Capítulo I

( rapuma )

La espada parlante
​

Rash pasó por la herrería -No te preocupes, tu maza está en buenas manos- le dijo la herrera tomando su maza y se dirigió a platearla -Eso es cierto, Matilda es la mejor herrera del reino- le dijo la espada parlante al clérigo. Luego de esperar un rato allí escuchando las historias que le contaba la espada, su maza ya estaba lista y podía reencontrarse con los demás -Serían 20 monedas, gracias por confiarnos tu arma- lo despidió amablemente la elfa.

( Mori madarauchiha Amelie Monpoke Gigavehl )

Camino a Shallowater​

Los demás estaban en las puertas del reino. El pato miró hacia atrás preguntándose por Rash y apenas terminó de decirlo vieron al rano que venía con su maza que ahora brillaba plateada bajo la luz de la luna.

Se pusieron en marcha por el camino y luego de avanzar unas horas era momento de detenerse a descansar para proseguir durante el día. Por el camino no pasaba nadie debido al bloqueo así que iba a ser una noche tranquila. Igualmente podían ponerse de acuerdo para hacer guardias por si acaso. Otto que contaba con un yesquero podría encender un fuego y todos deberían también consumir una de sus raciones de alimentos.

Contenido oculto

Amelie vos cuando quieras podés repartir equitativamente las monedas (serían 25 para cada uno) no es necesario que te las quedes jeje se las dieron a Lanre porque un pato era muy confiable para que las reparta en partes iguales

 

Otto

El andar hacia nuestro destino fue tranquilo y callado, al fin actuando como un grupo en al menos en avanzar en silencio. Eso o no les preste atención a lo que hacían al salir de la ciudad.

Llego el momento de detenernos, exprimir nuestra resistencia hacia nuestro destino no nos hará ningún bien. Más cuando se desconoce cuando nos meteremos en una pelea.

Podré ser un explorador, uno que sabe moverse en los bosques y con velocidad, pero desde el comienzo no soy el más acto a las largas distancias al considerar el corto de mis piernas. Seguirle el ritmo a estos patas largas es tedioso. Por esta razón fui el primero en extender mi manta en el suelo y recostarme sobre ella.

Rebusco en mi mochila que al fin pude quitarme de la espalda, y de apoco fui sacando una de mis raciones para irme alimentando antes de dormir. Comida seca. Rápida y sin necesidad de largas preparaciones.

"¿Para que quieres fuego? No es que no podamos ver en la oscuridad. Solo llamaría la atención para cualquiera que ronde a estas horas, pero puedo encender uno si quieres". Le regreso al gato una pregunta sobre su pedido. "¿Tienes frió o quieres cocinar algo?". Especulo un poco su razón, no creo se deba la primera. Toda esa vestimenta que lleva no es para ir y quejarse del frío.

Sería una sorpresa si fuera un cocinero.

Está la cuestión del conejo. Pero me es interesante saber si es activo en la oscuridad o de aquellos que le da sueño. Ojala sea la segunda.

 

A medida que caminaban el otoño perene de Everfall se iba difuminando, dando paso a la estación real de la zona. Estaban en el comienzo del verano, la vegetación estaba en su apogeo y la única razón para encender un fuego eran los ojos de Vite que no estaban hechos para las tinieblas.

( Gigavehl )
Zer se distanció por unos momentos del grupo y encontró un árbol no muy alto con media docena de limones extraños, su forma era más bien cuadrada y tenían unas manchitas marrones en la cáscara. Se trataba de una planta exótica de limones dulces, muy sabrosos y con propiedades curativas, pero esto Zer no lo sabía. Podría tomarlos, pero para identificarlos precisaría de un explorador como Otto que poseían conocimientos acerca de las plantas... eso, o podría mantener su individualidad e independencia y gastar un hechizo de identificación.

 

Dellen
Miré con detenimiento al resto del grupo mientras pemanecía sentado con mi espalda pegada al tronco de un árbol. El ambiente parecía relajado con los demás y, por mi parte no me había presentado a todos de hecho me faltaban aún el rano, el conejo y el ratón.

Claro que comprendía que no podía caer bien a todos más era evidente que tampoco podíamos acabar de ser un grupo cohesionado sin que todos los miembros conocieran como mínimo le nombre de resto de integrantes, así que me puse en marcha, decidido a presentarme primeramente al conejo que tenía esa cercanía con Zer y, así fue como me acerqué a él con paso sosegado.

La noche aparentemente estaba tranquila y, aunque parecían que el resto de miembross encajaban bien entre sí, no pude evitar notar entre los integrantes una cohesión casi perfecta salvo por uno en específico, Zer. Ese gato me daba la sensación de mostrarse de todo punto distante, y, aunque ya tuve la posibilidad de hablar con él un rato antes no pude evitar que rehuyera a todo el grupo.

