Capítulo II

Otto

Levante un ceja ante el extraño comentario del pato, aun batalla tiene algunas tendencias raras para hablar.

Por lo menos, logro rematar al esqueleto antes de que ataque. Mientras su resultado cumpla, lo aceptaré.

Por su parte, también se elimino también al último que quedaba en esta sala.

Al guardar el arco, retrocedo unos pasos y agarro la gema del esqueleto que elimine antes. Puede ser útil. Asi como también recuperar la flecha.

A la pregunta del Cliente vuelvo la cabeza y miro a todos, comprobando su estado.

Gato1, herido. Pero se ve bien.

Gato2, vivira.

Colado, no me importas.

Pato, intacto.

Rano, intacto.

Conejo, intacto... ¿Conejo?

Vite, quien esta parado en el mismo lugar que ese escarabajo extraño. Sosteniendo un arco incluso.

¿Magia? ¿Espejismo? Unas opciones no demaciado grandes, simples, creibles. Aunque no me puedo imaginar la grandeza de aquello que se encontró.

Igual, bajo los hombros y paso la hoja de esa situación. Soy un Ratón. Es todo lo que necesito ser. No permitiré ni una imagen falsa se sobreponga a la mia.

De camino a la sala anterior, reviso una urna de paso, me voy acercando a comprobar el estado del cliente y lo sucedido a aquel esqueleto que se escapo.

 

Lanre

Otto era muy rápido, ya había recogido la gema de su otro oponente, algo que él no hizo con el suyo pues salió corriendo a auxiliar a Edgar, y a decir verdad, no sabía que recoger esas gemas era importante, así que imitó a Otto quien parecía saber que estaba haciendo y tomó la gema de Hadarai. Después siguió a Otto quien ya había fulminado a Eryn, silbó al ver la precisión de su ataque — Puedo recuperar esa gema por ti —dijo asomándose, después miró a Roronoa —Ahora tus viejos amigos pueden volver a su descanso, lamento que sus huesos terminaran así —voló hacia el interior de la trampa para recuperar la pieza y entregársela a a Otto —Esta es tuya, yo sólo lo empujé, tu hiciste el resto —mencionó para después regresar a la sala y buscar la gema de Varis, si es que nadie la había levantado ya, para después husmear en una de las urnas, siguiendo los pasos del ratón que parecía saber que estaba haciendo.

 

Sala 10
( Gigavehl rapuma Monpoke Amelie madarauchiha Bruno TDF Mori )​

Zer logró tomar 50 monedas de oro de una urna y probó la llave que había conseguido en la puerta... lamentablemente no era la correcta.

Otto, por su parte, tomó la joya del esqueleto que abatió y sacó de una urna 100 monedas.

Lanre, luego de alcanzarle la joya de Eryn a Otto y tomar las de Haradai y Varis, también probó suerte en las urnas. Metió su bendita ala en una y se embolsó nada menos que 200 monedas de oro.

Contenido oculto

Todos los que todavía no lo hicieron pueden rolear que van a revisar las urnas una vez y tirar 1d20 para ver cuanto oro sacan.

Monedas de oro según el resultado:
20 natural: 200 de oro
19 a 16: 100 de oro
15 a 11: 75 de oro
10 a 6: 50 de oro
5 a 2: 25 de oro
1: 1 de oro
(Se suma el bonificador de la tirada de salvación "buscar objetos" si tienen + en eso)

También quedan dos joyas, equipamiento viejo y los sarcófagos.

Ah y una puerta que todavía no abre.

 

Otto

"Camino despejado". Doy confirmación Cliente, quien seguro debe de estar acercandoce hasta aquí. "Cuidado con el hoyo".

Terminado el asunto del esqueleto prófugo, regreso a la sala a revisar en que andan todos.

Gato1 pareció probar alguna llave en la puerta, sin suerte. En eso consideré volver a utilizar llave nuevamente, estas dos puertas no apuntar a ser demasiado diferentes.

Pero antes, reviso un sarcofago. Es posible la llave este por aquí.

 

Rash Colds

Se quedó observando los restos del esqueleto reanimado, con el ceño fruncido desde primera vez que conoció al grupo con el que exploraba. En su mirada había un odio muy profundo, casi visceral. Cerró los ojos y parpadeó tres veces; nuevamente la mirada buena y llena de paz lo embriagaba por completo. Miró hacia Jasper y le sonrió.

