Botineras (SasuSaku, NaruHina, NejiTen, GaaMatsu, ShikaTema, SaiIno & JiraTsuna)

Nota: Cambié el SasuSaku porq no me gusto mi idea original del secreto xD

Capitulo 20 ​

Las luces se prendieron súbitamente, iluminando el salón. Se trataba de un estudio lujoso, amueblado con algunas sillas rojas con sillones y mesas haciendo juego. Había una enorme pantalla plasma último modelo al fondo, pegada a la pared, color crema pálida, y también había una cortina de terciopelo color carmín de cada lado. En cuanto se encendieron las luces, salieron a escena ellos dos, el deportista de irises claras como el cielo emergió por el lado izquierdo, mientras que la médica de cabello rosado apareció por detrás de la cortina derecha. Ambos sonrieron al encontrarse en el estudio.

—Hola lectoras de Botineras —saludó Sakura con amabilidad— Bienvenidas al primer omake de la serie, en este episodio especial…

—Nee, Sakura-chan —interrumpió Naruto— ¿Qué quieres decir con primer omake? ¿Acaso va a haber más?

—Es una manera de hablar, Naruto —rezongó la doctora— Como sea, en este episodio especial vamos a poder mostrarles aquellas escenas que fueron sacadas de la historia y jamás posteadas, además de muchas cosas más…

—Sakura-chan, ¿acaso estoy en alguna de estas escenas? —preguntó su primo.

—Por supuesto que estas en una escena, eres uno de los personajes principales —remarcó la Haruno con impaciencia.

—Ah, creí que Neji y Tenten eran la pareja principal —argumentó él.

—No, realmente todas las parejas son principales —contestó la muchacha de ojos verdes— Por cierto, ¿trajiste la escena que te pedí?

—Etto… sí, por supuesto —asentó el Uzumaki, racándose detrás de la espalda nerviosamente.

—Mentiroso —lo descubrió Sakura.

—De acuerdo, lo olvidé —admitió el futbolista.

—Lo suponía —intervino una voz desde las sombras.

Sasuke Uchiha entró a escena desde el mismo lugar de donde había salido la Haruno, con un cd en sus níveas manos.

—Lo encontré en el restaurante deabajo, supuse que lo habías olvidado, como era de esperarse —fanfarroneó el Uchiha, dándole el disco a Sakura— ¿Qué se supone que es esto, por cierto?

—Es una escena de la historia que no fue publicada —explicó la joven de cabello rosado— Ni siquiera yo la he visto, me pregunto como será.

Sakura tomó el cd que Sasuke le había dado, lo sacó de la cajita de vidrio dentro de la cual estaba el disco, que en la tapa tenía escrito, con marcador negro indeleble, “SasuSaku”, y procedió a colocarlo en el dvd bajo la pantalla plasma tras ella. Entonces, comenzó a rodar la escena…








Estaban en el hospital Kunoichi. Era de noche, alrededor de las once y media. La luz de la luna se filtraba por las descorridas ventanas de la habitación de hospital, impidiéndole a Sasuke dormir. Bajó su mirada hacia la Haruno, quien se había dormido sobre su regazo. Ella le prometió quedarse despierta toda la noche haciéndole compañía, tras haber cancelado sus planes con Ino de ia a comprar el regalo de Hinata, pero eventualmente cayó en los tentadores brazos de Morfeo y se quedó dormida como un bebé.

El Uchiha suspiró. No había manera de que conciliara el sueño con la luz lunar dándole de lleno en toda la cara, y no podía mover su cuerpo sin despertar a Sakura, y eso era algo que él no quería hacer. Afortunadamente, la puerta se abrió sigilosamente, para dar paso a aquella enfermera de cabello rubio que miró la escena con una mirada entre la ternura y la repulsión. Ternura, por lo tiernos que se veían juntos, y repulsión, porque se le hacían ya demasiado melosos y empalagosos para su gusto.

—Ino —la reconoció Sasuke— ¿Qué haces aquí?

—Trabajo aquí —le recordó la Yamanaka— A pesar de lo que diga Sakura, es cierto.

—¿Y qué haces trabajando a estas horas? —se intrigó el Uchiha.

—Hoy estoy de guardia, tengo que trabajar esta noche —explicó la blonda, luego dirigió su mirada a su dormida amiga— No puedo creer que no me haya acompañado hoy, tuve que comprar el regalo sola.

—No puede ser tan grave —comentó con cierta irritación el delantero de Konoha.

—Ese no es el problema, verás —dijo la médica— Sucede que siempre, y cuando sigo siempre, no estoy exagerando, es siempre, voy al shopping acompañada por una amiga. Y no es porque me sienta sola, es porque si voy sola, me gasto hasta el último centavo en cosas que por lo general uso una vez y luego quedan almacenadas en el placard por el resto de la eternidad.

—Y creía que Sakura era una molestia —bufó el azabache.

—Como sea —Ino ignoró el comentario— Porque ella no fue… ¡tuve que gastarme más de quinientos dólares en ropa!

—Hmp, a eso llamo yo adicción —opinó Sasuke, y luego súbitamente recordó algo— Ino, tú eres la mejor amiga de Sakura, dime algo.

—¿Qué? —preguntó con intriga la Yamanaka— ¿Ya teniendo crisis de pareja? Yo soy toda una experta.

—No es eso —negó con un pequeño rubor en sus mejillas, que tan pronto como paareció, tan pronto se borró— ¿Cuál es su comida preferida? Quiero llevarla a comer afuera el martes, apenas salga de este hospital.

