Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

Hola!!
Sere breve porque tengo que volver a estudiar xD
Este capitulo me tomo mas en hacer porqeu estoy con los ultimos examenes, hasta el 20 no termino!!! es que en el cole me lleve hasta el recreo xD
como sea, estoy apurada, asi que simplemente les dejare con el capi :D
Ah, y una cosita mas antes de irme, les comento que si les gusta el SasuSaku, entonces se queden pendientes del proximo capi, pasara algo que de seguro les interesará...
Oh, y les dejo el link a la cancion de Sakura:
Cancion de Sakura
Rocio!

Capitulo 23​

Los tres individuos presentes en el departamento del Uzumaki voltearon hacia la entrada para ver quien había osado ingresar tan abruptamente e interrumpir un momento tan importante, el único momento donde Hinata había reunido el valor necesario para tomar su desición.

La autora de la interrupción era una muchacha que parecía ser un par de años menor a juzgar por su apariencia, pero de la misma altura que Hinata. Tenía cabello largo, tan dorado y brillante como el sol, arreglado en dos simpáticas colas hacia los lados, ojos de un púrpura profundo, y lucía un atuendo precioso, que consistía en un vestido negro largo hasta sus rodillas, pero lo que más llamó la atención de Hinata fue la cruz plateada que colgaba de su cuello, era más corta pero sin embargo muy similar a la de Ikuto. Este último estaba pasmado, viendola llegar, sin poder creerlo.

—Utau… —murmuró el violinista lentamente.

—¡Ikuto! —gritó la recién llegada, enfadada. Ingresó al apartamento y se enfrentó al Tsukiyomi con ojos que echaban fuego— ¡¿Me puedes explicar que haces aquí?! ¡Llevo días buscándote! ¡¿Qué ya te olvidaste lo que viniste a hacer aquí?!

—Eso no es cierto —la silenció Ikuto— Trabajo en ello, pero no es tan sencillo como parece.

—Y mientras tú trabajas en ello, en nuestra ciudad todo el mundo te extraña, en especial… —la rubia se detuvo en seco, clavando sus ojos en los perlados de Hinata— ¿Quién es ella?

—Y… yo so… soy Hi… Hinata Hyuuga —se presentó nerviosamente la susodicha.

La blonda la miró de arriba abajo, analizándola. Hinata tembló, sentía como si esa muchacha le estuviera viendo con rayos-X, examinándola hasta en el más mínimo detalle. Por fin, se decidió mirando en otra dirección con resignación.

—No me agrada —estableció la joven, causando que Hinata se sintiera muy mal por alguna razón que desconocía.

—Ella es… —iba a presentarla Ikuto, pero ella se adelantó.

—Mi nombre es Hoshina Utau —intervino la rubia— Pero ese es sólo mi nombre artístico, mi nombre verdadero es Tsukiyomi Utau. Soy la hermana de Ikuto.

Los otros dos se quedaron mirando a los hermanos, atónitos. Hinata intentaba asimilar tanta información recibida tan repentinamente, mientras que Naruto se rascaba la cabeza confundido, directamente no entendía nada.

—Nee, Ikuto, nunca mencionaste que tuvieras una hermana —dijo Naruto para romper el silencio tenso que se había formado.

—¿Y tú quien eres? —preguntó Utau, siendo esta la primera vez que lo miraba.

—Soy Naruto Uzumaki —se presentó él— Seguramente has oído hablar de mí, ya sabes, el goleador estrella de Konoha…

—No, según tengo entendido ese es Sasuke Uchiha —recordó la joven de ojos púrpura, y Naruto sintió como si le hubiesen clavado una daga en el corazón.

—Etto… me refiero al segundo goleador del equipo… —se corrigió el Uzumaki.

—No, ese es Kiba Inuzuka —aclaró Utau, y Naruto sintió que lo golpeaban nuevamente en el pecho— Y el tercero es Neji Hyuuga, el cuarto Sai, el quinto Rock Lee…

Para cuando Utau terminó de enumerar, la autoestima que le quedaba a Naruto se había esfumado, y se posicionó en un rincón en posición fetal y con una nube negra a su alrededor (al estilo anime). La Hoshina no le prestó atención y giró hacia su hermano.

