Spin-off Cabaña del bosque [Pokémon Rol]

Tema en 'El cuento de la doncella y la flor de cristal' iniciado por Hygge, 18 Noviembre 2020.

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    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
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    Liza White

    Era realmente una estupidez, un simple regalo como tantos otros que había dado con anterioridad, pero ahí estaba; nerviosa como una chiquilla. Pude disimularlo un poco al recibir su sonrisa, un tanto cansada, y retrocedí un paso para permitirle cerrar la puerta tras él. No queríamos despertar a Dante por error.

    Negué con la cabeza ante sus preguntas, aunque realmente algo de hambre sí tenía.

    —Quería contarte que encontré un regalo de Santa en el sillón. ¿Te lo puedes creer? Se nos escapó de nuevo —Me estaba montando un poco el teatro por mantener la gracia, pero tenía su encanto y todo. Fingir que el gordo rojo de verdad había estado allí. Saqué de mi bolsillo la pequeña caja de madera, con cierta ilusión en la mirada, manteniendo el otro brazo oculto tras mi espalda—. ¿No es preciosa? Pero parece que se equivocó este año, porque no se encontraba sola.

    Fue entonces cuando le extendí el regalo. Tenía escrito su nombre en una tarjeta navideña. Se trataba de un pequeño cuadro, que encerraba una foto que logré guardar de uno de nuestros encuentros con Talía. La pequeña se encontraba en el centro, sonriendo con dulzura, y sostenía nuestros brazos con entusiasmo. Ambos saludábamos a la cámara, tomados un poco por sorpresa. En las esquinas había dibujado tres figuritas en miniatura, dos rubias y una castaña, y en la última hice un intento de Pupper, su Arcanine.

    El color se me subió ligeramente a las mejillas cuando sostuvo el envoltorio. No se me daban bien las manualidades, mucho menos dibujar, de modo que no era demasiado fiel a la realidad que digamos. Era bastante infantil y vergonzoso... pero era un detalle genuino. Me había quedado trasnochando, llenándome de pintura y pegamento de todo tipo. Pero merecía la pena el esfuerzo.

    Carraspeé ligeramente, jugando con la caja de música entre mis dedos. No fui capaz de sostenerle la mirada por mucho tiempo.

    >>Bueno, ¿a qué esperas? Me muero de ganas de ver lo que contiene.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Llevaba mucho tiempo pensándolo, no era ninguna epifanía reciente. Mi orgullo, mi obstinación, mi soberbia y prepotencia me convertían en una persona muy difícil de tratar. Mis carencias emocionales, relacionadas con el pseudo abandono de mi propio padre y su ineptitud para criarme como una persona y no como una princesa mimada solo me habían forzado a crear muros cada vez más altos para protegerme. Reaccionaba con frialdad o con agresividad porque la vulnerabilidad solo me había dado problemas, solo había terminado lastimandome. Había estado sola casi toda mi vida. Por eso... cuando finalmente alguien pasaba las murallas, cuando me sentía con la confianza de hacerlo, defendería a esa persona con mi vida si hacía falta. No podía permitirme fallarles.

    Pero lo había hecho.

    —Somos dos entonces—murmuré cuando Givan me comentó que era pésimo para tratar con la gente. Vaya, si nos parecíamos mucho más de lo que podría llegar a pensar nunca. Esa breve aclaración relajó mis facciones y decidí darle otro pedazo, pequeño, de mi confianza. Desvié la mirada y jugué con un mechón de mi cabello con algo de nerviosismo. Era una manía, algo que hacía para hacer menos evidente el hecho de que en el fondo solo era una niña con problemas—. Bueno... a fin de cuentas es solo un juego ¿verdad? Sería ridículo molestarse por eso.

    Solo un juego... como el de la botella de la noche anterior. Solo un juego estúpido que por sí mismo no debería tener la capacidad de separar a las personas.

    Tensé los labios.

    Ah, ¿lo estaba pensando demasiado?

    >>No, yo...—mi mirada se dirigió hasta la mesa donde Nikolah había dejado los distintos pasteles que había preparado. Generalmente no me llenaría el cuerpo de azúcar tan temprano ¿pero a quién demonios le importaba? Me dio un vuelco el corazón al ver uno en particular y juraría que mi mirada se iluminó incluso. Esbocé una sonrisa casi sin notarlo—. ¡Ah, éclairs! No sabía que Nikolah sabía prepararlos.

    Eran mis favoritos después de todo. Éclais, panna-cota, brioche... No iba a resistir comer aunque fuese uno.
     
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    Ian Lockhart

    Esa es una acusación muy seria jovencita, ¿Tiene alguna prueba de que este sea su peluche?~ Pude habérselo robado a Liza también —me reí.

    Emily siguió pataleando e intentando soltarse de la situación en la que estaba, pero no consiguió que me moviese.

    —Aún así, me siento generoso, por lo que te lo voy a dar de todos modos; no podrás quejarte de que estoy siendo malo en navidad, je. Pero antes... este es el pago por lo del cojín —tomé el peluche y se lo arrojé a la cara, aunque no con toda la fuerza con la que ella me había atacado.

    Después de eso liberé al fin a la chica de mi "agarre", quitándome de encima suya y poniéndome de pie. Fue volver a ver su rostro y empezar a reír de nuevo.

    —Vamos, vamos, que sí de verdad quieres deshacerte de eso, te acompaño a quitártelo. Pero sigo diciendo que —estiré sus mofletes sin cuidado— cualquiera que vea esto tendrá una navidad mucho más feliz, ya has visto que incluso ha funcionado con Mimi, ja —y una última carcajada salió tras eso, soltando el rostro de la chica.

    Me estaba divirtiendo demasiado con aquello.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Emily Hodges

    Me paré en seco en cuanto el chico comenzó a hablar, haciéndome fruncir el ceño en una expresión claramente contrariada. ¿Que podía haber sido de Liza? Bueno, ¿y qué? ¡No quitaba que lo había robado! ¡Ese era todo el punto!

    Fue un poco patético no poder atrapar el peluche antes de que me diese en la cara, pero la verdad era que seguía dormidísima y me dio de lleno. Al menos se había controlado con la fuerza, no como yo. Si es que era un amor de niño en verdad. Cuestión de que me pilló los mofletes cuando estaba colocando el peluche sobre mi regazo y, de nuevo, no me tenía que haber pillado tan desprevenida, pero ahí estaba... quejándome con palabras incomprensibles por culpa de los tirones.

    Cuando me soltó finalmente, me acaricié las mejillas con ambas manos y lo miré con un puchero de pura molestia. Seguida por un impulso que vino de ahí mismo, de la molestia, le quité la bufanda que le había puesto al peluche de Togekiss para echársela sobre el cuello al chico, dándole un par de vueltas y hasta haciendo un pseudo-nudo al final para afianzar el agarre. Me levanté después del sillón con una sonrisa maliciosa y tiré de los bordes de la prenda para llevármelo en banda, no sin antes haberle estampado en el pecho el alcohol que Mimi había dejado para que lo sujetase.

    —Reíros lo que queráis, pero incluso así estoy divina.

    Había hecho una parada en la cocina para hacerme con un par de galletas caseras y la 'amenaza' fue para los ahí presentes, un poco porque sí. ¿Quizás mi intención había sido hacer que volviesen a reírse con la imagen al imaginar que la situación estaría tensa en ese momento? No confirmaba ni desmentía nada.

