Capítulo II

Rash Colds

Mientras el grupo charlaba, el clérigo se encargó de dejar un incienso en cada pila de huesos; un incienso y un rosario que terminaba con una pata de rana, perteneciente a los objetos religiosos de la Rana Tuerta. Se encargó de orar en silencio por cada difunto, deseando y esperando que sus objetos santos fueran suficientes para seguir evitando que un nigromante juegue con sus restos. Encendió a los inciensos y rápidamente un agradable aroma envolvió la zona de los ataúdes, un olor a melocotón combinado con corales del mar.

—"Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso". El Profeta, versículo ocho del nuevo testamento. —dijo hacia nadie en particular, era como terminar el pequeño exorcismo que había hecho con los muertos reanimados. Observó los montículos y afirmó con la cabeza, estaba hecho. Podrían descansar finalmente en paz. Se acercó a Jasper y le tocó el hombro peludo. —Eres valiente, noble Jasper. Tu voluntad en nuestro pequeño grupo es de agradecerse. Ahora andando, el resto nos espera.

Y el rano caminó hacia el resto, con pasos pesados, resonando su armadura en todos los rincones tras sus pisadas metálicas. Era como un tanque avanzando lentamente, sacudiendo el suelo bajo sus pies con sonidos de impacto.

—"El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado". —dijo hacia Lanre al ver cómo el pato entregaba unas pócimas a los hechiceros. Rash sonrió, sabía que el guerrero era de una extirpe mítica y solo había nobleza en él. —Estas hecho de madera que no se encuentra muy a menudo, maese Lanre. Algunos son fríos, otros se resquebrajan al sol, incluso algunos están rotos y quemados. En cambio tú eres madera fuerte, tersa. Estás hecho para unir. —sonrió. —Y por eso me alegra compartir este momento contigo y el resto. Pareciera como que nada podría detenernos mientras permanecemos juntos. —extendió las patitas como queriendo abarcar atodos. —¡Juntos podremos cruzar el mundo!

 

Lanre

Escuchó tanto a Roronoa como a Edgar —hay tanto que desconozco de historia, no sé demasiado de rituales élficos pero si mi padre quisiese ser enterrado con la joya, yo no renegaría. Es un poco deprimente no saber mucho de lo que hacen los patos con sus muertos. Honrarlos en sarcófagos o también tirarlos a la composta. De hecho, el huevo de dónde emergí fue utilizado de composta por mi padre en su jardín, la cáscara es buena composta, si, seguro—dijo simplemente por hablar, los temas de muerte lo obligaban a hablar de mas. Lanre recogió las joyas restantes y se reunió con el resto para escuchar a Otto y las amables palabrad de Rash quien esperaba junto a Jasper.

—¿Hecho para unir? Eso pregúntaselo a mi capa— dijo extendiéndola para mostrarle los parches que había hecho con aguja e hilo, brutos y con gran falta de orden; incluso algunas costuras mostraban la luz del otro lado —La costura no es mi fuerte; me desespero y termino haciendo estas cosas —sonrió bromista.

—Otto sugirió el compartir; yo sólo seguí su ejemplo —dijo riendo mirando a los gatos a los que les había dado las pociones de curación —Su fuerza en la palabra del profeta es muy grande señor Rash—dijo con formalidad pues el creía que Rash tenía algún puesto noble entre los creyentes — Estoy muy honrado de compartir camino con cada uno de nuestros integrantes —dijo también dirigiéndose a Jasper.

 

Jasper

Luego de la pelea contra los esqueletos permanecí cerca de Rash. Observé con interés su ritual con los inciensos y los rosarios, mediante los cuales velaba por la seguridad de las almas, como si aquello fuese a impedir que los volvieran a utilizar cual títeres. Cuando terminó, se acercó a mí y apoyó una de sus patazas con membranas en mi hombro. El gesto me tomó desprevenido.

“Eres valiente, noble Jasper. Tu voluntad en nuestro pequeño grupo es de agradecerse. Ahora andando, el resto nos espera.”