—"Mejores son dos que uno, porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará su compañero". Versículo noventa y uno del Profeta, la santas escrituras. —observó los esqueletos y se demoró un poco en ellos, orando internamente. Ninguno de los muertos descansarían hasta que diesen con el nigromante, el verdadero causante. —Tenemos que encontrar al que utiliza esta magia negra. Tenemos que dar con él antes de que siga jugando con los muertos. —la voz era firme, con convicción nata.

 

Lanre

Observó las monedas —Mira esto...— dijo mientras sacaba sus alas llenas para llevarlas a su mochila, no paró hasta sacar la última para después volver a acomodarse su mochila —Esto me va a dar fuerza; si, seguro. Será entrenamiento de oro —se rio dirigiéndose a Roronoa, quien tenía un sentido del humor parecido —¿Quieres revisar los sarcófagos de tus viejos amigos? —preguntó Lanre a Roronoa —Seguro que quieres — mencionó mientras se acercaba al sarcófago del herrero.

 

Jasper

El rano logró compensar mi falta de efectividad con un certero mazazo que pulverizó al enorme esqueleto que combatíamos. Coloqué una pata sobre mi rostro para evitar que el polvo de hueso se metiera en mis ojos. Miré hacia quien fuese mi compañero de batalla… Y el odio en sus ojos me dejó algo impresionado por el fuerte contraste que aquella mirada hacia contra su personalidad conocida, la cual no tardó en recuperar tras parpadear tres veces…

Aquello… ¿Había sido una suerte de trance? ¿O Rash contenía algo más dentro de sí?

Éste me miró, sonrió y me citó un pasaje de las sagradas escrituras sobre le trabajo de dos. Me quedé mirándolo con seriedad, todavía intrigado por su furia de hace unos instantes, pero al final asentí mientras envainaba mi espada.

—Gracias por prestarme tu fuerza —dije. El polvo de hueso seguía flotando en torno a nosotros como una presencia fantasmagórica—. Encontraremos el origen de esto —agregué, mirando esta vez hacia los restos de los restos de aquellos elfos.

Vi que los demás metían sus patas (y Lanre su ala) en las urnas, de las que extraían cantidades generosas de oro. Decidí imitarlos y busqué en una que había quedado libre para su revisión.

 

Sala 10
[Otto, Zer, Lanre, Jasper, Rash, Dellen, Vite, Edgar]​

-Oh, que considerado es usted señor ratón, muchísimas gracias- le dijo Edgra a Otto inclinándose en una reverencia, agradecido por el gesto de avisarle de la trampa e ingresando en la sala -PUFF ¡Cuánto polvo! Aquí no se puede respirar- mencionó en un comentario un poco hipócrita para alguien con su aliento.

Otto buscó en los sarcófagos y estaban todos vacíos salvo por uno que ya estaba siendo inspeccionado por Lanre y otro donde encontró una llave de cobre. Estaba en donde reposaba Berrian el grande, quizás esta sí servía para abrir la puerta.

Zer se curó las heridas lejos del resto y luego regresó para hablar con Dellen sobre su agujero portátil.

Luego de un buen trabajo de equipo, Rash y Jasper se fueron juntos a buscar oro y consiguieron 75 monedas cada uno.

Lanre se guardó una pequeña montaña de oro con la ayuda de Roronoa que lanzaba monedas adentro de la mochila del guerrero. Luego se dirigieron al sarcófago de Hadarai.

-¡Claro! veamos...- exclamó el fantasma tras la orden y se asomó al ataúd viendo como el pato sacaba lo único que había adentro. Una joya pequeñita y anaranjada.

-Thia...- dijo de pronto Roronoa cambiando la actitud alegre y sonriente que siempre llevaba para cambiar a una seriedad y un dejo de tristeza atípicos en el fantasmita bromista -Tengo que contarte otra historia...- se dirigió a Lanre.

