Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

¡Estoy de regreso!!!
Asi es, como lo oyeron, volvi tras unas buenas vacas con todas las pilas!
Aqui les traigo el nuevo capi, espero les guste, yo disfrute mucho escribiéndolo :)
Pero basta de mi, lean y cuentenme que les parece!!!
besos!!
Oh, y tal vez lo noten al terminar de leer, pero una parte de lo que estaba en los adelantos del capitulo anterior no sale aqui, la parte de Kiba, ni tampoco esta la parte de Neji con Ishizu, tuve que dejarlo para el siguiente por cuestiones que mas adelante veran, confien en mi ;)

Capitulo 26​

Esa pequeña niña lloraba. Lloraba y lloraba sin cesar, en posición fetal, su espalda recostada contra aquel árbol de cerezos que aún no florecían. Era invierno, todos ellos estaban aún cerrados. Y la niña de cabello rosado no dejaba de llorar, hasta que eventualmente una niñita rubia se hartó de su llanto y se le acercó.

—Oye, ¿tú eres de la que todos se burlan porque tiene una frentesota? —preguntó la rubia con un tono amable y cariñoso.

La otra chica no respondió. Sólo siguió sollozando, pero al rato asintió levemente con la cabeza e hizo un sonido que parecía ser un sí.

—¿Y cómo te llamas? —preguntó ella, ya que la otra no parecía querer decir o hacer nada más que llorar.

—Sa… Sa… Sakura…

—¿Cómo?

—¡Mi nombre es Sakura! —casi gritó la pequeña, elevando su cabeza para que la otra pudiese ver sus ojos verdes. La pequeña blonda puso su dedo índice derecho sobre la gran frente de Sakura.

—Vaya, pues sí que es una frente grande, Sakura —comentó la niña risueña— ¿Es por eso que la tapas con el flequillo? —Sakura asintió levemente otra vez— Pero eso no ayuda, lo único que hace es que todos le presten aún más atención a tu frente. Tengo una idea, vuelve aquí mañana y lo resolveremos. ¡Adiós!

—¡Espera! —exclamó Sakura al ver a la rubia alejarse— ¿Có… cómo te llamas?

—Me llamo Ino… Ino Yamanaka —se presentó ella con una radiante sonrisa.






La médica de cabello rosado volvió a bajar la mirada al cuadro que sostenía en sus manos. Eran ellas. Sakura, Tenten, Hinata, Temari, Matsuri, y también estaba… Ino… Ese cuadro… Sakura se lo había regalado a Hinata por su cumpleaños… Al parecer le había gustado, ya que lo tenía sobre su mesa de luz…

La Haruno ahora cambió la dirección de su mirada. Posó sus ojos en las estrellas que se veían por la ventana del dormitorio de la Hyuuga. La tormenta había terminado, el cielo estaba ahora en paz… a diferencia de la tierra… donde Sakura, al apartar la vista del firmamento, dejó caer una lágrima, la cual cayó sobre el cuadro, más específicamente sobre la Haruno y la Yamanaka, las cuales estaban juntas y abrazándose junto con las demás en aquella foto…

Sakura secó las lágrimas de sus ojos y salió de la habitación de su amiga. Volvió a la sala principal del apartamento, donde Naruto se encontraba caminando frenéticamente de un lado para otro, hablando por teléfono.

—Atiende, atiende por favor —rogaba el Uzumaki al teléfono— Contestador otra vez… ¿Dónde estás Hinata?

—Naruto… —murmuró Sakura— Tranquilo… no creo que anda malo le haya pasado… a lo mejor solo salió un momento, llamemos a las chicas a ver si alguna sabe algo.

—Buena idea, Sakura-chan —la secundó el rubio.





—¿Dó… dónde estoy? —murmuró la Hyuuga lentamente.

Abrió sus ojos perlados. Estaba boca arriba, mirando el techo pero… ¿acaso había algo allí? Levantó la cabeza y se chocó contra un vidrio, entonces se dio cuenta que la cama donde descansaba era en realidad una especie de capsula, y que la habitación donde dormía era un laboratorio científico.

Flashback​

—¿Qui… quién eres?

—Hola, Hyuuga Hinata —sonrió el hombre de cabello oscuro y ojos de serpiente con una sonrisa malévola adornando su rostro. Puso su mano sobre la puerta antes de que ella la cerrara— No importa quien soy, lo importante eres tú. Tienes el honor de ser… mi experimento final…

Fin Flashback​

—Oh no —murmuró la Hyuuga, aterrada— Tengo que salir de aquí.

Golpeó el vidrio, pero no se rompía ni se movía, era muy pesado para ella. Pero entonces se abrió, como por arte de magia. Alguien lo había abierto.

Salió de la cama, buscando a su salvador. Lo encontró cerca de la puerta de la extraña recamara, pero estaba muy lejos para distinguir bien su rostro. Se dio cuenta de que era una mujer, de cabello largo y rojizo, alrededor de su altura, buena figura, se acercó más para descubrir su sonrisa bondadosa y sus ojos…

—¿Qui… quién e…eres? —preguntó ella con debilidad, mirando a la mujer que lentamente salía de las sombras.

