Si es que éramos unos putos salidos, ¿verdad? Pasándonos la comida de esa manera en mitad de la jodida cafetería como si más de la mitad de los alumnos del Sakura no estarían ahí reunidos. Y lo peor era que ya era un poquito tarde para tan siquiera intentar cambiar algo de toda aquella mierda. ¿Lo peor? Bueno, ni que fuese tan malo, let's be honest. La presión que ejerció sobre mi muslo en mitad del beso me lanzó una oleada de calor encima de lo más jodida y pensé que conseguiría recuperar el control cuando lo aflojase, pero lo cierto era que mi mente estaba ya desvariando en un intento de adivinar cuánto tiempo quedaba del receso y en la posibilidad de alargarlo un poco más solo para nosotros. De alguna manera conseguí no mostrar nada de eso y relajé la expresión hasta poder dedicarle una sonrisa suave, como si nada de ese espectáculo hubiese pasado o como si me tragase la inocencia de su rostro cuando su mano seguía colándose peligrosamente debajo de la falda. Me hice con el mochi restante que había dejado en la mesa y partí un trozo con los dedos, acercándolo hacia sus labios con cierto aire juguetón. A último segundo, sin embargo, cambié de opinión y lo retiré antes de que pudiese robármelo, llevándomelo junto al resto del dulce a la boca para terminar de comérmelo sola. —Ups~ Sorry, honey~ —me miré entonces la mano que se había quedado a la altura de mis labios y la extendí hacia él, apoyando el pulgar sobre su labio inferior—. There must be something left here, tho~ Contenido oculto Prometo que no sé de donde salieron estas cerdas sin autocontrol (?)
Deslicé la yema de mis dedos por el cabello del Zeldryck al tenerlo recostado sobre mi hombro, relajando de cierta forma mis facciones faciales a medida que lo sentía relajarse. Miré entonces mi reloj de mano notando que no faltaba demasiado para continuar con las clases, sin embargo la sorpresa de Izayoi me hizo volver la vista a ella, a lo cual me percaté de que Zeld no se había presentado como debía, escuchándolo hablar tras de mí. —Un gusto, Saku, lindos ojos, por cierto~ —le sonrió con mofa—. Zeldryck, llámame como quieras. —Es hora de ir al salón de clase —comenté a lo cual los gemelos se levantaron sin complicaciones—. Gracias por tu ayuda, Izayoi-san. Tu orientación ha sido valiosa. Te veo en el salón de clase, supongo. Entrelacé la mano con Zeldryck, comenzando a caminar fuera de la cafetería en dirección a las escaleras al contar aún con algunos minutos para llegar al salón de clase. Sentía que había sido un receso ameno.
Al parecer el tiempo se estaba agotando ya, madame Allen estaba viendo su reloj reparando en la proximidad del regreso a las actividades académicas en breve, aunque volvió su vista luego de que pues la albina se sorprendiera del gemelo Kasun. Que, por cierto, era muy galante, no se lo había pensado en soltarse un cumplido a la chica, que honestamente, no sabía si era un halago o un intento barato de llegar a sus bragas. De todos modos seguía siendo un piropo de su parte. Y su reacción no se hizo esperar. Era el primer cumplido que recibía fuera de su familia, por lo general, llamaba la atención por otras maneras, sea por su estatura descomunal para una chica, su cabello albino que podía pasar por canoso fácilmente, su apariencia delicada o que aparentaba más edad. Así que pues escuchar eso era un cambio bienvenido independiente de sus intenciones. La sangre comenzó a correr furiosamente por sus mejillas provocando un intenso rubor, que se cubrió con pena, el nerviosismo se hizo presente también, lo que la llevó a responder con la voz algo quebrada —¡Gracias por sus cordiales palabras, señor Zeldryck! —se había rascado la nuca, riéndose con un poco de agitación, no se había esperado eso y se notaba, aún con las mejillas enrojecidas. Aunque momentos después, se levantaron, al parecer regresarían al salón de clases, intenciones confirmadas por la rubia. —El placer es mío, madame Allen, espero se sientan a gusto con las instalaciones del instituto —dedicó una afable sonrisa a la rubia, que pues sentía era una chica de buen grado y de gran educación—, nos vemos en un rato en el salón, si. Procedió a verlos irse para luego sacar una de sus revistas preferidas, por lo menos para terminar de sacar provecho al receso. Ese grupito era más que interesante, será bueno tenerlos cerca. Contenido oculto So aquí la dejo libre idk (?
Arrugué apenas la nariz, ya metida de lleno en la tontería. ¿El concepto de magia científica no era un poquito... bueno, contradictorio? Le di un par de vueltas de todos modos, porque así era yo, y me imaginé un mundo donde la magia fuera moneda corriente y los humanos hubieran encontrado la forma de estudiarla, conferirle objeto y método de estudio, y avalarla como ciencia. Podría haber fórmulas para los hechizos y se podría investigar hasta descubrir las leyes que la rigen. Y ya se me había ido la olla. —Eso no suena mal, oye. Una mañana descubrimos que hemos amanecido con poderes mágicos extraños debido a... ¡a una raíz que comimos la noche anterior! Y resulta que la isla desierta es en verdad el hogar de un Dios abandonado que ha decidido conferirnos una pequeña porción de sus habilidades para... ¿salvar el mundo? —Ladeé la cabeza, analizando mi propia idea, y me reí—. No, no, eso es demasiado cliché. Entre tanta estupidez, ya habíamos llegado a la cafetería. Me desvié de inmediato hacia las máquinas expendedoras y rebusqué por las monedas. En lo que seleccionaba un té verde, palpé la preocupación en el tono de Sakuya y volví a reírme. Le sonreí tras agacharme para recoger la botellita. —Demasiado tarde. —Suspiré, resignada, y le dejé espacio por si quería comprarse algo también—. Nah, está bien. En verdad no soy tan adicta a la cafeína, ¿sabes? Podría ser peor. Me quité el cabello de encima con un amplio movimiento de cuello, repasando el lugar de pura manía. No reconocí a nadie. —Saku-chan, ¿te gustaría almorzar conmigo? Tengo mi bento arriba, planeaba comer en la clase ya que está tan feo para salir. ¿Qué te parece?
