Capítulo VI

Vite Horiazana

Observé con cierta lástima la reacción del señor Rash, no poder ser tocado por nadie... debía ser en verdad difícil. ¡Hasta yo me arriesgaría a abrazarle para demostrarle un poco de esa maravillosa sensación! Al celebrar con amigos, acurrucarte con tu madre... eran momentos que se te gravaban quisieras o no en el corazón, algunos teniéndolo más consciente que otros, no importaba cuál fuera tu caso, porque un profundo sentimiento revivía en ru corazón en los tiempos adversos, recordando así la importancia del afecto más allá de lo verbal. El cariño... era de las mejores cosas que nos podrían motivar a seguir adelante, porque estaba el rencor o el terror, pero sí un deseo debía manejar su espada y guiar tus pasos... en definitiva ese debía ser el disfrute, uno que solo se puede lograr dejando ser felices a la gran mayoría que se pueda. Y para alcanzar esa significativa felicidad, había que experimentar el cariño de primera pata.

Igual la lástima no me duró mucho, pues al final me enternecía el rano y se reflejó en mi sonrisa compasiva, sin tomarle demasiada importancia al toqueteo de Taqui sobre mis orejas, aunque tuviera el corazón un poco revoloteante por ello. No la solté hasta estar seguro de que no se abalanzaría otra vez sobre el rano, que recibiera el agua me hizo confiar en que así lo haría, sonriendo yo más tranquilo y con mi alegría normal tras... Retiro lo dicho, se había dado de lleno contra un montículo de diversos objetos. Suspiré resignado sin perder la sonrisa compasiva de mi rostro, luego no demoré en sonreírle con picardía a Rash, pegándole un pequeño topón a su brazo con mi codo.

—Eres increible, viejo...— Me tomé unas confianzas que había estado evitando con Rash, para luego mirar de reojo a Taqui, volviendo pronto a cargar mi mirada sugerente sobre el rano—. Y ella un buen partido—. Se me había afilado la sonrisa y todo, y aunque me veía sereno, igual intentar picarle ahora yo los nervios al pobre monje daba regocijo—¡Créeme, tengo más de siete hermanas! Jijiji —solté una risilla nasal al final, sonriendo como el crío que podía parecer en muchas ocasiones.

Tras eso corrí de inmediato a ver qué había encontrado la rano, manteniendo una distancia que no llegara a molestar al humoso ser que parecía acompañar ahora a la chica. Intercalé mirada entre los dos con el hocico abierto ante la sorpresa.
—Wow—. Y sonriente me llevé las patas tras la nuca.

Sí es que al final, algo metiche sí que era. No podría ser lo contrarío al tener la sangre de mi pueblo por mis venas, ¡los rumores eran la energía misma del lugar!

 

Dellen
Apoyé mi espalda contra la pared en lo que Zer comprobaba lo que ocurría, no quité mi mirada de él esperando su reacción, tan centrado estaba que realmente ignoré el grito que la bruja emitía, escuchándolo como un eco distante aunque me dieron ganas de responderla con contundencia, "¿Tenías cosas valiosas? Pues chica, no metas a un grupo de personas con habilidades excepcionales en tu casa, ni mucho menos los alarmes cuando pueden estar ocurriendo cosas más importantes fuera que cualquier cosa que tengas en tu interior, tsk... Estúpida, enójate con tu Azulejo.

Si que dirigí directamente mi mirada a Avocato, el cual seguía tan o inclusive más tenso que antes, ¿Que narices le pasaba? Ni pude siquiera pude preguntar antes de gritarle con desesperación a Zer sobre lo que podía observar con su clarividencia.

Jou como era de esperar ofreció su ayuda en lo que yo me mantuve callado "No aprendes ¿huh? Por más que le aprecies Zer es Zer, es mejor darle su espacio y es MEJOR que no se le perturbe mientras está concentrado en sus cosas. Finalmente Zer reaccionó. Así que era cosa de Blueberry todo esto, siete dias para regresar con él o Blueberry iba a matarlo, ¡Será hijo de! Mira que a veces es normal arrebatar una vida pero no con esa maldita crueldad, tsk... Cada vez odiaba mas este maldito mundo. Afortunadamente Zer le dijo que contaba mas que nunca contábamos con su apoyo y que así de paso salvaría a su pequeño, sonreí asintiendo con la cabeza en lo que finalmente se marchó. Yo decidí reflexionar al respecto. Aquí ya nada me retenía, quizás podía visitar el altar de Artemilla, quizás, por los pocos conocimientos que tenía de mis años de trotamundos, había adquirido cierto conocimiento de religión. Así dirigí mis pasos hasta intentar dirigirme hacia el altar.

Cuando ya tomé la decisión, Jou empezó a cambiar, ¡Ostia pu! ¿Desde cuando podía hacer eso? De repente su personalidad cambió completamente así como su carácter, Jou nos comentó que lo que Zer había visto era el presente que no el futuro y que ese Blueberry solo lo hacía por diversión, que confiaba en nosotros pero no en ese rey perro, rey del cual mis confianzas iban mermándo mas en cada instante. Me acerqué a ella para mirarla.