—¿Así que todo este tiempo estuviste haciéndote de nuevos amigos y una nueva novia? —soltó Utau, enfadada.

—Ella no es mi novia —le corrigió Ikuto.

—Lo sé, te recuerdo que tu novia te sigue esperando en casa —añadió ella.

—Ikuto… ¿tiene novia? —se sorprendió Hinata, ganándose la atención de la otra muchacha presente.

—¿Acaso estás decepcionada? —preguntó fríamente Utau.

—¡Utau! —la reprendió su hermano.

—¿T… tú no eres la cantante Hoshina Utau? —preguntó súbitamente Hinata, recordando un viejo CD que tenía en su habitación.

—Así es, soy cantante y ya tengo más de tres álbums en venta —dijo la rubia con orgullo.

—Presumida —musitó Naruto, ganándose una mirada de odio por parte de la blonda.

—¿Y a qué has venido? —preguntó la Hyuuga, intrigada.

—¿Acaso pensabas que dejaría que te quedaras con Ikuto? —preguntó Utau, nuevamente en ese tono frío.

—¿De qué hablas? —se extrañó la modelo.

—Que se que te gusta, escuché la conversación antes de entrar —explicó la Tsukiyomi, y luego señaló amenazadoramente a Hinata— Te veré en el shopping Sawgrass Mall en la tarde, a eso de las cinco. Allí se decidirá todo. Ikuto, también espero verte ahí.

Y tan rápido como llegó, Utau se marchó sin decir nada más ni dar tiempo a los demás de replicar.





























Los ojos del castaño se abrieron muy lentamente. Miró hacia el punto de donde provenía la luz solar que le daba de lleno en la cara, el ventanal de su departamento estaba abierto, las cortinas descorridas, y había una persona parada frente al ventanal, de espaldas al Sabaku No, al que identificó como su hermano menor.

—Matsuri salió —soltó Gaara sin voltearse, al tiempo que Kankuro se sentaba apropiadamente en el sillón donde había estado durmiendo— Te desmayaste anoche.

—¿Anoche? —repitió Kankuro, intentando recordar. Luego recordó y se sintió terrible por lo que ocurrió— Gaara, anoche yo…

—¡Kankuro! —por poco gritó el pelirrojo, haciendo que su hermano mayor callara— Tú eres mi hermano. Pero Matsuri es el amor de mi vida.

—Gaara, es cierto que estoy enamorado de ella, pero eso no significa que voy a sacarte a tu chica. Juró que haré lo imposible por olvidarla, en serio estoy intentando hacerlo —intentó convecerlo su hermano.

—¡Cállate! —lo silenció Gaara, luego volteó hacia él, mostrándole unos ojos algo colorados, clara señal de que había estado llorando. Susurró en una voz suave pero llena de odio— Te enamoraste de mi novia. Eso es algo que nunca te voy a poder perdonar.

Gaara caminó lentamente hacia la puerta del apartamento. Pero antes de ello, tomó un bolso negro algo grande que se encontraba junto a la puerta. Kankuro entendió de que se trataba, Gaara se iba, y no sólo de la habitación. Se iba a ir a vivir solo.

































—Número doscientos veinticuatro —le dijo Koharu a su secretaria, bajando las escaleras de la residencia de la Senju— Los padres adoptivos no alientan el estudio en la menor.

—¿Las escuelas no están en vacaciones de verano en estos momentos? —se extrañó Mei, quien parecía sentir algo de compasión por Tsunade y Jiraiya, los cuales bajaron siguiendo a Koharu.

—Mei, querida, ¿te gusta tu empleo? —preguntó la anciana, a lo que la susodicha asintió con la cabeza afirmativamente— Entonces, si quieres conservarlo, no intervengas, sólo toma nota de lo que yo te digo, que para eso se te paga.

—S… sí, Koharu-sama —obedeció a regañadientes la Terumi.

—¿Qué esta pasando? —preguntó una voz infantil. Cheryl acababa de entrar en escena, luciendo un pijama rosa de 47 Street que Tsunade le había comprado hace poco.

