Capítulo I

Vite Horiazana

Miré como el... ¿Reno, se llamaban? Lagriméaba por recordar tiempos de antaño, yo estaba en verdad sorprendido, ¡así que los patos en verdad no eran puro cuento! Aunque bueno, acaba de decir que no teníamos por qué dudar de los campesinos... y tenía un pato al lado... Vaya que ha ratos pecaba de despistado. Le seguí la risotada al gran reno y, aunque la mia era más melodiosa y hasta suave, no dejaba de ser tan sonora como la suya. Hasta había terminado por posar ambas manos en mi cintura, despojándolas del cuidado de mis bolsillos.

—¡Tener hermanos es lo mejor! —exclamé a ojos cerrados, sosteniendo con algo más de sosiego la mirada ajena tras calmar la risa—. Me alegra que hayas conseguido tan lindo lazo con tan variadas especies.

Luego miré extrañado como empezaba a murmurar cosas, sin sospechar nada malo en realidad, tan solo era mi expresión al no entender nada de lo que decía. Mi mirada se iluminó y mi sonrisa brilló en cuanto explicó sus acciones. Volteé a ver a los otros dos presentes antes de centrar otra vez mi atención en el reno, haciendo una leve reverencia con la cabeza.

—Muchas gracias por sus palabras, Gran Señor—. Alcé la vista entonces, con una expresión sonriente algo cohibida—. Aunque dudo que conozca a aquel al cual nos encomienda.

Deje salir una risa nerviosa, haciendo el gesto con la pata para restarle seriedad a todo el intercambio, a ojos cerrados.

>>Yo me fío más del clima, es más sencillo —excuse de manera vaga, para luego mirar con un desconcierto enfadado al gato que aún nos acompañaba—. ¿En verdad nos quitarás todo?

¡Hey, eso era injusto! Aunque hubiera dicho que no iba por el dinero, o matar dragones... ¡Pero estaba lejos de enojarme sí me renuméraban algo! Pegarme con comida sonaba bastante bien en realidad.

Sacudí mi cabeza con rapidez para dejar de divagar, nunca dejando de atender al intercambio entre el gato y el pato. Les sonreí algo más calmado, aún con manos en la cintura y las punta de mis orejas caídas, dejándolas descansar.

—¿Van a ir ustedes juntos, entonces? —volteé hacia el rano tras soltar eso, sonriente tal niño a ojos cerrados— ¡Yo puedo acompañarte a ti entonces! —volví a mirar entonces s la otra dupla, gato y pato...

Aunque bueno... ¿No era que algunos gatos pecaban de comer aves? Tiré el mal estigma a algún rincón de mi cerebro, para seguir sonriendo, en este caso con cordialidad—. Podemos reunirnos en alguna posada, creo que había una bien reconocida por acá cerca.

Y entonces, a consciencia de que el gato ese estaba más cómodo con el pato, porque no se había molestado en hablarnos a nosotros, me dirigí al reno, dando un golpe seco en el centro de mi pecho.

—Yo iré contigo —sonreí otra vez a ojos cerrados, para luego mirarle con determinación— Vite Horiazana... Jeje—, pero de todas formas no pude evitar sonreírle después a ojos cerrados otra vez, para agregar—; a tus servicios.

Y le hice une reverencia de lo más caballeresca por puro teatro. No teníamos por qué ser tan formales todo el rato, ¿verdad? No demoré en erguírme y guardar mis patas en los bolsillos, marcando un ritmo algo más lento que el anterior con mi pie, de puro jugueteo.

—¿A dónde quieres ir?

 

Dallen
Miré por un instante al conejo, para reverenciar, sonriéndole.

—Disculpe mi falta de modales, Vite, me llamo Dallen, Dallen Norsa, el placer es todo míodesafortunadamente no tuve la posibilidad de tener hermanos, por desgracia—, claro que tampoco quería sonar acaparador, le ví hablando tranquilamente con él—. Dije, educadamente, refiriéndose al Rano— Que, bueno, no quise inmiscuirme, reitero mis disculpas y, por supuesto, ¡Vamos juntos! Claro que, necesitaría dirigirme a realizar aún las compras pertinentes.