Pero antes de verla por completo, entonces fue cuando la sombra de aquella mujer fue empujada y arrojada sin delicadeza lejos del rango de visión de la Hyuuga. La joven de cabellera azulina giró con desesperación, intentando comprender lo que acababa de ocurrirle a aquella mujer de cabello colorado, pero al voltear se encontró con aquel hombre de cabello oscuro y mirada penetrante similar a la de una vívora que la hizo temblar de pies a cabeza simplemente al hacer contacto visual.

—Las mujeres se estan revelando y escapando, que desagradable —suspiró él, como si la situación lo divirtiera— Pero si debe ser de la manera más difícil, entonces que así sea —Avanzó hacia Hinata, la cual retrocedió asustada— Me aseguraré no sólo de que no recuerdes nada, sino de que tampoco quieras recordar nada…





—Contesta Hinata, por favor —suplicaba Naruto por enésima vez.

—Usted se ha comunicado con la casilla de mensajes de… —respondía la voz femenina del contestador de Hinata.

—¡Mierda! —maldijo el Uzumaki, enojado

—Por favor, deje su mensaje después de la señal —Naruto ni siquiera esperó a la señal para empezar a hablar.

—¡Hinata! ¡Te he dejado más mensajes de los que puedo contar con los dedos de las manos! ¡Me estoy preocupando, dattebayo! ¡Contesta tan pronto como puedas! —gritó con tanta fuerza, que al terminar de hablar temió dejar sorda a su novia cuando lo oyera.

Entonces captó su atención la muchacha de cabello rosado que salía de la recamara de Hinata. Llevaba un bolso pequeño en sus manos donde portaba su uniforme del hospital, y lucía una remera negra con un jean azul oscuro y unas zapatillas de “Converse”.

—Sera mejor que vaya para el trabajo, o Tsunade-sama se molestará —comentó ella, dirigiéndose a la puerta.

—¿Estás segura de querer ir? Puedo convencerla de que estás enferma y puedes tomarte el día libre —le ofreció su primo.

—Gracias Naruto, pero estoy bien, en serio —le aseguró con una sonrisa optimista, la cual se notaba que era falsa para cualquiera que conociera a Sakura. Y Naruto era una de esas personas.

—No tienes que aparentar fuerza delante de mí, dattebayo —murmuró él mientras ella abría la puerta del departamento.

—Lo sé —admitió la Haruno— Pero voy a ir a trabajar porque me hace bien hacer algo que me gusta. Tú continúa buscando a Hinata, por favor, y avisame si tienes alguna novedad. Nos vemos.

“Pero yo no quiero que vayas…” pensó para sus adentros Naruto mientras ella se marchaba. “Porque no quiero que te cruces con Ino…”





Tsunade rezongó. Aunque Shizune no estaba allí para recordárselo, ella sabía que debía terminar con todo ese papeleo a su izquierda. Soltó un bufido de protesta pero finalmente comenzó a hacerlo, después de todo tarde o temprano le tocaría realizar esa tediosa labor.

Pero en cuanto se dispuso a acabar su tarea, alguien golpeó a la puerta con suavidad.

—Adelante —admitió Tsunade.

La joven rubia ingresó al despacho de su superior, la cual frunció el ceño al notar la vestimenta de la otra blonda. Ino tenía puesto una blusa negra y un pantalón rojo oscuro, y eso no formaba parte del uniforme reglamentario de las médicas del hospital Kunoichi. Ese uniforme se encontraba en manos de Ino, la cual lo depositó con delicadeza sobre el escritorio de la Senju, a la cual le entregó un sobre blanco.

—¿Qué significa esto? —preguntó la confundida mujer.

La puerta del despacho había quedado entreabierta, y por el pasillo pasaban en ese instante Shizune y Sakura, la primera conversaba sobre algo relacionado con Ton-ton que la segunda oía sin mucho entusiasmo. Pero la Haruno si vio a Ino entrar en la oficina de su jefa, y abrió los ojos como platos al oír lo que dijo a continuación la Yamanaka, frenándose en medio del pasillo para asimilar lo que oyó.

—Es mi renuncia —reveló Ino con dolor— Yo ya… ya no deseo seguir trabajando en este lugar





La pequeña de cabellos rosados caminó hasta llegar al árbol donde había llorado el día anterior. Se sentó allí igual que entonces, esperando a ver si esa niña era sincera o tan sólo quería burlarse de ella como todos los demás.

—Por fin llegaste —comentó una vocecita risueña.

Sakura miró hacia arriba, ni había notado la presencia de Ino desde que había llegado allí. La rubia se encaminó hacia la otra pequeña con algo en sus manos, un listón rojo, el cual ató con cuidado alrededor de la cabellera rosada de Sakura, como si fuese una diadema, y entonces el flequillo desapareció, dejando a la vista su frente.

—Listo, ahora te ves mejor —le sonrió la Yamanaka.

—Pero… mi frente… —murmuró la otra niña.

—Ay, ya termina con eso —se quejó Ino— Ya te lo dije, mientras más importancia le des al problema, más te van a molestar, solo ignóralos.

