Cafetería

Emily Hodges

La escuché prácticamente con la misma atención que ella me había puesto a mí, asintiendo de vez en cuando con la cabeza y abriendo la boca en un gesto de sorpresa cuando llegó el clímax del relato, acabando por dedicarle otra sonrisa enternecida al saber que fue bonito.

—Qué lindo, Annie~ —canturreé, sin poder evitar la ilusión de mi tono de voz.

No dije nada más, no quise meterme mucho más en el tema porque aunque parecía genuinamente más tranquila no era cuestión de presionarla demasiado, y tampoco era tan tonta, se le notaba aun algo evasiva con ese tema y tendría sus razones.

Dejé de nuevo que contestase al móvil sin molestarla, comiendo algo de verduras y pescado, pensando qué más podría aprovechar para preguntarle que fuese lo suficientemente liviano.

...

Noté como mis mejillas se sonrojaban cuando una pregunta se me cruzó por la cabeza. No sabía si era lo que estaba buscando pero, de repente, tenía muchas ganas de saberlo y era Anna, ¿verdad? ¿Qué mal podía pasar...?

>>Uhm... n-no tienes que responder a esto si no quieres —aclaré, antes de nada, cuando volví a llamar su atención al alzar la voz—. Pero... ¿habías besado alguna vez a una chica antes de... m-mí?

Bueno, no tenía manera alguna de saber que efectivamente en la azotea había acabado haciéndolo, porque justo no me encontraba en ese momento, así que.

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¿Dejaré en algún momento de referenciar el mess de la azotea? No. ¿Dejaré en algún momento de fangirlear como estúpida cada vez que vaya a releerlo? WELL FUCK NOT.

Also F anna-chan por aguantar a esta pendeja (?)

 

Bueno, ese chico me caía bien y ya no me interesaba demasiado preocuparme sobre intenciones ocultas o qué se yo, en tanto se mantuviera amigable y no pretendiera sobrepasarse. A veces los imbéciles se creían con el derecho de echarte mano encima luego de apenas cruzar palabra y era francamente desagradable, pero en fin. Mason parecía salvarse de esa categoría, al menos por ahora.

A todo esto, debía ser su apellido, ¿no? Y yo le había soltado mi nombre de pila por toda la cara, se notaba a kilómetros de distancia que no tenía ni una gota de sangre japonesa. Bueno, si se me notaba hasta en el acento.

Le había sonreído sin más al decir que mi nombre era bonito, no me molestaba que lo destacara y no había sonado excesivamente adulador ni nada por el estilo. Me transmitía unas vibes bastante relajadas y ya, me agradaba.

La verdad es que no vi a Daute en ningún momento, para cuando me volví al aula él ya estaba esperando al ascensor y el flujo de gente yendo y viniendo me impidió identificarlo; tampoco me apetecía topármelo, que fuera a hacerse la cabeza o pensar cualquier mierda de verme con un chico. Mejor ahorrarme ese disgusto. Rebusqué alrededor de mi pupitre y al final encontré unas monedas sueltas dentro de la cartuchera, así que las tomé y ya. Cuando volví, me detuve para repasar los aires principescos de Mason y me arrancó una risa genuina, divertida y fresca. No tardé mucho en seguirle el juego, metiéndome también en el papel.

Ahora sí olía un poco más, ¿eh?

Bueno, me daba bastante lo mismo, al fin y al cabo no me apetecía comer sola. Odiaba comer sola.

—My Lord, the pleasure's all mine~ —canturreé con la fluidez natural de mi acento australiano, y acepté su mano durante un par de escalones hasta que lo dejé ir y asentí, animada—. ¡Claro! Iba a comer sola, de todas formas, así que me parece un plan maravilloso.

Seguimos camino hasta la cafetería, me detuve frente a la máquina expendedora y tras insertar la moneda solté una risa floja, viendo a Mason de soslayo.

—Ah, de hecho tenías razón —aclaré, presionando el botón indicado—. Venía a buscar juguito de cereza~ Me gusta mucho. ¿Tú quieres algo?

