Las plantas y árboles de la isla no brotan ningún fruto comestible, por lo tanto ingerir algo que el bosque provisione será una muerte por envenenamiento segura. Ocultarse entre la maleza, arrastrarte por el lodo, trepar árboles. Perfecto para ocultarte… si es que sabes hacerlo. Reglas del bosque: Los Stats hacen acto de presencia. Para ocultarse satisfactoriamente deben lanzar un dado de 10 caras. Quienes tienen 6 o más en los Stats de encubrimiento necesitan en el dado un número superior a 4 para esconderse satisfactoriamente. Los que tienen en los Stats de encubrimiento el número 5 o menor necesitan en el dado un número superior a 7 para ocultarse debidamente. El bosque queda cerca a la playa. Para dirigirse a la playa se necesitan 2 post cada que estén aquí y para indagar en los más profundo del bosque y llegar a las instalaciones de comunicación necesitan 4 post. Contenido oculto Liza White Kurone Tarsis GigiBlanche Raiven Fersaw The Pacman Alisse Madness Sekai Reual Nathan Onyrian [Dentro de unos minutos les diré en que zona cayeron en un nuevo post.]
En esta zona han caído: Katrina Akaisa & Alexander Purchinov Contenido oculto Sekai The Pacman No olviden postear sus puntos de supervivencia en cada post. Hambre, sed, cansancio. En algunas ocasiones interaccionaré con ustedes en modo de decisiones limitadas. ¡Que empiece el rol survival!
Katrina Akaisa. Confundida, ansiosa y aún con un rescoldo de ira, me levanté a tropezones y me sacudí la suciedad de la ropa. Me di cuenta de inmediato que el pantalón se me había agujereado en las rodillas, que tenía raspadas al igual que las manos. El corazón me latía con fuerza en el pecho y pronto el enojo que conservaba pasó a ser miedo. Estaba en un maldito bosque. Avancé algunos metros sin tener claro qué hacer realmente. En la mente me hacía eco la voz de aquel tipo diciendo mi nombre, rítmico, de repente extrañamente parecido al ronroneo de un gato... y también se repetía lo que me había dicho justo después. La pregunta era, ¿debía confiar en lo me había revelado? Tardé en darme cuenta que estaba a plena vista y si de verdad esto nos podía costar la vida, me la estaba jugando de la forma más estúpida. Aunque a decir verdad, ¿qué importancia tiene? A como pinta esto, morirse no suena mal. Sin embargo, mi cuerpo hizo algo diferente a lo que mi mente decía y, casi como un instinto, busqué ocultarme entre la maleza, de la forma más silenciosa que pude. Hambre: 7/7 (3/3) Sed: 7/7 (3/3) Cansancio: 10/10 (2/2)
Alexander Purchinov Estresado, enojado, impotente. Así era como me sentía en estos momentos, luego de que nos tiraran a todos a nuestra suerte con los paracaídas, luego de que me tiraran a mí como a un perro. Por suerte, no sufrí muchas lesiones por las ramas, un par de raspones. Supongo que fue con algunas de las ramas, pues procure cerrar los ojos y bloquear con mis brazos mi rostro y cuello mientras caía entre los árboles para evitar matarme, aunque de igual forma termine colgando en el aire a unos pocos metros de la tierra. Mi paracaídas se había enredado entre las ramas… Cuando solté el paracaídas, caí sentado en el fango, al menos había reducido el impacto del golpe lo máximo posible, aunque ahora estaba bastante sucio. Para empeorar las cosas, ahora escucho voces dentro de mi cabeza. ¿Que nos hicieron para que ahora un lunatico pueda comunicarse con nosotros de tal forma? ¿Hasta que punto puedo confiar en sus palabras?, todo me parece indicar que es una serpiente. Estaba solo, en un jodido bosque, pero todavía conservaba mi billetera con mis documentos y mi paño rojo, era caluroso, con arañas del tamaño de mi puño y se podía escuchar el chirrido de las aves a mi alrededor ¿Guacamayos? ¿Estamos en Suramérica? ¿Centroamérica? Las plantas y los insectos me recuerdan a los juglares de aquellas tierras, son parecidos, demasiados realmente y eso me molesta. Significa que entonces he tenido un largo viaje desde mi secuestro, muy largo para mi gusto. “Ya no tengo la edad para estas cosas”, fue lo primero que se me vino a la mente cuando termine de revisar mi propio estado físico y analizar la situación. Tampoco tengo las de ganar en un lugar así, pero es preferible esto a un campo abierto sin saber dónde pueden estar esos soldados armados. No voy a morir aquí, decidí avanzar lentamente arrastrándome (con tal, ya estoy completamente sucio…) Aunque claro, el “sigilo” nunca ha sido mi especialidad, con lo robusto que soy, pero creo ser capaz de cubrir mis propios pasos en este lugar, si recuerdo bien como se hacían estas cosas. Hambre: 7/7 Sed: 7/7 Cansancio: 10/10
