[capitulo catorce]: ¡vamos al parque de diversiones!

Estaba dormido cuando de pronto mi celular empezó a sonar, rápidamente lo tome en mis manos y contesté, era Mikuo.
— ¡Oye! —me quejé— no deberías ser tan grosero —apenas me andaba despabilando de mi sueño cuando escuchaba a Mikuo gritarme.

 

Sonreí— ¡Gakupo! —le aventé mi celular al pelo morado mientras me sentaba cruzando las piernas con una sonrisa un tanto traviesa— ¡Tu turno! —le guiñe el ojo mientras le hacía señas de contestarle a Len.

 

Entré en pánico, ¿qué debía decir? Miré a Mikuo como pidiéndole ayuda, pero sabía que era imposible, así que tomé el celular y contesté:
—L-Len, sé que estas enojado conmigo, pero...quisiera...bueno, ¿podrías venir al café? —pregunté con nerviosismo, ojala comprendiera y aceptara.

 

Me sorprendí al escuchar la voz de Gakupo, pero posteriormente volví a reflexionar que estaba con Mikuo y era normal, sólo suspire mientras dejé hablar a Gakupo, molesto colgué.
— Quizá sólo deba ir allá —comenté para mí mientras caminaba de regreso al café.

 

Me deprimí un poco cuando él colgó el teléfono sin ni siquiera darme una respuesta, ¿eso significaba que no vendría? le entregué el celular a Mikuo y permanecí con la cabeza gacha, aún así mi esfuerzo no iba a ser en vano, en cuanto saliera iría hacia él.
—Me colgó —fue lo único que dije.

 

Caminando un poco más llegue al café y abrí la puerta lentamente mientras saludaba de forma tímida.
— H-hola —dije con las mejillas infladas y un tanto molesto aún, con un ligero sonrojo— ¿Todo bien?

 

Volteé rápidamente cuando Len llego, en serio pensé que no iba a venir, sonreí un poco nervioso y espere a que se acercara.
—Hola —contesté sin dejar de mirarlo—. Yo...yo quería disculparme por haberte hecho enfadar —dije algo nervioso, fue rápido pero primero quería probar su humor, ¿qué tal si me ignoraba como antes?

 

Mire a Gakupo para sonrojarme y después voltear a otro lado.
— No importa, por cierto... —traté de sonreír sin mucho éxito— ese traje se vemejor que el de ayer.

 

Miré su sonrisa forzada, sin embargo su cumplido me sacó una sonrisa... Me contestó normal, así que no planeaba ignorarme. Asentí para mi mismo y lo miré:
—Gracias, también lo creo —sonreí de forma sincera, miré hacia el refrigerador de reojo para después enfocarme en Len—. Am...podrías...¿podrías ponerte de espaladas, por favor? —pedí algo tenso.

 

No dije más y me giré, mientras esperaba suspiré.
— Gakupo-san... —comenté de forma triste— yo... lo siento... creo exagere, y... —miré a Mikuo que se encontraba callado con una revista en mano— es que cuando me ignoraste en las duchas, ya era la segunda vez... y... bueno... creo aún soy muy inmaduro —cerré los ojos apenado.

 

Escuché sus disculpas y me quede paralizado, ¿él se estaba disculpando? Aún así yo también tenía que hacerlo, ignorarlo cuando tenia ese trauma desde antes...Agradecía que Mikuo estuviera callado y no dijera nada de como nos veíamos, pero Len era mi hermano meno... Yo lo consideraba así.
—Yo lo siento más, el ignorarte así no es propio de mí, es solo que me sentía tan feliz de que Mikuo no me hiciera nada por primera vez —solté una risita y saqué el pastel. Me acerqué un poco a él, manteniendo una distancia adecuada y me arrodille para quedar a su altura—. Ya puedes voltear —dije mientras mantenía el paste en mis manos.