    Salí de la cocina, llevándome a Ian en el proceso claro, y me lo arrastré hasta el baño, donde lo miré llevándome una mano a la cadera y levantando una galleta con la otra, delante de mi rostro.

    >>Venga, Ian, que si te portas bien y me quitas los rayones, te doy una galleta, ¿sí~?

    No sé qué ha pasado ahí pero i blame gakkou y su constante horniness(?)
     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

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    Givan Velren

    Bueno, lo había logrado... ¿no? Al menos había conseguido reparar un poco este tropiezo con Mimi diría yo que inclusive en tiempo récord. Y la verdad es que me alegraba que fuese así, porque como le había prometido a Liza, haría el intento de llevarme bien con todos, era un inicio para comenzar a salir de mi propia inutilidad para acercarme a la gente.

    Ciertamente me sorprendía escuchar a Mimi decir que éramos dos, que ni ella supiera acercarse a la gente y es que admitía que no me daba del todo esa imagen, mas bien de alguien a quien como no supiera cómo acercarse, no funcionaría nada, o viceversa, si alguien no se acercaba correctamente a ella. Aún así, su comentario acerca del juego hizo de igual manera sonriera de lado con cierta incomodidad y terminé por mirar a otro lado, pues no es como que de todas formas me hubiese gustado hacer eso, Arceus, Givan... a veces eres un idiota.

    Por un momento de verdad creí que Mimi no aceptaría comer algo, pero al final, pareció hasta emocionarse cuando vió un postre en específico, yo no evité sonreír discretamente al verla, al menos mi meta estaba hecha, animarla un poco.
    Yo también me aproximé a la mesa para ver qué había, hasta que divisé por ahí una tarta de manzana, sonriendo sorprendido, parecía que Nikolah tenía un amplio conocimiento en la cocina, ¿se habría quedado parte o toda la ncohe cocinando acaso?
    —Vaya, debo admitir que el que hizo esto es un genio, tan solo con ver este Apple Pie me sorprende la dedicaicón que le puso, ni los que me compraban se veían tan bien—. Dije claramente sorprendido, para mirar de soslayo a Mimi.
    >>¿Nikolah es el que sabe hacer todo esto?—. pregunté sorprendido, para buscar por ahí los cubiertos para probar un trozo del postre.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    El ambiente se había relajado notablemente después de eso. Si tenía que ser honesta, me encantaban los dulces. Pero no cualquier dulce. Tenía un paladar muy fino cuando se trataba de escoger postres y conocía los nombres de una gran variedad de ellos. Por mi mente pasó, como un flashback repentino, ese día en particular en el que Liza, Dante y yo preparamos cupcakes.

    Algo así... ¿podría volver a repetirse? Me... gustaría.

    La aparición de Emily casi logró sacarme otra risa que contuve a tiempo. No podía evitarlo, cada vez que veía su rostro pintarrajeado no podía esconder la gracia. Parecía la obra de un Smeargle borracho. Pero, teniendo en cuenta que el 'artista' era Ian, eso no estaba tan lejos de ser cierto. Era tan ridículo que resultaba hilarante.

    —Nikolah hace un montón de cosas que nadie imaginaría—le respondí a Givan—. Es sorprendentemente habilidoso. Incluso se le da bien el origami.

    Apoyé mi cuerpo en el mesón y recargué la mejilla en mi mano. Por el rabillo del ojo pude volver a ver mis uñas. Largas, pintadas de rosa pálido. Exhalé y cerré los ojos con cierta condescendencia. Lo había intentado... pero era evidente que no iba a funcionar. No de esa forma. Y no en ese momento.

    >>Ese bobo...—mascullé— se esfuerza demasiado.
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Sabía que mis palabras podrían resultar un tanto conflictivas para el pelirrojo, después de tanto tiempo, después de todo lo que habíamos pasado, tal vez la gente empezaba a asociarnos cómo una especie de "combo". Compra un Givan y llévate un Cay y un Aleck de regalo. Yo comenzaba a percibirnos a nosotros cómo un todo, y poco a poco traté de hacerme una idea de cual era la mentalidad de Cay en todo esto. Sí ella rechazaba a uno de nosotros, estaba rechazando a los tres, pero si uno la aceptaba, entonces los otros dos también lo hacían, pero al pelirrojo le costaba confiar en alguien más que no fuéramos nosotros.

    Sí era así cómo pensaba el pelirrojo, tal vez comenzaba a ver en donde estaba el problema, esperaba equivocarme con eso.

    — Este mundo lo que menos necesita son más muros. —Musité, en el mismo volumen que se encontraba hablando el pelirrojo. — Ya hay muchas personas encerradas en ellos. Después de todo...no sería la persona que soy si hubiera seguido construyendo muros a mi alrededor. — Solté despreocupado, dedicándole una leve sonrisa al chico y dándole uno mis acostumbrados golpes en el hombro. Mucha gente no lo sabía, pero en el fondo no siempre había sido "Ese chico bobo y amable que podría hablar con cualquiera" Bueno, bobo siempre había sido.

    — No tenemos porqué destruir muros, con actitudes destructivas solo causamos dolor. Además, podríamos simplemente colarnos detrás de esos muros ¿No? — Le dediqué una sonrisa más al pelirrojo, pero sin dejar ese tono bajo en el que estábamos hablando. — Somos chicos carismáticos, hasta tú; ya veras que las cosas saldrán bien, en algún momento, espero...

    >> ¡Oh mira, el té esta listo! — Exclamé, en un intento de cambiar de tema, tomé otras dos tazas de los anaqueles, ni siquiera me tomé la molestia de preguntarle a Cay si quería uno, supongo que ya lo había dado por hecho, tal vez porqué él y yo éramos los más afectados por la resaca. Vertí el liquido humeante sobre las dos tazas; tomé una cucharada del jarrón de miel y la deje correr por el borde interior de la taza, de manera que los sabores no se opacaran entre sí al mezclarse.

    — Ahora solo un toque de limón y Ta-ta! — Dejé caer unas pocas gotas sobre el té, las cuales rápidamente se elevaron manteniéndose en la superficie del liquido. Apreté la taza un poco entre mis manos antes de dar el primer trago, dejando que el calor de la taza se impregnara un poco en mis manos. antes de que pudiera empezar, Cinis comenzó a olisquearme con cierto ahínco, casi logrando derribar un par de veces, parecía sentir mucho interés en mi nueva chaqueta.

    — ¡Eh, tranquilo grandulón~! Si el desocupado de tu dueño no te compró ninguna prenda para navidad, yo mismo te compraré algo antes de que regresemos a Gérie ¿De acuerdo? — Dejé mi taza sobre la mesa y dediqué mis dos manos a seguir acariciando al gran Arcanine del pelirrojo, pero para cuando redirigí mi atención hacía el chico, él sujetaba un papel entre sus dedos.

    ¿Conseguir que Aleck se ponga una prenda de ropa a tu elección por voluntad propia? ¡Que sucio!

    No había caso, había caído en la trampa, aunque para ser justos, ni siquiera recordaba que seguíamos en el juego. Supongo que tenía suerte de haber pasado la noche.

    — ¡No puedo creerlo! ¿¡Traicionado por mi propio hermano!? ¡Arceus, se complace con mi sufrimiento! ¡Caben un pozo y tírenme en el! — Contesté de manera teatral y exagerada, tratando de fingir un semblante triste, aunque era difícil de ocultar que me quería morir de la risa. Coloqué una de mis manos a la altura de mi pecho y la otra cubriéndome los ojos. — Bueno, la vida sigue. Pudiste pedirme sólo ponérmelo y lo hubiera hecho ¿Sabes? — Solté de manera un poco más serena con una mirada retadora para el pelirrojo, era claro que todo era en broma, pero no podía desaprovechar la oportunidad, además si el precio por recibir tan maravilloso regalo era perder en el juego, pues entonces...Me parecía un trato justo.

