Capítulo I

( Monpoke )
Otto avanzó cauteloso, descendiendo unos escalones con cuidado y alerta ante la posibilidad de alguna trampa. Por suerte no había ninguna en la entrada, pero nada le aseguraba que más adentro, en las pofundidades de esta gran catacumba no hubiera algunas que resguardaran celosas antiguos tesoros olvidados por los domésticos.

Al bajar algunos escalones, pudo divisar que la escalera terminaba en un recodo que doblaba a la izquierda y conduciría a alguna sala.

 

Otto

Asiento pensativo al ir regresando sobre mís pasos, subiendo con cuidado los escalones y volviendo al grupo.

"Los primero pasos son seguros. Hay un cruce que lleva a la izquierda al bajar, más lejos que eso y deberemos averiguarlo". Informo rápido el pequeño hallazgo de la entrada, en cual no resultó ser nada extremo o de importancia.

Saco mí mapa del reino para comprobar nuestra ubicación actual y el destino. Revisando si ese cruce a la izquierda apunta a la ciudad o deberemos dar vueltas para ponernos en la dirección correcta.

Suelto un pequeño bufido. Espero no tener que hacer un mapa de estás catacumbas para evitar perdernos o desviarnos del camino a la ciudad.

Sería mucho solo un camino cada sala o ninguna bifurcación.

Quisiera tiempo para revisar todo.

 

Contenido oculto: Ocarina

Aviso que la primera parte es mero relleno, ninguna de las acciones ahí tiene demasiada relevancia (?)

Vite Horiazana

Dioses... la calidez de acurrucarme al lado de alguien de las dimensiones del señor Dash... que plancentero~ Había que ver, ¡hace lunas que no disfrutaba algo así! Eran los pequeñajos quienes se acurrucaban en mí y tal... ¡Ah, casi! Cierto que tuve la oportunidad con aquella señorita la otra vez~ Que idiota, ¿cómo pude olvidarlo?

De todas formas, desperté apenas las primeras aves empezaron su canto. Me escabullí con cuidado del lado del señor Colds, para no llegar a despertarlos, y le brindé una sonrisa silenciosa a pesar de verle dormido. Exploré un poco los alrededores por mera diversión, hasta que me encontré con los guardias de turno.
—Buenos días, chicos~ —hablé cantarín y alegre, caminando con ligereza manos en los bolsillos, a pesar de lo que aparentaba, mi tono fue lo bastante bajo para no despertar a los que aún descansaban.

Miré a mis alrededores, apacible, para luego volver a centrar la vista en ellos.
>>Iré a dar un vuelta mientras el resto despierta, no iré lejos, ¡así que no se preocupen!

Tras decir eso me marché la distancia que, sabía, era la indicada para seguir escuchando sus murmullos a pesar de la distancia, por lo que un simple grito al aire me traería de regreso a ellos. Claro, sí es que no preferían abandonarme a mí suerte~ Eso sería cruel, ¿no? ¡Vaya a saber uno hasta dónde podían llegar! Busqué un buen tocón y tras acomodarme sobre él, me deshice de la mochila que puse sobre mis hombros apenas me separé de caballero Colds. Saqué de dentro mi preciada ocarina, sonriendo con suavidad y cariño. Empecé a tocar, suave, intercalando entre nanas, música fiestera, y una que otra que tocaba para mis hermanos o amigos allá en Humbletown. Cuando terminé la dejé reposar entre mis dos patas separadas, mientras mi vista se perdía en el follaje del cielo; verde y celeste. Era un día hermoso, sí que sí. Tras una leve risita por la idea, guarde con recelo el instrumento, entre mis prendas para que no fuera a romperse en caso de golpear la mochila contra algo, y me devolví donde el grupo, siempre risueño y con calma.
—¡Estor de vuelta, y más les vale estar listos para partir!

Tras eso saludé al resto con una sonrisa de buenos días y, en cuanto emprendimos el viaje, me dediqué más a corretear por delante las tonterías que me llamaran la atención, o quedarme atrás manos sosteniendo mi nuca, paso a paso con Dash Colds. ¡Hablar con él era muy divertido! Así que no tuve prisas en comentarle cada pequeña cosa que me pareciera interesante; como que tenía muchos hermanos menores, que mamá era super fuerte como para ser una coneja y que papá tenía una voluntad férrea y solo un par de señoras y viejos eran capaz de hacerle cambiar de opinión.

Contenido oculto: Bosque del Olvido

Así pasó el día, cuando llegamos a destino debía admitir que ya estaba bastante agotado. Me desperecer soltando un quejido de cansancio, para luego deshacerme de un suspiro aliviador. En eso estaba cuando la voz de Otto llamó mi atención, provocando que alzara las orejas de manera firme, atento. De todas formas no demoré en que volvieran a cubrir mi espalda, sonriendo enternecido mientras rompía mi postura firme, ¡qué ratón más considerado!

Solté una risilla alegre, irguiéndome como correspondía en cuanto me apuntó, escuchando atento sus indicaciones mientras llevaba las manos a mis bolsillos. Luego sostuve su mirada, o nuca, con una sonrisa más sutil y sobria, con mis ojos denotando la seriedad que requería la situación, pero nunca dejando de lado mi vibra ligera y normalmente tranquila.
—¡Déjamelo a mí, jeje! —exclamé cuando terminó de hablar, golpeándome con un sonido seco el pecho, más risueño que presumido o demandante. Entonces me adelanté, sobrepasando al resto, ya que estaba detrás del todo junto a Colds.