—Oigan, miren, es la de la frentesota —apareció un grupo de tres niñas, lideradas por una de cabello azulino y mirada desafiante— Creí haberte dicho que te fueras de aquí.

—Oye, el parque no es tuyo cerda —la insultó Ino.

Con gran agilidad, la pequeña Yamanaka arrancó un par de flores que crecían junto al árbol y se las arrojó a esa niña líder, dándole directamente dentro de la boca.

—Mi mamá es florista y me dijo que esas flores son venenosas —comentó la rubia sin más— Pero no te preocupes, tienes unas horas antes de que haga efecto.

Las tres niñas intercambiaron miradas de terror y huyeron despavoridas. Sakura miró a Ino preocupada y asustada, ¿qué clase de niña le arrojaba veneno a otra? Pero entonces notó que apenas se habían perdido de vista, Ino había comenzado a reír sin más.

—No es cierto, esas flores son inofensivas —se explicó la blonda— Pero si que se lo creyó, ¿eh?

Y volvió a reir. Entonces Sakura sonrió y comenzó a reir también. Pronto, ambas estaban riendo a carcajadas, pero lo que más felicidad le daba a Sakura era el hecho de que esa chica, Ino Yamanaka, la había defendido, como una verdadera amiga…




—Ino… —murmuró Tsunade, estudiando el semblante triste de la que alguna vez fue la chica más alegre y llena de vida de todo el hospital— Si tú estas haciendo esto por alguien… huír no es la solución…

—Lo se —confesó la Yamanaka— Es por eso que decidí hacer esto por mí…





—Ino…

—Sakura…

Las dos muchachas de trece años se miraron, los ojos verdes se enfrentaron a los azules ya sin el miedo o el dolor que los invadían el día que ambas amigas se conocieron.

—¿Es cierto lo que oí? ¿A ti también te gusta ese chico? —se adelantó Sakura.

—Entonces supongo que a ti también te gusta… —reconoció Ino.

—¿Eso significa que somos enemigas? —preguntó la Haruno.

—Significa que somos rivales en el amor, como todas las mujeres —explicó con naturalidad la blonda, tendiéndole una mano a su amiga— Pero la amistad es más fuerte que cualquier cosa, y nosotras seguimos siendo amigas, ¿cierto?

—Cierto —sonrió la otra joven, estrechándole la mano a su amiga— No vale la pena pelear por ese chico, hay muchos otros por ahí.

—Es como yo digo, hay muchos peces en el mar, y no vale la pena pelear con mi mejor amiga por uno —sonrió la Yamanaka.

—¿Yo soy tú… mejor amiga? —se sorprendió Sakura, y al ver a Ino asintir con la cabeza, estalló de felicidad y la abrazó con tanta fuerza que cayeron al suelo.

—¡Ay! ¡Eso dolió frente de marquesina! —exclamó Ino.

—Fue sin querer Ino-cerda —se defendió la Haruno, y ambas comenzaron a reír de los insultos de la otra.






—¿Entonces cuál es tu razón? —interrogó la Senju.

—Mi razón… —Ino suspiró antes de confesar— Jamás me ha gustado la medicina, no me agrada para nada tratar con algo tan delicado como la vida humana. Pero sin embargo, esa es la carrera que seguí. Y la razón de esa elección es…

—Que Sakura eligió esa carrera —completó Tsunade, haciendo a Sakura, que seguía escuchando detrás de la puerta, sorprenderse tanto que sus ojos jade parecían a punto de salirse de sus órbitas.

—Así es —afirmó la otra rubia— No quería quedarme sola. Matsuri, Tenten, Temari, Hinata, todas nuestras amigas habían partido para estudiar modelaje. Y luego Sakura partió para estudiar medicina, y yo no quería perderla…

—Pero no puedes vivir por siempre en la sombra de Sakura —prosiguió Tsunade— ¿Esa es la razón por la que te vas?

—Intentaré encontrar aquello que me apasioné, comenzaré a estudiar de nuevo si es necesario —dijo la Yamanaka con determinación.

—Puedes contar conmigo y con el hospital Kunoichi como referencia para cualquier cosa en tu futuro, Ino —le sonrió la mujer de ojos miel— No es que me agrade perder a una de mis mejores doctoras, pero no puedo retenerte aquí si esto no es lo tuyo.

—Muchas gracias, Tsunade-sama…

Fuera de la habitación, Sakura había quedado pasmada. Ino jamás le había contado nada de todo eso, ¿acaso realmente había estudiado algo que no le gustaba solo para seguir estando con ella? ¿Acaso había callado sus sentimientos y sus pasiones… sólo para seguir estando con su amiga Sakura?

—Sakura… —la voz de Shizune la devolvió a la realidad. La castaña estaba junto a un médico, que acababa de decirle algo de suma importancia.





La anciana comenzó a hojear el polvoriento libro en silencio, mientras Kankuro la observaba nervioso. Había oído todo lo que ella había dicho, pero aún le parecía poco creíble. ¿Acaso alguien sería capaz de utilizar a un ser humano como una rata de laboratorio? ¿Existía alguien tan ruin y despiadado en este mundo?

—No —Chiyo lo sacó de sus pensamientos— No encontré nada acerca de esas toxinas que encontramos en su cuerpo.

