Aisha Nakamura. Se volteó sorprendida hacia la voz extraña, llevándose las manos hacia la riñonera. "—Antes de cualquier cosa —dijo, en voz neutra y calmada—, creo saber dónde cayó el maletín." La mención del maletí borró cualquier idea de ataque de su mente, examinó a la recién llegada. Una chica un poco más baja que ella, de cabelo corto y hermosos ojos violeta, con expresión cándida y tranquilizadora. Apretó las manos en puños desconfiada. —¿Cómo lo sabes y porqué estás decidiendo compartirlo con nosotros? —cuestionó recelosa. Tristemente, sólo tenían una dirección que tomar, que era contraria al edificio donde habían estados refugiados cuando cayeron, dado que si regresaban en sus pasos probablemente se volviese una acarnicería. Y según las instrucciones, el maletín estaba donde lo había nadie aún. Y también hizo matemáticas básicas, dividir entre dos hubiese sido sencillo... pero entre tres... eso lo complicaba todo. Hambre: 5 (3/3) Sed: 5 (3/3) Cansancio: 9 (2/2)
Andrea Dalcorvo Santo Cazzo Madre di Cristo! Tenía los ojos en el cielo, el rostro entre las manos. ¿Desde cuando esto se había convertido en un club social? ¿Alguien más quería unirse? No sé, los que habían intentado invadirnso hace unos minutos estaría bien. Miré exasperado a la chica que había aparecido ante nosotros. Si bien en un momento había llevado mi mano a mi riñonera, al momento la había sacado y la había llevado hacia mi rostro. Cada segundo que perdíamos en presentaciones eran segundos que otros podían aprovechar para conseguir ese maletín. — Muy bien, ¿sabes dónde podría estar? Guíanos a él. No creo que hubieras aparecido de repente sin una muy buena opción. No quiero perder más tiempo. Ya veremos lo que haremos si dices la verdad y el maletín está allí, tal vez se pueda compartir. Y si no, bueno, no estoy sinceramente con la paciencia para lidiar con eso. Avanti, bambina, andiamo. Hay que apretar el paso. Maldita sea. No solo la otra chica, de la cual ni siquiera sabía el nombre, había ignorado sus instrucciones de esconderse, sino que por culpa de ella ahora tenía otra persona más encima. Íbamos a ser bastante más fáciles de detectar, y eso ser muy peligroso. En especial, en la oscuridad de la noche. Me llevé la mitad de ese caramelo a la boca, mordiéndolo de forma ávida. Al menos, me servía para calmar los nervios. Giré mi rostro hacia la que había sido mi única acompañante hace poco. — Bueno, te toca a ti. Te he dicho mi nombre, es justo que sepa el tuyo.— miré directamente a nuestra nueva invitada, al parecer, con la mirada dura.— Y tampoco estaría mal saber el tuyo. Hambre: 5 (3/3) Sed: 5 (3/3) Cansancio: 9 (1/2)
Morgan O'Connor Hambre: 4/7 (2/3) Sed: 4/7 (2/3) Cansancio: 5/10 (1/2) Los observó en silencio mientras hablaban, sin emociones aparentes atravesando su mente. Sus reacciones eran normales. Analizó, en especial, la de aquel tipo, Andrea. Le vendría bien confirmar si el lunático había sido sincero o no con la información que le confió. De momento, descartó la posibilidad de una amenaza latente. Suspiró apenas, cerrando momentáneamente los ojos; estaba cansada. Cuando el italiano acabó de hablar sobre cuán infructuoso era perder tiempo hablando, empezó a caminar sin más, pasando junto a ellos. —Morgan —soltó cuando los rebasó—. Si quieren les explico todas las razones que me llevaron a estar aquí, tomando las decisiones que estoy tomando. Pero ahora eso no es importante, ¿no? Silencio y síganme. Puede haber gente en el bosque.
