[Capitulo Nueve]: Manos a la Obra

Alguien tapo mis ojos por un momento, no dije nada, la persona quito sus manos de mis ojos , se sentó a mi lado. Mire a mi lado por un momento y me percate que era Mikuo-san, quise decir algo, pero las palabras no salían de mi boca. Antes de lograr decir algo, escuche como Mikuo-san hablaba, su voz no sonaba como siempre, quizás hasta me daba un poco de miedo — Creo que todo es mi culpa... — Susurre entre lagrimas — ¿Usted va a matarme, Mikuo-san? — Le miré a los ojos, quería saber que opinaba sobre eso, si yo fuera la culpable de mis propias lágrimas, ¿qué haría él?.

(Lo siento por contestar tan tarde, fui a cenar~)

 

(No te preocupes)

— Depende... —comenté serio mientras me acercaba a su mejilla, sin ninguna segunda intención, por instinto lamí sus lagrimas— pues no saben mal estas lágrimas, tal vez pueda matarte para devorarte —puse mis brazos sobre ella, empujándola hacia mi pecho para abrazarla— aunque primero te obligaría a confesar tu pecado, tal vez no sea tan grande —para mi no existían los errores, más que el hecho de hacer llorar a una mujer o negar la existencia de un ser humano, aunque fuera la propia— pero de ser un pecado grande, no dudaré en reprenderte —dije jugando con su pelo un poco, no estaba sonriendo, ciertamente era "yo" quien la abrazaba y no el "Mikuo" que todos conocían, consideraba que no era un buen momento para ser "tonto".

 

Nunca nadie había lamido mi mejilla, me pareció extraño y cuando lo hizo me recorrió un pequeño escalofrío. Luego de eso me abrazo, yo trataba de detener mis lagrimas, pero por más que lo intentaba no lo lograba — No creo que sea grande, quizás estoy exagerándolo — Pero, si según lo estaba exagerando, ¿por qué me afectaba tanto? Quizás en el fondo sentía que para los demás sería una cosa totalmente insignificante, pero para mi era uno de mis grandes secretos, nadie que no fuera Kaito no lo sabría, al menos no en este lugar tan lejos de mi casa — Mikuo-san... — Él acariciaba mi cabello, comenzaba a estar un poco más tranquila — Usted tiene una hermana ¿no? — Quise corroborar la información — ¿Cómo se lleva con ella? — Quise empezar el tema de esa forma, si él quería contarme sobre algo así, yo quizás me animaría a hablar también.

 

— ¿Una hermana? —susurré, no pude evitar echarme a reír secamente— ¡Ah! Hace tiempo que no pensaba sobre mi relación con ella —no deje de acariciar su cabello, quizá no podría hacer mucho por ella para hacerla sentir mejor, pero por lo menos podría ayudarla a no sentirse sola— mi relación era... buena, nunca hubo una discusión real y nunca ella se enojo o yo al grado de dejar de hablarnos —mi tono era serio— pero todo era algo superficial, porque al final no importaba que dijera no podía evitar tener esta... frustración interna —me sentía vacío de solo pensarlo— debido al trabajo de mis padres, siempre me hice cargo de ella, yo cocinaba, limpiaba, lavaba ropa, cepillaba su pelo, le bañaba, leía cuentos a la hora de dormir, la cobijaba, siempre hice todo eso por mi hermana —suspiré— todo eso lo hice por amor a ella, nunca le he reclamado esto, pero en el fondo siempre me sentí frustrado al no ser mi responsabilidad —miré arriba y luego al azul pelo de Kaiko-chan— el colmo es que ella fuera mejor que yo, era más sociable que yo, era más atenta que yo, mejor para la música, para hablar, para interactuar, redactar —hice una lista de todo lo que había sido mi tumba— mis padres me comparaban con ella inevitablemente, "Algún día serás como tu hermana" o cosas como "Debes esforzarte más Mikuo, al igual que tu hermana" comentarios que podrían ser normales si ella hubiera sido la mayor y no yo, como si todas mis acciones no tuvieran valor —suspiré pesadamente— yo me había vuelto la sombra de mi propia hermana, entonces tratando de resaltar me volví el hermano perfecto, el hijo perfecto, hice todo cuanto pude, desde calificaciones y actitud, pero nada lograba un cambio, incluso mis compañeros empezaron a compararme con ella —trate de tragar mi orgullo— ¿Qué la hacía a ella mejor que yo? ¿Por qué siempre tenían que compararla conmigo? Todo eso pasaba por mi mente, nunca odie a mi hermana, nunca pele con ella, mi relación fue buena, pero siempre lleve todo eso en mi interior, detrás de una sonrisa.