    Tras aquel pequeño drama, finalmente volví a tomar la taza entre mis manos, el olor de la miel y el jengibre ayudaban a sentirse mejor casi de inmediato. Coloqué mis labios en el borde de la taza, de manera que lo primero que pude probar fue la miel, seguido inmediatamente por el sabor característico del jengibre, suave y hogareño, con esto al menos me garantizaba que sobreviviría a la cruda, incluso hasta podría volver a beber esta noche.

    — Ahh, nada mal. — Exclamé, tras soltar un suspiro y separar mis labios de la taza. — ¿Gustan probar un poco? Sé que están bebiendo chocolate, pero sería descortés no ofrecerles ¿No? Además mi abuelo siempre decía que este té ayudaba a aliviar el malestar estomacal, el dolor de cabeza, y hasta el libido, aunque no tengo ni idea de que se supone que es eso. — Dirigí para Mimi y Givan, esperando no incordiar en la plática, no iba a intentar destruir muros, debía tratar de demostrar que no había necesidad en hacerlos más grandes de lo que ya eran.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Terminé haciéndome con un par de cubiertos y en un plato tomé uno de los éclairs. La pasta choux estaba conseguida de forma admirable y el postre era suave y con un ligero aroma a canela en polvo. Sonreí para mí misma entre bocados, meramente disfrutando de mi postre favorito. ¿Lo había hecho solo para mí? ¿Nikolah sabía que me gustaban? Era sorprendente teniendo en cuenta que no se enteraba de nada... o parecía no hacerlo.

    Aunque, ¿no era muy pronto para estar tomando tanto dulce? Entre la taza de chocolate y el éclair había cubierto el cupo de azúcar por un día.

    Dirigí mi mirada hacia Aleck cuando le escuché dirigirse a nosotros y le vi sostener aquel mejunje extraño en un vaso. Fruncí ligeramente el ceño, desagradada. ¿Qué era eso? Tenía una pinta repugnante. Si pretendía que tomase esa cosa no estaba por la labor. Ni siquiera con la migraña incipiente que tenía me arriesgaría tanto. En cualquier caso enarqué una ceja con curiosidad y sentí un ligero rubor escalar hasta mis mejillas. ¿En serio hacía eso?

    —¿Libido?—repetí aún con la mano en la mejilla y mientras la idea calaba en mi cerebro, lentamente, torcí una media sonrisa traviesa. Con un gesto, señalé la puerta del baño con el índice—. Entonces, deberías dárselo a Emily. Si tarda mucho con Lockhart allí, ya sabes por qué es.

    Sabía que no era cierto. ¿O sí? Ian y Emily se traían un rollo bastante raro desde hacía algún tiempo. Eran excepcionalmente cercanos. Si solo tonteaban o no me traía sin cuidado, solo diría que los gustos de Emily para los hombres eran cuestionables.

    Me llevé otro pedazo de éclair a la boca con despreocupación.

    Muy cuestionables.
     
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

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    Ian Lockhart

    Cuando solté a la chica, tomó la bufanda que le había robado y comenzó a rodearme con ella. Luego, intentó asesinarme... O al menos lo habría hecho si hubiese tirado con más fuerza; sus tirones, aunque molestos, de momento no parecían capaces de asfixiarme. Podría haberme intentado escapar, safarme de una bufanda tampoco habría sido tan difícil, pero era más divertido seguirle el juego, así que fui arrastrado por la chica hasta el baño, no sin antes arrojarme violentamente el frasco de sanitizante de manos.

    —Tsk, ¿Qué cosa tienes con arrojarle objetos a la gente con la intención de matarlos? —me quejé, cayendo en saco roto por supuesto. Escuché su propuesta de las galletas, riéndome—. Yo creo que cobraré por adelantado —respondí, tomando la galleta que sosteía y rompiéndola por la mitad—. Sí, delicioso, cómo se nota que las hice yo, je.

    Después de terminarme la galleta, volví a concentrarme en la tarea que tenía entre manos, aunque mirar a Emily a la cara sin reírme era complicado. Con una sonrisilla divertida aún en el rostro e imposible de ocultar, puse un poco del sanitizante en mis manos.

    —De acuerdo, empecemos por la enorme estrella que tienes en la frente y esas cejas gigantes, cierra los ojos que tampoco quiero que se te irriten y me mates de verdad.

    ¿Qué tan adherida estaba su tinta a su piel? Eso era lo primero que necesitaba saber. Rocé las yemas de los dedos con su frente y los froté un poco, notando que la tinta cedía ligeramente, corriéndose hacia los lados por como los estaba moviendo. Aún así, no se borraba completamente.

    —Aviso que esto dolerá un poco —me burlé, aplicando más presión al intentar quitarme la tinta. Apreté con fuerza tanto pulgares como el índice y el dedo medio, arrastrándolos por su frente y poniendo cada tanto algo más de alcohol en su frente. Después de tallar un rato, prácticamente toda la tinta de la estrella y las cejas postizas desapareció—. Muy bien, dos fuera, sigue el monóculo, así que voy a necesitar que continúes con los ojos bien cerrados.

    >>Aunque es una pena, seguro que podrías haber hecho unos tours en Témpera geniales con él, eh —pone algo más del líquido en mis pulgares, y tallé con algo más de suavidad en la zona alrededor de su ojo. Aquello iba a ser más tardado, porque tenía que ser cuidadoso con su globo ocular. Como fuese, eso no me detuvo de ser un poco más rudo para quitar los remanentes de tinta final. Fue más sencillo de quitar, pues el monóculo y los bigotes de gato los había dibujado un poco más por encima, habiéndome esmerado más en la estrella y que las cejas se viesen pobladas.

    —¿Segura que no quieres conservar los bigotes? Sigo diciendo que te ves bastante adorable con ellos —me burlé, tirando de sus mofletes una vez más. Tras eso, sujeté su cabeza con una mano, mientras la otra deslizaba el pulgar por el rostro de la chica. Un movimiento en línea bastaba para ir deshaciendo los trazos, pasando por la comisura de sus labios un par de veces para el bigote de más abajo—. Y por último—me acerqué al rostro de la chica, sosteniéndolo con ambas manos. Tan una breve pausa, le soplé con fuerza directamente en la cara— ¡Listo! Jeje, tu cara está libre de tinta. Aunque sigo diciendo que te veías mejor antes —me quejé, encogiéndome de hombros.

    —¡Oh, claro! Tienes que lavarte todo el gel para manos del rostro, ¿no? déjame ayudarte con eso —dije con malicia, abriendo el grifo y arrojándole agua al rostro de un manotazo—. Je, ahora sí, mucho mejor~

    Ah, parecía que había llegado antes que Rag*asteriscos para que no salga al buscar en el buscador(?)*time. ¿Qué era eso que había en el suelo?

    Firma Emi.jpg
    Firma Ian.jpg

    -¡Muy bien, MUY BIEN! ¡Otra respuesta correcta!

    -¡Pero qué mal, mal, MAL! Ver los regalos antes de tiempo va contra las ¡REGLAS! ¿Ahora qué haré, qué haré, qué HARÉ?

