One-shot C de Concierto (Días del Abecedario 2.0)

Personalmente, siento que este escrito salió como lo teía planeado, y me gustó tanto que hasta podría convertirlo en un long-fic, ¿debería? Surgió en esos días que son pura inspiración y más na'. Espero les guste, y la canción que va a ser interpretada es esta: . Siento que va bastante con el personaje. La puedo ver y todo cantándola. xD No los molesto más.


C de Concierto


Respiró profundo una vez más. Había llegado el momento en el que tenía que demostrar que estaba parada donde estaba por su propio esfuerzo. Hace tiempo ya que sus oídos habían decidido bloquear el incesante sonido que producían los gritos de las fanáticas que veían al chico de cabello azul sobre la tarima revisar meticulosamente los tambores de su batería y ajustar la posición de los platillos.

Grimmjow Jaegerjaquez, aquél que desde siempre se vio rodeado por una cantidad inmensa de chicas que suspiraban por él a su alrededor. Desde el primer día de clases en la Academia Regional de Música de Karakura se había hecho notar, más que todo por lo mencionado antes, y sus peleas con Ichigo Kurosaki, que eran una rutina infalible en aquellos días de adolescencia que tantos recuerdos traían. A la chica de cabello azabache le resultaba hasta divertido, porque por casualidades de la vida, estos dos se encontraban uno al lado de otro, Grimmjow en lo suyo, e Ichigo terminando de afinar las cuerdas de su guitarra negra que hacía un contraste enorme con su cabello extrañamente anaranjado.

Hablando de anaranjado, no podía pasar por alto a la chica de ojos grises y busto bastante pronunciado que estaba posicionándose mejor ante el teclado que tenía en frente. “Qué persona tan tontamente graciosa”, recordó pensar cuando la conoció. Y es que cómo olvidar el día en que ella y su mejor amigo Renji fueron aceptados en la prestigiosa escuela de música de Karakura; las lágrimas de alegría no se hicieron esperar en ese momento. No sólo a la de cabello naranja, si no a los mismos Ichigo, Grimmjow, Uryuu, y muchísimas personas más había conocido desde que entró a la Academia.
No sabía todo el tiempo que se había quedado recordando, hasta que una profunda voz masculina la distrajo de sus pensamientos.

―Kuchiki, es tiempo de que subas al escenario, no vayas a dejar a la audiencia esperando en tu primer concierto ―le dijo con una sonrisa un hombre de cabello blanco.

―Tiene razón señor Ukitake ―le respondió al que alguna vez había sido su maestro de armonías y ahora se había convertido en el mánager de su banda―. Sólo estaba calmando mis nervios, en seguida subo.

―Te he dicho que no me llames así. Pero ve, que el público espera a la cantante de Shinigami.

“Shinigami”. Pensó mientras subía las cortas escaleras que la llevarían al escenario donde cantaría en frente de más personas de lo que lo había hecho nunca. Ahora que lo recordaba, el nombre de su banda tenía una graciosa historia. Nunca se olvidaría lo mucho que protestó Grimmjow cuando Renji propuso ese nombre. Él decía que debían llamarse “Arrancar”, cuando le cuestionaron esto, les respondió que no sabía por qué, pero simplemente odiaba el nombre “Shinigami”.

Sin darse cuenta ya había llegado al medio de la tarima, y al ver la cantidad de personas que había su corazón comenzó a latir con fuerza; creyó que nunca había estado más nerviosa en toda su vida, y eso que ya había hecho varias presentaciones durante el tiempo que estuvo como estudiante. Ahora tenía veintiún años y después de graduada había formado una banda con sus mejores amigos porque este era su sueño. Empuñó el micrófono con más fuerza y desvió su mirada del público para fijarla en el chico de orbes marrones que le dirigió una sonrisa cargada de confianza, detrás de él se encontraba Orihime que todavía parecía perdida en su propio mundo. Al ver hacia el otro lado y un poco más atrás se encontró con la mirada penetrante del baterista de cabello azul y la enérgica de su mejor amigo de toda la vida que esperaba ansioso por comenzar a tocar su bajo. No se le olvidaba por qué estaba allí, ni todo lo que tuvieron que pasar para llegar a donde estaban.

Oyó el sonido del teclado que abría paso a la canción que venía. A los pocos segundos tendría ella que empezar. Sin pensar en más nada, aseguró el micrófono en sus manos y, dejándose llevar por la música, comenzó a cantar.