Capítulo II

Sala 5
( Gigavehl madarauchiha )
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-¿Enemigo?- exclamó el fantasma tras las palabras del primer gato -¿Cosas?- preguntó tras las del segundo -Admito que estoy bastante aburrido en esta sala, pero yo no he movido nada, no puedo irme mucho más lejos de esta sala y ese pasillo..- llevó luego su mirada al cráneo que tenía en las patas -Ah, ¿esto? Una simple travesura, se lo quité a un conejo hace rato. Lo perseguían unos geckos, pero los perdió en el pasadizo, sabía leer runas.. ¿era su amigo?- aunque estaba muerto hacía miles de años, se notaba que era el espíritu de un muy joven rano.

 

Dellen
Definitivamente este fantasma parecía bastante racional y sincero a pesar de su apariencia juvenil, aunque habían ciertas cosas en sus palabras que me acababan resultando del todo inconexas. En especial la parte en la que dijo que tenía las el cráneo del conejo hacía rato, y por otro lado la parte que no se podía mover más allá de la sala y el pasillo. Además de que si bien era cierto que el propio rano fantasma parecía bastante joven, no implica que muriera hacía poco tiempo y a juzgar por su apariencia, tampoco parecía entender nada de magia pues resultaba a todas luces un espadachín, entonces...Era más que evidente que no tendría nada que ver con el hechizo de la sala anterior que bloqueaba la puerta.

Aunque centré mi atención a dos frases en particular.

¿Significaba eso que el rano había matado al conejo? ¿Se habrían matado mútuamente? Ha dicho que fue "Hace un rato" Pero por el estado del cráneo era más que obvio que llevaba muchísimos años muerto... Además ha mencionado los Geckos, lo que implica que para ése entonces ya habían de esos respugnantes seres aquí aunque obviamente no mataron al conejo, cosa que evidentemente pudo perfectamente haber sido dicho rano, o al menos haber tenido contacto con él, de otro modo no tendría sentido que dijera que sabía leer runas.

— No, no lo era... De hecho no lo conocemos. Aunque hay algo que me sorprende y es ¿Por qué lo conoces tú? Quiero decir, sabes que sabía leer runas, lo que implica que de alguna forma estableciste contacto con él en el pasado—. Dije en tono reflexivo, aunque del mismo modo que Zer, como quién no quiere la cosa— Y me alegro de que te diviertas pero... Al menos dinos, ¿Que más sabes de ese conejo? Y ¿Que tanta información pudo obtener? ¿Como murió?

— ¿Que te dedicas a hacer? Quiero decir, si como has dicho no puedes salir de aquí, ¿Implica eso que ese conejo murió aquí? ¿O tuviste contacto con él cuando también estabas tu vivo? En cuyo caso, ¿Recuerdas como moriste? ¿O como murió él?—. Pregunté con calma, esperando con ello obtener alguna clase de información

 

Jasper

El rano fue quien se quedó a mi lado mientras el resto de los animales continuaban con la exploración de las catacumbas. Medité unos breves instantes, considerando si evadir la pregunta, mentir o bien optar por abrirme un poco con alguien. A decir verdad, el hecho de que profesara tanto sobre una religión me hizo considerar que había un poco de bondad tras la coraza que lo recubría, por lo que le dije en voz baja:

—Me dirijo a Shallowaters, al igual que este grupo… Tengo que ver a mi familia…

No dije más. Aquel tema era personal y no quería desarrollarlo enfrente de todos estos animales. Tendría que alcanzarle con eso. Avanzamos hasta un pasillo que terminaba en un muro, con un pasillo abriéndose hacia un costado. Los dos gatos, junto con el conejo y el ratón, fueron por este pasillo. En el proceso escuché un alboroto, donde destacaban el sonido del agua y el de algo cayendo. Fruncí mis cejas gatunas, extrañado y alarmado. Me giré hacia Rash.

—Creo que están en problemas, vamos a ver —invité, adelantándome.