Me detuve en el momento de la entrada, atento a cómo caminaba Otto, vaya, que valiente. Terminé por medio bajar mis orejas, preocupado, pero antes que nada inhalé hondo y exhalé lo más despacio que pude todo el aire contenido. Tras eso volteé a ver al resto, manos sobre la cadera y mi ceño fruncido con severidad.
>>Escúchenme bien, no me importa que tan bien o mal vean en la oscuridad; sí andamos por nuestra cuenta, a nuestro ritmo y a nuestra pinta nos perderemos, tropezaremos o incluso alertaremos a más criaturas de las necesarias —hablé firme, paseando mi mirada entre los cuatro restantes, para luego apuntarles con un movimiento de cabeza la guarida.

>>Así que obedeceremos lo que Otto diga...— Sin perder la frunsión de mi ceño, observando a los presentes— ¡Bien! Ofrezco lo siguiente: Otto y Lanre por delante; pues este segundo tiene un escudo, por lo que en caso de un ataque frontal, Otto podrá resguardarse tras él y Lanre tras su escudo —mencioné soteneindo con firmeza la mirada de Lanre, y aunque mi voz era demandante ahora, estaba lejos de sonar amenazante o altiva, ni una pizca de agresiva.

Entonces miré a Zer, lo escudriñé un momento y luego posé mi vista sobre Dallen.
—Tú y yo iremos en el centro, encargados de proteger tanto la retaguardia de quiénes estén atrás, como a los que se atrevan a tacar por delante—. Y por último miré a Zer para luego mirar a Dash Colds, rascándome el pecho con cierta ansiedad por inercia, pero pronto volviendo a posar mis patas sobre mi cadera.

>>Y ustedes dos, necesito que se queden atrás, en caso de que algo nos vaya a atacar por la espalda; cómo son clérigo y mago...— Ladeé la cabeza, con clara expresión de confusión, saliéndome por completo del papel de líder o guía—... ¿su-supongo que podrán atacar tanto de cerca como de lejos?

 

Vite Horiazana

Tras soltar mi... ¿discurso, supongo? Pues eran órdenes, pero estaba lejos de sentirme con el poder necesario para que alguien me obedeciera sin acotar o contradecirme algo, me faltaba mucho que aprender para eso. Bueno, la cosa es que al musitar lo último Otto ya había llegado informando qué tal fue su travesía. No evité mirarlo con la ligera sorpresa, orejas alzadas con firmeza, y luego sonreí conmovido haciendo que el par me cubriera la espalda otra vez; en verdad me aliviaba verlo sin ningún rasguño.

Me acerqué a él entonces, con pasos mullidos, pero rápidos. Me asomé por sobre su hombro, manteniendo cierta distancia entre mi cuerpo y el suyo, consciente de lo mucho que podía incomodar que alguien más alto prácticamente se te echara encima para incordiar. Y sí ese alguien tenía caninos... ufff.
—Que lindo mapa, Otto —solté con mis manos extendidas hacia los costados, como una estrella de mar desanimada, pero mi sonrisa mostraba con alegría mis incisivos mientras mis ojos se cerraban en consecuencia.

Tras escuchar su bufido me aparté dos pasos hacia atrás, de espaldas, sosteniendo la nuca con ambas patas. Entonces Zer habló y yo volteé a verle, con la calma en mi rostro, pero mi hocico formaba una ligera o, más que nada por estar en un momento de constantes dudas y aciertos.

No demoré en verlo extrañado, ladeando la cabeza con notoriedad mientras me cruzaba de brazos. Mientras procesaba lo dicho cerré la boca, en una mueca de leve incomodidad, manteniendo mi ceño fruncido con duda.
—¡Oh! —exclamé entonces con sorpresa, casi sintiendo que recibí una iluminación, alzando las orejas hacia el cielo mientras todo mi gesto se expandía reflejando mi sentimiento. De todas formas, mis orejas no demoraron en caer hacia adelante de mi rostro, mientras me quedaba bastante cabizbajo y encorvado.

Estaba... desanimado, sí; se notaba a leguas que él sin siquiera meditarlo dio un opción mejor y... Nada, solo me entristecía aquella clara diferencia. ¡Pero bueno, que era de críos largarse a llorar por cosas así! Inhalé hondo alzando mi vista cerrada al cielo, apoyando con firmeza mis patas en mi cadera. Exhalé con suavidad y tras eso sonreí con bastante neutralidad, a comparación de mis otras expresiones; centrándome en especifico en el pato y el señor Dash.
>>¿Y bien? ¿Qué les parece? —hablé claro, sin rastro alguno del abatimiento que sufrí. Era una alegría y tranquilidad reales...

Tan verdaderas como frágiles, claro; así éramos... al menos los conejos...

supongo.
​

Contenido oculto

A ver Vite, tú eres mi personaje alegre y tierno, ¡no el que me deprime cada tres post! ;-; XDDD

​

 

Otto

Notar una sombra que cierne sobre mi no es complicado de notar, aun si el dueño de esta se encuentra a pasos de distancia.