Finalmente, miré alrededor, para dirigirme también al rano, reverenciando de igual modo.
—Igualmente, un placer, ojalá podamos llevarnos bien—. Sonreí maravillado— Veo que estamos todos ilusionados, me hincha de alegría ve a tantos interesados.

 

(Monpoke )
Cruzas la calle de la fuente y vas hacia la herrería con las letras plateadas que dice:

La espada parlante​

Abrís la puerta y suenan unas campanitas de esas que avisan que alguien entró a una tienda. -Ah bienvenido!- dice una voz que, en principio, no podés divisar de donde proviene pero cuando te fijas mejor es una espada la que habla.​

​

-Querida, tenemos clientes, ¡arriba!-

-¡Uf! Ni muerto te tomas vacaciones abuelo... que meditemos cuatro horas no es excusa para tener que trabajar veinte...- Se escucha desde un cuarto que hay detrás de la tienda y de ahí sale una elfo.

​

Es Matilda, la herrera. -¿Qué se le ofrece?- dice todavía bostezando y frotándose un ojo. -Puedes mirar, ahí los artículos tienen el precio..-

Contenido oculto: PRECIOS

(Gigavehl )
Te diriges hasta la escuela de magia y hechicería, que no está en horario de clases pero al menos la primer sala está abierta. Es un edificio enorme con techos altos y cuando entrás retumban tus pasos en un lustrado piso de madera. En frente hay una construcción de madera en el centro que es como un gran mostrador seccionando en mampara lo que parecen cubículos. A los lados de esta construcción hay dos puertas enormes que deben dirigir al resto de las instalaciones, pero permanecen cerradas. Sólo en una de estas especies de ventanillas al público ves a un viejo rano ocupado con unos papeles que levanta la vista sólo unos segundos para verte al escuchar tus pasos que resuenan en el gran salón casi vacío, sólo decorado por una enorme bandera del reino en una pared y en otra lo que parece ser la bandera de la academia con una varita y un bastón cruzados sobre un escudo dividido verticalmente con los colores azul y amarillo.

​

-La academia está cerrada ahora- te dice el rano con desgano, sin mirarte y continuando con su papeleo -Pero si tu intención es inscribirte puedes tomar una de esas fórmulas- señala una pila de papeles aún sin quitar los ojos de sus cosas -La tienes que llenar, llevar a validar a Silvercity, sellarlas en Sacredchapel y luego traerla aquí legalizada para que te la aprobemos. Adiós, que tenga un buen día-

Te descarta sin un ápice de sentimientos.. así son los magos burócratas, sólo eres un número para ellos.

Contenido oculto: DETALLES

El resto de ustedes está socializando, veo que está a la intención ahí de dirigirse a la posada, pero me tienen que explicitar que están todos de acuerdo, por el momento se encuentran charlando tranquilamente. Mori rapuma Amelie madarauchiha

 

Lanre

Estaba allí, escuchando al carismático conejo, para después escuchar de la familia del devoto rano, seguido del educado gato; era un grupo bastante animado y eso le agradaba a Lanre, quien la verdad no sabía que hacer en tan basta ciudad, miró al Dellen, tan decidido con sus planes, seguramente eso era debido a su experiencia de vida —¡Nos veremos en el puerto para ir a nuestra aventura!— mencionó alegre —Espero que sus diligencias resulten muy beneficiosas.

Después se quedó pensando un poco en lo que él debía hacer ahora. Acompañaría a Vite, ya que amablemente lo había jalado, un gesto de camaradas; eso pensaba el pato sin ninguna duda —Ya que también portas una espada como la mía, podemos ir a la Herrería —miró al imponente rano —No sé si también quieras ir, aunque seguramente preferirás ir al templo o algo así; también me interesaría conocer más detalles de las creencias, cualquier conocimiento es muy interesante; si, seguro.