-El día que cambié de bando, lo hice tras presenciar las aberraciones que mi pueblo cometía sobre los elfos al conquistar sus tierras. Parte del territorio elfo ya había sido conquistado por mi especie y varias familias se habían asentado y casas levantado. Sin embargo, no todos los ranos estaban de acuerdo con los métodos y el contexto en que estaban inmersos, así que refugiaban a familias de elfos que huían del exterminio.

Así fue que me enviaron a una ronda de búsqueda a la casa de unos ranos que se sospechaba ocultaban fugitivos. En nuestra expedición nos acompañó un gato que era un explorador que había llegado a raíz de unos tratos intraespecie con nuestro líderes. Él había escalado y ahora comandaba nuestra escuadra de "caza". Era un sádico que realmente odiaba a los elfos, con lengua y mirada filosas que lograron intimidar a los ranos. El miedo se veía en los ojos de los interrogados y clima era muy tenso, pero a pesar de eso negaban toda vinculación con los elfos. Parecía que sería otra búsqueda infructífera, cuando en medio de un silencio que se produjo, se escuchó en el sótano el estornudo de la hija mayor del matrimonio que era alérgica a los gatos. Ya era imposible ocultarlos.

Cuando los "fugitivos" aparecieron no eran más que una familia aterrorizada de civiles que clamaban piedad ante la orden de asesinato por parte de nuestro comandante. Por ese escaso segundo hubo un cambio revolucionario en mis jóvenes ideas, mi empatía para con esta familia fue más fuerte y me di media vuelta para enfrentar a los míos. Tuve que luchar sólo contra tres compañeros que eran hábiles espadachines, pero por suerte para ese entonces yo ya era un prodigio de la espada. Aunque con algunas heridas, los vencí, mi comandante felino salió corriendo y ayudé a esa familia a llegar a donde todavía era territorio elfo. Esa fue la última vez que pisé mi tierra natal, el mundo de los elfos se había vuelto mi hogar y a pesar que al principio muchos me tenían desconfianza y veían en mí a un espía, con el tiempo fueron conociéndome y tomándome tanto cariño como yo a ellos.

En esos pocos años que pasé con los elfos, comencé una relación con la hija mayor de la familia que rescaté, la única que confió en mí desde el primer segundo. Además de alérgica al pelo de los gatos, ella era ciega, seguramente eso ayudó a que funcionara porque no podía ver que yo era verde y redondo- soltó una carcajada nostálgica para luego continuar -Lamentablemente lo nuestro duró menos que mi vida. La ciudad estaba atravesada por el río en ese entonces y eso era una complicación cuando los geckos nómadas migraban y tenían el sitio como ruta obligada. Atravesaban la ciudad generando caos para elfos, ranos o quienes fuere ya que atacaban a todo el que veían durante su paso. Los habitantes se encerraban en sus casas durante ese tiempo y lo tenían bastante calculado, pero ese día los geckos llegaron antes de lo previsto y todo estalló. En medio de la confusión de aldeanos corriendo y encerrándose, yo busqué a Thia, desesperado. Pero cuando la encontré, ya era tarde, ella estaba muy cerca del río y un grupo de reptiles la estaba atacando. El odio que sentí ese día fue el más grande de mi corta vida, masacré a todos esos geckos y a todos los que se cruzaron en mi camino. Resistí durante tres días oleadas de geckos protegiendo el cuerpo de mi amada hasta que la caravana pasara, tres días que no sirvieron de nada comparados con los minutos antes que debí haber llegado para salvarle la vida. No me lo perdoné nunca en la vida. Sin embargo, con el tiempo hice mi duelo y pude seguir viviendo un poco más con la meta de proteger a este pueblo.

La mañana del día en que justo estalló la batalla en la que perecí contra los ranos, me dirigí a la herrería de mi amigo Hadarai para que colocara esta joya que había pertenecido a Thia en mi espada. Obviamente comenzó la guerra y ambos morimos ese día, pero seguramente se la habría guardado entre sus ropas esa mañana. No pudiste terminar este trabajo viejo amigo...- se refirió a Hadarai con tristeza e inclinó la cabeza.