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si quieres babe ya te la arrastras de vuelta al aula, que dejó el almuerzo ahí, as u wish uwu

La reacción de Emi fue, bueno, la normal, y honestamente agradecí que no intentara escarbar más hondo en el tema. No sabía cuánta información podría soltar sin tener que arrimarme a la mierda y tampoco me apetecía mentirle. En fin, reflejé su sonrisa y me aboqué a mi almuerzo con cierto aire distraído hasta que noté de reojo que la chica se estaba sonrojando. Fijé mi atención en ella por reflejo, aunque supiera que lo ideal es no observar mucho a las personas en ese estado, y arrugué el ceño en plena confusión. ¿Qué ocurría ahora? Volví a mi almuerzo antes de recibir sus ojos, pretendiendo fingir que no la había notado ni nada, y solté un "¿hmm?" vago mientras masticaba.

Se la oía claramente nerviosa, ¿qué iba a soltarme ahora?

Me tensé, no iba a negarlo, las peores posibilidades se me cruzaron por la cabeza y... casi solté una risa de alivio al recibir la pregunta real. Bueno, lo disimulé bastante bien porque parecía un tema delicado para ella y jamás pretendería burlarme ni nada parecido. La miré como si nada, como si no estuviera hecha un tomate, y lancé los ojos al techo, pensativa. ¿Antes de ella? Sólo había compartido ese beso con Suzu, en la fiesta de la azotea.

—Bueno, sí, pero fue un besito de nada, la verdad. —Una diversión nacida del costado más sucio y cabrón que tenía me curvó los labios en una sonrisa ligeramente torcida y entorné los ojos hacia ella, ladeando la cabeza—. ¿Por~?

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chinga tu madre no debería haber dejado Forever & Ever More para narrar el post

 

Emily Hodges

No tenía que ser ni medio normal el extraño orgullo que me llenó el pecho al escuchar su respuesta. No sabía que esperaba que respondiese la verdad, pero ahí estaba, y como estúpida lo único que pude hacer fue soltar una sonrisa ligera mientras seguía mirándola.

El sonrojo había bajado un poco pero ahí seguía y me encogí de hombros como si nada, como si no hubiese estado al borde de los nervios apenas segundos antes por la vergüenza de soltar aquella pregunta de la nada.

—Curiosidad, solo curiosidad~ —respondí, moviendo la mano para quitarle importancia, aunque juraría que un poco de aquel tono sedoso se me había colado sin darme mucha cuenta—. ¡Como sea! Ya me ha aprovechado demasiado de tu sinceridad, si quieres preguntarme algo también adelante, o si no, calla para siempre~

Solté otra risilla y cogí un poco del pollo de mi bento para seguir comiendo, aunque aun seguía mirándola, algo curiosa.

 

No estuve muy segura de haber interpretado la expresión de Emily al soltarle mi respuesta, me lo quedé pensando un rato pero no llegué a nada concreto así que lo dejé pasar. Probablemente alguien más avispado que yo lo habría cazado al vuelo pero bueno, era lo que había.

Seguí comiendo y bebiendo de mi agua, junto a una risa nasal baja. ¿Curiosidad? Bueno, mentira no era. Luego me abrió el abanico de posibilidades y me encogí de hombros, masticando con cierto aire indiferente. A ver, no se me ocurría nada, qué coñazo.

—Lo mismo —resolví, trazando círculos en el aire con los palillos—. ¿Has besado alguna chica antes?

Alcancé el móvil con una mano al oírlo vibrar y sin despegarlo de la mesa ni nada, envié otro sticker y lo bloqueé. Pero bueno, ¿íbamos a estar mandandonos stickers hasta Navidad o qué?

 

Emily Hodges

No podía decir que me sorprendiese demasiado que cayese esa pregunta, pues porque bueno parecía la opción más fácil y lógica, ¿no? O algo así. Aun así tuve que bajar un poco la vista y todo pues porque bueno, no le iba a mentir, y no es que me avergonzase la respuesta ni mucho menos, además confiaba plenamente en Anna, pero... pensar en ello me sacaba un sonrojo inevitable, qué decir.