— De momento, debemos planificar que hacer Jou, pero yo abogaría por ayudar en la recuperación del hijo de Avocato, ¿si? A mi tampoco me cae bien Blueberry la verdad sea dicha—. Comenté con voz sosegadora—¿Tu que vas a hacer ahora? Yo me adelantaré, quiero visitar un lugar primero.

Obvio necesitaba estar tiempo a solas, así fue como quise dirigirme al altar de Artemilla. Estaba completamente vacío, lo admiré para encender la llama, intentando ver como actuar.

— En mis constantes lecturas leí sobre éste lugar, y parece cosa del destino que mis pasos me condujeran hasta aquí, pero hay algo que no he dicho, a nadie mas necesito sacarlo de mi interior. La verdad es que la bondad no es una de mis mejores características, pero a la vez, también admito que no recuerdo nada de mi pasado, no desde antes de tornarme un trotamundos, pero tengo pesadillas... Pesadillas en la que una luz informe es consumida por la más atroz de la oscuridad, me levanto aterrado y de nuevo ese dia no dejo de darle vueltas a la cabeza—. Reconocí, por alguna razón— Ni yo mismo conozco mi apellido, mas ruego acepte la ofrenda que le otorgo con la mejor de mis intenciones como agradecimiento por escuchar mis inquietudes—. Me quité uno de mis guantes para revelar una mano llena de cicatrices y me saqué un anillo con una letra "A" impresa en él y lo coloqué con cuidado.

 

Rash Colds

Oyó con asombro la propuesta de Taqui hacia el genio de la lámpara, ése sin duda era un buen deseo; podría estar exenta de un ataque venenoso por parte del dragón, aunque el monje no estaba seguro si esos reptiles podrían tener tantos trucos. Pero las palabras de Vite lo hicieron sonrojar nuevamente, aunque no sabía muy bien el por qué. Se cruzó de brazos, esperando de esa forma tener ocupadas sus extremidades mientras intentaba quitar el rubor de su cabeza.

—No sé muy bien a qué te refieres... Vite. Pero Taqui sin duda es un buen partido. Sí, lo es. —cabeceó con contundencia, para darle énfasis a sus palabras. Observaba a Taqui con admiración: tenía un corazón noble e inocente y el monje pronto comenzó a darse cuenta que sería capaz de descender hasta el mismísimo infierno para protegerla si era necesario.

 

Acumulador
[Rash, Otto, Vite, Lanre, Taqui, Zer, Kevin]
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-¡Ah! Inmunidad ante venenos ¡Puedo hacerlo!- exclamó el genio -No es un deseo difícil, recuerda decir "deseo" y lo que quieres, que en este caso es "ser inmune ante venenos". No habrá fallas con este, lo puedo sentir...-

En ese momento, Zer llegaba desde la casa de la bruja, traía consigo el trocito de nepeta y una confusa señal que le había ofrecido Artemilla. El acumulador lo recibió, entusiasmado por la repentina oleada de clientes y aceptó sus monedas para que pasara a buscar algún objeto.

Al ingresar, el mago se topó con el resto de sus camaradas y también con un objeto peculiar que reconocía desde su época en Silver City, un Cuerno Detonante. Era un objeto mágico resultado de algunos experimentos que había quedado inconcluso, era algo inestable y nunca se le había hallado solución a este problema, pero también así de poderoso podía llegar a ser.

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rapuma Monpoke Mori Amelie Ayeah

Gigavehl Zer ha encontrado el siguiente objeto:
Cuerno Detonante: Puedes usar una acción para soplarlo, con lo que emite un estallido estruendoso en un cono de 30 patas (audible desde una distancia de 600) 1d4 de criaturas que se encuentren dentro del cono deben hacer una tirada de salvación de Fuerza. Si falla, una criatura recibe 5d6 puntos de daño por trueno y queda ensordecida durante 5 turnos (la sordera provoca -2 a tiradas de percepción y de sigilo y acrobacias mientras dure) Si tiene éxito, recibe la mitad de daño y no queda ensordecida. Si una criatura está a distancia cuerpo a cuerpo contra quien sopla el cuerno, puede elegir resistir con la tirada de Salvación de Fuerza o con una de Sigilo y acrobacias, si elige la segunda, lanzará con ventaja)

Cada uno de los usos de la magia del cuerno tiene un 20 % de probabilidades de hacer que el cuerno explote (Se lanza 1d100 y si sale 20 o menos, explota). La explosión inflige 10d6 puntos de daño por fuego a quien lo sopla y destruye el cuerno.

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Casa de la bruja
[Jou, Solerade]
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-Ohh sé lo que se siente no tener dinero, te haré la lectura gratuita...- le respondió la bruja a Solerade -Pero, lamentablemente, no está en mis patas lo que podremos ver. El destino es caprichoso y hay días que revela cosas importantes, pero otros en que revela meros detalles sin relevancia de nuestra vida- luego comenzó con el mismo ritual que había realizado con Zer y comentó que le llegaba una visión sobre un acontecimiento del pasado -Veo... veo... ¡Una manzana! Y te veo a ti comiéndola hace unos días...- agregó esto último decepcionada -Tal parece que te comiste una manzana hace unos días, eso es todo, lo siento... que suerte que fue gratis, ¿no?- se encogió de hombros con una avergonzada sonrisa.