Aisha Nakamura. Sintió como cada segundo comenzaba a pasarle factura, el estómago le rugió y sentía la garganta seca a causa de la sed. Escuchó las últimas palabras del chico, echó a andar a través de las sombras del bosque, no quería perder más tiempo. —Me llamo Aisha. Y, sinceramente, no podemos volver sobre nuestros pasos, allá hay mucha gente y los atacamos, debemos movernos al lado contrario. —Así que siguió a la chica, en silencio, tomando su consejo de mantenerse en silencio para evitar ser detectados. Después de una eternidad caminando, comenzó a oler la brisa marina y el corazón se le aceleró. Unos metros más y comenzaría a ver la arena bajo sus pies. Suspiró llena de alivio... Habían llegado. Comenzó a caminar hacia la arena que era el inicio de la playa. Hambre: 4 (1/3) Sed: 4 (1/3) Cansancio: 8 (1/2)
FREDERICK FOCKER vida:100 Hambre:6 (post 3/3 para reducir el hambre ) Sed:6 (3/3 post para reducir sed) cansancio :8 (2/2 para reducir cansancio ) *Maldito sea quien queras que seas si tengo la oportunidad te matare* pensé cuando el sujeto nuevamente se metió en mi cabeza. ya pase muchas horas aquí y aun no e avanzado mucho tengo que andar mas rápido tal vez mas adelante vea algo . Regresar a la playa no era buena idea demasiado frió pero de día tal vez sea ideal, pero no tendría provisiones, debo conseguir a como de lugar mas radares, no faltaba mucho para que terminara el bosque. Me detuvo el mensaje nuevo del maletin, y luego explosiones , no creí que sea buena idea ir , iré más precavido al siguiente lugar, seguramente pasen por aquí así que si veo que es una le tendré una trampa ...
Aisha Nakamura. Entró en el bosque un poco desorientada buscando al italiano, lo alcanzó a duras penas. Realmente necesitaban esconderse, y ubicarse un poco. —Creo que tendríamos mayor oportunidad si logramos ver algo...—comentó, dejando las cosas al pie del árbol y escalándolo con presteza, su flexibilidad y dominio de su propio cuerpo era algo en lo que podía valerse aquí, su condición atlética. Aunque resbaló unas cuantas veces, logró llegar a la cima, observando el paisaje desde arriba, guardando la imagen en su mente con respecto al sol para orientarse. Tenía la playa, de donde venían, el edificio que habían abandonado y luego de ese un edificio con una enorme cruz roja, ¿un hospital tal vez? Hambre: 6 (2/3) Sed: 7 (2/3) Cansancio: 7 (2/2) Vida: 85/100
Andrea Dalcorvo Me quedé esperando hasta que las dos chicas hubieran llegado hacia los límites del bosque. Tomé lo que era mío del maletín y me dispuse a comer y a tomar algo. No lo demostraba, pero estaba muerto de hambre y sed. El hecho de poder engullir algo y llenar el estómago fue bastante bien recibido. Pude notar que Aisha tenía la mano quemada, al parecer, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa, la muchacha mencionó algo sobre lograr ver mejor, y se dispuso a trepar un árbol. Suspiré y me froté el rostro. No se de dónde había sacado tanta hiperactividad de improviso. Me acerqué hacia el árbol sobre el cual ella se encontraba, y le hice señas para que bajara. — Espero que hayas visto algo útil bambina, porque ya está amaneciendo. Lo cual hace que sea mucho más fácil encontrarnos con alguien.— antes de que pudiera decir nada, le tomé la mano, para examinarla, y la solté con un chasquido de lengua.— Debes tener más cuidado, stupida. Usas la mano para lanzar estas bombas. Si te la lesionas, no te podrás defender sola. Y tienes que pensar así en estos momentos. Me giré hacia la otra muchacha, Morgan, y la observé mientras prendía un cigarrillo. — Bien, ya tienes tu parte del maletín. Te voy a pedir, eso sí, que me des la remera. O al menos la mitad. Servirá para hacer vendas, y ahora ella necesita una. Ahora puedes irte si quieres. Tienes mi palabra de que no te atacaré por la espalda. Nos ayudaste, y eso lo valoro.— dije, mirándola a los ojos, dándole una chupada al cigarrillo.— Sin embargo, y a pesar de que me cueste pedirlo, necesitaría tu ayuda una vez más, piccola donna. Necesitaremos agua fresca para al menos aliviar un poco la quemadura. No nos sirve el agua salada del mar. Parece que sabes guiarte por aquí. Nos sería de ayuda saber a donde se puede encontrar un cuerpo de agua dulce. >> ¿Qué opinas, ragazza? Puoi aiutarci? Hambre: 7 (1/3) Sed: 7 (1/3) Cansancio: 8 (1/2)