Jugué un poco con la comida y al final acabé por dejar los palillos dentro del bento, extendiendo la mano para sacar mi botella de agua del maletín y darle un trago bastante largo antes de responder. Uh, el agua fresquita había ayudado bastante.

—Síp~ —respondí, finalmente, tras haberlo alargado quizás demasiado para la contestación tan corta que en realidad era—. Aunque en mi caso no diría que fue un besito de nada~

¿Había alguna necesidad de añadir eso? Pues no realmente, pero ya que había tardado un poco demás y que ella sí me había dado la información, ¿por qué no? No había en realidad ninguna motivación extraña detrás ni nada por el estilo, simplemente no tenía problema en admitirle algo así.

 

Ahí iba de nuevo, el sonrojo. Seguí sus movimientos con cierta discreción mientras me acababa el almuerzo y eso, a la espera de que respondiera. Bueno, si no lo hacía no iba a presionarla y tampoco era que me muriera por saber, la verdad. En otras condiciones posiblemente hubiera estado temblando de la expectativa por enterarme hasta el último detalle del chusmerío, pero las cosas habían pasado y... y bueno. Estar con Emily era agradable y me ayudaba a distraerme, pero dentro de cada pequeño silencio, pausa o interrupción estaba ahí presente.

La jodida oscuridad.

La ausencia del fuego.​

Me dio un leve escalofrío un poco de la nada y me erguí, frotándome el brazo contrario, en cuanto me llegó su voz. Que no había sido un besito de nada, ¿eh? Bueno, cariño, que me daba cuenta de tan sólo verte la cara como un tomate.

—Vaya, vaya —solté con cierta nota cantarina, girando la botella sobre la mesa—. ¿Cómo no pedir detalles con semejante apertura~? A ver, no lo sé, ¿viene al Sakura?

Hacía frío de repente, no iba a negarlo, y cuando el móvil vibró con el sticker de turno alcancé el aparato para, en vez de mantener la improvisada tradición, soltarle una simple pregunta.

Te dolía la cabeza, no? Estás mejor?

Bueno, la idea original era otra pero me acobardé como una puta gallina porque... no, no me daban aún los ovarios para pedirle un abrazo de la puta nada.

 

Emily Hodges

Entrecerré ligeramente los ojos al mirarla y dejé escapar un suspiro cuando recuperé la vista completa, inclinándome un poco sobre la mesa para alcanzar su mano de nuevo. Se la apreté en un gesto cariño antes de volver a colocarme en mi asiento, sin querer molestarla demasiado.

—Venga, Annie, no tienes que obligarte a seguir la conversación si no quieres, cariño. Podemos comer en silencio, no me importa.

Hablé con un tono bajo, conciliador, pero era totalmente sincero lo que decía. Tampoco había que ser muy avispado para darse cuenta de esas cosas, ¿verdad? O quizás era yo la que lo veía siempre, fuese o no verdad, pero ciertamente lo último que quería era hablar por hablar sin conseguir realmente animarla o distraerla lo más mínimo.

>>Como sea, no es que intente escapar de la pregunta ni nada así que~ Sí, viene aquí, tampoco es que salga a muchos sitios —añadí con una risilla—. Es Akaisa-senpai, ¿sabes? ¿O cómo crees que acabé metida en la fiesta de la azotea?

No sabía que ella misma había ignorado partes de su relato con el beso, pero por mi parte iba a omitir todo lo posible lo relacionado a Mimi con el tema de Katrina porque tampoco hacía falta sacar eso en aquel momento, ¿no? Anna ni siquiera tenía que saber quien era Mimi para empezar así que ni sentido tenía. Y venga, tampoco era ningún secreto lo que ella solía hacer así que tampoco creí que fuese la gran revelación.

Miré el bento entonces y me di cuenta que con la tontería ya casi me lo estaba acabando también. Vaya, así y todo, a uno se lo pasaba rápido el tiempo comiendo con sus amigos, ¿eh?

 

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It's more than a little maddening,
got me second-guessing everything that's happening.
I think, I think I'm in over my head.
The more I think about it, the worse that it gets.