—¡Tengo el lugar perfecto! —afirmó ella con una sonrisa maliciosa. “Esta será la venganza perfecta” se dijo la chica internamente— Llévala a comer comida mexicana, hay un lugar a unas siete cuadras de este hospital que se llama “Burrito Picante”, ¡a Sakura le encantan las comidas picantes!

—No grites tanto, la despertarás —la calló él.

—Me tengo que ir, de nada —rió la rubia, prácticamente salió corriendo para estallar en carcajadas una vez que se alejó de la recamara del Uchiha. Porque en realidad, no había comida que más le disgustara a su amiga que la comida picante…















El estudio volvió a iluminarse. Ahora, había alguien diferente presente, sentado sólo en una de las sillas rojas del salón. No estaban ni Naruto ni Sakura, y quien se encontraba allí era Ikuto Tsukiyomi, tomando una taza de té humeante en perfecta paz.

—¿Cómo les va lectoras? —saludó Ikuto con una sonrisa seductora.

—¡Ikuto! —interrumpió una voz masculina.

La voz pertenecía a Naruto, quien irrumpió en escena, mirando al Tsukiyomi con cierto enfado en sus cristalinos orbes azules.

—¡No es justo! Yo soy el conductor principal de este especial —reclamó el rubio, encaprichado.

—La producción no podía encontrarte ni a tí ni a Sakura —respondió el violinista— Por eso, me agarraron y me pusieron aquí para presentar el especial durante su ausencia. ¿Dónde estaban, por cierto?

—Estaba intentando frenar a Sakura-chan, por poco y le arranca la cabeza a Ino —relató el Uzumaki— Ahora Sasuke la calmó un poco, y yo estaba buscando la siguiente escena, pero no la encuentro por ningún lado. ¿Tú la tienes, no?

—No, de hecho me dijeron que tú la tenías —contestó el joven de cabello azul.

—Oh no, busquémosla —decidió el otro muchacho.

Ambos jóvenes se pusieron a revisar absolutamente cada rincón donde podía caber aquel disco, inspeccionaron minuciosamente cada detalle del lugar para poder hallarlo, pero sin éxito. Habían estado buscándolo por media hora, cuando repentinamente Shizune emergió de detrás de las cortinas aterciopeladas, seguida por su pequeño cerdito rosa Ton-ton, con el disco que contenía la siguiente escena en sus manos.

—Naruto, Ikuto, hallé la escena —informó la médica.

—¡Shizune-san! ¡Lo buscamos por horas! —exclamó Naruto.

—Bueno, lo encontré en el camarín de Shiho, realmente no quieren entrar ahí —les contó la castaña— Se toma su papel muy en serio, tiene fotos de Shikamaru decorándolo todo.

—Como sea, será mejor poner la escena antes de que las fans enloquezcan —opinó Ikuto.

—Oh esperen, esta no es, debo haber tomado la escena equivocada —comentó Shizune, mirando el título del disco, que decía: “Plan para capturar a Temari y enamorar a Shikamaru número 173” — Iré a buscarla, enseguida regreso.

—¿Y cómo controlamos al ansioso público? —exclamó Naruto mientras ella se retiraba.

—Yo sé como —agregó una voz nueva, perteneciente a quien acababa de entrar en escena, Sasuke Uchiha— Los productores me dieron esto —alzó una carta blanca— Es una sugerencia en caso de que una situación similar a esta sucediera.

—Léela —lo alentó su amigo de ojos azules.

—“En caso de que haya mucha demora entre escena y escena y no se sepa como rellenar…” —leyó Sasuke, pero luego frenó su lectura súbitamente— ¡¿QUË?! ¡No voy a hacer eso!

—¿Qué hay que hacer? —preguntó Naruto, intrigado al máximo.

—Dice: “El personaje masculino más atractivo que se encuentre en escena debe quitarse la remera para que el público femenino sufra una hemorragia nasal que las deje inconscientes mientras se busca la próxima escena” —finalizó el Uchiha.

—¿Alguna otra sugerencia? —preguntó el Uzumaki.

—¡No hablaras en serio! —el azabache no podía creer lo que su amigo sugería

—Es eso o perder el trabajo —comentó el Tsukiyomi.

—Vamos teme, no tendrás miedo, ¿no? —sugirió Naruto con una sonrisa provocativa. Sabía que le había dado en donde más le dolía, su orgullo, el talón de Aquiles del Uchiha...

—¡Ya encontré el CD! —anunció Shizune victoriosa, pero casi lo dejó caer del asombro al entrar en escena— ¡Kya!

Se encontró con un Sasuke con el torso desnudo, revelando sus perfectos abdominales por supuesto, y un gran grupo de chicas detrás de cámara desmayadas tras verlo así.

—Con el tiempo te acostumbras —le susurró Ikuto al Uchiha— Las fans me acosan y espían casi tanto como a tí.

—Esto pasa todos los días, dattebayo —aseguró Naruto, tomando el disco de las manos de la castaña y poniéndolo en el DVD detrás de él. Este también tenía una inscripción, decía “JiraTsuna”.
















Unos pasos secos y pausados se oyeron en el edificio vacío. La prestigiosa secundaria Sannin jamás en su historia había estado tan vacía como en esta calurosa mañana de lunes. El joven de dieciséis años caminaba con pesar, prebuntándose para que rayos había decidido venir tan temprano ese día, no había nadie en todo el edificio.