—Nada grave, cariño —susurró Tsunade dulcemente— Mei, ¿podrías llevarla a la cocina a desayunar que necesito hablar unas palabras con la señora Koharu?

—Como no —aceptó gustosa la aludida, tomando a la pequeña de la mano— ¿Qué quieres que te prepare?

La secretaria y la niña se fueron para la cocina a desayunar. En cuanto se fueron, Tsunade cambió su mirada amable por una seria, y Jiraiya habló por primera vez.

—No estoy entendiendo, ¿qué significa todo esto? —preguntó el albino— Es decir, todas estas notas, ¿qué se supone que deben probar?

—Es lo mismo que pregunté yo —replicó la Senju.

En eso, sonó el timbre del hogar de Tsunade. Koharu fue a atender sin siquiera pedir permiso, porque ya suponía de quien se trataba. Y no se equivocó. Su compañero de trabajo, Homura, ingresó a la residencia. Pero no estaba solo, lo seguía un total de cinco policías, lo cual sorprendió a Tsunade y Jiraiya.

—¿Creían que no lo notaríamos al hacer estudios más específicos? —escupió el anciano, arrojándole al manager unos papeles— Documentos falsos, tan falsos como su matrimonio. Tsunade Senju, Jiraiya Garan, quedan bajo arresto.

—No… —murmuró una voz. Cheryl se había escapado de la cocina, y ahora estaba mirando esa escena. Mei estaba junto a ella, tapándose la boca con una mano del horor, no había llegado a detenerla— ¡No se los lleven! ¡Mamá! ¡Papá!

Cheryl iba a correr hacia ellos, pero Mei la tomó en sus brazos, era mejor si no se metía en el medio, porque la secretaria sabía que si lo hacía, sería aún más duro para Tsunade y Jiraiya.

La rubia miró al suelo y se mordió el labio inferior mientras la esposaban y la acompañaban hacia la puerta, el manager simplemente mostró tristeza en su rostro mientras lo apresaban, pero antes de partir giró hacia su hija adoptiva.

—No te preocupes Cheryl, verás que todo saldrá bien —le dijo con una sonrisa esperanzadora, y se fue rumbo a la prisión junto con Tsunade.






























La modelo de cabello castaño tomó las frutas y las colocó en una bolsa de nylon que el verdulero le ofrecía. No tenía frutas en su hogar, y como no tenía nada mejor que hacer decidió comprarlas en aquel momento. Matsuri le agradeció al verdulero y salió del negocio, que cabe mencionar que se encontraba frente al edificio donde habitaban los hermanos Sabaku No.

—Qué calor hace —suspiró la chica, el sol la enceguecía y tuvo que colocar su mano para tapar el imponente astro y poder ver claramente— ¿Quién esta ahí?

Vagamente lo distinguía, al acercarse lo reconoció, pero su intuición ya le había advertido correctamente de quien se trataba. Gaara se encontraba recostado contra un árbol, en posición fetal, abrazando sus piernas con sus manos y llorando débilmente. Al principio dudó si era prudente hablar con él después de lo ocurrido con Kankuro, pero decidió oír a su corazón y acercarse. Se sentó junto a él, que ni siquiera la notó.

—Gaara… —murmuró Matsuri, entonces él notó su presencia.

—¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? —preguntó él con suavidad, una suavidad que ella jamás había oído— ¿Por qué? No quiero pelearme con él… pero tampoco puedo perdonarlo… y no quiero perderte…

—Ni yo quiero perderte a tí —le aseguró ella— Pero… supongo que las cosas son así… uno no elige de quien enamorarse…

El pelirrojo se dejó abrazar por su novia por primera vez. Ella lo contuvo entre sus brazos, mientras él sollozaba en su pecho. Ella simplemente sonrió con compasión, mientras acariciaba sus cabellos colorados.

—El amor es más complicado de lo que parece… —le susurró Matsuri— Hay problemas, discusiones, peleas, no todo es color de rosa pero… el amor también es la fuerza que hace que se puedan superar las circunstancias más difíciles. Gaara, lo que pasó anoche… eso no cambia el amor que yo siento por ti… superaremos esto juntos… te amo…

—También yo… Matsuri…

Se sentó apropiadamente y se recostó contra el árbol. Matsuri se arrojó a sus brazos, a sus labios, a ese hermoso beso que se dieron sin contenerse. Los labios dulces de ella se unían con los labios carnosos y tiernos de él para formar así un beso perfecto, lleno de pasión y amor que sentían sin cesar.




