 

Me quedé escuchando en la banca de a lado, no sabía que hacer, me di cuenta que estaba escuchando cosas muy intimas, ahora no podía levantarme pero tampoco hablar, me quede tieso como maniquí viendo hacia el cielo, no sabía que rayos pensar o decir, solo respiraba lento e inmóvil seguía escuchando aquella conversación, aunque me preguntaba que le causaba tanta preocupación a Shion-san.

 

Escuche en silencio a Mikuo-san, parecía que no era la única que trataba de ocultar las cosas. Nunca había pensado en si alguien también tenía tristes sentimientos en su interior, quizás no conocía a nadie totalmente a fondo. Entrar en un instituto donde nadie te conoce es como una nueva vida, donde puedes olvidar todo lo pasado y simplemente volver a empezar, me pregunto si alguien más lo pensó de esa forma o si solo fui yo la que tenía tantas ganas de dejar de recordar todo — Es increíble como Mikuo-san puede hacer tantas cosas — Me refería a cuando dijo que realmente hacía todas las tareas de la casa, yo sabía hacer un par, pero estaba segura que si tuviera que hacerlo para mi y alguien más, posiblemente no podría — Yo pienso que Mikuo-san es... — No encontré la palabra correcta de inmediato, así que hice una pequeña pausa — Una muy buena persona, no creo que ella sea mejor en todos los aspectos, ya que no hay persona perfecta — Eso último lo dije con sinceridad, realmente creía en eso firmemente — Usted la describe como si fuera una persona perfecta, y no se da ningún crédito a usted mismo — Suspire — A mi Mikuo-san me parece una buena persona, quizás piense que su hermana es mejor que usted pero yo no creo eso — Di una leve sonrisa — Esta bien, quizás no conozco a su hermana — Me adelante a decir eso antes de que él me lo hiciera notar — Pero Mikuo-san para mi es un gran amigo — En la posición en que me encontraba podía escuchar su corazón latir y eso hizo que me tranquilizara bastante.

 

— Gracias —comenté con una sonrisa— entonces... —comenté aún serio mientras empezaba a hacer trenzas con mechones de su pelo— me confesará sus pecados —no sabía como, pero había llegado a la conclusión de que las palabras que Kaiko-chan decían no eran suficiente para mi, sabía que ella era sincera, por eso sonreía y le agradecía, pero las había escuchado tantas veces, incluso en mi interior, que ya me era imposible creerlas, no podían satisfacer lo que sentía, eran para mi palabras vanas que jamás me harían realmente feliz, porque la solución estaba en mi pero no en los demás— tal vez no te sea de ayuda Kaiko-chan, pero puedo escucharte y si te es consuelo, puede golpear mi pecho con todas tus fuerzas para descargar tus emociones, ya que es lo suficientemente fuerte como para resistir ese dolor.

 

Pensé un momento en si contarle o no, sin embargo rápidamente decidí que si lo haría — Viste el día en que mi hermano Kaito llego a la academia ¿no? — Suponía que lo había visto, ya que él estaba en la cafetería conmigo cuando Kaito llego — Él llego a abrazarme de inmediato, aún me sorprende que haya hecho eso, después de lo que me hizo — Suspire un poco, hablar de él me hacia sentir mal — A diferencia suya, tengo un sentimiento diferente hacia mi hermano — Me solté de su abrazo por un momento por un momento y señale mi pecho — Aquí esta todo el odio que tengo para Kaito, el que llevo acumulando por dos años — Me quede en silencio, nunca había dicho eso en voz alta — Mi pecado supongo que es sentir un exagerado odio hacia mi hermano — Sonreí levemente al decir eso, realmente me era extraño decir ese tipo de cosas.

