Camino fantasmal

Tema en 'Relatos' iniciado por Bruno TDF, 9 Octubre 2012.

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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

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    9 Octubre 2012
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    Escritor
    Título:
    Camino fantasmal
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2542
    ¡Hola!
    No quería publicar algo tan pronto, sin antes conocer a fondo el foro, pero las ganas de recibir sus opiniones pudieron más conmigo. Lo que vengo a ofrecerles en ésta mi primera publicación es un cuento que escribí a lo dieciséis (corregido) y que publiqué en otros sitios. Espero que sea de agrado para ustedes, ¡disfruten!
    _____________________________________________
    Unos suaves y frágiles copos de nieve caían sobre las calles, apenas iluminadas por los pocos faroles que adornaban las esquinas. El frío era intenso. Mi aliento formaba una densa nube de vapor al ser exhalado, mientras el abrigo que llevaba puesto apenas detenía la barrera de aire helado, que lo penetraba con fiereza hasta acariciar cada centímetro de mi piel.

    Alcé la vista para mirar el sucio y lúgubre edificio, de al menos diez pisos, que se alzaba frente a mí, como intentando distinguir alguna extravagancia en la terraza que apenas se alcanzaba a discrepar en las alturas. Me sentía un poco tonto por estar de pie ante esa construcción descuidada, pero un extraño mensaje me llevó hasta ese lugar que provocaba una sensación similar al miedo.

    Había recibido una carta anónima. La encontré al volver a mi casa (si es que se le podía llamar "casa" a mi miserable hogar), luego de realizar uno de mis habituales trabajos sucios. La epístola, mal envuelta en un sobre, enunciaba:


    "Debo platicar contigo, Alexis Kaparov. Crees que acabaste conmigo, pero no es así. No te preocupes, sólo quiero saber por qué lo hiciste.
    Te estaré esperando en el edificio abandonado del barrio industrial."


    En la última línea de la esquela, mi emisor firmaba con un inquietante nombre:


    "Tu víctima"
    Provocó en mí un desasosiego grande. Me llevó a pensar que no había sido del todo eficiente en mis encargos. Pero, con algo de confusión e incredulidad, me aseguraba una y otra vez que jamás había fallado en los asesinatos que cometí. Siempre me aseguraba de que mis víctimas perecieran de forma total, de que tuvieran el corazón en silencio mortal. Sin embargo, mi "víctima" sabía mi nombre, el cual jamás le revelaba a mis mártires, ni siquiera a mis clientes. Motivo suficiente para hallarme en aquella desolada vereda, ante el edificio mencionado en el mensaje.
    Espié su interior a través de los sucios y opacados vidrios de la puerta. Sólo se apreciaba un vano pasillo, más sucio que los pocos cristales que quedaban en los ventanales. Fueron largos los instantes en que me quedé dudando hasta que, conteniendo el aliento, giré el picaporte.

    El fuerte olor a cloro que me recibió ahí dentro humedeció mis ojos e irritó mis vías respiratorias. Tosiendo y cubriendo fosas nasales y labios con un pañuelo humedecido en nieve, me adentré en el oscuro pasillo. La puerta se cerró detrás de mí; no podía asegurar si por alguna brisa o por algo extraordinario, pero no me importó. El despojado pasadizo parecía infinito gracias a la oscuridad en la que me encontraba envuelto, pero en lo más profundo de la lobreguez se podía apreciar una puerta.

    Recorrí el pasillo en unas apresuradas zancadas. Al llegar a la puerta, estiré el brazo para tomar el picaporte, e instintivamente me atajé, dejando mi mano suspendida en el aire contaminado.

    Tan maquinalmente como el interrumpir de mi anterior acción, miré al suelo. Por debajo de la puerta se colaba una extraña luz blanca. A pesar de que parecía ser de lo más normal, porque la habitación continua podría estar iluminada, los pelos de mi nuca se erizaron. Mi inerte mano, por fin, apretó el picaporte para hacerlo girar. La puerta se abrió con un sonido rechinante.

    Mi corazón dio un salto; la habitación estaba tan oscura como el pasillo que acababa de abandonar. De aquella misteriosa luz blanca no había rastro alguno. Perturbado, ingresé al lugar, buscando algún vestigio de luz; pero esa edificación estaba llena de oscuridad.