Fue un chispazo terrible, espantoso, que me dijo que si Nagi me hubiese alcanzado la mano la habría retirado como si quemara. Un reflejo casi automático, emparentado ya no sabía si al incendio o la chispa prestada, ese que me decía que no podía tocar otra cosa sin destruirla, arrasando con ella en cosa de segundos. Como al final no me alcanzó no ocurrió y tampoco di señales de ello, me limité a asentir cuando me dijo lo de que tuviese cuidado.

Realmente nadie se molestaba en decirme que tuviese cuidado con nada, hacía y deshacía a mi antojo, así que de repente que me lo dijera precisamente ella me arrojó otra oleada de culpa encima que no sé ni cómo o con qué cubrí, también fue como ponerme una correa en el cuello. Otra cosa que me emparentaba de repente a los desastres andantes que conocía, no quería correas encima pero tampoco podía morder la mano de Watanabe.

Pero lo sentí, mierda que lo sentí, la mirada discreta de Shirai encima. El chiquillo no tenía un pelo de tonto, ¿cierto? Debía haberse dado cuenta en el instante en que me aparecí, había logrado traspasar la máscara pero no tenía idea de qué era lo que estaba mirando, entre eso y su propia personalidad era que me estaba salvando de preguntas. Si hubiese sido otra persona habría tenido que abortar la misión, excusarme y retirarme para seguir con el plan inicial de prácticamente atrincherarme en la cocina.
Pude asentir entonces a la idea de la rubia de irnos adelantando de forma que sin darme cuenta me acompasé a sus pasos.

Al llegar a la cafetería recorrí el espacio con la vista y de nuevo sentí el asco en la boca del estómago al ver la multitud de gente. En una mesa ubiqué la melena de chicle de Hiradaira, sentada con Emily. Sentí entonces el tironeo en mi manga que me hizo deslizar la vista hacia Watanabe.

—Vamos —dijo lo suficientemente alto para que la escucharan todos.

Reinició la marcha hacia el lugar que había indicado la castaña y tomó asiento sin mucha complicación.

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when avientas rola para un post medio normal bc that's life

 

Tuve que detener mis movimientos casi ansiosos para hacer a la botella girar en cuanto Emily estiró el brazo y alcanzó mi mano. Ocurrió más rápido de lo que podría haberlo procesado y pestañeé, me di cuenta que había tenido el jodido impulso de apartarme de su tacto como si fuera a puto quemarme; por suerte logré evitarlo. Detallé su expresión en silencio, la... ¿pena en su mirada? ¿Era condescendencia? Sabía que sólo quería ayudarme, obvio que lo sabía, pero el coletazo volvió a tensarme los músculos y aunque nada atravesó la seriedad de mi semblante, una pequeña voz en mi cabeza me siseó al oído. Se me asemejó al jodido veneno de una serpiente.

¿Me tienes lástima?

Ni de puta coña, Hodges.​

Como fuera, no se me dificultó dejar la corriente fluir y me encogí de hombros, sacudiéndome de encima aquella sensación tan intrusiva y desagradable.

—Si estoy charlando es porque tengo ganas de hacerlo —respondí, no sonó mala hostia ni borde, sino jodidamente plano.

Aún así sabía que eso no serviría, así que me las arreglé para fabricar una sonrisa y descansar la mejilla en mi mano, viéndola con atención mientras seguía el relato. ¿De dónde sacaba las ganas? Ni puta idea, aunque la pregunta más acertada de todas sería ¿de dónde sacaba las máscaras?

Alcé las cejas al saber que antes que yo había llegado ni más ni menos que el otro tanuki, ese chispa corta con las pintas de darketa. Se me escapó una risa floja, ligeramente áspera, y la señalé con los palillos.

—Pero bueno, Emi-chan, y yo creyendo que me llevaba el crédito por arrastrarte a cualquier hueco del Infierno. ¿Y bien? ¿Quedan seguido o fue cosa de una vez? —Esbocé una sonrisa extraña, una suerte de fusión entre los lobos y las mías ordinarias, y entorné la mirada—. ¿Hasta dónde llegaron~?

