Spin-off Cabaña del bosque [Pokémon Rol]

Tema en 'El cuento de la doncella y la flor de cristal' iniciado por Hygge, 18 Noviembre 2020.

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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Emily Hodges

    Mi huida parecía haber pasado lo suficientemente desapercibida y para cuando me quise dar cuenta, casi todos estábamos ya sentados esperando a que llegasen las bellas durmientes. Había acabado sentada delante de Dante y a un lado estaba Ian, lo que me hizo bastante gracia porque a propósito no había sido, eso lo podía prometer.

    No iba a ser una cena tranquila, por otro lado.

    Las chicas acabaron por aparecer junto a Nikolah y, solo entonces, me di cuenta del disfraz que se había colocado, sacándome una carcajada que me fue muy difícil de controlar. Venga que con un poco más de alcohol igual conseguía que todos los chicos acabasen descamisados y no me arrepentiría ni un poquito.

    Al caso, ladeé la cabeza hasta que encontré a Liza con la mirada y le dediqué una sonrisa tranquilizadora. tranqui-liza-dora lol

    —No te preocupes~ —asentí después con la cabeza enérgica—. ¡Sí, señora! El chef está ahí, a lo mejor tendríamos que darle un besito o algo así de agradecimiento~ La mesa la hemos puesto todos, aunque si ves que los cubiertos están mal puestos es culpa de Ian.

    Le guiñé un ojo, divertida, y me incorporé finalmente para mirar a Mimi, sin perder la expresión

    >>¿Sí? Bueno, supongo que cuando eres tan hermosa como yo, cualquier cosa queda bien~ —solté, dándome un golpecito en el pelo para hacerlo a un lado en un gesto de diva que... no soporté demasiado y acabé por soltar el aire en una risa—. Es broma, pero gracias. Vosotras estáis muy guapas también~

    Aquello último fue sincero y le dediqué una sonrisa más común de las mías antes de acercar el dedo índice a su mejilla y picársela, juguetona.

    >>¿Mejor de la borrachera?

    Emi en Gakkou: rodeada de husbandos
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    what a life she has
     
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    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Me hizo algo de gracia la respuesta de Emily. Después del momento tan incómodo que habíamos tenido durante el reparto de habitaciones agradecía que las cosas estuvieran bien entre nosotras. Aunque últimamente parecía llevarme mejor con Liza no quería dejar a Em de lado ni de coña. Seguía considerándola mi mejor amiga y la persona con la que tenía más confianza en toda esa mesa. La propuesta de dormir las tres juntas seguía en pie. Ian podía apañárselas bien solo. Si se lo comía el monstruo del lago mientras dormía pues sería una pena.

    Enarqué una ceja. ''¿Cuándo eres tan hermosa como yo todo te queda bien?''

    Se me escapó una risa burlona, algo ronca. Que despliegue de humildad.

    —Oh, debe ser... porque esto me queda de escándalo—le respondí como si no fuera la gran cosa. Ladeé ligeramente la cabeza con esa sonrisa de circunstancias, casi felina—. Cosas que tenemos las diosas.

    Cuando su expresión se suavizó la mía también lo hizo y su honestidad llana y para nada jocosa hizo que se me subieran ligeramente los colores. Ella solía ser en gran medida la persona con la que más solía compararme de modo que un cumplido por su parte era una victoria por la mía. Arrugué ligeramente la nariz y el ceño cuando prosiguió con aquella pregunta, sin embargo. Cerré los ojos molesta. Su tono nuevamente burlón casi me hizo forzar los huecos en mi memoria, tratar de llenarlos con algo. Pero gran parte estaba borroso y era indescifrable.

    Arceus, ¿qué había hecho?

    >>Ugh, ¿mejor?—torcí—. Aún creo que sigo borracha. No me lo digas... ¿hice mucho el imbécil?

    Emi: Nah. No más de lo normal
     
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    Cayden Dunn

    Al final Emily fue la que le dijo a Ian que mejor dejara lo del póker para después de la cena, claro que la forma de hacerlo me arrancó una risa baja. En cualquier caso el chico se puso en acción aunque parecía tener una guerra de miradas con la mesa, bueno algo así, no era que las mesas tuviesen ojos pero se entendía el punto.
    Aleck se le acercó entonces, como para decirle que realmente no importaba el cómo pusiera los cubiertos y era cierto, pero en fin, que a mi familia le gustaba dárselas de educados en las fiestas así que tenía una idea bastante general de cómo se colocaban correctamente así que mientras ellos se debatían con eso, fui acomodando bien los que ya estaban puestos.

    No alcancé a acomodarlos todos porque caí entonces que se supone era una cena bonita y todo eso y yo seguía ahí con pintas de que había corrido por el puto bosque como un descosido. No era que fuese una fiesta de gala, vamos, pero algo de educación había que tener.
    Un poco despistado de los demás me aparté, esculqué en la maleta que seguía sin haber subido a la habitación y dejé a los demás para ir a cambiarme, en el trajín no noté a Nikolah que se había disfrazado un poco a medias.

    Cerré la puerta del baño y casi a la carrera me cambié. Al menos me había dado la cabeza para empacar un par de camisas, porque de nuevo esa cosa de que en casa les gustara tener cenas medio formales me lanzaba directo a la cabeza que aparecerse con las pintas que nos movíamos en las rutas no era lo apropiado, mucho menos con gente que no era que conociéramos bien ni nada.
    Bueno, ¿me estaba poniendo ansioso por una cena luego de haber corrido por el bosque y casi haber muerto? Tenía que ordenar mis prioridades o algo.

    Se me escapó un suspiro mientras me terminaba de abotonar la camisa y cuando comencé a arremangarla me eché un vistazo al espejo, casi por manía ya. ¿Qué pinta iba a tener después de lo que había pasado antes? Me saqué el flequillo del rostro con el aliento, antes de tratar de ponerme el cabello más o menos en orden con los dedos. Algunos mechones casi me hacían cosquillas un poco más abajo de la nuca.
    Debía haberle hecho caso a mamá cuando me dijo que me cortara el cabello antes del viaje pero mira, ya para qué.

    Dejé la ropa usada en una esquina del baño, ya más tarde la recogería pero no iba a salir con las cosas en la mano ni atrasarme más, y luego de cerrar la puerta hundí las manos en los bolsillos.
    En lo que estuve en el baño me pareció escuchar ruido arriba así que intuí que Nikolah o alguien más había subido para despertar a Liza y Mimi, que debían seguir dormidas como rocas, así que al pasar le eché un vistazo a la escalera. Niko estaba en el primer escalón y fue hasta ese momento que lo vi, con el disfraz pero sin camiseta.

    ¿Qué?

    No no, la pregunta era, ¿por qué?