Me adentré en el pasillo del costado. Llegué a una sala circular. Por lo que pude percibir, aquellos dos individuos habían caído en una broma bastante anticuada y rudimentaria. Y el causante de todo aquello era… ¿el fantasma de un rano?

—¿Quién eres tú? —inquirí al fantasma con brusquedad, ignorando que Dellen ya le había hecho preguntas clave. Su presencia resultaba demasiado rara e inquietante.

 

Sala 5
( Gigavehl madarauchiha Bruno TDF )​

-Ahahaha- soltó una risita infantil el rano -Qué divertido eres.. este cráneo lo tenía el conejo pero no sobre su cuello, no podría arrancarle la cabeza a alguien ni aunque quisiera, estas manos de fantasma no levantan mucho peso. Y sé que leía runas porque eso es necesario para abrir un pasaje como ese. Disculpa el malentendido de palabras, aprendí mi doméstico de libros que le he robado a exploradores de estas ruinas, pero no suelo tener muchos visitantes por aquí- dijo señalando una pila de cosas sin mucho valor como libros viejos, perfumes, espejitos, cepillos y cosas así que había tomado de las pocas criaturas que se atrevían a entrar a este lugar.

-Mi idioma es mucho más antiguo... y la razón por la que no puedo moverme muy lejos es porque mi alma se encuentra atada a la espada que solía utilizar en vida- el arma reposaba junto a la pila de cosas que había coleccionado -Mi nombre es Roronoa- dijo al gato que ahora entraba -Fui un eapadachín que ayudó al pueblo elfo en el pasado, por eso cuando caí en batalla pasaron mi alma a la espada que blandía y me ocultaron en este mausoleo mientras transcurría la guerra que era contra los de mi especie que intentaban conquistar territorio elfo. Finalmente los ranos vencieron y los elfos se trasladaron más lejos. Los nuevos conquistadores jamás se enteraron de este sitio. La inmortalidad sonaba muy bien al principio, pero ultimamente lo encuentro bastante aburrido y tengo que buscar la forma de divertirme.. ¿Y ustedes? ¿Qué hacen aquí? Qué bueno que no sean amigos de ese conejo, ¡se veía espeluznante!-

 

Lanre

Sacudió su cabeza; preguntándose un poco si había algo allí arriba. A veces era demasiado tonto e impulsivo.
Miró al muro, era obvio que allí no había nada, tan vacío como su cabeza; aun así su curiosidad lo llevó a ser torpe nuevamente; bajó la mirada avergonzado y se incorporó a los que lograron ingresar por la puerta como seres con sentido común y un gramo de cerebro sobre sus hombros.

Allí notó al fantasma, no había escuchado lo que decía pero notó lo que había en el suelo, señaló el cráneo —¡Eso es del elfo que parece querer un abrazo!— después señaló al rano fantasma —¿Y usted...?— colocó su ala en su pecho y se inclinó levemente en respeto —Buenos días... o tardes... o noches... señor rano espectral; espero no haber perturbado su sueño.

 

Zer

Escuché la respuesta del fantasma cuando empezó a hablar, parecía confundido de la manera en cómo hablábamos, por lo que le agité la mano con la intención de que le restara importancia, no parecía ser un ente malo, solo jugaba para pasar el tiempo, por lo que decidí bajar la guardia por ahora.
—¿Quieres salir de aquí?—. Pregunté para mirar alrededor y poner la antorcha por ahí, intentando exprimir la túnica para sacar el agua de encima.

Miré hacia Dellen con calma, frunciendo levemente el ceño, algo abrumado pues la cantidad de preguntas que estaba arrojando me parecía demasiado... tanto que de hecho algunas las sentí de sobra, hombre, no era necesario preguntar hasta ese nivel.
Chasquee la lengua por lo bajo y bufé una vez finalizada mi labor, viendo como de la nada Jasper entraba de improvisto y preguntó con brusquedad quién era él, bueno, supongo que no podía hacer nada por qué viesen algo nuevo para ellos.

