Capítulo I

Contenido oculto: La presentación final

Vite Horiazana
Templo de Ranémides

La sonrisa de Zer provocó que dejara atrás cualquier deje de estoicidad, ganas de batallar por quién descubría más; él no tenía nada que ocultar, lo que solo me dejaba a mi con una expresión de leve curiosidad. Viendo, atento, cada mínimo movimiento; escuchando, respetuoso, cada leve sonido; sintiendo, curioso, como este gato tenía más para mostrar que cosas para descubrir.

Mi propia sonrisa amplia y muda surcó mis labios, amplia, pero en cuanto miré la última expresión del gato Zer, tras un leve rastro de sorpresa; mis ojos entornados, mi amplia sonrisa, pero sutil expresión ensombrecida le respondieron el gesto. Ojos bicolor... curioso.

Me llevé las manos a la nuca, cambiando por completo la expresión que solo duró un par de segundos, estirando mi espalda y soltando un leve quejido con la sonrisa en los labios a ojos cerrados. Así, estirado, observé al señor rano Dash.
—Bueno, Don Dash; me marcho con él—. Le extendí mi pata para un último y primer apretón, con total confianza; no me intimidaba su tamaño, al fin y al cabo.

Vite Horiazana
Calles --> Posada

Tras el pequeño intercambio con el rano, me acerqué trotando al gato, para luego amoldarme a su tiempo de marcha. Patas tras la nuca, lo miré de reojo un momento, para luego enfocar mi mirada en la calle frente a mí; mis oídos centrados en cada paso que dejaba atrás, a los sonidos que reaccionaban a ellos.
—Eres curioso, Zer —hablé con calma, monocorde—, dices haber vivido décadas, y te vez aún con bastante carisma. Mi papá pasa los cincuenta, y ahora ni la espalda se puede —agregué lo último con un deje de nostalgia, arqueando las cejas con cierta pena. Talvez... no tuve que haberme ido de casa.

Negué con rapidez, solo un momento, traspasando las manos desde mi nuca hasta mis bolsillos, encorvándome un poco; orejas atentas a que ocurría tras mi espalda, ojos despierto ante los sucesos llevados frente mío. Dejé soltar un suspiro pesado, pero mi sonrisa apacible no se borraba.
—La misión es en mi hogar, mi pueblo; conozco ese bosque bastante bien, aunque vaya a saber uno como lo ha dejado el dragón ese.

 

Rash Colds

Escuchó con parsimonia, atento al intercambio cultural que estaba teniendo en vivo y en directo. La magia le resultaba muy curiosa, pero para Rash la magia terminaba en eso, algo curioso. Pero no por ello desprestigiaba a los magos, todo lo contrario; Rash lo tomaba como un capricho de los Dioses, algo que ellos mismos agregaron en la creación del mundo para su diversión.

El clérigo avanzó con ellos por la calle, siguiendo a ambos con rapidez; sus piernas cortas no le facilitaban el andar tan deprisa.

—En cierta manera nos parecemos, Maestro Zer. Usted busca su conexión física y espiritual en uno; algo similar como unir la mente con el espíritu, que sería en mi caso. Todo clérigo debe ser uno con el espíritu. Aunque el tuyo quizá se refiera a un poder más allá de lo imaginado, en el mío es una transición física de un plano material a uno cósmico. Con la creación.

 

Vite Horiazana

Vaya, mi sonrisa tan solo se deshacía para dejarme con una cara de sorpresa, a pesar de que cuando mencionó sobre que se quedarían en mi casa... No sé sí era buena opción, en realidad, por eso fruncí el ceño y solo atiné a negar con la cabeza, a una velocidad normal cabe recalcar; pero luego llegó el señor rano y la conversación tomó otro rumbo, así que me quedé callado, escuchando embobado todo lo que tenían que decir.

Sacudí la cabeza con cierta rapidez para despejarme, y así ser capaz de decir algo. Devolví las manos a mi nuca, mirando al cielo sin dejar de estar atento al frente, relajándome al saber que Don Dash estaba tras nuestro.

—Vaya, fe y poder —exclamé con suavidad, sin mirar nada en específico, caminando un poco más lento para que Colds no se sobre-esforsara por nada—. Supongo que nosotros los mortales dependemos demasiada de ambas, y debemos tener un equilibrio... Ah —inhalé hondo al final, sacando las manos de mi nuca y deteniendóme por completo un momento efímero; ni siquiera Dash alcanzó a chocar conmigo.