A juzgar por el sonrojo, sea cual fuera la respuesta, me imaginaba lo que de hecho Emily quería.

El móvil vibró de nueva cuenta y me le fui encima con cierta cuota de ansiedad contenida, aunque mis movimientos no lo hubieran reflejado, era más bien la opresión en el pecho. Recién entonces me di cuenta de los músculos que había mantenido tensos en el rostro, pues se relajaron sin pedir permiso.

Cariño.

No abrí los mensajes, sin embargo, sólo los leí desde el widget y devolví el aparato a su lugar, desinflando los pulmones poco a poco. Aún podía oírlo, ¿verdad? El jodido siseo, agolpándose contra mis oídos, y de repente fui consciente de que debería mejor lanzarme a algún rincón de la Academia, ponerme los cascos y dejar de pretender que podía mantenerme junto a las personas que quería sin envenenarlas. No estaba siendo justa con Emily, no había sido justa con Suzu y no tenía a mano las palabras que me gustaría haberle dedicado a Altan.

Me rasqué el cabello y observé la caja de bento vacía, luego a Emily, a espera de su respuesta.

No tenía la menor idea de qué estaba haciendo, pero no se sentía correcto.

 

Emily Hodges

Ladeé la cabeza ligeramente al escucharla, con la barbilla apoyada sobre mi mano cerrada en un puño. Su tono de voz sonó bastante plano aunque algo dentro de mí sintió que si hubiese sido otra persona, hubiese sonado bastante peor. Y, quizás, si ella hubiese sido otra persona también, yo me lo hubiese tomado peor.

Pero solo le dediqué una sonrisa dulce y asentí con la cabeza.

—Vale, cielo, me alivia saberlo entonces~

No sabía hasta que punto era totalmente sincera o no, pero preferí tomármelo como que sí, y la realidad era que sí me aliviaba que no se sintiese obligada a hablar porque sí.

Solté otra risilla, encogiéndome de hombros, y comencé a recoger la caja de mi almuerzo antes de contestar nada. De hecho, le di otro trago a la botella de agua y, ya después de eso, me eché sobre la mesa con la cabeza apoyada en los brazos y la miré desde abajo.

>>Qué va, en realidad la primera vez que hablé con ella fue el día de las pruebas. Solo nos vimos el viernes, me llevó también a algún pub de por ahí y luego... —me paré en seco entonces, apartando la vista y me enterré un poco más entre mis brazos—. Ya te lo dije, ¿verdad? No soy ninguna santa y Akaisa-senpai va a lo que va así que...

 

Recibir una reacción favorable por parte de Emily me arrojó la misma carga tanto de alivio como de culpa por el cuerpo, pero ya no veía por dónde filtrar o canalizar nada así que lo almacené en algún rincón oscuro casi de inmediato y sellé las compuertas a cal y canto. Simplemente me limité a disfrutar en la medida de lo posible de su calidez, su voz suave y el cariño que sabía profesar con cada una de sus palabras, me lo mereciera o no. Fuera justo o no.

Oh, el día de las pruebas. Había sido también mi primer día allí, en el Sakura. Curioso, ni una semana había transcurrido desde entonces y de cierta manera se sentía jodidamente lejano. Si tantas mierdas habían ocurrido en un cuarto de mes, ¿íbamos siquiera a ser capaces de, no lo sé, acabar el semestre sin morir antes de un bobazo?

Viernes. El jodido viernes al parecer había significado algo para todos. Pedazo de día, eh. Seguí sus movimientos mientras se echaba sobre la mesa y eso, y tuve el breve impulso de estirar la mano para acariciarle el cabello. Quizás hubiera sido un retazo de la Anna que podía ser, porque lo cierto es que me resultó tan ajeno que no vi por dónde un solo músculo. Como fuera, mantuve la mejilla prácticamente derretida sobre mi mano mientras jugaba con los palillos sin demasiado orden o dirección, eran más bien contorneos vagos y anárquicos.

—Vale, vale, me hago a la idea —murmuré con una sonrisa floja y la miré antes de agregar—: ¿Y te gusta? Akaisa-senpai.