    Esta vez cerré yo la puerta. Pero no di más que unos pocos pasos cuando sentí un punzante dolor en la planta de mi pie izquierdo. Quejándome y diciendo palabrotas en voz baja, levanté mi extremidad para mirar en la suela de mi andrajoso zapato. En él tenía incrustado un clavo, el cual estaba atravesando a su vez un trozo de papel… con un mensaje escrito:


    "Sentid cómo corre la sangre"


    Y efectivamente, un hilo de sangre empezó a brotar del orificio que había quedado abierto en el zapato. No miento si les digo que no pude evitar soltar un gemido de miedo. Pero mi temperamento fue más dominante y me impulsó a eliminar los deseos de huir, para seguir adelante en ese tenebroso camino.

    Avanzaba con mucha cautela, estirando los brazos como para evitar atropellar algún objeto, aunque la habitación parecía estar totalmente desvalijada. De todos modos no encontraba salida ni vuelta con aquella indeterminada oscuridad.
    La oscuridad. Esa negrura no era normal; con los minutos que llevaba ahí dentro, caminando a tientas y sin rumbo, mi aguda vista debía haberse acostumbrado a las sombras. Pero nada se distinguía.

    Un largo rato después, mi pie lastimado chocó contra algo duro. A causa del dolor, tropecé sobre mis pasos y caí encima de una escalera. Escaleras. Ignorando la profunda tajadura que sangraba en mis labios, me incorporé y observé la escalinata. Los escalones de madera parecían estar a punto de sucumbir ante el menor peso; la mugre y las telarañas eran dueñas de ellos.
    Dudé otra vez, y sin embargo, la curiosidad y los deseos de concluir pronto con la situación en la que me hallaba impulsaron a mi avance. Al tiempo que subía las escaleras, trataba de serenar mis nervios y de ignorar los tensos latidos de mi corazón: ese lugar me gustaba cada vez menos.

    Antes de llegar al piso superior, la luz blanca volvió a iluminarme. Algo estaba esperándome ahí arriba. Más presuroso, subí los escalones de dos en dos; sin embargo, y para mi gran decepción, esa extraña luminiscencia se había desvanecido. Al mismo tiempo, un intenso frío lisonjeó mi tez; un frío mucho más penetrante que el del exterior.

    En cuanto a la habitación, ésta era mucho más mugrosa que la anterior, pero a diferencia de la otra, sí estaba iluminada, aunque pobremente, por una pequeña lámpara situada sobre una mesilla, el único mueble que se podía ver. Y al lado de la lámpara, un sobre.
    Rápidamente, desenvolví el mensaje, y en mi apuro por abrirlo, me hice un importante corte en el dedo: dentro del sobre había una navaja. El mensaje decía:


    "La frialdad de una navaja es cruel"


    Pensaba para mis adentros que todo estaba cruzando los límites de lo racional, mientras me sorbía la herida. Al escudriñar la navaja con el resplandor de la lámpara, mi corazón volvió a saltar: el arma blanca era mía. Solía usarla muy pocas veces para mis asesinatos. Para ser exacto, sólo trabajé dos veces con ella.

    Entonces traté de recordar los momentos en los cuales desgarró vidas inocentes, pero a mi mente acudían las imágenes de un hombre de mediana edad, y luego la de una mujer joven, lo que provocaba mi confusión.
    Pero decidí dejar de perder tiempo en mi mente; aún me faltaban un par de pisos por subir, y en lo alto de aquella edificación debía platicar con "mi víctima". Guardé mi navaja en el bolsillo y, guiado por la misteriosa luz blanca que había vuelto a hacer presencia, llegué hasta otras escaleras, las cuales subí con mucha prisa.

    Nuevamente sin encontrar el origen de la luminiscencia, ingresé a una habitación en penumbras más impenetrables aún… Unos pequeños cuadros fosforescentes resaltaban en la negrura. Con fisgoneo, me acerqué a ellos. Eran fotos. Fotos de una hermosa y sonriente muchacha de veinte o diecinueve años, de tez blanca y magistrales cabellos rubios que se extendían hasta sus caderas. En sus ojos brillaban la alegría y felicidad de una persona que nunca había sufrido penas. Ojos negros que me llamaron mucho la atención ¡Un inesperado recuerdo azotó mi mente!


    Unos oscuros ojos miraban con terror al hombre de la navaja.
    -Por favor… Por favor, no…
    La estocada culminó el indeseable encuentro.


    Tan súbitamente como comenzó, el recuerdo terminó. Atónito y boquiabierto, ahora lo recordaba todo, pero… ¿Cómo pudo…?
    Eché una ojeada al último cuadro, pero en él sólo había un texto:


    "¿Me recuerdas?"