-Quizás tú, nuevo amigo, puedas ayudarme- se giró hacia Lanre -Si la tomas y la llevamos a la ciudad seguramente haya alguien que la incruste así podré llevarla siempre conmigo... me harías muy feliz si me ayudaras con ese favor, querido Lanre-

Contenido oculto: JOYA

La joya de Thia no tiene valor alguno en el mercado ni características especiales de ningún tipo, solamente es algo que posee valor sentimental para Roronoa

Contenido oculto: ETIQUETAS

Monpoke Gigavehl rapuma Bruno TDF Amelie

 

Lanre



Encontraron una joya en el sarcófago del buen herrero; fue entonces que la reacción de Roronoa cambió por completo.

"así que refugiaban a familias de elfos que huían del exterminio"

Afirmó al escuchar eso; le parecía loable lo que algunos hacían por lo que es correcto a costa de su propia integridad física. Siguió escuchando, sabiendo que esta historia no tendría un final feliz.

"se escuchó en el sótano el estornudo de la hija mayor del matrimonio que era alérgica a los gatos. Ya era imposible ocultarlos."

Llevó sus alas al pico sorprendido por lo que sucedería, pues habían descubierto a la familia, apretó su estómago para soportar lo que escucharía a continuación.

"Aunque con algunas heridas, los vencí, mi comandante felino salió corriendo y ayudé a esa familia a llegar a donde todavía era territorio elfo"

Apretó sus alas, estaba impresionado en que su amigo Roronoa hubiera salvado a toda la familia, a costa de la muerte de los que fueron sus compañeros, los cuales seguían las órdenes de un sádico comandante.

"seguramente eso ayudó a que funcionara porque no podía ver que yo era verde y redondo"

Sonrió, eso era mentira; por más ciega que fuera, su tacto la ayudaba a ver, ella lo quiso por lo que era, y eso era evidente.

"Pero cuando la encontré, ya era tarde..."

Sus ojos se nublaron con la emoción de las palabras de su amigo; ya habían pasado demasiados años del suceso y aun así lograba borrarle la sonrisa de su rostro.

"me dirigí a la herrería de mi amigo Hadarai para que colocara esta joya que había pertenecido a Thia en mi espada"

Miró la joya y la apretó en su ala, con esas palabras se había vuelto demasiado valiosa, no quería perderla de vista; mucho menos romperla o perderla, debía cuidarla, como nunca antes había cuidado algo.

"No pudiste terminar este trabajo viejo amigo...Quizás tú, nuevo amigo, puedas ayudarme"

Lanre lo miró conmovido —Mi padre es un elfo, amigo Roronoa, por lo que cada palabra que dices me conmueve en cada pluma de mi ser. Tus acciones salvaron a muchos de los suyos, y tal vez por tu benevolencia y fuerte determinación hoy esté aquí frente a ti; tu vida es un ejemplo, inspiración para un joven guerrero como yo.

Se limpió sus ojos que estaban acuosos— Peleaste con valentía toda tu existencia sin esperar un reconocimiento o algún beneficio; fuiste amado como debías, un amor sincero que no muchos pueden profesar, perdiste a Thia pero seguiste luchando hasta el final sin rendirte — llevó su ala con la que apretaba la joya de Thia con fuerza hacia su pecho, frente a su corazón; después colocó una rodilla en el suelo haciendo una reverencia formal ante el fantasma —Amigo mío; eres un verdadero héroe —pronunció solemne — Que me pidas este favor está de mas, lo hubiese hecho sin necesidad de que lo pidieras. Ayudaré a completar la misión de Hadarai, buscaré a un herrero capaz que pueda unir esta joya en tu espada, no importa lo que pueda costarme —miró a Roronoa —Es una promesa de guerrero a guerrero; sólo mi muerte me impediría cumplirla, y no permitiré que eso suceda, porque mi alma jamás descansaría sabiendo que he fallado a mi palabra de pato —Se levantó —Yo, Lanre; hijo de Eanraig, elfo guerrero; prometo ante ti, Roronoa, héroe entre los elfos; que esta joya descansará en tu espada.

 

Otto

Mantener la distancia del escarabajo siguió siendo una opción prudente. Por suerte, no hay el olor a carne podrida acompañando su aliento.

Solo piensa y céntrate en la suciedad, es más tolerable.

Recojo la llave encontrada, pero no la llevo hacia la puerta. Bien podría darle un minuto o dos a todos para ordenarse.