Mire hacia el fantasma cuando comenzó a hablar, al parecer era un antiguo guerrero que peleó junto a otros ranos y elfos, fue alguien querido y tanto así, que al morir, fue inmortalizado para introducirlo en una espada dorada, una que no tardé en contemplar cuando lo señaló. Respondió las preguntas de todos los presentes, curiosamente éramos solo los felinos y yo no demoré en avanzar hacia la espada, para tomarla con cuidado y verla...

—¿Entonces vives arraigado a esta espada? Escuchaba historias de este tipo de hechizos pero no creí que fuesen reales—. Dije verídicamente interesado, para girarme hacia el resto.
—Por mi dejaría a elección de quién se queda con la espada... pero... digamos que mis compañeros son... pintorescos—. Dije, haciendo especial énfasis en esa última palabra, mirando poco después a Jasper...
>>Si quieres yo puedo cargar la espada pese que no sepa usarla, así al menos sales de este sitio y de paso podrías ver con quién te quedas. ¿no sería interesante?—. Pregunté con la espada en mis manos.

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Envío por Giga este posteo que no podía entrar al foro y me lo envió por wsp

 

Sala 5
( Gigavehl madarauchiha Bruno TDF Amelie )​

Roronoa

-Ahh ¿Quieren llevarme en sus viajes aventureros?- mencionó el rano -Eso estaría bien, me gustaría ver cuanto cambió el mundo y a cambio contarán con mi habilidad cada vez que blandan mi espada. Pero cuéntenme, ¿es una aventura emocionante la que están encarando ahora? Porque no quisiera irme sólo para matar unos geckos, el filo de mi espada se ha hecho para cortar enemigos dignos y poderosos- mientras decía esto, Lanre ingresaba a la sala y le hacía una reverencia -¡Pero si es un pato! Jamás en mi corta vida y mi larga muerte había visto a uno, si alguien ha de blandir mi espada quisiera que sea él- le solicitó a los demás presentes mientras flotaba hacia el guerrero -Un ser tan exótico y puro es apto para portarla, ¿te gustaría hacer tal honor? Soy Roronoa y puedo guiar tu ala hacia la victoria si me empuñas, además conozco muchas historias del pasado sobre elfos y ranos- le dijo sin más a Lanre.

 

Rash Colds

Afirmó a las palabras de Jasper; era un gato explorador, según las pintas que portaba, y además visitaba a su familia en la misma ciudad hacia donde se dirigía el grueso del equipo. El rano sonrió complacido.
—Entonces, don Jasper, viajará mejor acompañado de nosotros. Los caminos son turbulentos y no tendrá siempre a disposición a un conejo que sepa de pasajes secretos. —rió con energía. —El buen Horiazana le salvó la vida y estoy seguro que se alegrará de ver que usted nos acompañe hasta la ciudad.

Le llegaron ruidos difusos de más delante, donde se encontraba el resto de animales. Jasper comprendió que algo estaba sucediendo y el rano le siguió de cerca, para encontrarse con la figura fantasmal de un rano. El clérigo se persignó dos veces. Escuchó a todos por igual pero siempre con su atención sobre la silueta fantasmagórica. Finalmente fue el último en hablar.
—Señor Roronoa, si lo desea puedo intentar liberar su alma de esa espada. Usted podrá descansar finalmente y nadie podrá utilizarlo. —sacó un libro viejo entre sus ropas, era la Biblia del Profeta. —"Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará", el Profeta versículo dieciséis. —guardó el libro y juntó las patas. —Nadie merece ser un alma manipulada en este mundo terrenal, Roronoa. Y estoy dispuesto a liberarlo para que el guerrero porte su espada sin alterar sus sentidos. —observó a Lanre y afirmó.

 

Roronoa

-¡Oh! Un rano clérigo, me alegra mucho saber que los nuestros ahora son seres que bregan por la paz- dijo tras la presentación de Rash, recorriendo con su cuerpo etéreo al recién llegado -Y te agradezco de alma el ofrecimiento que me haces, pero creo que quiero dar una vuelta más por este mundo. Una última y épica aventura y si estás ahí para cuando esté listo para partir te lo haré saber- Luego de hablar con el clérigo, volvió a pulular alrededor del pato aguardando su respuesta.