(Lo siento, tuve que reiniciar mi computadora D; )

 

— Vamos a ver... —puse mis manos alrededor de su cintura mientras apoyaba mi oído en su pecho, cerré mis ojos con calma, sintiendo cada latido, calmado y sencillo, un poco acelerado como un pequeño conejo, lo cual era irónico por el tipo de traje que llevaba, no pude evitar sonreír y reír levemente— un bello latido —me solté de su cuerpo y luego pase mis manos por las suyas, acariciando las palmas de las mismas— pero no suenan a "odio", suena más bien a "dolor", pero sabes Kaiko-chan, ese dolor nació porque tu lo permites hacer crecer, tu le dejas ceder, lo entiendo perfectamente —nuevamente la tome de la cintura y le acerque yo a mi pecho— por favor, escuché mi corazón, este es un corazón lleno de odio, pero siendo que fueran iguales o no, distintos o no, usted tiene la capacidad de decidir, usted no esta sola —comente para calmarla mientras besaba su cabeza— el dolor se puede ir, si usted permite que se vaya, pero si solo se aferra a él, estará siempre dando vueltas alrededor del mismo problema.

 

—Usted... También tiene un hermoso latido — Susurre, y por un momento deje ese tema de lado —Si yo dejo ir o no este dolor... — Di una pausa para tomar aire — Nada va a cambiar, Kaito seguirá siendo el mismo idiota y yo la misma imbécil que le sigue dando demasiada importancia a su presencia — ¿Será que le daba demasiada importancia a él? No... Quizás no era eso del todo — Hay un par de problemas en mi casa — No quise entrar en detalles, hablar de eso no era fácil — Perdone o no a Kaito, yo tendré que volver allí cuando termine el curso — Por eso nunca había pensado en perdonar a Kaito, porque para mi si lo hacía o no, no había ningún cambio.

 

— Algo cambiará —sonreí— tú corazón cambiará, si logra combatir este dolor, tenga por seguro que el sentimiento que obtenga le dará paz y felicidad —tal vez no podía comprobarlo al 100%, pero yo creía en eso, era por ello que vine a estudiar aquí en primer lugar, para cambiar ese algo que me daba infelicidad— y estoy seguro que usted también lo piensa, solo que de algún modo esta en negación —volvía a acariciar su cabello— ¿Sabe? Aunque si hermano sea siempre el mismo idiota, nunca cambiará, como usted Kaiko-chan nunca va a cambiar, siempre va a ser la linda y dulce Kaiko-chan —le hice un poco de cosquillas para nuevamente ponerla entre mis brazos— usted es usted, también es un imposible quejarse por lo que es uno o lo que es los demás, solo nos queda aceptarlos y aprender a vivir amando eso —le miré a los ojos— amar sus defectos y virtudes, porque es ese el cariño más grande a ofrecer —nuevamente miré al cielo— y la realidad de que usted le tomé demasiada importancia a esto, es porque el dolor que lleva es todo el cariño que usted guardaba, por lo que usted no será feliz, hasta que su cuerpo se descontamine.

 

No sabía que decir en este momento, quizás Mikuo-san tenía razón, aunque aún no estaba convencida del todo pero ciertamente me había ayudado. Sin mencionar que me había escuchado pacientemente, realmente él me parecía un buen amigo, supongo que él también debería estar tratando de amar sus defectos y virtudes en vez de comparar cada cosa con su hermana, pero en fin — Gracias, Mikuo-san — Me recosté en él — Gracias por escucharme — Le volví a agradecer — Gracias por todo, Mikuo-san — Sentí como una lagrima rodaba por mi mejilla, posiblemente sería la última del día de hoy.

 

— Tranquila, te repito —le comenté mientras la abrazaba suavemente— si necesitas golpear algo para sentirte mejor, mi pecho es lo suficientemente fuerte para soportarlo —sabía que mis palabras no serían capaces nunca de llenar ese vacío, pero por lo menos me gustaría hacerla sentir acompañada, nuevamente recoste mi cabeza en un respaldo, chocando con algo— ¡Ah! —al voltear vi a un árbol y luego observando vi que ahí estaba Len, tieso como aquel árbol— Miré... —le señale a Kaiko-chan.