Mientras realizaban la lectura de Solerade, Dellen también salía de la casa para dirigirse a la parte trasera donde estaba el pequeño santuario natural.

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Alisse Madness Sensy

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Altar de Artemilla
[Dellen]​

Al rato que Zer se marchó del lugar, Dellen llegó y también se topó con las plantas de nepeta. Al igual que su amigo felino, recibió un estímulo olfativo talq ue tampoco pudo resistirse ni contener sus ganas de [lista] seguidas de la misma euforia y excitación que había sentido el otro mago por unos minutos.

Tras retomar la calma, se dirigió al altar para depositar su ofrenda y al comenzar a orar pudo sentirse reconfortado y más fuerte, su constitución había aumentado un poco, las palabras sobre la diosa eran ciertas.

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madarauchiha La vida máxima de Dellen ha aumentado de 26 a 33 actualmente (en realidad de 16 a 23 porque recordá que tenés +10 de la bendición del rey)

 

Taqui

La respuesta del genio hizo que brincara de pura felicidad. ¡Ahora podría abrazar a Rash sin crear toda una escena!

Giró sobre sí misma como una torpe bailarina y se frenó de golpe frente a su interlocutor hinchando el pecho con orgullo y, tras un carraspeo para aclarar su garganta, formuló su primer deseo con la voz más grave que pudo encontrar porque, los deseos deben decirse con voz de narrador de historias, lo sabe todo el mundo.

– Desssseo... ¡¡¡SER INMUNE ANTE VENENOSSS!!!

Sonrió con afectación y, una vez dicho ésto, dejó escapar de golpe todo el aire de sus pulmones, dando excitados brincos alternando el peso de un anca a otra hasta que perdió ligeramente el equilibrio, tambaleándose peligrosamente hasta dar con sus nalgas en el suelo. Se dejó caer de espaldas y aguardó tendida a que el mundo dejase de girar.

Pensar tanto en su estado actual había requerido un esfuerzo sobrerano.

 

Otto

Levanté una ceja ante el repentino acercamiento de Zer, ante todo el desastre actual, se complicó un poco registrar su aproximación.

Me tome unos segundos mirando esa planta que me presenta, donde la consiguió, no pregunte.

Al reconocerla, arrugue un poco la expresión un poco confuso y moviendo los bigotes incómodo. A pesar de todo, no contuve mí mente del para que querría conservar tal cosa... E oído de cosas raras en unos gatos, aunque en otros terminan siendo inmunes.

No es que tal cosa me concierne.

"Es Nepeta". Lo mire unos instantes antes de agregar. "O hierba gatera".

"Tiene un efecto secundario de estimular ciertos aspectos físicos y en los sentidos, diría que muy útil para situaciones de exploración o supervivencia". Hablé de los detalles de esa planta, que si bien no las pidió, supuse las querría conocer. "Y ... Sobre su efecto primario, creo eres consciente de la desventaja que trae, lo cual te podría distraer por unos momentos si lo usas en una lucha. Este va primero y es causante de los estímulos, si tratas de resistirlo o similar podrías no tener la ventaja de esta planta".

Agregué lo último, al menos tratando de ser consciente que tal cosa podría traer cierta resistencia si se realiza en público. Aunque, no es que le quiera dar fe en que en primer lugar se puede resistir.

"Pero, si ya las has olido hoy, diría que no lo pienses hasta mañana. Que tal cosa no suerte efecto dos veces en un mismo día". Termine, al menos dejándole consciente que no lo vaya pensando demasiado aprisa.

Y bueno, a lo mejor se podría esconder detrás de un árbol antes de usarlo. Nadie dijo que se debe usar en frente de un grupo.

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Nepeta: Las propiedades de esta hierba sólo funcionan en gatos, su peculiar aroma dispara un estímulo olfativo para los felinos que en primera instancia les hace perder un turno para realizar acciones como restregarse contra la hierba o masticarla. Luego de esto, la velocidad del consumidor se duplica, consigue un bonificador de +2 a la CA, tiene ventaja en las tiradas de salvación que involucren reflejos, a las de sigilo y trucos, y consigue una acción adicional en cada uno de sus turnos. Esta acción solo se puede usar para realizar una acción de ataque, correr, destrabarse, esconderse o usar un objeto. Este efecto dura 3 turnos y una vez utilizada ya no vuelve a surtir efecto en el mismo gato hasta el siguiente día.