Me giré hacia Zer, sonriente y compungido a ojos cerrados, negando con la pata con un movimiento vertical; como sí espantara moscas.
—Olviden lo que dije.

Y de nuevo las manos al bolsillo, tranquilo, mirando al frente ya lejos de estar atento a cada mínima cosa; en confianza.
>>Todos somos mortales... de algún modo —musité lo último, para luego mantener una sonrisa ambivalente y sutil en mi boca; mis ojos y ceño no expresaban nada.

 

Lanre

Llegó corriendo con sus patas cortas detrás de Dellen, casi se le escapa y seguramente se hubiera perdido si así fuera, era una gran ciudad y el un pato muy chiquito. Y no le gustaba volar en plena ciudad, no quería que lo vieran en ese ángulo tan vergonzozo.

Dellen no se había inmutado en su presencia, así que se acercó a él —Oh Dellen, cambié de opinión al último segundo y decidí acompañarte en lugar de esperar por mi espada —dijo para después recuperar el aire —Vaya, no entiendo nada de lo que está en este lugar— observaba cada rincón con curiosidad —supongo que no debo tocar nada —entrelazó sus alas detrás de su espalda para evitar que su curiosidad lo llevara a tocar algo —Se ve peligroso, si, seguro lo es.

 

Dellen

La verdad era que no pude evitar sobresaltarme ligeramente al escuchar a Lanre, para reir y girarme para verlo.

—¡Vaya! Disculpa Lanre. Espero no consiederes un acto de descortesía el que no te haya visto. Igual, tampoco puedo negar que estoy bastante entusiasmado y va in crescendo a medida que nos acercamos a la misión y ¿Sabes? Sé que nos conocemos desde hace poco pero, me caes muy bien Lanre, por mi parte—. Le ofrecí mi mano—Me encantaría que fuéramos amigos.

No mentía. El entusiasmo, la ingenuidad y la pureza de este pato era de la clase de cosas que daba por perdida y, ver como se estaba comportando conmigo hizo que empezara a tomarle aprecio con absoluta rapidez. También, esperaba, que como mínimo dicho sentimiento fuera recíproco (Digo espero, porque no soy precisamente la clase de felino que, suela causar especialmente buenas primeras impresiones)

— Y no diría en especial que lo que toques sea peligroso siempre y cuando no lo uses—. Le dije con amabilidad, agachándome para reconocer la poción— Si realmente estás interesado en aprender magia, puedo enseñarte sin problemas, el saber no ocupa lugar y, todo el mundo puede aprender si se esfuerza

 

( rapuma Mori Gigavehl )

Templo de Raménides​

-Encontrarás el templo de Ráclito al sureste de Silvercity, en una zona alejada, detrás de unos jardines- le respondió el ratón a Rash, mientras el rano caminaba hacia la estatua para pronunciar las palabras. Tras hacerlo, las runas se iluminaron de celeste y una energía del mismo color lo envolvió por unos instantes. El clérigo sintió un ligero ardor en la lengua durante esos momentos, pero cuando todo terminó no sintió más nada extraño y se siguió sintiendo normal como siempre, sólo que ahora estaba a mitad de camino de conseguir un poder ancestral.

El ratón escuchó con amabilidad las palabras de Vite, pero cuando retiró la vista para mirar a Rash, el pequeño clérigo ya había desaparecido. El grupo permaneció hablando y se dirigieron en conjunto hacia la posada.

El almohadón de plumas​

Apenas entrar al lugar se accede a una amplia sala comedor, que ocupa toda la planta baja. Hay un hogar encendido y una mesa baja y larga con muchas sillas de altos respaldos donde todavía hay algunos huéspedes, comiendo y bebiendo. La sala tiene piso de madera y una alfombra algo desgastada, pero con finos motivos. Los ventanales son angostos y largos con vitrales de colores. A dos lados de la sala están las escaleras que conducen a los cuartos. En el recibidor, los atiende un viejo ratón muy cortés que está rodeado de infinidad de llaves.

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-¡Bienvenidos al almohadón de plumas, aventureros! Tengo habitaciones simples por 5 monedas de oro y dobles por 10-


( Amelie madarauchiha )

El escarabajo de oro​

Edgar le cobró amablemente las 50 monedas de oro a Dellen y vio entrar al pato y escucharlo hablar con el gato -Incluso si eres un guerrero la magia puede estar de tu lado, una poción de curación es algo que cualquier luchador agradecería en el momento oportuno- dijo el escarabajo sosteniendo una de esas pociones a ver si el pato quería comprarla.