    Obviamente lo dejé estar, no era yo el que iba a hacer preguntas sobre esas cosas y de todas formas se levantó para ir a la habitación. Me colé en la cocina un momento para beber algo de agua, aunque ya no sentía tanto el alcohol encima sí tenía sed, me quedé allí un buen rato incluso después no sé si para prepararme mentalmente para tener que cenar con un grupo de gente y para cuando salí noté que Emily también parecía haber regresado luego de haberse desaparecido.
    Ahí me di cuenta que no solo Nikolah estaba disfrazado, ¿ya dije que a medias? Sino que también lo estaban sus pokémon y, no lo sé, era bastante simpático todo el asunto. Se necesitaba mucho más que una herida abierta en el pecho para alterarle el ánimo a ese chico.

    Noté también que tanto Liza como Mimi también estaban en la mesa ya, al igual que Nikolah, y la castaña estaba haciendo una suerte de disculpa pública. No tenía idea de qué habría pasado mientras no estábamos, tampoco iba a preguntar. Quizás era un poco por el calorcillo que me quedaba del alcohol o el hecho de que me pareció que estaba más nerviosa de lo que debería, vete a saber, pero me acerqué, saqué las manos de los bolsillos, las apoyé en el respaldar de su silla y al final alcancé sus hombros, para darle un apretón suave.

    —Ya quisiéramos. Todo lo hizo Niko con sus pokémon —dejé ir sus hombros y antes de buscar dónde sentarme le dije algo más, casi en voz baja—. Gracias por invitarnos, Liza.

    No esperé respuesta en realidad, me senté el uno de los espacios libres que quedaba junto a Dante y le eché un vistazo a todo, la verdad es que solo de ver la comida me había entrado un hambre terrible.


    los culpo a todos ustedes por meterle el puto nitro a los posts por el tochaco que acabo de soltar (????) me costó un huevo acomodar las narraciones alv
     
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    Amane

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    Emily Hodges

    Asentí algo distraída a su primera respuesta, sabiendo que en gran medida me estaba solo siguiendo la broma. Aunque en realidad sí que se la veía bastante arreglada, al igual que Liza, y me pregunté si acaso no había decidido ir yo demasiado informal.

    ...nah.

    Apoyé el codo sobre la mesa y dejé caer la mejilla sobre la mano cerrada, mirándola con una ceja alzada y una ligera sonrisa burlona que me fue imposible esconder.

    —Bueno, yo te veo mejor. Al menos no has vuelto a tirarte encima de nadie con intenciones de dudosa moralidad, digo~ —dejé escapar una risa irónica pero supuse que en realidad no me entendería del todo así que no quedaba más que explicárselo—. Le empezaste a contar a Aleck toda tu historia con Alpha y poco más y te lo comes... ¡ah! Bueno, no. Que luego insinuaste que le gustaba el pelirrojo de allá y le dijiste lo del beso a Liza. Al final te quedaste dormida encima mía.

    ¿Que si me lo estaba pasando bien soltándole todo aquello? Ninguna clase de duda al respecto.

    Me distraje solo un segundo de sus reacciones, porque vi algo de movimiento por el rabillo del ojo y noté que había sido Cayden sentándose junto a Dante, justo en mi campo de visión también. Wow, ¿me había pillado acaso el mejor sitio de la mesa?

    El pobrecito iba a tener que ver como lidiar con esto porque, por mi parte, seguía un poco alegre y aún de humor de andar molestando, así que giré el rostro para apoyarme con la barbilla sobre la mano y lo miré con una sonrisilla.

    >>Uy, qué guapo te has puesto Cay~ —deslicé la mirada hacia Nikolah, lo suficiente para que el pelirrojo lo notase al menos, y volví poco después a centrarme en él—. Muy amable que nos deleitéis así las vistas~

    Bueno aber niña chill out a second (???
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Todo esperamos frente a la mesa, unos ya se encontraban sentados, pero todos habíamos acordado de manera no oficial esperar a que estuviéramos todos presentes para arrancar el festín, podía notarse en sus expresiones que la mayoría ya se estaban muriendo de hambre; yo incluido, por supuesto.

    Minutos después, tanto Niko, cómo Liza y Mimi ya estaban bajando, parecía que ambas ya se encontraban mejor, Liza lucía más tranquila y Mimi ya no estaba a tope de alcohol; al menos la fugaz siesta les ayudó un poco, además, se habían vestido para la ocasión, se veían impecables; y bueno, Niko seguía vestido con todo el espíritu navideño.

    La castaña se disculpó ante todos por la demora, pero la verdad es que tampoco hacía falta tal cosa, nadie le recriminaría el haber dormido un poco después de todo lo ocurrido. Crucé miradas con ella por un segundo; quería acercarme y disculparme también, para este punto probablemente ella ya sabría que Mimi se habían emborrachado por mí culpa, y que de hecho el resto de presente ya llevaban un rato bebiendo de igual manera; y todo porqué a un extranjero le había parecido buena idea.

    Quería correr al otro lado de la mesa, disculparme una y mil veces si fuese necesario, tratar de justificar lo que había hecho; pero ella sólo desvió la mirada, incomoda, tomando asiento frente a mi silla. Cerré brevemente mis ojos mientras tomaba aire, era de esperarse, seguía molesta casi seguro, y la verdad, no podía culparla por ello. Justo las palabras de Cay atravesaron mis oídos, impidiéndome escuchar cualquier otra cosa

    — Gracias por invitarnos, Liza.

    En efecto, había sido gracias a Liza en primer lugar que habíamos podido venir a pasar ésta linda navidad, y ahora ella probablemente desearía que ni siquiera estuviera aquí. Pensé en sencillamente salir por la puerta y esperar afuera un rato, evitando volver a cometer otro mis acostumbradas malas decisiones y cometer una tontería, pero salir de nuevo después de todo lo que ha pasado sería un tontería en si mismo, además de que Yukio había bloqueado todas las salidas de la cabaña, por una muy buena razón.

    Hice mi mejor intento por no pensar en aquella situación, con un poco de suerte tendría oportunidad de disculparme mejor en cuanto avanzara la noche, o quizás se le bajaría el enojo, además, al menos Mimi no parecía estar tan molesta conmigo, se había sentado hasta la otra punta de la mesa, pero era comprensible, de hecho ni siquiera mencionó nada sobre sus experiencia con el vodka ¿Sería que ni siquiera lo recordaba? Era sorprendente lo que el alcohol podía hacer en algunos.

    Me había perdido tanto en mis divagaciones que no me había percatado de que tanto Emily cómo Cay se habían ido a cambiar fugazmente, vistiéndose de manera un tanto más formal, o al menos habían sacado su mejor conjunto para la cena. Por un instante tomé mi chaqueta, analizándola junto con el resto de mi ropa, realmente ¿Qué más daba cómo estaba vestido? Iba a cenar con mis amigos, no con la reina de Galar, pero, aun así...