Y habían llegado juntas a la cafetería, la cháchara había hecho el viaje muy ameno y divertido, créditos a la chica por ser tan espontánea. Se lo estaba pasando bomba. En efecto, la pelirroja tuvo un lapso de creatividad muy llamativo, aunque pensándolo bien, la idea a pesar de sonar cliché tenía potencial, después de todo mucho del entretenimiento o se basaba en los mismos o los explotaba de alguna manera. —Tiene potencial si sabemos aprovechar la idea, después de todo mucho del anime actual tiene la misma premisa a groso modo... ¡Podría ser un éxito! —terminó por reírse divertida del hecho. Prosiguió a acompañar a comprar el almuerzo por segundo día consecutivo, acompañado de una soda, por el capricho, para también un bento, si no está roto, no lo arregles. >>Me parece perfecto, Miss Pierce, después de todo, pero por lo menos, no hace calor... Aunque pareciera que fuera a llover en cualquier momento... ¿Tiene paraguas?
— Nah, no me molesta traerla. Por algo la ofrecí. Y sí, siempre podemos pedir ayuda a mi amiga, también. El tema es que estamos a... —sacó mi celular e hice una búsqueda rápida.— Unas 7 horas adelantados. La comunicación va a ser interesante. Tal vez, si hubiera conocido a ambos en otras circunstancias, habría evitado empezar a formar lazos más allá que los de simples compañeros de clase. Ahora, en estos momentos, podría alguien contarme sobre la reputación que Joey y Alisha tenían en la escuela, y no la creería. Al menos, no de primeras. Bah, tal vez algo. Digo, había vivido de primera mano a Alisha. Pero más parecía la manera que ella tenía de divertirse a que toda su personalidad se basara en eso. Bueno, que se yo. Lo único que en realidad lograba discernir de todo, era que Alisha y Joey se llevaban muy bien, demasiado bien, y que al muchacho le fascinaba que al fin alguien se interesara en el club. Y yo no tenía ningún problema en seguir alimentando esa fascinación. — Sí, esa idea se me estaba viniendo a la mente —comenté, cuando Joey mencionó lo de salir a tomar fotos.— Si quieres que más gente se meta al club, hay que promocionarlo un poco más. Mostrarse, tal vez hacer una galería o algo. ¡Oh, ya sé! ¿Qué tal si proponemos actividades junto con otro club? Digo, ellos también deberían necesitar promocionarse. Y para eso necesitan fotos de sus actividades. No es mala idea. Al fin, después de una buena caminata, pudimos llegar a la cafetería. Me reí un poco con las observaciones al hecho de que no pudiera acordarme demasiado de la historia, pero bueno, era, suponía, también parte de la misma. No sería una historia de borrachera si no había una parte que se había borrado de mi memoria por completo. Luego de elegir la comida, ayudado por las supuestas recomendaciones de Alisha, me senté en una mesa, soltando apenas un suspiro de alivio. El lugar estaba abarrotado de gente, y moverse con bastón era algo complicado. Por suerte, la idiosincrasia japonesa ayudaba a que la gente fuera amable de más. Un par de disculpas y toquecitos de hombros me habían abierto una pasarela hasta una mesa. — Bueno, a ver, la historia —comenté, dando ya cuenta del almuerzo. Estaba hambriento.— Tal vez Joey escuchó hablar de una costumbre irlandesa llamada pub crawl. Es simple de adivinar que conlleva. Uno comienza a tomar en un pub, y luego a otro, y a otro, y a otro. Me detuve un rato, para tragar. — Bueno, eso es una explicación simple. En sí, la cultura del pub en Irlanda es super fuerte, entonces ir de pub crawl también significa cantar, bailar sobre las mesas, meterse en peleas y obviamente tomar. Hay temáticas y todo. Uno puede hacer un pub crawl literario, o uno histórico, uno por colores. Lo que todos tienen en común es que terminas con una borrachera épica. Y algo que tienen Europa, o al menos la UE, es que es bastante sencillo pasar de un país a otro si uno es ciudadano. No es raro ir de un país al otro en vacaciones o para un viaje simple. Si uno tiene los medios, obvio. O prefiere ir de mochilero, también. >> Como dije, estaba en uno de estos pub crawls, creo que fue hace un año atrás. Este había sido particularmente intenso. Creo que el equipo de fútbol de uno de mis amigos había ganado un partido con su rival típico, ni me acuerdo. No me importaba mucho la razón, la verdad. La cuestión es que empecé en Irlanda, y terminé en Francia. Creo que tengo fotos de lo que pasó, porque mi memoria es un hueco negro. Lo último que recuerdo fue una chica que habíamos conocido ahí decir que ella era francesa. Cuando recuperé la consciencia, estábamos en su departamento, en Niza. Hice una pequeña pausa, para seguir comiendo y bebiendo. Tenía que descansar un poco la lengua también. Esta iba a ser la primera de varias historias contadas, si la intuición no me fallaba. Creo que iba a tener que escarbar en mi notebook para encontrar todas las imágenes que necesitara. — La cuestión no fue tanto el hecho de cruzarnos Francia, si no cruzar el Canal de la Mancha en el estado en el cual estábamos. Pero supongo que uno borracho puede hacer de todo. Después para volver a Irlanda fue una peripecia en sí sola. O sea, yo me fui directamente para Austria. Mi viaje consistió en subir a autobuses para jubilados, y ofrecerles tocar la guitarra a cambio de un aventón. Conocí mucha gente, la verdad. Observé a ambos, con una sonrisa, mientras me dedicaba a terminar lo que me quedaba de almuerzo. Comía bastante rápido. — Bueno, eso es lo básico. Sé que no fue algo super detallado, pero tendría que hacer bastante memoria como para recordar todo.
