Spin-off Cabaña del bosque [Pokémon Rol]

Tema en 'El cuento de la doncella y la flor de cristal' iniciado por Hygge, 18 Noviembre 2020.

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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

    Piscis
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    Emily Hodges

    La voz de Mimi me alcanzó en el momento en el que comenzó a hablar y activó todas mis alarmas, porque para estar soltando el discurso de su vida lo cierto es que apenas estaba logrando modular de forma decente.

    Suspiré con pesadez y me puse en pie, arrastrando la silla hacia atrás al hacerlo, siguiendo a Cayden apenas un segundo después de que él también se levantase. Bueno, era la mayor, ¿cierto? Y estaba en mucho mejor estado que ella así que me tocaba lidiar con esa situación.

    —Nada de eso, preciosa.

    Me acerqué a su posición y aparté el vaso de su campo de visión con una rapidez impresionante, dedicándole una mirada directa al chico que no dejaba lugar a réplicas: tendría problemas si se atrevía a servir aquella nueva copa.

    >>Venga, Mims, te voy a presentar una fantasía aún mejor: dormir borracha. Vas a flipar, ¿eh? —murmuré, enganchando mi brazo del suyo para obligarla a levantarse, dedicándola una mirada de disculpa a los dos chicos.

    Miré las escaleras con una expresión contrariada, que encima su habitación estaba al final del pasillo, y aquello iba a ser una aventura. Aunque quizás no fuese buena idea dejarla con Liza al lado, que a saber si no se le iba a ocurrir seguir lo que tuvo que interrumpir en Atracadero.

    En fin, ya vería que hacer si conseguíamos tan siquiera alcanzar el primer piso.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Mi idea de lo que era el espacio personal y la proxémica también se había ido un poco a la mierda. No solo no me importaba mi propio espacio personal, al cual solía aferrarme porque era mi zona de confort y estaba segura en ella. Tampoco me importaba el espacio del resto. Buscaba contacto físico, repentinamente lo ansiaba y la sangre me burbujeaba en las venas, ardiente, mientras me recorría el cuerpo.

    Repentinamente sentí un ligero tirón firme pero no brusco y mi mirada tardó en enfocar el rostro de Cayden. Parecía molesto y se había interpuesto entre Aleck y yo. Ah, ¿estaba celoso? Pero qué mono. En cualquier caso no iba a entrometerme entre ellos dos, no era mi rollo. Estaba bastante ida, pero mi moral se mantenía mediadamente intacta. Sentí entonces un roce ajeno y como Emily me enganchaba por el vaso con fuerza. Siempre Em. Era la mayor de las tres chicas que estábamos en esa cabaña, la única adulta. Probablemente sentía algo así como que éramos su responsabilidad.

    No era gracioso, pero volvió a escaparse otra risa floja y sin gracia.

    —¿Borracha? ¿Qué dices, linda? No estoy borracha—respondí y trastabillé apenas cuando ella me incorporó.—¿Te preocupas por mí, Em? Todo está medio raro entre nosotras desde lo que pasó así que no sabía que pensar. Dijimos que seguiríamos siendo amigas, ¿pero de verdad todo sigue igual? ¿huh?

    No. Definitivamente no estaba perfectamente.

    Me dejé caer sobre ella y apoyé la cabeza sobre su hombro. Quería que me fuera a dormir y probablemente era lo mejor. Ya había hecho la idiota bastante. Pero extrañamente me estaba divirtiendo aunque mis emociones fluctuaban más de lo normal. No había espacio para el pudor o el orgullo en ese momento. Mis pasos torpes me hicieron tropezar y caí con ella en uno de los sillones vacíos.

    >>Em, ¿por qué me rechazaste~? Alpha también lo hizo—musité con suavidad y me hundí aún más en su hombro con los ojos cerrados. Su cabello azabache me cosquilleó las mejillas hirvientes y mi voz empezó a apagarse gradualmente a medida que me dejaba llevar por esa sensación—. Podríamos haber sido felices, no soy una persona tan detestable. ¿Es porque tengo poco pecho? No estoy plana ¿sabes? No es mi culpa que tú seas una Miltank. Me da tanta rabia. Me siento muy insegura con eso...

    Mi voz murió en mi garganta y mi respiración se tornó calmada y profunda.

    Y allí, apoyada sobre su hombro, el peso de las emociones intensas del día me asoló de súbito y el alcohol en sangre deprimió aún más mi sistema nervioso. Solo tenía sueño.

    Y todo se volvió negro.
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Los gesto sutiles no iba a ser suficientes; Mimi seguía sobre mí, y parecía que la respuesta que le había dado a su pregunta no había sido del todo de su agrado, soltando un pequeño puchero. Tomó el vaso que Cay había dejado sobre la mesa y lo bebió sin siquiera parpadear, sin despegar su mirada de mí, con esos ojos azules que sentía que me perforaban cómo dagas. La rubia comenzó a meter sus dedos entre mi cabello, frotándolo de manera juguetona mientras se burlaba de mi evidente coloración rojiza en toda mi cara.

    — Soy alérgico a los mariscos...Sobre todo a los Octillery— Murmuré en un tono un poco chillón y quebrado, era cómo solía hablar cuando me sentía demasiado avergonzado.

    Ahora la chica estaba ¿Ronroneando? Esto estaba escalando demasiado rápido. Mi cerebro se paralizó al sentir que algo se estaba presionando contra mi pecho, cerré los ojos con fuerza, no quería mirar, no debía mirar.

    Por favor, por favor díganme que es la botella y un vaso.

    Abrí sólo un ojo, y lentamente comencé a bajar la mirada mientras sentí que sus brazos me rodeaban, en efecto, era lo que pensaba. Estaba inmovilizado, no sabía que hacer o que decir, mantuve mis manos a ambos costados, tratando de minimizar el contacto, ¡Pero es que estaba literalmente pegada a mí!

    Empecé a sentir cómo sudaba, mis pupilas comenzaban a dilatarse, en parte por el alcohol, en parte por la situación. Aparentemente la chica se percató de esto, cuestionándome si acaso no estaba acostumbrado a que las chicas se acercaran así, para después inquirir si acaso preferiría la compañía del pelirrojo.

    —N-no, bueno yo...Espera ¿Qué? ¡No!— Respondí algo sorprendido ante tal insinuación, estaba bien que llevaba cierto tiempo sin que una chica se me acercara, ¡Pero Cayden es cómo mi hermano, por Arceus!