Finalmente esa fútil reflexion fue la que me ocupó a cabeza en el rato que tardé en alcanzar a ese conejo.

— Creo que no nos hemos presentado. Me llamo Dellen, para lo que necesites—. Referí con calma, sonriéndole ligeramente.—¿Como te llamas? La verdad es que llegué a pensar que ahora que por necesidad vamos a tener que cooperar, vamos a necesitar conocernos en su totalidad

 

Lanre

Se acercó a mirar la fruta, no era porque podría reconocerla sino simplemente por mera curiosidad; antes la hubiera mordido, pero aprendió su lección con unas setas en el bosque cerca de su viejo hogar, vaya que lo hicieron ver cosas, y su estómago lo resintió por mucho tiempo.

Escuchó el tintineo cerca de su pecho, eso le hizo recordar que estaba cargando con la economía del grupo, y eso le ponía mucho peso encima, tanto físico como moral; sacó la bolsa con dinero —Aquí tengo la parte de cada uno —mencionó hurgando en la bolsa; eran veinticinco monedas por cada uno, las repartió haciendo el conteo individual, dos veces. Pues debía mostrarles que no se equivocaba y rectificarlo, pues por dinero podían perderse grandes amistades y no quería que sucediera algo así. Por eso se las entregó, pues no quería perderlas, sería demasiado peso moral si eso sucedía.

 

Vite Horiazana

Contenido oculto: Under the Moonlight

Sonreí amplio con una ceja enarcada, estirando el cuello hacia un costado por el simple hecho de soltar tensiones, limpiándome con cuidado el oído con un dedo de la pata.
—Algo ridículo que tú digas que el tiempo es oro —musité con calma al comentario de Zer, porque vamos; en verdad creo que me indignaba que criaturas tan longevas como ellos anduvieran con prisas y fueran tan impacientes. ¡Qué de seguro habían vivido el doble y yo ahí, con menos de las mínimas de sus oportunidades! Solo hablando de edad, claro: Nada me impediría ser lo que deseara hacer.

De todas formas, al escuchar su segundo punto una sonrisa de suma satisfacción me cubrió el rostro, mientras me mantenía de los últimos en la caminata, cuidando en especifico las espaldas de Lanre y, ¿por qué no? del mismo Zer.

Debo admitir que en cuanto... ¿Otto, era? Dijo que era la peor variante del grupo, no lo voy a negar; se sintió como una punzada al corazón que me hizo arrugar la expresión en una sonrisa avergonzada, manos en los bolsillos y una postura calma. De todas formas, eso no me impidió escucharlo con calma, mirarlo a los ojos con la expresión de calma ambivalente, penosa, y asentir con suavidad en cuanto preguntó si podía hacerme un par de preguntas al respecto de mi persona. ¡Pero bueno! ¿Esas cosas no que se veían a simple vista?

Entonces, antes de que pudiera hacer algo, Otto se distrajo con los comentarios de Zer, así que yo presté atención con una curiosidad recatada y poco relevante. Solté una leve risilla ante las palabras del ratón respecto al dragón.
—Sí no nos quieren informar correctamente, una de dos; o no les importa que muramos, o en verdad no es un asunto tan grave—. Ahí mi sonrisa ladina se amplió, agaché un poco la vista sombreando mi mirada, orejas por delante, mientras sostenía los ojos de Otto con los propios—. En los dos casos es grave —musité con una voz algo más grave, sutil y apacible.

Luego le sonreí de extremo a extremo, ojos cerrados, soltando un "Si" escueto y animado mientras asentía con la cabeza; ya tendríamos tiempo de hablar largo y tendido cuando se diera la ocasión.

En cuanto el rano se marchó a perfeccionar sus armas, yo no demoré en soltarle un escueto "Suerte y con cuidado" mientras lo veía por sobre mi hombro alejarse. Luego le sonreí a todos los presentes que quedaron, alegre y rozando lo risueño.
—¡Al parecer nadie lleva carne más que la propia encima, eso en verdad me alegra! —exclamé con genuino alivio, procurando no exceder el volumen de lo discreto. Luego seguí al grupo como siempre: De los últimos, resguardando sus espaldas.

Y vaya, el patito debía estar bien perdido en su mundo, de no darse cuenta que nuestro gran rano se había marchado a velocidad de piedra; que caminaba casi igual que el patito y todo. No pude evitar sonreír con algo de sorna y ternura mezcladas, pero me abstuve de decir cualquier cosa. Luego, cuando volvió Dash, Zer dio la orden de marchar. No sé qué cosa era, pero algo me empezaba a dar mala espina alrededor de él; ¿sería su voz, su tono, su actitud?