    La situación me trajo ciertos recuerdos, cuando mis padres me pedían que me vistiera formal para las cenas importantes con sus amigos o cuando íbamos a casa de la abuela, cuando era niño no lo entendía, el porqué había de cambiar mi forma de vestir sólo por una cena, y ahora, tenía un impulso que me forzaba a cambiarme y ponerme algo más adecuado de acuerdo al nivel de la cena que el buen Niko nos había preparado. Que ironía.

    —Discúlpenme un segundo.— Me retiré de la mesa. Vaya que quería tirar todo por la borda y simplemente comenzar a comer, pero no podía. Tomé mis maletas del piso, así cómo las del pelirrojo, cargando todo cómo pude con mis dos brazos, al menos parecía que no nos habíamos excedido en el equipaje. Subí todo por las escaleras y me dispuse a dejarlo en una de las habitaciones desocupadas, a estas alturas realmente ya no importaba como íbamos a repartir las habitaciones, sólo el que tuviéramos un compañero de habitación. Abrí la puerta de la habitación hasta el final de pasillo y dejé caer todo el equipaje sobre una de las camas. La habitación estaba bastante bien, era espaciosa y las camas parecían cómodas.

    Me acerqué al espejo del cuarto y me miré por unos instantes, tocándome la cara. No tenía ni la más mínima idea de moda o códigos de vestimenta para ocasiones especiales ¿Qué se suponía que debía vestir? Había empacado un par de prendas que lucían bien, pero el cómo combinarlas sería el problema.

    — Muy bien, Aleck, calma,— Me dije mientras me cruzaba de brazos frente al equipaje.— Sólo piensa en que te harían vestir mamá y papá en fiestas navideñas y estarás bien ¿No?— La verdad era que siempre odiaba cómo me habían vestido, en ocasiones me ponían ridículos suéteres navideños o hasta me forzaban a usar un traje completo. Abrí mi maleta para ver ahí las camisas y pantalones que había traído en caso de necesitarlas.

    —Veamos...Muy negro, muy plano, demasiado corto...— Exclamé mientras tomaba y sacaba varias prendas sólo para dejarlas sobre la misma cama. —¿Eh? ¿Y que tal sí...? — Tomé un pantalón de mezclilla de hasta el fondo y una camisa a cuadros de botones, de patrones azules y blancos, tomé ambas prendas y las probé frente al espejo, realmente no lucían tan mal. —Sí, tal vez funcione.

    Cerré la puerta del lugar y comencé a cambiarme, dejé mi ropa sobre mi misma maleta y me puse la prendas nuevas, me coloqué un cinturón negro sobre el pantalón mientras iba abotonando la camisa sin fajarla, la verdad es que el conjunto no estaba nada mal, pero no podía dejar de pensar que le faltaba algo, algo que fuera más "Aleck". Coloqué mi dedo pulgar e índice en forma de L y lo presioné contra mi barbilla, tratando de pensar, cuando de pronto vi de reojo atreves del espejo un dejado suéter verde turquesa asomarse por un costado de la maleta. Lo tomé y lo coloqué justo sobre la camisa, no era nada abultado así que no incomodaba nada, recorriendo las mangas de tal manera que las de la camisa se sobre pusieran a las del suéter, quedando a la altura de mi antebrazo.

    — ¡Mucho mejor!— Exclamé frente al espejo, realmente no se veía tan mal, claro este conjunto no me haría ganar un contrato cómo modelo, pero era más que suficiente para mí. Salí nuevamente de la habitación, cerrando la puerta y comencé a bajar las escaleras a todo prisa, esperando no haber tardado demasiado. Parecía que ninguno había comenzado a cenar aún, así que aun estaba a buen tiempo.

    —Perdonen esa salida tan abrupta, pero ya que todos se habían vestido para la ocasión no podía ser menos ¿Eh?— Me disculpe ante los presentes mientras soltaba un risa un poco apenada, volví a tomar mi lugar y me senté en donde estaba antes, justo en frente de Liza y aun lado de Cayden; al menos por fin podríamos cenar ¿No?
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Esperaba muchas cosas pero definitivamente no eso. A medida que escuchaba a Emily y su tono de voz risueño, ese de estar viviendo el mejor momento de su vida, juraría que mi expresión mudó en horror. Yo, que era puro orgullo y obstinación. ¿Cómo era eso de tirarme encima de alguien con intenciones de dudosa moralidad?

    Me giré buscamente para mirarla. Mis ojos tan abiertos que podrían salirse de las cuencas.

    —¡¿Qué he hecho qué cosa?!—casi chillé. Mi voz sonó ligeramente más aguda tanto por la sorpresa como por la total incredulidad. Hablarle de Alpha a un completo desconocido que se parecía él era una cosa, pero otra muy distinta era casi tirármelo frente a todos. ¿Qué clase de súcubo del averno se me había metido dentro? Frucí los labios tensa y una repentina oleada de calor producto de la molestia y del alcohol que aún debía tener en vena me sacudió el cuerpo repentinamente.

    Adiós a mi buen humor.

    Me crucé de brazos buscando resguardar mis propias emociones, intentando recomponerme como si no hubiese hecho el imbécil bastante y actuado con una honestidad casi obsesiva. ¿Había tomado alcohol o el maldito suero de la verdad?

    Fulminé a Graham con la mirada, ceñuda, desde mi sitio en la mesa. Repentinamente tenía la necesidad de culparle de todo aunque nadie me había obligado a tomar.

    —Todo es tu culpa Aleck—le espeté, hosca, con la mirada ligeramente entornada—. No es como si esto cambiase nada ¿entiendes? Estaba ebria. Sigues cayéndome mal.

    Pinche tsundere lol
     
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    Hygge

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    Liza White

    Jugueteé algo nerviosa con mis dedos pero parte de la tensión se esfumó al escuchar la liviana respuesta de Emily. La chica me sonrió y le restó importancia al asunto, y yo le devolví el gesto algo más tranquila. Me alegraba que todo estuviera bien, al menos con ella.

    —¿Ian ha puesto la mesa? ¿Quién eres tú y qué has hecho con Lockhart? —me permití bromear, inclinándome en mi asiento para dirigirle una sonrisa burlona al castaño. La trenza se meció con el movimiento al regresar a mi lugar y me hizo cosquillas, pero mi atención se posó en las luces sobre la mesa. Sonreí—. Ha quedado precioso. De verdad.

