Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

Re: Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

Hola bombones!!
Sere breve aqui porq me tengo q ir VOLANDO a lo de mi amiga Delfi, ya nos vamos para una fiesta MUY importante xD
y me esta esperando (y puteando por msn xD) pero buen, tenia que subir esto antes de irme :o
Contiene ShikaTema, NejiTen, SasuSaku, DeiTema (oh si *perverso* ) y GaaMatsuKanku
Creo q deje un poco de lado el Saiino, no? ya vere que hare con ello
eso es todo, amigas!!
bye!!

Capitulo 15​

Shiho removió lentamente la tapa del tubo de ensayo que contenía aquella sustancia tóxica. Tomó a Temari del mentón y comenzó a inclinar el tubo en dirección a la boca de su rehén.

Entonces, la puerta fue brutalmente tirada abajo. Ambas rubias voltearon súbitamente, y se quedaron perplejas al ver como tres policías armados apuntaban a la loca. Ella retrocedió lentamente, mientras Shikamaru se apuraba hacia donde Temari.


—¡Shikamaru! —gimió la Sabaku No.


En cuanto la liberó de sus ataduras, ella se arrojó a los brazos del arquero, abrazándolo con fuerza.


—Creí que moriría… gracias… —suspiró ella.


Ese abrazo fue la gota que rebalsó el vaso para Shiho. Al ver la escena, sacó de algún lugar desconocido un arma de fuego, calibre treinta y ocho que brillaba a la luz del sol que había entrado por la ahora destruida puerta. Apuntó a la modelo, que se reincorporó junto con el deportista.


—¡Como te atreves! —vociferó ella— ¡Como te atreves a amarlo! ¡Como te atreves a enamorarlo!

—¡Pero que cosas dices! —soltó la ex-rehén.

—¡Sólo somos amigos! —insinuó el Nara.

—Sí, claro, y yo me chupo el dedo —ironizó la rubia de gafas espiraladas— Puedo ver como se miran, como se comportan cuando están uno frente al otro, ¡hay que ser estúpido para darse cuenta!

—¡Baja el arma inmediatamente! —ordenó un policía.

—¡No mientras ella esté con vida! —se defendió Shiho.


Y disparó.















Un rato más tarde, una mujer de cabello azulino con una extraña flor de papel en el se encontraba frente al edificio de Shiho, micrófono en mano. Su nombre era Konan, y era acompañada por su camarógrafo Nagato, un hombre de cabello rojizo, con un mechón que caía sobre su cara, tapando uno de sus ojos al estilo emo. Ella era la encargada de presentar las noticias de ese día.


—Me encuentro en el lugar de los hechos —afirmó Konan a la cámara— Hace muy poco, sucedió una tragedia en estas calles. En este edificio detrás mío, la maniática Shiho mantuvo cautiva a una jovencita. La policía fue informada por el famoso futbolista Shikamaru Nara, y pronto irrumpió en el lugar. Sin embargo, Shiho logró escapar, tras haber herido gravemente a Shikamaru y haber acabado con la vida de la joven cautiva, Temari Sabaku N…



El televisor frente al Nara se apagó súbitamente. Suspiró, luego dirigió su mirada apenada hacia el suelo.


—No puedo creerlo —suspiró Shikamaru— Ella realmente… se fue…
















—¡Neji! —lo llamó la dulce voz de Tenten.


El castaño se volteó a verla correr hacia él. Ella venía con un folleto en la mano, color marrón y con algunos detalles verdes.


—¡Tengo el regalo perfecto para Hinata! —sentenció la muchacha, y lo tomó de la mano, jalándolo hacia el negocio que ella había decidido— Ven, ¡tienes que verlo!

—Tenten, calma, déjame ver ese folleto —le pidió el Hyuuga, y la joven obedeció. Tras leerlo un poco, llegó a una conclusión— No se si podrá usarla con propiedad…

—Claro que puede, ¡es una experta! —le informó su acompañante— ¡Lo amará! ¡No puede ser más perfecto!

—Tú eres su amiga, confiaré en tí —decidió él, y se dejó guiar.


Pero alguien apareció entonces. Una joven de cabello rubio atado en una coleta avanzó hacia ellos con decisión, llamándola por su nombre.