 

Rash Colds

—Colds, Rash Colds. —se presentó de nuevo al conejo, nunca estaba de más decir el nombre frente a los animales; después de todo era el nombre lo que perduraba en el tiempo, el linaje de cada uno quedaba en el olvido. Si quería dejar una huella, debía de encargarse que se sepan bien su nombre. Luego miró al gato y al pato, afirmando las últimas palabras del ave. —Las creencias están justificadas mayormente por la ética de cada animal, maese pato. La religión es usada para justificar actos buenos y actos malos, para que se tenga respeto por el Juicio Divino una vez dejamos atrás el plano terrenal. —y entre sus ropas sacó tres muñequeras con el emblema de la Rana Tuerta; era algo simple, una cadenita con una pata de rana, todo forjado en metal. —Pero yo sí hablo con alguien y creo en los actos; es por eso que cada uno es libre de creer o no, no puedo obligar al resto a creerme, pero sí intentarlo. Tengan esto, de este modo siempre estarán presentes en mis oraciones.

Y sin más dilatación, el rano se calzó la enorme maza en su hombro y miró al conejo.

—¡Vayamos hacia el Templo! Quiero saber a qué deidad siguen aquí.

 

Vite Horiazana
Bar ---> Seguir al Señor Reno

Entusiasmado asentí a las palabras del reno, con la punta de mis orejas caídas con suavidad y calma, pero en cuanto terminó de hablar mi pie ya se encontraba tomboreándo el suelo con emoción y mi sonrisa parecía imborrable. Intercale mirada con los tres y antes de decir cualquier cosa, miré al Señor Pato con alegría y respeto.

—El Señor Gato y tú vayan a la herrería y a dónde quiera ir el Señor Gato luego —hablé con calma y animado—, yo soy de usar dagas y arcos, por lo que flechas o alguna buena daga me vendría bien —agregué a ojos cerrados sin perder la sonrisa, a esas alturas había dejado de tambolirear con el pie.

Me dirigí entonces al Señor Reno Rash Colds con una respetuosa y leve reverencia, con mis patitas entrelazadas y mis orejas siguiendo el flujo de mi movimiento.

>>Deseo acompañarlo, Señor Reno, agradecido por su preocupación —hablé y explique sereno a ojos cerrados—, de seguro mi familia natal creía en algún o varios dioses, nunca me fijé ni me preocupé por eso; pero si me preocupan los animales presentes, y soy creyentes de las palabras de los vivos—. Alcé el rostro, ladeando la cabeza con una sonrisa avergonzada, pero sincera—. Así que no tengo idea de qué hará o pensará su deidad de mi, poco me importa.

Le sonreí radiante entonces, volviendo a cubrir mi vista con los párpados.

>>Yo te acompaño a realizar tus quehaceres, te juro por mi nombre que no me interpondré en tus quehaceres—. Entonces abrí los ojos, sonriendo y frunciendo el seño con determinación—, y evitaré en lo posible cualquier acción que frustre sus planes.

Entonces volví a aplaudir, a la vez que tamboreába el suelo con mi pie, tras alejarme para poder verlos a los tres por igual. Los miré sonriente y decidido, para luego llevar mis manos a la cintura.

>>¡Sí les gusta la idea, hagamos eso, y volvamos a reunir luego en una posada! Ese será nuestro punto de encuentro —agregué lo último con mi expresión característica; sonrisa risueña a ojos cerrados— Jijiji.

Entonces me acerqué al Señor Reno, sonando con cuidado su gran pata con ambas mía, como sí con un anciano conejo tratara.

—Vamos, Señor Reno Colds, yo lo acompañaré—. Luego miré al Señor Pato, con una expresión cohibida, sonrisa avergonzada y orejas caídas tras mi espalda—, ¿podrías comprarme flechas o una buena daga sí te alcanza el dinero tras comprar lo tuyo?— Le sonreí entonces a ojos cerrados, para eliminar cualquier rastro de duda o restos de inseguridad—, ¡Te juro por mi familia que te pagaré lo correspondiente cuando nos reencontremos en la posada!