Pero no lo dejé ahí.

—¿Alguna vez crees haberte enamorado, Em?

 

Emily Hodges

—¿Gustarme? ¿Haberme enamorado?

Pestañeé un par de veces tras repetir las preguntas, como si me costase asimilarlas lo suficientemente rápido para contestarle sin más. Levanté un poco la cabeza para mirarla, directamente a aquellos cuarzos opacados, y volví a enterrar el rostro con un suspiro imperceptible escapando de mis labios.

>>No sé, depende de lo que entiendas por "gustar" —comencé, en tono bajo, extendiendo una mano para comenzar a jugar con mi propia botella y fijar la vista en el movimiento del agua en su interior—. Me parece atractiva, obvio, y me ha hecho sentir bien las veces que he estado con ella. Supongo que sí, me gusta.

Paré el movimiento de la mano pero no aparté la vista en ningún momento.

>>No. Nunca me he enamorado... y me da miedo no hacerlo nunca. Mis padres se conocieron cuando tenían quince años, ¿sabes? Y fue amor a primera vista. ¿Tendré yo también alguna vez eso? Si los únicos chicos a los que me acerco es justamente porque me inspiran confianza como amigos.

Era en realidad un poco tonto pensar eso, lo sabía bastante bien. Tenia mucha vida por delante y pensar en enamorarme no debería ser mi prioridad pero tampoco podía evitarlo, había crecido leyendo y viendo historias de amor tan perfectas que quería imitar que era prácticamente imposible no seguir deseándolo aun de mayor.

>>¿Y tú? ¿Te has enamorado alguna vez?

 

Me dispuse a sacar las cosas entonces, una botella de agua, el bento que había preparado en la noche y congelé los movimientos cuando vi en el fondo del maletín la segunda caja, el segundo almuerzo que ya cargaba por reflejo. Lo ignoré como estaba ignorando todo lo que sentía en ese momento, porque no tenía mayor opción. Podía haberlo ofrecido para los demás, pero... no había sido para ellos para quiénes lo preparé y mira que de posesiva y rara tenía mucho.

La rubia entonces preguntó por mi nombre y le regresé la sonrisa mientras ella se presentaba y lo hacía también con su amigo, el chico había logrado deslizarse bajo la máscara sin siquiera esforzarse.

Shirai.

Se podía escribir de dos maneras, se me escapaba la segunda, pero la primera tenía que ver con el blanco, el bienestar o también con un pozo. ¿Pozo blanco? Un poco en la línea de mi propio apellido, lo que me hacía algo de gracia.

Le sonreí también al muchacho, nervioso como parecía, y antes de que pudiese responderles Nagi intervino añadiendo que nos habíamos conocido el año pasado, asentí con la cabeza para reforzar lo que acababa de decir antes de presentarme por fin. Se habían presentado en el orden occidental, como a veces solía hacer Katrina, así que no quedó más que hacer lo mismo.

—Shiori Kurosawa —dije sonriéndoles a ambos de nuevo—. Un placer, Gardner-chan, Shirai-kun.

Luego me alcanzó la voz de la castaña de nuevo, preguntándome por qué almorzaría y abrí el bento aunque no tenía ni una gota de apetito.

—Preparé algunos onigiris. ¿Tú qué trajiste hoy? —pregunté con voz suave.

 

¿Qué entendía yo por gustar? Bueno, era bastante simple, suponía. Requería atracción física, como mínimo, aunque no precisamente química; eso venía en los mejores casos, acompañado de la camaradería y, no lo sé, ¿vibras similares? Acompasarse bien con el otro, sincronizarse, lo cual no implicaba que fueran similares u opuestos a secas. No era cuestión de encajar como dos piezas de rompecabezas, sino más bien... ¿aprender a combinar tus bordes con los del otro? Derretirse lo suficiente, aflojar las murallas y permitir que las mierdas entraran y salieran. Que fluyeran.

Era un intercambio mutuo.

Lo había pensado... en el cuarto oscuro.