 

Zer

Observé como Lanre llegaba poco después a contemplar todo el panorama, pero no solo eso, si no que se presentó ante el fantasma, el mismo comenzó a hablar, dispuesto a acompañarnos, estaba por guardar el arma cuando de improvisto se fue sobre el pato a decirle con una admiración tal que me recordó al paladín a obcecarse hasta un nivel ridículo, casi que exigiendo, rogando que el pato fuese quien portara la espada, una que decía era especial y que estaba dispuesto a ayudar al ave.

Al ver eso... no evité sentir una rabia monumental, la sangre me hirvió y hasta sentí un tic en el ojo, estaba por tomar la espada y azotarla con tal brusquedad para romperla sin más, así acababa con eso... pero me contuve, algo externo logró calmar esas ansias, nadie podía notar que una de las runas de mi traje brillaba en rojo para eso, por lo que empecé a respirar pesado, para intentar calmarme...

El rano y el pato, eran igual de retrasados... se morirían tarde o temprano y no me molestaría en lo absoluto ver eso...

La única razón por la que quería quedarme con la espada era para que precisamente, se viese que andar de despistado habrían consecuencias, pero con un idiota de este calibre no se podía hacer nada... no olvidaría esto...
—ut tibit placet—. Dije con una calma envidiable, casi como si no existiese esa rabia que estaba teniendo, para después bajar el arma y empezar a caminar con parsimonia hacia Lanre y Rash, a quien no pude prestar atención por mi momento...

Le extendí la espada de oro del lado del mango y le miré.
—Te lo cambio por una de tus espadas normales, si llego a conseguir venderlo, te daré las monedas pertinentes por ella—le dije con calma, quedándome a la espera de su respuesta.

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me quiero dar un impactado

 

Lanre

Era un torpe en resolver misterios o en las matemáticas; pero si en algo era bueno era entendiendo las reacciones de los demás sobre él, creció muy acostumbrado a que todos le dijeran lo especial que era sólo por su especie, y su padre siempre le enseñó a ser humilde, a no abusar de la sorpresa ajena.
Escuchó las palabras de la rana espectral y sonrió —Conocí a alguien como tú; su nombre era Aramil —mencionó sumamente emocionado —Señor Roronoa, será un honor blandir su espada por la justicia y la defensa de los inocentes— se acercó a Zer y su presencia lo hizo agitar su colita, algo que hacía siempre que se sentía inseguro. Le entregó la espada.

—Somos un equipo señor Zer; en verdad lamento ser tan idiota de vez en cuando — sujetó la espada observándola — Su especie vive por muchos años y con ese tiempo su sabiduría crece, mi vida es mucho más efímera; quisiera tener el tiempo a mi favor pero no lo tengo, y cada quien puede decidir que hacer con el tiempo que el mundo le ha dado.

Le entregó una de las espadas normales —Quédese con las monedas que obtenga —miró hacia Roronoa —El oro no se compara con una nueva amistad —sonrió hacia el fantasma —¿No es así señor Roronoa? Seguro que desea contarme muchas historias, y yo soy el pato perfecto para escucharlas, siempre me han gustado las historias ¡Si, seguro!

 

