Calle Principal

Brooklyn Lester

Salí a la calle y, ciertamente, me di cuenta que ya estaba casi anocheciendo. Que rápido pasaba el día dando vueltas por el pueblo, ¿eh? Bueno, el Snack Falcon estaba cerca pero sería mejor darme prisa, al fin y al cabo también había aceptado porque Luna me caía bien y no quería que estuviese en peligro.

Aunque a decir verdad... más bien parecía que era ella la que podría acabar protegiéndome a mí y no al revés.

 

Bobby Jum

Allí iba, un nuevo día. Los gritos de los críos en la cocina, los caños de escape de los coches, algunas sirenas de policía esporádicas y conversaciones de barrio entre los vecinos que gustaban salir a barrer o baldear fuera de sus comercios. La vida de Towne comenzaba muy temprano y Bobby, lamentablemente, era de sueño ligero.

Al menos, hoy tenía idea qué hacer. Se levantó, hizo lo de siempre y se despidió de todos con una ligera sonrisa. En el espejo fragmentado del ascensor se acomodó el casco entre las orejas y le echó un vistazo a su expresión. Debía mostrarle, al menos, un mínimo de alegría a su posible comprador. Bueno, aún no sabía si Greggory habría llegado al pueblo pero quería chequearlo lo antes posible.

Puso las patas en la calle, manos en los bolsillos, y enderezó su camino por los pocos metros que lo separaban del Snack Falcon.

 

Pareciera que hoy no hay mayores noticias, solo recibes un volante digital.

​

 

Brooklyn Lester

No fue con la vista sino con la pata. Sin querer golpeé algo en el suelo y cuando me agaché para mirarlo, descubrí que se trataba de una caja de cerillas. Interesante, quizás podría ser útil para algo en un futuro.

La cogí y guardé junto al resto de mis cosas, pudiendo dirigirme al fin hacia el centro de la ciudad y dejar atrás el bosque. Una vez en el Towne Centre, mis pasos acabaron por llevarme a la entrada de la Biblioteca.

 

Bobby Jum

Pero si sería de Dios. Cuando por fin tenía algo interesante para vender y encontraba a Lee, una lluvia de estorbos le caían encima. Primero el Falcon se llenaba de mocosos y luego tenía que lidiar con los delirios de la mama. ¿Que volviera temprano a casa? ¿Que no anduviera solo muy tarde? Bah, ¿qué mierda podía pasarle a un Jum? Eran como basura podrida, ni los indigentes famélicos se les acercarían.

Como sea, había perdido una oportunidad genial y ahora tendría que reiniciar su labor de cero. Se incorporó de la cama y desbloqueó el móvil, fijándose si habría alguna novedad interesante. ¿Ofertas de empleo? ¿Ferias de caridad de la Iglesia? ¿Otro desaparecido, quizá?

Soltó una risa agria mientras se cepillaba los dientes. Iba a irse al infierno.

 

"¡No olviden probar suerte con la lotería de Possum Springs!"
Se han restaurado las máquinas de lotería en el Snack Falcon y en el Miller's, pueden comprar un billete cada día por $3. Los sorteos se realizarán martes, viernes y domingos.​

¡Todos los billetes están premiados!

No parece que haya nada más.

Contenido oculto

Sorry, me consume la existencia, así que para que vayan avanzando.
Me van a disculpar si me tardo en responder con NPCs y tal

 

​

Ciertamente, al llegar al apartamento y ver la llave y el cofre, casi no cabe duda de que sea para él. La llave, a pesar de que está algo herrumbrada, posee motivos que recuerdan a la ornamentación del viejo cofre.
Cuando insertas la llave en la cerradura y la giras, pone algo de resistencia, y por un momento parece que va a romperse allí. Sin embargo... gira, y el cofre se abre con un chillido herrumbrado cuando levantas la tapa.
El interior, como ya sabías, está reforzado con metal.