Unas orejas largas basto para declarar quien esta detrás de mi, por estar perdido en mis pensamientos, no le dije nada mientras halaga mi mapa o cuando retrocedió debido al bufido.

Supongo, una reacción errónea al pensar si significado. Conejo, no todo lo que se haga o diga se relaciona a ti.

Aunque al parecer tomo una iniciativa de dialogar con todos mientras salia a investigar. Le daré un punto...

Asiento al Gato1 tema de prestarle la antocha, si es para bien, una sola debería de bastar al transcurso del viaje.

Escucho atento su idea de una formación de batalla, una bastante tradicional.

"Deja de decir el decidan ustedes, casi suena como si no te valoraras". Suelto medio molesto al escuchar su habitual frase final. "Entiendo si quieres respetar la opción grupal, pero con esas palabras al final lo haces parecer como si tú propio plan tuviera fugas. Como si tu mismo tuvieras dudas de lo que dices, se complicara llegar a algún lado si te pones a repartir sugerencias de esa manera". Aunque esto no parece ser del todo cierto con este grupo, considerando la rápida aceptación del conejo.

Suspiro cansado al ir guardando el mapa al terminar de comprobar las coordenadas. "De todas formas, no es mi lugar corregir en un día un habito que quizás tengas desde hace décadas. Solo tomaló como una sugerencia para algo a considerar al largo playo, no como un reproche o queja para que tomes medidas inmediatas".

"¿Qué que me parece?". Repito lento las palabras del conejo, inconsciente de su sugerencia de una formación.

"Primero". Levanto frente mi cara un dedo mi pata diestra. " Por sobre todo, prefiero usar el arco. Escepto si hay no-muertos, en ese caso usaré una espada. Lo mismo sucederá en otras situaciones donde no pueda usar bien el arco o me quede sin flechas".

"Segundo". Levanto otra garra, voy tomando mucho aire antes de hablar. Razón debida a que diré mucho en poco tiempo. "¿Qué que opino de la formación de batalla? Una formación tradicional, estándar para los grandes grupos de aventureros, en su defecto, solo puedo recalcar su eficiencia al lidear con los enemigos que tenemos de frente y batallas a gran escala o un único enemigo".

"Lo cual, en este caso, no sería demasiado robusto por los pocos números que tenemos. Cualquier criatura podría llegar a colarse entre la linea del frente, llegando fácilmente a la linea del medio y derribandola por completo. No creo debo decir que sigue después". Me encojo de hombro, insinuando así que eso poco importa. "De todas formas, ese es un caso que se podría dar si somos superados en al menos 5 a 1 y sean de esos monstruos sin cerebro que solo saben empujar hacia delante sin importarles nada".

"Es crédulo pensar que en una batalla solo se debe cubrir un lado. Por si no sabian, hay al menos diez direcciónes al tener en cuenta". Y eso es ser gentil. "Se habla que la parte de detras es segura, pero se esta totalmente abierto a ataques por atrás al no tener a nadie protegiéndolos". Aveces incluso podrían caer y nadie lo sabría.

Me rasco la oreja dismiulado, habiendo terminado de decir todo. "De todas formas, no estoy en contra de optar esa formación si se trata de un enemigo peligroso".

"Haya abajo". Hago una seña rapidá hacia la entrada de las catacumbas. "Es poco probable nos encontremos rodeados o en igualdad de números. Los no-muerto son complicados de lidiar en solitario, si queremos acabar rapido y a lo seguro, lo mejor es repartirnos en dos grupos de tres. Repartir nuestras bases y capacidades en igualdad por cada grupo, considero eso sería lo mejor para cubrirnos y movernos con mayor eficacia".

 

Lanre.

Llegaron a Shallowater y pudo reconocer las estructuras inmediatamente, el creció con el fos por lo que no pudo evitar colocar su ala en su pecho en señal de respeto mientras cerraba los ojos, dedicando una palabras internas ante aquellos que allí descansaban, le preocupaba lo que encontrarían allí, le preocupaba la profanación.

Avanzaron siguiendo a Otto mientras guiaba una ruta a seguir con su mapa, después Vite y Zer hablaron de formaciones y Lanre afirmaba a ambos, sonrió ante el gato, pues para ser alguien wue se jactaba en ser solitario, sabía de formaciones en equipo y eso le alegraba —Entonces no siempre has estado solo, si, seguro has tenido mas camaradas, yo...— se detuvo antes de seguir hablando, no era el momento de preguntarle nada, era la costumbre de aquellos con vidas cortas, preguntar todo en caliente; pero entendía de prudencia y se detuvo apenado.

Después Otto mencionó de diferentes flancos, eso era real, también afirmó. Levantó su ala como pidiendo permiso para hablar — Es muy cierto; en las guerras atacan de todos lados de todas las maneras posibles; pero aquí, creo que nosotros tenemos aun la ventaja al entrar desapercibidos, por lo que una formación me parece adecuada. Pero un equipo no debe confiar en una sola, no, seguro que no — hizo una pausa —pero si vamos a continuar siendo furtivos, debemos obtar por formaciones defensivas en lugar de una de ataque ¿No creen? —sonrió tranquilo — Si somos descubiertos, las formaciones sugeridas funcionan; pero para exploración debe ser distinto, preferiría seguir una formación donde aquellos con las habilidades de exploración y rastreo sean las mas importantes. Pues si yo avanzo primero, seguro me desviaré o caeré en una trampa —soltó una pequeña risa— Si caigo en una trampa, mi muerte será lo que les advierta de ella. Si, seguro —siguió riendo —Yo propongo que si aparece un Gecko, yo saltaré a ser el primero, defenderé a todos con mi espada y escudo como el guerrero que soy.