    Y justó cuando planeaba intentar apartar a la rubia un poco, ella soltó otra bomba. — ¿Cómo dices qué dices? — Cuestioné impactado al escuchar aquella confesión, ¿Había besado a Liza? Definitivamente no era el tipo de cosas que esperaba a escuchar esa noche, al parecer la chica era mucho más abierta de mente de lo que yo podría haber imaginado; aunque la verdad, después de todo lo que había escuchado, creía que era bastante normal.

    La situación se había salido de control, todo culminó cuando Mimi de una manera bastante provocadora me guiñó el ojo, hablando de manera escueta sobre sus experiencias amorosas; pero ese gesto me hizo entender, de alguna manera extraña, sentí que pude ver atreves de sus ojos, justo cómo cuando la había conocido afuera de la cabaña...No me estaba mirando a mí, estaba mirando a ese tal Alpha atreves de mí.

    Antes de poder decir nada, un brazo por fin hizo un poco de distancia entre la rubia y yo, había sido Cay ¡La caballería había intervenido! Como pudo, tomó la botella sobre la mesa y la alejó, recordándole un poco sobre lo que era el espacio personal de cada individuo. Le siguió Emily, quien alejó el vaso de la chica y la tomó por el brazo y la retiro de mí, aun seguía ruborizado y algo hiperventilado, pero de menos ya no sentía que mis piernas se fueran a entumecer.

    —Gracias, y...lo lamento.— Murmuré con esa voz chillona que aun tenía por la intensidad del momento.

    Em trató de llevar a Mimi hasta su habitación, parecía que la condición de la rubia lo haría imposible, escuchaba que estaban hablando ¿Emily también había rechazado a la chica? Aun no era capaz de pensar con claridad, todo había pasado muy rápido, que mis ideas aun no se ordenaban; sólo pude notar como Mimi había caído sobre uno de los sillones y se había quedado dormida ahí.

    Mis manos aun temblaban y sudaban, mi coloración no disminuía y sólo era capaz de mirar hacía la nada. Tomé la botella de Whisky e intenté servirme un poco, pero los temblores en mis manos hicieron que derramara unas cuantas gotas sobre la mesa sin querer. Bebí todo el contenido del vaso de un solo trago, intentando calmar mis nervios, pero fue inútil.

    No podía dejar de pensarlo, quizás no le agradaba a Mimi, sólo le agradaba que yo me pareciera a Alpha, pero lo peor, es que toda esa situación, de haber visto todo esa faceta de la rubia, es que no podía negar que lo había disfrutado. Lleve mis manos para cubrir mi cara, mientras negaba con la cabeza de manera suave.

    ¡Por todos los cielos, soy un degenerado!

    Quité las manos de mi rostro e intenté arrogarme un poco de aire con la camisa. — Seguro me mata después de esto.
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    A final permanecí allí de pie, con el peso apoyado en la mesa incluso cuando Emily arrastró a Mimi y esta siguió delirando, diciéndole un montón de cosas que preferí ignorar porque no venían a cuento.

    Cuando por fin cayó noqueada, solté un suspiro hastiado y volví a tomar mi vaso, para dar un trago largo.

    —Gracias, Em —dije apenas con el volumen necesario para que la morena alcanzara a oírme, vete a saber por qué le había acortado el nombre con semejante confianza, lo mismo había hecho con Nikolah cuando lo encontré fuera con la cortada de la mano sangrando.

    Los nervios de Aleck seguían a flor de piel, estaba hecho un desastre con patas y cuando intentó servirse whisky una parte fue a parar sobre la mesa porque le temblaban las manos de una manera terrible.

    Pobre diablo.

    Le dirigí una mirada de soslayo mientras le sacaba la botella de la mano y la colocaba en la mesa de nuevo.

    —Eres mi cuarentón encubierto favorito pero bájale tú también un maldito segundo. Respira, Aleck. Es normal —dije casi en un murmuro, con la mirada puesta en cualquier punto frente a mí—. No eres de piedra, ninguno lo es, y ella prácticamente se te fue encima. El cuerpo es... Bastante automático, ya sabes.

    Al final tomé asiento en el lugar que había estado ocupando Mimi.

    —No creo que recuerde nada y si lo recuerda dudo que haga como que pasó algo. —Continué con la vista puesta en el vaso entre mis manos—. Por el bien de tu integridad física te aconsejo hacer lo mismo y todos te seguiremos el rollo. Si hace falta fingir demencia, pues se hace.

    Estiré la mano, le tomé la oreja y se la tironeé sin demasiada fuerza, antes de acercarme y murmurarle otra cosa.

    —Pero cuidado con esas hormonas, enano. Si haces algo más ni tu hermano mayor podrá salvarte las pelotas una segunda vez. —Se me escapó una risa casi condescendiente que fue a parar a su oído.

    Definitivamente se me había subido un poco el alcohol a mí también porque de no ser así no le hubiese soltado eso tan directamente, pero mentira tampoco era, si al mismo Aleck se le iba a la cabeza con la princesa bueno mejor le preparaba la tumba o qué sé yo.

    Le di un apretón en el hombro luego de regresar a mi espacio y eché el brazo sobre el espaldar de la silla, un poco a mis anchas. Nyx se había tirado todo el espectáculo sin moverse un centímetro de debajo de la mesa, es más, creo que hasta se había dormido allí con todo y el desastre.

    Qué remedio.

    No vayan a pensar mal eh (???)
     
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    Gigavehl

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    Givan Velren

    Reí por el comentario de Cayden apenas había terminado de hablar, aunque lo otro de su "mal genio" si hizo que le mirara un instante.
    —¿Mal genio? Cay... Mucha gente le irrita mi "excesiva paciencia" y me tachan de mal genio... Yo no creo que sea eso, yo digo que es tu personalidad y se respeta, ¿no crees?—. Dije mientras volteé hacia la escenita que se estaba montando Mimi, no evitando mostrar verídica sorpresa y hasta Yukio se quedo mirando ahora, me estaba sorprendiendo demasiado cómo actuaba Mimi, eh... ¿Ya ha bebido demasiado? ¿Tan rápido?

    Cayden me habló de nuevo y sacudió un poco mi cabello para proceder con Génesis aunque más al vuelo, el Lucario Gérie le miró un momento para poco después ver la escena también. Yo solo suspiré y dejé a Yukio en el sofá, a un lado mío, mientras me dirigía al baño, tenía que orinar.
    El resto de sonidos hizo que mas o menos tuviese el contexto, sin en cambio me tardé mucho menos de lo esperado y cuando salí Mimi soltó una confesión fuerte sobre Liza... ¿Q-Que la besó? Ok, la cosa se esta saliendo de manos.
    Cayden empezó a hacer lo suyo y hasta Emily se sumó, a quien había dejado de ver un instante desde lo de las noticias de Mimi. Al final la misma siguió delirando y diciendo varias cosas, parecía que también había hecho lo suyo con Emily, pero era un tema que obviamente no era cómodo preguntar.