    Lo cierto es que en mitad de la cacofonía de voces no me enteré de quién fue el chef, pero Emi había comenzado a hablar con Mimi y no quise interrumpirlas. Estaba bien, me gustaban los misterios. Le hice una seña a Niko para que se sentase a mi lado cuando hubo terminado con sus cosas y noté que Aleck se levantaba de la mesa. Me removí en mi asiento, algo inquieta. De nuevo volvía a pensar algo que no era.

    Fue entonces cuando, al cabo de unos minutos, sentí que alguien se me acercaba y colocaba las manos sobre mis hombros, dándome un ligero apretón. Giré el rostro para reconocer a Cay y abrí los ojos, tanto por la sorpresa de saber que habían sido Nikolah y sus pokémon los que orquestaron la cena como por el gesto implícito. Coloqué una de mis manos sobre la suya en un gesto cariñoso y su agradecimiento me envió cierto ardor a los ojos.

    "Gracias por invitarnos, Liza"

    Alcancé a mirarle cuando tomó asiento junto a Dante y les dirigí una sonrisa sincera.

    Gracias a vosotros, cielo.


    Por hacer el esfuerzo y traer a Niko de vuelta.

    Tomé uno de los vasos y me serví algo de agua, tanto por aflojar el nudo en mi garganta como para calmar mi sed. Después de haber llorado tanto me iba a terminar deshidratando a ese paso. Fue en ese momento cuando Aleck regresó, habiéndose arreglado para la ocasión, y lo seguí con la mirada antes de dejar el vaso sobre la mesa y volverme hacia Niko. Estiré el brazo en un impulso y le revolví el cabello dorado con cariño.

    —Gracias por preparar todo esto, Niko —murmuré, para que solo él pudiera escucharme. Apoyé mi mejilla en la palma de mi mano—. Te prometo que mañana te ayudaré, necesitas descansar y reponer fuerzas. Y no hay peros que valgan. Seguro Florencio me da la razón.

    Le saqué la lengua, divertida, y estuve por preguntarle dónde había aprendido ese pokémon a cocinar y a leer revistas cuando, de nuevo, un grito a mi lado me sobresaltó y me giré para comprender qué demonios le pasaba a Mimi ahora. Intercambié miradas entre ella y Aleck, con algunas piezas dispersas, pero creo que podía hacerme una mínima idea por lo que me contó en la habitación.

    Agité la mano hacia el chico, restándole importancia. Quizás también fue una forma de romper el hielo entre ambos, quién sabe.

    —No le hagas mucho caso. Es su forma de darle amor a los nuevos —le dije, aguantándome una suerte de risa en el proceso. ¿Ahora quién era el Corphis cocido, Mims~? Relajé mi expresión al poco tiempo, posando la mirada en los cubiertos, y con cierta duda agregué, mirándole desde abajo—. Te... queda lindo ese conjunto~.

    Sé que es una tontería pero yo necesito hacerme una imagen mental de cómo chuchas están sentados bc me lio (??) Y en base a lo que habéis estado decidiendo la cosa sería más o menos así:

    20201214_100205.jpg

    En mi cabeza Liza estaba en la otra punta pero me acabo de enterar de que se ha vuelto a quedar sorda con otro grito (??)
     
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    Yugen

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    Mimi Honda

    Tsk.

    Mi expresión no varió un ápice. Si acaso, terminé por pisarle un pie a Liza por debajo de la mesa al escucharla. Al menos tuve la decencia de no hacerlo con el tacón si no con la punta del zapato, pero llevaba gran parte de mi molestia impresa. No se alejaba demasiado de la realidad.

    Si había aceptado la estúpida idea de beber, que de hecho había sido idea mía porque de alguna forma tenía que borrar la frustración y el miedo de no saber dónde estaba Nikolah, había sido porque no tenía la más mínima idea de cómo acercarme a ellos. Cayden después de todo lo había traído de regreso, Aleck me recordaba a Alpha y hacía su ausencia a ratos casi llevadera y el otro... bueno, el otro estaba con ellos. Suponía que era suficiente.

    Carraspeé para aclarar mi garganta y mis ideas.

    —¿Podemos empezar a comer ya o qué?—no era una pregunta realmente, era un toque de atención.

    Por lo menos para cerrar el hocico un rato. Esperaba que nadie hablase con la boca llena porque si no iba a terminar por usar el tacón para pisar pies bajo la mesa.

    Yo tenía una imagen mental de la mesa distinta también xD Pero entonces lol, me di cuenta de que estamos super cerca (?)
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    El tacto de Liza sobre mi mano había sido cálido, no sentí siquiera el impulso de apartarme ni gota alguna de tensión porque después de todo yo había sido el que se acercó y porque ciertamente no había manera de que rechazara algo como eso, mucho menos de ella. Luego de que me sentara me sonrió y le regresé el gesto con la misma sinceridad.

    Aleck había terminado levantándose, en apariencia que algunos nos hubiésemos cambiado le dijo que debía hacer lo mismo aunque no era necesario realmente. Lo cierto es que cada uno podía hacer lo que lo ayudara a sentir más cómodo, pero bueno el caso es que allí estaba de nuevo.
    Me mantuve al margen entonces o al menos lo intenté porque lo siguiente que supe fue que Emily me puso la vista encima y sus palabras me enviaron tanta sangre al rostro que no quise ni imaginarme como me estaba viendo a ojos del resto. Encima había deslizado la mirada a Nikolah un momento antes de volver a mí y ya estaba, que alguien llamara un hospital o algo.

    Gracias debía dar a que no estaba bebiendo nada ya porque o me atragantaba o lo escupía.

    Calvé la vista en algún punto de la mesa, porque la verdad era que no sabía qué diablos responderle, a una cosa de esas no se le decía gracias nada más y decirle que de nada, siguiéndole el rollo, era impensable. Me faltaba una buena cantidad de alcohol en sangre para siquiera considerarlo una posibilidad, en ese momento primero me lanzaba al bosque de nuevo que seguir una tontería de esa clase.

    Abrí la boca pero volví a cerrarla porque seguía sin encontrar en mi cerebro chamuscado las palabras apropiadas o algo decente que responder para empezar, al final no sé cómo demonios me atreví al menos a buscar sus ojos y no sé, decirle gracias por el halago sin tener que decirlo directamente, apenas insinuandolo con la mirada. En cualquier caso Mimi no tardó en reaccionar a toda la información que le había soltado encima Emily y con la tontería empecé a calmarme gradualmente.

    Ella fulminó a Aleck con la mirada y cuando abrió la jodida boca de nuevo, el que casi la mata con solo verla fui yo, que encima la tenía justo al frente. Mira que decirle eso al pobre chico, ya de por sí bastante inseguro con esas mierdas. Si suavicé los gestos fue por lo que le dijo Liza al castaño al final, que me recordó las palabras de Emily luego de que la rubia cayera noqueada.
    Solté el aire un poco de golpe y estiré el brazo hacia Aleck, para revolverle un poco el cabello, casi con cariño.