Lo único que pude sentir ante tales palabras fue una suerte de arrepentimiento. No supe bien por qué… Quizá era el hecho de que en muchos años nadie me había tratado con tanta confianza y amabilidad como Rash, Lanre y Dellen. La actitud de estos tres podía traspasar mi férrea desconfianza hacia los demás. El rano valoraba mi valentía y voluntad. La realidad era que yo me había introducido en este grupo mintiéndoles con lo del cofre, cosa que lamentaba solamente por ellos. No me sentí merecedor de aquello que Rash decía de mí. Pero no pude replicar nada, pues se fue junto con los demás.

Además, quizá descubrieran en Shallowaters quién era yo, lo que hice hace años…

Me quedé mirando los montículos que había hecho el rano… ¿La Rana Tuerta era, tal vez, el camino a seguir?


"¡Juntos podremos cruzar el mundo!"

"Estoy muy honrado de compartir camino con cada uno de nuestros integrantes"


—Supongo que puedo confiar en ustedes —añadí con un suspiro de resignación—. Conozco la ciudad de Shallowaters y sus alrededores, así que los puedo guiar un poco cuando lleguemos...

 

Dellen
Su aparente reacción de sorpresa e indiferencia tampoco me resultaba sorprendente a éstas alturas, más sin embargo tampoco parecía tener demasiadas ganas de detenerme, sin dudas Zer era un curioso gato, por lo que, como era de esperar al volver le dí la capa y me miró aparentemente con extrañeza en los primeros instantes, como dubitativo, hasta que la aceptó al fin, y mientras iba hablando estudiaba con detenimiento sus reacciones hasta que en determinado punto su rostro pasó de prácticamente apatía a ¿pena? Sí, aunque en el transfondo de ella era palpable su incomodidad.
Así fue como al voltearme escuché que de nuevo me iba a decir algo.

Ésto me hizo detener en seco mis pasos solo para girarme ligeramente y volver a mirarle.
— No hay de qué, Zer... Y, en lo personal, quería dártela a tí ya que los magos somos vulnerables a un límite de tiempo con los hechizos y para alguien que ya denota que quiere esforzarse o sobreesforzarse, independientemente de la razón, esto aumentará nuestra efectividad sumando a las carencias que tenemos que ponen al riesgo la salud. Y en parte, si no es solo eso, Zer, si realmente hay determinadas cosas que te molestan sean cuales sean las respeto, más ciertamente admito que mantener cosas en nuestro interior, no extereorizarlas no ayudan a que el resto sepamos que clase de cosas molestan a otros, aunque tu discreción me resulta, admirable de todo punto. Igual, aunque seamos desconocidos, y ésto tiene de grupo lo que Lanre de estratega, me da la sensación de que vamos a tener que estar juntos mucho tiempo—. Dije con calma, aunque inconscientemente mi voz adquiría ciertos toques de suavidad— Ni yo mismo me siento cómodo con todos, me he setido furioso e indignado con la mayoría, no ha sido hasta ahora mismo que he decidido empezar a adquirir iniciativa, también es verdad que no voy a forzarles, más tampoco exijo que me pidan ayuda, aunque eso no quita que no busque cooperar con todos si se lo proponen, y a juzgar por tus actos, estoy seguro de que tu opinas lo mismo...—. Nuevamente le ofrecí mi mano en gesto de concordancia— No te digo que te caiga bien, de hecho ignoro si lo hago, pero ya te lo dije en su momento, aunque solo sea entre ambos, cooperemos.
Aunque un peculiar olor empezó a venir directamente a mi morro, un olor a incienso que para el resto debería parecer agradable pero, por otro lado y debido a mi agudo sentido olfativo casi me hace toser, claro que nada se comparaba al condenado hedor que profería la boquita de Edgar cada vez que se atrevía a hablar, y ya luchaba para no dejar ninguna expresión al respecto aunque solo fuere por educación mientras también oía al rano orar "Por los dioses, los muertos ya han muerto, que alguien los haya reanimado no implica que vayan a volver a levantarse, además de que era mágia, ¿Que puede hacer tu ranita con ello" En fin, que cada loco con su tema, yo era feliz siendo ateo y mago. Así que simplemente aparté la mirada, esperando que Otto tuviera alguna reacción sobre con la llave que decía tener.