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—No creo querer golpear a Mikuo-san — Confesé, no era del tipo de persona que se desahoga golpeando a otra — Aunque si me gustaría agradecerselo de alguna forma, así que si hay algo que yo pueda hacer, dígamelo, por favor — En cierta parte de mi me sentía en deuda con él, quería hacer algo bueno por Mikuo-san. Vi como me señalaba un árbol así que voltee a ver por curiosidad — Oh... — Me sorprendí un poco al ver a Len ahí bastante quieto, ¿desde cuándo había estado ahí?

 

— Bueno... —le miré con una sonrisa— no hay nada que puedas darme —comenté mientras me levantaba y empezaba a patinar para agarrar al pequeño— ¡Un espía! —grité mientras le sonreía a Kaiko-chan— ¿Qué deberíamos hacer con él Kaiko-chan? —comenté con una sonrisa malévola.

 

—Estoy segura que al menos hay una cosa que quieras, claro y que yo pueda darte — Dije antes de que el se levantara y fuera a agarrar a Len, luego me pregunto que deberíamos hacer con él — Mmm~ creo que deberíamos... Torturarlo un poquito — Lo decía obviamente de broma, pero quería ver si asustaba un poco a Len, me acerque a él lentamente — Len, Len, Len... Espiar no es nada bueno, cariño — Ahora ya estaba suficientemente cerca de él, así que estire mis manos y comencé a hacerle cosquillas a el rubio — ¡Arrepiéntete, Len!

(Por más que trate, no puedo hacerle nada malo a Len xD)

 

— ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah~! —me quejé cuando Mikuo me levantó— n-no, n-no... ¡No era mi intención! —me quejé mientras pataleaba— es solo que no supe como hablar y no me podía ir y... ¡Ah! —Shion-san empezó a hablar y parecía que me estaba regañando cuando en eso apareció... ¡Un ataque de cosquillas! — Lo siento, lo siento, lo siento —decía entre lágrimas y risas mientras mis ojos estaban cerrados— ¡Solo estaba preocupado por Shion-san! Pero... pero... ¡No sabía que hacer! —estaba inmovilizado y pataleando por mi vida— ¡Ya! ¡Ya! ¡Basta! ¡Basta!

 

A veces me sentía un poco cruel por hacer a Len este tipo de cosas, pero sinceramente me parecía un poco adorable cuando lloraba o pataleaba — ¿Estabas preocupado por mí...? — Me detuve cuando lo escuche decir eso, parecía que Len realmente no sabía que hacer en esas situaciones y por eso decidió quedarse oculto en ese árbol — Oh... ¡Eso es bastante lindo! — Exclame — Muchas gracias por preocuparte por mí, pero ya todo esta bien — Me acerque a él y le di un abrazo.

 

(Chicos, debo irme, tengo cosas que hacer mañana en la mañana, les leo luego)

— ¿Le parece lindo Kaiko-chan? —sonreí, entendía las intenciones del pequeño, me daba cuenta que yo sobraba, así que decidí que lo mejor era dejarlos solos por un rato— entonces se lo dejo a su disposición Kaiko-chan —sin más solté a Len que azotó contra el suelo, yo en cambio empecé a patinar lejos de ahí, un poco de aire me haría bien.

 

— ¡Auch! —sentí mi trasero dolía apenas toco la dura tierra— ¡Mikuo idiota! —me quejé, pero este ya se había ido, luego mire lloroso a los ojos de Shion-san— ¿¡Cómo podría no preocuparme por alguien que me gusta!? —grité molesto... ¿Qué significaba ese "lindo"? No es que no fuera un alago, pero a mi como chico me era un poco desagradable, luego de ese silencio me sonroje al darme cuenta de lo que había dicho— ¡N-no! ¡N-no es eso! —empecé a tartamudear— no me gusta Shion-san de esa forma, a-aunque... ¡Tampoco quiero decir que no es probable! Pero... ¡No! ¡Ah! ¡No me refiero a eso! —cada cosa que decía, sentía que cavaba más hondo mi tumba y mi rostro se sentía hirviendo— pero aunque Kaiko... digo Shion-san es linda, no podría, aparte de que Luki-san y... —mi cabeza empezó a dar vueltas al final termine haciéndome bolita a orilla del árbol, cubriendo mi rostro con mis manos a punto de llorar— ¡Olvidelo! ¡Ya no se que digo!