—¡Tenten! —la llamó ella.

—Ino, ¿qué haces aquí? —preguntó la modelo de orbes chocolate, extrañada.

—Un shopping nuevo que aún no he visitado, ¿qué esperabas? —dijo ella con naturalidad.

—Debí suponerlo —suspiró su amiga.

—Veo que estás algo… ocupada —intuyó la Yamanaka, señalando las manos unidas de Tenten y Neji. Ellos se dieron cuenta de ello, y rápidamente se soltaron, sonrojados y mirando en direcciones opuestas.

—¡No se de donde sacas esas ideas! —rezongó la castaña.

—¡Buena pregunta! —la secundó un avergonzado Hyuuga.

—Calma, calma, si hasta se sonrojaron —rió la blonda, luego recobró su compostura— Esta Hinata, ya se retrasó. ¿Le habrá pasado algo?

—¿Dijiste Hinata? ¿Ella vendrá? —interrogó él con horror.

—Sí, ¿por qué? —preguntó la otra con inocencia— Oh miren, allí esta. ¡Hin…!

—No debe vernos —intervino Tenten, tapándole la boca, luego la liberó— Es difícil de explicar pero…

—No digas más, cuenta conmigo —accedió la rubia. Miró alrededor hasta que una idea se le ocurrió— Lo tengo, por aquí.


Agarró a Neji y a Tenten y prácticamente los arrojó dentro de una de esas cabinas donde, al insertar monedas, se toman instantáneamente cuatro fotografías. Estaban detrás de una cortina roja aterciopelada, por lo que Hinata no podría verlos.


—Quedense aquí, yo me encargo de Hinata —ordenó Ino, y abandonó a los dos en la cabina fotográfica.


La Yamanaka salió, dejandolos bien apretados dentro de la pequeña cabina. El espacio era tan poco, que prácticamente estaban uno encima del otro. Encima, ella traía puesto un short de 47 Street bastante corto y un top negro que dejaba su delgada panza al aire, ya que era un día muy caluroso, y su escasa vestimenta la hacia ruborizar de tan solo pensarlo.


—Hinata, por aquí —le hizo señas la Yamanaka a su amiga.

—Ino-chan, hasta que te encuentro —jadeó la Hyuuga— Te busqué por todos lados. ¿Qué querías contarme?

—Ah, enseguida te digo, pero primero, ¿no podrías ir entrando a 47 Street? —le pidió la chica— Es que primero quiero ir al baño…

—Claro, enseguida te veo —obedeció su amiga, y partió.

—Se que me agradecerás esto, Tenten —susurró Ino, más para sí misma que para alguien más, al agacharse con una sonrisa de triunfo frente a la máquina que tomaba las monedas.


—¡¿Qué sucede?! —se sorprendió Tenten.


Los flashes iniciaron sin previo aviso. Al verse atacada por ellos, la modelo se asustó un poco, e instintivamente abrazó al hombre junto a ella. Neji también se sorprendió por los flashes, pero más lo hizo la reacción de Tenten, y la contuvo para que no se asustara, abrazándola él también.

Luego de cuatro o cinco flashes, la cámara se detuvo. Confundidos, se miraron sin saber que había sucedido. Entonces fue cuando Ino emergió de atrás de la cortina roja, indicándoles que salieran.


—Vayamos por el regalo y nos vamos, ¿sí? —le pidió la castaña— Me duele un poco la cabeza.

—Estaba por sugerir lo mismo —dijo el Hyuuga, pero antes de retirarse, Ino los detuvo.

—Esperen, miren lo bonitas que salieron las fotos.


Sonriendo, la Yamanaka les mostró la tira que contenía una serie de fotos donde Neji y Tenten se abrazaban. Ambos se miraron, confundidos, luego se ruborizaron y apartaron sus miradas. Partieron sin decirle nada a Ino, pero Tenten discretamente se guardó la tira de fotos en su cartera.


Mientras tanto, en 47 Street, Hinata observó como Gaara y Matsuri salieron juntos del probador, de la mano y ruborizados.


—No habrán hecho… —murmuró ella con horror, tapándose la boca con la mano— Pero que impropio…

—Pervertida —le susurró una voz al oído.


