Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

Re: Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

¡Hola mis amorcitos!!!!!
Bueno, creo que este es el capi más largo que escribi hasta ahora, pero hoy me vine re copada con una idea del cole y mientras venia en el bondi, venía pensando: "¡Ya lo tengo! ¡Ya se que escribir!" xD
Oh, diganle no al spam!! Los comentarios spam se borran :(
Los dejaré con la conti, realmente quería subirla antes del viernes por las dudas xD
Oh, y el 25 me voy de viaje de egresados :cool:
no puedo esperar!!
Oh, y aquí hay SasuSaku y NaruHina principalmente, es que debía mucho de esas dos. Hay tmb alguito de SaiIno, ya habrá mas en el proximo, junto con ShikaTema, JiraTsuna, NejiTen, y GAAMATSU!! Y revelare la novia de Gaara pero sera en el proximo porq soy asi de mala :o muajajaja
Adios bombones!!!
Rocio


Por las doubts:

*Les aclararé. Janice es uno de los personajes de Friends, una serie yankee muy graciosa. Si no saben quien es, o no conocen su famoso "Oh My God!" entonces hagan click aquí xD y me dicen que opinan

Las canciones, les dejo link, sobretodo les recomiendo escuchar la tercera mientras leen la arte en que aparece :D
La primera que aparece en este fic (Mi favorita :))
La segunda en él
Y la tercera del ff :)

Capitulo 9 ​

—¿Escuchaste esa bocina? ¡Son ellos! —exclamó la Haruno, tomando su bolso perlado.

Ino salió del baño, aún terminando de aplicar su maquillaje. Portaba una remera negra con una gran guitarra en el medio, atravesada por las palabras “ROCKSTAR”, las cuales tenían un furioso color rojo, y un jean oscuro que le quedaba de un talle algo justo, que resaltaba su buen trasero, aunque esto había sido obra de Sakura, quien le quitó a la rubia el jean que planeaba usar para dejarle aquel más chico que ahora vestía la Yamanaka.

Sakura ya estaba preparada. De hecho, se había bañado, cambiado y alistado desde las siete de la tarde. Su vestimenta consistía en un jean de un azul más gastado y claro que el de Ino y una remera puramente blanca, con una campera de tela fina color gris sobre ella, sin cerrar su cierre para dejar su polera a la vista. Ambas usaban tacos, naturalmente.

La joven de cabellos rosados se asomó por la ventana del departamento de su amiga para encontrar frente al edificio un automóvil negro y a todas luces carísimo. Sakura ya tenía un pie fuera del departamento cuando…

—¡Alto ahí! —tronó la potente voz de la dueña de casa— ¡Aún no estoy lista!

—¡Pero si es sólo un poquito de rimel lo que te falta! —le indicó su amiga— Tan sólo aplícatelo en el auto, vamos que nos están esperando.


De mala gana, Ino siguió a la otra médica. Bajaron unas escaleras para encontrarse frente a la puerta principal del edificio, la cual abrieron para dejar por fin el edificio. Las luces del auto eran potentes y cegadoras, las chicas se tapaban los ojos con las manos para no quedar ciegas, por lo que quien conducía finalmente las apagó. Ellos bajaron a saludarlas.

—Que puntuales —señaló Ino cuando Sai emergió del asiento del conductor y se acercó a ella.

—Buenas noches —sonrió el deportista, luego se dirigió a la otra chica— Hola, Sakura-chan.

—Buenas noches Sai —le devolvió la sonrisa ella. Luego descendió del carro el cuarto integrante de esa cita…— ¡Tú!

—Hmp. Hola —replicó él con frialdad.

—Sasuke Uchiha —lo reconoció la Haruno.

—Sakura Haruno —murmuró el aludido.

—¿Qué pasa con estos dos? Parece que fueran viejos enamorados que jamás declararon su amor —comentó la Yamanaka por lo bajo. Ambos la escucharon, sin embargo.

—¡Guardate tus comentarios, Ino-puerca! —vociferó la doctora de irises jade.

—Que ridícula —opinó el Uchiha, dirigiéndole a Ino una mirada fría y acusadora.

—¿Vamos partiendo? —sugirió Sai. Sasuke soltó un pequeño bufido y regresó al asiento trasero, Sakura se sentó a su lado. Pero antes de que Ino se subiera al asiento de copiloto… —¿Preciosa?

—¿Qué pasa, Sai? —preguntó la rubia, confundida.