Al final todos terminamos descojonándonos por el tema de la fruta picada como almuerzo, pero es que no era para menos. ¿En qué cabeza cabía enviarle eso a dos muchachos? A un hombre lo soltabas y se comía la alacena entera en media hora, mi hermano era así, luego estaba Altan con todavía más razón, si era semejante armario empotrado. No era necesario que comieran a velocidad, podían tardar lo que les diera la gana, pero el punto es que comían un montón. Vi la reacción de Zoldryck al recibir la caja de almuerzo en su regazo, en sí no esperaba nada diferente con lo poco que estaba viendo de su personalidad. Se ofreció a acompañarme, en lo que su gemelo tomaba el bento sin pensarlo dos sólidos segundos cosa que me hizo soltar una risa nasal. Aproveché para terminarme el onigiri de un par de bocados, fue cuando escuché el comentario del tatuado y una satisfacción un poco jodida me cayó encima. Luego de toda la mierda que había pasado me había quedado claro que mi aparente amabilidad era una forma de aproximarme a la gente cuando y cómo me diese la gana. Con gestos simples, en apariencia desinteresados, arrojaba cuerdas alrededor de todo Dios y me las arreglaba para mantenerlos en mi círculo de fuego. Los cuidaba, les daba cariño, pero así los tenía bien medidos, evitaba sorpresas. Al menos una mayoría de ellas. No creía poder controlar a este, me lo olía a pesar de que no vivía en la calle como Altan y los otros dos mosqueteros, pero había una peste parecida a la de los volcanes impregnada encima de él. La tenían ellos también, el mismo Hiroki la poseía y lo descubrí con la aparición de Tomoya, era como si hubiesen sido criados en el centro de la tierra, con el magma y el azufre. —Cuando quieras, senpai~ —respondí básicamente porque me dio la gana mientras aceptaba la mano de Zoldryck para levantarme—. Pero déjale a tu hermano un poco, ¿sí? De nuevo no esperé una respuesta, solo me dispuse a dejar la azotea en dirección a la cafetería, caminando al ritmo de Kasun. Ya llegando a la planta baja miré al chico con el rabillo del ojo. —¿Qué les gustaría comer? Para rellenar el espacio de las famosas frutas. Me iba a reír de esa estupidez un buen tiempo, de verdad. Contenido oculto Insane ola otra vez
Por un segundo me creí lo de que la amiga de Jack pudiera ayudarnos, pero a mitad de camino recordé de cuán lejos venía el muchacho y solté una risa al aire, encogiéndome de hombros. —Eh, a veces el arte requiere sacrificios. Un poco por la gracia recordé las fotos que le había sacado a Riamu, en la fiesta, y me pregunté si al final las habría usado o no. Nada que no pudiera averiguarse preguntando, ¿verdad? De paso, quién sabe, quizá conseguía otra invitación y todo para patearle el culo en el Call of Duty. Jack se veía bastante invested al respecto del club y eso me encantaba, para qué mentir. Asentí con la emoción de un crío ante sus ideas y lo señalé con un dedo, como si hiciera falta. —¡Sí! Podemos hablar con otros clubes y fotografiarlos durante sus reuniones. El de arte, por ejemplo. —Se me escapó una sonrisa burlona y apretujé a Ali, buscando captar su atención—. ¿Qué dices, preciosa? ¿Apostamos a que Kitty-Kat nos ayuda? Bueno, todo el asunto del club podría haberme generado una alegría capaz de regresarme, no lo sé, a mis años de juventud, pero había cosas que probablemente nunca cambiarían. Ali me siguió la broma y arrugué el gesto en cuanto me jaló de la mejilla, un gruñido bajo vibró en mi garganta. Apenas me dejó ir y desvió su atención a Jack, aproveché la movida para colar el rostro entre su cabello y propinarle un mordisco suave en el lóbulo de la oreja. Fue tan breve y rápido que posiblemente pocos lo hubiesen visto, en especial el pobre Jack que muy ocupado estaba conservando los pulmones en su pecho, pero digamos que me di el gusto y regresé la vista al frente, risueño. La chica luego se adelantó para quejarse y solté una risa floja, apretando el paso sólo para alcanzar su mano y atraerla de regreso hacia mí. Ella aprovechó y se enganchó a mí. La cafetería estaba un poquito más atestada de lo normal, considerando que ir afuera era suicidio y aún así ¿había gente en el patio? Había que ser imbécil. Aproveché que tuvimos que hacer la cola para comprarme algo simple, que andaba medio corto de dinero, y cuando nos dispusimos en una mesa gracias al poder de la lástima presté suma atención a la historia de Jack. Había oído hablar de los pub crawls, sí, aunque de Falmouth me fui bastante pequeñito y no llegué a empaparme de ese tipo de cosas. También estaba familiarizado con eso de, no lo sé, pasar el fin de semana en un país vecino. Eran facilidades que la Unión Europea te permitía. De hecho, un plan bastante frecuente con mis padres y hermanos había sido el de cruzar a Países Bajos y aprovechar allí los feriados y algunas vacaciones. Eso, claro, hasta que se fue todo a la mierda. Tenía la emoción impresa en la cara, se podría decir que era un gran escuchador de historias. Había estado comiendo un poco y aproveché un silencio para intervenir. —It sounds fucking crazy, dude. ¿Así que tocas la guitarra también? —Luego me volví hacia Ali, risueño, y la codeé—. Eh, a ver cuándo nos emborrachamos y despertamos en otra prefectura. ¿A que puede ser una gran anécdota?