A este paso te digo yo que no, Rash, si quieres ligarte a esa rana tuerta que veneras, me viene perfecto, me dijo mi irónica mente.
De igual modo, no presté demasiada atención al resto de animales que parecían seguir hablando de banalidades, al menos hasta que el propio Jasper si que acabó diciendo algo que empezó a captar mi interés

Entorné ligeramente mis ojos para mirarle, en silencio... Honestamente, empezaba a dejar que el resto tomara la iniciativa.
— ¿Que dices tu Zer? En lo personal quiero conocer tu opinión a su propuesta—. Susurré tranquilamente, en parte porque eso implicaría confiar en él y en parte tampoco quería anticiparme en una decisión así de alguien que, aunque es cierto que confío en que quiere cooperar, sé que aun suscita desconfianzas al resto del grupo, lo pregunté por cautela.

 

Rash Colds

Sonrió a la gracia de Lanre, observando con detalle la capa mal cosida, con parches mal puestos pero que al menos lograban la idea de rellenar los agujeros. —Maese Lanre, ése es el secreto: no sabes cómo unir los hilos pero la idea la tienes, de ese modo tu capa quedó arreglada. La técnica se aprende con el tiempo, pero si uno no nace con el corazón noble nunca lo tendrá. Eso es lo que quise decir. —y mantuvo la sonrisa mientras miraba al pato: el animal parecía aún un simple pato adolescente, pero de un corazón tan grande que parecía ser el escudo de todos, hasta del rano mismo. Era cierto lo que decían de esos animales ancestrales, eran símbolo de buena fortuna. Era la única forma de expresar el encuentro entre tantos animales distintos con un único objetivo.

Luego miró a Jasper, sorprendido por las palabras del gato. Abrió la boca y alzó las inexistentes cejas, frunciendo de ese modo la frente en un claro gesto de asombro.

—Eso es excelente, noble Jasper. Tus rutas sobre la ciudad y tus conocimiento sobre la fauna silvestre de los alrededores seguro nos ahorrarán mucho problema.

 

Otto

Tomo una pequeña respiración del nuevo olor circulando por la cerrada sala, llegando a mí mente el nostálgico aroma de algunos campos.

Tiene... Cualidades raras. Las que acompañan a todo religioso y creyente de alguna fe.

Todo bien. Hay creencias peores. Mientras no sea de esos locos que comen carne por alguna creencia cuestionable.

"Mira, no vamos a Shallowaters para hacer turismo o exploración. A la máximo, es probable pasemos la noche alguna posada e irnos a la mañana siguiente". Tajo cortante la propuesta del Colado. O tampoco cree que somos capaces de perdemos la vista de la muralla. "Si sabes a quién comprarle tabaco, adelante. Guianos". Y por tu bien no nos guíes a una trampa.

Compartir la llamada delantera. Tampoco es que aquello sea una competencia, soy capaz de aceptar en dividir el trabajo, pero no quiero cargar con alguien que se aparece de la nada con información conveniente.

"Es momento de continuar, entonces". Tomando como señal que todos ya parecen haber descansado y hacer lo suyo.

Voy a abrir la puerta con la llave. Probando también si hay algún mecanismo en la puerta o detrás.

Contenido oculto

Por si no es la llave... También tiro d20 para forzar...

 

Sala 10
[Otto, Zer, Lanre, Jasper, Rash, Dellen, Vite, Edgar]​

Una vez que Lanre juntó el resto de las joyas y Rash realizó sus ritos, estaban listos para seguir.

Otto introdujo la llave en la cerradura y era la correcta, la puerta se abrió. Esperaban ver muchas cosas, pero del otro lado, oscuridad absoluta. Por más que metieran una antorcha o que fueran de una raza con visión en las penumbras, la cosa no cambiaba, no era una oscuridad natural.