Como fuera, la descripción de Emily era bastante acertada. Si te atraía y te hacía sentir bien, ¿qué más podrías necesitar para gustar de alguien? Al fin y al cabo, entre eso y el amor había auténticos e interminables kilómetros de distancia. No valía la pena romperse la cabeza con mierdas tan simples como gustar o no. En cualquier caso, me alegraba que lo que sea que tuviera con Katrina parecía ser ¿saludable? Bueno, no tóxico, qué se yo. Ya estaba hasta el coño de mierdas tóxicas por todas partes.

No salía indemne de eso, por supuesto.

Bueno, tampoco esperaba que se hubiera enamorado, no luego de haberme contado que sólo había salido con ese tipo un poco por salir y que todo se había limitado a unos cuantos besos. Me encogí de hombros, había estado siguiendo sus movimientos y acabé prestándole atención al líquido dentro de la botella, justo como ella.

—¿Quién dijo que fuera un chico~? —repliqué, ligeramente divertida, y tragué grueso porque sabía dónde me había metido y lo que vendría luego.

¿Y tú? ¿Te has enamorado alguna vez?​

Menuda putada.

Me cargué los pulmones de aire y lo solté poco a poco, girando ahora el móvil entre mis dedos. Parecía estar canalizando pequeñas cuotas de ansiedad aquí y allá, sin siquiera darme cuenta.

—No lo sé —confesé, y me di cuenta que últimamente esa era mi respuesta a todo—. Yo también crecí con las películas de Disney, viendo a mis viejos, y estoy bastante segura o... o al menos quiero creer que hay más. Que el amor no es... lo que yo sentí.

Había arrugado el ceño sin notarlo, también tenía la mandíbula ligeramente tensa. Chasqueé la lengua casi sin hacer ruido y me rasqué el cabello, usando la mano de soporte para mi cabeza. Había echado el torso sobre la mesa, justo como Emily, aunque bastante más despatarrada.

—Y creo que quiero enamorarme, ¿sabes? Quiero enamorarme de una puta vez para convencerme al cien por ciento de que nunca estuve enamorada antes, y supongo que también por eso me da miedo la idea de no lograrlo nunca. Una parte de mí a veces siente que... que soy incapaz de amar, o algo así.

Estaba hablando de más, lo sabía, pero el grifo se había aflojado sin mi permiso y pestañeé. Otra vez, el jodido ardor de las lágrimas. Lancé mi mirada de acá para allá y me enjugué los ojos; estaba un poco cansada.

—Y sí, de todo esto puedes deducir que no creo haber amado a quien se suponía fuera mi novio. Menudo coñazo, ¿eh? Pues ahí va, la vida no suele tener para nosotros lo que esperamos encontrar. —Solté una risa floja, algo amarga, mientras seguía girando el móvil sobre la mesa—. Qué se yo, somos unos críos todavía, ¿qué mierda vamos a saber sobre el amor?

Tuve, de repente, esta estúpida necesidad de preguntárselo a Altan. ¿Qué sentía por Jez? ¿Era realmente amor? ¿Cómo lo vivía? ¿Sería diferente a lo que había sentido por Kakeru, me ayudaría a quitarme ese jodido miedo de encima? A confirmarme que no, que nunca había amado a nadie, que no tenía la más puta idea cómo era eso.

Y tener esa información ¿iba a aliviarme o echarme más culpa encima?

¿Realmente tenía ganas de hablar eso con Altan?​

Me pasé la mano por el rostro, algo hastiada de repente, y recordé que no le había respondido al cabrón. Me desplomé sobre la mesa, bufando, y abrí su chat. Esta vez las palabras salieron un poquito más fácil.

Bueno, me quedo un poco más tranquila entonces
Ojalá siga así, Al

 

Emily Hodges

Solté el aire por la nariz en una especie de risa al escucharla pues porque en verdad tenía razón, aunque no me lo había planteado. ¿Podía llegar a enamorarme de una chica? No lo descartaba, pero creo que tendría pasaría por el mismo problema que con los chicos: para cuando quisiese darme cuenta, la amistad ya se había puesto por encima de cualquier posibilidad romántica.