Ella giró rápidamente y se encontró cara a cara con Ikuto Tsukiyomi. La sorpresa que le causó tenerlo tan cerca la hizo tropesar y caer de cola al suelo. Por suerte, tenía un buen trasero que le sirvió de amortiguador, y la caída no le dolió.


—¡Tsukiyomi Ikuto! —lo reconoció ella inmediatamente.

—Ya hasta te sabes mi nombre completo —sonrió él con picardía— Oh, se te cayó esto.


Tomó algo del suelo. Era un pendiente, una especie de flama roja pequeña, que pertenecía a la chica. Era el símbolo de su familia, y ella jamás se lo quitaba, era muy delicado, estaba hecho de cristal. Ikuto lo examinó cuidadosamente, hasta que Hinata se abalanzó sobre él, intentando recuperarlo.


—¡Es mío! —reclamó la modelo.


Pero al impactarse con el Tsukiyomi, el pendiente resbaló de los dedos de este y cayó al suelo del local, impactando contra el mismo y haciéndose añicos. Con desesperación, la muchacha cayó de rodillas frente al objeto roto, donde pronto cayeron las primeras lágrimas de su dueña.


—Era natu… natural —sollozaba con delicadeza Hinata— Alg… algún día… iba a rom… romperse… el último rega… regalo de mi ma… madre… antes de mo… morir…


Ikuto miró el suelo con culpa. Le gustaría poder decirle algo, pero no sabía que exactamente decirle. Abrió la boca para disculparse, pero alguien se le adelantó. Los dos que habían emergido el vestidor salían apresuradamente del local, cuando detectaron a Hinata y la castaña se le acercó.


—Hinata, ven, algo horrible le ocurrió a Temari —murmuró con tono trágico Matsuri— ¿Por qué lloras?

—Na… nada, vamos… —sugirió la chica sin más, y los tres partieron, dejando a Ikuto sólo y mirando los trozos de cristal en el suelo…












Shikamaru miró el televisor apagado y volteó a ver a quien lo había apagado. Ella simplemente rió, divertida.


—Tsk, que problemática —suspiró el arquero.

—Y tú, ¡que molesto! —replicó Temari, sentándose junto a él con una taza de té caliente— ¿Tenías que agregar que estabas herido de muerte?

—Dame un poco de crédito, después de todo yo te salvé —le recordó él.

—Acerca de eso, ¿cómo me encontraste? —quizo saber la joven.

—Fue fácil. Me llamaron del manicomio diciendo que Shiho había escapado… otra vez —explicó el Nara— Y te llamé a tu casa… después de lo que ocurrió en el restaurante, supuse que iría detrás de tí. No contestaste, así que fui a ver que pasaba allí. No encontré nada, así que llamé a una de tus amigas a ver si estaba todo bien. Hyuuga Hinata.

—¿Cómo tienes su número? —demandó saber la Sabaku No.

—Naruto me lo dio —respondió él— Como sea, Hinata me dijo que hablaron contigo, pero que sonabas algo rara. Entonces, decidí ir al departamento de Shiho, el único lugar donde yo sabía que la encontraría. Y allí estaba, no es muy lista que digamos.

—Entonces me llamaste para ver que pasaba —completó ella— Muy astuto para ser un vago. Supongo que también fue idea tuya el hacerme pasar por muerta, para que Shiho no me persiga, o por lo menos hasta que la atrapen.

—Sí, fue idea mía —confesó Shikamaru— Por cierto, hay algo que no me quedo claro. ¿Tú me dijiste te quiero hace un rato por teléfono?

—Etto… —la rubia de cuatro coletas enrojeció más que el cabello de su hermano menor, y miró en otra dirección con resignación— ¡Sólo fue para molestar a Shiho!

—Claro, me imagino —rió él, y entonces el timbre sonó— Me pregunto quien será…

—Debe ser Gaara o Kankuro —opinó Temari, recordando que le avisaron a sus hermanos de lo sucedido.


Pero se equivocaba. Quien estaba en la puerta, no era ni castaño ni pelirrojo, si no rubio. El peluquero que había arreglado el primer incidente de Shiho, irrumpió en el departamento, que pertenecía a la chica, ignorando al hombre que le abrió y abrazó a su antigua compañera de secundaria.