Durante el resto de la caminata hice uno que otro comentario al aire irrelevante, pero la mayor parte del tiempo me mantuve buscando hierbas y frutas que reconociera, que me pudieran ser útiles y tal. No me la pasaba todo el día en el jodido bosque de Humble para no aprovechar mis escasos conocimientos. Aparte, mantenerme algo alejado del sendero, tentando al bosque inexplorado, apartado del grupo me ayudaba a prevenir monstruos o salvajes, siempre atento con mi audición. En cuanto noté que Zer se detenía a lo lejos, tras largo tiempo de caminata, y por ende el resto se detenía, me acerqué a ellos con una postura vaga y lento caminar.

Enarqué una ceja y entrecerré un ojo, extrañado, cuando empezó a soltar instrucciones otra vez, más lento cerebrito, como sí fuera fácil seguirte el hilo. De cualquier forma, cuando terminó de hablar el gato ese cubrí mi boca con la pata para ocultar mi profundo bostezo, no sirvió de mucho, pues fue sonoro de todas maneras. Empecé a mover las orejas, buscando algún sonido de alerta a lo lejos o alrededores, moviendo mi cabeza de acá para allá, serio y parado con rectitud. En parte por estar lejos de una ciudad o pueblo, pero también influía un montón el cansancio que me cargaba encima.

A pesar de todo, que Zer recalcara que algunos iban a dormir me hizo sonreír con bastante sorna, ese mismo cansancio evitó que soltara cualquier tipo de risa o exhalación. Al final terminé por negar con lentitud, cabizbajo. Me fui a buscar un par de rocas y tocones; cinco en total, acomodándolas a mitad del camino en un circulo cerrado, ignorando a todos de momento. Era un circulo bastante espacioso, ideal para dejar una fogata en el centro. Sonreía con suavidad, satisfecho y agotado, llegando a mi mente memorias no tan lejanas.

Mientras hice todo eso, iba respodiéndo a buen volumen preguntas que atajaba al aire.
—¿Qué para qué queremos fuego? —hablé mirando de reojo a Otto, sin distraerme de mi trabajo de llevar y traer piedras y tocones que nos servirían de asiento. Volví a centrar mi mirada en mi accionar al responder de inmediato la pregunta retorica—Sí llega uno de esos Salvajes, seres de sangre fría... no lo sé, negociar con fuego o quemarlos de una sería lo más efectivos —musite audible a pesar de mi agotamiento, sin perder la sonrisa.

Dioses, sí es que en el fondo era un sádico.

En cuanto coloqué el tercer asiento probicional mi oreja reaccionó a la voz de Zer, volteé a verlo con genuina sorpresa y no demoré en sonreír amplio, con una mezcla de jocosidad y sorna.
—Anda~, mira—. Ladeé la cabeza, ojos entornados y una voz que pecaba de dulce a pesar de lo grave que era, siempre mirando al gato—, no pensé que fueras taaan considerado—. Le sostuve la mirada un poco más y luego procedí a buscar el último par de tocones o piedras, lo que encontrara primero.

Y bueno, que luego andaba acomodando las últimas cosas de la acampada y, obvio, las acciones de Zer no me pasaron desapercibidas. Tampoco es que me le quedara mirando mucho rato, solo lo vi golpear el árbol, me distraje, y cuando volví a mirar andaba jugando a lanzar la fruta extraña. Me sacó una sonrisa conmovida, no lo negaré, pero preferí pasarlo por alto por el propio bien de él.

Entonces, cuando me iba a ir a avisar al grupete que tenía todo listo para que encendiéramos la fogata, el tal Dellen llegó hasta mi. Lo miré con ligera sorpresa, estirándome un poco después para desemperezarme mientras oía su pregunta, más bien su presentación. Ni idea de si fue el sueño o la situación anterior que tuvo con Zer, pero lo terminé mirando de mala manera, llevándome las manos a la cadera mientras encaraba sus ojos con una seriedad opresiva.
—Si, en verdad tuviste que haberte presentado antes —hablé monocorde con mi natural voz grave, sin rodeos y directo. Al escuchar su pregunta de cómo me llamaba volví a ladear un montón la cabeza para quitarme con cuidado la cera de las orejas, a ojos cerrados.

>>Horiazana, Vite Horiazana —hablé algo tosco, pero logrando mantenerme algo monocorde. Entonces, acto seguido, volví a colocar mis manos sobre las caderas para enfrentarlo con el ceño fruncido y la postura inamovible, solemne—, y odio a los que no hablan las cosas a la cara, y creen que la mejor opción es susurrar a la espaldas de otro.