 

Sala 10
[Otto, Zer, Lanre, Jasper, Rash, Dellen, Vite, Edgar]
​

Tal y como Zer lo imaginó, una oscuridad mágica se contrarrestaría con una luz de las mismas características, aunque esto le volvió a costar otra herida. La esfera luminosa flotó hasta el centro de la sala y dejo ver un cuarto con dos hileras de columnas blancas con motivos élficos. Estaban viejas y algo agrietadas, pero aún se mantenían firmes y no eran escombro como las de otras salas. En el centro de la habitación, iluminada por la esfera luminosa que le flotaba encima, había tirada en el piso una antigua y enorme armadura completa. Más allá, atravesando la sala, se veía una puerta de acero cerrada, similar a las otras.

Mapa:

Contenido oculto

Los puntitos rojos en la sala 11 son las columnas

 

Otto

Entrecierro hacía la oscuridad pasando el umbral de la puerta, una mirada sospechosa y alerta. Incluso desvié la mirada lavemente a los con tal de asegurarme que mí visión estuviera bien.

La llamada oscuridad. El peligro que está asecha.

Los sentidos de alerta se dispararon en mí, bajando rápidamente mí está tira , hasta casi tocar el suela con las patas delanteras, y me preparo para todo aquello que podría saltar de aquí.

Sea de efecto mental o físico.

De la pata del Gato1 sale disparada una pequeña bola de luz hacia la sala, parece ser, la respuesta a lo de esta sala llegara más rápido de lo creído.

"Un momento". Levanto la mata en señal de advertencia, suficiente fuerte para ser escuchado en esta zona de total silencio. "¿Cuánto dura el hechizo?" Pregunto bajo hacía el Gato1.

Es posible, esa armadura da mala espina cuando piensas en unas catatumbas de no-muertos.

Tal vez, incluso un fantasma la habite.

"Alistense en caso de un enemigo". Doy un pequeño y cuidadoso paso hacía delante, alistando el arco runico en mis patas. "Ahora simplemente es algo en el suelo, movamonos hacia los lados desde la puerta y junto a la pared, tal vez eso sea un marco seguro. Evitemos llegar directo al centro, la posible zona de peligro. Avancemos una vez pasemos todos".

 

Sala 11
[Otto, Zer, Armadura animada]​

Zer tiró abajo una de las columnas y ésta se partió sobre el hombro del enemigo que ni siquiera la sintió y siguió perfilado hacia Otto, como si lo mirara a pesar de ser un espectro sin rostro ni consciencia. Por otro lado, quedaba una columna menos para ocultarse...

• Armadura animada

• 
  
  PV: 69
  CA: 16
  LUCERO DEL ALBA GIGANTE: 1d10
  

Contenido oculto

Si quieren tirarle columnas, pues es una tirada de salvación. Tienen que sacar 15 y pueden sumar su bonificador de fuerza si tienen + en eso.

Como ven, esta criatura reduce a la mitad el daño físico. Un arma de plata hace daño físico y esto no es un no-muerto.

 

Dellen
Zer aceptó el gesto de mi pata, dándome la suya para levantarse y dirigirme unas palabras.

Típicas de Zer... Aunque por el contrario, que en otras ocasiones, parecía ¿Preocupado? Las palabras así demostraban, aunque simplemente asentí con la cabeza, no tenía caso de momento insistir al respecto, pero en lo personal, ya veía en parte un logro para con él, y su confianza. Finalmente me apoyé en la pared con uno de mis pies apoyado en ella mientras metía la mano en el bolsillo de la túnica, aun con la capa puesta, sin embargo, Zer añadió algo más a lo que dije sobre Jasper...
"Hagan lo que quieran, pero si quieres un consejo sería considerar sus palabras, es un Explorador y encima vive en Shallowaters, así que, sin duda alguna, deberíamos escucharlo cuando salgamos de aquí"
— De acuerdo, iba a decir que sí, más quería consultártelo—. Dije con calma mientras me mantenía en esa pose, impasible, esperando a que el resto se movilizaran. Personalmente ahora mismo solo esperaba poder recargar aunque fuera algo de magia sin que mi salud se pusiera en riesgo.
Posteriormente Rash volvió a hablar, ésta vez hablando de la nobleza del corazón, algo a lo que básicamente no le dí importancia, simplemente me dije internamente "Hasta el corazón más noble se corrompe si se topa con los animales inadecuados" La verdad es que las patrañas religiosas cada vez me estaban resultando más repugnantes...