El muchacho tenía cabello blanco alborotado, ojos negros con dos extrañas líneas rojas que recorrían un cuarto de cada una de sus mejillas, y era bastante bien parecido. Llevaba puesto el uniforme de la escuela, que consistía en una camisa blanca con una corbata marrón y un pantalón gris, y calzaba zapatos color café. Jiraiya era su nombre, y estaba parado ahora frente al aula 11, la suya, donde debería esperar a que sus compañeros llegasen. Se disponía a abrirla, cuando una melodiosa voz lo llamó desde detrás de él.

—¡Jiraiya! —lo reconoció una voz femenina.

Él se volteó, pero ya conocía a la dueña de esa voz, y no se equivocó al imaginar quien era. Tras él se encontraba una joven de su mismo salón, de cabello rubio que llegaba hasta la mitad de su espalda, el por reglamentación de la institución lo llevaba recogido en una coleta alta, ojos color miel verdaderamente preciosos, y respondía al nombre de Tsunade Senju. También lucía, naturalmente, su uniforme escolar reglamentario, una camisa blanca, que era algo transparente por lo que se había puesto una musculosa blanca para no mostrar lo que no debía accidentalmente, y una pollera de un azul profundo, demasiado corta según Hashirama Senju, padre de la muchacha. En cuanto al calzado, también eran unos zapatos color café, pero tenían una pequeña plataforma adicional comparado con el calzado masculino. Traía en su mano derecha una bolsa marrón, y le sonrió a su compañero de clase.

—Creí que sería la única —comentó la bella joven— Mi hermano Nawaki tiene un acto, escolar y me tuvieron que traer más temprano.

—Ya veo, a mí simplemente me sonó el despertador más temprano que lo usual —le relató el albino con una sonrisa.

—Ah, por cierto, que bueno que te encuentro —la Senju le tendió la bolsa marrón— Ten, es para tí.

—¿Para mí? —se extrañó él, indagando dentro de la bolsa.

—Es un atrasado regalo de cumpleaños —le explicó la joven Tsunade— Espero te guste, la tejí yo misma.

Jiraiya extrajo de la bolsa marrón una bufanda tejida a mano, evidentemente por la blonda, color amarillo chillón, y al parecer exremadamente cálida y abrigada. El joven albino miró el regalo con confusión.

—Nee, Tsunade, ¿qué es? —preguntó su compañero de salón.

—¡Que acaso no te puedes dar cuenta que es una bufanda! —rezongó ella con exasperación.

—¡¿Una bufanda?! —se sorprendió él— Hubiera jurado que era cualquier otra cosa menos una bufanda…

—¿Qué insinúas? —preguntó ella con un tono amenazador.

—Nada, es sólo que… bueno, es tan larga que parece más una sábana que una bufanda… —comentó con naturalidad Jiraiya— Y bueno… hay partes en las que no esta tejida, como si hubieras olvidado tejer en algunos puntos… además, el amarillo realmente no es mi color… y estamos en verano, realmente no voy a poder usarla hasta el invierno creo…

—Eres un… —murmuró la rubia, apretando los dientes. Preparó su puño y se lanzó al ataque— ¡BAKA!

La Senju corrió hacia su compañero de clase con un profundo deseo de golpearlo hasta que viera las estrellas. Pero algo se interpuso en su camino. La bufanda realmente era muy larga, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de Jiraiya para el impacto, entonces fue cuando tropezó con el obsequio. Cayó sobre el albino, y fue un peso tan repentino que el cayó al suelo con ella. Pero la fuerza de gravedad fue superior que sus pensamientos, y antes de que se dieran cuenta ya se habían dado un fugaz primer beso en los labios. Se separaron al impactar contra el suelo, sí, pero quedaron uno sobre el otro, la cabeza de la fémina sobre el pecho de su compañero de secundaria, el contacto entre ellos era tan mágico… hasta que tuvo que surgir algo que lo arruinara…

—Consiganse un cuarto para estas situaciones —suspiró una voz cansina a sus espaldas.

Ambos tornaron un poco la cabeza para ver a un muchacho de su misma edad y salón, de tez tan pálida que parecía que jamás había visto la luz del sol, cabello negro al estilo Severus Snape y ojos con una mirada tan penetrante que de alguna extraña manera te hacían recordar los de una serpiente. Se trataba de Orochimaru, mejor amigo de Jiraiya, y al reconocerlo ambos rápidamente se pusieron de pie, sonrojados a más no poder cabe destacar.

—¡No malpienses todo Orochimaru! —exclamó Tsunade avergonzada— Si me disculpan, me voy a estudiar para el exámen que tenemos en la próxima hora.

Y hecha una furiosa fiera, la rubia se marchó, dejando detrás a un sorprendido Orochimaru y a un Jiraiya estupefacto y pasmado.




















Las luces regresaron al estudio, y quien se encontraba presente ahora era la médica de cabellos rosados, Sakura, sin ningún tipo de compañía. Hizo crujir sus nudillos con rabia.

—Esa Ino… luego de comer en ese restaurant mexicano, me tomé alrededor de quince litros de agua, casi arruina mi primera cita con Sasuke-kun —decía la Haruno por lo bajo, intentando contener su ira.

—Sakura-chan —Sai entró en escena al decir esto— Ino me mandó a pedirte disculpas en su nombre.

—¡¿Por qué no viene ella y da la cara ante el público para disculparse?! —se exasperó ella.