—¿Katty-chan? For sure~ Era estúpidamente fácil convencerla para que nos siguiese las ideas estúpidas, cómo cuando acabó pagando todo el alcohol en la azotea o toda la organización que le pegó a la mascarada para, encima, montarla en su casa. No iba a decirlo en voz alta, fuese a ser que se apareciese por ahí y me mordiese o algo, but she was kind weaker than expected. La movida de Joey me tomó completamente desprevenida, el cabrón me había pillado con todas las defensas bajadas, y aún a día de hoy no sé muy bien cómo logré medio disimular mi reacción. Encima me pilló justo hablando con Jack y tuve que hacer malabares para que no se me notase algún cambio en la voz o en la respiración, porque un poquito sí que me había alterado. Nada que hacerle, por otro lado, salvo echarle una mirada de puro reproche a mi querido inglés y seguir como si nada. No pegaba montar una de nuestras escenitas en mitad del pasillo y con el pobre Jackie al borde de la asfixia, a ver si iba a necesitar un boca a boca y no podía atenderlo~ Para cuando llegamos a la cafetería ya se me había pasado la molestia y volví a engancharme de Jack al ponernos en la fila. Tuve que tirar de su brazo para obligarlo a inclinarse un poco y así poder hablarle de manera confidencial, porque mierda sí que era alto; le pude contar así el secreto mejor guardado de la cafetería del Sakura: el mejor bento no era el extra gourmet ese que vendían por un ojo de la cara, ¡no señor! El mejor era el inmediatamente anterior, que era mucho más barato y tenía la misma calidad. ¡Palabrita de Ali-chan! ¡Oh! Y que todo estaba mejor con un poquito de picante, of coursie~ Les hice compañía porque sí, aunque en realidad yo no me pedí nada de comer, y conseguimos después una mesa de puro milagro, porque la gente era bastante blandengue y la mayoría se había atrincherado en la cafetería solo por un poquito de corriente. Acomodé mi silla a un lado de Joey y me dediqué a jugar con su pelo tras soltárselo de nuevo, incluso haciéndole alguna trencita aquí y allá, en lo que escuchaba la historia de Jack con toda la atención del mundo. Mis manos se movían de manera casi automática y no me impidieron en absoluto fijar la atención en el muchacho mientras iba contando la anécdota, mostrando toda clase de emociones con los pasajes que correspondiesen. Ah, en serio que los europeos eran tan exóticos como los ponían en la tele~ Eso de moverse entre países sin más sonaba divertido, a decir verdad. Que yo podía hacerlo entre estados, sí, but it's not the same~ >>Right? —solté, mirando a Joey en cuanto terminó de hablar, con una especie de expectación brillándome en los ojos—. ¡Esa anécdota superaría hasta las de granny! She'd love to hear that one~ Dejé finalmente su pelo en paz después de un rato y me eché hacia delante en la mesa, usando el codo de apoyo y dejando caer la mejilla sobre la palma de la mano. Le eché un vistazo a Jack por encima y dirigí después la mirada hacia Joey, con el atisbo de una sonrisa asomándome en los labios. >>Should we invite him to our next outing, honey? Contenido oculto ¿Qué clase de club selecto te crees que sois, ali-chan? (?)