    —Supongo que podríamos hacerle caso a Mimi y empezar a comer, ¿no? —comenté al aire, para todos.


    Al menos era mejor idea que, no sé, seguirla cagando.

    Este pobre pendejo cuando le dicen un halago: Cayden.exe ha dejado de funcionar
     
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    Rider

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    Ya estábamos todos presentes en la mesa, la comida aun estaba caliente, las luces seguían brillando y tras muchas peripecias, al fin podría comer. Ya era hora ¿No? Pues no. Un repentino grito cercano que salió en forma de pregunta me hizo estremecer, no necesitaba ni mirar de quien provenía la voz, lo sabía perfectamente.

    —Uh, que mal...— Susurré mientras cerraba mis ojos con fuerza, cómo si me estuviera preparando para un aparatoso choque. Había estado tan distraído que nunca escuché que Emily le estaba comentado lo ocurrido a la rubia; yo sólo las veía conversar, pero no me había imaginado que le contaría todo así cómo así.

    Bueno, hasta aquí llegaste, Aleck, ¿Algunas ultimas palabras?

    Respondí en mi cabeza mientras me preparaba para lo peor, pasaron unos segundos, pero no hubo nada; abrí lentamente mi parpados, sólo para ver a Mimi al otro lado de la mesa, lanzándome una de sus típicas miradas matadoras, debo admitir que esperaba algo más agresivo, que me patera por debajo de la mesa, me abofeteara, que me arrojara agua o un plato; lo único que nos separaba era una simple mesa, pudo haber hecho cualquiera de esas cosa, pero no lo hizo.

    Lentamente volví a abrir los ojos por completo, aparentemente ninguna tragedia había ocurrido, sólo las brutales palabras de la rubia, perpetradas por esa característica voz, mencionando cómo todo había sido mi culpa (Y en parte tiene razón) y que todo seguía igual, que yo le seguía cayendo mal.

    — ¿Ah sí? ¡P-pues a mí no! Lo siento Mimi, pero el sentimiento no es mutuo. — Le respondí con un tono entre broma y seriedad, aun pese a todo, realmente no tenía motivos para que la rubia me cayera mal, necesitaría hacer algo terrible para que eso sucediera, además, no sentía que pudiera recriminarle después de lo que Emi nos había contado.

    —Yo... —Carraspeé— Lamento no haberte detenido a tiempo antes de siguieras bebiendo, no creí que a alguien se le pudiera subir el alcohol tan deprisa. — Reí un poco apenado al recordar toda la escena. Al mirar en su pupilas, pude notar que aun estaban un poco dilatadas, era de esperarse, los efectos del alcohol no se marchan con unas pocas horas de sueño, pero al menos parecía que Mimi ya se podía controlar un poco más.

    Liza intervino con un leve gesto de mano, quitándole importancia a la palabras de la rubia, recalcando cómo era su manera de mostrar "afecto" a los nuevos, la verdad que coincidía con todo lo que había mencionado Em, y he me admitir que su palabras me traían consuelo, no sólo porque me hacían percatarme de que al menos Liza ya no estaba tan molesta, sino que en el fondo, muy en el fondo, significaba que la rubia ya aceptaba nuestra presencia; digo, al menos no nos quería ver muertos, ya era algo ¿No? Más tomando en cuenta el vodka que hubo de por medio.

    Volver a escuchar la voz de Liza tras aquel incidente era un alivio, su tono volvía a ser el mismo de siempre, seguido de sus palabras siempre dulces, haciendo un gentil cumplido sobre mi ropa mientras ella jugaba con los cubiertos.

    —¿Eh? ¿En serio? — Tomé el cuello de mi suéter para mirarlo por un segundo, para después volver a enfocar mi mirada en la castaña. — ¡Oye, te lo agradezco! La verdad me preocupaba no lucir bien así para la cena, no tengo ni la más mínima idea sobre moda. —Reí algo apenada al confesar, mientras sobaba mi nuca con mi mano.— ¡Tú también luces increíble esta noche! ¡Ese overol realmente te queda bien! —Le sonreí alegre a la chica, el saber que no me guardaba rencor por mi pésima introducción de la bebidas era un alivio, ahora tenía que pensar en una muy buena y elaborada disculpa; pero hasta entonces, sólo quería charlar con ella, justo cómo en el valle.

    De pronto sentí el tacto de una mano sobre mi cabello, el Cay, quien en un juguetón gesto comenzó a alborotarlo. Las palabras dulces, las risas sinceras, el tacto gentil, la comida, las luces, el calor; en ese preciso instante, por un instante, me sentí verdaderamente en familia, se me escapó una sonrisa conmovida.

    — Estoy totalmente de acuerdo con ustedes dos ¡Ya va siendo hora de comenzar! — Tomé un vaso y me serví un poco de sidra.— ¡Salud, Pelo de Fuego! ¡Por la familia! — Choqué suevamente mi vaso contra el de Cay, bebí un poco para seguidamente tomar un tenedor y disponerme a comenzar.

    —¡Buen provecho a todos!

    ****

    ¡Espera un segundo! ¿Cay y Mimi se han puesto de acuerdo en algo? ¿Acaso me equivoqué de mesa y estoy en otra realidad?
     
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    Hygge

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    —¿Auch? —me quejé, enarcando una ceja hacia Mimi. Al menos se había desquitado conmigo y no con el pobre Aleck, ¿no? Negué con la cabeza, soltando una suerte de risa baja que solo ella escuchó—. Sabes que tengo razón, boba.

    Fue entonces cuando Aleck alcanzó a responderme, con la frescura y naturalidad que lo caracterizaba, y me arrancó una sonrisa de profundo alivio de los labios. No parecía molesto conmigo, de hecho se veía bastante feliz y logró destensar cualquier rastro de incomodidad o tensión que aún retuviese en mi cuerpo.

    Asentí, con una alegría casi pueril a sus palabras.

    —¡Pues no se te da tan mal! —le aseguré, con las mejillas sonrosadas por la emoción y en parte por el cumplido. Jugueteé con la trenza entre mis dedos, pensando una respuesta—. ¿De verdad? Yo tampoco soy muy buena para la moda, pero hice el intento esta vez. Parece que ambos tuvimos un golpe de suerte.

    Había extrañado eso. Conversar con naturalidad, sin amenazas que se cerniesen sobre nosotros por al menos una noche. Como una familia normal. El viento aullaba en el exterior con fuerza pero dentro de la cabaña me sentía a salvo, en casa. La cena inició en mitad de aquel ambiente distendido y cálido y mientras esperaba para alcanzarme la bandeja más cercana, reparé en una sombra que se deslizaba bajo la mesa.