    Al final cayó noqueada y Cayden también empezaba a mostrar síntomas, mientras agarraba mi vaso y me serví un poco de alcohol también, mirando al pelirrojo.
    —Eh, calma campeón. Que si cruzas el límite se va a armar un pachangón—. Dije con cierto doble sentido y tal vez con algo de rima, creo. Tal vez mis palabras no fueron las adecuadas pero me refería también a que no terminara como Mimi.
    Fui a la cocina y allí me topé con Dante y Nikolah, procurando no estorbar también al Machamp.

    Saqué una soda de cola y empece a servirme con calma.
    —Hola, chicos... ¿Cómo va todo?—. Pregunté mientras les sonreía con calma y daba un sorbo a mi vaso.

    No quiero embriagarme pero dudo que hasta yo muestre una faceta agradable, por así decir...
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Sentí cómo de pronto la botella de Whisky era arrebatada de mis manos. Cay la había tomado para volverla a colocar en la mesa y sentarse en donde antes estaba la rubia, pidiéndome que me tranquilizara y respirara con calma.

    —No eres de piedra, ninguno lo es.—

    Desearía serlo. — Interrumpí con un tono de voz un poco más normal, pero un volumen bajo. —Seguro sería divertido.

    El pelirrojo entonces procedió a explicarme sobre las reacciones de mi cuerpo y como este reaccionaba de manera automática a ciertas circunstancias. — ¡Por favor Cay! Se lo suficiente de biología y anatomía...Es sólo que, — Exhalé mientras jugaba un poco el vaso.— no lo sé, sencillamente no lo sé, de todas las cosas que habían pasado hoy, de todo lo que esperaba que pudiera suceder precisamente hoy; yo no esperaba algo así.

    Recargué mi mejilla sobre mi puño. —No necesito fingir demencia, ya siento que voy a perder la cabeza. — Cerré los ojos por un instante. — Yo sólo quería ser amigable, quería tan desesperadamente ser amigable que no me di cuenta de que podría meter a alguien en un problema. Y ahora mírala, tumbada, fulminada en ese sillón, y es por mí culpa.

    >> Sólo espero que pueda despertar para la cena, o que al menos no despierte con demasiada resaca.

    Solté una pequeña risa nasal para disimular mejor mi preocupación; cuando de pronto sentí un tirón en mi oreja, había sido el Pelo de Fuego que parecía que me había tirado una especie de advertencia. ¿Se le habían subido los tragos también o qué?

    — ¡Auh! ¡Vamos Feguín, lo dices como si yo hubiera planeado que esto pasara! — Le reclamé mientras sobaba mi oreja. — No necesitas hablarme si fuera un pre-puberto, puedo mantener un par de hormonas a raya; y para tu información: Soy centímetro y medio más alto.

    La conversación se había vuelto jocosa, cómo un par de hermanos discutiendo sobre una tontería, riendo siempre de por medio, tanto que lentamente y sin darme cuenta deje de temblar y recupere mi respiración habitual, además por fin mi cara dejaba de parecer un tomate. El pelirrojo apretó un poco mi hombro y se dispuso a colocarse en posición más relajada, me giré a mirarlo y le dediqué una leve sonrisa, a pesar de sus sermones, realmente se preocupaba por mí y mi escasa integridad; y eso era digno de agradecer siempre.

    Gen entonces se nos acercó tras salir del baño, sirviéndose un poco más de licor en su vaso, pero aprovechando para recomendarle al pelirrojo que quizás debería bajar el ritmo antes de que ocurriera otro "incidente". — Gen tiene razón. — Respondí.— Tal vez debamos pausar un poco y esperar a la cena; además, el ron sigue intacto.

    Después de mi pequeña sugerencia, volteé a ver por un segundo a ver Emily, un poco apenado por lo ocurrido y por haber requerido de su intervención. —Lamento de verdad este pequeño espectáculo. Apuesto a que no he dado una muy buena primera impresión ¿Eh?
     
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    Amane

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    Escritora
    Emily Hodges

    —Bueno, eso es exactamente lo que un borracho diría, cariño —murmuré, aunque no esperaba que me hubiese prestado mucha atención la verdad.

    Siguió hablando hundida en su delirio y simplemente la escuché en silencio mientras intentaba hacer que se dirigiese hacia las escaleras, lo que resultó en una misión fallida porque sus pies trastabillaron y no es que yo estuviese tampoco con todos mis sentidos, así que acabamos cayendo en unos de los sillones.

    Suspiré en cuanto siguió hablando, sin ninguna intención de responderle a decir verdad. Para empezar sabía muy bien la respuesta a todas esas preguntas, y para seguir, no tenía mucho sentido intentar debatir con alguien en ese estado. Para mi suerte, acabó cayendo rendida antes de decir nada más y, sinceramente, iba a considerarlo una victoria porque significaba que no tendría que subir las escaleras.

    Le dirigí una sonrisa a Aleck en cuanto se giró y negué ligeramente con la cabeza.

    Aprovechando que había pasado un tiempo prudencial y que Mimi, ciertamente, se había quedado K.O. también (un triple, vaya), me levanté del sillón con cuidado y busqué el anorak que la chica se había quitado, colocándoselo después por encima a modo de manta improvisada. Le acaricié un poco la cabeza y me incliné para dejarle también un beso en la frente, volviendo instantes después a la mesa junto a los chicos.

    Qué desastre.

    >>Qué va, no ha sido tu culpa. Más bien debería disculparme yo por no haberla vigilado más —respondí, con una risilla.

    Me dejé caer sobre la silla que había estado usando antes y me acabé el poco licor que me quedaba, sirviéndome después algo de jugo que tampoco quería yo emborracharme, vaya.

    >>Vaya momento para decir que no somos tan malos como parecemos, ¿eh?
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    No reaccioné demasiado a las palabras de Gen sobre que también le bajara las revoluciones al asunto de beber, realmente no pensaba meterme otro vaso después de ese, al menos no sin hacer un intermedio ahí o algo porque si no iba a terminar igual que Mimi y ganas de dormir en el sillón no tenía.

    Las reacciones de Aleck, por otro lado, me vinieron en gracia y contuve la risa mientras me limitaba a escucharlo.

    —Es lo que conlleva querer ser amigable y agradarle a la gente, ¿no crees? Puedes meterte al saco a una rubia ebria sin sentido del espacio personal —comenté regresando la vista al frente—. Pero nadie intentó detenerla así que todos tenemos algo de culpa, pero mira que quedar muerta con dos tragos y un vasito de agua que se empinó como si fuese vodka pues...