 

Acumulador
[Rash, Otto, Vite, Lanre, Taqui, Zer, Kevin]​

-¡Deseo concedido!- exclamó el genio con una especie de pirueta sobre sí mismo y largando chispitas. Automáticamente, Taqui pudo sentir como el "veneno" de la piel de Rash dejaba a su organismo y ella volvía a la normalidad... o a lo que solía ser, que distaba mucho de la normalidad, pero ya no estaba bajo efectos alucinógenos -¿Algún otro deseo?-

Mientras tanto, Roronoa llamaba la atención de Lanre desde el interior de la espada -¡PSS! Guerrero- susurró -¿No crees que deberíamos ir a consultarle a esa bruja sobre tu epifanía?- de paso, en un lugar así, el fantasma podría salir. Una bruja tendría que haber visto a miles de espectros como él. Por su parte, Lanre seguía teniendo algo de comezón en la zona de su cuerpo donde esas extrañas marcas habían aparecido, principalmente en las que estaban cerca del cuello.

En cuanto a los demás, Otto había terminado de analizar la planta que había conseguido Zer, por lo que ya estaban todos listos para partir. Una breve parada en casa de la bruja y luego a Bosque Muerto...

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rapuma Monpoke Mori Amelie Ayeah Gigavehl

 

Taqui

Sintió los efectos del veneno desvanecerse y parpadeó sorprendida ante aquel cambio, sintiéndose de nuevo dueña de sus cinco sentidos.

Sonrió al genio y sacudió la cabeza.

– Ya conozco mis otros deseos, pero tendrás que aguardar al final de nuestra misión para ser libre, Gaseoso. – Le dedicó una sonrisa de disculpa mientras guardaba la lámpara en su alforja.– Quizá podamos hacernos amigos en ese tiempo.

Dicho aquello, se volvió hacia el monje con una mirada traviesa y, tras acortar la distancia que los separaba en dos grandes saltos, extendió el brazo con confianza para hundir su índice en la mejilla del rano y aguardó con nerviosismo a que pasara algo.

 

Vite Horiazana

El rubor en sus mejillas de rano, como intentaba mantenerse calmo... Ya lo habíamos perdido, ¿cierto? Al menos admitía que Taqui era una gran animal y eso era suficiente de momento. De cualquier forma terminé negado con suavidad ante sus palabras, con una sonrisa de rendido. Ya junto a Taqui presté atención a lo que decían ella y el genio de la lámpara, ¡y yo que creía que esas cosas solo existían en los cuentos de mamá! Pero bueno, que el mundo siempre nos sorprendería, por eso atesoraba tanto cada experiencia y tierra revisada y comprobada por mis propias patas... aunque de momento solo fueran tres... o dos con suerte: Everfall y mi hogar. Pero bueno.

Alguien llegó y mis sentidos se giraron hacia a él... era Zer, como siempre parecía ir muy a su bola, más bien metido en sus pensamientos a full. Habló con Otto y yo, que no quería parecer un simple metiche de lejos, me acerqué para al menos estar de intruso con honestidad. Con pasos mullidos y cuidadosos, alerta de que ese gato arisco no se fuera a enojar o algo, con la curiosidad brillándome en los ojos me acerqué a oler esa plantita mientras trataba de procesar el intercambio de información del par.

—¡Chu! —estornudé con un sonidito agudo, dando un pequeño salto y tratando de alejar cualquier posible trayectoria de los dos más cercanos. Luego les miré riéndome algo débil y con pudor, orejas gachas—, pues sí que huele raro... ¿Efecto? —secuencié a Otto... no solía haber hierba gatera por los alrededores, sí mal no recuerdo— ¡Ah, que ya han visitado a Esmeralda! —exclamé alegre sin alzar demasiado la voz, solo me encontraba entusiasta—. Jijiji— Tras reír a ojillos cerrados, los miré con más calma y, por lo tanto, tranquilidad—. ¿Ya le pidieron sus visiones? —dije eso y fue sentir un escalofrío recorrerme todo el cuerpo, me sobé ambos brazos con mis patas, algo encorvado y otra vez las orejas gachas, con una clara incomodidad y rechazo en mi rostro—. Yo no haría eso, no me agrada.

Entonces escuché unos pasitos curiosos tras de mí, por lo que sin alejarme del par volteé a ver que ocurría... Sonreí con ternura, al parecer Taqui ahora tenía la seguridad de tocar a Rash gracias a su deseo. ¡En definitiva, un gran deseo! Algo me decía que ese par difícilmente volvería a separarse.

Tras eso voltee a ver con más seriedad a Zer, muchísima más.
>>Imagino que habrás preguntado por el dragón...

El dragón... por qué... sentía que algo se nos escapaba muy ágilmente de las patas.

Contenido oculto

Hola Giga, ya te tiré al pendejo por fin, espero lo disfrutes y le saques provecho uwu <3

 

Contenido oculto: Rumor

Vite Horiazana

Uhm... entonces no usaría la hierba gatera... ¿Por qué? ¿Haría algún mal? Entonces sí sería mejor evitarla... aunque muchos adultos e incluso jóvenes se desviven por cosas dañinas, así que era un punto curioso del gato a tener en consideración. Con lo exigente que se notaba, no me extrañaría que tuviera cierta manía con el control y el orden. Que fastidio~

Oh, y bueno, sus expresiones siempre parecían estar juzgándome para mal y parece que tendría que aprender a acostumbrarme a ello antes de tomármelo a mal. Pero vamos, que era cansino solo recibir negativas o validez seca, ¿a este tipo siquiera le interesaba tener amigos, los tendría? ¿Familiares, colegas, condenados que se le acercaban por oficio? Vaya lío de vida debía tener, pero era incapaz de descifrar mucho más. Ahora yo era el que enarcaba una ceja a su respuesta, cruzándome de brazos... ¿No... preguntó por el dragón?