—¡Sakura-san!

La joven de cabello rosado giró sobre sus talones y se enfrentó al médico que la había llamado. Este corría hacia ella desesperado, la doctora estaba caminando junto con su compañera de trabajo, Shizune, la cual le contaba que Tsunade se había ausentado al trabajo. Interrumpieron su conversación al verlo llegar.

—Tenemos un problema —dijo el hombre— Todos los niños enfermos esperaban hoy a una mujer que les cantaría, ya que Tsunade-sama cree que la música ayuda en el proceso de curación psicológicamente, pero ha tenido un terrible accidente y ahora está en la sala de urgencias.

—Oh no, ¿qué vamos a hacer? —preguntó Sakura, entrando en pánico— No podemos cancelarlo, el público va a ponerse molesto, y ni hablar de Tsunade-sama.

—Hm… —Shizune pensó un momento antes de que se le ocurriera una idea genial—¡Lo tengo! Sakura, ven conmigo.

La castaña tomó a su compañera de trabajo por la muñeca y se la llevó de allí, dejando al doctor muy confundido. Las dos médicas avanzaron hasta llegar a un pasillo que daba a una sala particular, grande y espaciosa, donde se llevaría a cabo el pequeño concierto para los niños enfermos.

—Bien, este es el plan —empezó Shizune.

—Te escucho —se preparó la Haruno.

—Muy bien, yo iré a atender a esta cantante en urgencias, mientras tú… bueno, vas a tener que cubrirla…

—¿A qué te refieres con cubrirla? —preguntó la joven de irises jade, con temor de la respuesta— ¡¿Acaso pretendes que yo canté para toda esa gente?!

—La canción se encuentra aquí, buena suerte —le deseó la castaña, le entregó un disco y se fue corriendo tan rápido como se lo permitían sus piernas.

Sakura suspiró, no le quedaba otra que acceder, pero cuando agarrara a Shizune la próxima vez… la haría lamentar de haberla hecho hacer esto. La muchacha miró a la multitud de chicos que esperaban expectantes que apareciera la cantante, luego bajó su mirada al CD en su manos. Era un disco de Floricienta, al parecer le daban a elegir una de esas canciones. Optó empezar por la número cuatro, “Tic Tac”, la cual conocía muy bien. “Todo el CD es instrumental” notó la joven. “Eso significa que… sin duda, voy a tener que cantar… ¡ojala pudiera cantar tan bien como Hinata!”

—¡Hola chicos! —saludó Sakura en cuanto irrumpió en escena, haciendo que el rostro de cada niño presente se iluminara instantáneamente, obviamente ya se estaban desesperanzando— Lamentablemente, la señorita encargada del concierto tuvo un accidente, pero no se preocupen, tenemos a los mejores médicos ocupándose de ella en la sala de urgencias.

Ante esta noticia, los pequeños perdieron la esperanza nuevamente. Ahora sí que no esperaban a nadie, pero mucho menos se esperaban que Sakura colocara el CD en un grabador cercano, tomara un micrófono y comenzara a cantar cuando la melodía inició.


Sakura:
“Sólo vos, con un tibio abrazo
Vas marcando el paso de este juego de a dos,
La razón no importa demasiado, si estás a mi lado
Dandome tu amor…”


Sakura comenzó con las palmas y su público la siguió. A diferencia de Hinata, Sakura podía hacer esto con menos vergüenza, claro que su voz no era tan angelical como la de la Hyuuga pero aún así no estaba mal. Y mientras cantaba la canción, la Haruno no pudo evitar pensar en Sasuke, y como contaba los segundos que le faltaban para salir corriendo del trabajo e ir a buscar a su amado Uchiha…


“Escucho el tic tic, tic tac, dulce tic tac,
Cuento los segundos que faltan para verte…
Tic tac, tic tac, dulce tic tac,
Y es mi corazón que se muere por tenerte a vos…
Por tenerte a vos…”