Y acerqué mi rostro al de él, completamente serio, casi rozando nuestras narices y frentes.
>>Ese es el primer paso para que te apuñalen por la espalda; mentir y ocultar cosas importantes, como los sentimientos y las opiniones —musite, más que nada por ser un consejo solo para él y para nadie más. De momento, tanto Otto como Zer, Lanre y Dash habían sido honesto, dejando claro sus disgustos y sus anhelos.

En cambio, Dellen fue el único que mostraba una actitud algo más huidiza, aparte de... joder, ¿qué era ese afecto tan enorme por un completo desconocido? Poco importara que tan maravilloso o amable fuera Lanre; aún no había demostrado nada de peso para dedicarle una vida o amor completos. Me parecía repugnante, supongo.

Tras haberle murmurado aquello me alejé un paso a ojos calmados, rotando mis hombros para librarme de toda la tensión del día. Entonces escuché a Lanre a poca distancia, y toda mi seriedad mutó a una sonrisa apacible y cansada, esperé con calma manos tras la nuca a que hiciera las cuentas, en cuanto terminó de contar de inmediato estiré con calma y pata, para que me pudiera entregar el dinero.
—Gracias, lindo —alagué a ojos cerrados, mostrándole una sonrisa dientuda, guardando de inmediato y con agilidad el dinero en mi saquito resguardado con recelo y mucho esmero.

Luego de eso le hice una leve inclinación de cabeza a Dellen en forma de despedida y me dirigí a Otto y Zer . Al llegar a su lado me crucé de brazos, estoico y serio.
—Vamos a prender fuego, porque así evitaremos enfermarnos en la intemperie, aparte de que siempre es útil tener brazas—. Sonreí con algo de sorna, entornando los ojos de manera sombría—. Supongo que al menos uno entenderá por qué...— Y le brindé una mirada y sonrisa más apacibles a Zer—, aunque de seguro tu subestimas un poco el poder de la naturaleza, ese que solo los mundanos e ignorantes como yo conocemos —hablé algo críptico, para luego llevarme las manos tras la nuca y así poder elevar mis mirada a ojos cerrados al cielo nocturno.

>>Yo dormiré unas tres o cuatro horas —abrí los ojos, aun con las patas tras la cabeza, mirando con seriedad a Zer—, necesito absoluto silencio o no podré descansar—. Luego miré a ambos por igual—, seré ciego en la oscuridad, pero eso no significa que sea menos capaz en ella que algunos de ustedes.

Cerré los ojos, cabizbajo y siempre con las patas tras la nuca, serio.
>>Hay quienes nacen sin ojos, sin voz, sin la capacidad de escuchar...— Erguí otra vez la cabeza, serio—; quienes pierden un extremidad, quienes caen en la locura...

Me di media vuelta dándole las espaldas para poder identificar en qué andaban los otros tres.
>>No por ellos dejan de ser menos que nosotros —los miré por sobre el hombro, con absoluta seriedad solemne—, espero que sean capaces de comprender eso...— Y mi mirada calló sobre el gato—, sobre todo tú, Zer.

Y entonces empecé a caminar hacia donde hice el circulo de tres piedras y dos tocones.
>>Voy a intentar dormir, buenas noches —dije con bastante formalidad y un rostro de malas pulgas increíbles.

De todas formas, terminé al lado de Dash antes que nada, dándole una palmadita amistosa en su brazo, sonriéndole de lado a lado.
—Buenas noches, gran rano —saludé, llevándome las manos a los bolsillos de mis pantalones, sonriéndole sosegado y con claro cansancio, se notaba en las puntas de mis orejas caídas hacia adelante. Ladeé la cabeza, amigable, entornando la mirada con diversión— ¿qué tan buena idea te parece servirme de almohada esta noche?

Y parecería broma, pero en verdad parecía muy achuchable para recostarse en él, ¡no perdería esta oportunidad!

 

Dellen
No me esperaba esa reacción por parte de Vite ¿Pero quén se había creído para hablarle así? Será estúpido... Suspiré imaginándo un segundo que opinaría Zer al respecto de él, ¿Darle afecto a un desconocido? Menudo imbécil.
<<Calmate>>—. Susurré, cerciorándome que nadie me escuchara—<<Solo es un conejo>>

Me encogi de hombros para comprobar con un rápido vistazo la situación de mis compañeros, solo para cerrar los ojos, si tuviera una maldita constancia de mi actuar, seguramente no tendría ni la más mínima razón para haberme hablado como la haría.

Mientras mi mano temblaba de rabia, mis pies se fueron dirigiendo con lentitud hacia Dash, solo para ver como se marchaba al lado del rano, pero me dio lo mismo. Con paso decidido me acerqué a Dash hasta que quedándome frente a él, reverencié, ignorando directamente a Vite, a quién le dirigí una mirada calmada, sonriéndole ligeramente.

