[Capitulo Seis]: Día Libre

—Actuaba extraño — Respondí con seguridad — Quizás esta preocupado por Megurine-san — Y pensé en alguna otra posibilidad por la que Mikuo podría actuar extraño — Yo también estoy preocupada por ella ¿tú no? - Le pregunté.

 

Camine al banco, por suerte la fila no era extensa, mientras iba al cajero y sacaba cierta cantidad de una cuenta y luego la acomodaba entre mis ropas, sonreí de satisfacción cuando tenía el dinero y empecé a caminar de vuelta a la academia— Me preguntó... —pero antes pasé a una tienda de 24 hrs a comprar algo de comida para todos, ahora que lo pensaba sería bueno una fiesta con todos después de las clases.

 

—Tienes razón— suspiré un poco, era inevitable que no se preocupara por ella a causa de sus sentimientos pero...¿Porqué no se había quedado con ella? ¿No era importante para él? "Idiota" pensé. Cuando Kaiko-san me dijo que estaba preocupada la volteé a ver extrañado, porque yo no podía admitirlo así de simple— Supongo que sí— fue lo único que dije, para mí era difícil mostrar una expresión de cariño...casi no solía hacerlas y tampoco sabía porque— ¿Quieres ir a verla?— pregunté, tratando que mi voz le restara importancia, esperaba haberlo conseguido.

 

-Me encantaría ir a verla - Dije - ¿Quieres ir conmigo a verla? - Le pregunté con una sonrisa.

 

Su sonrisa me alivió un poco. Sonreí un poco a la fuerza pero logró salirme natural. La miré y sin decir nada, asentí. Incluso admitirlo me resultaba imposible de hacer. Las dudas carcomían mi mente: ¿estaría bien verla? ¿ella se sentiría cómoda? ¿le parecería bien que estuviéremos ahí? Miles y miles de preguntas más recorrieron mi mente y el ambiente que antes se había propiciado entre Kaiko y yo se había disipado. El silencio era imperturbable, solo caminaba a su lado sin decir nada, ella seguía comiendo su helado de fresa.

 

Nos habíamos quedado en silencio gran parte del camino, hasta que yo decidí romperlo -¿Crees que debimos haberle llevado algo? - Pregunté - Algo como un regalo o algo así, ya que debe sentirse un poco mal - Aclaré - Me hubiera encantado comprarle un helado - Agregue finalmente.

 

—¿Crees que ella quiera algo cómo eso?— pregunté un poco nervioso y sin saber que más decir solo reí despreocupado, casi la risa de un demente que no sabe que hacer— Lo siento, no sé que hacer...Nunca había estado cerca de alguien enfermo— pasé mi mano por mi fleco, mostrando mi frente: signo de frustración...Solo me quedaba confiar en ella— ¿Deberíamos regresar a comprar uno? pero, ¿dé que sabor?

 

-Mmm... No lo sé... - Pensé un momento - A mi me gusta mucho que me lleven un helado cuando estoy enferma, no sé si a ella le guste - Opine - Quizás podríamos comprar mejor algo que no se derrita - Dije, sería un problema que el helado se derritiera en el camino.

 

—Creo que esta vez, tendré que dejarte eso a ti Kaiko-san...se ve que tú eres más experta que yo. Solo te seguiré...¿qué es mejor? Estoy a su disposición señorita Kaiko— fingiendo pararme como un soldado en espera de ordenes. Debía tranquilizarme y el bromear con ella era tan fácil que fue la única salida que encontré. —Ordene— la miré a los ojos con una pequeña sonrisa de confianza.

 

Reí ante esa acción - ¿Sabe de algo que le guste a Megurine-san? - Pregunté en tono autoritario - De todas formas, creo que deberíamos comprar unas galletas, ¿que opina, soldado?

 

—No lo sé— por un momento miré hacia abajo, no sabía absolutamente nada de ella...quizás Mikuo sabía las cosas que le agradaban y eso me hizo sentir un poco triste, al darme cuenta, regresé a mi pose anterior— Lo que ordene capitán— dije con voz sería pero después me reí, era claro que no era un buen actor. Kaiko-san podía hacerlo mejor que yo, nos veíamos patéticos en la calle: ella era mucho más baja que yo.

 

-Soldado, entonces vayamos a comprar las galletas de... De... - Me quedé pensando por un momento - ¡Vainilla! - Dije - Por cierto, hay un mercado por aquí ¿no? -Susurré y Gakupo-kun asintió - ¡Entonces vamos en este momento al mercado, soldado!