Aunque, hay otro asunto que deseo atender antes de estar corriendo por el peligro inminente. "¿Sabes quién compraría estos?". Hablo hacía Edgar mostrando las dos gemas de ambos esqueletos.

 

Dellen
Sentí una tremenda oleada de frustración al ver como el cuerpo se desintegraba ante mi hocico cuando iba a asestarle un golpe, "Hijos de su madre...Ya lo tenía" En fin, el caso era que acabé cayendo de pie jadeando por el dolor que me causaban mis heridas, pero el combate acabó poco después sin que yo hallara un hueco para atacar, siendo que en lo que me pareció menos de dos minutos y una coordinación extraordinaria por parte del resto del equipo el combate simplemente acabó mucho mejor de lo que había comenzado. Suspiré, mientras usando mi bastón como muleta iba avanzando con el fin de tratar de conseguir alguna joya Nicromántica y también ver si lograba conseguir algo de oro mientras desde lo que parecía una sala tras nosotros parecía venir la voz de Edgar preguntándonos si estábamos bien. Y una punzada de dolor que me hizo esbozar una mueca de dolor me hizo precisamente indicarme que muy muerto no estaba, así que no, no estaba bien, pero al menos iba a vivir, algo que corroboró Otto un tanto después, sumado a que añadió que todos estábamos bien omitiendo a "Edgar" que no le importaba, más un rápido vistazo me hizo ver que estaba tan bien como los demás, todo mientras Zer trataba de usar una llave en una de las puertas, que a juzgar por el resultado no era la llave correcta.
Posteriormente a ello fue cuando me percaté de la presencia de un escarabajo en la habitación...Pero no era Edgar ¿Que estaba pasando? Pero otra punzada me hizo cerrar los ojos y reabrirlos, viendo ahora a Vite...De acuerdo, no entiendo nada.
Comencé a caminar cuando ví a mi lado a Zer, ¿Cuando se había acercado? El caso es que me preguntó sobre el agujero portátil mientras me pedía que le guardara todo el equipo.
Así que, y en vista de que todos estaban comentando el combate y hablando entre ellos animadamente de devolví la mirada.
— Sin problema Zer, cuenta conmigo—. Dije como pude— Entre el sobreesfuerzo y la lucha me han dado a base de bien.
Me reí por mi estado, mientras seguía a Zer, entreteniéndome un instante a buscar algo de oro, justo cuando aparentemente Ronoroa y Lanre encontraron algo en uno de los sarcófagos y parecía importante para el ectorano porque precisamente se puso a contarnos la historia de su vida y, de su muerte aparentemente.
La escuché con detenimiento y no podía negar que era una historia preciosa, pero las circunstancias eran las que eran, y la guerra acabó como acabó...Comprendo que al rano mismo le puede deprimir toda ésta situación, pero tampoco era yo de los que se apenaban por los muertos, pues al fin y al cabo, ése fue su destino y del mismo modo que cuando el destino venga a tocarme la puerta y matarme, entonces lo aceptaré... Por suerte no me pidió a mi ayudarle con senda joya sinó a Lanre pues yo no iba a despegarme de mi misión por una nimiedad así, por lo que algo más recuperado me fui al lado de Zer para sentarme con él

 

Lanre

Guardó la joya de Thia en un bolsillo secreto dentro de su mochila, un sitio dónde solia guardar comida que le gustaba, era un sitio especial y seguro. Después se acercó a Zer y a Dellen —Perdonen la intromisión —dijo hacia el dúo mientras se quitaba nuevamente su mochila para abrirla y buscar los viales, sacó dos de sus pociones de curación —Una para cada uno, pueden tomarla ahora o beberla cuando ustedes vean necesario —dijo sin decir nada sobre su estado físico. Cerró de nuevo su mochila para volver a colgarla a su espalda y dirigirse haci Otto y Edgar.

—A mi me intrigan, no me siento con el derecho de disponer de ellas, pertrnecieron a los elfos y no quiero deshobrarlos. Pero también me gustaría saber quien compraría las joyas de los elfos, pues las dudas de mi compañero se vuelven mías también— dijo para volverse a Roronoa —¿Qué debemos hacer con ellas a tu parecer?