FREDERICK FOCKER vida:100 Hambre:5(post 313 para reducir el hambre ) Sed:5(1/3 post para reducir sed) cansancio :7 (1/2 para reducir cansancio ) Ya estaba en la salida del bosque y el sol ya había salido la mañana se sentía cálida, de apoco empezaba a cansarme y aún no eh sido capaz de obtener suministro , y la persona que estaba en la playa aún no me lo eh encontrado. ____________________________________________________
Morgan O'Connor Hambre: 7/7 (1/3) Sed: 7/7 (1/3) Cansancio: 3/10 (1/2) Una vez se encontraron con Andrea, Morgan comió y bebió lo que le correspondía con calma. Aunque estuviese muriendo de hambre, sabía que echarle comida al estómago de golpe podía generar un efecto látigo. Lo último que necesitaba era devolver toda la comida que había conseguido. Mientras hacía, observó en silencio el intercambio entre el muchacho y Aisha. Al parecer, ella se había quemado la mano al utilizar la bomba. Eso le recordó que aún no sabía qué tipo de bombas tenía ella. Le dio un sorbo al agua. Le sabía mal gastar una solo por mera curiosidad, aunque también cierto era que el desconocimiento le traía desventaja estratégica. Andrea la sacó de sus divagaciones al dirigirse a ella. Lo vio atenta mientras le hablaba, y frunció ligeramente el ceño. —Podría haber llegado sola al maletín, y sin embargo decidí compartir la información con ustedes y dividir las raciones. ¿Por qué piensas que fue? ¿Caridad? —pese a mantener un tono de voz apagado, sonaba filoso y frío a su manera—. Me interesa aliarme con ustedes, no tengo chance alguna sola; no en este lugar. Si la idea no les apetece, me iré por donde llegué. Pero tengo información que podría servirnos, y no la daré por promesas a corto plazo. —Se permitió una breve pausa antes de agregar—: Tengo mis razones para creer que ya hay una alianza de tres personas dando vueltas. Lo mejor será jugar sus mismas cartas. Se corrió el cabello corto detrás de la oreja y se rascó el brazo izquierdo, donde ¿le había picado un mosquito? Insectos de mierda. —Me importa poco la remera, quédatela. Y sobre un posible cuerpo de agua, creo es mejor preguntarle a ella. —Hizo un movimiento de cabeza hacia Aisha—. ¿No viste ninguno desde allí arriba?
Aisha Nakamura. Se sonrojó un poco ante su estupidez, se había quemado por idiota, lo reconocía, pero la verdad es que desconocía por completo el alcance de esas bombas, sabía que eran algo de incendiarias, pero, realmente no pensó que la quemarían de esa forma al lanzarla. Tomó su propia ración de lo que le correspondía, engulléndolo rápidamente mientras escuchaba el intercambio entre Andrea y Morgan, ambos tenían razón. —Desde arriba logré ver, que luego de donde estábamos descansando hay un enorme edificio con una cruz roja, parece ser un hospital abandonado. Y en el centro de la isla, hay una cascada. Fuera de eso no vi nada, es alto, pero los árboles cubren y no dejan ver —informó con sencillez. Hambre: 7 (1/3) Sed: 7 (1/3) Cansancio: 6 (1/2) Vida: 85/100
Andrea Dalcorvo — Vaya, al parecer la sopa que comiste tenía leones dentro.— dije, levantando una ceja ante el tono mordaz de Morgan. Me froté la barbilla luego, mientras escuchaba lo que estaba diciendo.— ¿Un grupo de tres personas? Eso hará las cosas un poco más complicadas. ¿Tienes idea de quienes son los participantes de esta triple alianza, de casualidad? Saber al menos sus descripciones nos hará bien. Y tal como te dije, puedes venir si quieres. Será un honor tener a una ragazza tan cortante y fría como tú. Harás de nuestra estancia en la isla un paraíso. Sonreí sardónicamente, para luego volverme hacia Aisha, que ya había bajado, y sopesé las opciones que presentaba. — Bene, el hospital abandonado puede ser una buena opción para buscar algo para curarte la mano, pero lo más probable es que ya haya gente allí, teniendo en cuenta que pueden haber suministros allí. Además, es un hospital abandonado. ¿Qué podría salir mal en un hospital abandonado?— dije, ácido. Me rasqué la nuca, pensando, mientras el cigarrillo en mi boca seguía tirando humo.