“Sos mi sol, que cada mañana,
Desde la ventana brilla para mí,
Nuestro amor, muy dulce y diferente
Crece de repente, y siempre dice que sí…”


Y de repente, apareció en sus pensamientos su dulce amiga Tenten. No podía evitarlo, si que moría por tenerla, por encontrarla y poder verla de nuevo. Quien sabe donde estaba en estos momentos, pero tan sólo esperaba poder hallarla, era su amiga, la necesitaba…


“Escucho el tic tic, tic tac, dulce tic tac,
Cuento los segundos que faltan para verte…
Tic tac, tic tac, dulce tic tac,
Y es mi corazón que se muere por tenerte a vos…
Por tenerte a vos…”
































El moreno miró a la castaña. Ella estaba inquieta, impaciente, no podía esperar a que regresara el médico para indicarle que le diagnosticaba. En el fondo, a Marik le daba mucha pena lo que hacía, desearía poder decirle la verdad a esa chica y no arruinarle más la vida pero… sabía que no podía hacerlo… necesitaba de Easter y no podía traicionarlos… la vida de gente que el apreciaba estaba en juego…

—¿Sucede algo malo, Namu? —preguntó Tenten, al notarlo algo distraído.

—¿Eh? No, nada —negó él con una sonrisa— Es sólo que me pregunto porque tarda tanto el doctor…

—Yo pensaba lo mismo… —murmuró la morocha de chonguitos.

—¿Estás nerviosa? —preguntó el Ishtar.

—No, sólo algo asustada —confesó la joven de ojos chocolate— ¿Y si resulta que soy una criminal? ¿O una fugitiva? ¿O una espía rusa o algo así?

—Para no tener memoria, tienes mucha imaginación —comentó “Namu”, causando que Tenten riera. La risa cesó cuando el médico ingresó a la recamara donde atendía.

—¿Y, doctor? —preguntaron ambos al unísono.

—Bueno, es claro que sufre de un caso severo de amnesia —diagnosticó el hombre— Al parecer no puede recordar nada de su vida pasada, ni siquiera su nombre. Mandaré su muestra de sangre al banco de sangre para una prueba de ADN a ver si averiguamos eso, pero además de eso no hay mucho que yo pueda hacer. ¿Dónde va a estar quedándose, señorita?

—En realidad, no tengo idea —reveló ella— No tengo dinero ni un lugar donde quedarme así que…

—Quédate conmigo —propuso Marik.

—No, por favor, ya te he pedido bastante, me has rescatado y traído aquí, no podría… —dijo ella, pero fue interrumpida.

—No hay problema, de todas formas hay un cuarto libre porque mi hermano salió de la ciudad por unos días —explicó él.

—Bueno, si no les molesta, ¿pueden hablar esto afuera? Tengo otros pacientes que atender —les pidió el hombre.

—Claro, muchas gracias por todo —accedió Tenten, y ambos salieron del consultorio.

Salieron a un pasillo bastante concurrido. Por alguna razón, el hospital estaba lleno hoy, probablemente muchos accidentes, eran comunes en la época previa al verano.

—¿Cómo me dijiste que se llamaba este lugar? —preguntó la joven.

—Hospital Kunoichi, ¿por qué? —quizo saber el moreno.

—Ese nombre me suena familiar… —musitó Tenten, pero entonces oyó algo a lo lejos— Oye, ¿eso es música?


Sakura:
“Si tuviera que esperar,
Yo se que no me va a importar…”


—¡Que linda canción! —exclamó Tenten— Ven, vamos a ver.

—¡Espérame! —dijo, al ver que ella salía corriendo.

Tenten corrió hacia donde provenía la música, la voz femenina se hacía más cercana con cada paso que daba. Vagamente le sonaba de algún lado pero… bueno, no le dio importancia, podía tratarse de una canción que ella solía conocer, era muy común, ¿no? Sin detenerse, corrió y corrió hasta dar con…

“Si escucho el tic tac, tic tac,
Dulce tic tac…”






















—¡Utau! —exclamó Ikuto, en cuanto llegaron al centro del centro comercial.

—¡¿Qué rayos es esto, dattebayo?! —se sorprendió inmediatamente Naruto.