No le di más vueltas, no cuando Anna comenzó a hablar y sentí que al fin estaba abriendo un poco todo lo que tenía guardado dentro. Erguí un poco la cabeza, dejando la barbilla apoyada sobre mis brazos, y la miré con total atención mientras la escuchaba.

Dejé que terminase y dejé que respondiese a los mensajes antes de reaccionar por completo, aunque en ningún momento dejé de mirarla con comprensión y, por qué no, cariño. No tenía manera de entenderlo hasta ese punto, lo de tener una pareja y pensar que nunca la amaste, pero creía ser capaz de comprender su miedo, de empatizar con ella a pesar de todo.

¿Tener miedo a nunca enamorarnos? Vaya estupidez, en realidad.

Extendí un poco el brazo y rocé con la punta del dedo su frente, bajando el índice a lo largo de su nariz con una lentitud casi irreal.

—Annie —susurré, en un tono casi confidencial—. Es posible que tú no lo veas pero Dios mío, cielo, tienes tanto amor para dar. El amor se manifiesta de muchas formas, no solo tiene que ser romántico, y solo hay que verte para saber que eres muy capaz de amar.

Solo había que ver esos ojos rosados, incluso opacos como estaban en ese momento, para notarlo. Para mí, para Jezebel, para Kohaku, para Altan, para Konoe... ¿cuánto tiempo llevaba conociéndonos? ¿Una semana? Y ni siquiera hacía falta que lo dijese, lo demostraba cada día, lo mucho que nos quería a todos y cada uno de nosotros. Lo mucho que podía llegar a querer a mucha más gente que fuese conociendo por el camino, sin importar absolutamente nada.

No dije nada más, no lo sentí necesario, solo le dediqué otra sonrisa antes de darle un golpecito suave sobre la punta de la nariz y retiré finalmente la mano para volver a colocarla debajo de mi cabeza.

>>Películas de Disney, ¿eh? Quizás podríamos quedar un día y hacer una maratón, que hace mucho que no me las veo de nuevo~ —propuse, recuperando el tono ligero aunque sin alzar la voz en ningún momento.

Satoko Shichimiya

—¡Lo sé! ¡Me estuvo contando cosas de su ciudad aun cuando no nos conocíamos de nada!

Bueno, podía ahorrarle a Yukie los detalles de cómo había conocido a Rachel porque si bien no me había importado ayudarla cuando lo estaba pasando mal y no había sido desagradable a pesar de todo, dudaba que fuese algo que pudiese contar como si nada. Sea como fuere, la había visto un poco antes de entrar al aula y parecía mucho más animada que la última vez, lo que inevitablemente me alivió bastante.

>>¡Genial! ¡Vamos!

Di un par de palmaditas en cuanto la chica aceptó y no tardé en liderar la marcha hasta el exterior del aula y por el pasillo hasta alcanzar la cafetería. Usé la mano a modo de visera para mirar alrededor y, por suerte, el grupo era lo suficientemente extenso y variopinto para llamar la atención y encontrarlo sin mayor dificultad. No estaba tan abarrotado como siempre pero seguía habiendo bastantes personas.

Me acerqué, enérgica como siempre, tras comprobar que Yukie me seguía y saludé al grupo con la mano en alto en cuanto estuvimos a una distancia prudencial.

>>¡Buenas! Perdonad la espera~ ¡Pero ya estamos aquí!

Sin hacerme mucho más de rogar, rodeé los asientos hasta alcanzar el siguiente vacío, al lado de Yule, sacando mi almuerzo instantes después y miré al resto con emoción.

>>¿Todo bien? ¿De qué hablabais?

No había manera de que me pudiese fijar en la venda de Kurosawa, tan hiperactiva y torpe como era, pero era bastante probable que aun si lo hubiese notado no hubiese preguntado nada, o no delante de tanta gente al menos.

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No sé ni como he hecho un post decente con Satoko después de lo de Em JAJAJA anyways, Yugen heyo uwu y Hitori Mori Hygge os etiqueto para que sepáis que aviento a Satoko en este post también, por si se os pasa al ver a Emi primero