— Nuestra mejor opción es la cascada. Debe tener agua fresca para calmarte aunque sea un poco la quemadura. Y aunque lo dudo mucho, pues no encontré un solo rastro, si hay animales en la isla, seguramente frecuentarán el lugar, lo cual nos podría dar otra fuente de alimento. Tomé la remera del maletín, agradeciendo a Morgan con un asentimiento de cabeza, y la rasgué en tiras, dejando tan solo la mitad de la prenda. Media remera no iba a servir mucho, pero cualquier cosa en caso de necesidad era buena. Me acerqué a Aisha, tomándole la mano bruscamente, y comencé a vendársela, con un simple: "Te va a doler" como advertencia. Dejar la piel sensible en contacto con la tela iba a causarle dolor y escozor, pero peor era dejarla a la intemperie, al menos en el bosque. Se podría provocar una infección, y cargar con una tullida iba a ser sinónimo de muerte en estas condiciones. — Deja respirar la piel cada cierto tiempo, ventilando la herida. En cuanto lleguemos a la cascada, podremos aliviar un poco el escozor, pero hasta ese momento, te la vas a tener que aguantar por stupida, bambina. Guíanos ahora hacia la cascada. Si pasamos por el edificio médico ese, debemos tener cautela, aunque no desperdiciaría la oportunidad de poder ingresar y saquear algo. Pero nuestra prioridad no es esa ahora.— mi giré hacia Morgan, y le di una chupada al cigarrillo, soltando el humo hacia arriba.— Bueno, bienvenida al club de los condenados. Si nos cuidas la espalda, cuidaremos la tuya. Todo en pos de no darle ningún espectáculo al psicópata este. Le extendí la mano para estrechar la suya, en señal de acuerdo, mientras la veía con mirada glacial. Mio Dio, nunca creí que terminaría de esta manera. Hambre: 7 (3/3) Sed: 7 (3/3) Cansancio: 7 (1/2) Contenido oculto Modifiqué los stats según los posts que me faltaban, y había utilizado el radar anteriormente, Insane :D Simplemente para avisar.
Morgan O'Connor Hambre: 7/7 (2/3) Sed: 7/7 (2/3) Cansancio: 3/10 (2/2) Empezó a caminar con tranquilidad en dirección a lo profundo del bosque. No se sentía exactamente segura siendo quien encabezara la marcha, pero ya estaba demasiado acostumbrada a mantener ese hábito de lucir fuerte y temeraria frente a los demás. Gajes del oficio, supuso. Además, había un largo trecho que recorrer y poco tiempo que perder. —Bien, les diré lo que sé. Caí en la playa junto a este tipo castaño, el piloto que intentó hablar con los uniformados en el helicóptero. No me sentía segura de acercarme a él, entonces me interné en el bosque. Desde ahí le perdí el rastro. Luego, aquí dentro, alcancé a oír a un hombre y una mujer hablando. No pude verlos, pero seguí el rastro auditivo lo más que pude; así, acabé llegando al edificio donde estaban ustedes. Pero no entré, porque me daba mala espina. Y gracias al cielo que no lo hice —soltó, sonriendo apenas de costado—. Tan solo un momento antes de que las explosiones comenzaran, vi a una jovencita rubia y pequeña ingresar al edificio. Luego, ustedes saltaron como gatos de la ventana. —Les lanzó una mirada de soslayo—. Eso es todo. Le llamó la atención cuán agitada se sentía luego de hacer algo tan mundano como caminar y hablar. No hacía calor, había comido y bebido. Pero, mierda, hacía mucho no pegaba un ojo. Un mareo repentino la obligó a detenerse de golpe y alcanzar un tronco cercano con la mano para estabilizarse. Se cubrió el rostro con la otra mano, quitándose el flequillo de la frente. Mierda, mierda, mierda. No era momento de debilitarse. Se irguió lo más rápido que pudo, incluso si eso significaba forzarse un poco. No podía mostrarse débil frente a quienes debía mantener como aliados. —Sé que suena increíblemente conveniente para mí, pero en el camino a la cascada debemos pasar por el edificio que ustedes dejaron, ¿no? Pienso que sería buena idea peinarlo desde afuera. —Llevó una mano a su bolso de bimbs para levantar la tapa—. Estas son distintas a las suyas, ¿verdad? Vi la de Aisha, no se le parecía. Aún no sé qué tipo de bombas sean, pero podría descartar que sean explosivas... creo. En todo caso, necesitaría probarlas. Sé que suena jodidamente macabro, pero... —Aspiró aire con toda la fuerza de sus pulmones, y lo liberó de golpe—. De la forma que sea, no me sabe bien andar encima con bombas que desconozco.
