Campamento de Wolfman (Área 82-85) El bosque se abre paso a un estrecho claro, el cual parece haber sido limpiado de vegetación. El tronco reseco de un árbol se encuentra tumbado a un costado, y un gran peñasco se halla en el extremo contrario. Una fogata se encuentra ardiendo, y una cama, vieja y maltrecha, está al lado. Una lámpara rota completa la escena, en un extraño despliegue de decoración interior. O exterior, en ese caso. La figura que los había visitado hacía poco se encuentra mirando el bosque, con su rifle al hombro. Parece estar fumando un cigarrillo. Wolfman - 15 de Reputación — Que me lleve el diablo… apenas puedo creer mis bellos ojos… ¡Lo lograron! O al menos, uno de ustedes. Debo admitirlo, son más ingeniosos de lo que tenía pensado, Pedazos de Carne. Le dio una última calada al cigarrillo, antes de arrojarlo al fuego, y aclararse la garganta, con voz ronca. Te sonríe, revelando una boca llena de dientes aserrados. — Es hora de ser específico. Sigue el camino ubicado al borde del Prado Silencioso. Llegarás a un pueblo en donde encontrarás a una vieja bruja que apesta a gallinas. Habla con ella, tal vez aprendas algo interesante. >> Pero no bajes la guardia, camarada. No dejes que te engañe con ese rostro amable suyo. La perra egoísta guarda algo que no le pertenece detrás de la puerta cerrada de su casa. Algo que estoy buscando ... Tráeme la llave de esa puerta y te diré dónde encontrar lo que perdiste. >> ¿Es justo, camarada? ¿Una llave por llave? Je, bueno. Ahora lárgate, ponte a trabajar. Te dedica una mirada de ojos encendidos como brasas. - A menos, claro, que estés aquí por otros negocios. >>> Pedir algún consejo. >>> Mostrar Objeto >>> Seguir comerciando El Campamento de Wolfman es una zona protegida. Contenido oculto Hygge
La Maldecida Stamina: 7 Sanidad: 5 Con el pasar del tiempo los árboles fueron retrocediendo hasta que un modesto claro se abrió paso. Le llegó el crepitar de una hoguera cercana, y deslizó la vista hacia el pseudo campamento que un viejo conocido había erigido en mitad de la nada misma, cama incluida. Reconoció su figura al acercarse, el rifle al hombro la tensó ligeramente pero apenas lo reflejó en su rostro como era costumbre. El tal... Wolfman, parecía haber estado esperando la llegada de alguno de ellos, o al menos eso delataban sus palabras. No esperaba que le diera indicaciones, no cuando había notado esa... tendencia a recibir algo a cambio así fuera compartir el mismo aire. Pero pronto comprendió que su llegada a aquel pueblo podría llegar a beneficiarle. —¿Una... llave? —musitó, reflexiva. No le interesaba averiguar el uso que le daría, si no la supuesta información que recibiría a cambio. Escueta y simple como ella sola, terminó por asentir, sin más—. Mhm. Me parece un buen trato. Observó detenidamente el extraño claro, su cuestionable gusto por la decoración y regresó sus ojos verdes a él. >>Antes de irme... ¿Tienes algún consejo para darme?