Misato Aoyama Con muy poca dificultad la chica consiguió dar con la cafetería, toda la vida rebosante entre los jóvenes estudiantes que charlaban muy a gusto fue la más lógica señal, Misato no juzgaba los gustos de otros por almorzar en la azotea. Era una experiencia que ella quisiera vivir, pero no era el momento. —Hemos llegado Daichi, ya podemos tomar algo si gustas, te toca escoger el lugar para sentarnos ¿Vale? Misato miro a ambos lados en caso que el mencionado compañero de apellido Wickham ya hubiese detectado la presencia del recién llegado...por un segundo la chica no pudo evitar preguntarse qué tipo de chico sería, esperaba que fuese alguien fácil de conocer, Aoyama estaba orgullosa ahora que su racha estuviese intacta ahora que Ayame se estaba moderando...por el momento. —Es un lugar muy bonito de verdad vale la pena disfrutar el almuerzo en un lugar tan acogedor—La parecía estar satisfecha con la apariencia de la cafetería, por problemas con Ayame, tuvo que posponer comer en la cafetería e ir a comer en el patio frontal. >>Y dime ¿Que opinas del lugar? Seguro se te hace cómodo ¿No? Contenido oculto Etihw
La satisfacción que me quedó pegada al rostro luego de que Alisha reaccionara tan disimuladamente a mi movida no debía ser legal. La observé con una intensidad estúpida en lo que se acercaba a Jack y seguía haciendo de cuenta que nada había pasado, aunque la conociera lo suficiente para saber lo que debía estar cruzando por su cabeza. Un poquito cabrón, ¿a que sí? Detectar el regaño en su mirada no hizo más que acrecentar mi sonrisa. Se había pasado la anécdota entera jugando con mi cabello, ya estaba tan acostumbrado que por momentos dejaba de notarlo en absoluto. Eso no quitaba que fuera agradable, me gustaba cuando me acariciaban el pelo, como un perrito o lo que fuera. Solté una risa baja cuando habló, dándole la razón en cierta forma. La anécdota de Jack definitivamente era una que a granny Rose le fascinaría, si ya quería contársela y todo. Ahora que lo pensaba, ¿no hacía mucho desde la última vez que pasé a saludarla? Quizá podría alegrarle la tarde un día de estos~ Alisha dejó mi cabello en lo que yo pensaba aquello, la vi echarle su peso a la mesa y fue cosa de recibir sus ojos y saber que se le había cruzado por la cabeza una idea. De mierda, probablemente. Estaba en el brillo de sus ojos. Esbocé una sonrisa apenas burlona y me masajeé la barbilla, alternando la mirada entre Jack y ella. ¿No era un alma de Dios, acaso? Un poco revoltoso, seguro le gustaba la cerveza, pero cordero de Dios en fin. ¿No era prácticamente diabólico pretender arrastrar a nuestro hueco del infierno a una ternurita como Jackie Chan? ¿Y por qué iba a importarme a mí? Ya estaba corriendo por la misma vía de Ali. Mi sonrisa se ensanchó, deslicé la mirada hacia la rubia y me incliné para alcanzar su oído rápidamente. —Got an idea —susurré, bajando el tono adrede por la pura gracia, y me erguí sin quitarle la vista de encima. Luego regresé a Jack, clavé los codos a la mesa como un hombre de negocios y deslicé el móvil en su dirección. —Déjame tu número, pretty boy. Mañana estarás sabiendo de mí. —Alcé las cejas y coloqué expresión de pura inocencia—. Digo, si quieres, claro. Contenido oculto de los creadores de la fiesta en la azotea y la mascarada, we back at it again
Paseé la mirada por lo que había en la cafetería ante la pregunta de Shiori. Si de algo estaba seguro era de que las probabilidades de encontrar algo del almuerzo de Kurosawa a manos de mi gemelo eran bastante bajas pero no nulas, como para comprar un bocadillo con el hambre que tenía en este momento. Con las manos en los bolsillos le sonreí con ligereza. —Si venden aquí algo de Ramen estaría bien. Ayer en la noche cené algo como eso y la verdad supo bastante bien, aunque Gen dijo que no era saludable pero bueno —le comenté pensando en llevarle algo a mi hermano, hasta que el celular me vibró y noté que no había más que una carita guiñando el ojo a lo que chasqueé la lengua ligeramente. Era la fotografía del bentö vacío, y de la fruta no quedaba era pero nada. —Pff, Zeld se comió todo —la miré entonces, sereno de igual forma pese a que algo de mal genio si me había dado—. ya que mi hermano devoró tu comida, te invito algo. ¿Te parece? Contenido oculto Disculpa la tardanza ;-
Alcé las cejas al escuchar lo del ramen, al parecer la misma chica que les había enviado nada más que fruta picada decía que no era saludable y estaba comenzando a preguntarme seriamente si se hacía la tonta o de verdad era así de despistada. De cualquier forma no era mi asunto como tal, es decir, yo no tenía a nadie enviándome fruta y dejándome con hambre, pero también era una maldita fastidiosa. —Si comes un buen ramen, uno de verdad quiero decir, no uno instantáneo, es posible que sea más sano que muchas otras opciones. —Repasé las cosas en la cafetería con la vista—. Aporta muchas cosas buenas para el cuerpo realmente, proteína, carbohidratos y cuanta cosa quieras enlistar. No es usual que haya, bueno, ramen como tal... pero sí que hay otras sopas que son muy ricas si las acompañas con un almuerzo balanceado como el bento que le dejé a tu hermano. Lo perfeccionista no me lo quitaba ni Dios. De alguna forma era bueno regresar a esa vena, siendo que había pasado días en que apenas era capaz de cuidar de mí misma o directamente no me interesaba porque solo quería arrancarme del mundo a secas. —Arroz, la carne que quieras, verduras... La ensalada de wakame siempre es buena en la comida, a mí me gusta mucho y lo acompañas con sopa de almejas o sopa miso. —Iba a seguir hablando cuando soltó que su gemelo al final sí se había comido todo, no me sorprendía en lo más mínimo así que solo me encogí de hombros—. ¿Hmh? No te preocupes, yo les los di para que comieran. Al final acabé por decidirme por un almuerzo sencillo, no era tan adornado como el que acababa de describirle pero hacía el trabajo y también venía con torikatsu como el que yo traía. Esperé a que él se decidiera y de un momento a otro, simplemente opté por cambiar de opinión. —Venga, te acepto... Una golosina, esos mochis se ven buenos. —Busqué su mirada después—. Ah, ya sé~ mejor te invito a comer un buen ramen un día de estos, ¿qué dices? El fin de semana o algo así, no lo sé. Contenido oculto iba a contestar mañana porque ya de por sí le queda poco al receso, luego caí que tengo como tres respuestas pendientes y pues asbdjbekjae
—Supongo. Ayer comí de esos instantáneo —comenté risueño, echando un vistazo a lo que ofrecía la cafetería, ya que al estar cerca el final del receso ya buscaba algo que me pudiese comer con un par de bocados, hasta caminando de ser necesario, porque ya ni una mísera intención tenía de compartirle a Zeld ni un gramo de arroz. Saqué la billetera del bolsillo trasero del pantalón mientras la escuchaba. Todo lo que mencionaba solo me hacía dar más hambre; esperé a que ella pidiera y a la final terminé diciéndole a la encargada de la cafetería que me diese lo mismo que ella pidió para no complicarme, si es que estaba seguro que cualquier cosa que comiera me iba a saber a gloria. Me sonreí ligeramente deslizando los orbes sobre los mochis mencionados. —Y una caja de seis mochis —terminé de pagar y sentí su mirada desde abajo, a lo que ya con lo pedido en mano la recibí, elevando las cejas ligeramente a medida que le entregaba la caja de golosinas—. Me parece bien, te acepto la invitación —le mostré los dientes en una sonrisa cálida al sentir que estaba haciendo alguna amistad en lo poco que llevaba.