Contenido oculto

me dirijo a dónde se dirija Rapuma uwu

 

( Gigavehl )
Rano burócrata

-Sí.. los mejores burócratas del reino están en Silver City así que estas cosas se siguen haciendo allí- Soltó sin parar de rellenar fichas y ordenar papeles -Pronto me ascenderán así que quizás me veas por ahí, lo que no creo es que yo vaya a tener tiempo para mirarte a ti- dijo ahora levantándose y girando hacia la pared detrás suyo para dejar una carpeta en unos estantes que había ahí.

( Mori rapuma Amelie madarauchiha )
Este grupo camina unos pocos metros desde "El mago en llamas" hasta la fuente, la cual está rodeada por los comercios y el templo. Allí se dividen a la mitad y Vite junto con Rash se dirigen al templo de Raménides, mientras que Lanre y Dallen van a "La espada Parlante".

( Mori rapuma )

Templo de Raménides​

El templo tiene una construcción estilo griega. Es un edificio blanco con columnas, una cúpula triangular y unas escaleras que llevan hasta arriba del templo. En el interior sólo yace en el centro de una sala circular, la estatua del dios representado como un rano con una túnica, que sostiene en sus manos una esfera y en la esfera hay algo inscripto en un idioma extraño junto con unas runas. El recinto es oscuro y sólo entra por una claraboya la luz de la luna que alumbra directamente a la estatua.
El templo al dios de la permanencia, permanece abierto las 24hs a todo aquel fiel que quiera acercarse a orar. De momento parece estar completamente vacío.

( Amelie madarauchiha )

La espada parlante​

Al entrar escuchan a la espada que se pone contenta al verlos -¡Ah! ¡Más clientes Matilda!-

-Sí, sí. Qué emoción abuelo..- espeta la elfa con un poco de sarcasmo -Enseguida estoy con ustedes- les dice, porque está atendiendo a Otto ( Monpoke ) que justo estaba ahí haciendo las compras también.

-Además de lo que ven, les puedo platear sus armas por 20 monedas o mejorarlas por 50- les comenta.

Contenido oculto: PRECIOS

 

Otto

Suelto un suspiro resignado al escuchar lo último, ningún arma aquí es demasiado mejor de las cuales poseo y mejorarlas esta fuera de mi alcance.

No me volteo a mirar estos nuevos clientes, así como tampoco hacer comentarios sobre esa espada-abuelo, estoy comprando. No resolviendo un misterio personal de alguien.

"Si es platear esta espada". Saco mi espada de su cinuron y se la muestro. "¿Cuánto te demoras?".

No muertos. Existencias molestas para eliminar con el uso de flechas u otras armas, es mejor tener un arma de plata por si surge la necesidad.

 

( Monpoke )

Matilda

-Puedo tenerla lista en media hora y quizás para cuando te la entregue ya esté despabilada- dice la herrera, todavía bostezando.

En eso ves que detrás tuyo están dos de tus compañeros de aventura, Dallen y Lanre.

 

Lanre

Caminó por la ciudad seguido de Dellen mientras contaba sus monedas; debía de recordar comprarle algo a Vite, el joven conejo, quería quedar bien con sus nuevos compañeros y evitarles un viaje en vano. Además comprarle flechas sería útil, eliminar enemigos a la distancia lo ayudaría a él a evitar correr con sus patas cortas.

—Bien Dellen, encontramos a nuestro camarada roedor —mencionó viendo a Otto también en la armería —Muy buenas tardes— mencionó ante la espada parlante, eso le parecía sumamente fascinante —¿Cómo se llama usted? —Preguntó a la espada — ¡Seguramente tiene grandes historias que contar! —dijo emocionado.

Después miró a Matilda colocándose a un lado de Otto, pues esperaría su turno cual pato educado que era; cruzó sus alas detrás de él y se comenzó a mecer en sus patas palmeadas mientras esperaba, sonriendo mientras observaba todo el lugar.

 

Dellen
Eso parecía, pues también ví a Otto en la armería, así que miró a Otto, sonriéndole, asintiendo, ¿Historias? Sí, la verdad me parecía interesante conocer las historias de los demás, poniéndome, literalmente al lado de Lanre, contagiándome de su entusiasmo, así que me giré para hablarle, mientras, igualmente mi mirada estaba dirigéndose, al igual que la de Lanre, discretamente a los escaparates de la tienda, mientras miraba a Matilda, sin demasiado interés.