—¿Te molesta que te diga así? —preguntó él, inseguro— Siempre me han dicho que soy malo para elegir apodos.

—Etto… claro que no… —le aseguró ella con una tímida sonrisa— Me gusta ese apodo. —Y subió al automóvil.









—¿Le habrá sucedido algo, dattebayo? —se preguntaba el Uzumaki en voz alta, aunque no se lo decía a nadie en particular ya que se encontraba solo.

Bueno, sólo era un decir, ya que se encontraba en la puerta de Ichiraku Ramen, un restaurante cuyo dueño era un conocido de Naruto. Mucha gente pasaba, entrando o saliendo, ya que en unos minutos comenzaría la competencia de ramen, donde todos los concursantes competían a ver quien podía comer más ramen en el tiempo dado.

Naruto se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, pensativo. Llevaba puesto una remera blanca de “Gap”, oculta bajo su buzo de “Converse”, una chaqueta verde con cierre muy bonita. En cuanto a su vestimenta inferior, portaba un pantalón largo oscuro como la noche. El muchacho suspiró y recordó el porque no había buscado a la chica.


Flashback

—¡Hinata! —gritó la voz del hiperactivo joven del otro lado del aparato.

—¿Na… Naruto? —preguntó la sorprendida Hyuuga— ¿Có… cómo obtu… obtuviste este número?

—Ero-sennin me lo dio, escucha, voy a buscarte algo más temprano —le avisó él.

—Oh… etto… no estaré lista antes de las nueve… i… iré por mi cuen…. cuenta —tartamudeó ella con su timidez usual.

—¿Estás segura? ¿Dattebayo?

—Da… datte… dattebayo —murmuró Hinata, sonrojándose violentamente del otro lado de su teléfono.

—Bien, nos vemos a las nueve y cuarto allí. ¡Te esperaré, Hinata! ¿Hinata?

Del otro lado del celular, se encontraba una desmayada Hinata.

Fin Flashback


—Tenía que llegar antes si quería la muestra gratis del nuevo tipo de ramen —se excusaba a si mismo el rubio, mirando al suelo con pena.

Entonces, al levantar sus hermosos orbes azules, se encontró con ella a su lado. No sabía de donde había emergido, pero allí estaba Hinata Hyuuga, de pie junto a él, mirándolo.

“¡¿Cömo llego?! ¡Ni siquiera la sentí!” se decía sorprendido para sus adentros.


—Bue… buenas noches, Nar… Naruto-kun —saludó ella, sonrojándose al sentir que la miraban.

Naruto la contempló más detalladamente y sus ojos se abrieron como platos. La joven poseía vestido negro largo hasta un poco más abajo que sus rodillas. Era strapless, lo que consecuentemente hacía notar sus enormes pechos, pero la Hyuuga lo disimulaba con su abrigo gris, que realmente era transparente pero en algo sentía que la ayudaba. El Uzumaki simplemente la miró anonadado.

“¡Pero que cosas pienso! Pasó mucho tiempo con Sai y con Ero-sennin.” se decía a si mismo él.

—Hinata, ¡por fin llegas, dattebayo! —exclamó el Uzumaki, ta fuerte que alertó un poco a la chica— ¡La competencia está por empezar, vamos!

Tomó frenéticamente de la mano a la chica, de más esta decir que se puso más roja que un tomate, y se la llevó dentro.

En Ichiraku Ramen, había una gran concurrencia. La masa de gente tomaba asiento y observaba como los participantes se sentaban en sus lugares para iniciar la competencia. Naruto corrió hacia el puesto de inscripción, y por suerte conocía a la chica que lo atendía, una antigua amiga suya llamada Ayame, que le permitió la entrada de último momento al concurso. El problema fue que permiió dos entradas…



—¡¿Están todos listos?! —gritó por el altavoz el presentador del concurso.

—Etto… Naruto-kun, ¿qu… qué debo hacer? —intervino la Hyuuga, mirando al chico sentado junto a ella, separados por una montaña de platos de ramen.

Ambos se encontraban ya sentados para la competencia, y Hinata aún no entendía bien como había terminado dentro del concurso, iba a protestar pero cuando Naruto la miró con sus ojos azul cielo, todo lo que iba a decir se perdió en el camino y ninguna objeción salió de su boca.

—Es sencillo, Ayame-chan dice que es tan fácil que hasta yo puedo entender las reglas —sonrió el delantero de Konoha, como si se tratara de un complido— Sólo hay que comer tanto ramen como puedas hasta que el tiempo se acabe.