    Al agacharme, los diminutos ojillos de Yukio me recibieron, visiblemente malhumorados. Sus patitas estaban cubiertas de salsa y llevaba trozos de distintas comidas encima, probablemente saqueadas a tiempo. Parecía un niño pequeño enfurruñado y al sostenerle la mirada durante unos segundos supo predecir mi siguiente movimiento con suma precisión. Intenté atraparle y sacarle de debajo de la mesa pero el muy escurridizo se zafó, huyendo con la comida hacia otro lado como si fuese a quitarle su tesoro más valioso.

    ¿Qué demonios? ¡Si solo quería hacerle un sitio con nosotros en la mesa!

    —Eh, chicos... —les dirigí una mirada de circunstancias al resto mientras se servían la cena, y alcancé mi plato para empezar a tomar parte de la bandeja—. ¿Alguien puede sacar al mini guardián cleptómano de debajo de la mesa y decirle que puede comer con nosotros?

    Ingenua de mí que desconocía lo aterrador que podía ser ese enano bajo la influencia de la luna azul. Pero mejor mantenerme en la ignorancia.
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    Al final había terminado desembarazándome de la silla, que me había hecho un lío con las piernas, y me senté en una esquina. La casualidad dio que terminara al lado de Liza, y también cerca de Mimi. Aleck y Givan se sentaban al frente. Era una distribución bastante interesante, la verdad. Me quité la cornamenta y la dejé a un costado, pues se había arruinado un poco debido a mi tropiezo. Todos parecían estar enfrascados en distintas conversaciones, y me permití sonreír un rato. Obviamente, Mimi parecía haber vuelto a su yo de costumbre, y estaba demostrando lo afectiva que podía ser con Aleck y Liza. Varios incluso habían decidido subir y cambiarse, cosa que podrían haber hecho antes de que la cena estuviera lista, pero bueno. Tan solo esperaba que la comida no se hubiera enfriado tanto en el interín.

    Liza me revolvió el pelo, mientras me agradecía por la comida. Las mejillas se me colorearon levemente, y le dediqué una sonrisa.

    — ¡Oh, pero la comida la hizo Florencio! Y soy un queso con cosas saladas y platos principales. Mi especialidad son los dulces. Yo ayudé, obviamente.— me di la vuelta y le sonreí a Florencio, que se encontraba apartado, todavía vestido de Santa, leyendo una de sus revistas, sentado en el sillón.

    Me volví hacia Liza, cuando continuó hablando.

    >> ¿Ayudarme? ¿Con qué?

    Por un segundo, mi cabeza se dirigió hacia el bosque, hacia el altar, y hacia la doncella. ¿Liza sabía algo sobre eso? Sin embargo, yo no quería que me ayudara con eso. Según experiencias recientes, era extremadamente peligroso, y lo último que quería hacer era ponerla en peligro. Pero luego mi cerebro hizo dos más dos y logró conectar que ella se refería a la comida de mañana. Con razón había mencionado a Florencio.

    — ¡Cómo quieras! No tenía idea de hasta cuando nos íbamos a quedar aquí, así que no planeé absolutamente nada para mañana. Podemos ver los dos que hacemos. La verdad que no tengo idea.

    Un grito de Mimi interrumpió la conversación. Al parecer, Mimi no recordaba que se había puesto cariñosa con Aleck cuando se había emborrachado. ¿Tan ida estaba? Y al parecer, no le había gustado ni un pelo, pues había mirado al muchacho como si tuviera dagas por ojos. En todo el quilombo que vino luego yo simplemente aproveché para comenzar a servirme. Todo muy lindo conque me agradecían por la cena y la presentación, pero nadie había comenzado a clavar el diente. Se les iba a enfriar.

    Y por extraño que fuera, Mimi resultó ser la voz de la razón, instando al resto a comer. Yo ya estaba a la mitad de mi plato. El filete había quedado exquisito, y el puré bien cremoso. Obviamente quedaban todavía por probar las tartas, las fajitas de entrada, y las ensaladas. Y los sánguches, obviamente. Hablando de eso....

    Comencé a preparar una monstruosidad en mi plato. Lo único que podía hacer que eso fuera catalogado como sánguche eran las dos fetas de pan en cada extremo. Tenía filete, puré, fajitas, cubos de queso, ensaladas. Todo lo que había en la mesa, ahí dentro. Podía sentir la mirada reprobatorio de Florencio en mi nuca, pero no me importaba. Era Nochebuena.

    — ¿Hm? Claho, ho pueho.— respondí a la pregunta de Liza, con la boca llena.

    Aproveché mis brazos largos, cacé al escurridizo enano mientras intentaba huir, y lo puse sobre mi regazo. Tragué el enorme bocado que tenía en la boca, y me golpeé el pecho, para hacerlo pasar por mi tráquea. Solté un suspiro de satisfacción.

    >> ¿Quieres que te prepare uno de mis famosos sánguches titán, Yukio? Te prometo que sabe mucho mejor que la comida robada.— comenté, con una sonrisa.
     
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  13.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    No, no la tienes—le respondí a Liza con el mismo tono de voz, terca y obstinada—. No tenses la cuerda, White. Sabes que llevo tacones.

    No la miré en ningún momento pero el mensaje estaba más claro que el agua. Me incorporé para tomar algo de ensalada para empezar y mientras la apartaba en mi plato, escuché la voz de Aleck. Sonó algo dubitativa pero cálida y honesta. Alcé la mirada por mera inercia, aún ceñuda, y apreté los labios en una fina línea antes de sentarme.

    ¿Yo no le caía mal? Pues que bien. Él tampoco me caía mal realmente. No podía... mirarlo o escucharlo sin tener la impresión de que tenía a Alpha delante de las narices y quisiera o no admitirlo, al igual que Em lo era, el idiota era otra de mis debilidades. Me dolía que no estuviera en la mesa con nosotros, me dolía que estuviésemos peleados, me dolía que fuéramos absolutamente incapaces de entendernos. No dije nada mientras Graham se disculpaba por el tema del alcohol aunque tampoco me hice la desinteresada. Solo lo escuché.

    La conversación pronto cambió de tema y mientras comía tranquilamente—al fin, mi estómago lo agradeció— por el rabillo del ojo fui testigo del crimen contra natura y el buen gusto que estaba perpetrando Nikolah. Había tomado todo que estaba cerca y la había metido entre dos trozos de pan. Aquella monstruosidad no solo parecía ser una absoluta bomba calórica si no que era un atentado contra el buen gusto y los modales en la mesa.

    Por el amor de Arceus y todos los legendarios de Sinnoh.

    ¿De qué clase de ser del averno te fuiste a enamorar, Liz?