Roronoa

-¡Pues claro! ¿Qué te parece si primero te cuento mi historia?.. Era una pregunta retórica, te la contaré- le dijo al pato entusiasmado -Hace cinco mil años, había una guerra entre elfos y ranos. Yo fui elegido desde mi nacimiento para ser entrenado en el combate con espadas. Al sobresalir tanto en este arte, con tan sólo 30 años..- de rano que son unos 11 o 12 años de humano o conejo -..me convertí en el rano más jóven en ser enviado al campo de batalla. Tenía una gran destreza, pero me ocultaban todos los datos de la guerra y siendo tan joven no me cuestionaba nada al respecto. Hasta que un día, en una misión, me enteré de que mi raza era la que intentaba conquistar a los elfos que nada más se defendían de todas esas atrocidades. Cuando me enteré de esto, entré en un conflicto interno que decidí resolver uniéndome a los elfos y hasta logré ser de suma ayuda en la victoria de algunas batallas, pero en una de esas no viví para contarlo.. oh, espera- rio al notar la ironía -la cuestión es que mis amigos los elfos pasaron mi alma a mi espada porque consideraban que todavía no había vivido lo suficiente y tenía muchas cosas por ver. Me escondieron en este mausoleo hasta que pase la guerra, pero lamentablemente los elfos perdieron y los pocos que quedaban con vida se tuvieron que retirar y no volvieron. Luego los ranos que tomaron el territorio al parecer no descubrieron estas catacumbas. Los últimos dos milenios ha aparecido algún que otro explorador que vagaba en las ruinas, geckos, nigromantes, y demás perfiles con los que no me hubiera entusiasmado irme por lo que los espantaba o me ocultaba, pero ustedes me han parecido un grupo pintoresco así que simplemente les jugué una broma.. aquí encerrado me muero del aburrimiento, ¡no sabes lo que hace que no charlaba con alguien!- parloteaba el fantasmita que estaba verborrágico -¿Cómo te llamas?-

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A este fantasmita hay que aguantárselo hablando pero te da +3 al ataque (o sea, al impacto) y también funciona como el hechizo mano de mago, pudiendo enviar a Roronoa a hacer lo mismo que haría una mano de mago (hechizo que en la ficha de dellen o zer lo encontrás seguro pero ahora me daba pereza buscar xP)

 

Dellen
Con el transcurso de los minutos empezaron a entrar primero Jasper, inquiriéndole al fantasma sobre su identidad, pregunta que aparentemente no tuvo más remedio que contestar. Admitía que era un espíritu del todo amigable a pesar de que a todas luces parecía un guerrero a juzgar por su vestimenta espectral y su espada, en fin... El caso es que respondió sin mayor problema, solo para que después entrara Lanre y yo me moviera al lado de Zer.

¿Ronoroa? Vaya, un nombre extraño, aunque está bien saber como llamarle y no tener que estar usando el término espectro si es que teníamos que dirigirnos hacia él y, aunque parecía feliz de vernos y siendo alguien de natural aparentemente charlatán, evidentemente no pude culparlo dado que al fin y al cabo era...Bueno, supongo que por sus propias palabras los primeros seres dotados de raciocinio que haya visto aquí en demasiado tiempo, tampoco puedo culparle por querer hablar.

¿Un conejo que se veía espeluznante? No me extraña, aunque no sabía que él hubiera participado en esa guerra. Lo primero que se me vino a la cabeza fue una obvia conexión con el dueño de la herrería, al recordar que era una espada con un alma en su interior de un guerrero, ¿Tendrían alguna relación? Es plausible, más no creo que éste fuera momento ni lugar para preguntarle por algo así, en cualquier caso, si falleció en esa guerra me vengo a preguntar ¿Que tan cruenta sería? ¿Por qué los ranos y los elfos se enfrentaron de forma tan brutal? Esas preguntas se empezaban a arremolinar en mi cabeza como un torbellino, ¿Sabría el dueño de la herrería al respecto? De todos modos.... A juzgar por su juventud, dudo que el pobre Ronoroa sepa algo.
De todos modos, luego habló Rash sobre poder otorgarle al rano su descanso eterno, ví como sacaba un libro para, posteriormente recibir la negativa del rano, quien se puso a pulular alrededor de Lanre nuevamente, siendo ahora el pato quien aceptaba la espada para posteriormente escuchar a Zer decir algo en idioma mágico

