[capitulo doce]: una historia de amor no se pinta sola

No me ayudaba con los ánimos, ahora me decía que estaba ciego ante las cosas que pasaban a mi alrededor, era mejor que me atravesara un cuchillo de una vez.
Lo miré de nuevo cuando Luki le dijo que estaba sonrojado, esperaba que a él también le dijera tonto...pero no lo hizo. Me sentía desanimado, después de todo sí era el más tonto de todos. No escuché de lo que hablaban.
—Tenchou, deberías pedirle ayuda a Mikuo con eso. Ya sabes que él usa corbatas, ahora si no les molesta quiero algo de comer, así que iré al comedor —comenté mientras tomaba mis cosas y me dirigía a la habitación a dejarlas ahí. Una vez hecho esto, comencé a caminar hacia la cafetería.

 

El drama del día anterior, creo haber visto parte de el... Pero decidí evitarlo con Defoko... En la biblioteca... Solos... Siento una calidez de nuevo en mi pecho... ¿Estaré sonrojándome nuevamente?
—Solo vi como Mikuo besaba a Kaiko, pero de ahí en adelante no me enteré de mucho porque estuve en la biblioteca —aclaré con una amplia sonrisa, intentando ignorar el espeluznante rostro de Luki.

 

Las palabras de recordatorio tan directas fueron como cuchillos a todo su cuerpo. "Mikuo-besaba-a-Kaiko". El enfado ya no tenía lugar; ni hacia Kaiko, ni hacia Mikuo, mucho menos hacia Tenchou que parecía no tener idea de las cosas. Luego de un largo rato de inmovilidad y silencio, suspiró. —Iré por mis cosas a mi habitación y alcanzaré a Gakupo en la cafetería...— dijo mientras se iba pero volteó a verlo sonriendo. —Si no estas muy ocupado con Defoko o pensando en Defoko, te nos puedes unir—. Se dirigió a su habitación, cogió su mochila y su MP3 y se encaminó a la cafetería mientras escuchaba música incoherente a un volumen bajo. Vaya que si tenía resaca.

 

—Y ahora todos se fueron... Me preguntó si habré hecho algo malo... —rasqué mi cabeza y comencé a caminar a la cafetería para unirme con ellos, aún así no podía dejar de pensar que yo era una clase de mala persona por hacer que Gakupo se frustrará y Luki se inmovilizara por un instante.
Me lo pensé bien y quizá debería evadirlos, o disculparme... Vaya confusión, comencé a caminar lentamente a la cafetería sin darme cuenta.

 

Se detuvo afuera de la cafetería al encontrarse con una banca lo suficientemente amplia como para recostarse (aunque tuviera las piernas 'colgando'). Se quitó un audífono para estar al pendiente de otras voces y no tener que recibir gritos. Una canción muy peculiar de desamor sonaba en su MP3; No se sintió del todo identificado, pero le levantó lo suficiente el ánimo como para cantarla en voz "alta". —Por beber del veneno malévolo de tu amor... (8)—Mantenía la mirada en el cielo, inexpresiva. Dejó la mente en blanco. La resaca podría dejar de ser un problema si no pensaba en algo que pudiera estresarle de algún modo.

 

Estaba viendo que podía comer, tenía hambre pero todo me causaba cierto asco. Opté por un café negro demasiado cargado y una manzana para mantenerme lleno hasta medio día.
—Creo que con esto basta —me dije en un susurro. Ni yo quería hablar fuerte, me pareció escuchar algo y volteé pero no había nadie por lo que me dirigí a una mesa bastante lejana de la puerta y comencé a beber del café. "Estoy agotado, solo quiero dormir" Comencé a pensar que después de todo Luki y Mikuo habían terminado bien, incluso se habían besado en dos ocasiones así que...ya no tenía nada de que preocuparme, solo de que el pelo verde probablemente se marcharía para siempre de la Academia.