 

Rash Colds

El clérigo escuchó al gato y asentía siempre que estaba de acuerdo con sus palabras.

—Créame, no es muy fácil creer en esta fuerza superior como lo has llamado. Muchas veces no comprendemos las razones de nuestro Dios, tampoco podemos justificarlo de ciertos actos tampoco. Si realmente existen los Dioses, ¿por qué no se materializan entre nosotros? ¿O por qué simplemente ayudan a evitar actos viles, pobreza, muerte? Son preguntas que me cuestiono siempre que pierdo un poco la Fe. Pero vi cosas imposibles, cosas que simplemente suceden por una razón. No hay magia, tampoco es el destino y mucho menos un acto de la naturaleza. Vi tobillos torcidos colocarse nuevamente en su lugar, heridas cerrarse y muchos actos milagrosos que no son más que obra de nuestro panteón de Dioses. Es una balanza y siempre intento mantenerla estabilizada para no perder el rumbo. Sé que muchos clérigos proclaman destrucción y caos allá donde pisan. Yo no; yo intento hacer de este mundo algo mejor, no importa el acto simple de cada uno de nosotros. El mendigo que quiere una moneda, un beso a tu madre antes de irte de tu casa, compartir charlas con un animal triste, escuchar, ser amable y centrado. Porque no hay vergüenza en querer un mundo mejor. —dijo con firmeza, observando al conejo saltar entre ellos. Rash sonrió levemente. —Como Horiazana ha dicho: Fe y Poder. A mi gusto no es algo que se aplique prácticamente. Hay muchos animales malvados, como también muchos honestos. Hay que saber siempre mantenerse en el camino recto. Ayudar al prójimo.

Rash empezó a croar en silencio, moviendo sus poderosos musculos por debajo del cuello.
—El sacerdote del templo me ha dicho que me dirija hacia Silvercity, Maestro Zer. ¿Me acompañarían en esta cruzada? Podremos hablar con el grupo y ponernos de acuerdo. No puedo dejar pasar esta oportunidad.

Cuando entraron en la posada, Rash miró al ratón y negó levemente.
—Nada de mi parte, buen ratón. Aunque mis compañeros no sé que prefieran. —los miró por turnos. —Creo que iré al puerto a preguntar sobre los billetes. Si quiero ir a Silvercity necesitaré dinero.

 

Contenido oculto: Giants' Theme

Vite Horiazana
Calles

"Vi tobillos torcidos colocarse nuevamente en su lugar, heridas cerrarse y muchos actos milagrosos que no son más que obra de nuestro panteón de Dioses" Solté una risa suave, casi parecía un mal suspiro, una queja silenciosa; mirando al frente, enfrentando el futuro que decidí seguir, supongo. Mientras mi ceño se fruncía con incredulidad, mi sonrisa se torcía con nerviosismo.

Dioses... poderes... No, no tenía nada de sobre-natural aquello que él decía, ni siquiera de omnipotencia; pocas deidades eran las que conocía, todas se reducían a las necesidades de mi pueblo y... Yo nunca me dejaría influenciar por aquellos más altos, sea en el sentido que sea; estaba en el presente, en el ahora, haciendo cosas por el mañana, nunca dejando de tener en cuanta el pasado; la gente que dejé, los animales que me amaron, los amigos que me cuidaron. Mi rostro en un momento se tornó serio, y mi trote saltarín pasó a ser una mera caminata más, raro en cualquier conejo nacido para saltar. Y, de todas formas, al escuchar las últimas palabras del rano, una sonrisa amplia y llena de orgullo, ojos entornados hacía el futuro, cubrió mi boca mientras alzaba el mentón.

En la posada

Contenido oculto: Formas

—Dice cosas de lo más interesante, Don Dash —sinceré mientras les abría la puerta para que entráramos a la posada, dejando que pasaran ellos dos primeros y quienes quisieran. La cerré cuando ya todos los interesados hubieran cruzado. No demoré en posicionarme otra vez al costado de ellos—; pero creo que tengo demasiadas cosas por acotar —proseguí calmo, algo inclinado hacia adelante, pero mirándolo directamente a la cara; sosteniendo su mirada sin miedo alguno. Cuando nuestros ojos conectaron, le sonreí amplio y risueño, privándome de la vista al cerrar los ojos— ¡Por lo que estoy alegre, conversar con alguien tan respetuoso y sabio como usted será digno de rememorar!