Adentro no ha llegado el agua del canal, lo que reposa en él está completamente seco... Un cráneo intacto, por la estructura anatómica sabes que se trata de algún felino. Seguramente estaba envuelto en el viejo trozo de tela que ahora está apuñado a un lado. El cráneo no es la única parte ósea dentro del cofre, el resto de huesos del cuerpo están allí también, al menos la mayoría. Si te tomaras la molestia de contar cada hueso o siquiera intentar ordenarlos, te darías cuenta de que faltan los huesos de uno de los brazos.

No parece que haya nada más dentro a parte de los huesos. Es probable que metieran el cuerpo entero en su momento y eso explica el tamaño, o quizás era lo que tenían a mano para guardarlos, porque es evidente que no quisieron o pudieron llevarlos al cementerio del pueblo.
Al levantar la cabeza al interior de la tapa, lees lo que hacía falta para completar una parte del desastroso rompecabezas que se ha convertido la información que poseen todos ustedes.

Grabado con trazos elegantes, propios de los objetos relacionados a la Sociedad Histórica, está el nombre.

Eide
Servidor de la Cabra Negra​

 

William Baxter

No, para sus gestos a la luz del día eran notables, estaba tenso, y eso no era bueno.
Me le quedé mirando confuso mientras apenas le podía seguir el paso, no podía ni hablarle cuando literalmente me arrojó al departamento, apenas si logré ponerme firme, hasta que este se fue calmando, inclusive sangró por la nariz.

Le miré un momento serio y tenso, mirando al cofre para cuando me lo señaló, por lo que vi que tenía ya la llave puesta, suspiré, y me dirigí a este, para al fin... Abrirlo.

Al hacerlo, me quedé... incrédulo, estaba mudo, estaba. No...

—Casey...—. Murmuré, aunque con el suficiente tono para que Drey me escuchase, pues al ver el cráneo, de un felino, inconfundible, no evité empezar a gemir y a llorar en silencio, sintiendo el corazón empezar a aplastarse. ¿Porqué? ¡¿Quién?!
No me podía imaginar lo que Hartley podría decir, era obvio. Este era Casey Hartley, Will tenía razón, siempre estuvo muerto.

Musité rabioso, sujetándome la cabeza con mi mano derecha, en shock, mi respiración se entrecortaba y miraba para todos lados, inclusive azoté mi puño derecho en el suelo en clara señal de rabia.
Empece a sacar los huesos y los fui acomodando torpemente o como mejor se me dio, no tardé en dar con algo clave... Falta un brazo. Un jodido brazo... ¿Y qué me dijo el propio Hartley? Ah, sí... que frente al Clik Clak hallaron un brazo cercenado. Y qué podía ser, si estos huesos perdidos debía ser demasiado obvio, era el brazo del propio Casey.

Ahora me sujeté con ambas manos la cabeza, no podía creerlo, ya esperaba toparme con cosas así pero, ver esto. No era exactamente lo que esperaba...

Fue como al elevar mi mirada, y ver una extraña inscripción, similar al de la Sociedad Histórica, me hizo despertar un odio terrible. Eide... Servidor de la Cabra Negra. ¿Un culto? ¿Es esto acaso un culto? Porque conservar los huesos no le hallaría alguna otra lógica.
Eide... Aquél bastardo debía morir entonces.

Poco después reflexione sobre la libreta, esa "m" si no era morirá, ahora se cerraría el círculo con estas cosas. Pero eso no me preocupaba ahora, ni siquiera Eide. Si no... Hartley.
¿Cómo podría ir y decirle esto? ¿Cómo podía darle esta noticia? Sí, al fin vería que estaba muerto, y podrían enterrarlo, pero. Dudo que siquiera esté bien ahora.
¿Y Kira? ¿Qué será de Kira? Tal vez y ya haya tenido el mismo destino.