Wolfman - 15 de Reputación El hombre mostró los dientes en una sonrisa amenazante y divertida. Parecía de verdad estar disfrutando el efecto que le causaba a la muchacha. — ¿Consejo? Obvio que tengo un consejo para darte. Ven, acércate —respondió, con aires conspiracionales, inclinándose hacia el frente. Acercó el hocico hacia el rostro de La Maldecida, el fétido aliento golpeando sus fosas nasales con la fuerza de una cloaca abandonada hace tres años atrás. Todo en aquella criatura era repulsivo. Su dientes manchados, su saliva amarillenta, el olor a perro húmedo. Aquellos ojos, ardiendo como brasas amarillas bajo la oscuridad de su capucha. Pero, sin embargo, parecía ser su mejor opción para saber lo que ocurría en el bosque alrededor. — Mi consejo... —empezó, susurrando. Un brillo divertido se cruzó ante sus ojos.— ...es no morir. Soltó una carcajada áspera como madera, ronca, que lo obligó a tirar el hocico hacia atrás. Se reía como si ello fuera lo más gracioso que hubiera ocurrido allí durante años. Luego de varios segundos en los cuales lo único que se escuchaban eran sus jadeos y sus risotadas, se secó las lágrimas, mirando a la muchacha de manera burlona. — Pero en serio, intenten no morir. No importa que pueda volver, como bien lo comprobaste tú. Tenumbris siempre se queda con algo. Siempre dejan algo detrás. Morir de manera repetida una y otra vez no hará más que despedazarlos lentamente. Hasta que se vuelvan completamente parte del mismo. Intenten al menos moverse con un arma. Una tabla con clavos basta. O una pala. De hecho, tengo una venta, por si te interesa —agregó, con una sonrisa taimada de dientes afilados.
La Maldecida Stamina: 7 Sanidad: 5 Todo en aquella criatura era repulsivo, y arrugó el rostro cuando tuvo que esforzarse por permanecer cerca. Su risa estruendosa hizo que contuviese el aliento, que se mordiese la lengua y aguardase. Y aguardase. Debía aguantar para salir de allí, como sea. Escuchó su suerte de consejo y contuvo las ganas de rodar los ojos ante lo obvio que le resultaba. Si estuviera en su mano ya se hubiese armado hasta los dientes, pero no era su caso. Y lo poco que tenía lo había perdido como para venderlo. —De acuerdo. Lo tendré en cuenta. Y con aquellas simples palabras dio media vuelta, sus pasos chasqueando las ramas secas, y abandonó el campamento de Wolfman en su búsqueda de la libertad. Y un arma.
El destartalado campamento de Wolfman les da la bienvenida, mientras su anfitrión parece estar acostado en el maltrecho colchón que sirve de cama, con las manos unidas detrás de la cabeza, fumando un cigarrillo. Al escuchar sus paso, la criatura gira la cabeza hacia ustedes, gruñendo de manera amenazadora, pero su expresión se transforma en una expresión de burla al verlos. Les dedica una sonrisa dentada, mientras se endereza. Le da una última calada al cigarrillo, y luego lo arroja al suelo, dejando que este muera lentamente. Wolfman - 15 de Reputación — Vaya, vaya. Mis bellos ojos no me engañan. Pero sí son la cachorra y el tatuado. ¿Qué pasó con esa pelirroja de la otra vez? ¿Ya fue devorada de vuelta? Que desperdicio. Si no son más cuidadosos, el bosque, o alguna otra criatura, terminará por cazarlos. Y ya no volverán —una sonrisa cruel se dibuja en su rostro.— Aunque al menos puedo asegurarles de que su carne no me interesa. No me gustan los cadáveres. Deja lanzar una exhalación húmeda y maloliente, su aliento de perro invadiendo el frío aire a su alrededor. Se acerca a ustedes, con pasos tranquilos, medidos, y se detiene a escasos centímetros de sus rostros, el olor a pelo mojado golpeándolos fuerte. — ¿Por qué han venido aquí? ¿Acaso tienen novedades de la misión que les encomendé? ¿O su amigo pelirroja simplemente decidió desaparecer con la información? No me gusta repetirme. >>> Pedir algún consejo. >>> Mostrar Objeto >>> Seguir comerciando >>> Pregunta extra Contenido oculto Gigi Blanche Yáahl