—¿Sigue sosteniendo su teoría inicial? —preguntó el Sabaku No.

—¿Y tú sigues negándola? —cuestionó la mujer.

—No es que la niegue —suspiró el castaño— Es que me cuesta creerlo… es un ser humano, no un animal para pruebas… me cuesta creer que alguien la usara de esa manera, Chiyo-sama.

—Eres muy joven, Kankuro —comentó Chiyo— Si hubieses visto y vivido todo lo que yo ví y viví, me creerías que en este mundo existen personas tan malvadas y hambrientas de poder y dinero, que harían cualquier cosa con tal de obtener lo que quieren.

—¿Incluso poner en peligro vidas humanas? —se sorprendió Kankuro.

—Sacrificarlas si lo consideran necesario —objetó la anciana, dejando a un lado el libro para mirar al joven— La historia humana esta manchada de sangre y codicia, hermanos contra hermanos, hermanas contra hermanas, bueno supongo que entiendes de que te hablo, ¿verdad?

Kankuro la miró incrédulo, ¿acaso era esta una indirecta a su historia con Matsuri y Gaara? ¿Cómo podía saber de ello una anciana de un pueblo tan distante a la gran ciudad?

—Caín y Abel —soltó la sabia mujer— Dos hermanos, según cuenta la leyenda el mayor mató al menor porque Dios prefirió el tributo de Abel. Esta fue la primera de millones de historias sobre guerras entre hermanos. Supongo que tú, teniendo un hermano y una hermana, sabe de peleas entre hermanos, ¿verdad?

—Pero yo no sería capaz de… es decir, nos peleamos, sí, pero no a ese nivel, típicas peleas de hermanos —musitó Kankuro.

—Hmm —dijo Chiyo— ¿Por qué estás aquí, Kankuro?

—Pues, estamos intentando reestablecer la salud mental de Shiho, ¿no? —dijo con obviedad el Sabaku No.

—No, me refiero a porque regresaste a Sunagakure —corrigió ella.

—Oh… —comprendió el castaño— Pues es… complicado de explicar.

—Ya veo —dijo sin más la mujer— Déjame contarte una historia. Hace años, cuando yo era un poco más joven, viví en la ciudad y trabajaba en la secundaria Sannin como enfermera de la escuela. Y había un grupo particular de estudiantes alí, en el último año. Tsunade Senju, Jiraiya Garan, Aruto Tsukiyomi, y Orochimaru Hebi.

—Jiraiya Ga… ¿Ero-sennin? —se sorprendió Kankuro.

—Así es, supuse que lo conocías —admitió la anciana— Pues bien, yo los veía casi todos los días, Aruto y Orochimaru solían traer a Jiraiya luego de que era golpeado por Tsunade, lo cual era casi todos los días. Pero de un día para el otro, Orochimaru dejaba de aparecer con ellos. Lo noté, ese chico estaba cada vez menos con el grupo, se había distanciado, y rara vez se lo veía con alguien. Le pregunté a los otros que sucedía, y Tsunade me dijo que algo andaba mal con Orochimaru, que de la nada había dejado de hablarles y pasaba el tiempo solo o encerrado en el laboratorio de la escuela.

—¿Estudiando? —interrogó Kankuro, confundido.

—No precisamente —suspiró Chiyo— En fin, un día acompañé a Jiraiya y Aruto a hablar con Orochimaru, para averiguar que le sucedía. Fue cuando todo salió mal…

Flashback​

—¡Orochimaru! —gritó el albino de diecisiete años, irrumpiendo en el laboratorio.

—Aquí no hay nadie —notó Aruto, mirando alrededor.

Era cierto, no había un alma dentro del laboratorio de ciencias de la escuela. Una Chiyo de unos cuarenta años aproximadamente comenzó a pasearse por el lugar, examinando todo, hasta que dio con lo que pensaba encontrar.

—Esto es… —murmuró la enfermera.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Orochimaru, que acababa de ingresar al laboratorio. Posó su mirada de serpiente en Chiyo— ¡¿Qué hace usted con eso?!

—¡¿Qué haces tú aquí?! —chilló la mujer, lanzándole el papel en sus manos. Jiraiya lo tomó y lo leyó— ¡¿Qué tipo de experimentos son estos?!

—Son inofensivos para los animales —se defendió él— Sólo estoy estudiando.

—Robaste las mascotas de la escuela y las usaste para experimentar —resumió la mujer— No comprendo, ¿qué planeas probar?

—Tengo una teoría que puede revolucionar el mundo de la ciencia —confesó el morocho— Pero como soy tan joven, ningún científico me toma en cuenta. Es por eso que necesito seguir experimentando aquí…

—Lo siento, pero debo informar de esto al director —se opuso Chiyo.

Fin Flashback​

—¿Y qué sucedió después? —preguntó Kankuro, intrigado.

—No lo sé —suspiró la anciana— Tras haberle contado al director, Orochimaru Hebi abandonó la escuela, y yo tuve que regresar a Sunagakure poco tiempo después, ya que mi hijo y mi nuera fallecieron en un accidente y mi pequeño nieto Sasori quedó en mis manos. Luego me enteré de que se convirtió en el nuevo director de Easter, la compañía de los Tsukiyomi.