 

Sala 10
[Otto, Zer, Lanre, Jasper, Rash, Dellen, Vite, Edgar]​

El alma de Roronoa empezó a chorrear tras las palabras de Lanre -Me haces sentir muy conmovido con tu reacción- exclamó profundamente emocionado -Y eres tan formal como los elfos, se notan tus raíces, también creo que el destino unió nuestros caminos de guerreros para que nos ayudemos mutuamente a completar nuestras misiones- comentó mientras su turbada alma se recomponía del llanto emotivo -Por mi parte te prometo, noble guerrero, que así se trate de enfrentar a un dragón te acompañaré hasta el final de tu misión sea cual sea-

Mientras, Zer reposaba a descansar unos momentos y le pedía a Dellen guardar unas cosas en el agujero portátil. El otro mago retiró 75 monedas de una urna y se dirigió a su lado para desplegar el objeto que parecía un pañuelo sobre el piso. Era una tela circular de seis patas de diámetro y diez de profundidad, podían meter hasta a dos criaturas medianas ahí tranquilamente así que objetos entrarían bastantes. Luego de meter las cosas, Dellen dobló el agujero y se lo volvió a colocar como un pañuelo. A pesar de que llevaba varias armas y armaduras ahí adentro, el pañuelo no pesaba nada.

Luego Zer posó sus patas sobre la herida de Dellen y realizó un hechizo de curación. Si bien no lo curó por completo, el conjuro lo sanó un poco, pero a costa de que Zer sufriera daño de nuevo por realizarlo. Suerte para ellos que apareció Lanre y les dejó una poción de curación a cada uno.

Por su parte, Otto le había dirigido una pregunta a Edgar y Lanre también se sumó a la inquietud. El escarabajo les respondió educadamente como solía hacer -¡Ah! Creo que en cualquier tienda podrían darle una buena suma por esas dos joyas, estimado ratón ¡Yo mismo las compraría! Si estuviera en mi tienda... lamentablemente no traje oro, sólo llevaba mercadería para comerciar en Shallowaters. Pero estoy seguro en cualquier comercio le darían 50 monedas de oro por cada una-

-Si les resulta útil venderlas para su cruzada, yo no me ofenderé aventureros- dijo Rorona tras escuchar a Lanre -Los cuerpos que decoraban y debían honrarse ya se redujeron a polvo, no tiene sentido dejarlas. Además, los elfos eran expertos en la momificación y preservación de cadáveres y honraban con mucha ceremonia a sus muertos, pero a mí me costaba un poco entenderlos porque los ranos simplemente tiraban a los que se morían a la composta-

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Monpoke Gigavehl madarauchiha Amelie

 

Dellen
Justo Zer, nada más decirlo, me empezó a dar cada uno de los útiles mientras yo sacaba de mi zurrón primero la capa, la cual me coloqué para descansar aprovechando sus capacidades y luego de ello el agujero portátil, el cual fui colocando lentamente para tras ello ir colocando cada cosa que Zer me iba otorgando para finalmente volver a recogerlo del suelo y guardarlo de nuevo, sonriendo por lo ligero que aun con todo era... Sin dudas era muy buena adquisición.
Luego sentí el suspiro de Zer en mi nuca, más ¿Que podía hacer si andaba herido? Al fin y al cabo fui al que más apalearon en el combate, pero parecía que la capa poco a poco empezaba a realizar su efecto.

Asentí dirigiendole una sonrisa breve porque otra punzada me hizo pasar de la sonrisa a una mueca de dolor.
— N-No hay de que, la verdad es que aun con todo, consiedero que aunque en el fondo te muestres reacio y orgulloso, creo que muy en el fondo sigues anhelando cooperar aunque te cuestes mostrarlo—. Dije como pude— Pero veo que te incomoda hablar de ello, así que zanjaré la cuestión si es que te molesta... Más nuevamente gracias Zer. Prometo ir mejorando para que en otros combates no nos vaya tan mal.
Pero nada más acabar de decirlo una vez sentado al lado del felino... El cual contra todo pronóstico, puso sus patas sobre mi hombro para curarme, algo que podría decirse que era tierno viniendo de Zer, pero, como caido del cielo, la voz de Lanre penetró nuestros oídos.