    Para percatarme lo más pronto posible de eso, crucé la oscuridad con instinto y subí otra escalera, en cuyo piso superior no había ni siquiera un mensaje. Para mi frustración, la siguiente escalera estaba destruida y bloqueada por un gran trozo de mármol. Pegado al mármol otro mensaje:


    "Estás cerca. El elevador lleva a lo más alto"


    ¡Elevador! Miré hacia los costados y vi la entrada de un ascensor costando la oscuridad con su luz. Sin perder tiempo, ingresé y apreté el botón que me elevaría al encuentro con la misteriosa chica a la que creía muerta. El ascenso parecía interminable, y cuanto más tiempo pasaba, más nervioso me ponía. Con un metálico sonido, el elevador se detuvo en seco… y las puertas se abrieron.

    El inmenso piso superior era totalmente diferente a los anteriores: de gran amplitud, sus blancas paredes relucían de pulcritud, mientras las baldosas del suelo brillaban a la luz de la luna. La pared del frente estaba compuesta sólo por un inmenso cristal, que permitía una visión casi completa de la ciudad; las luces dispersas de los hogares durmientes competían con las estrellas, con el melancólico mar de espectador, meciéndose a los pies de un cerro solitario en la lejanía. Y de pie ante el cristal, una joven chica de cabellos rubios disfrutaba de aquella fascinante vista.

    Di unos pasos hacia el centro de la habitación, cauteloso. Me acordaba muy bien de esa espalda delicada, donde años atrás clavé la hoja de mi navaja, lamentando abrir una piel tan hermosa. La envolvía el mismo vestido con estampados de flores que llevaba aquel día, un fino conjunto que dejaba al descubierto la mitad de sus hombros pálidos y la zona del tórax desde la cual le perforé el corazón. Noté con gran inquietud que no le había quedado cicratiz.

    Entonces, la muchacha volteó su bello rostro que estaba mitad de camino. Me detuve cuando clavó sus negros ojos en los míos. Sentí un escalofrío… y culpa.

    —¿Por qué?

    Me sorprendí. Esperaba un reproche… Un sollozo… Alguna condena… Pero de su voz lejana sólo brotó la pregunta que adelantaba en su carta. Sus ojos rogaban por una respuesta. Percibí en ella la angustia de no saber lo que había pasado, lo que le hacía sucedido… Entonces, conmovido por su entristecida voz, respondí:

    —Porque tu esposo no te amaba. Había encontrado otra mujer en su vida. Me dijo que no soportaba tu inocencia, que sólo estaba contigo por la fortuna que había heredado de tu padre. Me contó que lo amabas tanto que te dispusiste a escribir un testamento sin preguntar, en la que le entregabas todo si morías —me mordía el labio herido, que volvió a sangrar— Entonces acudió a mí diciendo que quería borrarte del mapa… No pienses que lo hice por algo personal contra ti –mientras más hablaba, la pena y el arrepentimiento se acrecentaban en mi ser—. Pero, ¿hay alguna forma de remediarlo?

    Los ojos negros me miraron entre clemencia y lágrimas.
    —Ve a vengar mi muerte. Tú no eres el verdadero asesino –terminado de decir esto, la joven se desvaneció en una nube de luz blanca y espectral…la misma que me había guiado en la oscuridad.
    Quedé mirando un momento el lugar donde había desaparecido. Luego de dar un fuerte suspiro, empuñé mi navaja y me retiré del edificio, para realizar mi último asesinato. Después buscaría un trabajo más limpio.
     
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    Sumire

    Sumire Iniciado

    Piscis
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    Pluma de
    Escritora
    No me puedo creer que no haya comentado nadie aqui ¡¡me ha encantado!! He estado en vilo, preguntándome quien seria aquella misteriosa persona, e incluso me he estremecido con el protagonista.

    Felicidades, un muy buen escrito.
     
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  3.  
    Kleopack

    Kleopack ♔ InFinyTis ღ

    Capricornio
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    Pluma de
    Escritora
    No nada de eso.

    El escrito esta muy bien narrado y además la trama de cada parte de la escena está perfecta.Y el misterio es lo que más interesante lo pone.Sí caballero había tiempos que no me involucraba con estos temas.

    Por otra parte tus errores son pocos y muy explícitos como para que el lector nos los captara.
    Muy bien.

    ¡Saludos!.
     

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