— Encantado Dash, ignoro si te han hablado de mí, más me llamo Dellen, Dellen Norsa—. Me acabé presentando hacia el Rano— Veo que, demoré en demasía en introducirme, debo disculparme por mi ausencia de plática, encantado...¿Como se llama?

 

Rash Colds

El rano observaba las fluidas interacciones entre la rata y el conejo, sonreía observando también la inocencia de Lanre y reía ante la escena de Zer y Vite. El clérigo era un fiel creyente de que las amistades surgía de forma inesperada y en momentos oportunos, y esta aventura era inesperada y oportuna por igual. El grupo tendría que aprender a convivir con los pesares y alegrías de todos ellos como animales con una meta en conjunto. Era simplemente hermoso pensar que los unía el deseo de aventuras y conocerse a sí mismos en lugares que requieran mucha presión.

La figura de Vite lo sacó de su filosofía interna y lo trajo de nuevo a la realidad. El rano parpadeó dos veces y sonrió al conejo, aceptando su compañía con un asentimiento; o al menos un movimiento pequeño con la cabeza, lo que le dejaban hacer sus poderosos trapecios. —No tengo problemas en eso, Horiazana. Aunque te diré que mi piel es muy fría, no creo que encuentres comodidad. —dijo honesto, sonriendo triste por no poder poseer pelo como el resto de sus acompañantes. Luego se giró al gato Dellen. Observó su bastón y luego se quedó admirando los ojos claros del gato. —Don Norsa, el placer es mío. Siempre es bueno saber que la magia nos protege por dos frentes. —hizo un espacio con su corpachón para que el gato se acerque a ellos en el suelo, ya que Rash se encontraba sentado. —Mi nombre es Rash Colds y no tienes que disculparte por la demora, yo tampoco me preocupé en conocer al resto de integrantes, pero ahora ya nos encontramos todos aquí. —observó a la rata, el explorador del grupo. —Tenemos un guía, dos fuentes de poderosa energía enfocado en los dos felinos, un pato; que es símbolo de buena fortuna, la cual necesitamos para esta noble cruzada y la energía y voluntad de nuestros hermanos conejos. Creo que el grupo es práctico y cubre todo lo que el compañero de al lado le falta. Sí, es un buen grupo.

 

Contenido oculto: The wolf song

Vite Horiazana

El rano empezó a hablar y yo cerré los ojos, empezando a descansar de aquella manera la vista. Solté una risa baja antes sus palabras, enternecido, y no demoré en hacerme un hueco entre su cuerpo y su brazo de rano. ¡Vamos, que el tipo estaba cubierto por un montón de telas! Y yo igual, no había problema ninguno con su piel y tal. Y lo mío no era por frío, ¡así que nada! me hice un ovillo cubriéndome con parte de su propia manta y todo, resguardando mis propias orejas haciéndolas caer por delante de mi pecho y así poder colocarme la capucha.

Entonces Dallen no demoró en aparecer, solté un quejido bajo afianzando más mi posición de bola circular, buscando resguardo de luces y sonidos con la fisionomía natural del rano, el cual era bastante grande para lo que acostumbraba a escuchar sobre ellos. Dioses, ahora sonaba tan educado aquel gato pretencioso, pero bueno. Norsa, sonaba bastante sofisticado y todo el asunto, ¿serían todos los gatos así, tan altaneros a pesar de no saber volar?

Era triste en cierto aspecto, eso de poder ver, presenciar y conocer muchas cosas solo dejando pasar el tiempo. Era increíble de muchas formas, pero... bueno, no podía envidiarlos.

Nací donde nací y me críe con quienes me críe, agradecía eso y ahora que estaba fuera haría lo que pudiera para cumplir mis deseos. Sin esperar algo de alguien, sin perjudicar a otros de paso, evitando condicionar a otros por cosas propias y egoístas. La templanza de Dash Colds me ayudó a calmar mi pulso, a divagar en recuerdos lejanos, y antes de lo esperado ya me encontraba dormitando en paz: En absoluto silencio y sin ningún movimiento que no fuera sutil y casi imperceptible.

Solo esperaba poder llegar a Humble en buenas condiciones.

No podía decepcionarlos siendo un fracaso.​

Contenido oculto

Vite se quedó mimiendo acurrucadito al costado derecho de Dash (?)

 

Dellen
Vaya, sin dudas es un Clérigo en toda regla, calmado y cauto, pero ante todo, alguien que en primera impresión era sin duda la clase de persona con la que se puede conversar sin temor a prejuicios y su forma de llamarme "Don Norsa" hacía que, el mal humor que sentía préviamente a raíz del accidentado encuentro con Vite Horiazana hubiera desaparecido de mi ser sin apenas darme cuenta.... Y sin embargo, algo prevalecía con respecto a ese conejo. No era odio pues al menos en un primer contacto no debería juzgar a mis compañeros de equipo pero ¿Por qué decirme lo que me dijo? Era una duda constante en mi cabeza.