Aisha Nakamura. Ella asintió haciendo una pequeña mueca de dolor al contacto con la tela, sentía la piel de la mano literalmente en llamas, pero no era algo que no pudiese soportar. Era mejor que estar muerta, ¿no? Sabía que le debía una grande al italiano, no sólo por preocuparse en ayudarla, sino por elegirla como compañera sobre Morgan, muy fácil hubiese sido para él hacerla la tercera rueda en aquel trío, pero no lo hizo. Así que al menos tenía la leve sensación de que podría confiar en él. Comenzó a caminar de segunda en la fila, con Morgan dirigiendo y Andrea cerrando el paso, realmente se sentía más segura con él a sus espaldas que con la chica. Escuchó el relato de la misma con atención, guardando cada pieza de información y de las descripciones en su mente. La observó tambalearse, y frunció el ceño, al parecer era sólo cansancio. La verdad es que a ella el agua la había revitalizado, pero no podían ignorar todas las horas que llevaban corriendo y caminando. —Al parecer las mías queman —comentó con ironía alzando su mano—. Era la primera que probaba, la de Andrea explotaba, pensé que la misma iba a ser lo mismo. Pero evidentemente son distintas. La cosa está en que no podemos usar una aquí sin llamar la atención, deben haber más personas en el bosque y hay demasiado eco...—repuso. Se detuvo en seco al escuchar la voz del padrino en su cabeza, con los odiosos gemidos mezclados entre la advertencia. Las ganas de vomitar volvieron con fuerza y su corazón comenzó a palpitar desesperado... —¡Andrea, nos están cazando! —Se volteó hacia el chico alterada—. "Que ustedes no están buscando una pelea, la pelea los está buscando a ustedes" —repitió palabra por palabra. Había más de un psicópata en ésta isla. Hambre: 7 (2/3) Sed: 7 (2/3) Cansancio: 6 (2/2) Vida: 80/100
Morgan O'Connor Hambre: 7/7 (3/3) Sed: 7/7 (3/3) Cansancio: 2/10 (1/2) Oyó a Aisha y sopesó la información que tenían. Mientras caminaba con calma, llevó una mano a su riñonera. —Sacaré una bimb para analizarla —avisó en voz alta, para que nadie entrara en pánico. Dicho eso, procedió y observó con detenimiento su modelo de bomba. La giró entre sus manos, inspeccionó su anatomía. Tenía una pequeña luz y un botón. Vale, eso no le decía nada. Sólo le quedaba probarlas. Estuvo a punto de hablar sobre ello cuando su cristal latió y escuchó aquella voz en sus oídos. Se detuvo en seco, y prestó atención a sus palabras mientras oía cómo Aisha se alteraba sobre la información recibida. Se giró con pausa y, viendo a sus compañeros, preguntó en voz alta: —¿Alguno está en el edificio donde antes se encontraban Andrea y Aisha? Aguardó por una respuesta, echándole un vistazo a los alrededores. Al parecer, la información de Aisha era menos alentadora que la suya propia. Todo este asunto la obligó a recordar la primera pista que había recibido del tipo. Sus ojos se fijaron en Andrea, pues coincidía con sus pensamientos. Hasta ahora, el lunático no le había mentido, ¿verdad? Había sido sincero sobre la ubicación del italiano. ¿Podría confiar en él? ¿O sería todo parte del juego?