— La verdad es que tu entusiasmo es contagioso, Lanre—. Comenté con una sonrisa, en vista del, verídicamente entusiasta ave— ¿Sabes? La verdad es que, aunque sea precipitada la pregunta, me has caído muy bien. Ojalá nos...Llevemos bien—. Añadí tímidamente.

 

Otto

"Me parece bien". Asiento complacido por el corto tiempo de trabajo.

Le entrego la espada junto a mis últimas veinte monedas. "Esperare en una esquina en lo que se realiza el trabajo".

Le doy una pequeña mirada a los dos miembros de mí grupo, no de malicia o amenaza, sino una corta en la cual informo el darme cuenta de su presencia.

"Estaré en el puerto cuando termine aquí". Les comento al irme alejando del frente de la tienda y poniendo la espalda es una las esquinas.

 

( Amelie madarauchiha )

-¡Ah sí! Una vez vi a un gigante beberse todo un arroyo hasta secarlo, jovencitos- les dice la espada al ver al gato y al pato interesados en charlar -Mi nombre es Aramil, y también tengo mis propias hazañas. Una vez enfrenté a un nigromante y su horda de no muertos yo sólo y salí victorioso, en ese entonces blandía una espada de plata, es muy importante que plateen sus armas si van a enfrentarse a no-muertos. También luché en la guerra de los domésticos, mi casta tomó partido por el linaje del actual rey Chester. Los caninos nos habían abierto las puertas de sus hogares y era nuestro deber defender lo conseguido. Perecí en esa batalla, pero momentos antes de morir, un compañero de armas unió mi alma a mi propia espada con un conjuro y ahora llevo está apacible vida regenteando el negocio familiar. Cuando esta espada que me contiene se desgaste lo suficiente y se destruya, mi alma se liberará y el negocio quedará en manos de mi bis nieta Matilda, tan sólo espero que pueda con todo, últimamente se la pasa meditando..-

En eso, mientras la charlatana espada les hablaba, Otto ya se marchaba y Matilda los miró a ambos -¿Sí? ¿Qué van a llevar?-

 

Dellen
Al escucharla hablar,simplemente me quedé sorprendido, sí, la tienda se llamaba "La espada parlante" pero, supuse, ahora sé que de forma errónea que, era por buscar un nombre atractivo para una armería, no que, literalmente hubiera una espada parlante. A eso me dí cuenta que, mi boca se había abierto por la sorpresa, literalmente, así que moví la cabeza para reír por lo bajo, generalmente esas acciones era inusuales en mí. Tras eso, me quedé escuchando atentamente su historia, que, y aunque en su momento no hice ninguna expresión, me quedé verídicamente sorprendido por sus palabras, así que, la sonreí ámpliamente, mientras trataba de buscar las palabras adecuadas con las que responder.

—V-Vaya, menuda historia, debiste ser, sin duda alguien muy allegado a tu compañero de armas, y, también, me pareció un gesto precioso Aramil que, tu compañero tuviese ese detalle, dicen que... En definitiva un guerrero y sus armas son uno, de ahí que hayan tantas variedades, y debió de ser una cruenta batalla a decir verdad. Igualmente, me alegro mucho de que, bueno, gracias al rey hayan cambiado tanto las cosas por aquí, y, ¡menuda armería!—. Exclamé, en un tono entusiasta... Vaya, definitivamente el entusiasmo de Otto era contagioso— Ignoro la de tiempo que lleva abierta, pero veo que tenéis mucho material.

Cuando, Matilda habló, le dirigí una mirada a Lanre.

— Si quieres, haz tú primero el pedido, no me importa eseperar—. Añadí con amabilidad al ave, mientras, mis ojos, discretamente se centraban de nuevo en la espada.
Así que hechizos... Vaya, me preguntaba que nivel de conocimiento de magia podría haber llegado a tener su compañero de armas, e ignoro de igual forma, hasta que punto lo sabría el mismo Aramil....