—¿La familia de Aruto?

—Así es. Pero lo que quiero decirte con este relato esta relacionado con Jiraiya —añadió Chiyo— Él y Orochimaru fueron mejores amigos desde la infancia. Pero cuando debió enfrentarlo para que se detuviera, se quedó callado y lo dejó partir. No tuvo la fuerza para detenerlo, y lo perdió.

—¿Qué quiere decirme con eso? —dijo Kankuro, confundido.

—¿No tienes la fuerza necesaria para seguir con Gaara? —preguntó la mujer— Ya has pensado mucho sobre ello, ¿no es tu lazo de sangre con él más fuerte que cualquier cosa? Además… tú has desarrollado sentimientos por esta mujer, ¿no es así?

Kankuro se quedó callado. Era cierto que tenía sentimientos puros por una mujer, ¿pero ahora de que mujer era? ¿Acaso era Shiho o Matsuri? ¿Por qué sus sentimientos debían ser tan confusos?

—Creo que ya llegó el momento de que regreses a la ciudad, Kankuro…



Dos hombres jovenes caminaban por una calle de la ciudad. En eso, se detuvieron frente a un papel pegado en un poster de luz.

—Oye, mira esto —dijo uno de los tipos, leyendo en voz alta— “Desaparecida. Ella es Tenten Ama. Si la han visto o la encontraron, llamen al 15…”

—Es broma, ¿verdad? —rió el otro— Si yo la encontrara, la verdad no la devolvería, si esta bien buena.

—No me sorprende que se la hayan llevado —rió el primero— Si la tuviera enfrente, no sabes como me la cog…

No pudo terminar su frase porque alguien lo golpeó. El futbolista de cabello castaño se abalanzó sobre aquel sujeto y comenzó a golpearlo con muchísima ira y rabia en la cara. Sentado sobre su pecho, comenzó a darle un golpe tras otro en la cara mientras el otro se defendía como podía.

—¡Retira lo dicho bastardo! —gritaba Neji, sus perlados ojos largando unas pocas lágrimas de rabia, mientras el amigo del hombre que estaba golpeando intentaba separarlos golpeando a Neji en sus costillas— ¡Basura!

—¡Neji! —gritó una voz conocida.

Shikamaru era el dueño de esa voz. Estaba pasando por ahí con Temari e Ikuto, y fue corriendo junto a ellos para intentar separar la pelea. La primera en llegar fue la Sabaku No, que intento separar a los dos muchachos.

—¡Ya basta! —gritó la rubia enojada.

—Quítate perra, ¿no ves que intento separarlos? —intervino el otro hombre.

—Ah no, yo te mato —se ofendió la modelo.

Si nada de delicadeza femenina, Temari saltó y se le colgó al hombre como si fuese un koala, envolviendo las piernas alrededor de su cadera, y comenzó a tirar de sus cabellos y a arañarle la cara, haciendo al hombre gemir de dolor, además de golpearlo con sus pies y pegarle algunos rodillazos en sus “partes”.

Shikamaru se apuró a intentar separar a su novia de su víctima, mientras Ikuto intentaba separar a Neji del hombre, los dos estaban sangrando ya que Neji había recibido varios golpes también. Y para empeorar las cosas, apareció Konan, la reportera del noticiero, seguido por su fiel camarógrafo Nagato.

—Acabamos de ser informados de una terrible pelea en medio de la calle en la que participaron dos jugadores del Konoha F.C., Shikamaru Nara y Neji Hyuuga, principalmente este último quien al parecer inició la pelea —informó Konan a la cámara— También forma parte de la pelea la modelo Temari Sabaku No, novia de Nara y hermana de otros dos jugadores de Konoha. Parece que la pelea concluyó y los separaron, vamos a ver.

Era cierto. Ikuto y Shikamaru habían separado la pelea tras mucho esfuerzo y ahora ambos hombres cargaban con un dolorido Neji. Decidieron llevarlo al departamento de Naruto y Hinata, que era bastante cercano. Pero la cámara los alcanzó rápido, por lo que Temari fue la encargada de hablar.

—Temari-chan, ¿qué fue lo que sucedió? —interrogó la notera de cabello azulino.

—Bueno, para decirlo en pocas palabras —declaró la Sabaku No— Después de como y donde le pegué, estoy cien por ciento segura de que ese hombre no podrá utilizar su “aparato” nunca más.





—¡Hinata respóndeme! ¡Tengo miedo por favor, respóndeme! —suplicaba al teléfono el rubio, colgando tras su mensaje de voz número cuarenta y tres.

—Naruto… —murmuró Sai. El muchacho había llegado hace un rato al apartamento del chico tras recibir un mensaje de texto de Sakura diciéndole que se acercara a su primo por si pasaba algo con Hinata— A lo mejor el Ero-sennin la llamó por alguna nueva propuesta, ¿por qué no lo llamas?

—Buena idea Sai —aceptó el joven, pero antes de marcar miró a su amigo— ¿Tú cómo estás?

—Bien —le sonrió el morocho.