Pero, ¿no era Zer uno de los más "eficaces" o preocupados por la misión del grupo? Contuve las gana de suspirar con pesadez, solo exhalé por la nariz con suavidad y un rostro que empezaba a reflejar aburrimiento.

Volví a mirarlo con seriedad cuando me respondió un "no", admitía para mis adentros que su ojo color sangre era más que intimidante, a pesar de que sintiera que en una batalla cuerpo a cuerpo podría hacerle frente de sobra. Lo desconocido me imponía respeto y sí algo no conocía era la magia o el tema de espiritual y tal. Todos teníamos algo de espiritualidad en el fondo, pero yo estaba a mil años conejo de compararme a alguien como Rash, por dar un ejemplo.

Se podría intentar... Seguía mi rostro debatiéndose entre sí mostrar duda o mera seriedad, mantenía mis brazos cruzados sobre mi pecho, firme. No me molestaba preguntar a mí por el dragón, a pesar del terror que podría ocasionarme saber que algo era inevitable. Tema aparte, suspiré cansado cuando noté que en realidad Zer se estaba yendo por su cuenta de nuevo, algo de frustración se me coló y todo...

Y su repentina pregunta me dejó desconcertado. Lo miré con extrañeza genuina destensando el nudo que formaron mis brazos.
—¿Qué mirada...? Je —solté corto tras la sorpresa, ahora riendo con incredulidad, ¿era eso, mi mirada seria? Creo que había empezado a molestarme un poco—. A ver, vamos a fuera antes que nada —decidí entonces hablar con calma, acelerando mis pasos hacía el exterior esperando que el gato aquel me siguiera, se notaba en mi expresión una rabia tranquila, contenida, pero de momento no intensa. Aunque, claro, una vez picado era fácil hacerme estallar, era sabido que mis emociones solían ser intensas.

—Kevin, yo me voy yendo a juntarme con el resto en casa de la brujita, ¿de acuerdo? —hablé con firmeza y seriedad alzando la cabeza, sin sonar agresivo a pesar de lo que cargaba por dentro. Es más, me permití una natural sonrisa agraciada—. ¡Cuídame a los chicos por mí, te los confío! Jeje—. Y no había mentiras en eso, sí en alguien debía fiarme, esos eran mis parientes. Luego busqué a Zer con la mirada y con un movimiento brusco de cabeza le indiqué el camino a tomar, vamos, que era por donde ya había venido él.

Nos íbamos a juntar ahí, era el camino hacia el Bosque Muerto al fin y al cabo. Solo esperaba que luego de hacerme una pregunta ese gato no me fuera a ignorar, todo el asunto en general me pesaba y manos en el bolsillo caminaba con pasos pesados, perdiendo casi en su totalidad la ligereza de mis acciones...

Yo no me esforzaba para que luego me cuestionaran una pequeñez tan pasionalmente, vaya gatos.

 

Rash Colds

Dio un paso hacia atrás pero quedó petrificado en el lugar al ver la bella silueta saltarina de Taqui llegar hasta a él en tan solo dos saltos. Abrió la boca para opinar sobre su escepticismo pero allí llegó, mudo y espantado a tiempo igual por el nuevo contacto en su piel.

¿Cómo era posible que un deseo pudiera revertir su veneno que ocupaba toda su piel? ¿Un deseo bastaba para poder sentir al fin el cálido contacto físico de un abrazo? Aunque solo Taqui estaría exenta a su veneno ése era el tesoro más grande que había encontrado en el Acumulador. No se encontraba de coleccionar cosas, era de coleccionar momentos.

Trató desesperadamente de mantener una mirada serena.

—Señorita Taqui. —posó una de sus enormes patas sobre la de ella, apretando levemente para darle a entender que estaba agradecido. —Permítame acompañarle desde ahora en más hasta donde sus años le lleven; hacia donde su horizonte de aventuras culmine y déjeme ser testigo cuando sus sueños le alcancen. Ése día esta deuda quedará saldada. —bajó levemente la cabeza, se encontraba avergonzado. —Tenga, tome el resto de mis monedas. Para mí esto no tiene valor; son suyas. Quizá hasta pueda encontrar otro genio si es que tiene suerte.

 

Taqui

Cuando su dedo se hundió en la suave y resbaladiza piel del rano sintió un ligero cosquilleo muy diferente ésta vez de la anterior sacudida eléctrica, sonrió satisfecha consigo misma para finalmente ser interrumpida por la enorme pata de Rash sobre la suya.

Retorció su propia mano para entrelazar sus dedos con los de él y ensanchó su sonrisa, sorprendida ante la calidez del contacto a pesar de ser ambos seres de sangre fría.