—¡En sus marcas!

—Suer… suerte, Naruto-kun —le deseó ella mientras él separaba los palillos y se preparaba para el ataque. Hinata lo imitó.

—Igualmente, Hinata.

—¡Comienzen!











—¿Entonces, de qué se trata este lugar? —preguntó Sasuke al conductor del vehiculo.

Sakura, que se encontraba mirando las estrellas por la ventanilla con aire soñador, se volvió hacia él. Hasta ahora, Ino y Sai venían hablando animádamente sobre quien sabe que, pero la pregunta del Uchiha, que se había mantenido callado hasta el momento, para decepción de la Haruno que esperaba tener aunque sea un poco de conversación, interrumpió la charla entre las dos personas que ocupaban los asientos delanteros.

—Es cierto, Ino me dijo que Sai decidiría —recordó la médica de cabellos rosados.

—Se trata de un restaurante muy famoso, he oído críticas muy buenas —les reveló Sai, sin quitar la vista del frente— Se llama “Moria Restó y +”, y…

—Oh!… My!… God!… —por poco gritó la Yamanaka, en un intento de parodia de Janice* que hizo que todos en el auto la miraran preguntándose que bicho le había picado— ¡He oído maravillas de ese lugar! ¡Es el restó que pertenece a la famosísima diva Moria Casán!

—¡¿Moria Casán?! —exclamó Sakura, abriendo los ojos hasta que semejaron el tamaño de dos pelotas de golf— ¡Es asombrosa! ¡La adoro, siempre quise ir ahí!

—También me agrada Moria —confesó el joven de carto cabello oscuro— Ella tiene un busto iniguala…

—Mejor limítate a conducir —le sugirió la Haruno por lo bajo, al ver como Ino echaba chispas por sus ojos azules, más eléctricos que nunca. Luego agregó en una voz que fuera audible para todos— Pongan algo de música, la radio, que se yo.

—Buena idea, frentesota —rió la rubia, oprimiendo un botón del panel.

Lamentablemente fue el botón equivocado, porque lo que se activó el limpia parabrisas. Sai rápidamente lo apagó.

—Lo siento, aquí hay muchos botones. ¿Por qué los harán con tantos botónes? Hmm… ¡debe ser este!

Pero en vez de oírse música, Sasuke y Sakura oyeron el viento sobre sus cabezas. Los orbes jade de Sakura se encontraron con el cielo al levantar la vista.

—¡Lo siento, botón equivocado!

—Déjalo así —le pidió la muchacha sentada atrás, y su amiga aceptó— Jamás había viajado en un descapotable.

—No es realmente descapotable, sólo se puede abrir esa ventanita sobre sus cabezas —les informó Sai.

La chica se paró sobre el asiento y sacó fuera su esbelto cuerpo. Luego, le insistió a Sasuke para que saliera, y el chico rezongó un poco, pero eventualmente sacó su cabeza, cuello y parte de su tronco también.


El aire les daba en sus cabezas y mecía sus cabellos con delicadeza al ritmo del viento de la carretera. La noche llena de estrellas era acompañada por una hermosa y brillante luna que iluminaba el rostro de los jóvenes, y por un momento Sakura juraría que vio una sonrisa en los labios de Sasuke. No una sonrisa forzada, ni una falsa ni mucho menos de burla, si no una verdadera, una de felicidad. Aunque no pudo verla bien, así que pensó que lo había imaginado.

—Es una hermosa noche —comentó la Haruno, observando el cielo sobre ella con admiración.

—Hmp —fue su opinión al respecto. Luego añadió— Sigues admirando la noche.

—Oh —la chica recordó su último encuentro— Bueno, pues para serte franca, sí, así es. ¿Sabes algo? La noche tiene su magia. Recuerdo que cuando era pequeña, mi madre me leía un cuento donde un hombre conocía a su amada bajo la luz de la luna en una hermosa noche, una bella princesa con la que luego se casó. Supongo que por eso siempre me agradó la noche.

—Hmp, ya veo —reconoció él.

—¡Por fin! —se escuchó a la ruidosa de Ino decir esto, luego fue interrumpida por la música— ¡Oh, amo estta canción!


Se trataba de “Break your heart” de Taio Cruz. Sakura volvió a dirigir su soñadora mirada al cielo mientras oía el coro de la canción.