Catherine Whitman La respuesta no era lo que buscaba, en efecto, pero tampoco es que fuera una pregunta muy importante que le fuera a perjudicar bastante si no lo sabía, era una preferencia que podía dejar pasar por alto —A mi me gustan más las cosas tipo picnic aunque aquí no tengamos algo muy cómodo para estar tanto tiempo sobre el césped, lo bueno es que el receso tampoco dura tanto tiempo o algo similar~ —Cuando entraron a la cafetería sacó su celular para poder decirle a Zeld a donde se dirigirían pese a que no era muy fan de estar prestando atención a otra cosa cuando estaba con alguien sabía que era algo rápido y también Morgan sabía que lo iba a hacer. Zeld~ Estamos en la cafetería y almorzaremos en el patio norte, nos veremos allí~ —¿Qué será lo que pedirás de comer? —Preguntó una vez que volvió a guardar su celular para centrarse nuevamente en Morgan. Contenido oculto Insane mensaje rapido de Cathy (?
Me limité a asentir ante la idea del picnic, ya había dicho que me daba igual y era cierto. Una de las ventajas de asistir a un colegio de pijos era el excesivo, casi ridículo cuidado que le prestaban a las instalaciones. No dudaba que el césped estaría mullido y limpio, como de comercial, lo suficiente para resultar cómodo y no ir a ensuciarnos las faldas ni nada. No había tanta gente en la cafetería, por el buen clima seguramente. Noté que Cathy hacía algo con su móvil pero no le concedí mayor crédito, probablemente se tratara del tatuado. El que se preocupara por mantenerlo al tanto de la situación sonaba a algo que la chica perfectamente haría; de cualquier otro modo me habría extrañado, de hecho. La miré de lleno al recibir su pregunta y empecé a caminar, ya de ella dependía si se mantenía aferrada a mi brazo o prefería dejarme ir. —Un bento de los normales —respondí en el tono de voz usual, con la vista puesta al frente—. No soy muy quisquillosa. De vez en cuando me entraban ciertos antojos, pero ese no era el día. De un momento al otro se me ocurrió algo, me detuve en la fila y alcé las cejas, mirando a Cathy. —Ah, ¿quieres ir comprando las bebidas mientras yo me encargo aquí? —De la billetera saqué una moneda y se la alcancé, como si no planeara darle opción o derecho a réplica—. Un jugo de uva, por favor, que no tenga gas~
Catherine Whitman ¿No era muy quisquillosa? Bueno eso decía muchas más cosas de las que seguro planeaba en realidad, porque si de la nada decidía madrugar un poquito más para cocinar y traer comida, no estaría en lo absoluto limitada a nada especial precisamente por ese detalle y eso le emocionaba bastante, tan solo le quedaba descifrar con que cosas pudiera experimentar primero, si algún postre para que acompañara su comida usual o directamente tratar de hacer los bentos y esperar a que lo aceptara algún día de estos. Simplemente tendría que planearlo. Quedarse en la fila fue , asintiendo con suavidad y preparada para buscar su cartera hasta que la vio lanzarle algo y tuvo que reaccionar de una manera algo torpe para que no cayera —Pudiste haberme dejado que te invite tu bebida...—murmuró como si se estuviera quejando aunque tampoco hablaba en lo absoluto como si fuera lo más serio del mundo —, pero de uva será entonces~ iré por ella. Sonrió y así fue como finalmente se alejó de la fila en dirección a las máquinas expendedoras a completar su "misión".