Entonces me erguí como correspondía, observando con una sonrisa apacible en mis labios, ojos confiados, en intercambio entre el ratón Posadero y el señor Dash. Miré a Zer de reojo un momento, solo para tener en cuentas susreacciones y tal, moviendo mis orejas al son de todos los sonidos del lugar; aunque no quisiera, ni aunque me esforzara lo más mínimo, siempre los sonidos ajenos tendrían una respuesta conmigo presente.

Me volteé para estar cara a cara, frente a frente; cuerpo a cuerpo del señor Dash, sonriéndole calmo y con una alegría sutil bastante sobria; manos en los bolsillos, mirada perspicaz. Alcé el mentón con tranquilidad, ladeando un poco la cabeza en el proceso.
—Lo acompaño al puerto, Don Colds—. Desvié la mirada y un poco el rostro a algún punto muerto, sin reflejar ni un poco de duda, miedo o angustia en mis acciones—, puede que sea de ayuda.

 

Rash Colds

El rano asintió satisfecho a las palabras del conejo; Vite aunque enérgico, era muy preciso en sus ideas, algo que alegraba de sobremanera al clérigo.

—La palabra es un don que poseemos todos los animales, Horiazana. Y es un don que es una lástima que no todos lo usemos para enriquecerlo. Es por eso que es nuestra herramienta más preciada; el lenguaje es enriquecedor ya que nadie comparte las mismas ideas, moralidades y éticas. El mundo, como los que lo habitan, son fascinantes. —miró al conejo y luego al gato, sonriendo. —Entonces al muelle, siempre que el Maestro Zer le parezca bien acompañarnos. —volvió a mirar al conejo. —¿Que debes acotar a mis ideas anteriores? Me gustaría mucho escucharlas.

 

Lanre

Sonrió ampliamente hacia Dellen; para soltar sus alas entrelazadas a su espalda para extender sus plumas ante las patas acojinadas del gato; apretando fuertemente el agarre de la pata; un buen saludo siempre era firme y no escueto; eso era de buena educación —Somos amigos desde el momento en el que decidimos aceptar la misma misión —dijo seguro de sí mismo —No podría pelear junto a alguien que no considero un amigo, la confianza lo es todo en un gran equipo.

Soltó el agarre para extender sus alas sobre su cabeza —¿Qué grandes historias de gran hazañas has escuchado de grupos que no se llevaban bien? —preguntó sin esperar realmente una respuesta pues pensaba completar aquella línea de pensamiento —Ninguna, porque aquellos que no se llevan bien, formarán un mal equipo; y un mal equipo puede llevar a todos a la muerte —mencionó con extrema seriedad.

—No sé si un pato con espada como yo pueda ser hábil con la magia; pero siempre estoy dispuesto a aprender todo lo que se necesite, no hay historia que no sea interesante, no, seguro que no—

Se giró hacia el escarabajo que amablemente ofrecía sus pociones —¿Una poción de curación? ¿Y a qué sabe? —Su pregunta era de genuina curiosidad; aquel escarabajo olía mal pero no apretó sus fosas nasales, eso sería una descortesía —Es usted muy hábil en la creación de pociones, y sobre todo es un gran vendedor; pues me ha convencido —dejó el resto de sus monedas para comprar la poción de curación —Con esto se van mis ahorros — concluyó.

 

Dellen

Le otorgué las cincuenta monedas para recoger el material y colocármelo en el zurrón mientras escuchaba hablarle Edgar al pato asintiendo con calma a cada una de las palabras... Que ciertas eran, eso era lo que pensaba en cada momento y esperaba, de corazón que esas mismas palabras le llegaran a Lanre. Eran totalmente ciertas.

— ¡Cierto! Es difícil aprender más no podemos saber cuan talento posees sin primero probar ¿no?—. Pregunté maravillado, sonriendo.

Tras eso me percaté y no me resistí al apretón de manos. Entonces era oficial ¿eh? Tenía un amigo entonces... Claro que en parte me desperaba cierta envidia su entusiasmo, un entusiasmo que yo ya veía perdido desde hacía tanto que ya ni recuerdo verídicamente cuando fue la última vez que sentí algo así.
Finalmente y tras un firme apretón de manos me dí cuenta que el pato aún frente a su carácter puro, tenía una considerable fuerza.