—Lo haría, pero tu la golpeaste tan fuerte que por poco y no le desfiguraste la cara —le recordó el morocho.

—Oh… comprendo —musitó Sakura. Era obvio que Ino no saldría con el ojo morado que le había dejado anteriormente, ella tampoco lo haría si estuviera en su lugar— Oh bueno, supongo que puedo perdonarla…

—Que bueno —suspiró Sai, secándose el sudor de la frente. La Yamanaka realmente lo había presionado para que la convenciera.

—Pero… —añadió la Haruno.

—¿Hay un pero? —preguntó el futbolista.

—Siempre hay un pero —le aseguró la doctora de irises jade— Pero no puedo olvidarlo así como así. Vamos a tener que ver esto. —Y con una sonrisa maliciosa, sacó un disco que decía: “SaiIno”.

—Pero.. ¿por qué?

—Sin peros…

—Pero…

—¡Basta de peros! —exclamó ella, insertando el CD— Vamos a ver que hay…















La escena comenzó. El lugar, el hogar de Sai, bueno, más que hogar digamosle su estudio de arte. Ino vagaba entre las miles de pinturas de Sai, mientras el deportista se encontraba fuera. Era martes, día en el cual los futbolistas de Konoha F.C. debían practicar, y Sai se encontraba en el club con ellos. La había invitado a Ino para terminar el dibujo que la tenía a ella como musa inspiradora, como a ella le gustaba decir, pero eso lo harían cuando él regresara. Mientras tanto, ela se dedicaba a analizar las pinturas de Sai, admirándolas todas… bueno, casi todas…

—¿Y esto? —preguntó ella, aunque realmente se lo preguntó a ella misma, ya que sabía que nadie le respondería.

Llego ante un trípode de madera que sostenía una obra de arte aún en progreso, pero casi completada al parecer. Era una ilustración de un paisaje gótico y tenebroso, como sacado de una película de terror. No había ningún color, con la obvia excepción del negro, ya que era el color principal de la oscuridad que Sai quería transmitir con su cuadro, pero Ino no se fijó en esto…

—No me gusta que esté tan oscuro —comentó la blonda como si fuera una crítica de arte experta. Notó una paleta llena de colores a un costado, acompañadas por un par de pinceles. Sabía que no debía pero… era muy tentador, y no lo pudo resistir…— Oh bueno, no puede ser tan malo que le agrege uno o dos colores para hacerlo más alegre, ¿no?

Tomó en sus manos la paleta de colores, y la sostuvo con la izquierda, como los pintores de las películas, y en la derecha tomó el pincel más largo. Lo mojó en la pintura amarilla y pintó un bonito sol en la esquina superior derecha del dibujo.

—Ahora esta mejor… no, espera, le falta algo… ¡lo tengo!

Lavó el pincel en el baño y esta vez escogió el azul. Comenzó a pintar el firmamento de ese color, claro que lo mezcló con blanco para que se tornara de un alegre celeste. Luego siguió con el blanco, creando una bonitas nubes de dicho color, luego vino el color verde y el brillante césped de ese color…

—¡Ino, ya llegué! —anunció Sai al abrir la puerta de su departamento.

El morocho traía en sus manos su bolso negro de “Nike”, donde llevaba su ropa deportiva, la camiseta del equipo, y algunas cosas más. Apenas ingresó a su domicilio, lo dejó caer del asombro, al ver con lo que se encontró…

—Ino… ¡¿tú hiciste esto?! —exclamó el morocho, sin poder creerlo.

—Oh Sai, ¿te gusta? —sonrió ella al verlo entrar, dejando la paleta y el pincel a un lado para acercarse a él— Estaba aburrida, y pensé en darle un poco de vida a este cuadro oscuro y misterioso…

—Esto… esto es… —musitó él con un semblante sombrío, y la médica miró hacia otro lado, nerviosa, ya que creía que esta vez sí que lo había arruinado todo.

—Sí… etto… se puede arreglar, son sólo unos retoques tontos… sólo debes quitar el sol… y el cielo azul… y las nubes… y las aves… y el pasto… y la piscina… y probablemente también a aquellos muchachos atractivos del fondo…

—Ino, esto es…

—¡Horrible, espantoso y cero gótico, lo se! ¡Perdóname por arruinar tu dibujo! —le rogó la Yamanaka.

—¿De qué estás hablando? ¡Me encantó! —le aclaró él.

—¿Ah sí? —se sorprendió la doctora de ojos celestes, luego habló con un poco más de orgulo en su voz— Es decir, ah sí, lo sabía, era una broma para ver como reaccionabas…

















Y nuevamente volvieron las luces al estudio. En este momento, Ino se encontraba tomando algo de té helado con una pastilla para el dolor de cabeza, y su ojo morado, en ese estado gracias a su amiga de cabellos rosados, se encontraba tapado por un parche negro, como el de un pirata. Suspiró mientras tomaba el medicamento.

—Sinceramente, me pregunto de donde saca tanta fuerza —suspiró la blonda— Creo que esto confirma mi teoría de que su enorme frente la hace tener fuerza sobrehumana.

—¿Dijiste algo Ino? —preguntó Sakura, emergiendo de atrás de una cortina roja.

—Nada en lo absoluto —mintió la susodicha, con una gotita resbalando tras su nuca (al estilo anime, claro).