 

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Estuve un rato en la regadera escuchando levemente a Gakupo y Luki, al final escuché como salían. No me apresuré a vestirme, tampoco escuchaba del todo bien a Len, solo pude quedarme esperándolo, pues parecía que no se sentía bien— ¿Ya nos vamos? —dije una vez que vi que saliera, no estaba muy hablador y parecía que en cualquier momento iba a morir, tome ambas cosas (su mochila y la mía) y empecé a caminar hacía los comedores— son momentos como este en que se me antoja un cigarrillo —me quejé para luego reír, en eso vi a Luki sentado en una banca, parecía no con ganas de entrar a la cafetería— Len, creo será mejor entres adentro —le di su mochila— yo veré a tu compañero de cuarto y su cruda —no dije más y me dirigí a él— ¿Quieres fumar? —le pregunté.

 

Reaccionó con lentitud pero fue consciente de que le hablaban. —Ah, Mikuo... ¿buenos días?— Las lagunas mentales de la cruda se mezclaban con el presente. No estaba pensando con claridad. Se sentó. —No gracias. Eso si que no lo vuelvo a hacer...— dijo riendo. No le gustaba mucho recordar esas experiencias. —Te ves muy fresco en comparación mía, de Len y Gakupo. ¿Cómo lo haces? Hasta done recuerdo, bebiste tanto o más que yo.

 

Sonreí divertido y me senté a su lado— Pues digamos que mi cuerpo ha sido educado, aunque no parezca fui un hombre de vicios —guiñé un ojo— aún así para una cruda es bueno un levanta muertos o unas enchiladas con cebolla morada —comenté— no me gusta mucho, pero el picante ayuda también muy bien para la cruda —empecé a buscar en mis bolsillos y saque unos chiles habaneros, agarre uno y le di una mordida— ¡Ah! ¡Pica! —no pude evitar quejarme— ¿No quieres el otro? El picante te hará olvidar la cruda.

 

No era consciente de mi alrededor, no sé en que momento salí de la ducha o cuando me vestí, solo vi cuando Mikuo me agarró y llevó a la cafetería, a decir verdad me sentía con los oídos sordos y ganas de darme un tiro, aunque había bebido solo media cerveza, como había dicho Luki-san, sentía que moriría. Mikuo se detuvo y me dio mis cosas... ¿Dónde estábamos? Lo notaba, era frente a la cafetería. Entre siguiendo las recomendaciones de Mikuo, borrosamente noté a Gakupo en una mesa, no pude evitar acercarme y sentarme.

— Hola —dije con la cabeza dando vueltas para guardar silencio unos minutos— lo siento... —sabía que mi comportamiento matutino no había sido lo mejor, así que solo me limite a dos palabras mientras intentaba no desmayarme en la mesa.

 

Escuché una voz que me distrajo de mis pensamientos, enfoqué la vista y me di cuenta de que era Len.
—¿Ah? Hola —sonreí, parecía apenado por lo de hace rato—. Descuida, creo que es normal que te hayas despertado así. Además, todos estamos en mal estado, no eres el único, ¿vale? —solté una risita y bebí un poco más de café. Lo miré, parecía más afectado de lo normal...Y solo con media lata.

 

Rió y se encogió de hombros. —El hombre de vicios tiene que saber más de esto que yo...— dijo, aceptando el chile. —Además, ¿que clase de amigo te daría a comer un habanero sin que fuese por motivos de salud?— Eso sonaba demasiado absurdo, pero ya nada tenía sentido estando en ese estado mental de constantes pausas en la memoria y la lógica. —Por lo menos no he vomitado ni me han vomitado encima...— dijo mordiendo el chile que Mikuo le dió. Picaba, y bastante, pero antes de quejarse tomó un trago de la botella de agua que traía en la mochila. —Uff.... picoso, algo....

 

— ¿Será? —empecé a reírme mientras terminaba de comer mi chile— pero esto ayuda a olvidar un poco el dolor de cabeza, aunque bueno... hicieron mucho ajetreo matutino —comenté— realmente anoche fue extraño —comenté mientras empezaba a reír nuevamente— Len diciendo groserías, tú besándome, yo obligándote a beber, Gakupo dándonos títulos de nobleza —solté una carcajada— ¡Solo faltó el karaoke!