—Sai, ya te conozco, y sé cuando tu sonrisa es falsa —dijo el Uzumaki.

—A veces una sonrisa es la mejor respuesta, incluso si es una falsa —suspiró Sai— No voy a negar que estoy algo dolido, pero…

—No hay duda de que sabes controlar tus emociones, ¡que raro eres dattebayo! —interrumpió Naruto— Si fuera yo, estaría llorando y gritando a todo pulmón.

—No me cabe la menor duda de que así sería —sonrió el otro joven. Y esta vez Naruto sonrió, porque la sonrisa de Sai no era falsa— Gracias, Naruto.

—¿Por qué? —preguntó el rubio, confundido.

—Por preocuparte por mí —contestó él— Demuestra que eres un buen amigo. Y hablando de amigos…

—No, aún no he visto al teme —Naruto había adivinado lo que el otro pensaba— Porque no ser que decirle. Sé que lo que hizo fue terrible, e hizo mucho daño pero…

—No puedes culparlo, es tu mejor amigo —intervino Sai— Te comprendo, y se que Sakura-chan también te comprenderá. No puedes culparlo, porque lo quieres, y siempre lo querrás no importa lo que pase. Él es tu hermano.

—Tú también lo eres —dijo Naruto, abrazando a Sai— No importa lo que pase, somos amigos, somos hermanos…

—Naruto… —murmuró Sai, sin saber como responder. Jamás lo habían abrazado, con la obvia excepción de Ino que era su novia en ese momento, y se sentía… cálido… porque podía sentir la amistad de Naruto— Tal vez no tengamos la misma sangre pero… somos hermanos…

—Así es —sonrió el Uzumaki, soltándose y poniendo una mano sobre el hombro del morocho.

En eso, la puerta, que no tenía llave, se abrió, y entró Temari, detrás de la cual venían Shikamaru e Ikuto cargando a Neji. La escena que vio la dejó estupefacta y con la boca abierta en forma de una gran “o”.

—Tenemos un chico herido por aquí, ¿podrían guardar los momentos yaoi para después? —suplicó la rubia de cuatro coletas.

Naruto miró a Sai, luego su mano, luego de regreso a Sai y se asustó un poco. Corrió a ayudar a Neji algo avergonzado por el comentario de Temari. Recostaron a Neji en el sofá y le aplicaron cicatrizante a sus heridas.

—Sakura me enseñó esto una vez, creo que dijo por si ella golpeaba muy fuerte a Naruto alguien debía saber curarlo —rió Temari, aplicando desinfectante a una herida pequeña del Hyuuga, la última de ellas— Listo, ya casi estamos. No seré Sakura o Ino, pero soy buena, ¿verdad?

—Gracias —le agradeció Neji entre jadeos.

—Temari, quédate con Neji, nosotros iremos —decidió el Nara.

—¿A dónde van? —cuestionó el Uzumaki— ¿Y por qué estás con Ikuto? No sabía que se llevaran tan bien.

—Vamos al hospital Kunoichi —reveló el Tsukiyomi.

—De toda la lista de Utau, sólo había una persona que sabemos sigue con vida —informó Shikamaru— Hanara Haruno.

—La madre de Sakura —asimiló Sai— Pero ella me dijo que su madre estaba muy enferma, ¿creen que podrá decirles algo sobre Easter en ese estado?

—Podemos intentarlo —suspiró Ikuto.

—Es problemático, pero es lo único que tenemos —se lamentó el chico de cabello en forma de piña— Vamos.

Los dos jóvenes se retiraron. Temari aplicó el último vendaje sobre Neji, el cual aseguraba que no le dolía tanto y que estaba bien. Naruto entonces recordó llamar al manager de Konoha F.C., pero cuando sacó su celular para buscar el número…

—¡Nuevo mensaje de voz! —exclamó el hiperactivo futbolista— ¡Debe ser de Hinata!

—Bueno, al menos una buena —sonrió la Sabaku No con optimismo.

—¿Y? ¿Qué dice? —preguntó Sai, viendo el semblante de Naruto volverse, como describirlo, pálido, como si se hubiese hecho de piedra.

Como respuesta, Naruto puso el altavoz del celular. Lo que se oyó no fue la dulce e inocente voz de la Hyuuga, sino una voz seca y metálica, obviamente creada por un distorcionador de voz, que decía:

—Tenemos a Hinata Hyuuga, si quiere volver a verla venga al descampado al noroeste de la ruta once en las afueras de la ciudad en noventa minutos. Esta será nuestra última comunicación, si no se encuentra allí a la hora señalada lo único que encontrará será su cadaver.







—Sakura, ¿prefieres entrar sola? —preguntó Shizune, mirando a su compañera de trabajo.

—Te lo agradecería, Shizune-san —le sonrió la Haruno, y la mujer se marchó— Que bueno que Sai me aprendió a crear una sonrisa falsa perfecta.

Ingresó a la habitación. Había una ventana abierta, la cual hacía que las cortinas color naranja volaran, totalmente a merced del viento. Junto a la cama, había un aparato de respiración artificial y otros elementos que ayudaban a mantener a la mujer de cabello rosado de aproximadamente cincuenta años que descansaba en la cama con vida. Sakura se arrodilló y se acercó a su madre.