En cualquier caso, me congratulaba saber que era capaz de atender dos cosas a la vez, escuchar con detenimiento las palabras de Rash y a su vez, lo que le decía a Vite

¿Usarle de almohada? Jé, admito que me hacía cierta gracia que fuera un conejo tan descarado. ¿Por qué no era así con Zer? Al final, no es que me sintiera de lejos celoso por Vite, simplemente...Parece ser que no le caía bien y en realidad, no me importaba si tenía que tenerlo como amigo o enemigo, sí, me mostraba educado con Rash pero, porque me había tratado con calma y con respeto...No iba a permitir que nadie me fuera a mirar ni a recriminar mi forma de ser. No, no soy alguien perfecto más sin embargo, estoy hastiado de que me recriminen mi actuar y, eso tú, Vite, has cometido un enorme error.

Aunque no me fuí de mi posición de forma inmediata aunque viera a Vite hacerse bolita entre las prendas del rano lo que me hizo suspirar.

— Veo que su posición como Clérigo le viene como anillo al dedo, dígame, ¿de donde ha adquirido esa sabiduría? Ignoro si ha sido por experiencia adquirida por su posición, o es un ávido lector. Más concuerdo en la heterogeneïdad del grupo y, el aparente azar que ha hecho que sea tan equilibrado como se esperaba. La solidez de un cúmulo de personas que, aparentemente se reúnen en el lugar menos esperado y de las formas menos ortodoxas, a veces ignoro si los mismos dioses son los que a veces hacen estos milagros pues, creo que ni el más caprichoso de los azares logran algo así—.Contesté, con una calma monumental. Sin dudas este rano era de lejos, una buena compañía— ¿Que le hizo optar por ser Presbítero?

 

Rash Colds

Dejó que Vite se acomodara en su costado derecho y pronto comenzó a sentir un cómodo calor corporal que le dio un poco de sueño, obligándolo a bostezar. Parpadeó muy despacio y miró el bastón de Dellen, admirando el báculo del mago. Le miró a los ojos, perdiéndose en ese mar tan verde como la primavera que había pasado unas estaciones atrás. Sonrió levemente, le gustaban los colores de la naturaleza y que el gato los tenga del mismo color le resultaba algo muy lindo de ver.

—No me considero alguien sabio, Don Norsa, estoy en un aprendizaje constante en mi vida. Aprendo en todo momento, como ahora mismo. —levantó un poco sus patas delanteras. —El presente es el estudio y el futuro es el examen; quiero decir, todo lo que aprendas en tu día a día te servirá para el próximo día, y así sucesivamente, convirtiéndose en una rueda que no debe terminar jamás. —hizo una leve reverencia, lo que le permitía al estar sentado. —De igual forma agradezco sus palabras, Don Dellen. Que un felino dentro de la rama de la magia me considere alguien sabio lo veo como un halago. No siempre la magia y la fe pueden coexistir bajo el mismo techo. O en este caso, bajo el firmamento estrellado. —observó las estrellas mientras pensaba la última pregunta de Dellen. Aún con la mirada perdida en el cielo decidió que era hora de responder. —Nunca fui un buen religioso, la verdad. Incluso no me importaba, me parecía historia vieja y oxidada; hasta que un día comencé a creer. Va más allá de creer en Dioses, en magia o en cosas inexplicables. Mi sentir radica única y especialmente en el mundo que nos rodea. Siento que siguiendo mi senda de la fe, proclamando a los buenos hábitos y éticas a todos los animales, siento que puedo dejar mi granito de arena para que la sociedad en la que vivimos pueda crecer un poco más. Son tiempos difíciles, donde tenemos que dejar de lado el egoísmo, del cual peco, y dar la otra mejilla. Siendo distintos podremos ser mejores. Y además me gusta sentirme útil, siento que sirvo de algo. Que ayudo.

Sonrió y miró esta vez al gato, viendo como los ojos del felino brillaban misteriosamente. Le recordó a sus hermanos gatos, de una vida casi antigua por el paso de los años. —Don Dellen, y espero que no tome mi pregunta como una ofensa, pero: ¿es religioso?

 

Otto

Simplemente guardo la monedas ofrecidas por el pato, hubiera agregado un comentario, pero no tardo que las palabras empezaran a volar por alrededor.

Tome rápidamente otros bocados de mis botanas, mientras el conejo terminaba de hablar. No vaya a opacar totalmente mi voz al hablar al mismo tiempo que él.

No escuche mucho de lo que dijo, solo que me concierne. Lo cual tampoco es poco, aaah, que hacer para hablar con estos animales.