    Pálida, profundamente desagrada, me incliné ligeramente hacia mi compañera de mesa para hablarle al oído.

    —Recuérdame que nunca invite a comer a un restaurante gourmet a tu futuro novio.
     
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    Hygge

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    Había empezado por tomar el puré y probar un poco de la ensalada, y no fui consciente hasta ese entonces del hambre que tenía en realidad. No había probado bocado desde que llegamos a la cabaña, y el mismo disgusto me había privado del apetito hasta que Nikolah regresó con vida, así que tenía que recuperar bastantes fuerzas. La comida sabía especialmente bien y alcé mi pulgar hacia Florencio, guiñándole un ojo con cierta complicidad. Tenía que preguntarle su secreto más tarde, porque todo estaba de lujo.

    Crucé las piernas bajo la mesa, balanceando uno de los pies mientras las conversaciones a mi alrededor llegaban hasta mis oídos. Noté por el rabillo del ojo cómo Niko había logrado atrapar al escurridizo Snorunt y lo había colocado en su regazo, hablándole como si un pequeño niño se tratase, y contuve una sonrisa disimulada mientras observaba la escena con cierta ternura. Yukio se llevó todo lo que tenía a la boca con voracidad, como si no se fiase de su palabra y tuviese que resguardar su botín a tiempo, y al finalizar se cruzó de patitas, sosteniéndole la mirada con cierto escepticismo.

    Su estómago rugiendo terminó por delatarlo y asintió al poco tiempo, resignado. Ese sánguche sonaba demasiado bien para él.

    Pero no era así en el caso de Mimi. La noté acercarse a mi oído, horrorizada ante la montaña de comida en el plato de Nikolah, y terminé con la ensalada tranquilamente antes de inclinarme hacia ella. Siendo tan grande, tenía sentido que necesitase tantos nutrientes, ¿no?

    —No creo que quisiese ir a uno de esos en primer lugar, ¿no has visto el apetito que tiene? —le respondí, casual, como si no fuera la gran cosa. Y es que para mí no lo era porque, bueno, no podía evitar verle con otros ojos. Me levanté para alcanzar uno de los filetes, plato en mano, preguntándole a Mimi si quería que le trajese uno de paso. Al volver a sentarme agregué en voz baja, algo más tensa—. Y sé un poco más discreta, ¿quieres? Está sentado al lado.

    No es como si fuera a darse cuenta, pero no dejaba de ser vergonzoso. Alcé la mirada cuando reparé en que había terminado de vaciar mi vaso de agua, y tomé la botella de cristal que estaba junto a Aleck y Cayden. Eso no era agua, ¿no? Leí la etiqueta, curiosa.

    ¿Sidra?

    >>¿Qué tan fuerte está esto, Aleck? —inquirí, posando la mirada en él. Sé que le había reprochado a Honda por beber en mi ausencia y yo no era fanática del alcohol pero... quizás podía integrarme un poco por una vez, ¿no?

    Pero con moderación. Hmpf.
     
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  15.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    La respuesta de White casi me hizo rodar los ojos en una mezcla extraña entre hartazgo y condescendencia. ¡Por supuesto que veía el apetito que tenía, estaba tragando como un maldito Swalot! Era un espectáculo dantesco, capaz de erizarme la piel. Le agradecí sin embargo cuando dejó en mi plato uno de los filetes de la bandeja y se me escapó una risa por la nariz, floja y sin gracia antes de proceder a cortarlo. ¿Qué fuera más discreta? Joder Liz, te vas a declarar y el otro siente exactamente lo mismo por ti, ¿no crees que te estoy haciendo un favor al exponerte? Date cuenta de una vez, tonta.

    Eran como un par de niños torpes.

    Sin embargo no dije nada mientras me llevaba el vaso de agua a los labios y tomaba un poco. Realmente solo estaba buscando mantener mi boca ocupada para no ser yo la que terminara tensando la cuerda.
     
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  16.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Emily Hodges

    Ladeé ligeramente la cabeza, con los ojos entornados, al notar la reacción de Cayden. No había esperado que me respondiese, de hecho, por lo poco que había hablado con él, pero tampoco había esperado que entrase en tremendo cortocircuito y, venga, se veía tierno. Aun así, no tuve la capacidad de seguir molestándole y cuando recibí su mirada en un intento de agradecimiento, se la devolví con una sonrisa amable.

    No podía molestarle cuando claramente lo estaba intentando, no era esa clase de persona.

    Le guiñé el ojo, sin ninguna pretensión más que de hacerle saber que había ido en broma, y volví a incorporarme en la silla para sentarme con normalidad. Escuché solo de refilón lo que Mimi decía, y menos mal, porque seguramente le hubiese echado una mirada de bastante reproche. Al menos Aleck, que había sido el objetivo de sus palabras, pareció tomárselo bien y eso me alivió lo suficiente como para no meterme.

    No tardé en imitar al resto en cuanto dijeron lo de comer, haciéndome con un poco de todo sobre mi plato, probando de aquí y allá... pues todo lo que había. Bueno, ¿qué? Tenía hambre y todo estaba muy rico. Tanto así que me giré, al igual que Liza, para hacerle un gesto de aprobación a Florencio. Hey, podría enseñarme un truquillo o dos para mejorar mis comidas también.

    Giré de nuevo la cabeza hacia Liza en cuanto escuché su voz, mirándola con curiosidad, y no pude esconder la risilla divertida que se me escapó de los labios.

    —Anda, Li, ¿tú también vas a caer en el saco de borrachos? Qué decepción~ —obviamente el tono fue más que jocoso y acabé por guiñarle también el ojo, aunque con una chispa más divertida, antes de volver a lo mío.

    Uhm, pero en serio, ¿quién querría beber teniendo toda esa comida tan rica delante? ¡No yo, desde luego!
     
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  17.  
    Rider

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    Cáncer
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    Aleck Graham

    Todos comenzamos a comer, tomé uno de las platos y me comencé a servir, quería probar un poco todo, pero debía ir con moderación; tomé un poco del puré de papá y fajitas al centro de la mesa; así cómo uno de eso...¿"Sangúches"? ¿Era algún termino regional que desconocía? Fuera cómo fuera, la comida lucía esplendida. Con una cuchara tomé algo del puré y me dispuse a probarlo, cuando una escena ciertamente particular llamó mi atención. Era toda una pila de la comida sobre el plato de Niko al otro lado de la mesa, era ciertamente impactante, la escena era tan apantallante que incluso separé la cuchara de mi boca antes de si acaso poder probar un poco.

    Me encogí de hombros tras ver la escena por unos segundos, en el fondo me apetecía hacer algo similar, pero tampoco tenía intenciones de en el proceso mancharme el suéter por tratar de avorazarme.