—¡Temari! —exclamó él cuando deshizo el abrazo— Me alarmé cuando vi las noticias, luego hablé con Kankuro-san y me contó la verdad de como fueron las cosas. ¿Estás bien?

—En mi mejor momento —dijo ella con sarcasmo. Dejó su taza de té y se sentó en el sillón con Deidara.

—Iré al baño —informó el Nara, pero no obtuvo mucha atención.























—Compré esta flor en la florería de acá a la vuelta —relató la Haruno— Espero te guste.


Colocó un jazmín en el florero junto a la cama de su novio. Él miró en otra dirección y no respondió, lo cual extrañó a la muchacha.


—¿Sucede algo, Sasuke? —preguntó ella, confundida.

—Hmp, nada —mintió él.

—Bueno, entonces te dejo, nos vemos luego —resolvió la chica, algo ofendida.

Pero cuando estaba por retirarse, su nombre se escuchó en la habitación.

—Sakura —la llamó el Uchiha, y ella volteó hacia él.

—Dime —soltó la doctora.

—¿Podrías… pasar… la noche… aquí… conmigo? —preguntó él con un poco de verguenza. “Rayos, ¿por qué me cuesta tanto pedir algo tan sencillo?”

—¿Era sólo eso? —rió la chica de cabellos rosados— Claro que sí, pasaré la noche aquí.


Se sentó en la silla de madera junto a la cama de Sasuke, tomó el control remoto de la cama y encendió el televisor.


—Veamos si hay algo en la televisión —sugirió ella— Oh, mira, estan pasando el partido de esta mañana… —notó el semblante triste del Uchiha— No quieres verlo, ¿cierto?

—Hmp —“dijo” él, mirando hacia otro lado.

—Bueno, veamos que más hay —Sakura cambió de canal— Ah, “Sueltos”, amo este programa. Kurenai es una ídola.


En el televisor, Kurenai, Kakashi y Gai se encontraban entrevistando a un hombre llamado Yamato Tenzo, un reconocido conductor de radio y televisión, actor de comedia, y también es conocido por ser un ferviente defensor de los derechos de los árboles, incluso es un miembro de la popular asociación mundial “Greenpeace”.


—Yamato, nos enteramos de que conduciras el desfile de este jueves —recordó Kakashi, cruzándose de brazos— Cuentanos sobre ello.

—Así es, Kakashi-senpai —reconoció Yamato— Se trata de un desfile en el cual se presentan las nuevas colecciones de verano, todos los estilos innovadores para este verano que se acerca. Yo estaré a cargo de la conducción, en compañía de Kurenai-senpai.

—Cierto, yo seré su co-conductora en el show —asintió la mujer de ojos rojos carmesí.

—Es tu primera vez conduciendo un desfile, ¿verdad, Kurenai? —preguntó el Hatake.

—Sí, espero poder hacerlo bien —se esperanzó la conductora.

—Por lo que cuentas, Yamato —prosiguió Gai— Se tratara de un desfile veraniego. Es decir, habrá muchas modelos hermosas, y la ropa que desfilarán sera de verano, bastante ligera, ¿no?

—La mayoría de la ropa del desfile son trajes de baño, contamos con marcas como 47 Street, Class Life, Sweet Victorian, y muchas más —reveló el Tenzo— Además, las modelos de este año son muy bellas, tendremos también varias caras nuevas. Se que por lo menos habrá cuatro chicas nuevas, traídas de la mano del reconocido manager de Konoha F.C., Jiraiya.


—Hmp, parece que el Ero-Sennin no pierde tiempo para hacer dinero —bufó Sasuke, apartando la vista del televisor.


En eso, sonó el celular de Sakura. Era Ino, que necesitaba hablar con ella inmediatamente, al parecer era urgente.


—Sakura, ¡hasta que atendiste! —exclamó la Yamanaka.

—¿Qué sucede, Ino, que es tan urgente? —preguntó la otra médica.

—Sucede que tenemos que comprarle el regalo a Hinata, ¿lo olvidaste? —le recriminó la blonda.

—Oh, lo olvidé por completo —dijo la Haruno, y miró al Uchiha— Disculpa, Sasuke-kun, debo irme.