 

Rash Colds

Caminaba con una sonrisa y los brillosos de la alegría de encontrar a un buen platicador para poder obtener más ingenio e información que agregar a su saber; estaba con ánimo. Después de todo, a palabras de Rash: "la información se encuentra en el aire, respírala y mantenla el tiempo suficiente para que no olvides volver a respirar" que sería lo equivalente a querer seguir estudiando, aprendiendo. Rash afirmó con entusiasmo a las palabras de su compañero.

—En eso estamos de acuerdo, Don Dellen: la vida nos presenta siempre opciones que, para mal o para bien, nos conducen a un sitio distinto. Quizá algunas opciones están muy marcadas en la sociedad, tanto que las elegimos sin más, porque es lo cotidiano, es lo correcto. Lo normal. —extendió sus extremidades a los costados, como si quisiera abarcar todo lo que tenían por delante. —¡Pero no siempre lo normal es lo correcto! Tenemos el mundo para nosotros, don Dellen, lo tenemos porque somos distintos a la mayoría, somos de las opciones que el resto nunca tomará. Somos lo raro, lo impensado. Imagine por un momento, solo un momento, que cualquier granjero común de hoy en día decida que no tiene otra cosa mejor que hacer que ir a matar un dragón: ¡un dragón! es algo que no atraviesa sus pensamientos, ¿o recuerdas que alguien más aparte de nuestro grupo se acerco al elfo real? —sonrió recordando las caras peludas que los veían incrédulos aceptar una misión de locos. —Y es por eso, con esa diferencia que tenemos con el resto de animales, que me anima para seguir aprendiendo, a ser real testigo de lo que sucede en el mundo. Aunque la parezca extraño, soy agnóstico. Y si, sé que pensarás... pero la verdad es que nunca le escuché, nunca me habló o me dio señales de buscar algo, quizá encontrar una señal que me abriera la mente y entre ciego de fe a una religión que no entiendo... nunca nada. Siempre silencio, no importa las veces que haya rezado, tampoco las que hice votos de silencio y penas. Pero me habló en otras formas, otorgándome cierto poder puedo realizar con mis rezos, con mis votos, con mi fe ciega de que este mundo aún tiene oportunidad de cambiar, aún puede. Aún tenemos el egoísmo dentro pero hay que comenzar a extraerlo, lentamente, para que aprendamos de sus errores para no volver a cometerlos. Lo siento, estoy desvariando un poco. Mi piel es un poco tóxica y me hace más parlanchín de lo normal.

Rash comenzó a reír, una risa feliz, transparente, que voló fuerte y alto. Estaba feliz de estar charlando con un mago, muy feliz de compartir la cruzada con el resto de animales y muy feliz de que pronto su deseo se cumpliría.

—Y para dejar mi egoísmo de lado, estoy decidido a que se me cumpla un deseo que siento desde muy dentro de mi alma, de mi corazón. —se llevó una pata al pecho. —Y es que deje de existir el odio. —la voz salió tan lenta que parecía similar a un croar suave. —Y mi deseo interno, el que deseé desde que era un simple renacuajo pequeño, es poder abrazar al resto sin lastimar. —señaló su coraza, la maza que llevaba como si no pesara más de tres gramos. —Estoy destinado a creer en el amor pero no darlo físicamente. Soy un rano enamorado de una vida que no puede tocar. —sonrió aún más. —Pero me enamora más el porvenir, que la sociedad pueda coexistir sin más, como estuvimos a destinar desde siempre.

El viaje hasta su próximo destino lo relajó un poco, ya no se sentía tan espeso como unas horas atrás y el simple hecho de recorrer aventuras en otro sitio le venía en buena energía. Escuchó el plan de Vite con atención y el de Zer con concentración. Luego oyó a Otto y sonrió al verlo como el hermano mayor de Vite; eso siempre sucedía y a Rash le encantaba ser fiel testigo de ello.

—Si eres el guerrero del grupo, maese Lanre, estoy seguro que la buena fortuna nos seguirá haya donde pisemos sitio. —miró a todos por unos momentos y levantó la maza por sobre su cabeza para llamar la atención. —Puedo intentar controlar a los no muertos, si nos rodean puedo usarlo como último recurso, necesitaremos aliados manipulables allá abajo de ser necesario. Hay un margen de probabilidad de no poder conjurarlo correctamente. —se avergonzó un poco. —Pero al menos tenemos la suerte de tener el favor de Rana Tuerta allí debajo.