Andrea Dalcorvo — Vaya, mira, ahora nos ponemos los mismos apodos ambos, ¿no es lindo?— dije al aire, irónicamente, cuando se cortó la transmisión. Me giré hacia Aisha.— No sé si alguien nos esté cazando a nosotros, pero si hay alguien que está dispuesto a hacer un trato con nuestro bello secuestrador. Un maletín a cambio de una muerte. Y ese maletín nos vendría bastante bien. En especial para tu mano. Me rasqué la barbilla sopesando las opciones. No eran muchas, la verdad. No sabía si el maletín había caído ya ni en dónde. Sin embargo, era nuestra prioridad. Adentro no solo había medicina contra las quemaduras, sino también un paquete de cigarrillos, lo que me salvaría la vida, por irónico que sonara. ¿Quién podría haber hecho semejante trato? Hice un repaso mental por todos los que se encontraban en el avión. La cuestión es que no conocía mucho más que sus rostros, y ahora dos nombres. No había mucha información. Los tres sospechosos más sensatos serían el ruso, el supuesto piloto, y el maníaco que se había puesto a gritar, pero cualquiera de nosotros podría haberlo pedido. Incluso alguna de mis compañeras. — Bueno, no podemos seguir dando muchas vueltas, la verdad, en especial con tu mano así y un tesoro tan preciado por ahí. Y Morgan no se encuentra en mejores condiciones, apenas puedes ponerte de pie, ragazza.— le di otra chupada al cigarrillo, mientras insultaba mentalmente a la voz en mi cabeza.— Estamos en una posición apretada. >> Bien, según puedo verlo, tenemos dos opciones. Igual tenemos que llegar a la cascada, y si tenemos suerte, nos encontraremos o con el maletín o con sea quien se lo haya quedado hasta ahora. Podemos dejar a Morgan descansando aquí, que en cualquier momento caerá desmayada por el cansancio, y nosotros seguimos presionando hasta llegar allí. O bien nos quedamos esperando hasta que Morgan se recupere del todo. Me apoyé sobre un árbol y las contemplé. Una idea estaba cruzando por mi cabeza, siendo alimentada por las últimas palabras que il padrino había dicho. La mandé a lo más profundo de mi cabeza, pero no la descarté del todo. Podía llegar a ser útil. Hambre: 6 (1/3) Sed: 6 (1/3) Cansancio: 7 (2/2)
Morgan O'Connor Hambre: 6/7 (1/3) Sed: 6/7 (1/3) Cansancio: 2/10 (2/2) Chasqueó la lengua ante la respuesta del jodido imbécil, y la comunicación se cortó. No era común en ella perder los estribos, pero su sangre comenzaba a hervir por multitud de razones; una de ellas, justamente, era saberse incapaz de controlar sus emociones. Estaba furiosa con ese hijo de puta, furiosa con esa isla de mierda, furiosa consigo misma, que apenas lograba mantenerse en pie. No quería, no podía morir en ese condenado lugar. No podía abandonar a Ronnie, no podía dejarla sola con los inútiles de sus padres. Mierda, mierda, mierda. Le resultaba difícil cargar el peso de su cuerpo sobre ambas piernas. Las rodillas comenzaban a temblarle, por lo que apoyó la espalda sobre el árbol más cercano con algo de torpeza. Hizo una mueca al sentir la dureza del tronco contra sus omóplatos cuando Andrea empezó a hablar. Apretó los labios, buscando regular su respiración, calmar sus emociones. Necesitaba la cabeza fría, siempre, en todo momento. —No les pediré que aguarden por mí, no hay tiempo para eso —murmuró—. Soy consciente de que la situación es una mierda, así que vayan a por ese maletín. Miren, estamos muy cerca del edificio, yo me quedaré ahí y los alcanzaré no bien pueda. —Soltó un largo suspiro, cerrando los ojos para conservar el equilibrio; a pesar de su débil estado físico, se la oía resoluta. Abandonó el apoyo del tronco, para seguir caminando. Ya se veía la edificación entre la espesura del bosque, así que sólo les faltaban unos cuantos metros. —Una vez estemos allí, utilizaré mi radar. Si detecto a alguien, lanzaré una bomba por el hueco de la ventana. —Hizo una mueca y recobró el equilibrio luego de trastabillar con la raíz de un árbol. No le apetecía matar a alguien, joder. Pero estaban en una situación de mierda. Contenido oculto Con este ya completé los cuatro posts para llegar al edificio de comunicaciones, pero no lo pongo en negrita ni nada porque aún faltan mis compañeros. Cuando estemos todos listos posteo en la otra zona y, bueno, eso uwu El cual va a ser mi último post, btw. Pray 4 Morgan (?
