Caballero

1- Caballero​

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Ya asomaba tímido el amor que en mi nació
mientras que una gran alegría me acarició;
¡oh audaz caballero, qué rápido me conquistó!

Fueron tus misteriosos ojos el fiel reflejo del cielo
y tus cálidos besos el más ruboroso anhelo;
oh, en mis sueños ahora veo un experto en galanteo.

Fueron tus abrazos los culpables de mis delirios,
que mi cuerpo víctima fuera de varios escalofríos.
¡Salgan de aquí, inocentes pensamientos de crío!

Y tus labios, mártires constantes de mis sueños
día y noche queriendo tu fragancia de aliento,
mírame y rompe mis defensas, astuto caballero.

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Por aquel anhelo, de que este sueño placentero dure por siempre.

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