    Bueno, estaba cansada como todos, con el estómago vacío también y encima era pequeña, debía haberle pegado como patada de Mudsdale.

    —Nadie dijo que lo planearas, Don Centímetro y Medio Más Alto, dije que puedes seguirla cagando —corregí y solté una risa antes de añadir otra cosa—. El nivel de tu colapso nervioso alcanzó los míos, Aleck, si no quieres que te trate como un pre-puberto entonces no actúes como uno~

    Solté un suspiro ante su comentario.

    —Yo directamente descartaría abrir ese ron si no quieres que todos terminemos como la señorita del sillón.

    Vi los movimientos de Emily, cómo se levantó, buscó el anorak de la chica y se lo echó encima, para luego acariciarla y dejarle un beso en la frente.
    El gesto me hizo sonreír sin darme cuenta.

    Regresó con nosotros después de eso.

    —Y mal momento para decir que nosotros no queríamos incomodar. —Me encogí de hombros—. La tonta no sabe cómo acercarse a ninguno de nosotros, se le nota a leguas. Supongo que voy a darle puntos por esfuerzo, antes de irse a la mierda no lo estaba haciendo tan mal.

    Había escuchado parte de lo de la mañana, lo que le había dicho Ian a Aleck, Mimi estaba superponiendo la imagen de alguien más en el chico. No me venía en gracia, pero tampoco iba a meter las narices.

    Es decir, no en tanto me dejara la opción de no hacerlo.
     
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  9.  
    Amane

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    Emily Hodges

    —Touché —añadí, con una risa divertida, en cuanto dijo aquello.


    Me callé justo después, sin embargo, a la espera de que siguiese hablando y solté el aire por la nariz cuanto lo hizo. Volví a mirar a Mimi desde ahí y comencé a jugar con el líquido del vaso antes de volver a hablar.

    >>Solo está asustada —solté, en voz queda, sin dirigirle la mirada a ninguno de los chicos en concreto—. Solo nos tiene a nosotros, ¿sabéis? Y supongo que tiene miedo de que, no sé, estéis invadiendo su familia o algo así. Pero lo está intentando, porque Liza ha confiado en vosotros y al resto también nos caéis bien.

    Dejé de mover el vaso entonces y me lo llevé a los labios para beber un poco, mirándolos por fin tras volver a dejar la bebida sobre la mesa. Les dirigí una sonrisa ligera, comprensiva.

    >>Sé que es difícil de tratar con ella pero agradecería que le tuvieseis en cuenta los intentos al menos, y que le tengáis un poco de paciencia.
     
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  10.  
    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

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    Lucas Diamond

    —¡Toma ya! ¡Mil quinientas cincuenta y nueve frente a mil cuatrocientas cuarenta y una! ¡Ganan las caras esta vez, Ian, así que ya no tendré que hacerte la cama! ¡Yujuuuu! —canturreé, sentado junto al entrenador. Ah, por con volvíamos a la normalidad...

    Después de todo lo ocurrido desde que Mimi llegó, nos encontrábamos algo crispados todos. No fue de agrado recibir la noticia de que Nikolah estaba perdido. Y toda esa historia sobre la tribu nómada, la Luna Azul... Realmente parecía sacado de una leyenda, y no algo real. La situación se tensó demasiado, hasta que todo estalló.

    Con la mejor de sus intenciones, Aleck había traído unas botellas de licor, para intentar distraernos y hacernos mantener la calma: justo fue ese el detonante, que hizo que Liza se descompusiese. Nunca antes la había visto tan abatida, tan destruida... Era normal, después de todo: este plan fue idea suya, y la culpabilidad la carcomía por dentro. Huyó, y junto a ella Mimi. Tampoco permanecieron dentro de la cabaña Givan y el chico castaño, marchándose por la puerta trasera, dejándonos solos a Emily, Ian y a mí allí dentro. ¿Qué pensaban hacer a estas horas de la noche solos en un bosque...?

    Pero bueno, como siempre nos ocurría... Todo acabó bien. Los chicos pudieron regresar de una pieza, todos juntos, arrastrando consigo a los que recién habían escapado. Nikolah también estaba de vuelta, con Liza en brazos, subiéndola a su habitación, pues había caído rendida. Y los demás... Comenzaron a hacer sus tareas: Nikolah empezó a preparar la cena, Dante fue a lavar una chaqueta del pelirrojo, y este se sentó junto a los demás a la mesa, para tomar algo de Vodka y poder así despejarse de todo lo que habían vivido. ¡No podía culparlo! Debía estar muy cansado: no estaba acostumbrado a estas cosas que nos pasaban a nosotros...

    Y yo, ahí estaba. Sentado junto a Ian, de nuevo, en un apasionante duelo de cara o cruz con mi Pokéreloj, al mejor de tres mil. ¡Y había ganado esta vez! Menos mal que habíamos decidido jugar de nuevo, así había podido contrarrestar la última apuesta.

    —Ah, qué bien sienta un buen juego para relajarse, ¿no creéis? —añadí finalmente, dirigiéndome ahora a todos. No había sido consciente de todo lo que había ocurrido a mi alrededor, y me sorprendí al encontrar a Mimi durmiendo sobre el sofá, algo perjudicada, y al pseudo clon de Alpha en un estado de conmoción.

    >>Vaya, parece que Mimi ha vuelto a hacer alguna de las suyas, ¿no? —dije, mientras cogía la botella de ron, aún intacta—. Oh, ¡ron, qué rico! Con permiso, me serviré un vaso.

    Vaya, realmente era el único que parecía interesado en aquel licor, pero para cuando quise darme cuenta ya la había abierto y me estaba echando un par de hielos a la bebida.

    —Como podéis ver, no solemos aburrirnos por aquí. Aún siento curiosidad por lo que haya vivido Nikolah, que ha llegado hecho un cromo con tantas heridas... ¡Ojalá luego nos cuente todo! ¿Qué os está pareciendo Galeia, por cierto? —pregunté a los chicos de Gérie que se encontraban allí conmigo, mientras tomaba un trago. Ambos dos habían bebido ya, podía ver sus vasos vacíos, pero parecían al menos mantener la cordura.

    >>¡Por cierto, no sé si me he presentado! Yo soy Lucas Diamond, ¿y vosotros?
     
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

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    Ian Lockhart

    Tras terminar de colocar los adornos navideños, me dejé caer de nuevo en el sofá; estaba tranquilo, bastante tranquilo de hecho. Incluso con la situación actual, lo cierto es que no me había preocupado demasiado. Sabía que Dante y el otro chico podrían hacerse cargo, y confiaba tan plenamente en ellos que antes de que me diese cuenta me quedé dormido plácidamente en el sillón.