— Curiosamente, soy mago, y, bueno, admito que, cuando me has referido, lo de su hechizo... Temo que no puedo evitar preguntar que tan habilidoso ha llegado ser, digo... Nunca escuché que, pudiera ser posible hacer algo así—. Añadí, profundamente reflexivo.

 

Rash Colds



Mientras caminaban por la ciudad, Rash Colds comenzó a enumerar ciertas cosas al conejo en su andar. El rano veía a todos con una sonrisa y siempre dando firmes asentimientos a los animales que cruzaban miradas con él.
—Maestro Conejo, eso es lo hermoso de sus iguales, son efímeros en vida terrestre pero tendrán una vida espiritual llena y pura. A veces me gustaría que las razas sean un poco más como la suya. Tú ves lo hermoso que hay en cada ciudad distinta cuando nosotros sólo vemos la monotonía. ¡Los Conejos existen para recordanos que el tiempo es rápido! Vive, sé fiel a lo que importa y sobre todo, sé feliz; la vida no podría ser más sencilla.

Llegaron al templo y Rash admiró la figura del rano en silencio. Él respetaba todas las religiones y las estudiaba; se consideraba un adepto a la Fe.

El rano se sentó en una banqueta, admirando el techo óvalo.
—¿Quieres acompañarme a rezar, Maestro Conejo?

 

Vite Horiazana

Me despedí con un movimiento de pata del Señor Pato y Gato, para así poder seguir al caballeroso Rano; siendo su sombra, o yo la sombra de él. Escuché atento todo lo que me decía, algo encimísmado al intentar integrar cada palabra que decía. Al inició lo miré con el ceño fruncido por lo de "Maestro", pero lo único que quedó ante sus palabras fue mi expresión ilusionada, radiante igual a las dos paletas que revelaba mi sonrisa. Mis orejas giraron con rapidez horizontalmente antes de hablar.

—¡Dice cosas muy lindas, señor! —alagué con honestidad, justo llegábamos al templo. Observé anonadado cada estructura del lugar, a mis ojos negros por poco y se llenaban de estrellas blancas. Era todo sumamente hermoso.

No demoré en acelerar el paso, correteando por allá y por acá; mis pisadas apenas se escuchaban, sí vivías con más de cinco hermanitos debías aprender a cuidar tus pasos. También noté como el Señor Rano observaba maravillado la estatua majestuosa... ¿sería esa su deidad? No, no era tuerto. Entonces le seguí con la mirada, viendo como se sentaba. A pesar de que estaba lejos, yo tenía buen oído y el una voz que rezonaba sin dificultad alguna por toda la estructura.

Con la cara de ligera sorpresa asentí, para llegar a su lado en pocos segundos, apenas y un poco despeinado. Estaba acostumbrado a más esfuerzo físico que esté, es más; me sentía medio holgazán últimamente.

Miré al señor rano y, antes de cualquier cosa, mi expresión compungida y orejas caídas sobre mi espalda reveló mi preocupación; empuñé mis patas frente ai pecho; hablé temeroso, pero sin vacilar.

—Yo no soy ningún maestro, Señor...— Y entoncés desvié la vista al suelo, dudoso y serio... Silencio—Bu-bueno, he enseñado un par de cosas —murmuré sin intenciones de ocultar algo, luego volví a conectar con la mirada del reno, sonriente, pero aún cohibido—. Me falta mucho por conocer y descubrir, pero no niego que algún día pueda ser maestro de algo— Y entonces mis orejas se alzaron, tamboreé un poco con el pie y le sonreí a ojos cerrados— Jijiji.

Me senté entonces a su lado, con calma; balanceé mis pies levantandólos al punto de dejarlos de forma horizontal en el aire, para luego bajarlos otra vez. Me aferraba al borde del banquillo, cabizbajo y a ojos cerrados.

—Hmjhmjhhh— Entoné una leve y casi insonora melodía a ojos cerrados, solo duró un par de segundos, y luego direccioné mi cara hacia la del Señor Colds, sonriente con los párpados cubriendo mi vista—¡Llámeme Vite, así me dicen mis amigos!— Y entonces sostuve su mirada con mis ojos negros—, y estaría encantado compartir algo tan íntimo y sano para usted, como es su religión.