    ¡Bueno, yo creo que ambas lucen espectaculares esta noche! — Volviendo a dirigirme a Liza y Mimi. — Y miren que es raro que Cay y yo nos vistamos así bien, sólo para ocasiones especiales ¿Eh? —Tomé por el cuello al pelirrojo con mi antebrazo, sacudiéndolo un poco de manera amistosa, interrumpiendo su bocado.

    Tras aquello decidí dejar de prestar atención a todas la conversaciones por un instante, lo único que ocupaba mi mente era el por fin poder comer algo después de de esas breves interrupciones, estaba tan cerca, la cuchara estaba a escasos centímetros, podía oler el puré acompañado con un poco de gravy. Pero parecía que el destino se empeñaba en detenerme. De pronto vi cómo Liza esta analizando un botella; el recuerdo inequívoco de Mimi hacía un par de horas volvió a mí ¿Acaso había ido por una de las botellas de la barra?

    Mientras yo daba un pequeño vuelco en mi silla por el susto, la castaña pregunto sobre la intensidad de aquella bebida, cuando le di un vistazo de manera más detallada, puede ver que sólo era la Sidra que estábamos bebiendo el pelirrojo y yo, solté un suspiro, aliviado.

    — ¿Ah? Sólo es sidra de manzana, no te preocupes, hay más alcohol la sangre de Mimi que en esa botella.—Reí, mientras miraba de reojo a la rubia y secaba mi sudor de los nervios.— Tiene un 2% de alcohol al liquido total, puedes beberla tranquila.

    Antes de que la castaña se pudiera servir, escuché a Emily reprocharle de manera burlona, todo en un tono de broma por supuesto, reír por la escena, parecía que Liza también era primeriza en esto de beber, así lo mejor sería que lo llevara con calma, además, por suerte, es muy difícil embriagarse sólo a base de sidra, aunque tampoco iba a subestimar a los chicos de Galeia.
     
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  18.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    De cualquier manera, al final mi colapso fue tal que Emily obviamente paró el carro y todo siguió fluyendo a su manera. Vi que todos empezaban a servirse así que me dispuse a hacer lo mismo, que de por sí me cargaba un hambre que casi daba miedo. No me monté un plato nivel Nikolah, pero de que me puse bastante comida, sí que lo hice.

    Escuché a Aleck entonces y me detuve a medio trago de sidra para responderle.

    —¿Perdona? Pues normal que no vayamos de gala a las rutas hombre, pero de que sé vestir, sé vestir —solté con cierta diversión en la voz antes de regresar la atención a la bebida y luego a la comida, o bueno lo intenté porque Aleck me pasó el brazo por el cuello.

    Fue ver a Liza tomar la botella y tener flashbacks del desastre de Mimi, pero se me pasó en segundos porque como le contestó Aleck, no era que tuviese así como que una cantidad peligrosa de alcohol. Tenía que zamparse toda la botella para sentir algo, la verdad.

    —¿Vamos a seguir por el camino del alcoholismo entonces? —pregunté luego de bajarme un bocado. La verdad me preocupaba eso, al menos un poco, pero veía improbable que alguien le sacara la corona de estupidez en medio de la borrachera a Mimi.
     
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  19.  
    Hygge

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    Liza White

    Parpadeé, confusa. Aleck me observaba con temor, intercambiando miradas entre la botella y mi persona. Separé los labios apenas, dispuesta a indagar acerca de su particular miedo, cuando el alivio de identificar la sidra en mis manos relajó sus facciones de inmediato.

    Solté una ligera risa ante su comentario. Mi compañera de mesa le había dejado trauma.

    —Gracias. No pretendo beber demasiado, puedes estar tranquilo —le aseguré, divertida, sirviéndome un poco del contenido para volver a dejarlo junto a los chicos. Me lo llevé a los labios tras mecer el vaso entre mis dedos, curiosa, y pude notar el sabor a manzana por encima del ligero ardor inicial. Era... una sensación particular—. Oye, no está tan...

    "Anda, Li, ¿tú también vas a caer en el saco de borrachos? Qué decepción"

    El tono jocoso de Emily me hizo volverme hacia ella con algo de rubor en el rostro, sintiéndome expuesta de repente. Solo pretendía resolver cierta curiosidad, eso era todo. Era una chica prudente, sí. Aunque sabía que en el fondo, muy en el fondo, estaba buscando otra cosa.

    —¿...Q-Qué dices? Ni de broma —negué rápidamente, dejando el vaso sobre la mesa con cierta terquedad. Me entretuve cortando el filete para no tener que sostenerle la mirada a Emi, el tono firme en mi voz tambaleándose ligeramente—. Alguien debe mantener un ojo puesto en vosotros, después de todo. En algunos más que en otros. No se os puede dejar solos.

    ¿Que si me estaba ganando otro pisotón? Sí. ¿Merecía la pena? Totalmente.
     
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  20.  
    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    Ian Lockhart

    Cúlpame de los cubiertos Emily, pero he hecho más que tú en la mesa —le respondí, picándole el costado con mi tenedor.

    Y concuerdo en que todos estáis muy guapos, pero era lo menos que podía esperar después que me dejasen solo con la mesa y se fuesen a sus cuartos, que me he dado cuenta cómo han llegado todos prácticamente al final, eh —me quejé—. Eso me gano yo por intentar ser amable por una vez. Aunque...

    Sonreí maliciosamente.

    —...dado que os he cobrado una cuota, se los voy a perdonar esta vez —exclamé, señalando un la existencia de dos platos en mi haber, llenos ya de comida—. Mientras hacían sus cosas he tomado unos pequeños donativos por adelantado, así que mi estómago se los agradece —reí.

    Cómo fuese, el ambiente en la mesa no tardó mucho en convertirse en el de una zona de guerra, cuando Mimi se enteró de lo que había hecho. Por mí parte, era algo de lo que también me enteraba recién, y no pude evitar una fuerte risotada. Viendo que el ambiente se tranquilizó un poco, me ví con la confianza de molestar a la rubia.

    —No sabía que tenías el espíritu de una súcubo dentro Mimi, ahora entiendo porqué me habías pedido ser tu compañero de cuarto —me recargué hacia atrás, mirando a la chica que estaba al lado de la rubia—. Ten cuidado Liza, que se te puede meter a la cama por la noche —reí.

    —Bromeo, bromeo —dije rápidamente—. Preferiría no meterme en problemas cuando he colocado tenedores y cuchillos por la mesa —me llevé la mano al cuello, girándolo hacia un costado—. Como sea, a comer. Oh, y si quieren beber, adelante. Dante y yo los cuidaremos, no se preocupen. Aunque no puedo prometer que lo que hagan no quede inmortalizado en vídeo, por su puesto~
     
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