“I’m only gonna break, break your
break, break your heart
I’m only gonna break, break your
break, break your heart
I’m only gonna break, break your
break, break your heart
I’m only gonna break, break your
break, break your heart”


—Yo también… —le susurró repentinamente al oído el Uchiha— Puedo romper tu corazón…

Sakura se sobresaltó un poco. Dirigió su vista en ese momento hacia él. Centímetros, no, milímetros los separaban ahora.

—Oh rayos, terminó —se quejó la rubia, mientras comenzaba a sonar otro tema— ¡Este es hermoso también!

Ahora se escuchaba por la radio la canción “I was born to make you happy”, un clásico de Britney Spears. La letra lenta y relajante conbinaba perfecto con el fresco ambiente y la situación tensa que se vivía sobre el automóvil del deportista de cabello negro.


“I’m sitting here alone up in my room,
I’m thinking about the times that we’ve been through (oh my love)”


—Tal vez… —erspondió ella, intentando con un esfuerzo sobrehumano no acercárse más a él, porque cada palabra parecía acercárlos más— Es muy probable…


“If only you were here tonight…
I know that we could make it right…”


—Creo que… no deberíamos... —argumentó la doctora con hebras rosáseas, resistiendo la tentación.


—Maldición, una piedra en el camino —murmuró Sai, cuando su auto se movió un poco del lado derecho.

—Tranquilo, no fue la gran cosa —lo calmó la Yamanaka.

Pero si fue la gran cosa, porque el tambaleo del auto logró que el espacio que separaba las bocas de la Haruno y el Uchiha se redujera a cero.


“I don’t know how to live without your love
I was born to make you happy
Because you are the only one within my heart
I was born to make you happy
Always and forever, you ane me
That’s the way our lifes should be
I don’t know how to live without your love
I was born to make you happy”


Aunque fue un momento espontáneo, la pasion los agarró y el beso continuó, ambos correspondieron. Aunque no sabía si era correcto o no, ella siguió besando a aquel muchacho con amor y ternura, y él, que siempre había sido frío e insensible, por alguna razón quería seguir besando a esa chica. No sólo porque le excitaba como las demás chicas, si no porque justamente le gustaba mucho más que con las otras chicas. Era diferente, era única, era…

—Especial… —musitó él en voz baja mientras sus labios se separaban con suavidad.

Dentro del auto, no se habló de nada de lo que pasó allí fuera. Ambos simplemente regresaron a sus asientos rápidamente, ella completamente sonrojada y roja a más no poder, e increíblemente Sasuke también estaba sonrojado.














—¡Hasta que llegaron! —exclamó Kiba, abriendo completamente la puerta de su departamento.

Kankuro, Shino, Shikamaru, Suigetsu, Chouji y Lee ingresaron al apartamento. Las bebidas ya estaban todas colocadas en la mesa, alrededor de ellas habían varios vasos de plástico. Lee preguntó por el paradero de Neji.

—Está bañandose —informó el Inuzuka, luego sintió una pequeña presión en su pierna derecha— Oh, Akamaru, había olvidado darte algo de comer.

Su pequeño perrito blanco ladró algo desconforme. Kiba lo llevó hasta su plato, el cual llenó con comida para perros y comprobó que aún le quedara suficiente agua.

—Oye Kiba, ¿qué sucedería si le das un poco de cerveza a Akamaru? —sugirió el Sabaku No con una sonrisa pícara.

—A él, no sé. A tí, te pueden hospitalizar —amenzaó Kiba— Por cierto, tema femenino…

—Cierto, ¡¿vieron que Lindsay Lohan está totalmente loca?! —reaccionó Lee con horror.

—Con tema femenino, se refería a las mujeres que vendrían, no a temas que discuten las mujeres —le corrigió Neji, emergiendo del baño ya cambiado.

—Me voy a bañar —indicó el once de Konoha, quitándose su remera para revelar un pecho más que perfecto— Pero antes, ¿me dirán que sucedió con ese tema?

—Etto… yo no pude, así que le pedí a Shino que se ocupara —dijo Kankuro.

—Yo tuve que ir a ver un insectario, así que le pedí a Chouji —recordó el Aburame.

—Yo tenía que visitar a la nutricionista del club de nuevo, así que le pedí a Suigetsu —se excusó el Akimichi.

—Yo asistí a una convención de espadas antiguas y le pedí a Lee —argumentó el albino.

—Pero yo estaba dando quinientas vueltas al estadio, así que le dije a Shikamaru que se ocupara —les contó Rock Lee.

