Microrrelato Cadenas.

Entre el perturbador bullicio de la ciudad un andar solo agoniza.

Este deseo flamante de posesión tan embriagador que el ritmo cardiaco se altera aun punto de ebullición, el susurra de sus palabras estancadas en mis tímpanos que provoca que pierda la cordura.

Las ventiscas del invierno que susurran las frases del amor, alas de un ángel que me acogen con delicadeza.

La puerta hacia el Edén, cadenas que me aferran a ti, la manzana de la discordia se encuentra en tu interior más dulce que la miel.

Sueño cegador que muestra el compás de este ritmo que maneja mi existencia, dejando me guiar por las estrellas en una noche que ha sido tomada por la neblina.

Las ilusiones son borradas con la espuma del mar, aférrate a mí y bailemos esta melodía apasionada. En este desierto que esta por desvanecerse en la oscuridad del limbo.

Olvidemos los límites y mostremos un acto inigualable, la adrenalina no te compadecerá pero con un suave beso te atrapare; envueltos por la fragancia de las rosas solo una mirada bastara para derramar este empalagoso anhelo.

Apreciemos la luna antes de desvanecernos en el olvido ya que la lujuria nos condenara.