Zer habló, haciendo que cambiara mi postura para empezar a caminar hacia donde estaban todos reunidos, los cuales a la llamada de Zer también parecían empezar a reaccionar, mientras miraba a Jasper, sonriendole.
— Gracias por la propuesta Jasper, acepto encantado que nos guíes—. Dije amablemente mientras Otto también le decía algo similar pero en modo Otto...— Ya le conoces, no tiene sensibilidad... A mí también me ha hablado de esa guisa en alguna que otra ocasión—. Le contesté con amabilidad en un intento de animarle cuando el ratón se dirigía a la puerta para encajar la llave, la cual parecía ser la correcta por lo que la cerradura cedió y la misma empezó a abrirse, haciendo que me acercara a investigar junto al resto para encontrarnos con algo que no era normal, pues en su interior solo se hallaba una oscuridad tan profunda que ni siquiera las antorchas nos ayudaban a vislumbrar nada de su interior.

La voz de Zer parecía haber sido la única en atreverse a decir algo, mientras por mi parte estaba empezando a pensar en que era lo que podía hallarse al otro lado.
De igual modo el ratón empezó a tomar la delantera, adentrándose en el umbral mientras Zer se preparó para extender su brazo y ver como de nuevo las runas de su túnica empezaban a iluminarse una vez más haciendo que empezara a invocar luz de su mano misma, como una esfera lumínica, la cuál fue directamente expulsada hacia el centro de la misma sala, y ¡pareció funcionar! Un pensamiento de lógica básica aunque muchas veces la lógica normal con la magia no funcionaba tan bien como la mayoría podía llegar a pensar, pero en fin, el caso es que éso por orgullo le costó otra herida más, la verdad es que empezaba a pensar que ese gato iba a acabar muerto un día de éstos, aunque Otto acabó por preguntarle por la duración del hechizo, algo a lo que Zer respondió que doce minutos, así que debíamos darnos prisa.
La luz parecía iluminar algo que se hallaba justo bajo la esfera. Agudizando la mirada pude discernir dos hileras de columnas blancas con motivos élficos, hallándose viejas y demacradas pero en pie, algo que me llamaba la atención y que me gustaría comprobar si hay algo escrito en mago que pudiera resultarme de interés, ya que en las otras salas dichas columnas no eran más que polvo y ruinas por el paso del tiempo mientras que en el centro de la habitación se veía lo que parecía una armadura antigüa y sorprendentemente grande y en el fondo de la misma una puerta de metal muy similar a la que habíamos encontrado hasta ahora.
Esa armadura... No me daba buena espina, al fin y al cabo desde que entramos aquí nos hemos enfrentado ya en varias ocasiones a cosas que supuestamente deberían permanecer inmóviles y, esa armadura me daba en los bigotes que no iba a ser una excepción.

Así fue como sin pensarlo demasiado, Zer también se adelantó, así fue como yo empecé a moverme también tras ellos, pasando por detrás de las columnas como sugirió el otro mago, solo para mantenerme cubierto con cautela, observando como lentamente la armadura empezaba a levantarse por magia oscura iniciando el combate entre Zer y Otto, siendo que el ratón logró esquivar fácilmente el primer ataque gracias a su tamaño y agilidad en comparación a la mole.

El que me reí por el comentario fui yo mismo, aunque evidentemente siendo lo suficientemente precavido para que Zer no se diera cuenta, así que al calmarme, me mantuve a una distancia algo más prudencial para usar el misil mágico, mientras que mi cuerpo empezaba a mostrar mi esqueleto.