—Sakura… —murmuró Hanara al ver a su hija.

—Madre, los doctores me dijeron que tu situación estaba empeorando, pero que te rehúsas a ser tratada —dijo la médica— ¿Qué sucede? ¿Acaso no quieres seguir con vida?

—No hasta hablar contigo, Sakura —confesó la otra mujer— Hay algo… algo que debo decirte. Es un secreto que no me puedo llevar a la tumba. Es… sobre tu padre.

—¿Mi padre? —se sorprendió la chica de cabello rosado. Durante toda su vida, ni su madre ni su abuela le hablaron de él, y siempre que ella preguntaba era castigada severamente, por lo que aprendió que ese tema era tabú para ellas y prefirió no mencionarlo jamás. Supuso que había muerto o la había abandonado, así que nunca sintió curiosidad por ello, pero ahora la situación estaba cambiando, ¿quién era su padre?

—Cuando yo… cuando era joven… había una chica… su nombre era Inechi… Inechi Inoue… —reveló Hanara— Eramos las mejores amigas, siempre lo fuimos, desde el jardín de infantes. Hasta que… conocí a un muchacho. Inoichi Yamanaka. Me enamoré perdidamente de él, pero él gustaba de mi amiga Inechi. Tuve que hacerme a un lado, no quería interponerme entre ellos, pero sólo tuvieron una cita y terminaron. Y luego comenzó a coquetear conmigo… Yo no sabía que hacer, y lo hablé con Inechi. Ella me dijo que no tenía problema, y empecé a salir con Inoichi.

—¿Y qué pasó luego? —preguntó Sakura.

—Luego descubrí la verdad —admitió Hanara con lástima en sus ojos— Tras varios años de noviazgo, quedé embarazada. Lo que no sabía, era que al mismo tiempo, Inechi quedó embarazada. Inoichi no pudo olvidarse de ella, y una noche terminó acostándose con Inechi. Al enterarme, dejé a Inoichi y le juré que jamás vería a su futura hija por haberme traicionado. Inechi intentó arreglar las cosas, pero yo no confiaba en ella, y por eso me fui. Luego ellos dos se casaron para criar a la pequeña que Inechi llevaba en su vientre. Creo que cuando nació le puso Ino, pero cuando ella tenía pocos años de edad Inoichi e Inechi fallecieron.

Sakura se puso de pie de un salto y miró a su madre completamente estupefacta. No sólo tenía un padre ahora, sino que encima había muerto. Pero lo peor de todo era quien era. Yamanaka… eso significaba que ella tenía una…

—Tienes una hermana, Sakura —completó su madre— Y su nombre es… Ino Yamanaka… creí que deberías saberlo…

Los ojos cansados de Hanara se cerraron. Sakura se asustó. Revisó los patrones vitales de su madre y descubrió que aún seguía con vida. Sin embargo, el estrés de la situación y el forzarse a sí misma a decir tanto causó que cayera en un sueño profundo. Estaba en un delicado estado de coma.

—Puedes entrar, ya se que escuchaste todo —suspiró la Haruno.

—¿Cómo te diste cuenta? —preguntó la rubia con tristeza, entrando a la habitación.

—Jamás has sido sigilosa, Ino-cerda —suspiró la Haruno, volteándose para enfrentarla con ojos vidrosos.

—Ni tú tampoco, frente de marquesina. Me dí cuenta que me escuchaste hablando con Tsunade-sama —objetó Ino.

—Supongo que oíste lo último con claridad —escupió la Haruno— ¿Así que somos hermanas?

—Increíble pensar que en un pasado no muy lejano, eso nos habría unido —comentó la blonda— Sakura, eres mi hermana…

—Medio hermana —la corrigió la médica— Permiso, tengo cosas que hacer.

La Haruno se retiró y dejó sola a su hermana. Caminó hasta llegar a su oficina, donde planeaba refugiarse y llorar, pero descubrió que había alguien allí. Shikamaru e Ikuto la estaban esperando.

—Sakura, necesitamos hablar con tu madre —pidió Shikamaru— ¿Te encuentras bien?

—Sí, estoy bien —le aseguró ella, aunque no sonó muy convincente—¿Qué quieren con ella?

—Fue la única sobreviviente de Easter, debe haber algo que pueda decirnos —explicó Ikuto.

—Pues es muy tarde —se lamentó Sakura— Mi madre acaba de entrar en un estado de coma —Su celular comenzó a sonar sobre el escritorio, y el Nara se lo pasó— Disculpenme, es Naruto. Hola, Naruto, ¿hay alguna nove…

—¿Qué sucede? —preguntó el violinista, viendo la seriedad de Sakura.

—Co… comprendo, pero… ¡¿qué vas a hacer?! ¡Hinata fue secuestrada! ¡No puedes ir así nada más, esta gente es peligrosa! —exclamó la Haruno.