Aisha Nakamura. Aisha observó a Morgan mordiéndose los labios. No le gustaba ser la responsable de la muerte de nadie, jamás había matado ni siquiera a un ratón, mucho menos quería tener la sangre de una persona en sus manos. Pero... los estaban orillando a instintos primarios. Asintió de acuerdo con el razonamiento de ambos, sabía que era lo lógico, aunque consideraba que no morirían por descansar junto a Morgan, pero la advertencia del padrino resonaba aún en su cabeza, haciéndole dudar, hasta ahora, sus advertencias habían sido ciertas. —El padrino me advirtió que no sólo la alianza nos está cazando. Así que supongo hay un tercer sobreviviente, y este anda solo. —Dedujo, mientras sus pies se movían con agilidad sobre la superficie del bosque. Cerró los ojos por un minuto tratando de mitigar un poco el dolor de su mano que comenzaba a extenderse por todo su brazo. Necesitaba ese maldito maletín. Caminó hasta donde el bosque acababa y quedaban descubiertos al ver el edificio de comunicación. Hambre: 7 (3/3) Sed: 7 (3/3) Cansancio: 5 (1/2) Vida: 75/100
Andrea Dalcorvo — Muito bene, está decidido. En cuanto lleguemos al edificio de comunicaciones, si mi granado no destruyó el sillón (lo cual me parecería extraño, la verdad), puedes ver de descansar allí. Dudo que nuestros invasores se hayan quedado luego de que su asalto fue frustrado.— me giré hacia Aisha.— Al menos, hay un tercero. Conté al menos 9 personas en el helicóptero. Y una ya murió, si Il Padrino no nos mentía en eso. Hasta ahora, por sorprendente que parezca, no lo ha hecho, así que me siento inclinado a creerle. Me rasqué la nuca, recordando el rostro de cada uno de los pasajeros, pensando sobre cuales serían las capacidades y características de cada uno. Era una lástima que solo me hubieran pasado información de muy poca gente, y una de ellas ya estaba muerta. Suspiré, me puse las manos en la cintura, y miré a mis dos acompañantes, con la mirada aburrida. — Bien, me parece que de los que más hay que tener cuidado es de: el ruso que parecía haber servido en la KGB, el que se dijo piloto, y el rarito que se puso a gritar como loco. Uno de esos, además de ser un potencial asesino, es un violador, lo que lo volvería el doble de peligroso.— dije, enumarando con mis dedos.— Si mal no recuerdo, Morgan mencionó que había un hombre y una mujer hablando. Eso me parece descartar al tipo grandote gritón. Se lo veía demasiado impulsivo. Y por la forma de acercarse sigilosamente y la preparación que parecían tener al llegar hasta nuestras puertas, lo más probable es que sea el ruso o el piloto. Me tiro más por el ruso. Tenía pinta de político. Comencé a caminar hacia el edificio, que ya podía vislumbrarse entre la espesura, mientras seguía hablando. — Eso me lleva a pensar que tanto el gritón como el piloto están solos. Lo cual los convierte en objetivos muchísimo más peligrosos. Porque saben que no tienen a nadie que les cuide la espalda, aunque sea temporalmente. El piloto posee entrenamiento militar, al parecer, por lo que pude escuchar en el helicóptero, así que no podemos fiarnos de las intenciones de ninguno. En especial si fue alguno de ellos los que pidieron un maletín a cambio de una muerte. Debieron haber estado desesperados por el hambre y la sed, o son unos psicópatas. Con la gente de esta isla, no puedo decidirme por ninguno de los dos. Le di una última chupada al cigarrillo, y arrojé la colilla al suelo, apagándola con la suela. Mierda, de verdad necesitaba ese paquete extra. El que tenía no me iba a durar mucho más. Y sufrir los efectos de abstinencia cuando me encontraba en situación de supervivencia iban a jugarme demasiado en contra. Tan solo esperaba que el edificio de comunicaciones no estuviera ocupado. Odiaría perder tiempo en ese lugar. Hambre: 6 (2/3) Sed: 6 (2/3) Cansancio: 6 (1/2)