"Esta pidiendo una fogata, no un arma escupe fuego". Suspiro al irme limpiando los rastros de las frutas de la boca, un poco disimulado en no dejar mostrar el desastre por comer a prisas. "Literalmente, ni siquiera con tirarlos de cara al fuego vas a conseguir quemar a alguien".

Y si tiene frió que use una manta.

Le siguieron muchos comentarios por parte de conejo, solo aquellas Ratas de la misma caña pudrían entenderle.

Terminada mi comida, me levanto de mi manta y camino unos pasos fuera aproximado hacia el circulo de este grupo. Habiendo elegido la zona, comienzo a la arrancar el pasto de ese lugar, formando un pequeño circulo imperfecto desnudo de él. Dejando ver la tierra seca de bajo.

Terminado, voy hacia los arboles. Revisando por cualquier rama por cualquier rama y hojas secas caídas o a mi alcance, recogiéndolas para servir del fuego. Algunos guajiros y piedras para limitar esa zona. Y, porque no, cualquier cosa comestible que encuentre.

Llevo y dejo caer todo en ese pequeño circulo desnudo, rapilando rápidamente las rocas dentro de ese circulo interior.

"No era necesario pedirlo de esa manera". Mientras me sumergía en la tarea, le hable al Gato1 sobre su pedido diciendo por favor. "En parte de mi comentario se debió a no saber para que lo querías. Un fuego pequeño con solo el propósito de calentar o uno fuerte e intenso para calentar una comida. Diferentes trabajos para diferentes propósitos".

Una vez acomodado todo lo recogido en una fogata rápida, agarro el Yesquero y enciendo unas hojas. Una vez controlado eso, soplo un poco para avivar y dirigir el fuego hacia las ramas. Vigilo y continuo controlando el progreso de las llamas hasta que sea capaz de mantenerse por si mismo.

Todo parece funcionar bien.

"Tírale unas ramas a tú gusto". Digo sin más al señalar las ramas restantes. Si lo usa lento, de debería durar hasta el amanecer.

 

Dellen
Mis labios esbozaron una sonrisa con las palabras, ya no solo por la deferencia sinó por su honestidad. Nunca fui muy amigo de las primeras impresiones claro que, habían dos "peronsas" que por suerte para mí eran como las primeras impresiones me indicaron que era. Claro que con el transcurso de los minutos y analizando fríamente el comportamiento de Vite, debo decir que, agh, no la entiendo.

Traté de alejar esa cantidad de pensamientos a un rincón de mi mente deseando que mañana al levantar el conejo estuviera de mejor humor y, aunque ví de reojo a Otto preparando la fogata tampoco dejaba de prestar atención a lo que el rano tuvo a bien decirme, para analizar con detenimiento esa pregunta final de ¿Es religioso? disponiendome a contestar

— No es ofensa absoluta, señor Colds, más, una pregunta que en un frío y exhaustivo análisis podría decirse que considero que cada uno es dios de si mismo, cada uno tiene libertad de escoger su proceder y obtener una consecuencia a cambio a padecer, si es negativa la llamamos castigo, y de ser positiva, es conocida como recompensa y son esas experiencias que dichas acciones nos otorgan las que nos hace conocedor del sendero que nos lleva al inexoranble destino que nosotros mismos hemos decidido para nuestras vidas—. Contesté con amabilidad— Más, tampoco creo que cualquier otra creencia sea menos válida, al fin y al cabo, usted es clérigo y, aunque no compartamos créencia, admito que mi plática con usted hace que, me sienta en profunda comodidad.

Finalmente finalicé, para mirarle a los ojos, esperando una respuesta por su parte, sin dejar de esbozar mi calmada sonrisa.

 

Lanre

Vió como el ratón tomó las monedas, después repartió a cada uno metiéndolo en sus pantalones mientras discutían entre ellos. Bostezó ante el cansancio, trató de permanecer con los ojos abiertos, escuchándolos; pero la falta de actividad lo hacían amodorrarse, guardó sus patitas entre su plumaje, lentamente las palabras se volvieron murmullos; estaba cansado. Los ojos ardían ante el calor y sus párpados pesaban. Se hizo bolita pensando que soportaría con los ojos abiertos, pero no fue así. Sin darse cuenta, su cabeza se ladeó quedando dormido en una posición algo incómoda.

El pato comenzó a roncar.

 

( Gigavehl madarauchiha Mori Monpoke Amelie rapuma )

Camino a Shallowater​

La noche avanzaba y todos se pusieron de acuerdo para hacer guardias y después de comer una de sus raciones se dispusieron a conciliar el sueño. Vite había encontrado un árbol de manzanas por el camino por lo que consumió eso y no tuvo que gastar una de sus raciones.