    Antes de que Mimi llegase incluso, y qué suerte, o quizá mi confianza en aquellos chicos habría disminuido un poco.

    Fuese cual fuese el caso, aquellos minutos de sueño fueron bastante agradables. En algún momento sentí unos labios haciendo contacto con los míos, y una sensación cálida recorrió mi cuerpo, sonriendo ligeramente, aún dormido. No fue hasta un par de minutos después que abrí los ojos con lentitud, adormilado.

    Todos estaban allí: Podía oír las voces de Dante, Cayden y Nikolah en distintas zonas de la cabaña, y una pequeña sonrisilla triunfante se dibujó en mi rostro. Con un ojo abierto y el otro luchando por permanecer cerrado, observé a todos pasándola bien. Eso significaba que podía seguir durmiendo más tiempo, ¿cierto?

    La voz de Nikolah resonaba en la cocina, así que seguro que se había puesto ya a hacer la cena.

    La cocina...

    ...

    —¡Las putas galletas! —grité, poniendo de pie de un salto, y quitándome la manta que tenía encima. Me había olvidado de ellas, y no me apetecía comer nada quemado o incinerado. No había garantías de que alguien notaste que estaban en el horno.

    Corrí a la cocina y mis pies se realizaron por el suelo al frenar justo tras cruzar la entrada.

    —Que alivio... —solté el aire que estaba reteniendo. No estaban allí.

    Pronto las localicé en una bandeja en la mesa, y me acerqué a comerme unas cuantas; nada curaba mejor un susto que atiborrarse de comida, y estaban bastante buenas.

    Si es que había resultado ser todo un prodigio, sólo necesitaba coger a Aleck y Lucas como empleados mal pagados y montar mi imperio comercial.

    Me acerqué al grupo de personas que se había formado cerca, y que parecía conversar casualmente. Pude identificar al pelirrojo entre ellos.

    —Hey, veo que han regresado, ¿Se divirtieron durante su paseo nocturno por la nieve? —saludé, aún adormilado y comiéndome otra galleta entre bostezos—. Sin duda yo me la pasé muy bien durmiendo en el sofá.
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    Nikolah Cruz

    Si había algo de lo que nunca me iba a poder quejar mientras estuviera en una cocina, era que la cosa nunca se ponía aburrida. Cualquier cocina tenía una especie de magnetismo raro que funcionaba no importaba donde fuera. Y ese magnetismo atraía todo tipo de eventos y personas curiosas. En un principio, sólo estábamos Florencio y yo, reordenando todo lo que había cambiado desde nuestra partida. Sentía el clásico olor de que algo se estaba haciendo en el horno, al parecer galletas. El estómago me rugía de solo pensar en ellas. No podía comenzar a cocinar con la panza vacía. Así que salí de allí, sin prestar mucha atención alrededor, tomé un puñado, y volví a meterme a mi cueva.

    Hecho eso, comencé a separar lo que me iba a hacer falta para hacer los budines. Estuve un rato buscando cualquier cosa que tuviera filo, hasta que Dante apareció, mencionando que había guardado todo en un cajón. No entendía la razón, pero suponía que tenía sus motivos. Mencionó luego algo sobre lavar la chaqueta de Cayden. Lo saludé con la mano y una sonrisa, y volví a ponerme a la labor. Me hacía falta otra mano, pero teniendo en cuenta que también tenía que hacer la cena, mejor ponía a Florencio con eso, que era mucho mejor que yo con cualquier cosa salada o que no fuera un postre. Además, los budines eran super simples.

    Aunque también podía hacer otra cosa. Digo, había que preparar un buen postre para esta cena. Tal vez algo como ambrosía, o mousse de chocolate. ¡O un cheesecake! Sí, podía hacer eso. Un cheesecake de frutilla. Tan solo esperaba que hubiéramos traído las cosas necesarias. Igual, igual, igual, no me tenía que adelantar. Más valía terminar lo que ya había empezado. El cheesecake se hacía rápido. No tenía que distraerme. Aunque unos brownies tampoco vendrían mal....

    Luego de unos quince minutos de hacer preparaciones, mandé todos los moldes al horno, y me dispuse a separar y limpiar todo para pasar a mi próxima tarea. En ese momento, Florencio me llamó la atención. Estaba en una disyuntiva sobre que hacer como plato principal. Tenía pensado filetes de Milktank prensados con varias especias, acompañado de un puré de papas, arvejas y salsa de la propia carne. Coincidí con él que eso quedaría muy bien con la entrada que tenía planeada, fajitas de trigo con distintas salsas para untar, junto con otros toppings como cubitos de queso, fetas de jamón, y demás embutidos. Otra de sus ideas era hacer tarta cubierta rellena de vegetales varios, como acelga, morrones, y espinaca, todo con salsa blanca. Era más liviano, y tal vez podía ayudar a superar todo el estrés que habíamos estado sufriendo hasta ese momento, por la combinación suave de sabores. Y por último, algo más modular y sencillo, como varias ensaladas que uno podía combinar como quería, junto con variedades mixtas de sánguche para armar. Era rápido, fresco, simple, y dejaba que el comensal creara su propio plato. Todas eran muy buenas opciones. Ahora entendía su indecisión.

    Asomé la cabeza fuera de la cocina.

    — Oigan, chicos, estamos con un problema con Florencio. ¿Qué les gustaría com...?

    Me interrumpí, al ver la escena. Lucas estaba completamente absorto en un juego de lanzar monedas, que se jugaba al parecer con su reloj, con un Ian que estaba grogui en el sillón, durmiendo a pata tendida. Cayden estaba un poco más rojo que de costumbre, seguramente por el alcohol, y se encontraba conversando con Givan, ambos estaban algo picados. Sin embargo, el espectáculo principal se lo llevaban Aleck y Mimi. Esta última estaba encima del castaño, el rostro peligrosamente cerca, y se la veía en un estado de borrachera terminal. El otro estaba más rojo que un tomate, y se notaba que no tenía idea de como actuar en ese momento. Pestañeé perplejo, me encogí de hombros, y me dirigí hacia Florencio.

    >> No están en condiciones de decidir. Así que solo queda un método.— dije, y me eché a reír cuando el Machamp me lanzó una mirada de circunstancias.— Nah, no vamos a usar ningún cuchillo. ¡Vamos a hacer todo!

    ****

    Yo ya había terminado todas las preparaciones de los cheesecakes, y estaba esperando a que los budines terminaran de hornearse, para seguir utilizando el horno. Mientras tanto, me encontraba ayudando a Florencio con lo que me pedía. Sin embargo, era un desastre.

