo amar algo es odiar estar sin “ese” algo, cuando te lo arrebaten solo odio quedará. Si, Paracelso acertó pues, todo exceso es malo; entonces en lugar de "amar" no deberíamos simplemente “querer”. Por otro lado me dicen “Dios”, y por el otro “Demonio”; yo digo no fue “Dios” el “Demonio” que nos sugirió amarnos mutuamente y condenarnos el uno al otro al infinito “Odio” que esto acarrea…

    No es que odie al mundo, sino que simplemente… ¡me gustaría ser capaz de cambiarlo!... de mejorarlo en algún aspecto. Mírame, a mi edad debería dedicarme a la interminable búsqueda afanosa de la perfección con un par complementario, conocido como “amor” por los soñadores; o como el simplemente “observar a alguien morir” por los realistas…ahora veo que me he convertido en un maldito zombi idiotizado por necesidades, decisiones, contrastes y sentimientos, sentimientos encontrados, encontrados en respuestas que aún no he desenterrado.

    En que nos hemos convertido. Donde quedó nuestra "inteligencia" pues ya no resolvemos nuestros problemas, solo los vivimos; adonde se fue nuestra "adaptabilidad" si es nuestro entorno el que al final se adapta; nuestra "curiosidad" - pues ahora solo vemos lo que queremos ver, y nuestros "instintos" de los que ahora dudamos; nuestros sentimientos de los que tanto hablamos y qué de la razón; quizás ya no tenga "razón" ni siquiera usarla…

    Cuando terminé de decir esto reaccionó. Moviendo su mano rápidamente y, levantándose de su cama de marfil tocó mi hombro. Me retumbo el corazón y di un brinco. Mirándome fijamente, abrió lentamente su boca pálida y reseca. Mientras lo miraba asustado, me dio una respuesta que resumió días en segundos.

    Mirándome me dijo, aquél solitario, pacifista y, quizás, extremadamente sabio vagabundo boliviano: "Deja en paz a la paz…". Hermosa e indiferente frase con varias interpretaciones, que da en el gusto de las mentes abiertas. Murmurando se recostó nuevamente mientras me decía balbuceante:

    “No me hables de felicidad, pues esta ya se encuentra dentro de uno mismo: ¡SOLO BÚSCALA!; tampoco me hables de justicia porque esta es una clara invención nuestra: PERDÓNALOS. Yo hablaría de moral, de pensamiento crítico, hablaría del porqué, del porqué de todo: ¡ENTIÉNDELO! - emplea la fantasía como guía y la metáfora como herramienta, y, envainando correctamente armas poderosas como lo son la razón, la conciencia y el conocimiento; podrás ser capaz de describir la complejidad de la realidad en una simple sinfonía.

    Gracias le doy a el vagabundo de esta extraño sueño que tuve, cuyo nombre me dejo percibir antes de despertar. En el parque libertad conocí a mi vagabundo dormido, su nombre era razón. La razón es esa pequeña muesca dentro de nuestro ser que apela a la búsqueda universal de equilibrio. En un mar de opuestos, como de exceso y escasez, en él cuál todos navegamos sin saberlo y del cual las necesidades y su paliativo, el dinero, toman como huésped para poder expandirse como cualquier virus.

    Siempre recordaré lo que mi sabio vagabundo dijo en tono longevo y burlesco, mientras se acomodaba nuevamente a descansar entre su lecho rígido: "Háblame, y te escucho; explícame, y te entiendo. ¡Yo soy genio, yo sé mucho!; pero yo soy sabio y te comprendo".

    Recostado me encontré en mi cama ahora verdaderamente despierto, mientras los rayos de sol entraban por la ventana. Terminado el susto me encontré pensando, observando el techo; mientras me digo a mi mismo que hoy el conocimiento ya no es poder, lo ahora es el entendimiento.
     
    Última edición: 7 Agosto 2015
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    elgatitofeo

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    Disculpas tardías por la dosis de realidad, pero espero despertar al vagabundo de aunque sea algunos....
     
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    The Condesce

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    Dioooooos.... no me iba a poder resistir a leer esto cuando leí "Carta al inconsciente colectivo", sabes? el inconsciente colectivo es un concepto que no todos tienen miy presente en su vida diaria... pero yo sí.

    Me fascinó la forma en que narraste porque podía imaginarme a la perfección las imágenes que describías. También me encantó la sensación de absurdo y de extraño presente desde que el autobús tomó otro rumbo, cierta sensación de surrealismo constantemente presente, de algo que sólo puede ocurrir en el ámbito de otra lógica, y que al final, cobra sentido con el elemento del sueño... solución bastante obvia cuando se habla de inconsciente...

    Y por otro lado, todo el discurso de este personaje, que trata temas tan fuertes como las contradicciones de la sociedad, la moralina asquerosa de los medios de comunicación y la falta de concordancia entre los valores que nos inculcan en la casa y nos predican en colegio, que no corresponden a la realidad y se vuelven carentes de valor.... este sistema competitivo neoliberal extremo en el que todos estamos inmersos aunque no hace más que consumir la vida y la felicidad, el tiempo como los hombres grises de Momo de Michel Ende.... y todas estas cosad las plasmaste de una manera agradable de leer que no raya en el pseudointelectualismo pretencioso e insufrible...aunque no me gustó mucho al final que le respondiera, sabes? soy de la idea de que la literatura sólo puede dar preguntas y no respuestas, porque... nunca hay respuestas a nada.

    Lo que sí noté es que te faltaron muuchas tildes (?? deberías checar eso

    En fin, gracias por escribir :3

    Edit: pero qué diablos si esto es viejísimo....
     
    Última edición: 1 Diciembre 2017
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    elgatitofeo

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    Gracias a ti, además lo mejor de los textos es que no se deja llevar por las ataduras del tiempo. Seguirá transmitiendo mi mensaje mientras exista quien quiera escucharlo.

    PS: No me fijé en las tildes, me daré un tiempo para re revisarlo, gracias.
     
    Última edición: 3 Diciembre 2017
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