Entonces mis orejas volvieron a caer tras mi espalda, inseguro, pero con la sonrisa afable perdurando.

>>Pero recuerde que... no soy religioso o algo... creo— Lo último fue apenas audible...

Porque mamá sí que rezaba cosas, pero luego la vecina hacia otros; y llegaba mi hermano mayor diciendo "blasfemias", y luego el otro atacando la fe, y mis hermanas pequeñas no entendían nada, y yo no sabía explicarles y, y...

¡Y al final del día, papá nos mandaba a trabajar a todos! ¡Porque con el trabajo se viví y sobre-vive! La Fe es mera esperanza... ¿no?

¿Sería esa mi fe? ¿Hacer en vez de deshacer? ¿Avanzar en lugar de mirar atrás? !De seguro el señor rano Rash Colds tenía las respuestas!

 

( madarauchiha )
Aramil

-Ahh, muy poderoso era ese hechicero, quizás con los años y la práctica llegues a poseer la habilidad suficiente para realizar esos conjuros joven mago. Pero mi consejo es que, mientras, disfrutes del camino del aprendizaje. Tómalo con calma, yo sé lo que te digo, soy muy viejo pero tengo muy buena memoria y fui joven alguna vez, sé como se sienten las ansias de mejorar-

( rapuma Mori Gigavehl )

Templo de Raménides​

Zer ingresó al recinto para ver primero que nada la estatua inscripta con las runas e iluminada por la luna. Luego de eso se percató de que allí se encontraban dos de sus compañeros de aventura, Rash y Vite, que estaban sentados al parecer dispuestos a orar, pero el conejo se estaba haciendo unas preguntas acerca de la fe.

-La fe es más que mera esperanza, el poder de los dioses es muy real-

Dijo de pronto una voz que emergió de la oscuridad de la sala, revelando la figura de un viejo ratoncito de sabia mirada.

​

-Veo que vienen a ofrecer sus respetos a Raménides. Es el dios de la permanencia, pero las palabras inscriptas en su estatua no lo representan a él, sino a su contraparte Ráclito, dios del devenir y el cambio. "Panta rei" es lo que allí dice, que quiere decir "Todo fluye". Si pronuncian estas palabras frente a la estatua y algún día visitan el templo de Ráclito, que se encuentra en una zona alejada de Silvercity, y pronuncian las que allí están inscriptas que pertenecen a Raménides, un gran poder les será otorgado. Sus lenguas serán más poderosas que una espada y ya no dudarán de los dioses.. permítanme demostrárselos-
El ratón se acercó lentamente hacia Rash para resoplar algo en una extraña lengua en su cara -¡¡¡Fuuuz!!!- gritó estruendosamente el ratón, emanando una onda expansiva que lanzó a Rash volando a la otra punta del salón, aunque obviamente lo hizo con el debido cuidado de que no sufriera ninguna herida. El ratón se acercó de inmediato a él y le tendió su bastón para ayudarlo a incorporarse -La fe es fuerte en ti, querido clérigo. Anda, pronuncia el "Panta Rei" frente a la estatua y estarás a la mitad de recorrido de conseguir este don para tu ya consagrada lengua-

 

Dellen

Las palabras de Aramil hicieron que de nuevo me reafirmara en mi objetivo de convertirme en un hechicero extremadamente poderoso. Sabía que la magia era un mundo sin límites, siempre habiendo nuevos descubrimientos y me propuse conocer el tema a fondo.
Desde que era pequeño, era talentoso en alquimia, por esa misma razón, dediqué casi toda mi vida a aprenderla sin hacer distinciones entre magia normal u oscura. Claro que sabía que la oscura no estaba bien vista, y, era por eso que, trataba de mantener mis conocimientos de magia oscura en secreto para los demás...
Reí ante el comentario de la espada, conmovido y agradecido por sus deseos.

—Afortunadamente, me considero alguien paciente, claro que la magia es un mundo complicado y, muy extenso. Temo morir sin haber aprendido todo lo que hay que saber de magia—. Le comenté, algo triste— Quizás, sea alguien demasiado exigente conmigo mismo