— Es cierto Lanre, un equipo no es un equipo si no hay confianza mútua, y la mejor forma de confiar es llevarse bien—. Sonreí amablemente para mirar a Edgar y reverenciar educadamente— La verdad es que hay una variedad muy vasta de objetos ¿Son muy usuales los magos por estos lares? No he podido evitar caer en cuenta que... La magia está cada vez más extendida o al menos, eso pude observar.

Si. Sabía que tenía que regresar a la posada, aunque afortunadamente aún nos sobraban unos minutos, cosa que me permitió suspirar de alivio. Realmente odiaba llegar tarde a los sitios.

 

(Amelie madarauchiha )

El escarabajo de oro​

Edgar

-Has hecho una sensata inversión- le dijo a Lanre dándole la poción. Luego Dellen le preguntó si los magos eran usuales por ahí -¡Ah! Más que usuales. Aquí en Everfal está la academia de magia y hechicería, joven- se detuvo unos momentos para pensar -Aunque a estas horas debe estar cerrada.. ¡como mi tienda! Lo lamento aventureros, pero debo invitarlos a retirarse, se me ha pasado el tiempo volando- dijo guiándolos a la salida y echando llave al lugar.

 

Dellen

¡Que reacción más inesperada! Pensaba mientras me dirigía de nuevo a la puerta de la tienda siguiendo a Edgar a quien le dí las gracias y al fin de regresar a la calle. Me encogí de hombros para mirar a Lanre para dedicarle una sonrisa.

—Bien, supongo que deberíamos regresar a la a la posada, Lanre...Nos deben estar esperando—. Le dije amablemente a la ave

 

Lanre

Tomó su poción, la observó y pensó en su sabor; pero tendría que esperar a estar herido para usarla, no deseaba llegar a ese punto pero realmente estaba intrigado con el sabor de la magia —¿Tiene un sabor frutal? —dijo sosteniendo su frasco hacia Dellen —Espera... si, pues deberíamos reunirnos en el puerto con el resto ¿no era así? —Se rascó su cabeza confundido, posiblemente él había entendido mal —De todos modos debo primero volver a la herrería por mi espada.

 

( Amelie madarauchiha Monpoke )

La espada parlante
​

Mientras Lanre y Dellen hablaban en la calle de la fuente, la herrera Matilda salió a la puerta de su local y los divisó cerca de la tienda de pociones al tiempo que también lo vio a Otto que también andaba por ahí haciendo tiempo -¡Hey!- les gritó desde la puerta -¡Sus espadas ya están listas!-

 

Otto

El tiempo fluyó más rápido del que hubiera querido, perderse en el tiempo, puede resultarme fatal en una aventura. Me deje consumir por el ritmo de la ciudad, no debería volver a repetirlo.

Les doy un pequeño vistazo al pato, saliendo de la tienda justo a tiempo para recoger su espada, al parecer nos reencontremos dentro de la herrería. Espero no me acose.

No le doy el tiempo a ese pensamiento y nuevo rápido hacia dentro.

Inspeccionó en mis patas mí propia espada, usando un ojo inesperto para revisar la calidad del producto. "¿Resultó sin problemas el emplatado?"

 

( Monpoke Amelie madarauchiha )
Matilda

-Resultó perfectamente- dijo entregándole la espada al ratón -También la tuya- se dirigió ahora al pato tendiéndole la espada -Me sorprende ver a un pato, no es algo muy común, espero que esta espada te acompañe y te sirva en tu camino de bien- Los patos siempre tienen corazones puros por eso se los trata de esa manera.

 

( Gigavehl Mori rapuma )

Puerto de Everfall​

Este grupo se dirigió hacia el puerto y pasaron por el muelle del barco que se dirige a Silvercity -Si buscan el que va a Silvercity, no pasa hasta dentro de una semana- les dijo un conejo que pasaba por ahí y los vio esperando. En el puerto hay mucho movimiento a pesar de la hora, muchos obreros trabajan y pasan absortos en sus tareas por delante de ustedes cargando y descargando cajones y barriles. -Lo único que tienen ahora es el barco del viejo Roger que va hacia Humbletown- Les agregó este conejo que se había detenido por unos instantes para luego proseguir la marcha pues también se trataba de un obrero del puerto con mucho que hacer.