    -¡Ajá, no me lo digas que ya lo sé!

    ¡Aplaudan, que el juego de Ragtime va a continuar!

    -¡Inicia una fase ESPECIAL! ¡Qué emocionante, qué emocionante! Primera pregunta:

    -Taking pictures in a club is so COOL! Pero hay muchas otras cosas que se pueden hacer allí, y'know, y'know?

    -...Why are you looking like that, maybe my question was too harsh?
     
    Última edición: 10 Marzo 2022
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    Aleck Graham

    Pude notar que la rubia hizo cierto gesto de disgusto que se giró a mirarme tras pronunciar mi ofrecimiento; por un fugaz instante temí que siguiera molesta por los acontecimientos de la noche anterior, pero sentí algo de alivio al ver que su mirada estaba posada sobre el té y no sobre mí, aunque también era un poco triste, pero preferible.

    — ¿Eh? Sólo es té. — Expliqué, en un intento de despejar dudas. — No es el mejor que he preparado en mi vida, pero tampoco está tan mal. — Di un sorbo más a mi taza, sólo para corroborar mis propias palabras, el sabor no era nada espectacular, pero al menos era apto para el consumo humano...Creo.

    La rubia entonces repitió aquella palabra que yo no comprendía del todo su significado. —¿Tú sabes que significa entonces, Mimi? — Cuestioné, pero la chica sólo sugirió con una sonrisa poco tranquilizadora y señalaba la puerta del baño mencionando que tal vez el té le haría más bien a Ian y Emily, ya que aparentemente llevaban un rato encerrados ahí.

    — ¿Ya sé por qué? ¿Pero que tiene que ver el Libido con-? Oh...— Y las pocas que aun estaban trabajando por mantener mi cerebro funcionando captaron finalmente de que se trataba el "libido" y porqué quizás le sería de ayuda a alguien cómo ellos. Por Arceus, abuelo, no era algo tan difícil de explicar. Mi cuerpo sufrió un escalofrió repentino pero leve, producto de la nueva información, era un poco embarazoso.

    Carraspeé un poco antes de continuar. — ¡B-bueno, eso! Que hay té por si alguien gusta acompañar su desayuno. — Me escudé en mi bebida, bebiendo con un poco deprisa y desviando la mirada; aunque sabiendo que tipo de efectos tenía el té, realmente ya no me apetecía tanto seguir bebiéndolo, pero mientras se encargara de las nauseas y el dolor de cabeza, no podía decirle que no.

    Que bien se siente no aventarse un tocho de vez en cuando oye (?
     
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    Yugen

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    No decía que hicieran mala pareja ni nada así pero... ¿Ian? ¿Ian Lockhart? ¿Ese idiota que gustaba de molestarme? No entendía que podía tener de interesante alguien como él.

    En cualquier caso Aleck no parecía muy enterado del asunto. Lo miré con perplejidad preguntándome si la pregunta era genuina, si realmente podía haber en el mundo alguien que rivalizara con la inocencia de Nikolah. ¿Acababa de preguntarme que significaba la palabra líbido? ¿Así? ¿Como si nada?

    Pero eso era...

    —¿H-huh?—exclamé turbada, genuinamente avergonzada. Abrí los ojos en su máximo y sentí el calor de mi rostro alcanzar incluso mis orejas por el impacto de su pregunta. Tosí, atragantándome con el trozo de postre. Abrumada por la falta de oxígeno me cubrí la boca con el dorso de la mano y tosí hasta que me sentí mejor. Mi voz siguió escuchándose algo tomada y gangosa por el esfuerzo—. C-claro que lo sé. Lo que me parece extraño es que tú no lo sepas.

    Aleck pareció poner a funcionar sus neuronas y el rubor del rostro me dio a entender que se le había prendido la bombilla. Bueno, ¿pero qué clase de adolescente era? ¿Aún se creía eso de que los huevos Pokémon aparecían mágicamente en la guardería y los ancianos no tenían idea de dónde salían? Tenía diecisiete años, por Arceus. Aunque actuaba como un niño de siete. Se veía contrariado y algo tenso, exactamente igual que lo estaría un niño después de descubrir el gran secreto de la guardería. Si estaba así ahora... ¿cómo habría estado cuando según Emily me le fui encima la noche anterior? Ah, debía haber sido digno de ver. Si se veía... lindo y todo.

    Parpadeé perpleja. Aquel pensamiento intrusivo y venido de la nada fue tan inesperado que a mi cerebro le costó procesarlo. El tren de mi pensamiento se detuvo de súbito y mi mente quedó en blanco. ¿Lindo...? ¿En serio?

    Cuando fui consciente me forcé a mí misma a apartar la mirada abrumada y sobrecogida por la idea. No podía seguir ebria ¿verdad? ¿Quizás sí necesitaba ese té después de todo? Mi libido fluctuaba demasiado.

    >>Yo paso—carraspeé también y dejé los cubiertos sobre el plato—. Con esto he terminado mi desayuno.
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    La chica realmente parecía conmocionada por mi pregunta, mucho más por mi respuesta, se podía notar su repentina y violenta tos, producto del atragantamiento de su postre. ¿Realmente era algo que debía saber y conocer? Mi trabajo es hacer té y cócteles, no conocer de palabras complicadas que se usan para referirse a...¡Eso! En ocasiones mi propia ingenuidad me sorprendía incluso a mí.

    Sacudí nuevamente un poco la cabeza, en un intento de despejar el rojo en mis mejillas por el pensamiento de lo que ahora implicaba beber té de jengibre y el pensar que Emily e Ian seguían en el baño, debí haber preparado té verde quizás, maldición abuelo. Continué bebiendo, tratando de contener la evidente vergüenza, lo ultimo que quería era parecer un tomate cómo anoche o cuando Neil veía a la profesora Sonia. Cuando bajé mi taza, Mimi continuaba mirando en mi dirección, o al menos algo así parecía, cómo si estuviera pensando en algo y no se diera cuenta hacía donde miraba.

    Cuando la rubia se percató, desvió la mirada con prontitud, sólo para carraspear una vez más y dejar sus cubiertos, rechazando el té nuevamente. Supongo que no era el mejor inicio, pero había que seguir intentando ¿No?

    — Hablando de desayuno. — Mi estómago y hizo un sutil pero evidente ruido, podía beber cuanta agua salada y té quisiera, pero no era un sustituto para un desayuno en forma. — Creo que ya va siendo hora de que coma algo también. — Reí algo avergonzado mientras sobaba mi nuca. No acostumbraba a desayunar algo dulce, pero al ver todo lo que había horneado y preparado Niko, realmente no podía negarme, le había puesto mucho empeño en sorprendernos, así que podía hacer la excepción, además, era navidad.

    Tomé uno de los platos y me serví uno de esos...¿Cómo los llamaban? ¿Éclair? Bueno eso era lo de menos, bajo otras circunstancias simplemente me lo habría comido con las manos sin mayores mortificaciones, pero el hecho de que hubiera tantos presentes en la cocina me hacía cohibirme. ¿Era idea mía u hoy estaba más apenado de lo habitual? Tal vez era el estúpido libido por el té o que se yo.

    Tomé un tenedor y le hice un corte al pan justo en la punta; para mi sorpresa, no sólo tenía una cobertura de chocolate, sino que estaba relleno de nata, se veía espectacular tan sólo de mirarlo. Tomé un trozo del pastelillo en el cubierto y lo lleve a mi boca sin mayor dilación. Estaba casi seguro de que se podía ver en mi mirada, mis párpados se abrieron un poco más de lo habitual y se dilataban mis pupilas al degustar el postre.