Ahora siete pares de ojos se dirigieron al Nara, que se encontraba echado en un sillón. El muchacho les dirigió una mirada de incomprensión.

—Estaba durmiendo —fue su excusa. Pero añadió algo antes de que lo mataran— Le dije a una chica por mensaje antes de salir, seguro viene con amigas.

—Esperemos… —rezó Suigetsu— O esto se transformará en una fiesta de yaoi…










—¡Tiempo! —gritó el presentador.

—¡Sí que ganaré, dattebayo! —exclamó el Uzumaki, mirando su puntaje, treinta y cinco tazones de ramen, y mirando alrededor a los más prometedores candidatos, todos ellos con una puntuación menor a la suya.

—Y el ganador de una dotación de ramen por un año es… —anunció el hombre del micrófono— Mejor dicho, la ganadora es la número quince, ¡Hinata Hyuuga!

Naruto se volvió hacia su derecha, en estado de shock. A su lado, la ganadora estaba rojísima mientras era aplaudida por todos los presentes. El rubio miró la puntuación de la chica. “¡¿Cuarenta y tres tazones al hilo?!” exclamó él en su interior, sorpredidísimo.“¡Pero que mujer! ¡Es tan… tan… tan…”

—¡Genial! —la felicitó un hiperactivo Naruto, abrazándo con fuerza a la chica, que acababa de pararse.

—Na… Naru… Naruto…. Naruto-kun…

—Oh, creo que nuestra ganadora ha sufrido un desmayo producto de ingerir tanto ramen —observó el presentador, al ver como la joven caía inconsciente en los brazos del rubio.

—No, ella es así, siempre se desmaya, dattebayo —le aseguró Naruto, tomando a la modelo en sus manos.

—Bueno, eso fue todo amigos. Los invitamos a disfrutar de una buena cena aquí en Ichiraku, ¡hasta la próxima competencia!


Naruto tomó a Hinata y con delicadeza la llevó hasta una mesa cercana a donde los competidores habían concursado. La colocó con suavidad en una silla mientras el escenario donde ellos se habáin sentado, y Hinata triunfado, era despejado.

—Felicidades Naruto-kun, tu novia ganó el concurso —le felicitó Ayame, quien además por ser hija del viejo Ichiraku trabajaba allí en el restaurante de su padre como moza.

—Oh, ella no es mi novia, sólo quiso acompañarme aquí —le confesó el Uzumaki, sonrojándose un poquito por la remarcación de la mesera.

—Sí, me imagino —rió ella, sarcástica— Bueno, regresaré en unos minutos, cuando ella se despierte y se decidan que comer, llamamé, ¿Ok?

—Claro —sonrió él, y Ayame partió.


Entonces, la Hyuuga abrió sus ojos perlados y comenzó a mirar alrededor, algo perdida, como si hubiera olvidado toda noción de espacio y tiempo en el escenario.


—¡Hinata! Hasta que despiertas, ya me tenías preocupado, dattebayo —le dijo Naruto, con su “suave” voz que hizo retumbar los oídos de la muchacha.

—Oh, Naruto-kun —recordó Hinata. “¿Le preo… preocu…. preocupo? ¡Le preocupo!”

—Oye Hinata, ¿qué vas a comer? —preguntó él, tendiéndole una carta— Yo voy a querer un poco del nuevo tipo de ramen que me hicieron probar en la entrada.

—Cre… creo que comí sufi… suficiente por ho… hoy —comentó ella con una sonrisa tímida en sus finos labios.

—De acuerdo. ¡Ayame-chan! —el Uzumaki se puso de pie e hizo señas con los brazos como si fuera un molino.

—¿Ya saben que comer, Naruto? —interrogó la moza, acercándose con un anotador.

—Sí, un plato del nuevo ramen —ordenó el rubio adicto a ese platillo.

—Que raro, Naruto pidiendo ramen —opinó Ayame con una risita— Enseguida sale.

—Recuerdo cuando venía con mi familia —dijo el futbolista con nostalgia— Mi madre siempre me hacía pedir ramen con verduras, no era nada rico pero seguía siendo ramen. Mi padre comía casi tanto como yo.

—¿Po… por qué no vi… vienes más? —preguntó la modelo de cabello azulino.

—Etto… ellos… —decía él con cierta dificultad— Ellos… ellos murieron cuando yo tenía seis años…

—¡Oh! —exclamó la Hyuuga, llevándose su mano derecha a su boca y abriendo los ojos hasta más no poder. “¡Bien hecho, Hinata! Sacando a la superficie su triste pasado. ¡Bien!” se decía con ironía para sus adentros la joven, totalmente avergonzada y apenada.