—Te presento a Casey Hartley, Drey—. Dije con un vacío y seriedad en mi voz ajenos a mí.
—Este chico, desapareció como Kira Hackett y una tal Mae Borowski, quien era un gran amigo suyo, le buscó para saber qué fue de el, pues bueno. Aquí está la respuesta. Casey es hermano de William Hartley, el del Miller's. Siempre creyó que estaba muerto, y definitivamente tuvo razón, no me quiero imaginar como estaría Mae, menos mal que no esta aquí. Aunque tengo entendido que Gregg y los demás les golpeará bajo. Hace mucho hubo una noticia que un brazo apareció frente al Clik Clak. Bueno, pues al esqueleto le falta un brazo, adivina adivinador el porqué. O mas bien, de quién es ese brazo—. Dije aún con ese tono, mientras guardaba todo a su lugar y cerré el cofre, apoyándome en él un momento.

—Que nadie vaya al Miller's. Esto deberé hablarlo con él, pero. ¡Carajo! Ni siquiera sé ni como empezar con esto, pero... Drey, ya no indagues más, esto se pone serio, y mejor dejame el resto a mi, o vas a morir—. Dije con notable dolor y shock en mi voz. Pensando, para volver a mirarlo.

—Iré a un sitio que no he visitado aún pero, no se me ocurre otro a donde no me molesten tanto, gracias, Drey—. Dije sin más y me giré hacia la puerta para salir del departamento y salir de este, tomando el elevador para empezara a bajar. Luego me quedé pensando, optando por sacar el móvil. Y llamarle a Angus, a ver si podía contestarme. No sabía ni a quién consultar primero, pero viendo su serenidad puede que lo tomase con más calma que con Gregg.

 

Angus Delaney
(Teléfono)

Eide.

Eide.

E
I
D
E

Mantuve la compostura como era usual y regresé sobre mis pasos, luego de decirle a Billy que volvería en un rato. Bajé las escaleras que daban prácticamente al Snack Falcon y caminé algunos metros en dirección contraria.

—Me suena sí —admití. No había vuelta de hoja, no sí él había dado con el nombre—. Will, ¿dónde tienen el famoso cofre?

No esperaba ser yo quien tuviera que meterse de cabeza en este asunto, de hecho pensé que sería Gregg quien lo haría, pero allí estaba. Luego lo llamaría ahora... ese chico decía haber encontrado algo.

Algo que muy seguramente no debía encontrar.

 

William Baxter (Teléfono)

—Voy a salir, estoy en uno de los tantos edificios de apartamentos. De hecho cerca del Miller, en su mismo edificio—. Dije con cierta calma, saliendo del lobby del sitio para empezar a mirar alrededor. No tardando en verlo un tanto a lo lejos, haciéndole señas.
>>Así que te suena, te debo confesar que ese nombre ya lo tenía conmigo desde días antes que llegaran ustedes. En fin, ya te iré platicando—. Dije mientras le vi lo suficientemente cerca para colgar y ahora hablarle.

—Ven, esta en el departamento de un tal Drey Duzz. No habla, eso si, te hace señas, es mudo. Solo... Como te dije, el cofre tiene una cosa no tan agradable—. Advertí, mientras seguramente se me notaba tenso y pálido, pero eso no me importaba ahora, solamente me giré y entré al edificio para dirigirme al departamento, donde seguramente Angus ya me estaba siguiendo detrás.

 

Angus Delaney

Apenas había avanzado cuando lo vi salir de la torre de apartamentos, esa vieja y destartalada torre donde había vivido con Gregg hace siete años. Apenas escuché lo que me decía, estaba pálido, se le notaba en la nariz, y en el shock que tenía en los ojos.

Me limité a seguirlo, en silencio, a pesar que de que sentía que el corazón me rompería el pecho.

Subimos y finalmente llegamos al apartamento. Puerta cerrada, me adelanté a William, que parecía a punto de sufrir un ataque, y toqué varias veces.

—¿Duzz? —pregunté—. Soy Angus, solía vivir en esta torre de apartamentos. Will me llamó por algo que encontró en un cofre, cree que puedo ayudarlo con eso.