—Pásame con él, por favor —le pidió el arquero, y ella obedeció porque comenzó a llorar— Naruto, habla Shikamaru. Escúchame, ¿cómo estan las heridas de Neji? Bien, entonces escucha bien claro lo que vas a hacer. Vé con Sai y Neji, ambos deben ir al lugar que les dijeron. Nos veremos allí. No hagas ninguna locura, esta gente es peligrosa como bien dijo Sakura. Puede que estén incluso relacionados con el secuestro de Tenten. Ten mucho cuidado.






El auto de color naranja se detuvo gradualmente, reduciendo su velocidad. Se estacionó a un lado de la carretera, y las dos puertas delanteras se abrieron para que bajaran dos personas de cabello rubio, un hombre y una mujer. Del asiento trasero descendieron dos muchachos, el de cabello castaño largo tenía algunos cortes pero parecía estar bien.

El morocho fue el primero en interrumpir el silencio mientras los cuatro avanzaban por el derecho a la izquierda de la carretera.

—Temari-chan, ¿no pidió Shikamaru que te quedaras en casa de Naruto? —cuestionó Sai con curiosidad.

—¿Y perderme toda la acción? —exclamó la Sabaku No, como si la estuvieran insultando— No lo creo amigo. No soy el tipo de mujer que se queda sentada y espera las noticias mientras los demás arriesgan su vida. Realmente no tengo madera de Cenicienta.

—¿Y qué se supone que debemos encontrar aquí? —preguntó Neji, mirando su reloj— Falta un minuto para la hora indicada y aquí no hay nadie.

—Tendremos que ser pacientes —opinó Sai.

—¿Y qué esperamos? ¿Qué Hinata aparezca por arte de magia frente a nosotros? —intervino el Uzumaki, deteniéndose— Neji tiene razón. A lo mejor…

—¿A lo mejor qué, Naruto? —insistió la modelo, deteniéndose, al igual que todos.

—A lo mejor esto es una trampa —explicó Naruto— Tal vez ellos nos trajeron aquí a propósito, usando a Hinata como carnada.

—¿Con qué fin? —interrogó Temari.

—Bueno, lo estuve pensando —reveló el joven deportista de ojos claros— Tenten desapareció, ahora Hinata. Ambas son modelos.

—¿Es posible que el secuestrador tenga alguna especie de… obseción por las modelos? —supusó el morocho de piel pálida.

—¿Pero por qué nos traerían aquí entonces? ¿Con qué fin si Hinata es sólo una carnada? —apenas dijo esto, Temari sintió como las miradas de Sai y Naruto se clavaban en ella y comprendió todo— Oh…

—Si Temari es el próximo blanco…

—Entonces aquí es donde está en mayor peligro —completó Sai.

—No creo que ellos estén detrás de mí, sería más lógico pensar que van tras Matsuri, que debe estar sola o con Gaara en estos momentos, y no rodeada de tres hombres que pueden protegerla.

—¿Y quienes precisamente serían “ellos”? —quizo saber Sai.

—Easter —habló Neji por primera vez en bastante tiempo. Había estado mirando fijamente el cielo despejado y sin nubes de aquel día.

—¿Qué? —se sorprendió Sai.

—¿Recuerdan la compañía de la que tnato habló Shikamaru? ¿Qué no es ese su logo? —el Hyuuga señaló al cielo.

Todos miraron. Había algo allí, era un avión... no, muy pequeño para un avión, se movió más cercano a ellos y el resto se dio cuenta que era un helicóptero, pero ninguno llegó a ver el logo como Neji lo veía. Pero eso no era raro, ya que Neji tenía una visión más avanzada que la del resto. Corría en la sangre de los Hyuuga, según el rumor la vista de un Hyuuga tiene un alcanze por lo menos cinco veces mayor al de una persona normal.

—¿Qué es eso? —preguntó la modelo de las cuatro coletas, señalando algo bajo el helicóptero.

—Creo que algo se cayó del helicóptero —opinó Sai.

—Alguien —corrigió Neji con terror— Es una persona. ¡¿Podría ser…

—¡Hinata! —tronó Naruto, y salió disparado hacia donde caía aquel cuerpo, el cuerpo de su amada.

Mientras tanto, en el helicóptero, el piloto miró a su copiloto mientras éste regresaba a su lugar.

—Es usted un genio, Orochimaru-sama —lo halagó Kabuto al sentarse— Incluso si ella sobrevive a esa caída, lo cual es poco probable, el gran trauma que ya lleva ella consigo hará que no pueda ni quiera recordar absolutamente nada por más de que se salve de milagro.

—En efecto —sonrió Orochimaru con malicia— ¿Nos vamos?

Y el helicóptero se alejó en otra dirección, mientras la chica seguía cayendo, y Naruto corría tan rápido como se lo permitían sus atléticas pìernas de deportista, pero cada paso que daba derramaba más lágrimas, porque sabía que nunca llegaría a tiempo…

Continuara…





¿Qué parte te gustó más de este capitulo?
¿Cómo habrá podido Kushina escapar de su habitación para ayudar a Hinata?
¿Qué opinas del "momento yaoi" de Sai y Naruto? XD
¡Ino y Sakura son hermanas! ¿Te lo esperabas?
¿Podrá Naruto llegar a salvar a Hinata?
¿Qué le habrá hecho Orochimaru para causarle un trauma?







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