—Un accidente de tránsito —continuó él— Ero-sennin es mi padrino. Él se encargó de mí desde que tengo seis años, y a los once comenzé a jugar en un club de futbol con él como mi manager. Gracias a él llegue a donde estoy ahora.

—Naruto-kun, perdóname —se disculpó la chica, arrepentida de haber tenido que hacerle sacar a flote aquellos recuerdos.

—No Hinata, yo quiero contártelo —le sonrió el rubio— Porque… bueno, yo sé mucho de tu pasado por Neji… y sólo al teme le conté sobre esto… me hace bien contártelo, Hinata…

—Naru… Naruto-kun… —fue lo único que pudo decir ella, mirándolo con asombro.


—¡Hola a todos en mi restaurante! —exclamó de repente una voz desconocida. Todos los presentes giraron para ver al viejo Ichiraku, dueño del lugar, en el ahora vacío escenario con dos micrófonos de pie junto a él— Quería anunciarles que ahora tendremos una pequeña función de karaoke… ¡protagonizada por ustedes!


Todo el mundo lo miró asombrado, y aplaudieron la moción. Naruto sonrió, esas funciones de karaoke le recordaban a su pasado, cuando sus padres subían al escenario y cantaban en él con alegría.


—¡Y los primeros dos participantes serán… —Ichiraku chasqueó sus dedos y una luz de quién sabe donde iluminó una mesa en particular, la cual obviamente tuvo que ser… —¡Oh, Naruto! ¡Tiempo sin verte! ¡Al escenario con tu chica!

—¡¿Qué?! —exclamó, atónita, Hinata. Cantar karaoke frente a todos, eso era mucho, no podría jamás.

—Vamos Hinata —la alentó él, tomándola de la mano— Realmente quiero hacer esto, me recuerda mucho a… Bueno, no importa, ¡vamos a cantar juntos, dattebayo!

La timidez era grande, pero no tanta como su naciente amor por ese despistado deportista de irises color cielo. Con gran lentitud, se puso de pie, Naruto dejó su campera verde en la mesa y llevó a la modelo al escenario junto a él.

—¡Música, maestro! —gritó Ayame de entre la gente, y alguien apretó el botón de play.


Y comenzó a sonar. Era una canción super romántica, cantada a dúo, conocida por todos, un clásico de los musicales podría decirse. “Breaking Free”, de High School Musical. Naruto tomó aire para iniciar el primer verso de Troy Bolton.


“We’re soaring, flying
There’s not a star in heaven that we can’t reach”


“Sor… sorprendente…” pensaba hacia adentro ella. La voz del rubio era muy buena, parecía dársele bien el canto. Pero ahora venía su estrofa, y le salió una voz tímida y débil, tal y como a Gabriella Montez en la película.


“If we’re trying
so we’re breaking free”


Naruto la miró, por segunda vez en la noche sorprendido. “¡Canta perfecto, dattebayo!” pensaba él. Sacó el micrófono del pie y se lo acercó más a él, ahora tomando algo más de confianza.

“You know the world can see us
in a way that’s different than who we are”

Ahora, el turno de ella. Se acercó más al micrófono, aún sin tanta confianza como él, podía sentir como todos la miraban, expectantes, pero entonces Naruto tomó su mano y le dedicó una sonrisa. Esa sonrisa le transmitió a Hinata lo que él quería decir, como si fuera un mensaje telepático. “No te preocupes por ellos, mírame a mí”


“Creating space between us
‘till we’re separate hearts”


Y ahora, ambos cantaron la siguiente estrofa juntos...


“But your faith, it gives me strenght
strenght to believe…”


Naruto entonces gritó la siguiente línea solo, ya que sólo a él le tocaba.


“We’re breaking free!”