—Esta bien, nos vemos luego —respondió él con pesar.


La muchacha abandonó la habitación, con Ino todavía taladrándole el cerebro vía teléfono. Pero antes de llegar a cerrar la puerta, la Haruno se volvió a su novio. Miraba hacia la nada, con expresión perdida, confundido, el obvio resultado de quedarse…


—Solo… —murmuró la joven, luego volvió al teléfono, decidida— ¿Sabes que, Ino? Luego le compraré otra cosa a Hinata, nos vemos, adiós.


Y tras decir esto, cortó la comunicación completamente, apagó su celular, y regresó a la habitación de Sasuke. Se sentó a su lado nuevamente, y el futbolista la miró extrañado.


—¿Qué no te ibas? —preguntó el Uchiha.

—Puedo comprarle esas cosas otro día —respondió ella con naturalidad— Prefiero quedarme aquí… contigo…















—Esa Shiho esta loca —concluyó Deidara, mirando a la joven a su lado tras haber oído su relato completo.

—Ni me lo digas —suspiró la Sabaku No— Tuve suerte de que el vago llegara a tiempo… si no probablemente yo…

—Bueno, no importa, lo bueno es que estás a salvo —replicó el peluquero— Aunque ella siga dando vueltas por ahí, verás que tarde o temprano la van a atrapar.

—Supongo que mi suerte va de mal en peor, ¿no? —se lamentó ella.

—¿Por qué lo dice… —comenzó a preguntar el rubio, luego captó lo que decía— ¿Aún no lo olvidas?

—¿Cómo podría? —respondió la modelo con otra pregunta— ¡Salvaste mi vida en aquella ocasión! ¡Jamás lo olvidaré!


Temari posicionó sus brazos alrededor del cuello del joven de larga cabellera rubia. Sabía que lo que iba a hacer podía ser una imprudencia, pero de todas formas lo hizo. Besó a Deidara.

Él se quedó pasmado durante un momento. Apenas si podía comprender que Temari lo estaba besando, era como si no fuera consciente de lo que sucedía. Luego respondió al beso como corresponde, besando animadamente a la joven de cuatro coletas. Acarició su tibio rostro, mientras las manos de ella rozaban su larga cabellera. La Sabaku No cayó sobre Deidara, terminaron uno sobre el otro en aquel sillón, besandose apasionadamente.

Claro que tan concentrados estaban en su intercambio de saliva, que no notaron siquiera que estaban siendo observados por aquel vago que acababa de salir del baño. Miró un momento la escena, luego bajó la mirada con algo de pena y con pasos lentos y silenciosos, abandonó el departamento.


—Espera, Temari —la detuvo Deidara, separando sus labios de los de ella súbitamente, alrededor de dos minutos después de la partida del Nara— No. Esto no esta bien.

—¿Por qué no? —se extrañó la joven.

—Porque yo no te amo —soltó él sin más.


Ella se sentó apropiadamente, separándose del peluquero. Él la imitó, quedando en la misma posición que antes del beso.


—Ni tú tampoco me amas —aseveró el blondo— Y cuando me dejes terminar de hablar, entenderás el porque.


















—Kankuro-san —lo llamó una voz femenina.


El castaño se dio media vuelta. Avanzaba hacia él Hinata Hyuuga, con ojos enrojecidos que revelaban haber llorado recientemente y con un paso apresurado. Ya había llamado al ascensor, que lo subiría al piso donde su hermana vivía, ya que había sido avisado por Shikamaru. La joven jadeó al alcanzarlo, y luego habló temblorosa, como de costumbre.


—¿Tú tam… también vi… vienes a v… ver a Tema… Temari? —preguntó la joven, en voz baja como para que no la oyera nadie más.

—Pues sí, para eso estoy aquí —dijo él con obviedad.

—¿No has pen… pensado ve… venir en otr… otro momen… momento? —intervino la Hyuuga— Tal ve… vez más tarde…

—No ahora es un buen momento…

—No, por favor… vamonos….