Escuchó las palabras del monje, probablemente las más amables que nadie le había dedicado, y dejó escapar una risa nerviosa.

Realmente sus dotes de seducción debían ser algo excepcional... A pesar de ello, no le disgustó la idea.

– ¿Significa eso que ahora somos una familia?– Preguntó, inclinando la cabeza con inocente curiosidad. Realmente no tenía ni idea de cómo conseguir una. – En ese caso lo tuyo es mío y lo mío es tuyo.

Le dedicó una sonrisa pícara y con un rápido gesto de su mano libre tomó parte de las monedas que éste le tendía y las guardó.

Obviamente, ella salía ganando con semejante afirmación... Pues básicamente sólo tenía lo puesto.

 

Jou

Después de que Zer terminará los líos con la bruja, salí pues Avocato no tenía solución y al parecer solo podía limitarse a seguir lo que Zer sugirió, así que solo suspiré, solté la mano de Solerade y salí de la cueva caminando sin rumbo por el bosque, me detuve un momento para apretar el colgante de mi pecho y seguí hasta llegar a un camino con un cartel que escribía "Altar Artemilla" la curiosidad me hizo avanzar al sitio y para mí sorpresa ahí me encontré a cierto gato , sonreí y me le acerque —He notado que siempre tomas el camino solitario—

 

Vite Horiazana

Caminé con velocidad, porque si algo no quería era estallar como una bomba. Volátil como el fuego, raudo como una tormenta... Yo no era nada de eso, y no permitiría que nadie me transformara en eso. Inspiraba hondo, exhalaba, inhalaba, despejaba mi mente y disipaba mis sensaciones. Aún distraído como estaba por lo que se cocinaba en mi interior, paré con exactitud delante de la casa de Esmeralda, sin desviarme del camino en sí, por lo que igual estaba algo lejos.

Frené y me quedé estático a ojos cerrados, un último exhalo através de mi nariz y al abrir los ojos y buscar la mirada del gato ni tiempo me dio a procesar mis ideas y habló. Fruncí el ceño de manera que parecía incrementar mi enojo, pero no hablé de momento.

¿Por qué tan agresivo, minino? ¿Tenías un miedo tan grande que ocultar? Sus palabras me dolieron y eso me molestaba, porque me hacían volver a cerrar los ojos y buscar regular mi respiración. Esto no era un enfado sinsentido, mucho menos algo puntual, sentía que demostrarle algo a este gato era una lucha personal.

Una rebelión contra mi propia existencia y todas las debilidades que eso implicaba. Exhale con el hocico abierto, manos en los bolsillos y acorté la suficiente distancia para separarnos por un metro. Mi mirada era seria, pero mis pupilas negras estaban ardiendo con la fuerza de las estrellas nocturnas por mis cristalinos ojos de conejo.

De presa, de víctima... Eres la luna... eres como la luna..

—Tú fuiste el que me hizo una pregunta, Zer, y responderé a ella y de paso quiero dejar zanjadas todas las dudas y molestias es lo que voy a hacer—empecé hablando cabizbajo, muy bajo, pero a medida que mis palabras se materializaban iba irguiendo la cabeza como correspondía, sacando el pecho no con orgullo, sino que con la firmeza de una buena postura.

Era algo más alto que él, no mucha diferencia, pero sí era muchísimo más corpulento. Al fin y al cabo, en casa siempre sobraron las zanahorias y el trabajo arduo del campo me había desarrollado una musculatura de la cual no me gustaba aprovecharme.

Cerré los ojos otra vez, inhalando despacio y exhalando de igual forma.
—No me agradas, seré sincero, y creo que es más que claro que yo tampoco te agrado... Pero el problema no es ese, porque en el fondo nunca podremos agradarnos entre todos—. El pequeño Vite de hace unos años estaría sorprendido de mí, de mi voz calma y firme, de mis ojos sin derramar lágrimas alguna.

Y eso deseaba, ser así y, si se puede, de paso inspirar a mis hermanitos o a cualquier otro pobre diablo que le sirva mi imagen. Eso sí, fruncí más la nariz y arrugue el gesto.

>>Me desagrada...— Un breve silencio, meditando por un segundo las palabras sin quitar mis ojos de encima del gato, manteniendo el estoicismo— tu soledad. Esa vibra que me das, aunque no te conozca y siento que apenas estoy viendo la superficie de algo inmenso...— Cerré los ojos casi con dolor, a pesar de que por fuera pareciera tan solo enfadado, pero la verdad es que me dolía.

Me dolía confiar siempre en las personas, sufrir ante la maldad del universo y sus inexactitudes... A la vez, eso me hacía atesorar las cosas que más amaba de la vida, no podía quejarme. No buscaba quejarme. Volví a abrir los ojos y seguí hablando con ese tono calmo, grave y condenador.

>>Me preocupas, Zer, porque pareces preocupado por el equipo, por la misión también...— Miré mis pies teniendo un pequeño debate interno, sin siquiera analizar en si todo lo trascurrido con el gato, las palabras simplemente invadían mi boca y yo solo descartaba lo que podría sonar peor. Lo mire otra vez, en esa seriedad que podría parecer eterna.