 

Vite Horiazana

Las palabras de Otto esfumaron el leve humor risorio que logré mantener, mirándolo mientras reprendía a Zer, para luego brindarle una leve mirada a este mismo, supongo que para conocer su reacción. No demoré en volver a centrarme en el ratón, meditando sus palabras, con la expresión de ligera confusión que tenía al procesar cosas en el momento. El gesto de meditación y confusión se mantuvo aun a pesar de que terminó sus palabras, ¿dividir el grupo en dos con tres integrantes cada uno? ¿Y tras eso iríamos juntos o separados.

Mi gesto se suavizo a la hora de escuchar a Lanre, mirándolo con calma, sin ningún otro sentimiento relevante al inicio. No pude contener una grave y monocorde risa al escuchar la suya, ¿se estaba poniendo nervioso o algo? Reír tras referencias una posible muerte o ataque de gravedad... era una reacción bastante natural. En menos tiempo de lo que yo siquiera pude pensar, me encontré pasando mis brazos por sobre su hombros para abrazarle con cierto cuidado, apoyando me mentón sobre su cabeza. ¡Que no tuviera orejas era algo divertido!
—No tienes que preocuparte, todos nos cuidaremos las espaldas, frentes y lo que sea necesario —hablé con ese toque de alegría que solía caracterizarme, pero a diferencia de la norma, esta vez el tono fue más suave y el volumen moderado.

En eso habló el caballero Rash Colds, y a pesar de que siempre me solía alegrar o entusiasmar oírlo, esta vez algo me hizo tensar mi gesto en una expresión algo recriminadora, severa. Me desprendí de Lanre con lentitud y el mismo cuidado con el que lo había abrazado, apartándome un par de pasos hacia atrás.

Con mi seriedad observé de izquierda a derecha, repasando a todos menos el pato, y hablé bastante serio y monocorde, manos sobre la cadera con firmeza.
—¿Saben? Entiendo que Lanre sea un animal peculiar, muy extraño y hasta místico...— Inhalé hondo y exhalé por la nariz con sutilidad, sosteniendo la mirada de Rash al ser este último en tocar el tema—, pero creo que estoy empezando a hastiarme de oír sobre la supuesta suerte que nos puede generar el pato...

Me crucé de brazos, cerrando los ojos, cabizbajo.
>>E independiente sí eso sea real o no...— Volví a alzar la vista, mirando de izquierda a derecha a todos, con lentitud mientras hablaba—, no creo que sea algo de lo que nos debamos valer o confiar para nuestros planes: Las habilidades, practica y experiencia son lo que en realidad definirá nuestra derrota o victoria.

Cerré los ojos, ladeé la cabeza y me limpié la cera de una oreja.
>>La suerte tiene que ver con matemáticas y probabilidades, que puede ser incluso más complejo que la misma magia, mucho más difícil que las creencias ciegas...

Eso y que para las mates era bastante malo. Hice un gesto con la pata, como quitándole importancia a lo que acababa de decir.
—Me ofrezco para ir por delante y comprobar las trampas que hayan...— Miré a Lanre, brindándole una sonrisa entre ternura y amabilidad—, supongo que puedo confiar contigo para cubrirme la espalda, ¿no?

Y me llevé una pata al mentón, pensativo mirando el cielo.
>>Y sí nos atenemos a lo de dividir el grupo en tres...— Intercalé miradas entre Zer y Dellen, serio, pero no severo—, nos faltaría un mago...— Volteé a ver a Otto y, con una cierta confusión en mi ceño fruncido—, ¿y tú te quedas algo más atrás con Rash...— Y aproveché de brindarle una sonrisa a ojos cerrados, algo nerviosa—, para comprobar los otros caminos?

Y ahí me volví a cruzar de brazos, ladeando el rostro, hablando para todos.
>>Po-porque supongo que más de un callejón sin salida debe haber, y que nos arrinconen a todos en el mismo debe... ser malo, ¿no?

 

Rash Colds

Se sorprendió ante las palabras de Vite, de modo que su boca quedó abierta formando una perfecta y diminuta 0 en su cara. Parpadeó varias veces y asintió con la cabeza.

—Espero no hayas tomado mis palabras a mal, maese Lanre. Mi intención no quería ofenderle. —hizo una leve inclinación hacia el pato, sonriendo en el proceso. —Mis palabras eran dichas con la mejor de las intenciones, como siempre que rezo por nuestra fortuna me es grato poder decir lo mismo hacia usted de forma espontanea. —miró a Vite y le realizó una reverencia. —Gracias por tus palabras Horiazana. Me dejé llevar por las creencias populares.

Miró en dirección a la entrada de la cueva. Sopesó su idea unos intantes.

Contenido oculto

Slam siendo nivel 1 no puedo conjurar nada, verdad?