Hice un pequeño sobresalto, solo para luego reirme de lo idiota de mi reacción, ¡Era un mago! ¿Por qué no iba a saber dicho idioma? Así que no tardé en contestarle
— Bene dictum Zer amicus. Mirabile et ariolos in eodem sermone dicere possumus eam, quae est nice—. Contesté con calma, simplemente para mirarle y sonreír mientras le veía como parecía irse calmando poco a poco, solo para percatarme de que Lanre se acercaba hacia nosotros y empezar a hablarle a Zer, solo para finalmente darle la espada normal.
No podía culpar a Lanre, pero era vierdad que por su torpeza quizás tengamos que mantenerle más vigilado para tratar de evitar que en una de esas nos complique las cosas, aunque guardé esos pensamientos para mí.
Finalmente añadió que en el caso de venderla, se quedara con el dinero, algo que no sé yo si a Zer le iba a hacer demasiada gracia.
Finalmente el rano fantasma volvió a hablar solo para decirnos que quería explicar su historia a raíz de las últimas palabras dichas por el propio Lanre.
Era triste sin dudas, al fin y al cabo el rano no pudo vivir más que para la guerra y al fin y al cabo es más que obvio que acabó muerto en ella en lo que me parecía uno de los relatos genéricos de los miles que haya podido escuchar en leyendas o libros pero esto era real, en parte por eso parecía captar incluso el doble de mi atención. Una guerra entre ranos y Elfos, sí, aunque aparentemente nada era lo que parecía.
En especial cuando dijo algo que no me esperaba.

— Usando jóvenes como armas...Que aberrante....—. Dije casi en un susurro y cerré los puños con más que evidente rabia contenida— Encima sin darle la opción de decidir, que hipócritas—. Proseguí con mi airado susurro mientras el fantasma seguía con su historia.
Finalmente, al terminar, me relajé, por los dioses, era más que evidente que al menos los Elfos fueorn lo suficientemente suertudos para que no descubrieran estas ruinas y lo suficientemente inteligentes como para poder hacer lo que hicieron. De hecho, y como ya me dije a mí mismo en una gran variedad de ocasiones, me sorprende que este pobre espíritu se haya mantenido cuerdo aun con todo, lástima que los elfos no pudieran ganar nada. De todos modos, ver a Rash siendo como era, no pude sinó sonreír aliviado al ver que por fortuna no todos los seres eran iguales aun sí permanecían a una misma especie

 

Jasper

El rano se había presentado con el nombre de Roronoa y nos refirió unas historias sobre su participación en una antigua batalla entre elfos y ranos, en la cual el ahora fantasma había dado la espalda a su pueblo tras descubrir las atrocidades que cometían. Algo había escuchado vagamente sobre aquella gran guerra, pero no era experto en Historia del Reino. Su alma estaba atada a una espada que Zer pretendió poseer, pero no le quedó más remedio que ceder cuando Roronoa se entusiasmó con el pato Lanre, rogando por que fuera él quien lo portara. Zer se puso tan furioso que por un momento pensé que nos iba a arañar a todos.

—Ese conejo al que quitaste ese cráneo… —pregunté, señalando el mismo— ¿Le has escuchado decir algo interesante o llamativo? Quizá ese dato nos permita guiarnos para salir de aquí.

 

Rash Colds

El rano se tocó la cabeza con pesar mientras oía los relatos del fantasma; él mismo sabía de las atrocidades de su raza, con la cual lo único que compartía era la culpa de los genes. Era una historia que le habían contado en el clero, los adeptos de la Rana Tuerta. Era una historia que siempre le traía consecuencias de pesadez y tristeza.

—No se puede reescribir el pasado, lamentablemente tenemos que vivir con el presente y las consecuencias de nuestros antepasados. Uno no puede ni debe tratar de borrar el pasado por el mero hecho de que no se ajusta al presente. —hizo una reverencia a Roronoa. —Pero como la Rana Tuerta me enseñó: "Guarda lo peor del pasado para vivir mejor el presente", el Profeta versículo dieciocho. —sonrió levemente, observando a todos. —Tu debes conocer estas catacumbas mejor que nadie, don Roronoa. ¿Por qué no nos dice usted por donde continuar?