Esa seriedad que me hacía desaparecer como Vite. Zer no me estaba viendo a mí, estaba viendo solo una parte de mí que era muy, muy complicada de sacar al aire.

Pero sentía que el esfuerzo lo valdría, porque Zer era un mago con habilidad, un luchador más fuerte y hábil que yo... No lo quería de enemigo, pero era claro que él no quería amigos.

>>Pero también parece que no te importamos...— Y mi rostro por fin de arrguo en una genuina cara de preocupación.

Me rendí, ya no podría seguir fingiendo que era fuerte, que podía con todo estos sentimientos. Suspiré abatido mirando el suelo

>>Me importas, Zer —murmuré

...y estoy preocupado, pensé. Demasiado.

 

Vite Horiazana

Estaba al borde del colapso y, aunque fuera ahora improvisto para mí, su reprimenda me sirvió. Me extrañé en la privacidad de mirar el suelo y no demoré en abrir los ojos como sí fueran dos plantos, mis orejas se propulsaron de golpe hacía arriba también, igual que mi cabeza. Miré a Zer con asombro y era de esperar que en mí se avecinara un tipo de alegría que no sentía muy seguido... talvez nunca la presencié. Zer... me entendía y, por algún motivo, eso no me sorprendía. Talvez que lo exteriorizara era lo que me tenía más entusiasta, pero sin quitarme la genuina sorpresa del rostro, lo cual era un genuino poema. Pensé que sería más difícil hacerlo hablar, puede que tuviera varias ideas equivocadas de él y eso tampoco sería extraño.

Cuando dijo que no era extraña mi preocupación eché un poco la cabeza y espalda alta par atrás, sintiendo el recelo tomar un poco el control de mis acciones. Lo miré con el ceño fruncido y un mohín en el rostro, no enfadado, solo extrañado. Porque esas palabras implicaban muchas cosas, no he vivido siempre con más de dieciséis animales en casa por nada, sabía agarrar al vuelo cierta mentiras en especifico. Esta podría ser una de ellas: Todos en un momento necesitábamos comprensión, cariño y soporte, que no los quisiera era otra historia.

"Quiero decir, entiendo que tienes costumbres y valores por tu familia, y no dudo que estén orgullosos de verlos en acción" ladeé la cabeza agarrando de nuevo la confianza y firmeza natural de siempre, posando mis patas sobre mis caderas en esa posición firme y segura. Lo miré extrañado, ceño fruncido con curiosidad e intento de comprensión. ", pero yo tengo mi vida y mi propia familia, no necesito ayuda, no necesito pena o compasión..." Sonreí filoso sin cambiar mi posición, una sonrisa que podría ser gatuna en la cara de un conejo, y es que representaba un sentimiento rojizo y brillante, a pesar de que en mis ojos esos sentimientos fueran más bien de un café oscuro.

Aun rojizo, a pesar de todo... Un sentimiento sanguinario. De cualquier forma la sonrisa me duró poco, porque cuando dijo que no necesitaba saber que no le agradaba, pues talvez me volví mosquear un poco. Enderecé mi cabeza y lo miré con el ceño solo un poco duro, mi mirada también. De seguro mi madre recordaría a mi padre a punto de dar el sermón de su vida de verme ahí. Yo me estaba conteniendo, nomás porque Zer era mayor y no pariente mío. Aparte, minino, no todas las cosas se hacen para tu conveniencia o por complacerte: Sí alguien quería que supieras que me desagradaras, era yo mismo. ¿Podría confundir mi bondad con un altruismo puro? La risa no alcanzó mis facciones serias.

He robado, he matado, y aunque no me guste lo he hecho y la desastrosa culpa aun no me carcome por dentro. Porque, al final, primero estaban mis prioridades y placeres, luego me podría preocupar por otros. No es que me sintiera en especial orgulloso por ello, pero era mi realidad y lo aceptaba como parte incambiable de mi personalidad. Tras un leve gesto de sorpresa ante lo de las cavernas, sonríe con una mezcla de jocosidad y, puede, ternura y compasión, encarnando una ceja por lo divertido que me empezaba a parecer ver a Zer intentar expresarse.

Sí es que no sería un pequeñito mimado al final~ De esos que quieren que todos los escuchen, pero no en momentos puntuales: Siempre... ¿Qué por qué llamaba mi atención? Una pequeña risa vibró en mi garganta, profunda, relajada por sobre todo. Talvez estuviera mirando al gato con demasiada intensidad, pero es que no era mentira lo mucho que deseaba molestarle en el fondo. Nomás no lo hacía por temor a perder mi integridad física, pues al final solía guiarme por el miedo y temor. Una sonrisa y extraña apareció cuando el gato se preguntó qué tendría él de especial, de interesante, ¡vamos! ¿Me estabas agarrando el pelaje, minino? Tener más de cien años, que de seguro era más viejo que el padre fallecido de mi padre, me era motivo suficiente para parecerme interesante... o en una de esas era un simple joven como yo, eso lo haría aún más interesante. Evité eso sí cuestionarle, no quería interrumpir su línea de pasamientos, por lo que me limité a negar usando mi cabeza con suavidad.