 

Dellen
Me quedé impactado por la revelación de Rash haciendo que mi boca se abriera lentamente, dejándola así por lo que me pareció una eternidad y, era que la verdad era que no me esperaba que existiera un clérigo agnóstico aunque, también era cierto que teníamos creencias muy parejas. Algo que no dudé ni un instante en reconocerle, y por su forma de expresarse, realmente parecía enormemente feliz y en esencia, lo extraño era que de un modo u otro yo mismo consideraba que el universo aun tenía mucho que desentrañar, muchos misterios a descurbrir y, como bien dijo Rash, la vida nos presenta para bien o para mal, objetivos comunes.
— Objetivos, compañeros, amigos incluso si logramos contactar lo suficiente con los demás. Mire, maese Rash, mi objetivo principal es lograr entablar amistad con el grupo ahora presente, pues sí, somos ahora un grupo ¿Pero hemos de dejar que sea esta misión la única que lo mantenga unido? Si es el destino el que ha propiciado este viaje y este grupo ¿No deberíamos aprovechar que tal orgánicamente perfeccionada distribución se mantenga unida por algo más que una misión comunitaria? Y en vista a su creencia, ¡Vaya! Admito que me sorprende gratamente, aunque es triste que no haya recibido ninguna llamada ¿Sabe? Considero que la misma naturaleza resulta una llamada contínua a todo lo que la existencia misma nos propicia, agnotismo o no, creencias u opiniones dispares. A veces llego yo mismo a considerar que la cohesión debe trasceneder créencia o especie, al fin y al cabo ¿Que nos une? Estamos vivos, somos racionales, y hablamos la misma lengüa, claro que haciendo la comparativa del granjero y el dragón ¡Es una locura! Más aquí nos hallamos, en un viaje para matar a un dragón, algo que nos tornaría héroes más ¿Es eso lo que verídicamente buscamos? Piénselo, al fin y al cabo ¿Para que nos embarcamos en esta misión? ¿Fama? ¿Dinero? ¿Reconocimiento? ¿Conocimiento? En mi caso... Admito que es por lograr establecerme en lo que consideraría un hogar y veo en vosotros unos amigos, alguien con quienes hablar, compartir tiempo, socializar—. Sonreí amablemente a Rash, viendo como además me decía que solía a veces platicar de más, poniéndose su mano en el pecho— No me molesta lo más mínimo, se lo aseguro, créame que a la par de grata la charla con usted, de hecho quisiera añadir algo, creo que compartimos creencias en el aspecto de que la misma naturaleza, aquella que nos otorgó la vida y embelesa nuestros ojos con su primorosa imagen—. Contesté esbozando una sonsirsa, viendo como Vite Horizana se acercaba nuevamente a Rash, haciendo que viera mi oportunidad perfecta para poder tratar de arreglar las cosas con él.

Me aparté unos pasos para dejar que Vite se explayara, claro que traté por mi parte de no perder detalle de la discusión que tuvieron Otto y el mismo Zer. Tenía la suerte de que gracias a mi condición de gato podía estar pendiente de varias cosas a la vez incluso si no se hallan dentro de mi mismo entorno visual, llámalo astucia o instinto pero, quería estar al tanto de lo que ocurría, odiaba que se me pasaran detalles, pero no dije nada.

Volví a centrar mi atención en Vite, disponiéndome de nuevo a hablar.

— Sobre nuestras querellas de ayer, lo lamento profundamente Vite, de verdad, no esperaba tu reacción y de igual modo yo también estaba exhausto. No tuvimos una presentación de lo más prometedora pero no te guardo rencor, empecemos de cero—. Sonreí con amabilidad— No pareces un mal conejo y, sobre mi reacción con Lanre, admito que ese pato me recuc¡erda mucho a mí hace años, no quiero que ese pato pierda la inocencia ni la amistad que yo siempre anhelé, por eso tuve esa reacción y, sobre el hablar a las espaldas de los demás, si, fue imperdonable, ergo tu reproche fue justificado y mi exhaltación, imperdonable—. Le extendí mi pata con intención reconciliadora, mostrándome arrepentido— Igual me pilló desprevenido y, debería aprender a controlar mi carácter.

Claro que, obviando el asunto de mi disculpa con Vite y la plática con Rash, hubo algo más que me llevaba llamando la atención desde hacía ya rato y era la discusión que habían tenido sobre el asunto de la formación. Y la verdad es que coincidía con Zer, era una formación que, aunque básica, no por ello menos efectiva, quería llegar a decírselo aunque ¿Por qué dicho ratón se había enfadado tanto? Admito que era algo que no acababa de entender, al fin y al cabo, parecía de lejos uno de los más racionales del grupo, seguido de Zer.

En cualquier caso me alegré en parte de no haber podido participar, siendo alguien más individualista en cuanto a comportamiento se refiere, quizás no habría sido tampoco demasiado ducho con las distribuciones de personal, e incluso dado que los magos iremos detrás podría estrechar lazos con Zer, lo cual admito que en parte me embargada de emoción. Algo que hizo que de lejos, pudiera acentuar mi sonrisa, haciéndola ahora de lejos demasiado vistosa hasta para mi gusto

 

Contenido oculto: Night in the deep

Pa' que no se me distraigan

Vite Horiazana

Maldiciones, ¡no era mi intensión que el ambiente se tornara así! Ver a Rash disculparse me sabia amargo, apreté las uñas sobre mi cadera por consecuencia, frunciendo el ceño en un gesto de disgusto, compungido. Desvié la vista a los bosques, a la nada, a la sombra y a cualquier distractor relevante.
—Tch —solté cabizbajo, rascándome la nuca con clara frustración, para luego mirar con severidad al señor Rash, manos sobre la cadera y postura firme, sin mover mi cuerpo, solo cuello—, Señor Rash, no hay necesidad de disculpas...— Y miré a algún punto frente a mí, a lo lejos, más allá de los gatos—, no conmigo— Y volteé otra vez hacia a él, sonriéndole con suavidad—; ya me has demostrado más cosas, cosas que valen mucho más que una disculpa—. Y volví a mirar, esta vez a Zer, que volvía a retomar el habla—. No en mi caso —concluí mi intercambio con el caballero Colds.