Contenido oculto: Aclaración

Chale, obvien el dado de daño de cuatro caras, siempre me olvido que es de 6, creo que he heredado el despiste de Lanre (?)

 

Otto

En el momento en que ambos magos se deshacieron de todo pensamiento de precaución y comenzaron la batalla, me doy cuenta que les importa poco ponerse al frente y recibir daño. Ahora lo pienso para ambos.

Y así mismo existe la posibilidad de enfrentarse a un dragon. Si una armadura gigante no les da la idea de mantener distancia, creo que casi nada lo hará.

Observo con ojos abiertos cada movimiento de la armadura, cuyo peso y tamaño me sobrepasan por un margen de tres o cuatro veces.

Tomo aire luego de esquivar el segundo ataque, prestando atención a como todos se preparan por realizar algún movimiento.

Por la aves.

Juro para mí mismo en caos de la situación. Batalla. ¿Es esa la solución? ¿Acaso hay tiempo de probar suerte en algo antes de ser aplastados por si arma?

Fui formulando un plan, una vez estemos todos dentro o hayan intentado algo. Bien podría ser necesario.

Pero, ahora.

Tenso la cuerda del arco mágico. Miró hacia el gigante de mirada vacía, luchando contra si mirada con una de seriedad y emoción.

Solo queda la batalla.

 

Rash Colds

El clérigo observaba como el ratón ingresaba en la oscuridad más palpable que había visto en su vida. Incluso intentó afinar la mirada para escrutar las sombras y aún así no pudo lograrlo. "Magia", pensó para sus adentros mientras se deslizaba por la habitación con cautela, imitando de esa forma a los felinos que ingresaron antes que él. Rash observó entonces la armadura cobrar vida y atacar al explorador, el rano ahogó un grito al ver las destrezas ágiles de su compañero, evitando de ese modo el poderoso mandoble.

—¡Otto! —gritó más por intentar acaparar la atención de la armadura. Observó entonces los movimientos de los magos: Zer lanzaba un poderoso hechizo mágico; un misil que salió proyectado por la magia del gato, el cual lanzaba direccionando el hechizo conseguido hacia uno de los pilares, destruyendolo en miles de partes que cayeron como una lluvia de ladrillos sobre la armadura encantada. Rash saltó hacia atrás para esquivar un ladrillo enorme que cayó a unos pocos pasos de distancia. Luego llegó el polvo, golpeando sus ropas y agitando su capa como si fuera una bandera. Se cubrió los ojos con ambos antebrazos, pensando que ese golpe debería de haber bastado para detener el encantamiento... pero se equivocó. La armadura animada seguía ahí, amenazante, peligrosa. Pero a fin de cuentas, era una armadura encantada, quizá con recuerdos de su antiguo portador. Quizá y solo quizá, esa armadura podría tener una consciencia propia ahora que estaba tomando vida.



En eso pensaba el clérigo Colds mientras observaba otro misil, esta vez dirigido por el felino Dellen, atravesar el espacio entre ambos, dirigiéndose con mortal poder hacia su objetivo. El próximo fue Otto, el explorador que siempre sabía aprovechar el momento exacto; calculador, metódico. Un buen compañero animal, pensó Rash mientras caminaba hacia la armadura encantada. El porte, la mirada, los ademanes mientras avanzaba lenta, pero metódicamente hacia su objetivo, eran de alguien seguro de sí, firme, pero no presuntuoso. La capa seguía ondeando sobre su retaguardia como si fuera el soldado enviado por la mismísima Rana Tuerta al plano de los vivos par impartir su justicia. El clérigo ya portaba en su mano izquierda un rosario con su deidad inmortalizada y cuando estuvo a pocos pasos de la armadura se detuvo, cerró los ojos y avanzó lo que les separaba a ambos hasta tocar con su enorme pata membranosa el tórax de lar armadura. Rash mantenía tenaz, pero tranquilo, la mirada en los ojos oscuros.