La Hija Stamina: 4 Sanidad: 6 Quizás había apresurado el ritmo levemente para establecer cierta distancia con mis compañeros, no fue del todo consciente. El caso es que comprimí la antorcha en mi mano al oír que me seguían y me tomó un par de metros juntar el coraje para volver el rostro. Había asumido por completo que estarían ambos y la confusión me atravesó el semblante al reparar en los ojos del muchacho, sin rastro de la chica por ningún lado. Me incliné, buscando ver detrás de él, y me di cuenta que... no estaba muy segura cómo habíamos llegado allí. No había camino de regreso, al menos no uno claro, y me debatí un par de segundos sobre si continuar o regresar sobre mis pasos en un burdo intento por dar con la chica. Al final volví a enfocar mis ojos en el muchacho y solté el aire por la nariz, volviéndome al frente. Fui consciente que al gesto le imprimí una cuota de reproche. ¿Por qué la había dejado sola? Si este bosque era una pesadilla. Supuse que no quedaba mucho por hacer y seguí caminando, intentando pasar el agobio que tenía atorado en la garganta. Lo que me distrajo lo suficiente fue dar con el extraño hombre-perro que se había aparecido súbitamente en la cabaña, el otro día. Olía mal y hablaba feo, pero no podía decir que prefiriera topar con los perros así que... era algo bueno, suponía. Repasé el lugar con la vista en lo que él apagaba el cigarro y se incorporaba, y busqué armarme de valor para sostenerle la mirada. Dios, cómo apestaba. Sin embargo, lo último que dijo me llamó lo suficiente la atención como para correrme de las sensaciones inmediatas. Fruncí el ceño, confundida, y regresé la mirada al rubio antes de ver otra vez al hombre-perro. ¿Misión? ¿La chica pelirroja lo sabía? ¿Qué había sido de ella, a todo esto? Removí ligeramente los labios, inquieta, y solté el aire por la boca. Contenido oculto: Inventario Técnicamente es relleno, si Tom querés tomarlo como hint suficiente para que wolfcito suelte la lengua no me quejo (? Y si no esperamos a Pau que posee el maravilloso poder del habla Armas: —Cóctel Molotov (1/1) [5 daño por explosión + daño quemadura] —Antorcha (3/4) [ataque normal: 2 stamina] Inventario: —Fósforos (x2) [recurso pequeño, slot A 2/5] —Carne (perecedero)
El Indicador Stamina: 4 Sanidad: 3 No esperaba que de todas las opciones posibles entre matorrales, caseríos quemados y más bosque fuésemos a dar justamente al campamento de este cabrón con cara de perro. Es más, ni siquiera creía que fuese a asentarse en un lugar donde fuésemos a encontrarlo así tan pancho, pero yo qué sabía. Por otro lado, había notado el reproche en el gesto de la mocosa también, pero que me preguntara si me importaba. Era dejar a la otra sola o a ella o simplemente seguir solos los tres y posiblemente palmarla. Poco sabíamos, claro, que la gatita ya estaba puto muerta por hoy. Como fuese, el cara de perro nos gruñó de primera entrada y ya luego sus facciones se llenaron de burla, a la vez que se enderezaba apagando el cigarrillo. Hombre, al menos que me convidara, qué sé yo, en este jodido bosque lo mínimo que uno podía querer era fumarse un cigarro así te lo diera un hombre-perro que apestaba a bueno, perro. El olor era un poco abrumador, no iba a mentir, pero peores cosas teníamos en ese bosque. La burla en sus palabras poco o nada me provocó en realidad, porque ya estaba visto que yo tampoco era como que tuviera santo por el que persignarme. Noté que a la chiquilla lo de la pelirroja, la misión y tal le llamaba la atención, intercambió la vista entre el cara de perro y yo e intuí que, como siempre, la pobre desgraciada quería hablar pero lo podía hacerlo. —Puro azar, no teníamos tu... humilde morada ubicada en el mapa. No es como que sirva de nada tampoco, en este jodido bosque das la vuelta en un lado y caes en el mismo —contesté sosteniéndole la mirada sin mucho problema—. Para tu desgracia, bueno, ni idea de qué pasó con la pelirroja y se habrá llevado la información consigo. Tendrás que repetirte... o al menos darnos un consejo, ya que llegamos aquí. Contenido oculto Armas: 1. Cuchillo (10/10) [Ataque normal: 1 punto de Stamina/Ataque pesado: 2 puntos de Stamina] Recursos: - Cargador de pequeño calibre. - Clavos (x5)