—Chicas, ¿qué hacen? —preguntó la voz de Hinata desde detrás de escena, y luego la Hyuuga salió a escena para encontrarse con sus amigas— Deb… debemos pres… presentar la sig… siguiente escena…

—Sabes Ino, creo que Hinata no ha sufrido, a diferencia de nosotras —dijo Sakura con malicia reflejada en sus ojos verdes.

—¿Eh? —se extrañó la chica de ojos perlados.

—Estoy de acuerdo, acá pasamos verguenza todas o ninguna —la secundó la rubia, poniéndose de pie. En eso, salió Naruto a escena— Oh, hablando de Roma, te estabamos esperando, Naruto-kun.

—Ino, ¿por qué tienes ese parche? —él mismo responidó a su pregunta antes de que las mujeres tuvieran tiempo de hacerlo— ¡Ya sé! ¡Estas jugando a ser un pirata! ¡Espérame, enseguida me disfrazo!

Y tras decir esto, se fue con la velocidad de un rayo. Sakura suspiró, su primo no cambiaría jamás… En eso, recordó lo que iban a hacer, y sacó de su bolsillo el disco de decía “NaruHina”.

—¿No recuerdas lo que paso luego de la declaración de Naruto en tu cumpleaños? —insinuó Sakura, acercándose al dvd.

—¡No! ¡Esa escena tuvo que ser censurada! ¡Así debe permanecer! —exclamó Hinata, al rojo vivo al recordar la escena.

—Pero es injusto, ¿no? —agregó Ino— Es decir, muchas fans se quedaron con las ganas de ver tu respuesta… a pesar de que es obvia, ¿no?

—¡Y Play! —se entusiasmó Sakura, apretando dicho botón.
























—Hinata —habló primero el Uzumaki— ¿Quieres ser mi novia?

—Naru… Naruto-kun… —murmuró ella con un dejo de timidez. Pero luego olvidó por un segundo su timidez para besarlo apasionadamente.

—Voy a tomar eso como un sí —decidió Naruto al separar sus labios de los de la chica a la brevedad— Espera… ¿es un sí? ¡Es un sí, dattebayo!

—Naruto-kun… te quiero… mucho —sonrió ella, mirando como él festejaba.

—También yo, Hinata —le devolvió la sonrisa mientras la chica se ponía de pie— ¿A dónde vas?

—Iré al baño, a arreglarme un poco antes de que suceda “eso” —explicó la muchacha de ojos perlados, y se metió en el baño.

Naruto abrió los ojos como platos en cuanto la chica mencionó la palabra “eso”. Lo analizó por un momento. Hinata era una chica tímida a más no poder, al recordar sus múltiples desmayos de esto no le quedaron dudas. Era más que obvio que la sola mención de la palabra sexo sería suficiente para dejarla inconsciente por un buen tiempo, por lo que, obviamente, no diría esa palabra tan directamente.

—Tengo que prepararme, dattebayo —se dijo el rubio de ojos claros.

EL Uzumaki procedió a quitarse su remera anaranjada, arrojándola al pie de la cama. Se quitó las zapatillas y los calcetines, y por último el jean, quedando tan sólo en un canzoncillo slip color negro bien ajustado, marcando toda su “arma”. Se arrojó sobre la cama, apoyado sobre ella pero enfocando la parte delantera de su cuerpo hacia la puerta del baño.

—Naruto-kun, ¿estás listo? —preguntó la Hyuuga, aún sin salir del baño.

—Puedes apostar a que sí, dattebayo —dijo con sorna el muchacho.

—Bueno pu… ¡Naruto-kun! —exclamó la modelo de cabello azulino al salir del baño y encontrar a Naruto en semejante condición— ¡Ta… ta… tapate!

—¿Qué? ¿No era esto a lo que te referías con “eso”? —se sorprendió él.

—¡Claro que no! ¡Me refería a anunciar nuestra relación a los demás! —aclaró ella, tan roja que parecía que iba a estallar.

—¿Pero por qué no simplemente lo decías? —preguntó él, vistiéndose apuradamente.

—Es que me daba verguenza… —murmuró ella mientras Naruto se iba, avergonzado y también ruborizado.

Una vez afuera, Naruto fue recibido por un potente puñetazo de su prima que lo dejó adolorido en la otra punta del departamento…

—¿Y… y eso por qué fue? —alcanzó a preguntar con sus últimas fuerzas el rubio.

—Porque es obvio que hiciste algo que hizo que Hinata gritara así, baka —contestó Sakura, tajante.






















Las luces regresaron al estudio. Ahora, se encontraba en uno de los sillones rojos una muchacha pelirroja de anteojos de media luna, su nombre era Karin Uzumaki y se encontraba cruzada de piernas y brazos, con una mirada de obvia molestia por alguna causa desconocida hasta ahora.

—Francamente, yo no los entiendo —soltó Karin, y luego procedió a gritar con enfado, ajustándose sus lentes— ¡Sólo aparezco en dos capitulos por un momentito y me mandan a presentar a mí la escena! ¡Quiero ver a mi agente, esto no estaba en mi contrato!

—Te comprendo —soltó otra voz femenina, pertenecía a Shiho, que acababa de salir a escena— Mis pocas apariciones en la historia hicieron que las fans me odiaran.

—Tranquila Shiho, cuando se cuente tu historia verás que tendrás tus fans de vuelta —la tranquilizó la Uzumaki.

—No se supone que puedas decir eso… —le advirtió la muchacha de gafas espiraladas.

—¡Oops! Tienes toda la razón, mejor vayamos a la escena —decidió la pelirroja.