 

Volteé para encontrarme con... ¿Un pastel? Se veía raramente decorado pero al ver a Gakupo-san tan nervioso sospeche que lo había hecho él, posteriormente recordé que Gakupo-san jamás había cocinado.
— ¿L-lo ha hecho sólo Gakupo-san? —comenté con nerviosismo— se ve bien —sonreí tratando de ser amable, me sentía contento de recibir tan lindo detalle, era la primera vez que alguien hacía algo así por mí.

 

Me sonrojé en cuanto lo miró: me sentí apenado de entregarle algo así a alguien que era un excelente cocinero, pero igual era un detalle que quería hacerle, era algo que merecía, incluso más pero solo era capaz de hacer eso.
—Mikuo me ayudó... es la primera vez que cocino —admití apenado—, así que no luce muy bien pero... en verdad me esforcé —dije mientras se lo entregaba—, solo con que lo aceptes junto a mis disculpas me hace feliz —sonreí—. Len, disculpáme por haberte ignorado —hice una reverencia de forma seria.

 

Empecé a reír conmovido por la acción de Gakupo-san mientras empecé con mi dedo a tomar un poco de la cubierta de encima y a probarla.
—No sabe mal —sonreí— gracias a los dos por pensar en mí, y lo siento Gakupo-san por exagerar —comenté mientras tomaba el pastel y lo ponía en la mesa— ¿Qué tal si lo comemos todos juntos?

 

Sonreí un poco al ver que lo aceptaba sin más. Asentí a su petición de comerlo juntos, esperaba que Mikuo también aceptara.
—No te preocupes Len, igual exageré con la felicidad, pero dime, ¿no es algo inesperado que Mikuo no me haga ninguna broma? En verdad me sentí feliz, que viví encerrado en una burbuja, hasta que comenzaste a ignorarme —admití apenado—. Igual son cosas pasadas, ¿verdad?

 

Miré a Gakupo-san y a Mikuo, fui corriendo por un cuchillo y empecé a partir el pastel para dejar algunas rebanadas en su plato.
— Entonces... ¿Mikuo no hizo ninguna broma? —pregunté confundido mientras veía a Mikuo aún leer su revista— bueno, debo admitir que eso es raro y comprendo porque Gakupo-san se alegro, siempre es atormentado por Mikuo —asentí de forma alegre mientras empezaba a comer el pastel— para ser su primer intento, no quedó tan mal.

 

Asentí ante sus comentarios. Mikuo siempre me atormentaba. Miré el pastel, estaba lleno pero tenía que comerlo, además era la primer cosa que preparaba.
—¿Enserio? —sonreí emocionado, tomé un pedazo de pastel y lo comí, era verdad, estaba rico, quizá no delicioso pero era aceptable—. Bueno, también no es todo mérito mío, Mikuo me ayudó mucho en hacerlo, si hubieras visto todo el desastre que hice —jide recordando los huevos...

 

Sonreí para ver a Mikuo aún distraído y luego ver a Gakupo-san.
— Me gustaría escuchar como Mikuo le enseño —me reí levemente mientras seguía comiendo, con un poco más de entusiasmo las bananas de la cubierta— ¿No lo humillo en la cocina con su manera soberbia de ser?

 

Mientras comía, comencé a recordar lo que me decía, pero solo hablamos de sus problemas familiares y gustos. Solo en una ocasión me comentó del cabello y los huevos, si hubo algo más, seguramente solo lo pensó.
—No que yo recuerde,las cosas que hablamos fueron más personales que de cocina —solté una risita—. Además, ha estado mirando esa revista donde toda la ropa es color verde —torcí el gesto.

 

— ¿Una revista así existe? —pregunté confundido, ahora que me fijaba bien tenía un extraño titulo— bueno... no es de sorprenderse cuando toda su ropa es verde —comenté curioso mientras terminaba mi rebanada de pastel— pero es bueno saber que no hubo trolleos en la cocina —reí divertido.