 

Roronoa

-Seguramente sea un nigromante que viene a profanar las tumbas, ya ha sucedido. El conejo llevaba lo que parecía ser una máscara de calavera y los ojos le brillaban, lo vi atravesar el pasillo y en ese instante tomé mi souvenir..- le respondió al explorador, mientras dirigía su mirada al cráneo -¡Ah! Quizás esto sea todavía más útil, a los elfos les gustan los puzles- mencionó dejándole el cráneo a Jasper.

Luego de esto, se sintió muy agradecido por la empatía prestada por parte de Dellen y Rash. Roronoa había sido una mezcla de niño prodigio con una suerte de experimento de arma mortal, era crucial la ignorancia de su parte para eso, pero a pesar de su corta edad pudo disolver los sesgos y los velos a tiempo para cambiar de rumbo y morir con la conciencia tranquila -Les agradezco por la empatía, me pone muy contento volver a ver a otro de mi especie en armonía con otras razas, veo que ahora todos conviven en paz, eso hubiera sido imposible en mis tiempos- se dirigió al clérigo -Si los dioses me hubieran hecho maza, sería tu pata la que me blandiría hermano rano, dalo por hecho. Pero lamentablemente no puedo hacer nada por ustedes en cuanto a la salida de este lugar, yo no podía moverme mucho más allá de esta sala. Sin embargo, conozco a los elfos y ese cráneo me huele a que es la pieza de algún mecanismo- intentó ayudar Roronoa con lo poco que sabía.

 

Zer revisó entre las cosas del rano que parecía ser una pila de artículos sin valor, pero revolviendo un poco encontró... ¡25 relucientes monedas de oro!

 

Lanre

Escuchó impresionado ante las palabras de Roronoa, se notaba que deseaba hablar con alguien, y Lanre estaba entusiasmado de escuchar todas las historia que pudiera contarle —¡Entonces eres un prodigio! Debes enseñarme técnicas y destrezas, a mi me costó trabajo sujetar mi primera espada, mi padre no quería que yo fuera un guerrero; pero logré convencerlo y aquí me tienes ahora —siguió escuchando la historia de la guerra, le interesaba de sobremanera —Los elfos son increíbles; mi padre es un elfo, así como lo fueron tus amigos; espero que si yo llego a morir también me terminen metiendo en una espada ¡Cómo funciona eso? ¿Sabes? Es que no sé si sea doloroso o frustrante, bueno, tal vez no me gustaría estar en una espada; porque siempre he querido conocer el mundo e ir más allá de los mapas — el rano no era el único que se soltaba si alguien le daba cuerda — Y supongo que flotar espectralmente se parece a volar, conmigo ahora podrás viajar a muchos sitios y conocer cosas que no tuviste la oportunidad de hacer, ¡Va a ser grandioso! —dijo extendiendo sus alas al aire —Mi nombre es Lanre, perdona mi descortesía al no presentarme —sonrió —Y conmigo puedes seguir bromeando, aunque a veces admito que no entiendo las bromas y me confundo.

Después escuchó las palabras de Dellen, no entendió la mayoría pero eso no limitó su felicidad al ahora tener un nuevo amigo; Jasper fue práctico e hizo preguntas hábiles, de mismo modo que Rash seguido de su sabiduría filosófica.

—Un nigromante —dijo en voz baja, aquello le causaba tristeza —Señor Roronoa, si aquel conejo resulta ser un enemigo, tendrá que pelear en contra de sus viejos amigos —dijo cabizbajo para después levantar la mirada al fantasma —Mi espada platinada fue modificada para esa tarea y la magia negra es algo a lo que yo no temo; así que entenderé si no deseas usar tu fuerza en contra de ellos—dijo pensando en las posibilidades que se les avecinaban.

Tomó el cráneo — En la entrada a una de las estatuas de los elfos les faltaba un cráneo y una espada; no creo que tenga que ver pues si el conejo pasó sin colocarlas significa que no sirven para eso — bajó la mirada —Ya saben que yo no soy bueno para estos acertijos —dijo apenado.