—Si, es mejor, antes de que nos demanden por el spoiler que acabas de cometer —la secundó la rubia, insertando en el DVD un disco que decía: “ShikaTema” — Yo creo que los fans deberían olvidar el ShikaTema, capaz alguna otra pareja, como el ShikaShiho, por ejemplo…

—Shiho… —le advirtió la colorada.

—O el ShihoShika también es bueno…

—Shiho…

—Esta bien, me calmo —se resignó Shiho, apretando el botón de Play.

















Temari se detuvo en seco. Giró hacia su izquierda para ver detrás de ella a Shikamaru caminar hacia ella a su paso, el cual era lento y despreocupado, para exasperación de la rubia de cuatro coletas. Y no era para menos, incluso los niños que jugaban en la plaza Kakashi Garden a sus espaldas se movían a mayor velocidad que el Nara.

—Hasta tu caminar es de vago, vago —suspiró la Sabaku No, cruzándose de brazos en cuanto él la alcanzó.

—Caminar es problemático… —opinó el arquero de Konoha— ¿Y por qué tienes tanta energía? ¿Acaso tomaste mucha cafeína por la mañana?

—El resto se mueve a velocidad normal, es por eso que te parece que tienen energía —le explicó Temari.

—Pero que fastidio… —murmuró él.

—¿Y si es tan fastidioso por qué sigues aquí? —escupió ella— Porque si es un fastidio, sería mejor si te fueras…

—Bueno, tal vez me vaya —le devolvió el Nara inmediatamente.

—Tal vez sea mejor —decidió la modelo.

—Entonces tal vez lo haga —insinuó el deportista.

—Bien.

—Bien.

—Me alegro por tí.

—Igualmente.

—Ojala que no te vaya bien.

—Estaba por decir lo mismo.

—Bien.

—Bien.

—Adiós.

—Adiós.

Shikamaru se dio media vuelta y comenzó a caminar hasta que se alejó del rango de visión de la muchacha de las coletas. Temari localizó un banco de la plaza y fue allí donde tomó asiento, dejándose caer ahí con pesar. Suspiró mientras dirigía sus hermosos orbes aguamarina hacia el radiante sol sobre ella.

—Y yo que creí que esto sería algo especial… —musitó Temari— Dios, soy una perdedora…

—¿Por qué? —preguntó una voz infantil.

Temari bajó sus ojos hacia la realidad. Al principio creyó que se trataba de una voz que habí imaginado, pero luego detectó una personita frente a ella, que era quien le había hablado. Se trataba de una pequeña niña que debía tener unos ocho años aproximadamente, cabello celeste con rulos y largo hasta su cintura, y unos deslumbrantes ojos color miel suave. La niña sonrió y se acercó más a la Sabaku No, quien simplemente sonrió y le señaló el lugar a su lado.

—Ven, siéntate —la invitó, y la niña obedeció— ¿Cómo te llamas?

—Cheryl, mi nombre es Cheryl —se presentó la pequeña.

—Cheryl, que bonito nombre —comentó la rubia— ¿Y tus padres?

—Murieron cuando yo era bebé —dijo sin más Cheryl— Desde entonces mi hermano Dan cuidó de mí, pero murió hace poco y estoy viviendo en un orfanato del estado llamado “Shinobi”. Hoy nos sacaron a todos a pasear a esta plaza.

—Ya veo… —asimiló la modelo.

—Vamos, cuéntame, ¿ese era tu novio? —preguntó con inocencia la pequeña Cheryl.

—¿¡Mi qué?! —repitió la otra mujer, sonrojadísima— ¡No, no, no! ¡Nada que ver!

—Pero si te sonrojaste y todo…

—No, no podría estar con alguien así, es un vago que ve todo así, ni una mínima muestra de cariño debe dar, eso no es algo que a mí me gustaría…

En eso, la niña se levanta y sale corriendo, mientras Temari la mira irse confundida. Cheryl corrió hasta que alcanzó al muchacho de cabello castaño, que la miró extrañado.

—Tu cabello parece una piña —rió la niña.

—Tsk, ¿y tú quién eres? —preguntó el Nara.

—Soy Cheryl, y te vi discutir con tu novia —dijo ella.

—¡¿Mi qué?!

—Tranquilo, ya sé que debes hacer para recuperarla…

Cheryl regresó al banco donde Temari aún permanecía sentada, como esperando que pasara algo. Antes de que la modelo tuviese tiempo de preguntar que sucedía, notó que la niña traía en sus manos un ramo de hermosas rosas, el cual le entregó a la Sabaku No.

—Gracias, estan muy bonitas —le agradeció Temari— Pero, ¿por qué?

—Él me pidió que te las diera —dijo Cheryl, señalando a Shikamaru que apareció tras ella.

—¿Shikamaru?

—Tsk, ¿aún quieres terminar la caminata problemática? —propuso él.

—Sí me lo pides así… tendré que decir que no… —decidió Temari.

—¡¿Qué?!

—Era broma —rió ella, se puso de pie y le sonrió— Vamos, ¿qué no dijiste que me invitarías el almuerzo?






















Nuevamente volvemos al mismo escenario, donde las luces se encienden para revelar a una nueva persona en el estudio, se trataba de Temari, acompañada por sus dos hermanos que tomaban té de manzanilla, cada uno en un sillón deferente.

—Todavía no entiendo el porque de estas escenas —suspiró la muchacha.