    — Wow...— Fue lo único que pude pronunciar una vez había tragado el bocado, estaba atónito por el sabor. — Este chico tiene un talento anormal para la cocina, en serio. — Exclamé mientras continuaba comiendo, de verdad que si algún día me acababa por decidir en abrir una cafetería debía contratar al rubio cómo pastelero sí o sí. Volví a tomar uno de los bancos de la cocina y me dispuse a terminar el postre sin que nada pudiera detenerme. La mañana no hacía más que mejorar y mejorar, y no lo decía en un tono sarcástico. Paré solo un instante mientras alcanzaba una servilleta y limpiaba mis labios, así cómo para cerciorarme de que no estuviera manchando mi nueva chaqueta, que aún me faltaba lucirla en el lago.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Cayden Dunn

    No sé cómo mierdas al final la interacción de aquel par había seguido fluyendo y aún así me había mantenido allí, a la expectativa y con la tensión encima. Las palabras de Aleck me alcanzaron, la mierda sobre que el mundo no necesitaba más muros, que básicamente no nos llevaban a ninguna parte y solté un suspiro algo hastiado después de su golpe en el hombro. Fue automático y no estaba dirigido a él.

    Colarnos en los muros.

    Más de uno estaba dispuesto casi a matar si alguien se atrevía a semejante cosa, los muros existían por una razón, vamos. Colarse bajo las murallas no era una tarea sencilla, que ellos lo hubiesen logrado conmigo era una cosa, pero que nosotros los lográramos con otra persona ya era estirar demasiado la liga. Me callé de todas formas, no quería ser pesimista a esas horas de la mañana y tampoco quería más charlas de Aleck con las que me costaba encontrar puntos en común. No tenía suficientes neuronas para eso, me había encargado de matarlas anoche.

    No me había dado cuenta, pero a mi lado Licht se había sentado y miraba a Mimi y Givan con él mismo recelo que yo, agitando la cola de tanto en tanto. Después de todo había demostrado particular afinidad con Gen desde el principio.

    Di un ligero respingo al escuchar al castaño anunciar que el té estaba listo para después ponerse a terminar de preparar en revoltijo ese. Cuando terminó, cambié la taza que todavía tenía algo de chocolate por el té y le di un trago.

    Cinis estaba viviendo su mejor vida o algo, con toda la atención de Aleck encima. Comenzó a agitar la cola de nuevo cuando lo escuchó decir que le compraría algo él mismo y se me escapó una risa. Si no sería interesado el cabrón.

    Aleck notó el papel luego de eso y se montó todo el espectáculo del pobre diablo traicionado y asentí a su afirmación. Sabía que podía sólo haberle dicho y el idiota se habría puesto hasta el suéter feo de Navidad, pero así no era muy divertido, ¿cierto? Además sabía que tampoco se iba a molestar por hacerlo de esa manera y en sí había un vacío legal, si se lo pedía no sabía si contaba como "voluntad propia" incluso si él accedía tan fresco.

    Terminó por ofrecerle té a los demás y me pregunté seriamente si Aleck sabía lo que significaba libido, tampoco me dio tiempo de preguntárselo porque se acercó a Mimi y Gen y otra punzada de tensión me cayó encima.

    Esos dos imbéciles me iban a matar de estrés a los veinticinco.

    Mi duda sobre si el castaño sabía el significado de libido no tardó en responderse al parecer, en realidad por lo que estaba viendo ni siquiera sobrios se hacía una neurona funcional entre Aleck y Mimi. Normal por otro lado.

    Cinis se había quedado a mi lado al ver a Aleck acercarse a los otros, en sí sabía que se estaba conteniendo así que le dije que fuese con un movimiento de cabeza y regresó al lado del castaño, bastante más tranquilo eso sí. Incluso se inclinó para olisquear a Mimi, aunque al menos no la golpeó con el hocico. Si yo no podía limpiar las asperezas todavía, que lo hiciera mi equipo al menos. Ya Nyx lo había hecho también, ayer había recibido algunas caricias de Mimi.

    Aproveché toda la interrupción para acercarme a Gen un momento, dejé la taza de té por ahí y tomé el regalo que me había dejado bajado el brazo, extendiéndoselo.

    Con él me había costado un poco más, pero había terminado consiguiendo un libro con la historia de Gérie con una sección enfocada también los mitos de Galar en torno a los legendarios. Hombre, traía fotos e ilustraciones de calidad, además de que era una edición en pasta dura de lo más bonita. Claro que envolviendo el libro también había un suéter de Navidad feo para él, ¿por qué? Pues porque sí, hasta para las estupideces era meticuloso.

    Una vez que lo tomó volví a tomar la taza de té y bebí algo más.

    —Tú sí deberías tomar algo de la poción de Aleck, no pareces en mejor estado que nosotros —dije y le extendí mi taza—. No sabe mal, pero puedes probar un poco antes si todavía lo dudas. Tu regalo de Santa debe estar arriba imagino yo.

    Santa aka Nikolah pues.


    Mimimimi bad ending mimimimi sobre mi pinche cadáver y el de mi hijo Givan, fuck u
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Emily Hodges

    ¿Cuánto tiempo había pasado exactamente desde que Ian y yo habíamos comenzado a ser amigos? No mucho, eso desde luego. Había sido desde que nos habíamos encontrado en el dojo y nos habíamos puesto a hacer el tonto en mitad del entrenamiento, ¿cierto? Me hacía un poco de gracia pensar que había pasado de darme algo de miedo y de yo molestarle con mi actitud infantil a... bueno, aquello.

    Cuestión de que me dejé hacer con una facilidad estúpida mientras soltaba alguna que otra queja a labios cerrados entre medias de su monólogo. Me había pintado toda la cara y aun así, estúpida como solo yo podía ser, estaba confiando plenamente en que se encargase de limpiarme y no me la liase aun más. Aunque, al final del día, no me importaría porque sabía que no había maldad alguna en sus acciones.

    De todas formas, tomó su venganza justo al final, cuando ya había cumplido con lo que le había pedido así que... ¿estábamos en paz? Sí, claro. No reaccioné en primera instancia, simplemente dedicándome a limpiarme la cara con agua así como había dicho y secándome después con la toalla. Y estuve a punto de dirigirme hacia la ducha para mojarlo con aun más agua cuando la puerta del baño se abrió de golpe, haciéndome dar un respingo.

    —Esp~

    Me giré después de sentir como el pulso se me estabilizaba y me llevé las manos a las caderas, encarando al Espeon que ahora estaba lavando las patas como si no hubiese estado a punto de darme un paro cardíaco por su culpa.

    —Bueno, te salvas por la campana, Ian. Pero que sepas que esto no se va a quedar así~ —canturreé, acercándome de nuevo a su posición para hacerme con la bufanda, y me dirigí después hacia la salida del cuarto—. Espi, en serio, te vas a poner gordo a este paso.

    Ni caso me hizo, claro. En cuanto llegamos a la cocina se hizo con unos cuantos dulces de la mesa y comenzó a comer como si nada, ignorando a todo el mundo en el proceso. Por mi parte me tiré a una de las sillas y cogí un postre cualquiera para comenzar a desayunar.