“We’re soaring,
Flying
There’s not a star in heaven
that we can’t reach
If we’re trying,
Yeah, we’re breaking free
Oh, we’re breaking free
Ohhh”


Luego del coro, le tocó cantar a Naruto una parte sola, y Hinata se quitó su abrigo gris para dejarlo en el suelo, ya que comenzaba a sentirse algo de temperatura allí arriba, cada vez se acercaban más…


“Can you feel it building?
Like a wave the ocean just can’t control”

“Connected by the feelings
Ohhh, in our very souls”


Y el dúo, seguido por el coro…


“Rising ‘till it lifts us up
So everyone can see…”

“We’re breaking free!
We’re soaring,
Flying
There’s not a star in heaven
that we can’t reach
If we’re trying,
Yeah, we’re breaking free
Oh, we’re breaking free
Ohhh, runnin’,
Climbin’
To get to that place
To be all that we can be
Now’s the time
So we’re breaking free
We’re breaking free
Ohhh, yeah”


Ahora, finalmente, Hinata logró olvidarse por completo que estaba en público, y retiró el micrófono de su posición para llevarlo en su mano.


“More than hope, more than faith
This is true, this is fate
And together, we see it coming
More than you, more than me,
Not a want, but a need,
Both of us, breaking free!”

“Soarin’!”


Cuando Hinata pronunció la primera estrofa del coro final, Naruto tomó su mano derecha y la hizo dar un giro como había visto en la película hace ya algunos años, y la Hyuuga lo realizó con habilidad.


“Flyin’!
There’s not a star in heaven
that we can’t reach
If we’re trying,
Yeah, we’re breaking free
Breaking free…
We’re runnin’,
Ohh, Climbin’
To get to that place
To be all that we can be
Now’s the time
Now’s the time
So we’re breaking free
Ohhh, we’re breaking free
Ohhhh…”


Ahora ambos quedaban frente a frente, separados por tan poco que podían oírse respirar y se miraban a los ojos de cada uno con un brillo particularmente hermoso. Cariño, pasión, amor…


“You know the world can see us
In a way that’s different than who we…
Are…”


Comenzaron los aplausos mientras la música se acababa gradualmente. El público realmente había amado la actuación de ambos jovenes tan talentosos. Entonces, comenzaron a gritar todos al unísono:

—¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!

—¡Que la bese! ¡Que la bese! ¡Que la bese!

Naruto y Hinata se miraron. Sus ojos brillaban y el rubor característico de la Hyuuga hizo acto inmediato de presencia. Y lentamente él se acercó…












—Que bueno que por fin llegamos —suspiró Ino, descendiendo del asiento de copiloto.

—No fue un viaje tan malo —reconoció Sakura, mirando la entrada del restaurante.

—Entremos, por aquí —indicó Sai.


Los cuatro jóvenes ingresaron al restó. La entrada era puramente blanca, no había paredes blancas, sino cortinas blancas que no dejaban ver las paredes. Había un hombre de traje parado frente a ellos, y había dos cortinas a sus costados, una roja a la derecha y una blanca, de un blanco más pálido que el resto de las cortinas. La entrada roja tenía un cartel arriba que decía “Hell”, y el letrero de la blanca decía “Heaven”.

—Hola, bienvenidos a “Moria Restó y +” —los saludó el hombre educadamente al verlos llegar— ¿Eligirán el cielo o el infierno?

—¿Qué quiere decir? —preguntó el Uchiha, sorprendido por la pregunta.

—Hell significa infierno y Heaven, cielo —tradujo la Haruno.

—Exacto. El restaurante se divide en dos partes ambientadas diferentemente, una ambientada como el cielo y otra como el infierno —les explicó con amabilidad— Pueden elegir la que más les guste, hoy contamos con lugar en ambas secciones.

—¡Cielo! —eligió la doctora de cabellos rosados.

—¡Infierno! —aclamó la Yamanaka al mismo tiempo.

Ambas amigas intercambiaron miradas de enojo y sus ojos echaban fuego hacia la otra.

—¡Iremos al infierno! ¡Vamos, Sai! —y el pobre morocho no tuvo elección alguna mientras era arrastrado por la rubia a través de la cortina roja.

—¿A dónde vas? —preguntó Sakura al único chico restante, que se dirigía hacia el infierno— ¡Yo voy al cielo, y no voy sola!

—Que molestia —suspiró él. Miró la puerta del infierno, y luego se dirigió al hombre de la entrada— ¿Qué diferencia hay entre ambos lugares? ¿Cuál es mejor?

—Personalmente, les recomiendo el cielo, allí comeran más rápido, iba a decírselos pero la señorita no me dio tiempo —señaló el señor, refiriéndose a Ino.

—Hmp. Ya que, vamonos, Sakura —rezongó Sasuke, y ambos ingresaron al cielo.