—En cuanto pasen mi escena, planeo matarme —murmuró Gaara, dándole un sorbo a su té.

—Oye, sabes que no pude encontrar ninguna escena tuya, ni la producción tampoco —comentó Kankuro, dejando su taza vacía sobre la mesa.

—Que extraño —dijo Temari.

—Es mejor así —musitó el meno de los tres hermanos.

—De todos modos yo ya tengo una escena de Gaara y Matsuri, la guardé en un lugar muy seguro para que Gaara no me la quite —reveló la rubia de cuatro coletas.

—¡¿Qué?! —vociferó el pelirrojo, mientras su hermana sacaba de su escote un disco que decía “GaaMatsu”— ¡No te permitiré!

—¡Kankuro, atrápalo! —exclamó Temari, arrojándoselo a su otro hermano como si fuera un frisbee.

—¡Lo tengo! —soltó el castaño, puso el CD en el DVD y apretó play antes de que Gaara se interpusiera.

—Entonces me mataré —decidió Gaara mientras la escena comenzaba a rodar— Sólo un último mensaje. Díganle a mis fans que las amo.














—¡Temari! —exclamó la joven de cabello castaño.

La aludida se dio media vuelta para ver a su amiga Matsuri corriendo hacia ella, aún con su uniforme de colegiala, una camisa blanca y una pollera color azul marino combinados con unos zapatos café y medias azules cortas, el mismo uniforme que traía su compañera de clase, Temari Sabaku No.

—Matsuri, tengo que ir a casa, mis padres no estan y debo cuidar a mis hermanos —le contó la rubia— Así que, me tengo que ir yendo ya para allá…

—No, pasa que quería pedirte algo —le explicó su amiga— Verás, Iruka-sensei, el profesor de matemática, me dijo que venía muy mal en su materia, que sería bueno que buscara un sensei particular.

—¿Un sensei particular? —se extrañó Temari.

—Ya sabes, un profesor particular —le explicó Matsuri— Bueno, y entonces recordé que a tu hermano Gaara se le da muy bien en las matemáticas…

—No sé si estará de acuerdo —opinó Temari— Pero por las dudas, ven a casa y le pediremos que te enseñe un poco.

Matsuri estuvo de acuerdo. Las dos amigas caminaron unas pocas cuadras hasta dar con la residencia de los Sabaku No. Ingresaron, se sacaron los zapatos del colegio, los dejaron en la entrada y subieron al cuarto de Temari. Mientras la dueña de casa se encontraba en el cuarto de su hermano de cabello colorado intentando convencerlo, Matsuri se puso a mirar una revista de moda, echada sobre la cama de su amiga. Al rato, volvió Temari y la guió al cuarto de Gaara, que se accedió finalmente a enseñarle.

—Gaara-sama —habló Matsuri una vez que estuvieron solos, sentados uno junto al otro en el suelo de la habitación de Gaara— ¿No debería sacar mis libros de texto y mis otras cosas?

—No es necesario —dijo él de forma seca— Sólo debes usar tu mente, verás que es más sencillo…

—¿Eh? —Matsuri no comprendió lo que su nuevo sensei le decía.

—Mira, primero debes comprender bien la fórmula, luego memorizarla, y sólo entonces copiala y empieza a resolver —explicó el Sabaku No.

—De acuerdo… lo intentaré…

Tomó alrededor de una hora. Durante esa hora, Matsuri aprendió más de lo que había aprendido con Iruka en todo el año escolar. En tan sólo una hora, pudo resolver complicadas ecuaciones por su cuenta, podía derivar e integrar funciones y dibujar parabolas y rectas, y finalmente se encontró con su némesis, la ley de Ruffini, un tema que jamás había comprendido, pero siempre odiado. Sin embargo, la tutela de Gaara le fue de gran utilidad, y finalmente acabó resolviendo un problema sin ayuda. Su felicidad entonces fue inmensa.

—¡Lo logré! ¡Lo hice, lo hice yo sola! —festejó la chica— ¡Gracias, Gaara-sama!

Lo abrazó súbitamente. Lo contuvo en sus femeninos brazos con fuerza por un instante, un instante en el que él se quedó furo y tieso, sin saber como reaccionar. Inmersa en su alegría, se separó de su sensei particular, lo besó en la mejilla a modo de despedida, le dedicó una sonrisa y se fue al cuarto de Temari. El pelirrojo se llevó una mano al cálido espacio donde Matsuri había depositado sus labios por un breve momento. Se sentía tan… tan hermoso…



















Y volvemos al estudio. Las luces ahora iluminan a Naruto y Sakura, quienes estan de pie en esta ocasión. Naruto lucía un parche en su ojo derecho y llevaba una espada de madera en su mano derecha, lo cual llamó la atención de la joven de cabello rosado.

—¿Vas a explicarme que haces así vestido o tengo que esperar a que venga Jack Sparrow a explicarme? —preguntó la Haruno al ver que él no decía nada.

—Capitán Jack Sparrow —aclaró Naruto— Pues, ví que Ino estaba jugando a los piratas y yo también quería jugar, pero cuando volví ya se había ido de compras y fue imposible sacarla.

—Ino… sin duda, si hiciera una lista de mis amigas más adictas a las compras, entonces ella sin duda la encabezaría —comentó Sakura por lo bajo, luego habló en un tono más amable y sereno— Bueno, creo que esto es todo, gracias a…

—¡Un momento! —tronó una furiosa voz masculina a sus espaldas. Pertenecía a Neji, que junto con Tenten acababa de salir a escena, ambos portaban un semblante lleno de furia e ira, a todas luces estaban molestos por algo

—¡¿Cómo es posible que terminen sin que aparezcamos nosotros?! —demandó saber una enojada Tenten— Es decir, somos la pareja principal de la serie, ¿no?