    — Bueno, ¿pero tanta sal le tengo que agregar? Eso los va a matar. ¿Y cómo se llamaba esa otra especia? No la había escuchado en mi vida. ¿No te la estás inventando, no? Muy bien, y ahora bato esto. Se me hace difícil con solo una mano. No, sabes qué, mejor yo piso las papas. Supongo que ya están calientes. ¿Cómo que si ya las pelé? Obvio que no, las lavé y las puse en una olla con agua a fuego lento, como me dijiste. ¿Tenía que pelarlas antes? ¡Y por qué no me lo dijiste! Sabes que no puedo encargarme de todo yo, ¿eh? Bueno, como sea...

    En eso estábamos cuando Givan entró a la cocina, buscó una gaseosa de la heladera, y se sirvió un vaso. Y luego se quedó allí, observando. Era... raro. Nos preguntó como estábamos y tomó un sorbo de su vaso, calmado. Por alguna razón, me evocó la imagen de un interrogatorio en una peli de policías.

    — Bien, supongo.— le respondí, encogiéndome de hombros, mientras abría el horno para comprobar que los budines estuvieran listos.

    Los pinché con un escarbadientes, y cuando vi que estos salían sin ningún resto, sonreí satisfecho, y con un guante, comencé a sacarlos de allí.

    — Un poco atareado con la comida, nomás, pero nada que cinco brazos no puedan solucionar. ¿Y tú? ¿Se puso muy intensa la cosa en el salón?

    En ese momento, Ian entró como una tromba, y se dirigió hacia el horno vacío. Lo miré curioso, en especial cuando soltó aire, aliviado. Bueno, si se alegraba por ver un horno vacío, bien por él. Cada uno tenía sus cosas. Asomé mi cabeza por la puerta otra vez.

    >> ¿Mimi cayó borracha?— pregunté a nuestro inquilino con la bebida, mientras me disponía a pisar las papas que ya Florencio había pelado.
     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

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    Givan Velren

    Cuando me dispuse a observar ya todo el panorama, pude ver cómo ya Nikolah llevaba bastante progreso con respecto a la cena se refería, honestamente de tanto ajetreo entre los chicos y entre lo del monstruo del lago que me había olvidado por un momento que era nochebuena y faltaba la cena.
    Algunos tal vez y ni estarían presentes sea por una borrachera o porque estaban agotados.

    De pronto me exalté al ver a Ian entrar de golpe y ver que revisaba algo en el horno, justo cuando Nikolah terminaba de sacar los budines, fruncí el ceño extrañado, pero respiró aliviado, seguramente porque olvidaron algo ahí y yo ni la más mínima idea de qué podría ser.
    Salió de la cocina y Nikolah siguió hablando.

    —¿intenso? Ah, si, supongo que lo viste.—reí al obviamente referirme lo de Mimi y di otro sorbo a mi vaso para agitar mi mano, restándole importancia.
    >>Aleck le invitó un par de vasos a Mimi mientras hablaban y bueno, limar asperezas, y digamos que resulto muy bien... demasiado, diría yo.—reí divertido.

    —Honestamente no esperé la escena que se montó, ya Emily y Cayden la terminaron separando y Aleck estaba muy nervioso, como era de esperarse, me parece que ve en él a... ¿Alpha, dijo? Sí, Alpha. Y pues como tengo entendido que están relacionados y Aleck tiene una actitud similar a él, pues poniendo en medio alcohol no evitó, supongo, casi que comérselo ahí frente a todos—. Expliqué para dar un trago un poco más amplio, tosiendo un momento.
    >>¿Necesitas ayuda en algo? La verdad es que la cena se ha atrasado bastante.—le sonreí con calma para mirar a Florencio en su labor también.

    —Y espero que tu herida no sea grave—. Añadí como último.
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    Asustada.

    Vaya vaya, mira que tener cosas en común con la princesa, de toda la gente.


    —Vine por ellos —admití entonces, obviamente refiriéndome a Aleck y Gen—. Y solo por ellos, si no estuvieran posiblemente habría rechazado al menos una parte de la invitación de Liza, la de venir aquí. No me va esto de los grupos de gente.

    Suspiré para luego bajarme lo que me quedaba en el vaso. Tomé una de las cajas de jugo, me serví un poco y estiré la mano hasta las galletas que habíamos ignorado hasta ahora.

    —La paciencia es una virtud que ni ella ni yo tenemos, aparentemente, pero se hace lo que se puede. —Le dediqué una sonrisa a Emily, algo avergonzada si se quiere, y luego regresé la atención al frente mientras comía una de las galletas.

    Otro de los chicos se acercó entonces, tomó el ron y lo abrió, de forma que tuve que despedirme de la idea de mantener tan siquiera una botella intacta hasta la cena tan siquiera, pero tampoco iba a decirle nada al respecto.

    —¿Galeia? Me dio un ticket directo a la muerte, muy agradable, al menos me lo reembolsó pero dudo tener esa suerte dos veces —solté con cierta diversión en la voz—. Cayden Dunn.

    Él se había presentado con todo y apellido, así que sentí la necesidad de hacer lo mismo.

    El siguiente en dar signos de vida fue Ian, que había quedado frito en el sofá, se levantó de golpe preocupado por las galletas y se fue a revisar la cocina sin darse cuenta de que, bueno, estaban sobre la mesa, cuando regresó tomó algunas. Estaba bastante dormido todavía.

    —Me da algo de pereza contar la cantidad de veces que casi la palmamos, pero es bueno ver que tan siquiera algunos durmieron a gusto.
     
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  15.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Nikolah Cruz

    Me detuve un segundo. ¿Alpha? Hacía bastante que no escuchaba ese nombre. Y despertó mi interés. Sin embargo, cuando supe que simplemente Mimi había confundido a Aleck con el muchacho, solté una risotada, aunque algo seca. Sí, se le notaba el parecido. Y en la actitud eran similares. Aunque Aleck parecía mucho menos enfocado y más despreocupado que mi compañero de sánguches. Hacía mucho que no lo veía, la verdad. Me preguntaba si el resto tenía noticias. Lo extrañaba. Levanté una ceja ante el último comentario. ¿Comérselo? ¿Era un regionalismo gériense? Dudaba que Mimi pudiera comerse a una persona. No podía abrir tanto la boca como para tragarla.

    Miré a Givan mientras espolvoreaba los budines con azúcar impalpable, una vez que se hubieran enfriado. Tomaba cada vez que hablaba. Era un reflejo raro. Negué con la cabeza ante su pregunta, sonriendo cálidamente.