Noto como Lanre se acercaba a nosotros sacándo de su bolsa un par de pociones, dándonos una a cada uno, por lo que le sonreí en claro agradecimiento para guardarla en la bolsa, quería ver si la misma capa hacía el mismo efecto con el descanso, al ser las pociones precisamente escasas en mi inventario, preferí conservar las dos que ya tenía por si en el futuro quedaba aun más dañado.

Asentí mientras el pato se fue por donde había venido directamente, ¿Era mi percepción o Lanre estaba comportandose ahora con más seriedad de la usual? Igual eran imaginaciones mías, más y aunque su amabilidad parecía intacta, quizás todo ésto esté afectando a su inocente corazón, pero mejor... En parte tampoco podíamos estar haciendo de niñeras ni estar vigilando constantemente a alguien que nos iba a poner en peligro.
Tras eso me levanté guardando la capa, la verdad es que el hechizo tuvo éxito, pero al costo de nuevamente, dañarse...
— Gracias Zer—. Luego me quité la capa para guardarla en mi zurrón, bien doblada mientras me levantaba.
— Bien, en vista de que aparentemente la llave que usó previamente Zer en aquella puerta—. Dije, hablando alto y claro—¿Alguien ha encontrado alguna otra llave que nos pueda permitir avanzar? Porque recomiendo hacerlo cuando todos nos hallemos preparados.
"Ya venderé las dagas, a ver cuánto me dan por ellas" pensé con calma.

 

Dellen
Al volver a echarme la capa a la espalda, me pareció recordar algo y, en vista de la calma que el resto de integrantes del grupo, los cuales mantenían sus animadas y, aparentemente fútiles conversaciones, empecé a moveme con calma sin decirle nada a nadie empezando a retroceder habitaciones... Finalmente regresando a aquella extraña biblioteca, en la sala 8 y, que distintas se veían las salas cuando uno las visitaba estando solo, le daba un ambiente más "deprimente" por así decirlo, más hostil. De todos modos, no tenía tiempo que perder, así que empecé a desplazarme grácilmente por la estantería hasta encontrar lo que me imaginaba que allí había permanecido, la segunda capa.
Algo que en parte me pilló desprevenido fue precisamente que nadie la hubiera agarrado antes, ni siquiera Otto aunque fuere para venderla.
Así fue como me agaché para doblarla y ponerla en el zurrón. De esa forma volví a emprender camino hacia la sala que había abandonado apenas instantes atrás, cerciorándome para tratar de hallar algún objeto que pudiera resultarme valioso, más la búsqueda resultó infructífera de todo punto, así que sin más terminé por llegar y dirigirme donde Zer se hallaba, sacando la capa de mi Zurrón y dándosela.
— Recordé que había una segunda capa, toda tuya, puedes usarla o venderla, aunque te recomiendo usarla, es muy útil...Te acabará llevando a poder seguir usando magia pero con un tiempo menor de carga, a la mitad.—. Contesté con calma— Agradécemelo o no, pero es tuya, la verdad es que, veo que no te gustan mi amabilidad, más creo que auque en diferentes aspectos eso es un valor que está muriendo, así que al menos y aunque no te guste, eres el primero que sigues velando por los demás, es innato... Así que déjame que ésta vez sea yo el que me sobreesfuerce

 

Otto

Giro entre las cartas de mí para negra la llave encontrada, haciéndola mostrar frente al Gato2. "Ese problema está resuelto". Detengo el giro de la llave y aprieto el eje en mí palma. "Y si no es así, habrá que forzar. Nada del otro Reino".

Tiro las patas detrás de la espalda hasta sentir en mis garras el borde de un ataud, al sentir el contacto, doy un pequeño salto y me siento sobre el. Suficiente altura para casi dejarme la patas traseras colgando.

"Si todavía no abrí la puerta es por esa razón, pero seguiremos avanzando de cinco a diez minutos". Le explico el orden en cual planeo llevar las cosas, rápido, pero sin exigirse. "Hay que mantener un ritmo costante, si el descanso es demasiado largo costara el volver a luchar".

Y si están muy agotados o heridos, fue su propia culpa por ponerse al frente aun conociendo sus deficiencias.
Para que hablar de formaciones si aun así todos fuimos por solitario.

Pero tampoco les tiraré eso encima. Eran varios esqueletos.