Andrea Dalcorvo Solté un exhalación cansada, al escuchar los pasos detrás mío. Me di vuelta, mientras veía como Aisha se acercaba a trompicones hacia donde me encontraba. Frené mi marcha, mientras la veía con una expresión que parecía rayar la exasperación. — Aisha, dannazione, ¿qué te había dicho sobre las emociones? ¿Qué pretendes lograr con todo esto? Tan solo haces las cosas mucho más difíciles, bambina.— le dije, con las manos en los bolsillos. De verdad que las hacía. Obviamente que no tenía muchas ganas de suicidarme, sinceramente. Pero entre los tres, era el más indicado para hacerlo. Nadie en su sano juicio buscaría la muerte, pero a veces, ella venía directamente a nosotros. Y muy raras veces tenía la decencia de preguntarnos si queríamos ir con ella. Y yo había aceptado. No tenía ningún sentido replantearse las cosas. — No hay otra manera Aisha. O tú ofreces tu vida, o Morgan ofrece la suya. Y aquí entre nos, creo que ninguna de ustedes dos tiene ganas de tomar mi lugar, de verdad. Así que puedes ya dejarme en paz, y permitirme seguir mi camino hacia la playa. Vuelve con Morgan, eres su única oportunidad ahora. No sé por lo que estén pasando ahora el otro grupo, pero de seguro es igual o más duro que lo que estamos viviendo. Y contando las personas que siguen vivas y recuerdo del helicóptero, es mucho más difícil que esto. >> Vuelve, bambina. Tu compañera te necesita. No tienes nada que hacer aquí. Le revolví el pelo y le guiñé un ojo, mientras sonreía. Suponía que así uno debía despedirse cuando no vas a volver a ver a esa persona nunca más. Al menos en esta vida. Hecho eso, me di media vuelta, y seguí caminando de forma lenta, disfrutando el recorrido, mientras el sol acariciaba mi rostro. Hambre: 5 (2/3) Sed: 5 (2/3) Cansancio: 6 (2/2)
Aisha Nakamura. Se detuvo, sintiendo aún la mano de Andrea en su cabello. Sus labios se arrugaron controlando sus sentimientos. Tenía razón, si no iba a tomar su lugar, ¿para qué lo seguiría? Quizás fuese egoísta, pero, quería vivir. No podía simplemente acabar con su vida. No quería. Volteó y vio a Morgan acercarse a ella. Sólo la tenía a ella ahora... —Necesitamos su cristal...—susurró al borde de las lágrimas nuevamente, lo suficientemente alto para que Morgan lo escuchara y no tuviese duda alguna de su decisión, tener el cristal sólo significaba que debían sacarlo de su brazo luego de que su vida se extinguiese. Respiró profundo, tal como hacía antes de cualquier competencia. Cerrando los ojos, imaginándose de nuevo en su ciudad, en un apartamento, viviendo ella sola, saliendo en las noches al cine, riendo con sus amigos, disfrutando de la sensación del agua sobre la piel deslizándose con soltura dentro de una piscina. Imaginando el premio y si merecía la pena por lo que estaban haciendo. Hambre: 6 (1/3) Sed: 6 (1/3) Cansancio: 9 (2/2) Vida: 100/100