Me había marcado un pleno de cagadas con una sola frase, se veía, me di cuenta cuando Aleck empezó a disculparse también y solté el aire por la nariz otra vez con cierta fuerza, el gesto estuvo a nada de ser un bufido. A mí me daba igual que me hiciera esperar, lo que me había acongojado era saber que estábamos reteniendo a Emily así por las buenas y ya, así que a mí no me debía disculpas de ninguna clase. Me di cuenta de su desliz porque no había que ser ningún genio para atajarlo realmente y es que el que estuviera en esta escuela no aseguraba que tuviese dinero de sobra en realidad, además comenzaba a intuir que vivía por su cuenta, así que normal que no tuviese un duro en el bolsillo. El pobre diablo de la nada estaba bastante avergonzado, que a ver, normal con lo que acababa de soltar pero no estaba en mi momento más brillante y ya de por sí interactuar se me daba como el culo. Sentí la mirada de Sonnen encima unos segundos más y el cuerpo se me llenó de una tensión de mierda, como si me estuviera preparando para volver a quitármelo de encima con un par de palabras, pero al final no hizo falta y cuando me di cuenta Aleck estaba allí reverenciando y toda la cosa. —Enderézate, no pasa nada —dije mientras enredaba mi brazo al suyo para empezar a caminar, arrastrándolo conmigo—. Y sí lo de la soda era en serio, pero no pienso dejar que me invites a nada, te dije que yo te iba a invitar y no acepto réplicas. Hay una máquina abajo, por la cafetería, y nos podemos buscar una mesa, como hoy hace buen día no debe haber mucha gente. ¿Había dicho comer bien? A ver, no iba morirme un día por saltarme el almuerzo ni nada, si seguro llegaba a casa, me comía media alacena y dormía diez horas de corrido. Que ahora que pensaba, si Ko tenía fiebre de puro milagro no estaba contagiado de nada yo también. Podía haberle soltado el brazo para dejarlo andar a su ritmo, pero de repente no me apeteció y así como cuando Hikari se acostó a mi lado la otra noche, encontré cierto consuelo a mi preocupación en ese pequeño contacto. El brazo de Aleck estaba tibio y era un poquito reconfortante, así que digamos que me permití robarle algo de calor. —Perdona por lo que dije —solté a medio camino—, no tengo muchas neuronas en funcionamiento como habrás podido notar. No era mi intención hacerte sentir mal ni nada, entré en pánico por estar atrasando a Emily. No tardamos demasiado en llegar a la máquina expendedora de abajo, así que un poco a regañadientes liberé su brazo y señalé la máquina con un movimiento de cabeza. —Elige lo que quieras, Akkun, y nada de que invitas o te quito la billetera de encima antes de que siquiera te des cuenta. —Podía pasar por broma, pero era cierto que como insistiera le iba a sacar la billetera del bolsillo de un solo movimiento—. Y decide también dónde quieras sentarte. Contenido oculto ola señor no hace falta que me respondas si tienes otras cosas que hacer más papas fritas por ejemplo y tal uwu pero cay quería disculparse con el niño so that's it
Todo el intercambio tan repentino me había dado bastante igual, en líneas generales la gente o sus reuniones no me tensaban ni generaban nada concreto a menos que sintiera la presión de intervenir. En este caso había podido pasar desapercibido como un campeón, así que ni bien ni mal. Si acaso me tomé el tiempo para repasar a Hiradaira y a Sonnen con la mirada en lo que ellos no me llevaban el apunte. El tío era bastante alto y se veía cagado a palos, pero tenía pinta de poder resultar bastante intimidante si le salía del culo. No que fuera a provocarlo pero ya sabía que mejor no hacerlo, por las dudas. En cuanto Aya decidió seguir camino sólo me amoldé a su ritmo, y asentí con la cabeza en dirección al otro par a modo de despedida. Íbamos alcanzando las escaleras cuando Aya me preguntó qué creía sobre ellos, si estarían saliendo, y me encogí de hombros. Maldita mi manía de recoger y almacenar información que probablemente tendría una respuesta bastante sólida a cualquier duda que Aya abrigara, y como era ella tampoco me molestaba soltar la lengua. La gente se pensaba que eran maestros del engaño pero al final todo se grababa en el cuerpo. —¿Saliendo? No como tal, pero tampoco son sólo amigos. Deben estar en un terreno gris pero igual tampoco creo que anden con nadie más, así que... Estaba sacando conclusiones como un campeón, pero era lo que hacía siempre en el casino al predecir las apuestas y movimientos de la gente. En sí cuestiones tan mundanas eran pan comido, más con adolescentes, si la chica había asentido a lo de que eran amigos pero su lenguaje corporal gritaba otra cosa. Ahí estaba toda la dualidad, toda la dicotomía necesaria. De haber sido otro el contexto y yo más cabrón, podría haberle soltado la pregunta justa para sabotearle los circuitos y quitarme hasta la última de las dudas. Considerando que me interesara hacerlo, claro. Dejé correr lo de Hodges y Kohaku, honestamente sin saber del todo por qué, si sólo era cuestión de decirle que habían jugado con ella y ya. Sería porque no quería ir a hacerla sentir mal o sería por alguna otra razón, daba igual. Sacudí la cabeza a lo de que estarían comiendo juntos y repasé el pasillo con la vista, ya llegando a planta baja. —No, hoy no vino Kohaku. Me detuve junto a Aya frente al tablón de anuncios y aguardé a que lo inspeccionara todo lo que quisiera, realmente no era un tipo impaciente y aún menos con ella. Le eché un vistazo a lo que había colgado, total no había nada mejor que hacer, y deslicé la mirada hacia ella en cuanto la oí hablar y asentí a lo