"... ordena las prioridades, Vite. Por eso te cuesta tanto saber qué hacer" Otra vez levante la cabeza como en un salto de sorpresa, mis orejas relajadas se volvieron a catapultar. No demoré en volver a relajarlas y ladear la cabeza, sonriéndole con cierto pudor mientras me frotaba una mejilla.
—Ese es buen consejo—. Y llevé las manos tras la nuca, en una expresión relajada, confiada, pero sobre todo que demostraba que tenía confianza en que el tipo no pensaba darme un zarpaso o algo: Expuesto—. Pero no me puedes pedir ordenar mis prioridades sí aún no sé que quiero en verdad —sinceré sin problemas, calmo y resuelto, talvez con ganas de llevarle tan solo un poco la contraria...

¿Todos... le importan? La sorpresa no alcanzó a ocupar mi rostro, porque más rápida fue mi alegría. Se me tensó todo el cuerpo y mi corazón se desbocó como loco en mi pecho. Sonreí amplio y por poco parecía a punto de explotar, no grité y contuve la emoción, porque no quería perder el avance que sentía haber tenido con el gato. Eso sí, el tamboreo de mi pata llegó sin dudar, primero rápido y luego a conciencia lo bajé a un ritmo decente, era mi única forma de extirparme la corriente eléctrica que me generó esa alegría inesperada. Eso sí, solté una risa fresca y puede que aniñada cuando soltó que éramos todos unas pelotas que salían disparadas a cualquier lado, pero igual funcionábamos. ¡Tal vez algún día nos moviéramos como uno solo, pero de momento éramos libres y nos permitíamos vivir a nuestra manera, eso siempre era lo mejor!

"Aprecio tu preocupación, pero le das muchas vueltas, quiero decir... solo estoy amargado, para qué mentir. Prefiero ser directo y sin filtros para evitar malinterpretaciones e ilusiones erróneas de mí, prefiero ser reacio antes que perder el tiempo en cosas banales." Asentí suave con la cabeza, ahora solo una pata sobre mi cadera y la otra se dejaba caer relajada: Comprendía su punto y hasta cierto punto lo comprendía... Talvez ni cuenta se daba que me acerqué a hablarle por un motivo similar, no me gustaban las malas interpretaciones y me dolían que rompieran mis ilusiones. Prefería saber la verdad más inmediata que la mentira tardía. "He sido así en mi vida y no me desagrada, entendí que solo así por lo menos hay respeto, si, tal vez a veces no soy muy respetuoso, pero tampoco me pongo a decir las cosas de forma gratuita, solo intento que entiendan y aprendan de su error. Si lo toman o lo dejan no es mi problema, yo ya cumplí con señalarlo" Al inicio lo miré con cierte dureza, porque que mencionara el respeto me preocupaba en parte, mi forma de respetar aun no estaba definida, pero tenía sus bases claras: Respetas decisiones y respetas la vida misma, pero nunca, nunca hay que respetar que pasen por sobre nosotros, ni nosotros debemos sentirnos orgullosos de pasar por sobre otro.

En cualquier caso sus siguientes palabras me destensaron de inmediato, le sonreí entre comprensivo y orgulloso, sin miedo a exteriorizar esa emoción tan positiva. Reí con sus últimas palabras, tranquilo y melodioso, sonaba como los viejos amargados de la esquina, pero en un cuerpo joven y mucho más saludable. ¿Qué te hicieron para envejecer tan rápido?

—Pues nada, me alegra que hayas podido expresarte, Zer—. Volteé a mirar el hermoso cielo que hacía, algo tímido a pesar de que sonreía aun y solo expresara ese sentimiento mi ceño fruncido con pena y mi pata sobándome la nuca—, igual me preocupaba que te dejaras muchas cosas para ti, mismo—. Lo miré otra vez, ahora manos en los bolsillos con relajo, mi sonrisa era sosegada, pero mis ojos seguían siendo firmes. Confiables, se podrían definir—. Quieras o no...— Sonreí con pudor, a ojos cerrados—, los malos pensamientos, las ideas corruptas y las decisiones solitarias son en realidad lo que arruina y destroza los grupos...

Volví a llevarme las patas tras la nuca, sonriendo con confianza sin soberbia.
>>Por eso te lo ofrezco también, puedes confiarme tus intranquilidades, Zer—. Le ofrecí mi pata confiado y con mi sonrisa compasiva, talvez demasiado caballeroso—: Porque en el fondo, solo quiero ayudar en lo que sea capaz —proseguí otra vez a ojos cerrados, con la voz más aguada y claro pudor—. Jijiji, ¡aunque eso no quita que mi prioridad sea divertirme! —sentencié otra vez con la sonrisa filuda y, en esta ocasión, en verdad bromista.

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Chale, que ya le robaron parte del corazón a mi niño, pinche Zer.