de Dragon Ball - C de Cachorro

Bueno, a mi me encantan los perros, hoy vi uno persiguiendo su cola y recordé a uno que tuve en mi infancia. Quise escribir algo que se relacionara con ellos.

Éste relato participa en la actividad Días de Abecedario.

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Bee había sido demasiado inocente la primera vez que lo encontró, pero sirvió para lograr lo que ni los hombres más fuertes del mundo habían podían podido.


Su primer dueño había sido niño de familia rica le había apetecido cambiar de preferencia s y su mascota favorita se había transformado un corcel así al día siguiente lo habían echado a la calle, en realidad el terminar allí había sido un acto de compasión de parte del mayordomo que consideró demasiado inhumana la orden de la señora de la casa que había pedido matarlo y echarlo a la basura al día siguiente. El hombre sabía que el pobre animalito no tenía la culpa de haber terminado en manos de ese detestable niño malcriado y sus padres que creían que el dinero les daba el control sobre cualquier cosa.


Así que luego de darle algunas sobras y agua, lo vio alejarse por un callejón. Sería igual caer a su nivel si se afirma que toda la mansión junto con media zona terminó en cenizas a causa de ese llamado demonio que acechaba destrozando toda la capital del norte, todos los que la habitaban alcanzaron a salir de ella y hasta se libraron de ser devorados por que de pronto algo hizo que se detuviera.


El perrito estuvo merodeando entre los basureros alimentándose de algunas sobras en aquella ciudad desierta sin ponerse a pensar por que no había personas a su alrededor, de hecho parte de él le agradaba pues la corta experiencia con aquel briboncillo le había otorgado varias malas experiencias para temer un tanto a los humanos.


Se encontraba vagando en uno de los callejones juguetenando con una lata entre sus dientes, realmente esperaba encontrar algo comestible pues luego de algún tiempo lo comestible había comenzado a escasear y para la clase de vida que llevaba lo que había comido hace un rato ya era historia, doblaba la esquina cuando un dolor le aquejó en uno de sus costados, una piedra le había pegado sin darse cuenta, giró la cabeza para ver de dónde provenía cuando otra le rasgaba en la oreja provocando que emitiera un chillido, se puso a correr viendo que eran unos pandilleros los que buscaban divertirse haciéndole daño, asustado corrió lo más rápido que pudo sin dejar de escuchar las voces de sus perseguidores, mientras que corría se percató había alguien más frente a él cada vez que se acercaba era más claro, olía a dulce y golosinas, algo en su interior le indicó que podía confiar en él, sin dudarlo dos veces se ocultó tras sus botas metiendo su cola entre sus patas traseras.


Observó que aquellos que querían pegarle se paraban de golpe soltando las piedras que tenían en sus manos, su cuerpo comenzó a temblar de pronto mientras sus ojos se llenaron de temor.


El hombre detrás del que se ocultó lo observó un poco, su rostro era distinto a todos los que había visto, pero no opinó que no era peligroso en lo absoluto, luego miró a los pandilleros y estos retrocedieron más.


—Creo que no le gusta ese juego—afirmó con una voz muy aguda que al perrito le recordó los juguetes de goma.



— E-es ese demonio que destruyo media ciudad…el tiene poderes terrible…—dijo el que parecía ser su líder apenas articulando palabras— ¡Corran! —exclamó


Y su indicación no tuvo que ser dicha dos veces pues los otros salieron huyendo a toda velocidad casi al momento que decía su última palabra.


El cachorro vio a su salvador sintiendo como todo su ser temblaba entre la emoción y cansancio, comenzó a lengüetar alzanzando su piernas y su salvador comenzó a reírse de una forma curiosa, se separó un poco y se puso encuclillas quedando más cerca de él.


—¿ Por qué tu no huyes de mí? —le preguntó al cachorro.


De pronto sintió que las fuerzas le abandonaban y caía hacia el piso, sintió como lo levantaba y se lo llevaba entre sus brazos.


Luego de un tiempo el cual no estuvo seguro si fue lo un instante o varias horas se encontraron con otro hombre de pelo encrespado, su nuevo amigo le había estado preguntando varias coas pero el realmente estaba demasiado agotado para siquiera mover la cola.


—Oye, ¿qué es esto? —preguntó quien lo cargaba al otro.


El otro hombre que lo miró extrañado y luego de examinarlo expresó.


—¿Acaso le succede algo malo a ese perro?.


—Es que no tiembla al verme, ni huye—respondió.


¿Cómo iba a huir de él?, se cuestionó a si mismo el cachorro, era de las primeras personas que lo trataban bien en su vida.


—Le pregunté, pero parece que no entiende con palabras, ¿sabes cómo comunicarme con él?


—¡Eh!, no yo sé comunicarme con él…


Ojala pudiera decirles que se sentía mal, tal vez no era muy evidente con el llanto, también quería seguirle agradeciendo por haberle ayudado.


—Mira, está lastimado y parece que no comido en días—señaló por fin.


Si Bee hubiera tenido más fuerzas seguro había movido la cola para afirmar.


—Oh con que eso era— declaró el que lo llevaba y lo tomó en una mano.