Pero antes de que el Sabaku No pudiera preguntar el porque, apareció alguien que le hizo entender que sucedía. Gaara y Matsuri, tomados de la mano, ella sonriendo radiantemente y él con una diminuta sonrisa que intentaba, sin éxito, disimular. “Oh no, no tenía que verlos” se decía con horror Hinata para sus adentros. Matsuri le había contado antes lo que Kankuro sentía por ella, y supuso que si los veía… realmente lastimaría al joven…


—Gaara, no esperaba verte aquí —admitió Kankuro, mirando en otra dirección, esquivando la mirada de su hermano.

—Me enteré de lo de Temari, debía venir a verla —objetó el pelirrojo con naturalidad.

—Bueno, ll… llegó el elevador, va… vamos —intervino Hinata, entrando al ascensor.

—Matsuri, ¿sucede algo? —le pregunó el colorado, antes de subir, a su novia, que se vaía algo extraña.

—Nada, vamos —mintió ella. “Pobre Kankuro.. debe estar sufriendo…” se decía a sí misma con pesar.

—Kankuro-san, ¿estás bien? —preguntó Hinata antes de que la pareja subiera al elevador.

—Sí, estoy bien —mintió él. “Maldición… sabía que Gaara ganaría… ¿qué esperaba? ¿Ganar yo? Que idiota, haciendome ilusiones sin sentido” pensaba el castaño con tristeza, luego su hermano y su novia subieron y marcó el número indicado.























Shikamaru caminó por el pasillo que lo llevaba hacia las escaleras, porque esperar al elevador era “problemático”. Pero entonces, cuando divisó las escaleras, alguien salió del elevador, y quedó cara a cara con el Nara. No, era más de una persona. Cuatro en total, Gaara, Matsuri, Kankuro y Hinata, salieron en ese orden.


—¿Có… cómo esta Temari? —preguntó Hinata.

—Ella esta… pasándola bomba —suspiró él, caminando hacia las escaleras.

—No es tiempo para ironías —intervino Kankuro.

—No lo era —rezongó el vago— Con Deidara, mal no la esta pasando.

—¿Qué hace aquí Deidara? —se extrañó Matsuri.

—Vayan y veanlo ustedes, yo me largo de aquí —dijo el deportista, y prosiguió su camino cuando…

—¡No vas a ningún lado!


Kankuro gritó, lo tomó de la camisa y lo apretó con furia contra la pared. El Nara lo miró, tanto sorprendido como atónito, al igual que las chicas. Gaara, sin embargo, no se inmutó, se mantuvo inexpresivo como bien sabía hacerlo. Kankuro lo miró aterradoramente.


—¡Escuchame, Shikamaru! —tronó el Sabaku No, furioso— ¡Mi hermana casi muere por culpa de tu estúpida fangirl psicópata! ¡Y tú te marchas así, tan campante, como si nada! ¡Y encima me haces una escenita de celos sobre Deidara! ¡Deidara! ¡El gay de la secundaria! ¡¿Que rayos te sucede?!

—¿Gay? —jadeó el arquero, respirando con dificultad ya que el agarre de su compañero de equipo no se lo permitía.

—Deidara es homosexual desde la secundaria —ahora Matsuri habló, con un tono sereno que intentaba calmar al castaño— Todas las chicas lo amaban, era el “sex symbol”, pero se reveló como gay, lamentablemente para todas…

—¡No vuelvas a acercarte a mi hermana! —vociferó Kankuro con fiereza, haciendo callar así a Matsuri— ¡Déjala en paz!


Y con estas palabras, finalmente lo liberó. El Sabaku No abandonó el lugar, en dirección al departamento de su hermana. Hinata lo siguió, dejando solo al vago con Matsuri y Gaara. Este último cerró sus ojos y comenzó a hablar en un tono de voz bajo y tranquilo.


—Shikamaru —dijo el pelirrojo, sin voltearse— Kankuro puede decir muchas estupideces… pero tuvo la razón en algo… esa tal Shiho persiguió a Temari porque esta enamorada de tí…

—Pero ella no… —empezó el Nara, pero fue interrumpido.

—Sí que lo esta —lo atajó la castaña— Soy su amiga, ¿crees que no lo se? Ella esta completamente enamorada de tí, tal vez no deba ser yo quien te lo diga, pero así es. Ya no hay vuelta atrás, ya lo sabes.