—¿Qué su… sucede a… aquí? —soltó la Hyuuga, tanto asustada como intimidada.

Los tres estaban en el centro del Sawgrass Mall, donde habían creado una especie de escenario gigante. Había luces, plataformas, micrófonos, y mucha gente trabajando para completar el ya casi listo escenario. La Tsukiyomi los enfrentó con una sonrisa victoriosa.

—Había oído de Hinata Hyuuga antes —reveló la rubia— Fui a comer a un puesto de ramen llamado Ichiraku, donde el dueño y su hija hablaban sobre una competencia de karaoke hace más de un mes, y de lo magnífico que cantaba una chica de ojos perlados que acompañaba al futbolista Naruto Uzumaki.

—¿Y es… eso qué quiere de… decir? —preguntó Hinata.

—¿Aún no lo entiendes? —se extrañó Utau— Te desafío, Hinata Hyuuga, ¿crees poder derrotarme en concierto?


























—¡Sí! —exclamó Orochimaru, victorioso, sonriendo malévolamente— ¡Lo he logrado Kabuto!

—Orochimaru-sama, ¿eso significa que los efectos secundarios del experimento desaparecerán? —preguntó Kabuto, e Itachi miró con interés al jefe de Easter, interesado en la respuesta.

—Eso no lo sabremos hasta llevarlo a la práctica —explicó el hombre de tez pálida— Pero hay una alta probabilidad. ¡Kabuto! ¡Itachi! Necesito probar mi nueva teoría, necesito que me traigan a Ino Yamanaka…






























—¡Sasori-sama! —exclamó la rubia.

El joven pelirrojo se dio vuelta, mirando a la Yamanaka que corría hacia él. Ella lo saludó con un casual beso en la mejilla y le agradeció otra vez por la oportunidad que le estaba dando a Sai.

—En serio, créame que no se arrepentirá de haberlo permitido —le aseguró Ino— Su arte es tan genial… ¡¿Este es suyo, Sasori-sama?!

Ino se quedó mirando una especie de escultura de piedra ante ella, donde se representaba un magnífico dios griego, el rey de los dioses, Zeus, perfecta hasta en el más mínimo detalle.

—El arte es algo que dura eternamente —explicó Sasori— Los griegos, los romanos, muchas culturas antiguas lograron conservar parte de su historia mediante el arte, mediante esculturas de sus dioses que aún hoy existen. Ese es mi ideal del arte, algo que perdura por siempre y que será admirado eternamente…

—¡Tonterías! —intervino el primo de la rubia, apareciendo de quien sabe donde— El arte es una explosión, algo bello pero fugaz. Si no me creen, miren mi obra de arte, uhm…

El cuadro de Deidara consistía en un gran grupo de mariposas de color crema volando sobre un fondo negro y… varías explosiones en el fondo del cuadro, como si indicara que las mariposas explotaban.

—Allí estás Ino —la localizó su novio. Sai llegó junto a ella y le dio un beso en los labios a modo de saludo.

—Estaba viendo el arte de Deidara y Sasori-sama —explicó la médica— Son muy buenos… claro que no tanto como tú, pero…

—Oigan, miren quien viene ahí, uhm… —interrumpió Deidara, señalando a la entrada de la exposición.

Ingresó a la exposición un muchacho muy particular. Era un poco más bajo que Sai, con un aire de seriedad y elegancia a su alrededor. Vestía un traje refinado color negro con rectángulos blancos como botones. Tenía cabello negro azabache con tres particulares líneas blancas del lado derecho, y poseía ojos muy hermosos, de un brillante dorado.

Lo acompañaban dos jovenes que caminaban a su lado, la más alta iba a su derecha y tenía cabello largo de color castaño muy claro, casi rubio, y ojos celestes, mientras que la joven de a su izquierda era un poco más baja, con mayor busto, su cabello era corto, de la misma longitud que el de Sakura, del mismo color que el de la otra, al igual que los mismos ojos. El parecido entre ambas muchachas hacía parecer que eran familiares, eran muy similares.

—¿Quién es él? —preguntó Ino, ignorante de la identidad del recién llegado.