 

Reí en voz alta y tosiendo seguí con mi imagen de soldado, tal vez mi ropa me ayudaba mucho también
—Excelente sabor capitán— mencioné, las galletas de vainillas eran unas de mis favoritas.—De acuerdo, la sigo capitán— dije mientras la acompañaba desde atrás. De esta forma podía pensar un poco antes de ver a Megurine-san ¿Le gustarían las galletas? Ojala Kaiko le dijera que las había comprado ella. La miraba desde atrás, ella no podía ver mi gesto pensativo y agradecí eso.

 

Iba canturreando en voz baja una marcha hasta que llegamos al mercado y rápidamente compramos las galletas de vainilla - Ahora si vamos hacia la academia ¿cierto? -Pregunté.

 

—Eso espero— miré hacia los lados, pero no vi a nadie. La espera se hacia inaguantable, quería ver que tan herida estaba ella. Kaiko-san me miró y le devolví la mirada seria, me aclaré la garganta— digo...Como diga capitana— saqué mi cartera y le ofrecí el dinero de las galletas, no podía permitir que una mujer pagara delante de mí— Por favor, acéptalo.

 

Llegando a la academia me senti tan nerviosa que me puse a cantar susurrando ''Dear you''.Pasando las puertas de la entrada de la academia me encontre con una enorme cantidad de puertas y edificios,tambien habia muchos estudiantes y me engente claro como no lo aria.Buscando mi habitacion senti alivio,senti que ya era parte de esa academia y dije —Pues tengo que estudiar para que nada me salga mal aah **suspiro**—Desde ese momento senti que mi nueva oportunidad de ser parte de la Academia llegaria a mi.Despues de tan hermoso sentimiento salio una pequeña gotita de lagrimas y me susurre para mi misma—A trabajar se a dicho—

 

Caí en cuenta que no me había presentado, entonces me acerqué un poco y me recargué en un estante lleno de cosas de hospital. —Mi nombre es Akaito Shion.— Me acerqué a ver su tobillo, se veía un cardenal un tanto morado y rojo. —¿Necesitas algo, una crema o algo para relajar el musculo? Se ve un tanto irritado y puede llegar a ponerse peor si no se hace nada.— voltee a ver a Len, parecía estar hundido en sus pensamientos hace minutos. —Len, ¿crees que la enfermera esté por aquí? hace rato Mikuo se sentía mareado, se desmayó, lo traje para acá y nunca llego ni encontré a nadie que lo atendiera, hay que atender a la señorita o su fiebre va a empeorar, hay dos opciones, o llevarla a un hospital, o buscar en moogle una solución para emergencias, ¿que hacemos? —

 

— Tranquilo Shion-san —dije con calma mientras iba a las cosas de enfermería y tomaba alguna toalla y llenaba en el lavabo un recipiente con agua— la fiebre bajará si primero enfriamos su cuerpo, sobre el tobillo es seguro que solo sea una torcedura —agarré una pomada y se la lancé a Shion-san— esta bajará la inflamación, eso si, una vez puesta no se debe exponer el tobillo al frío, por ello debes vendarlo —mientras decía eso empezaba a poner un trapo húmedo sobre la frente Megurine-san, así mismo ponía un frío termo metro en su axila— aparte debemos ver que tan alta es la fiebre, quizá solo exageramos, pero de ser alta se le da cierto medicamento para bajarla —tanto tiempo de ser "amo de casa" me habían enseñado cosas, como cuando Rin se enfermaba y cosas así, sentí nostálgia por un momento mientras me sentaba a lado de Megurine-san— en unos cinco minutos veré cual es tu temperatura corporal.

 

Me le quéde viendo a akaito y sonreí.— Mucho gusto akaito- san yo soy megurine Luka y tal vez ya conozca a mí hermano Luki. — Sonrei y ví qué len me puso un trapo mojado y un termometro, míentras qué Akaito me ponía clem.— Len-kun ¿té sucede algo?. —Pregunte al ver su cara nostalgica.

 

Suspiré ante los cuidados que sabía dar el pequeño rubio, siendo un tipo que su... madre apenas y le dejaba pisar el suelo con calcetines... no sabía nada más que correr a un medico y recibir instrucciones. Tomé la pomada, le apliqué con cuidado en los cardenales, acomodé una venda y finalmente le puse un boche para que no se le resbalara. —Lo siento, soy un inútil a cuanto a cuidados y cosas del hogar.- Dije con una sonrisa torpe viendo a Len, por otro lado voltee a ver a Megurine-chan y asentí. —Conozco un muy poco a tu hermano, pero al menos he tenido el gusto de compartir a penas palabras con el.—