... ¿Ehhh~? ¿Bromeando con el gatito, maleante? Más te valía que no fueras en serio. Ladeé mi cabeza, relajado ahora solo con una mano en mi cintura, la otra tal solo colgaba, atento en ojos y oídos a las palabras de Zer. A pesar de eso, la sorna no me duró tanto, terminando con una sonrisa a ojos cerrados más bien apacible que enérgica.

—¿No eres tierno? —más bien musité, desviando mi mirada de inmediato a una parte tras mi espalda, con una sonrisa tensa y parpados bien abiertos, rascando otra vez mi cuello. ¿Qué mierdas dices, Vite? ¿Qué no te enseñaron a callarte la boca? Solté una sonrisa nasal ante el recuerdo, claro que me enseñaron~ De diversas y variadas maneras. Cundo el pudor se disipó, volví a mirar a Zer, esta vez con una pose más baja, paras en los bolsillos, sonriendo tranquilo con los ojos algo entornados.

¿Ehhh? ¿Podía sacar lucecitas así también? La ligera sorpresa era clara en mi rostro, hasta me incliné un poco hacia adelante y toda la cosa, ¡parecían chispitas! ¡Como al jugar con fuego en las fogatas? Las sonrisa a hocico abierto que le brindé a Zer tras eso reflejaba una emoción... distintas, silenciosa; cosa que no demoró en cambiar, porque tamboreé con mis dos patas de manera rápida y en contratiempo, terminando con un leve salto al momento de aplaudir con las manos sobre mis cabeza, agachando las orejas, cubriendo mi espalda con estas, para lograr mi cometido.
—Eres genial —exclamé con calma, volviendo a mi postura relajada; manos en los bolsillos y sonrisa confiada, escuchando atento sus palabras.

La seriedad no demoró en cubrir mi rostro... Y en eso interrumpió Dellen. Le miré con mala cara, confundido, alternando mi mirada entre Zer y él, intentando entender a los dos a la vez.
—¿Qué? —le solté extrañado, la mueca en mi hocico y mirada lo reflejaban, luego volví a mirar a Zer—.
Costados... con Zer—. No demoré en agachar la cabeza y contar con mis dedos, tratando de hacerme una imagen visual, mandándole una mirada severa a Dellen antes de soltar un bufido.

¿I-inocencia, a-amistad? ¡¿D-de que diablos me hablaba, por qué?! Gruñí a boca cerrada, rascándome la nuca con suavidad mientras alzaba mi rostro al cielo, ojos cerrados. El sol... no pintaba tan bien, al menos el viento era fresco.
—¡Coincido, sería un suicido separarse en grupo! —apunté a Zer con mi pata derecha, serio, pero no demoré en arrugar todo el gesto, solo para contener una sencilla risa.

Con la misma pata hice un gesto quitándole importancia, negando con la cabeza y todo.
>>Nadie planea morirse, Zer—... Los suicidios son diferente. Mi mirada cayó ahora en la pata extendida de Dellen. Intercalé miradas entre su extremidad y rostro... A mi extrañeza se le agregó disgusto, echando para atrás mi cabeza y todo, al ver su sonrisa... Ghsss, no necesitaba voltearme para saber que miraba a Zer.

Me preocupas más tú que Lanre, chico. Me crucé de brazos, mirándolo con el ceño fruncido; no es que me gustara ser así, pero tampoco me disgustaba mis formas de actuar.
—No me interesa, Dellen —hablé monocorde, en un volumen bastante bajo en comparación a lo común, que a pesar de no ser gritos, era una voz bastante potente. Lo miré de pies a cabeza una vez, fijando mi vista sobre él. Luego cerré los ojos y di un suspiro, llevándome las manos a los bolsillos— ¿No ves que estamos discutiendo algo importante acá? —hablé con algo más de suavidad, pero mi expresión no disminuía en su dureza. Miré a Zer por mera coincidencia, volviendo en menos de un segundo a tener la vista sobre la de Dellen. Ladeé la cabeza, mirándolo con extrañeza, para luego voltear a ver el intento de hoyo de conejo de esos locos... ¡¿Podríamos encontrarnos a un conejo gigante dentro?! Negué con efusividad.

¡Dioses, deja de distraerte, estúpido! Me crucé de brazos, aun con gesto duro, pero más estoico.
>>No me pidas disculpas frente a tanta gente—. Y agaché un poco la cabeza, con las orejas relajadas hacia adelante, pero mis ojos aún clavados en los suyos—; menos sí me distraen del tema importante.

Me erguí como correspondía, desviando mi vista a un lugar carente de individuo, rascándome la nuca con cuidado... otra vez. Solté un suspiro pesado, mirando a el tipo de lado acto seguido.
>>No digo que tus emociones y actitudes no sean importantes—. Y me crucé de brazos, mirándolo otra vez con rudeza firme. No la consideraría una mirada fría, creo que Zer era más de ese tipo, pero a saber uno qué vería Dellen—, solo digo que a mí no me conciernen.