    >>Feliz Navidad, chicos~

    Pobres niños, pensando tan mal de ellos cuando lo único que han mojado ha sido el grifo smh
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Se me escapó una sonrisa cuando Aleck se decidió a tomar uno de los éclairs y comentar que Nikolah tenía un gran talento como pastelero. No iba a negarlo, se le daba bastante bien. Recrear mi postre favorito no era nada del otro mundo, pero lograr la textura y consistencia perfecta del relleno y la pasta choux sí lo era. Insistía. Ese tonto se esforzaba demasiado. Y lo hacía solo... porque quería hacernos felices a todos.

    La felicidad era para mí un concepto tan extraño. Pero podía experimentarla en momentos como esos. Como una pequeña chispa nacida en algún lugar y desear internamente atesorar ese sentimiento a pesar de tener siempre la certeza de que no duraría.

    —Mañana movidita ¿huh?—le comenté a Emily al verla salir del baño. Sin añadir nada más le acerqué uno de los tés que había preparado Aleck—. Toma esto, te vendrá bien. Es un mejunje mágico que ha preparado este bobo de acá.

    Señalé a Aleck y sin decir nada más me incorporé de la silla. Aún estaba decidida a marcharme incluso si ya no me sentía tan incómoda. Cada vez que trataba de permitirme relajarme, de sentarme y disfrutar de aquel instante, algo dentro de mí me lo impedía. Algo terminaba por borrarme la sonrisa y hacerme entender que seguía siendo una cobarde y orgullosa de mierda incapaz de disculparse por sus errores. De modo que subiría a darme una ducha, me vestiría adecuadamente y saldría a reconocer el perímetro. Con un poco de suerte quizás pudiera encontrar el modo de pasar esa maldita ventisca.

    Sin embargo, cuando pretendía salir de la cocina, un presentimiento extraño me detuvo. Estábamos todos... o casi. ¿Dónde estaba ese enano cleptómano? Se suponía que estaba allí para vigilarnos y evitar problemas.

    Menudo inútil.

    —Hey—llamé la atención de todos—. ¿Alguien ha visto a Yukio?
     
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    Hygge

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    Acuario
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    El ambiente en la cabaña pareció relajarse considerablemente durante el desayuno, lo suficiente como para que todos terminasen de comer sin mayores percances. No pasó demasiado tiempo cuando el teléfono volvió a sonar. Cuando uno de los entrenadores atendió la llamada, poniendo el manos libres para que todos escuchasen, pudieron reconocer la voz del hombre que les dio la bienvenida el día anterior.

    —Buenos días. ¿Todo listo por ahí? —saludó al otro lado de la línea, pero ante la confusión que generó su pregunta, no tuvo más remedio que especificar—. Oh, supongo que White aún no os informó. Lamento la insistencia, pero tenemos algo de prisa por aquí.

    El hombre no tardó en ponerles en situación: la tormenta de la noche anterior había dejado al resto de cabañas incomunicadas, y debido a una ventisca que rodeaba los lindes del resort, les era imposible revisar el estado de sus huéspedes. No podían salir, tampoco, pero tenían el bosque del lago a su alcance de querer ir a reconocer el perímetro. Por esa razón, era necesaria su ayuda: comprobar el estado del resto de personas y revisar que los alrededores de la zona se encontrasen correctamente.

    —Podéis administraros las tareas como más cómodo os resulte. Sin contar vuestra cabaña, la número tres, existen otras dos. Con que dos pequeños grupos se acerquen a revisar será suficiente —Pareció pensárselo un momento, y agregó algo más sobre la marcha—. Tengo entendido que la zona del lago fue bastante visitada la tarde anterior, y desconozco si dichas personas terminaron por acampar durante la noche, pero me quedaría más tranquilo si otro grupo pudiera ir a reconocer esa zona. Eso sería suficiente para abarcar el terreno.

    Pero entonces, mientras se organizaban los grupos, los chicos recordaron la pregunta de Mimi. Yukio, el guardián de la cabaña, no había dado señales de vida desde que había iniciado la mañana. El guía, algo preocupado, suspiró con pesadez.

    —Bueno, eso es un problema más a tener en cuenta —Se rascó la nuca, revisando desde su ordenador el mapa del área general—. No es usual en ese Snorunt abandonar sus tareas de esa forma. A veces, sin embargo, se marchaba al bosque y regresaba un par de días después. Si vais a ir a buscarlo, tened mucho cuidado, ¿de acuerdo?

    Con todo acordado, el hombre se despidió, deseándoles feliz navidad, y los chicos quedaron libres de organizarse las tareas a su elección. Desde luego, iba a ser una mañana movidita, pero al menos la nieve había amainado en su zona y podrían salir a estirar las piernas.

    Este Yukio... ¿Qué le habría dado ahora?

    Bueno, han salido en total cuatro eventos. Voy a poner los grupos y las misiones que corresponden a cada uno, y este se activará en cuanto os acerquéis a dichas zonas. Con que uno del grupo me etiquete será suficiente.

    • Grupo 1: Nikolah e Ian [Revisar el estado de la cabaña 1]
    • Grupo 2: Givan y Lucas [Revisar el estado de la cabaña 2]
    • Grupo 3: Cayden, Aleck, Mimi y Liza [Reconocer el perímetro del lago]
    • Emily: Buscar a Yukio en el bosque.

    Menos mal que lo eligieron los dados y no nos tenemos que poner de acuerdo entre nosotros *flashbacks de las habitaciones* (??)

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    Lucas Diamond

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    Aries
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    Lucas Diamond

    Me quedé en la cocina mientras Nikolah se llevaba a Liza y a Mimi, al cargo de preparar el desayuno (es decir, llevar los platos a la mesa). Estaba organizándolo todo en su sitio, sirviendo tazas de chocolate, de té y de café, y colocando las dulces en platos para llevarlos a la mesa principal, cuando Givan apareció. ¡Hombre, pero cuanto tiempo! Lo recibí con un chocolate caliente, recién preparado, mientras terminaba de organizar la cocina. No tardó en llegar entonces Ian, con un peluche de Togekiss, para pedirme algo de comida. ¡Ah, ¿pero no me veía bien atareado?! ¡Ese Togekiss era un grosero!

    —¡Ahora no puedo, ¿no me ves?! ¡Estoy desbordado! ¡Luego comerás algo y jugaremos al lanzamonedas! —exclamé, algo molesto. Por suerte, Emily apareció para quitarme a Ian de encima y poder seguir con lo mío. Entre todo el ajetreo en la cocina, pude hacerme hueco y pasar con los platos hacia la mesa del salón. Coloqué todos los platos que llevaba en la mano (con la mala suerte de haber derramado un poco de té, pero nada grave).

    Y tan pronto como todo estuvo listo, la gente comenzó a dispersarse. ¡Ah, estupendo! ¿¡Y para eso preparaba yo todo!? Rayos, había pasado toda la mañana en eso, pero nadie se sentaba a la mesa. Pues muy bien, yo iría a lo mío. Mi desayuno fue únicamente una taza de té, realmente no quería tomar nada más. Además, tenía aún algo pendiente.

    Subí a mi cuarto cuando vi que los demás comenzaron a rondar por la planta baja: ¡estaba despejado, ahora podría dejar mi regalo sin problemas! Entré, y pude comprobar como había ahí algunas cajas. ¡Oh, vaya! ¿Cómo es que no las había visto ant...? Ah, claro, era lo que tenía despertar en el baño, ¿no? Tomé el paquete que tenía guardado: era pequeño, y con una envoltura algo rudimentaria. Más tarde me encargaría de abrir los regalos, cuando todos nos hubiésemos reunido, pero ahora debía primero colocar el mío. Con cuidado de que no me viese nadie, entré en el cuarto a depositar el cajita, y me esfumé, rápido como el rayo, de vuelta a la mesa del salón, donde ahora todo estaban sentados.