—Temari… ella esta… —repitió Shikamaru, incrédulo.

—Shikamaru —recobró la atención el Sabaku No menor, dandose media vuelta para mirar al arquero— Será mejor que… salgas de la vida de Temari… por un tiempo aunque sea…


Shikamaru miró a Gaara, confundido. No sólo Kankuro, pero Gaara también creía que sería mejor que se alejara…


—Tsk, adiós —dijo simplemente el Nara, y rápidamente se fue escaleras abajo.


“Tal vez sea mejor…” pensó Shikamaru para sus adentros. “Desaparecer de escena… aunque sea por un tiempo…”




















Flashback





—Sakura, no puedo creer que te dieran el protagónico —decía Temari con envidia.

—Sí, hubieras estado mejor como pared, o roca, ya sabes, algo más plano, como tú —comentó con maldad la Yamanaka.

—Dí lo que quieras, Ino-cerda, me resbala tu opinión, hoy estoy feliz —sonrió la Haruno, ignorando a la rubia— ¡No puedo creer que interpretaré Alicia!

—Yo debo interpretar a la Reina de Corazones Rojos —recordó la Sabaku No— Al menos es un protagónico, ¿no?

—No es gracioso —se ofendió Ino.

—Oh, sí que lo es —la contradijo Sakura— Actuarás de la hermana de Alicia, que sólo aparece al principio y dice dos líneas.


Y ambas chicas estallaron en carcajadas, e Ino las miró con odio. Las tres amigas regresaban de su clase de teatro extracurricular, en la secundaria, y acababan de distribuir los papeles para la próxima obra, Alicia en el País de las Maravillas, un clásico que la Haruno adoraba. Se había esmerado tanto en el papel, que le fue concedido siempre y cuando se consiguiera una peluca rubia, ya que una Alicia de cabello rosado no quedaba muy bien. En eso, Temari recordó algo.


—Oh no, olvidé mis cosas en la clase —exclamó la rubia de cuatro coletas— Voy a buscarlas.

—Anochecerá pronto, apresúrate —le pidió la otra rubia, mientras la Sabaku No corría sin parar.



Tras correr unas cuatro o cinco cuadras, Temari llegó a la escuela. Ingresó, no quedaba ni un alma dentro, ni siquiera el portero. Eso le pareció extraño, la escuela abierta pero sin nadie dentro. No le prestó mucha atención, y se apresuró a buscar sus cosas.

Subió al primer piso por una escalera metálica cercana a la entrada, pasó por unas aulas más pequeñas para llegar a su propio salón de estudios. Entró, le resultó raro verlo completamente vacío y a oscuras, cuando generalmente estaba tan horriblemente iluminado que no podía dormir en las horas de matemática. Caminó hasta su pupitre, tomó los dos libros bajo el banco y los puso en su mochila negra, la cual también recogió puesto que se la había olvidado. Cuando salió al pasillo, súbitamente, escuchó un estruendo.

Se asomó, no había nadie. Caminó un poco hasta llegar a la oficina del director, la puerta estaba entreabierta y la luz dentro estaba encendida. Acercandose un poco más, la muchacha divisó a un ratero dentro, había destruido la caja fuerte del rector y se estaba haciendo poseedor del dinero que allí tenía guardado, que eran todos los ingresos del colegio, y era mucho dinero. Retrocedió lentamente, pero pisó algo que hizo ruido y el ladrón la detectó.

Salió disparada en busca de un escondite, con el malvado pisándole los talones. Le arrojó un par de libros y carpetas, pero eso no lo detuvo. Presa del pánico, la Sabaku No se metió en un aula, que resultó ser el aula de arte, y se escondió en el armario de arte, entre pinturas y carpetas.

El ladrón entró, portando en sus manos un afilado cuchillo de carnicero. La luz de la luna llena entraba por la ventana de la clase, ya era de noche. Temari se mordió el labio inferior e intentó dejar de temblar. Estaba aterrada, y encima el hombre se acercaba cada vez más hacia donde ella estaba escondida.


—¡Kya!


De la nada, apareció él. El rubio de ojos claros, vestido en una epsecie de atuendo balnco extraño, ropas de karate. Atacó al ladrón, lo agarró de sorpresa y lo desmayó. Deidara abrió el armario de arte para que saliera la rubia de cuatro coletas.