 

— Yo la verdad no recuerdo nada de anoche —me quejé levemente— pero he de admitir que el idiota de Mikuo Hatsune se ve tan fresco como una lechuga —comenté para levantarme por mi almuerzo, tome algo de spaguetti, un jugo, y un poco de frutas— pero ya que... la verdad sigo asustado por no saber que rayos pasó anoche —le miré a los ojos a Gakupo-san— ¿Me puede refrescar la memoria?

 

Decidió comerse el chile completo y tomarse medio litro de agua. Rió con aquello de los ruidos matutinos, recordando a Len: Esperaba que de verdad se sintiera mejor a esas alturas. —...— Miró a Mikuo con un signo de interrogación en su rostro. ¿Había escuchado bien sus palabras? —Perdoname pero tengo una extraña y ligera... amnesia de lo que sucedió anoche...— Real y simplemente no se tragaba aquellas palabras. Len decía y groserías... ¿y...?

 

Lo miré con gesto serio...Tenía buena memoria de lo que había pasado, así que le contaría todo desde el principio. No estaba seguro por lo que decidí preguntarle:
—¿Seguro que quieres que te refresque a la memoria?

 

— ¡Oh! —así que no recordaba— entonces debes estar igual con Len, aunque bueno, por lo menos tu no hiciste un escándalo como él —comenté— aún así fue divertido al final que te quedaste en un rincón y no querías volver a tu habitación —sonreí— dime... ¿Te sientes mejor sobre lo de la señorita de pelo azul? —le miré fijamente— no estoy en posición de decirlo, pero como dije anoche... culpame a mí, ella es una víctima.

 

— No estoy seguro —empecé a comer— pero prefiero la muerte al seguir con dolor de cabeza cada vez que intento recordar un poco de anoche, Gakupo-san... ¿Acaso usted no recuerda anoche? —le miré fijamente mientras continuaba comiendo como si no hubiera un mañana, ciertamente me sentía demasiado hambriento.

 

Suspiré.
—La erdad es que recuerdo todo y te lo contaré ya que mi lo has pedido —tomé un sorbo de café y lo miré con gesto serio—. Llegamos a la habitación y comenzaron a hablar de las latas, te enojaste y arrebataste una para beberla y soltarla de sopetón, después hablaron de comida y volviste a beber hasta que ya no sabías ni que decías. Recuerdo algo como... —miré el techo, tratando de recordar lo que había dicho— ¡Ya me acordé! Algo así: "Siempre pensé que las mejillas de Luki-san son demasiado blancas" Y disculpa por lo que diré ahora pero son tus palabras, no las mías: "¿san? ¿Qué es eso de san? ¡Siempre he dicho "san" a todos! Bueno casi a todos, menos al imbécil insensible de Mikuo. Y yo digo a la ****** los demás "san" es una ********* de niños fresas... ¡Gakupo-san! ¡Luki-san! que se vaya al ****** el "san" son Gakupo y Luki" Sí, me parece que era algo así.

 

Ladeó la cabeza totalmente confundido. Decidió reirse por el comentario sobre haber dormido en un rincón. —¿Quién querría arriesgarse a cambiar de habitación y desmayarse a mitad del pasillo por la ebriedad?— Volvió a reír pero luego su rostro se torno serio. Miró a Mikuo y pensó un momento el qué responderle. Se decidió a cerrar el puño y golpear su hombro. —Te diré qué recuerdo de anoche: Grité y me quejé de un montón de estupideces sobre... ella...— De su boca querían salir las palabras "esa estúpida" y eso estaba mal, por lo menos estando sobrio (o crudo, bueno). —Pero todas esas estupideces por muy buenas razones fueron quejas. Dime, de ti ¿de qué me voy quejar? Me había acostumbrado a la idea de que ibas por ahi besando a todo el mundo sin importar muchos factores. Me sentí traiciondo en un principio, pero... ¡Daba igual! ¡Ya fui rechazado!— gritó al final. Podía decir más cosas sobre lo mismo pero se detendría ahí. —No quiero que vuelvas a mencionarme a Kaiko o a querer que te eche la culpa de algo que ocurrió ayer ¿de acuerdo? No acepto un no por respuesta. Vamos a la cafetería— dijo como punto final llevándolo hacia la cafetería.

//Buena snoches a todos~