    —¡Ah, qué bonito! Llevo un rato con la mesa puesta esperando, y justo cuando me voy se reúnen todos. En fin, yo ya desayuné mi té, así que supongo que pueden empezar sin mí. Tampoco creo que haya ningún dulce que pueda tomar, después de todo seguro que están hechos con leche o algún otro ingrediente animal —añadí. Pero no podríamos desayunar tranquilos, no.

    Se nos olvidaba ese pequeño detalle: los holder siempre teníamos algo que hacer. Un temporal de ventisca había asolado la zona, y había dificultado las comunicaciones con el exterior. Ahora, nos habían pedido vigilar la zona, ir a ver qué ocurría en las otras cabañas, y lo peor de todo: ¡encontrar a Yukio! Arceus, esto no hacía más que empeorar.

    Damn, perdón, ya estoy aquí, no sabía que hacer con el regalo si darlo directamente o dejarlo oculto, o abrir el de lucas, o o o idk ;-;
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    En ese instante el teléfono de la cabaña sonó. No estaba lejos, de modo que me acerqué al salón y descolgué. Tenía un mal presentimiento. Desde que había mencionado a Yukio había sentido mi propio ánimo caer como una losa. Tal vez era la experiencia o la sensación de que constantemente estábamos envueltos en problemas, pero la realización me tensó los músculos y el corazón se me aceleró en el pecho cuando pulsé el botón de manos libres.

    —¿Si?

    Se trataba del guía del día anterior, el tipo que tenía un tatuaje de la flor de cristal. Al parecer la ventisca había dejado incomunicadas el resto de cabañas y sería necesario ir a echar un vistazo porque nadie ajeno al resort podía acercarse. Yukio no estaba presente tampoco, alguien debería encargarse de buscarlo. Eso solo... confirmaba mi teoría de que para los holders, si algo podía salir mal, saldría mal.

    Apreté los labios. No había estado equivocada al pensar que la felicidad era efímera. Ni siquiera en vacaciones podíamos librarnos de ser héroes. Ni siquiera en Navidad.

    Colgué.

    —Lo habéis oído—dije y dirigí una mirada al resto de presentes—. Haced los grupos como queráis, dividirnos será más práctico. Yo iré a reconocer el perímetro del lago.

    Iría a prepararme y me reuniría con mi grupo en la planta baja en aproximadamente media hora.

    No dije nada más. Tomé mi maleta y subí apresuradamente las escaleras hasta la planta superior. Si la gente de las otras cabañas estaba en peligro... Tsk. No podía permanecer al margen, mi estúpido sentido del deber me lo impedía. Ah, mierda. Yo solo quería irme, ¿era mucho pedir?
     
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    Rider

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    Cáncer
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    Aleck Graham

    Logré terminar mi pastelillo sin mayores problemas, disfrutando hasta el ultimo bocado; junto con el té y el agua sería más que suficiente para aguantar hasta la hora de la comida. Recargué uno de mis codos sobre la mesa mientras ponía mi mano en forma de puño y apoyaba mi mejilla sobre el mismo. Parecía que por fin sería una mañana tranquila, podría subir nuevamente a mi habitación y tomar una ducha, para luego tal vez esperar cómodamente en la sala a que pasara el resto de la tarde, o que los chicos volvieran a organizar otra actividad, incluso tal vez podría ir un momento al lago a contemplarlo con mis propios ojos.

    Usé mi mano libre para seguir acariciando la cabeza de Cinis, parecía bastante cómodo a lado mío, o tal vez estaba interesado en esa promesa que le había hecho sobre un regalo, el cánido gigante se separó un instante, para olisquear por un instante a Mimi, casi parecía que los Pokémon de Cay tenían mejores habilidades para socializar que nosotros tres.

    Sonreí levemente mientras terminaba el contenido de mi taza, pude ver de reojo cómo Cay se acercaba nuevamente a Gen, dejándole una taza sobre la mesa y entregándole una taza con mi "poción" a la vez que le hacía entrega de un libro bastante grueso aunque con una portada bastante bonita, fijo que ese era su regalo de navidad. Realmente el Pelo de fuego se había esforzado mucho con nuestros regalos.

    — No es una poción ¿De acuerdo? — Le dirigí a los muchachos con una mirada un poco disgustada y apenada. — Sólo es té de jengibre, ya trabajaré para mejorar su sabor más adelante. — Solté unas pocas risas mientras me rascaba la nuca. Aun cuando el sabor no era nada espectacular, los beneficios que aportaba beberlo eran innegables, incluido ese "libido". Me sorprendí un poco al escuchar que Mimi también le estaba ofreciendo una taza a Emily, la cual por fin se integraba al grupo después de haber estado un rato en el baño, al menos parecía que estaba bien, y nos saludó a todos con un gentil "¡Feliz navidad!" A lo cual respondimos de la misma manera, además, me llenaba de alegría que pudiera compartir mis bebidas con los demás.

    — Que no es ningún menjunje, sólo es...¡Oye, oye! ¿Cómo que "bobo"? — Reclamé a la rubia ante esas palabras, pero antes de que pudiera continuar, la misma rubia cuestionó algo que quizás algunos ya comenzaban a notar: Yukio no estaba por ningún lado.

    — ¿Eh? ¿Yukio? —Cuestioné— . Oye, es verdad, no lo he visto desde anoche. — Giré mi cabeza y comencé a mirar en los alrededores de la cocina, para ver si el pequeñín no se encontraba escondido por ahí, pero no, realmente Yukio se había ido, pero...¿A donde?

    Antes de que pudiéramos hacer más preguntas o comenzáramos a buscar por la cabaña, el teléfono de la sala principal sonó, la propia rubia se acercó a contestarlo, activando el altavoz para que todos pudiéramos escuchar. ¿Eran malas noticias? Algo así.

    Aparentemente durante la tormenta de la noche anterior, dos de las tres cabañas de la zona de habían quedado incomunicadas del resto, con lo que era imposible saber si se encontraban bien los huéspedes, además, todas las zonas de las cercanías se encontraban inaccesibles debido a la ventisca, con excepción del lago, y el guía tenía preocupación de que quizás algunos imprudentes hayan decidido acampar junto al lago, y quería que otro grupo fuera a explorar el terreno y cerciorarse de que todo estuviera bajo control, y para rematar, Yukio estaba desaparecido; según el guía era normal en él, esfumarse un par de días y luego volver, pero era inevitable preocuparse por el pequeño.

    — Bueno, supongo que el descanso terminó. — Me levanté lentamente de mi asiento, meditando que deberíamos hacer. Mimi rápidamente se decidió anotar para el equipo de reconocimiento del lago, nunca imaginé que tuviera un sentido de solidaridad y responsabilidad tan marcado, subió su habitación, probablemente a preparase para salir, sonreí un poco al ver que se había llevado su maleta consigo a su cuarto, al menos parecía que la idea de marcharse se le estaba pasando.

    Pero apenas era una persona, aun teníamos que organizarnos otros ocho solo teniendo media hora antes de tener que salir.