En la zona no se percibía ningún signo de peligro, aunque Otto y Vite al principio se mostraron alerta y precabidos al respecto, pronto notaron que todo estaba tranquilo en las inmediaciones de la zona elegida para hacer un parate.

El ratón, por su parte, hizo un fuego y se lo dejó preparado a Zer para que lo fuera avivando durante la noche, pues le tocaba la primera guardia. En el interín en que fue a buscar leños y ramas para este fuego se topó con un árbol al que todavía le quedaban dos duraznos acorazados que no le presentaron ningún desafío a la hora de adquirirlos. Como estaba versado en el tema, reconocía estos frutos y los pudo identificar como los peculiares duraznos acorazados, revestidos por una cáscara tan dura como la de un coco, podría contar con ellos para volverse más resistente en combate.

Zer, que también había encontrado unos frutos muy particulares, los identificó y descubrió las propiedades curativas de estos limones dulces.

Contenido oculto: DETALLES

Todos menos Vite consumen una de sus raciones de comida.

Zer ha conseguido 4 limones dulces que le dan +2 a sus PV totales durante todo un día.

Otto ha conseguido 2 duraznos acorazados que le dan +2 a su CA en combate durante todo un día.

Al despertar al día siguiente, continuaron avanzando hacia Shallowater. Recorrieron una gran distancia esta vez en comparación con la noche anterior en la que el cansansio los alcanzó temprano, hasta que finalmente llegaron a la entrada de las catacumbas que Roger les había indicado. A lo lejos se veían las murallas de la ciudad y el fuego y humo propios de la gran caravana de Geckos, avanzar por la superficie era una muerte segura por lo que no les quedaba otra que avanzar por las profundidades de este pasaje.

La entrada era un semicírculo enmarcado en piedra gris clara que recordaba a la madriguera de un conejo. Sin embargo, los motivos en la piedra denotaban que se trataba de una antiquísima construcción élfica, los elfos solían usar estas edificaciones como enormes mausoleos para que los difuntos puedan ser honrados y alcancen un mejor pasaje a la vida eterna con todos sus tesoros y momificados en sarcófagos como era la costumbre de este pueblo antes de que las razas se unificaran por lo que el lugar tendría unos cinco mil años. Tenía escalones anchos que descendían al interior labrados en el mismo material que la entrada. Abajo sólo se veía oscuridad, pero si querían seguir hacia su objetivo los aventureros deberían avanzar por ahí.

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Si antes de entrar quieren hacer algo más en el sendero aún pueden.

Rapuma había expresado el deseo de buscar árboles con fruta como otros lo hicieron así que puede narrar que antes de bajar a las catacumbas rastreó algún árbol de fruta y tirar un d20 en ese mismo post y listo.

 

Otto

Habiendo seguido las indicaciones del mapa, logramos hallar la entrada a las catacumbas. Por bastante bien, se encuentran a una distancia razonable de la ubicación de los salvajes.

Deberemos recorrer un largo camino bajo tierra.

Por mí parte, se hizo complicado contener la emoción. Revisar y explorar ruinas cómo estás es la razón por cual soy explorador. Seguir un mapa con tal de encontrar un tesoro al final.

Es emocionante. En forma inconciente, no pude controlar la sacudida de mí cola. El único rasco que dejó visible de mí emoción... O, en su defecto para otros animales, nerviosismo.

Sacudo mis patas al aire, un movimiento parecido al secarlas del agua, preparando lo músculos para lo que está por venir.

Termino el ejercicio en un audible aplauso, lo suficiente fuerte para decir que pido la atención de todos.

"Cualquiera que tenga y quiera usar una antorcha, me dice y se las enciendo". Les hablo fuerte, lo suficiente para ser escuchado aún si soy ignorado. Fui directo en recalcar mi plan pre-entrada! No vaya a perderse entre tanto bla bla. "Por mí parte, no usaré una. Quiero mis patas libres. Les podría llegar a prestar una si así lo quieren".

Señalo al conejo con uno de mis dedos, un movimiento sutil y tranquilo. Demostrando buenas intenciones, no una acusatoria. "Pícaro ¿Verdad? Ayudame en el frente en casos de trampas o entradas ocultas. Espero contar contigo en esta tarea". Fallar en cierto casos es inevitable, más considerando si problema con la oscuridad. Es momento de probar su participación. "Aún si ya fue explorado, siempre hay una maldita que agarra a los desprevenidos".

Pero lo mejor sería si no hubiera ninguna. Estás catacumbas suelen ser serías en la defensa de sus tesoros.

Desenfundó mí espada ahora de plata y tenerla preparada, si hay no-muertos aquí, la usaré de arma principal.

"Voy a comprobar la entrada". Pueden llegar a tomarse su tiempo en ordenarse, no iré lejos, pero prefiero tener como mínimo asegurado los primeros pasos antes de ingresar.