El cielo era, en pocas palabras, blanco. El lugar era amplio, no había duda de aquello. Al fondo había un escenario blanco. Las paredes eran blancas, decoradas con algunos ángeles y nubes. El techo era blanco, y también lo eran las mesas, las sillas y todo el resto de los muebles. Los dos jóvenes se sentaron en una mesa cercana al escenario del fondo y una moza joven los atendio, de unos veinte años.

Sakura frunció el cejo al ver la vestimenta de la chica. Consistía en un vestidito strapless blanco, tan compacto que marcaba todo, tan mini que parecía que se hubiera encojido en el lavarropas. Tenía además dos alas blancas pegadas en la espalda y un halo dorado sobre su cabeza. Un disfraz de un ángel, en síntesis.

—¿Qué vas a querer, bombón? —le preguntó la moza a Sasuke, causando que a Sakura le saliera una venita de enojo en su frente (al estilo anime).

—Dame la carta y te diré —replicó él, algo fastidiado.

—Oops, aquí tienen —les arrojó un par de menús y se fue a atender otra mesa.

—Oh, Sakura —se escuchó una voz a sus espaldas


La susodicha se dio vuelta y se encontró con su jefa. Tsunade había acudido a ese lugar para cenar y despejarse, un poco de sake siempre la ayudaba, pero estaba bien sobria en ese momento.


—Tsunade-sama, ¿qué hace aquí? —preguntó la Haruno, extrañada.

—Todo se complicó con Jiraiya, necesitaba algo de aire, no quería quedarme encerrada —se explció ella.

—Tal vez debería volverse a su casa —sugirió la muchacha de cabellos rosados— Es decir, mire la hora, ¿no tiene que ir al hospital mañana?

—Oh, tienes razón Sakura, eso explica las llamadas perdidas de Shizune —reconoció la Senju— Adiós y buena suerte —La voluptuosa mujer, tras estas palabras, se retiró del establecimiento.




Y del otro lado del restaurante…




Ino miró alrededor, emocionada, siempre había querido ir a este restó. El infierno era como el cielo, pero en vez de blanco, de un rojo furioso, excepto por las sillas, que eran negras, y en las paredes había diablos y tridentes dibujados, además de llamas por todo el lugar y en las mesas también había fuego pintado. Lo único que le desagradaba a Ino era la vestimenta de las mozas, el mismo vestido que las mozas del cielo pero rojo, y en vez de alas y el halo, las chicas tenían unos cuernitos rojos en su cabeza y una cola negra triangular.

—¿Qué comemos, preciosa? —preguntó Sai a su acompañante.

—Etto… no lo sé… ¿qué vas a pedir tú?

—Pene —reveló él.

—¡¿Qué?! —gritó ella, levantando un puño amenazador.

—¡Penne Rigate! Es una pasta... —aclaró él, antes de que la Yamanaka lo golpeara.

—Oh, ya veo…

—¡Sai!

El aludido giró su cabeza para encontrarse con aquel hombre canoso ya entrado en años que trabajaba como manager de Konoha F.C.

—¿Jiraiya? —lo reconoció el morocho.

—Oh, no sabía que tuvieras novia —dijo él, mirando a Ino de arriba abajo.

—Jiraiya, ¿mañana no tiene que madrugar por el partido? —preguntó Sai.

—Oh, cierto. Será mejor que vaya partiendo. ¡Cuídate! ¡En todos los sentidos! —y el Ero-sennin se retiró.



Con lo que no contaba Jiraiya en ese momento, fue con toparse con Tsunade en el punto donde el restó se dividía en dos.










—¿Es aquí, verdad? —preguntó Temari, acercándose a la puerta.

—Sí, no hay duda, avenida Suuna al quinientos quince, es aquí —recordó Tenten, mirando la puerta del edificio frente a ella.

—¡Pero no nos dijo en que piso! —exclamó Matsuri.

—Bueno, tendremos que probar con todos… —suspiró la castaña de chonguitos.

—¡No hablaras en serio! —Matsuri la miró, asustada.

Temari comenzó a apretar todos los botones, y la gente, molesta, le gritaba a la rubia de cuatro coletas pero ella les hizo caso omiso, a ellos y a Matsuri que gritaba que no era nada apropiado. Finalmente, dieron con el departamento del Inuzuka, que les permitió la entrada…



Continuara….






¿Cuál fue su parte favorita?
¿No debe ser genial viajar en un auto como el de Sai? xD
¿No es Shikamaru un vago de lo más lindo xD?
¿Qué hubieras elegido, cielo o infierno?
¿Cómo imaginan el encuentro de Tsunade con Jiraiya?