    — Gracias, pero no, gracias. Así es la cocina. Demasiadas manos echan a perder el estofado.— recité, mientras dejaba el colador que había usado a un costado.— Pero si te sientes algo aburrido, puedes ir poniendo la mesa. No sé como el resto se querrá organizar. Además de pedirles que no beban tanto, que los necesito despiertos para la cena.

    >> Oh, ¿y mi herida? Nah, no pasa nada. Es profunda, pero ya me la cosí y la vendé. No queda más que esperar que cicatrice bien y no se vuelva a abrir. Duele un poco al mover el hombro y hacer fuerza, y también al respirar de manera profunda pero fuera de eso. No fue de mis peores golpes, eso te puedo asegurar.

    Me reí y le pasé una fuente a Florencio, para tronarme la espalda luego. Le sonreí a Givan y salí de la cocina.

    Me dirigí directamente hacia donde Mimi se encontraba noqueada en el sillón.

    — La cena estará lista en más o menos treinta minutos, tal vez un poco más. Pueden ir preparando y adornando la mesa, si quieren.— les avisé a los allí reunidos, con una sonrisa. Luego, sacando el brazo del cabestrillo, me cargué a Mimi, igual que un padre o una madre hace con una niña dormida.— La voy a llevar arriba, a su cuarto, para que al menos duerma en una cama durante unos minutos.

    Dicho y hecho, subí con la rubia en brazos a los cuartos, y la deposité con cuidado en la otra cama del cuarto de Liza. Creo que ambas habían dicho de dormir juntas, si mal no recordaba. También le saqué el calzado y las medias y la cubrí con las sábanas. Me acerqué luego a Liza, y la contemplé un rato, pensando en despertarla. Ella siempre hablaba sobre decorar y lo que le gustaba, en especial con el resto, así que tal vez disfrutaría de toda la preparación de la cena. Sin embargo, se la veía demasiado tranquila, demasiado en paz. Más valía despertarlas más tarde, cuando todo estuviera listo.

    Salí de allí en silencio y volví a la cocina. Luego de unos segundos, lo pensé mejor, me fui para el lavadero, saludé a Dante, tomé un balde, y volví a subir a los cuartos. Lo puse al lado de la cama de Mimi. No sabía como iba a despertar, así que más valía estar preparado.

    Listo eso, volví con Florencio y me froté las manos. Quedaba la parte más crítica. La presentación.
     
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    Ian Lockhart

    En ese caso te alegrará saber que dormí como un bebé —sonreí, tomando otra galleta—. Y me alegro de ver que superaron lo que fuese que les pasó, aunque lo que más me sorprende es que sobreviviesen al frío que hay allá fuera —me abracé a mi mismo, tiritando por un frío imaginario—; sin mentir fue uno de los motivos por los que preferí quedarme.

    Eché una mirada rápida a los que estábamos allí: El pelirrojo, el castaño alegre, Lucas y Emily. Más que suficientes.

    Saqué una baraja de mi bolsillo y la coloqué sobre la mesa con una sonrisa triunfante.

    —¿Qué tal si nos olvidamos de todo lo que pasó y jugamos un poco al póker? Seguro que nos lo pasamos muy bien, je.
     
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    Gigavehl

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    Givan Velren

    Miré un poco extrañado a Nikolah cuando había comentado lo de Mimi y Aleck. ¿Dije algo malo? Tal vez no había entendido una expresión amable para algo tan incómodo frente a todos.
    Me encogí de hombros mientras daba un trago y me acababa el líquido.

    Luego escuché al rubio y asentí con calma, bueno, parecía entero en cuanto su herida y eso consolaba. Apenas miré mi vaso, me dirigí a servirme un vaso de refresco sólo, empezaba a sentir los efectos del alcohol ya un poco encima.
    —Esta bien, campeón... ¡No veo problema!—. Exclamé tal vez con energía de más para con la actitud habitual que muestro y con calma me dirigí a los platos, cubiertos, vasos, vaya. Sacando todo y empezando a llevar algunas cosas a la sala para dejarlas sobre la barra y estuviesen ahí cuando fuese preciso usarlos. Ya que parecía que tanto Cayden como Aleck y Emily estarían sentados a hablar por otro rato.

    Nikolah al final terminó por decir lo que me había encargado y subió a Mimi a las habitaciones, para cuando me di cuenta, Lucas ya estaba ahí, sirviéndose el ron que nadie había tocado hasta ese momento.
    Para cuando miré bien, Ian había sacado un mazo de cartas y les invitaba a todos a jugar poker.
    Yo asentí a nadie en concreto y me aproximé con todos ellos.
    —Eh, no me dejen de lado, yo también quiero jugar—. Comenté, alegre.
     
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    Rider One of a Kind

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    Las aguas volvían a estar tranquilas, el ambiente había amenizado nuevamente, el pelirrojo seguía tarándome un sermón sobre los riesgos de ser amigable y mi aparente colapso nervioso, resaltando como mi pre-pubertad sería mi fin, todo con un todo ciertamente cantado y un poco condescendiente, pero sin llegar a hostigar.

    — Sí, sí, sí, —Murmuré— Cielos, Blake ¿Cuándo dejaras de hablarme como si tuviera diez años y tú cuarenta?

    Alcé un poco mi cabeza al percatarme de lo que había dicho ¿Acaso llamé a Cay "Blake"? Negué con la cabeza aun contrariado; pero no pensé demasiado en eso, sólo fue una simple confusión, además, el pelirrojo no me había alcanzado a escuchar, ahora mismo esta en su rol de "Hermano mayor." que era bastante más amigable que su rol de "Voy a patear culos." Reí un poco por lo bajo, parecía que poco a poco nuestro buen Cayden caí a los delirios del alcohol, pero sin dudas lo podía controlar.

    Las palabras de Emily me dieron algo de paz; tras ver que le había colocado el anorak a Mimi para que no pasara frío durante su siesta me conmoví, realmente parecían dos hermanas, la más grande cuidando a la pequeña que se durmió esperando la llegada de Santa, una sonrisa se me escapó; de verdad que los chicos de Galeia y nosotros éramos muy similares en tantas cosas a final de cuentas.

    — Yo no creo que sean malos, ni siquiera un poco,— Me encogí de hombros también, imitando el movimiento del pelirrojo sin darme cuenta. — ¿Asustada? ¿De nosotros? —Me giré a mirar a la rubia un instante, no me había puesto a valorar hasta ese momento, éramos un tercia de extraños, conviviendo con su familia, pasando las fiestas con ellos; tal vez abría reaccionado cómo ella si los papeles fueran invertidos.