—Tu eres Temari, ¿verdad? —recordó el rubio— Tienes suerte de que escuché el ruido cuando salía de mi clase de karate.

—A… Arigato… Dei… Deidara —agradeció ella temblorosamente— Llamaré a la policía.


Sacó su celular y marcó nueve once. No le tomó mucho, en diez segundos cortó y se volvió al rubio. Ambos salieron del aula, y se encaminaron al patio. Pero una vez que llegaron ahí…


—¿A dónde creen que van?


Los dos rubios se voltearon. El ladrón estaba justo detrás de ellos, cuchillo en mano y mirándolos amenazadoramente. Deidara se paró frente a Temari, como protegiéndola.


—No le harás daño, no te permitiré —soltó él.


El hombre corrió hacia Deidara y le dio un buen golpe en la cara, tirándolo al suelo unos metros más lejos de la Sabaku No. El ratero caminó hasta el rubio, alzó su cuchillo y…


—Tienes buen ojo para las chicas —rió, mirando a Temari— O tenías, mejor dicho…


Abrió grandes ambos ojos por última vez, mientras el cuchillo descendía en su ojo izquierdo, y lapolicía llegaba al lugar…




Fin Flashback






—No, jamás logré olvidar ese día —admitió Deidara, levantó su mechón que tapaba su ojo izquierdo, revelando un ojo falso, de vidrio— Ese día perdí un ojo y gané una amiga.

—Ese fue el día en que nos hicimos amigos —recordó Temari— Nos conocíamos de cruzarnos por los pasillos de la escuela, pero no más. Luego, pudimos conocernos mejor…

—Temari, creeme, tú no me amas —dijo el rubio, cortante— Y te diré porque. Porque lo que realmente sientes es otra cosa, un sentimiento similar, pero no igual. Adoración.

—¿Adoración? —repitió ella, confundida.

—Adoración, devoción, admiración, llámalo como quieras —sintetizó él— Lo que sucede, es que tú admiraste como te salvé, y al salvarte, creé en tí un sentimiento de gratitud, te sientes en deuda hacia mí. Pero eso no es amor, el amor tú lo sientes por otra persona, y aunque no lo cres, yo sé quien. Nara Shikamaru.

—Deidara…

—Temari, puede ser que me quieras —definió el susodicho— Pero por afuera, físicamente y en sentido de devoción y gratitud. Pero a Shikamaru lo amas por quien es, por como es, por sus discuciones contigo y como te hace reír. Piensa, Temari, y verás a quien pertenece realmente tu corazón…




















—Sakura, ¿puedo hacerte una pregunta? —preguntó Sasuke a su novia, mirándola directa y detenidamente a sus ojos jade.

—Dime, Sasuke-kun —accedió ella.

—Una vez que salga de aquí —dijo el Uchiha— Hay algo muy especial que quiero hacer contigo… ¿acerptarías? ¡No es lo que imaginas! —agregó, al ver la cara de desagrado que ponía la Haruno.

—Claro, si es algo especial y lo quieres hacer conmigo, no puedo decirte que no —confesó ella con una gran y brillante sonrisa— Dime, ¿qué es?

—Es una sorpresa —se negó el azabache.

—Al menos dime de que se trata —insistió la médica— Una palabra que me sirva de pista.

—Volar —susurró él.




Continuara…






¿Cuál fue tu parte favorita de este capitulo?
Al principio del capi... ¿creíste que Temari murió?
¿No adoraste tu también a Ino por causar ese momento NejiTen en la cabina?
¿Qué le habrá comprado Neji a Hinata?
¿Qué sorpresa le tendrá Sasuke a Sakura?





Proximamente, en el capi 16:

-¡El cumpleaños de Hinata!
-¡El regalo de Neji! ¡Perdón entre primos!
-¡La primera canción originalmente escrita por Hinata!
-¡Los regalos de Naruto e Ikuto!
-¡Sai le revela su más grande secreto a Ino!
-¡Jiraiya y Tsunade audicionan para la tenencia de Cheryl!





PD: Como notaron, habra bastante NaruHina en el siguiente capi xD