    — Bueno, yo quería ir al lago desde un inicio pero...— Musité, antes de dirigir mi atención hacia Cay—. Eh, Fueguín ¿Tú a donde iras? —Refiriéndome a cual de las tres tareas se planeaba encomendar.
     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
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    Givan Velren

    Escuché con atención a Mimi, sonreí por lo bajo ante su respuesta, me daba cuenta que se preocupaba y expresaba a su manera, esperaba que a lo largo del día pudiese conversar un poco más, pero luego hubo una curiosa interacción entre Aleck y Mimi, tanto que hasta reí por lo bajo mientras tomaba un cuchillo especial, un plato, una cuchara y comence a tomar un trozo del postre, en ese momento recordé mi taza de chocolate, así que me devolví hacia la sala, que ya estaba vacía, recordé lo de Emily y reí, pero pronto vi mi taza y la tome para dar un sorbo, lamentablemente ya estaba un poco frío pero no dejaba de estar sabroso.

    A Lucas lo vi por ahí, dando vueltas para poner la mesa, le dejé estar y di otro sorbo, al hacerlo ya hasta Emily había salido del baño, sin pintura ya encima, tomé mi plato, pero recordé algo, cuando iba a revisar mi próximo desafío, Cayden llegó antes y dirigí mi atención a él, me sorprendí y eso me hizo recordar algo, pero solo sonreí y vi el regalo, para tomarlo y revisarlo por encima, parecía un libro, al desenvolverlo me sorprendí gratamente, ¡era un libro dedicado a los Legendarios de Galar! Inclusive la historia de la misma y la de Gérie. No evité reír ampliamente y miré a Cayden, con una sonrisa radiante.
    —Muchas gracias, bro. Es justo que corresponda—. Dije, mientras haciendole justicia a mi porte de "rico" le extendí una cajita envuelta a Cayden, claro que no me había olvidado de ese momento.
    >>No sabes cómo agradezco que me ayudes con mi búsqueda, en verdad—sonreí, conmovido. —Ábrelo cuando quieras, tan pronto veo que te lo coloques, haré lo mismo, quiero que tengamos algo que nos represente en serio. Nunca dejes que esa llama de unidad y fuerza que tienes se apague, Cay. Admiro mucho tu fuerza de voluntad—. Dije, para después ver lo de la taza, reí por el comentario de Aleck a lo lejos y bebí, estaba tan centrado en otras cosas que ni puse atención al sabor, más a sabiendas que eso me ayudaría para la resaca que aún asolaba, ya más liviano, pero lo hacía.
    —Veo que has matado a Aleck, bien jugado—reí—. Que gane el mejor, bro.

    Luego me aproximé a Aleck y le extendí también una cajita, exactamente del mismo tamaño de Cayden, la manera en como sabía que era uno de cada uno, era porque la de Cay destacaba el rojo y a Aleck el verde.
    Resulta que en el interior de los regalos, habían pulseras, era de oro, a los costados tenían un par de gemas, eran una esmeralda y un rubí, mientras que en la de Cayden, había algo parecido a una nube en la parte superior, pero era para hacer juego a otra cosa, en la de Aleck había algo parecido a una figura semicircular con detalles como si fuesen piezas del videojuego Tetris, y huecos a un costado.
    Quería darles la última sorpresa que, yo tenía lo mismo que ellos, pero conmigo era las figuras de ambos con su respectiva mitad faltante, con Cayden al completarlo, era una llama, y con Aleck, un círculo como si en esta hubiese un circuito, era mi forma simbólica de decir que Cayden tenía un espíritu cálido y fuerte, peligroso si se lo proponía, mientras que con Aleck era la unidad y ese aire de hermandad que siempre intentaba transmitirnos, extendiendose hasta a los holders.
    —Feliz Navidad—. Dije, me retiré de la cocina, mientras veía a Lucas subir, decidí darle espacio, luego vi que todo mundo se estaba reuniendo, Lucas bajó y parecía en un inicio molesto porque nadie se sentaba a desayunar, pero ahora parecía al menos satisfecho de ver a todo mundo ahí, yo le sonreí y subí yo a la segunda planta a nuestra habitación, ahí noté que había una caja, un par, en realidad. Uno para Lucas y otro para mi, ¿era Santa?

    Sonreí y, aprovechando la soledad, decidí ver qué era, resultaba ser una bata similar a la de un profesor, reí enérgico y asenti.

    Poco después bajé, con dicho traje puesto, de verdad pareciendo todo un profesor Pokémon, lo que había iniciado como una broma con eso quería ver sus rostros, luego le extendí el regalo a Lucas, que parecía haberlo dejado botado.
    Vi a Emily a lo lejos y sonreí, para sacar el último regalo del día, al menos de momento, me aproximé y le sonreí cuando estaba cerca.
    —Hola Emily, vengo a dejarte tu regalo de ya sabes qué—. Dije, con clara intención de confundir, resultaba que yo era su amigo secreto.
    >>Feliz Navidad—. Dije, para extenderle el obsequio, era otra caja, pero se sentía un poco pesado, resultaba que dentro, había una placa de plata, en el cual, estaba dividido en siete por unas líneas, dentro de cada división, habían estrellas, primero en uno había una sola estrella, en otra, dos, en otra, tres, y así sucesivamente hasta las siete, según una leyenda, contaba que, cada noche, se debía mirar al cielo estrellado, rezarle al Pokémon Legendario Jirachi y, al terminar, se cerraba una placa, el cual eran pequeños compartimientos en el cual se iban cerrando uno por uno.
    El añadido que yo pedí, era que, cada placa que se cerraba, iba formando la figura de Jirachi, claro, era la leyenda, y nada garantizaba que rezando por siete noches sin falta, en la séptima el Pokémon aparecería a cumplirle un deseo. Pero no perdía nada, admitía que tuve que preguntarle a Liza qué podría valorar mucho Emily, lo bueno de tener a un tutor con buen posición económica.

    Antes de que pudiera hacer nada, el teléfono de la sala sonó, Mimi fue la que respondió y fue inevitable centrar la atención, al parecer había una labor y la mañana no iba a estar en paz, maravilloso...
    No evité rascarme incómodo, no me daba muchas ganas de hacer algo hoy, Yukio estaba desaparecido y al parecer, éramos la única esperanza para ver qué pasaba aquí.
    Mimi se reitró, y Aleck parecía nervioso, no esperé por la réplica de nadie y me aproximé con Lucas, tomándole del hombro con un poco de fuerza excesiva, pero era porque fue lo primero que se me ocurrió.
    —Yo iré con Lucas a revisar uno de las cabañas, yo sé cómo me miró, así que acepto, será... uhm.—miré a Lucas, mientras le soltaba, un poco avergonzado de que le exaltara mi gesto.
    >>A la segunda cabaña, tienes razón.—sonreí meintras veía a todos los presentes, a ver, Givan. ¿De dónde demonios sacaste semejante idea de irte con un desconocido para ti? ¿Era proque me sentía en deuda de no haber podido dormir con él? ¿Nervios? ¿Incomodidad por los eventos? Ugh, no sé pero lo hecho, hecho estaba.

    —¡Venga Lucas, seguro lo pasaremos bien! Solo es revisar el estado de una cabaña... ¿No? ¡¿Qué puede salir mal?!—reí, según yo normal, pero en el fondo se notaba los nervios, claro que todo podía salir mal, pero bueno, confiaba en que no fuese así.

    Técnciamente obligando a Lucas a aceptar, no le dejé espacio a una réplica cuando me dirigí al baño, a "arreglarme" por mi aspecto aún nefasto por la resaca.

    Venga Lucas, nos toca ir juntitos (?
     
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