    — ¡Hey! Le doy un diez por el esfuerzo, la ejecución aun se puede trabajar, pero va por buen camino.— Solté una leve risa.— Y no te preocupes, si puedo tenerle paciencia a Cay, puedo tenerle paciencia a lo que sea.

    Entonces Lucas se levantó del sillón, parecía que había estado jugando todo este tiempo ¿Cuánto llevaba así? ¿Desde que terminamos de decorar? Se acercó finalmente a la mesa y se sirvió un poco de ron, me dio gusto ver que al menos se sentía en confianza para tomar la botella por su cuenta, también era un alivio saber que no era el único al que le gustaba el ron. El chico mencionó un poco sobre todos los incidentes ocurridos en la caballa hasta ahora.

    — ¡Y que lo digas! Parece que ustedes viven al máximo cada día ¿Eh? ¡Galeia no esta nada mal! Ciudades grandes, clima agradable, rostros nuevos...¡Oh, cierto, cierto! ¿Dónde están mis modales? Mi nombre es Graham, Aleck Graham ¡Gusto en conocerte Lucas!— Estreché la mano del chico con alegría mientras el sujetaba su vasa con la otra, parecía ser simpático y su gorro era genial.

    Tras que Ian despertara de su efímera siesta de manera repentina, se acercó a nosotros aun un poco somnoliento, mientras tomaba asiento, vi como el buen Niko tomaba del sillón a la aun dormida Mimi y la llevaba escaleras arriba, si aquí de verdad parecía que todos era parte de una gran familia, en ese sentido, los envidiaba un poco, tener una familia tan grande y tan diversa.

    Regresé mi mirada con los chicos que estaban sentados, cuando ahora noté que había una baraja sobre la mesa; el castaño sugirió jugar un poco mientras esperábamos la cena, unas cuantas partidas de poker.

    —¿Has dicho poker? ¡Cuenta conmigo!— Exclamé emocionado mientras tronaba mis dedos para prepararme, tenía algo de tiempo sin jugar, pero la idea era interesante sin dudas.
     
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    Hygge

    Hygge Game Master

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    La calma se había restaurado poco a poco en el interior de la cabaña, pero no fue así con todos los integrantes del particular grupo. Si es que se le podía considerar integrante a aquella diminuta criatura triangular que merodeaba las afueras de la cabaña mascullando algo entre dientes, visiblemente irritada. Fugaces haces de luz azul resplandecieron al otro lado de la ventana, pero todos estaban demasiado distraídos como para percatarse siquiera de sus movimientos. Mucho menos del silbido del viento, cada vez más brusco, arañando los cristales y amenazando con la llegada de una tormenta.

    Yukio regresó cuando los chicos habían empezado a jugar al póker en la mesa del salón. Cerró la puerta de un salto, colgando sus manitas del pomo con esfuerzo, y con su aliento helado bloqueó la cerradura, trancando la puerta desde fuera. Había hecho lo mismo con el resto de salidas y ventanas. Cualquier medida era poca comparada con los diez sujetos a los que tenía la obligación de vigilar. Y ya había perdido a cuatro. No serían los únicos si no hacía algo pronto.

    Ignoró deliberadamente el comportamiento de aquellos humanos mientras correteaba hacia la cocina, con su pequeño estómago haciendo ruido. Eran raros. Y seguro les faltaba un tornillo. Tenían un fetiche raro con cargarlo como un costal de patatas cuando podía desplazarse solo. Aunque habían hecho lo mismo con la rubia y la castaña. Qué cosa más extraña.

    Al entrar trepó sobre Nikolah con cierta impaciencia, llevándose ingredientes de aquí para allá a la boca mientras no miraba. Pronto se lo impidieron, así que no le quedó más remedio que hacer un trato. Pondría el resto de objetos de la mesa que faltaban, que aún parecían quedar varios, si le daban un adelanto a cambio. Permaneció allí, a los pies de Nikolah y Florencio, alzando las manitas con una atemorizante mirada azul sobre ellos.

    Sí, seguro surtía efecto. Era realmente temible.
     
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  20.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Cayden Dunn

    En determinado momento Nikolah salió de la cocina para avisarnos que la comida pronto estaría lista, de paso se llevó a Mimi para que durmiera la mona como la gente decente al menos un rato y regresó a la cocina. Lo cierto es que no importaba por dónde lo viese, la línea que salía a la luz entre ellos y nosotros cuando estaba Mimi con su miedo se desdibujaba bastante ahora que estaba noqueada.
    No había realmente diferencias apreciables en nuestros comportamientos. Ya fuese de Liza preocupada por Nikolah, de Emily abrigando a Mimi en el sofá, de Dante lavando la chaqueta. Cada acción era movida por sentimientos similares.

    El comentario de Ian, por otra parte, me hizo enarcar una ceja. Teníamos a Niko que parecía jodidamente inmune al frío, a Mimi que por poco se convierte en una paleta allí afuera y ahora a Ian, que de haber salido seguro se habría cagado de frío también. No habían puntos intermedios.

    Qué ganas tenía de dormir como un tronco yo también, eso sí.

    ¿Póker? Pero Nikolah acababa de avisar lo de la cena... Bueno, realmente todos iban muy a su bola allí, así que ni idea, y hablando de ir a su bola Gen acababa de reaparecer luego de perderse en la cocina, aparentemente interesado también en la idea de Ian. No parecía que fuese a haber opción entonces.

    Cielos, Blake ¿Cuándo dejaras de hablarme como si tuviera diez años y tú cuarenta?

    Había fingido no escuchar el reclamo de Aleck, ciertamente, pero estaba sentado a mi lado y aunque estuviera ya medio picado con el vodka tampoco estaba sordo, ¿me había confundido con quién? ¿Alguno de sus hermanos? Ni idea, no iba a preguntar tampoco porque intuía que podía angustiarlo de forma innecesaria, Aleck a veces tenía lapsos en que se congelaba en combate, cuando escuchaba a la gente diciendo cosas en específico y, de nuevo, aunque fingía no darme cuenta pues la cosa era que me enteraba pero allí seguía, fingiendo ignorancia no sé si para aliviarlo de tener que hablar al respecto o porque a secas no sabía qué hacer si me contaba la verdad.
    Quizás iba siendo hora de que le preguntara, de que me atreviese a indagar en la vida de alguien, en cualquier caso no iba a ser allí frente a todo el mundo.

    —Pues qué remedio, mientras no aparezca nuestro guardián de papel hecho una furia por atrasarle más la cena... —comenté luego de bajarme algo más de jugo—. Acaba de correr a la cocina y de repente vuelvo a temer por la vida de Nikolah.


    estoy hasta la puta madre del fin de semestre *cries*

    debería ahogar las penas con whisky y vodka como estos pendejos (?)
     
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