—Pues, realmente no sabría decirles… —murmuró la médica de irises jade —Es que las historias de amor más… intensas, digamos, fueron el SasuSaku y el ShikaTema.

—¡Sí claro! —rió Neji, sarcásticamente claro— ¿Qué tienen esos de intenso?

—¡Perdón, pero mi historia con Sasuke-kun desde la infancia, lamento informarte, es la mejor! —argumentó la Haruno— Y el ShikaTema… bueno, pues, ¡Shikamaru casi muere!

—¡El NaruHina también es intenso! —se defendió el Uzumaki.

—Naruto, admítelo, el NaruHina no es intenso para nada —lo silenció el Hyuuga.

—Digamos que es… más tierno… —lo hizo entender Tenten— En cambio el NejiTen…

—¡Ya basta! ¡El NejiTen no tiene ni siquiera un conflicto! —los calló Sakura.

—Tú tan sólo espera a que salga Namu —soltó la joven de ojos achocolatados— Como sea, pongan aunque sea una escena nuestra, es lo justo, ¿no?

—Está bien, mira, ahí traen un CD —Y Sakura estaba en lo cierto, un hombre de producción se le acercó y le entregó un disco, que decía “NejiTen” y ella lo metió en el DVD.




















Tenten le señaló un local y él estuvo de acuerdo. Ambos jóvenes entraron en el gigantesco outlet de GAP que había en el Sawgrass Mall. Aún tenían que elegir el regalo de Hinata, y como no encontraban nada en particular llamativo decidieron probar suerte mirando ropa.

Por dentro, el negocio era enorme, y para hacer todo más rápido, se dividieron. Tenten se puso a mirar algo de ropa que podría llegar a ser de un estilo característico de Hinata, mientras que Neji aprovechó para ver pilchas para él. Encontró un jean clásico muy bueno y barato, mientras que Tenten encontró una remerita rosa y una pollera que estaban bastante bonitas. Ambos se encontraron en los probadores.

—Tú ve al cinco y tú al seis —indicó el hombre que coordinaba la gente que se probaba ropa allí a Neji y Tenten, respectivamente.

Cabe destacar que los probadores no tenían puertas o paredes, sino que eran divididos por cortinas verdes aterciopeladas, lo suficientemente gruesas para que nadie pudiese ver nada desde afuera. Neji entró a su probador y se quitó su pantalón, para poder así probarse el jean. Tenten, del otro lado, se deshizo de sus ropas, quedando en tan sólo en ropa interior. Avanzó hacia la ropa que se planeaba probar, pero tropezó y cayó sobre la cortina que la separaba de Neji, haciendo que se derrumbara y revelara a su compañero sin remera, probándose su jean frente al espejo.

—¡Neji!

—¡¿Qué rayos?! ¡¿Tenten?!

La muchacha enrojeció, se envolvió en la cortina verde que estaba sobre ella y se tapó con ella la cara, esperando no tener que mostrarla nunca más de la verguenza que le daba. El Hyuuga tuvo que irse para que ella se cambiara, pero ninguno mencionó la escena, porque Neji también pudo admirar algo de la belleza de Tenten en aquel momento…


















—Bien, no fue… ¿algo corta? —preguntó Naruto cuando las luces volvieron al estudio, con sólo él y Sakura en el.

—Es que Rocio-sama sufre algo terrible —musitó Sakura.

—¿Qué es eso? —se intrigó el Uzumaki.

—¡Falta de creatividad! —definió ella, causando que Naruto cayera al estilo anime— Bien, a todas nuestras queridas lectoras y lectores, gracias por seguirnos y esperemos que este especial les haya gustado y divertido mucho.

—No crean que Botineras termina aquí —advirtió el rubio— Aún faltan muchas cosas por vivir, quedan pasados por descubrir, ¡falta presentar a los malos!

—Ya vimos quienes son los malos —le recordó Sakura— Easter, Shikaku le advirtió a su hijo que tuviera cuidado con ellos.

—Ah, ¿eran esos?

—Naruto, a veces me pregunto si tomas clases para ser tan despistado —suspiró con desgano la joven— También vimos como su personal de seguridad perseguía a Ikuto y como atacaban a los padres de Ino.

—Supongo que veremos más en el capitulo 21, ¿no? —supuso Naruto.

—¡Por supuesto! Podremos ver al jefe de toda la organización —le anticipó la médica— En fin, es hora de terminar por hoy. ¡Adiós!

—¡Nos vemos en la continuación! —se despidió el Uzumaki.





Y las lucas finalmente se apagaron en el estudio, esta vez para no volverse a prender…











¿Cuál fue tu parte favorita del omake?
¿Tu fuiste una de las fans que se desmayo con Sasuke-kun XD?
¿Creías que Ino había arruinado el dibujo de Sai?
Sakura debería dejar de golpear a la gente, ¿no?
¿Será Gaara un buen profesor?
¿Cuál es, para tí, la pareja principal de este fic?








Proximamente en Botineras...

-¡Easter! ¡¿Quién lidera la organización que persigue a Ikuto?!
-¡Cumpleaños! ¡¿Karaoke Dance Party?!