Camino de la Playa

Tema en 'La búsqueda del druida' iniciado por rapuma, 13 Diciembre 2015.

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    rapuma

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    Los cuatro avanzaron en silencio; el sonido de sus pisadas resonaba en la inmensidad de aquella caverna. Notaron que el camino cambiaba; ahora era una ligera pendiente hacia abajo. El olor de la cueva cambiaba; era fétido, más animal. Vincent tropezó con una mochila y casi cae al piso. Amar Singh alumbró con su antorcha. Era una mochila de expedición pegada al moco que rodeaba las paredes del túnel. Reynolds hizo acopio de sus fuerzas para sacarla de allí. La abrió y encontró documentos como una libretita que parecía una bitácora, un lápiz y nada más de utilidad. Dejó la mochila y leyó la pequeña libreta. —Otra expedición estuvo por aquí... —siguió leyendo cada vez más rápido. Amar esperó paciente junto con Helena y Duart a que terminara de leer. —¿Y bien? —inquirió Singh, expectante. —No somos el primer barco en encontrar este sitio, más bien... somos los terceros... —guardó la libreta en su mochila, sería interesante que tanto el profesor como el capitán sepan de esto. —Hablan de una colmena de un extraño animal... pero no especifica de qué. Tendremos que seguir caminando. —Amar lo detuvo. —Espera, espera... ¿estamos en una colmena donde habita "algo" que no sabemos qué es? —siguieron caminando, mucho más despacio. Hasta que las botas de Amar destrozaron un cráneo que estaba en el suelo. Había huesos humanos, miles de ellos.

    ROAAAAAAAAAAAAAAAAR!

    Vincent y los demás se paralizaron de tan sólo escuchar ese grito, la forma en la que literalmente había pronunciado la letra R seguida de un sonido parecido al creado con la o y la a juntas para terminar con otra R le había indicado que fuera lo que fuera no era humano; y la magnitud y longitud del grito le indicaba que tenía unos pulmones enormes y por ende una caja torácica fácilmente el doble de tamaño que la de Amar, lo que lo hacía un monstruo literalmente.

    —Muy bien… sabemos que esa cosa debe ser más grande y mucho más fuerte que el hombre que consideraba un toro… —dijo Vincent mirando en todas direcciones. –Amar entrega antorchas a ellos. Necesitamos muchos ojos para seguir camino...

     
    Última edición: 14 Enero 2016
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    Aquella caminata se había vuelto más y más macabra, de alguna forma Vincent había chocado con una mochila en el suelo. "Somos la tercera expedición..." esas palabras se clavaron en mi mente casi clavándose en mi subsconciente.—Entonces, ¿Que sucedió con ellos?...—me pregunté en un susurro y de un momento a otro, mi guía aplastó un cráneo humano, aunque sólo escuché los pedazos.

    —¿Qué ray...?—estaba a punto de preguntarme, pero en ese momento un ruido descomunal nos paralizó a todos.—¿Eso es una colmena?—pregunté dudoso mientras una gota de sudor frío descendía por mi espalda y respiraba con dificultad, antes de tocar mis sienes con mis manos buscando tranquilizarme.—¿No deberíamos preparar un plan para saber que hacer si nos enfrentamos a la criatura? Quizás, por si nos dividimos por equivocación.—pregunté confundido a los presentes.—Algunos de los dos grupos quizás, podría llegar hasta el capitán y brindarle la información...—dije alzando levemente mis hombros sintiéndome más relajado.—No quiero terminar como ellos, al menos, aquí no.—respondí mirando a todos.
     
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    Amar no había perdido tiempo desde que el grupo escuchó aquél terrible grito; dejó su mochila apoyada en el suelo y comenzó a preparar sus armas; el machete que hubieran usado para avanzar si hubieran tomado el camino del bosque, un bastón articulado que armó en cuestión de pocos segundos con una punta totalmente filosa y su revólver que preparó y cargó. Vincent Reynolds fue quién respondió a Duart: —No sabemos con qué estamos lidiando, pero el plan por si nos separamos me parece lo más sensato en estos momentos... pero me parece que encontrar a Galash me parece tan poco viable como encontrar la salida de este lugar. Lo único que puedo decirles es que mantengan la calma, si esa cosa nos supera a Amar y a mí, tendrán que darnos una mano. —tanto Helena como Duart tenían sus armas, pero Reynolds les entregó las suyas: un machete y otra lanza articulada mientras él se quedaba con su revólver.
     
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    Tomé las armas mientras me alzaba levemente de hombros, parecía que nadie veía la posibilidad de encontrar la salida de aquel lugar sin primero acabar con aquella extraña criatura del interior. Susupiré un poco mientras sujetaba el machete por el mango, al menos teníamos revólveres, era un punto a favor, pero aún así me preocupaba lo que fuese aquello que estuviese viviendo en el interior del lugar.

    —Creo que entonces mejor deberíamos continuar... Mientras más rápido encontremos la "salida", más rápido saldremos de ésta caverna...—respondí alzando mis hombros levemente, luego me acerqué a Helena que se había mantenido demasiado callada...—Oye, ¿estás bien?...—le pregunté dudoso, quizás estuviese asustada.
     

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