Esto es para lo del reto de Rigel. Me salió cliché y depresivo, pero lo que dicta la musa hay que hacerlo. 473 letras, changos, por unas pocas y alcanzo las 500 -.-! Camelia. Oh vamos, no seas tan tímida, ni tan ingrata, que he estado todo el día revoleteando de allí y allá esperando a que te dignes a salir. No es tan difícil, ni tan arriesgado, no es como si te fueras a desprender de tu seguro tallo; y sí fuera así, no te preocupes, no dejaría nunca que te enterraras en el sucio suelo; el viento te movería y yo te enseñaría a volar, no es complicado, sólo tienes que mover esos lindos pétalos que no quieres mostrar y dejarte acariciar del las caricias del aire. ¿Ya quieres abrirte al mundo? No es tan osado como suena, míralo como una especie de fase que todos los de tu linda y siempre bonita especie tiene que pasar; no sé porque te resistes, es algo natural. También tienes que tener en cuenta que no hay nadie aparte de ti… ya sé, ya sé que tienes muchas hermanas, todas idénticas e iguales de rosaditas, y tienen lo mismo que quiero de ti –y no son tan ingratas- pero no estoy volando alrededor de ellas, sino del tuyo, entiende que quiero posarme sobre ti y probar de eso tan suave y dulce que está dentro de tu ser. Pero no pienses que te quiero sólo para usarte, con lo rogada que eres, entenderás mal mis zumbidos que te cantan un poco de sonidos lindos para ti. ¿No quieres verdad? No seas tan mala, al menos muévete, o sacúdete, o retuércete, pero haz algo que el suspenso me está matando, junto con el sol candente que ilumina tu belleza. Me voy a cansar, lo sabes, sólo hay uno como yo. Sí, sé que estoy usando la misma vanidad tuya, pero no me queda otra, sólo quiero meterme dentro de ti, y repetir el proceso de siempre; pero ahora es distinto, es especial porque sólo espero a por ti. Me estoy muriendo, lo sabes, y es caluroso, pero tengo el alivio que cuando me atrape otra boca yo ya este hecho trizas por el sol. Vamos, sólo muéstrate antes de que deje este mundo. ¿Ah no? Bueno, ya está, nosotros no rogamos, somos los que tomamos y nos vamos, pero lo hice, dejé mi arrogancia por ti bella flor, ojalá mi muerte no se te haga tan pesada, que hasta tu ramillete no soportaría el peso de tal sacrificio lleno de amor. Nunca podré verte ¿verdad? Lo sabía, y es ahora que entiendo el tiempo y el placer que perdí por tu espera; sin embargo cuando caiga por la cegadora luz tendré al menos el deleite de la ilusión que me hacía todos los días al volar por todos los ángulos posibles alrededor de ti. Y sólo quería más que indiferencia muda, ¿era mucho pedir? No lo creo, considerando lo poco que te suplicaba: atención y un casto roce veraniego.