de acompañarla a la sala de profesores. En cuanto a lo otro... —Sabes que no me interesan los clubes, Aya. —Mi voz no cargó reclamo o molestia como tal, pero sí sonó bastante contundente. Tiró de mi brazo así que empezamos a caminar en dirección a la cafetería, o al menos eso rezaba el cartel, claro—. Pero te acompaño a anotarte sin problema. ¿El de cocina te llamó la atención? No lo anticipé como tal, pero sí que una chispa de diversión, burla incluso, se me coló en la voz al decir aquello último porque, vamos, ¿Aya y cuchillos? Mala, mala idea. No respondí a su último ofrecimiento como tal, sólo me adentré en la cafetería y busqué las máquinas expendedoras con la vista. Reconocí la cabellera de fuego de esta mañana pero no hice nada ni lo miré de más, sólo seguí a lo mío. —Afuera, ¿no? Aquí hay mucho ruido. Busqué los ojos de Aya una última vez, antes de escarbar en mi bolsillo y meter dos monedas en la ranura para elegir nuestras bebidas favoritas de toda la vida. Contenido oculto las cuales no sé cuáles son, así que Ayaya ilumíname(??? also podemos dejarlo aquí si quieres, bby, y si no puedes postear directamente en el patio norte uwuwu
El pelirrojo le resto importancia al asunto, pidiendo que me enderezara para seguidamente tomarme del hombro como si fuese yo un niño pequeño o algo por el estilo y arrastrarme por todo el pasillo hasta llegar a las escaleras. Y aun así no me soltó. En ningún instante me soltó. Era extraño, pero Cay, aun por el tipo de persona que era se sentía extramente frío, no refiriéndome a la actitud, sino a que literalmente podía sentir que el chico estaba helado, se podía percibir aun por encima de la ropa. O tal vez era yo el que tenía algo de temperatura alta quizás, no podía estar seguro. Lo único que sabía, era que sentía cierto confort así, me recordaba a cuando caminaba por mi abuelo junto a los puertos siguiendo gaviotas y tratando de atrapar cangrejos. Aun mientras trataba de quejarme para que el chico me soltara y me dejara ir a mi propio paso unas palabras suyas hicieron que desistiera de aquel inútil intento. Realmente se estaba disculpando. —Oye oye, no pasa nada ¿Sí? Sé que no era lo que tratabas de decir, además de que no era mentira del todo, estábamos reteniendo mucho a la pobre Emily y se veía que si tenía varios asuntos encima —aun sin que el pelirrojo me soltase aproveche mi brazo libre para soltarle un leve golpe en el hombro a la par que le sonreí como siempre así—. Pero te perdono si me sueltas el brazo antes de arrancarlo. Solté entre risas, no esperaba que lo hiciera realmente, y justamente no lo hizo, pero realmente no tuve problema con ello. Aunque ya estando tan cerca de él pude notar algo de lo que no me había percatado hasta ese momento, y no hablaba solo de su ya extraña temperatura corporal, sino de ese inconfundible aroma a "zorrillo" que se podía palpar en su ropa. Era un aroma inconfundible realmente. No tenía nada de malo para mí en realidad, pero ya se me hacía extraño porqué podía jurar que ese aroma no estaba presente cuando lo saludé esta mañana. Decidí no darle demasiadas vueltas al asunto una vez había arribado a la cafetería. Cay tenía razón, estaba bastante vació el lugar, con excepción de un par de grupitos y algún que otro chico que se había quedado comiendo solo. El chico finalmente soltó mi brazo y me indico que pidiese lo que yo quisiera de la maquina. — ¿Robarme la billetera? No habrás desarrollado cleptomanía en todos estos años ¿verdad? —solté entre risa mientras me acercaba a la maquina y verificaba los precios— .Aunque debo advertirte, aun si me quitas la billetera eso no hará mucha diferencia. En el fondo era verdad, no tenía nada de verdadero valor en mi billetera más allá de mi identificación que de nada me servía en este país y otro par de cosas que todo adolescente lleva consigo en su billetera. Saqué un par de billetes del bolsillo de mi chaqueta y las coloque en la maquina sin esperar a que el pelirrojo me detuviera. — Es mi primer día, déjame invitarte algo yo aunque sea esta vez ¿De acuerdo? —le dirigí una ultima sonrisa sincera antes de presionar los botones correspondientes— ¿Aun te gusta el sabor fresa? Las latas cayeron por la rendija. Había comprado una soda de fresa y otra sabor manzana verde. Tomé el cambio de la maquina y le extendí su bebida a Cay para luego sugerirle que nos sentáramos en una de las mesas vacías que tenían vista patio. Tras que nos sentáramos uno frente al otro abrí con entusiasmo mi lata y le di un par de tragos. —¡Ah, que refrescante! Ahora que estamos solos Fueguín, hay una pregunta de rigor que debo hacer antes de continuar con todo esto —mi mirada se torno un poco seria por un instante pero no demasiado, todo con el afán de recibir una respuesta genuina por parte del chico— : ¿A que clase de escuela de la dimensión desconocida vine a parar? Por la elección de palabra para describir a la academia podía parecer que estaba bromeando, pero nada más alejado de la realidad. Los estudiantes, los profesores, las instalaciones, todo. Había algo en la escuela que no terminaba de cuadrar, algo que quizás rectoría y los múltiples folletos promocionales no me había contado. Digo, ya de por sí me parecía extraño que la gente pudiera fumar hierba en las instalaciones con tanta impunidad. Tal vez venía de una escuela que era jodidamente estricta en todo, y la verdad era que no me molestaba del todo ahora entrar a una academia un poco más 'relajada' pero sin duda había cosas que aun me faltaban por saber. Contenido oculto ¿Qué se va a acabar el día dicen? :