—¿No lo conoces? —se sorprendió Sai— Es Death The Kid, hijo de uno de los empresarios más ricos de todo el país, y con una particular afición por el arte. Si hay alguien que puede comprarte una pintura y hacerte conocido por ella si le gusta, ese es él.

—Ya veo… —comprendió Ino, luego se dirigió a su primo— Mira Deidara, esta viendo tu cuadro.

—Con permiso —se excusó Deidara, y se apuró hasta llegar al morocho.

—¿Qu… qué es esto? —preguntó Kid, mirando la obra.

—¿Le gusta? Yo la hice, se llama “Explosión” —explicó Deidara con orgullo.

—Esta obra… es… —murmuró Kid.

—Kid, ¿qué sucede? —preguntó la más alta de las chicas, luego miró a la otra joven— Patty, ¿qué sucede ahora?

—Creo que no es lo suficientemente simétrico para Kid, Liz —dijo Patty, como si ello le divirtiera.

—El arte no es simétrico, el arte es una explosión uhm… —replicó el rubio.

—¡Idiota! ¡En el arte, la simetría lo es todo! ¡En la vida, la simetría lo es todo! —estalló Death the Kid, furioso— Nada de esta obra es simétrico, ¡es basura!

Y se apartó de allí, dejando a Deidara estupefacto ante semejante reacción. Liz y Patty lo siguieron y llegaron hasta la escultura de Sasori. Entonces, fue cuando Kid sonrió.

—Ah, esta está mucho mejor —se relajó el muchacho— Todo es tan simétrico, la cara, los ojos, el cuerpo, los brazos, los hom…

—¿Ahora qué? —se exasperó Liz, al ver como él examinaba cuidadosamente los hombros de la escultura de Zeus.

—¡El hombro derecho está 1,5 centímetros más arriba que el izquierdo! ¡esto es una basura de porquería! —exclamó Kid, molesto a todas luces.

—Pero si tú mismo dijiste que era maravillosa hace un momento —lo contradijo Liz.

—¡Es cierto! —reconoció él, y luego se arrojó al suelo en llanto— ¡Soy un idiota, un cerdo idiota! ¡No merezco vivir!

—Ya Kid, te aseguro que hay cosas peores —lo calmó Liz, mientras Patty estallaba en carcajadas.

—Es… esta bien… sigamos viendo —decidió el extraño joven. Ahora estaba ante el cuadro de Sai— ¿Y esto?

—Aquí dice que se llama “Preciosa” —leyó Liz.

—¡Es preciosa! —reconoció Patty, sonriente.

—¡Es perfecta! —exclamó Kid, mirando el cuadro del deportista. Era el cuadro que había pintado hacia ya un mes, el cuadro que mostraba a su hermosa novia de cabello dorado— ¡La simetría de sus curvas, de su cuerpo, de su cabello, del fondo! ¡Todo es tan perfectamente simétrico!

—¿L… le gusta? —se extrañó Sai, acercándose. Deidara, al ver esto, estuvo a punto de desmayar de los celos.

—¿Tú eres el artista? —preguntó Kid, y Sai asintió con la cabeza— Sígueme, vamos a hablar de números.

—Suerte de principiante, uhm… —musitó Deidara por lo bajo al verlos alejarse.

—Iré por unas bebidas, enseguida regreso —dijo Ino, y se fue a la máquina de las bebidas del segundo piso. Aunque no sabían que no regresaría…





Continuara…









¿Cuál fue tu parte favorita?
Jiraiya y Tsunade en la cárcel ¿Comentarios?
¿Qué opinas de Marik/Namu?
¡¿Tenten se encontrará con Sakura?!
¿Crees que Hinata derrotará a Utau?
¡¿Lograran secuestrar a Ino también?!
¿Qué opinas de Kid y su obseción con la simetría xD?





En el próximo capitulo de Botineras...

-¡Canta en vivo! ¡Hinata vs Utau!
-¡Sasuke Uchiha! Amor, amistad y... ¡¿traición?!
-¡Encuentros y desesncuentros! ¡Tenten y Namu!
-¡La sombra del pasado! ¡Itachi y Sakura!
-¡¿Trabajo o amor?! ¡La desición de Mei!