La seda baila con las llamas, las enreda con su encanto y baila con ellas; juega con el fuego sin temor a cicatrices o quemaduras. Su tacto es demasiado grácil y suave para corromperse con tanta facilidad. Así que ondea con sus dedos lánguidos la cascada que nace de su cabeza. ¿Kai? Ssh… su roce es tan delicado; sutil y agradable como la música que acaricia el alma y se derrite en el corazón; como las miradas que saben a besos, paisajes inundados en sueños y palabras canoras. La realidad ya no es más que un espejismo de lo imaginario, una idea intangible que ha pasado a segundo plano. El ángel de cabellos de fuego desconoce si está vivo o muerto, cuánto tiempo ha pasado o dónde se halla. Y qué más da. Se retuerce con cansancio y una tímida y casi inapreciable sonrisa se dibuja en su cenicienta tez inmaculada. Que no cese el juego de los sentidos. *Cafuné: es una palabra portuguesa para nombrar el acto de acariciarle el pelo a alguien.
EL texto es apacible, la relación con el título me gusta y las raíces de éste también, puesto que el portugués é uma das mias linguas favoritas :) Sin embargo, el texto me queda corto. Un microcuento (que por extensión aquí se le etiquete de Drabble es otra cosa) deja poco espacio para moverse y poco espacio para historias profundas, pero por lo mismo hay que saber manejar los recursos, darle espacio a los lectores para imaginar, pero guiarlo lo suficiente para que entienda el mensaje. Fuera de eso, se debe construir un arco dinámico, una composición de hechos que lleven a un clímax, a un desenlace, a un conflicto y es ahí donde me queda corto el escrito. Buena ortografía, buen manejo de la redacción, pero hay que pensar en cómo manejar un escrito corto.