Y luego volví a hacer ese gesto de pata, para restar importancia y llevar mi expresión fruncida y severa sobre Zer, pero dirigiéndome verbalmente a Dellen.
>>Y nada, no te guardo rencor —concluí con simpleza, llevándome las manos a los bolsillos, para direccionarme un par de pasos donde Zer.

Guardar rencor es un desperdicio.
​

Le sonreí al gatito, una sonrisa más bien confiada y tranquila, alzando tan solo un poco el mentón; orejas erguidas con orgullo.
—¡Me agrada la idea de que yo y Otto vayamos por los costado!— Y tras eso volví a mirarle con normalidad, sin alzar el mentón; una mirada apacible, sin una sola frunsión que no fuera causada por la sonrisa extensa, y aún así sutil, que mantenía—, pero en el caso de tener que ir al lado de alguien, prefiero que sea el tuyo.

Tras eso volvía alzar el mentón, sonriente a ojos cerrados.
>>¡Jiji! ¡Ya sabes; mejor tener a tus camaradas cercas, y a tus contrincantes aún más cerca!

Así no era el dicho, pero... ¿qué importaba? Mucho y nada, así como la vida~

 

Lanre

Sonrió al escuchar la broma de Zer; la verdad creía que fuera a lastimarlo, ahora era parte de su equipo y por adherencia confiaba plenamente en él; para él la desconfianza en un equipo no tenía valor. Si alguien lo llegase a lastimar por la espalda, sería error del atacante, no de él por confiar, al menos así lo veía él —Yo tampoco muerdo —dijo con una risa casi silenciosa; pues sabía que su broma era pésima.

Escuchar de si misticismo aun era algo extraño para él; siempre ha sido un pato y eso para él no era nada raro. Su fortuna era igual a la de cualquiera, su única diferencia real eran sus alas, algo que él atesoraba. Pues volar era algo que disfrutaba y a veces veía como necesario en su mente, como algo que lo llamaba sin necesidad de pensar en ello; era natural.

—Nada que disculpar señor Rash, es muy difícil que un comentario pueda ofenderme —mencionó con honestidad; pues a pesar de su inocencia o inteligencia, su autoestima estaba equilibrado —Vite, estoy de acuerdo contigo; de hecho no creo poseer tal fortuna, sólo soy un pato. Si hay pocos de los míos eso sólo nos hace escasos, no especiales ni mucho menos afortunados —se detuvo a pensar y reflexionar brevemente sobre su existencia —De hecho si hay pocos patos eso nos hace desafortunados.

—Oh, Dellen—inició al escuchar que el gato se preocupara por su forma de pensar — Perderé el fervor de la amistad el día en que mi corazón deje de latir; así que no debes preocuparte por mi, porque yo siempre confiaré en mis camaradas —miró a cada uno con una sonrisa; para detenerse en Otto —Tú eres nuestro explorador, mis ojos son tuyos; por favor, guíanos en esta senda obscura.

 

Rash Colds

—Coincido en ir por delante junto el maese pato, Maestro Zer. Creo que será lo mejor. —le hizo una reverencia a Lanre y luego sonrió, parpadeando en dirección a Otto. —Iré junto a ti, compañero.

Y dicho esto, fue el primero en ingresar mientras la confianza de tener un grupo por detrás de él, que sean su retaguardia, le empujaba con valentía; su pecho ardía de emoción y fe. Era lo más parecido que tendría a un orgasmo metabólico.

 

Lanre

Miró a Rash adentrarse haciéndolo abrir su pico por completo, era momento de actuar y el rano había hecho su movimiento, y Lanre no lo dejaría solo —¿Maese pato? Yo no lo llamo su raneza o algo por el estilo, puedes llamarme Lanre, porque ese es mi nombre, si, seguro que lo es —mencionó siguiéndolo a velocidad.

 

Otto

Aveces me gusta impugar un poco, contemplar lento el resultado del empujón. Aun si no todo es bien recibido.

"A eso estaba por mencionar a continuación". Asiento al Pato, recibiendo de forma positiva su punta de vista. Cambio un poco la vista al conejo, demostrando al conejo que dirijo su mirada a èl. "No por nada le dije antes que me acompañará al frente, no me refería a solo hacerlo al revisar la entrada".

"No dije nada de separarse, sino en actuar divididos en dos grupos". Paso por alto su comentario que bien podría considerarse agresivo. Si responde con pues, supongo, es parte de èl. "Pero no me molesta comprobar cómo nos la arreglamos en el comienzo".

No quise mucho más, satisfecho en contemplar su forma de arreglarse. Conocer su línea de pensamiento.

Hablan demasiado, pero no significan que hagan poco. Hay muchas frases que hubieran podido omitirse, igual, lo que funcione en formar una relación.

"Está bien. Si se arreglaron". Apure un poco la conclusión al ver moviéndose el Rano y pato más rápido de lo que pude responderle. "Es mejor acompañarlos"

Saco rápidamente dos antorchas de mí mochila, procurando encender una y pasarla al gato. Luego enciende la segunda y se la doy al conejo.

"Si quieres después me la regresas, confío en que cuides tu lado". Mencionó al pasarle la segunda entonces al conejo.

Terminado, me adentro junto lo otros dos. Tomando la posición discutida y revisando por trampas.