Poco a poco sintió como poco a poco su dolor se iba, el de su costado como el dolor en su estómago. ¡Lo había curado!.


Un momento después lo ponía en el piso.


—Ahora si, huye...— le decía.


Había agregado más, pero el cachorro se encontraba tan feliz de estar repuesto que realmente no lo había escuchado, segundos después ladraba y saltaba a su alrededor y se pegaba a sus pies acariciando agradecido.


El hombre que hasta ese momento notaba que era rozado, de ojos completamente rasgados y muy ancho comenzó a correr y Bee pensó que quería jugar, así que lo siguió.


Él lo quería, dejaba que le lamiera la cara e incluso luego lo lamía a él , no había escuchado que ningún otro humano lo hiciera antes, por esa razón en ese momento decidió prometerse que estaría a su lado por siempre.


Sin saberlo con su aparición había cambiado por completo a ese ser y había hecho cambiar de idea a un hombre orgulloso por primera vez.



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Había tenido muchos días felices con su amigo Majin boo aunque parte de ellos eran confusos, recuerda haber ido por unos momentos a otro sitio y luego volver a esta tierra, el otro hombre de bigote a quien llamaban Mr. Satan que solía acompañarlo lo había cuidado por un tiempo y había estado extrañando a su amigo rozado.


Entre pequeños encuentros en los que apenas lo había saludado. Así fue como de pronto lo encontró tirado en el piso y a su pensar intuyó que se encontraba descansando, comenzó a lamerlo esperando que comenzara a jugar, pero no se levantó.


Había otras tres personas, uno más pequeño y verde, los otros dos tenían el pelo negro, uno parecía más amigable y otro estaba enojado, con esfuerzo buscaba entender que sucedía y mirando con más atención se encontró con que Majin Boo estaba herido, como él, alguien le había hecho daño y no había estado para ayudarlo, sintió una opresión en el pecho por la culpa, Mr. Satan lo abrazaba sollozando mientras que uno de los sujetos le reclamaba algo, seguro lo estaba regañando a él también por no cuidarlo. De no haber estado tan disperso en sus propias ideas Bee habría entendido que la discusión no tenía nada que ver, Vegeta en realidad quería acabar con Majin boo temiendo que un Boo peor surgiera de él de nuevo y Mr Satan juraba que él se encargaría de que no fuera así.


Bee recordó la vez que lo había salvado y pensó en que cuando lo había hecho había puesto sus manos sobre él, así que el cachorro acercó sus patas a su amigo, presionó sus ojos sin saber por cuánto tiempo se mantuvo así.


Mientras que hacia esto, Goku había abogado también por Majin boo argumentando que él y Satan había ayudado en la pelea y podrían olvidar las personas de la tierra el terror que él manipulado por Babidi le habían causado, Dende había entonces accedido a curarlo y segundos después habría los ojos.


—Hola—exclamó una voz que el cachorro reconoció al instante.


Al abrir los ojos recibió una enorme lengüetada llena cariño de amigo, seguidas por risas de todo. Él no podía estar más feliz, lo había logrado.


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Bee rodaba en el césped de la casa de Mr Satan luego de varios meses de que aquello había ocurrido, se había mudado de su lugar en la sala pues en aquel día había demasiado ajetreo en aquel sitio y no lo dejaban dormir, Majin Boo había estado a su lado hasta hace unos minutos pero había partido por un helado, no tardaría en volver así que decidió esperarlo.


—¿Qué tal? —preguntó una voz que hizo levantarse.


Un hombre lo miraba y tardó un momento en recordar que ya lo había visto antes, tenía unas vagas ideas de haberlo escuchado hablar bien de su amigo y eso bastaba. Se puso a menear su cola.


—Soy Gokú—se presentó mientras jalaba su la corbata de su cuello mientras se ponía en cuclillas frente a él— ¿sabes no me gusta llevar estas cosas pero Milk me dijo que tenía que venir bien vestido a la boda de Gohan, yo solo quiero algo de comida.


El cachorro ladeó la cabeza. Si, él también quería comida.


—Eres una criatura muy curiosa ¿sabes? , creo que Majin Boo no se hubiera detenido cuando yo se lo propuse, tal vez ni siquiera por que Satan se lo hubiera pedido—se sacó la corbata y respiró—creo que tú fuiste el primero que le mostraste distinto con él, lo sé.


—¡Goku! ¡Ven acá ahora mismo ya es hora de la ceremonia de nuestro pequeño! —le gritó una mujer y él se levantó.


—Mi abuelo Gohan me trató distinto, creo que por eso puedo tener muchos amigos y estar feliz, los sayajines eran solo soldados que se dedicaban a destruir planetas. — Bee se levantó poniendo sus patas en sus piernas moviendo su cola, sabía que lo que le decía era bueno— bueno, tengo que irme. Gracias.


Y diciendo esto se alejó. El cachorro se quedó observándolo moviendo su cola intentando asimilar todo aquello que le había dicho contento viendo venir a Majin Boo desde el otro lado dando largas lengüetadas a un cono de helado.



“A veces los más pequeños pueden ser responsables de las acciones más grandes”.