Katrina Akaisa. Estuve al borde de irme de bruces nuevamente. La conmoción de toda la situación me impedía concentrarme en algo tan básico como intentar ocultarme, teniendo en cuenta que era ningún gigante que intentara perderse entre un montón de arbustos; pero lo mínimo que podía hacer era continuar intentándolo. A través del canto de las aves, el sacudir de hojas y quién sabe qué otros sonidos del bosque, me llegó un ruido diferente que no supe identificar. Lejano y distante, de alguna forma recordaba al sonido de un cuerpo en movimiento. Podía ser cualquier cosa. Incapaz de concentrarme, quise confiar en mi suerte. Realmente dudaba tener posibilidad alguna de sobrevivir en esta mierda en la que estaba metida si topaba con otra persona. Mis pensamientos seguían enfocados en lo que me había dicho aquel maldito extraño; le daba vueltas una y otra vez, incapaz de encontrarle sentido. Traición. Era perfectamente posible, ¿cierto? En este punto todo era posible. Me llevé las manos a los bolsillos y un sonido ahogado se me escapó de los labios. Aún tenía algunas de mis pertenencias conmigo. Saqué el teléfono celular y lo desbloqueé. Sin cobertura, perfectamente normal. Decidí apagarlo y regresarlo al bolsillo. La cajetilla de cigarrillos era inútil sin un encendedor. Estuve por lanzarla entre los matorrales, pero finalmente opté por hacer lo mismo que hice con el celular. A los sonidos anteriores, se sumó un distante murmullo. La brisa trajo consigo el aroma salino del océano, mezclado con los olores del húmedo bosque. No sabía realmente qué hacer y esa era la única verdad. Hambre: 7/7 (2/3) Sed: 7/7 (2/3) Cansancio: 10/10 (1/2) Contenido oculto Idk si se vuelve a tirar dado or what. Si no, pues nomás lo ignoran y aquí no pasó nada
Morgan O'Connor Hambre: 6/7 (1/3) Sed: 6/7 (1/3) Cansancio: 9/10 (2/2) De un momento a otro, el sol desapareció. Sus pies abandonaron la arena y comenzaron a andar sobre césped suave, cientos de ramitas y hojas secas. Se escuchaban sonidos de la naturaleza por doquier, y hacía calor. No le agradaba la ropa que llevaba puesta, era demasiado veraniega y llevaba mucha piel expuesta. Su piel era muy blanca, y se quemaba con facilidad. No quería sufrir una insolación o llevar las piernas irritadas, así que agradeció el cambio de ambiente. Ahora, supuso, debería preocuparse por los insectos venenosos y demás. Ah, cómo habría deseado llevar puesto su pijama. Una vez en el bosque, comenzó a hacer cálculos mentales. Sólo dos personas habían caído en la playa; el helicóptero se había marchado ya, así que los demás debían estar repartidos por la isla. Quién no dice que los hubieran lanzado estratégicamente. En pocas palabras, había altas probabilidades de que hubiese alguien allí. Debía andar con mucho cuidado, ya que su marcha hacía ruido y allí abundaban los escondites. Empezó a caminar pausado, cuidando dónde pisar, con todos sus sentidos alerta. Debía estar preparada para lo que fuera, no tenía tiempo de reflexionar sobre cuestiones que no atañeran al instante presente.
Alexander Purchinov El calor en este lugar es impresionante, casi soy capaz de quitarme de encima el traje para airearme, casi. Andar por aquí con las manos ocupadas no es buena idea. Intentaba no distraerme, pero no salía de mi mente los recuerdos borrosos antes de que nos tiraran a este lugar, ¿Cuántos éramos? Alcance a ver solamente de forma borrosa unas 9, quizás 10 personas. Sí, eso significaba que al menos debía haber un puñado de personas en mis mismas circunstancias en los alrededores, era momento de dejar de moverme ciegamente arrastrándome en el fango y pensar con la mente en frio. No me ha tomado mucho esfuerzo subir a la cima de uno de los árboles para observar a mí alrededor, Al norte se divisa un edificio bastante deteriorado (¿quizás este lugar tuvo población alguna hace un par de décadas?), mucho más lejos hay un barranco bastante alto que quizás sea el mejor punto de observación… y a mis espaldas finalmente lo veo: Azul. El mar azul, una costa, no se ve demasiado lejana de donde estoy parado ahora, pero ahora encuentro un problema grave ¿hacia dónde dirigirme? Si voy en dirección al edificio, me adentrare todavía más en este espeso bosque, pero quizás consiga alguna zona para descansar y dormir un rato o algún objeto útil… y en el peor de los casos, otras personas que quieran “jugar”. Además de que es una zona cerrada, puede ser un buen lugar para defender si estas armado hasta los dientes, pero también tu muerte si te acorrala un grupo. En cambio, esa costa parece un buen lugar para conseguir algo de pescado para comer, pero puedo ser un blanco fácil al no tener donde esconderme. Si tan solo consiguiera un equipo de apoyo, podría decidir adentrarme todavía más profundo en este lugar o plantearme el sobrevivir en este lugar, sin duda alguna es lo más lógico, pero necesito una buena razón para dialogar con otros y que estos no piensen matarme en lugar de hacer equipo, es momento de volver a darlo todo para salir de aquí. Vida: 100/100 Hambre: 7/7 (2/3) Sed: 7/7 (2/3) Cansancio: 10/10 (1/2)
Morgan O'Connor Hambre: 6/7 (2/3) Sed: 6/7 (2/3) Cansancio: 8/10 (1/2) Morgan apretó los labios, poco a poco comenzaba a sentir el aplastamiento de aquel bosque tan húmedo y tropical. Necesitaría encontrar provisiones, o la supervivencia se transformaría en un desafío de otra índole. Al menos, agradeció haberse puesto medias ese día. No le apetecía imaginar el estado de sus pies desnudos dentro de las zapatillas. Un sonido suave, un agitar de hojas, la detuvo en seco y giró la cabeza hacia la proveniencia del ruido. Podía tratarse de cualquier animalito silvestre, pero no podía dar nada por sentado allí. ¿Qué debía hacer? ¿Alejarse del sonido o acercarse con sigilo? Algo dentro de sí sabía que escondiéndose lograría poco y nada, pero ¿qué haría si se encontraba con alguien dispuesto a... a matarla? El piloto había sido pan comido, corrió y ya. En ese bosque los espacios eran reducidos y la visibilidad, escasa. ¿Qué haría si se encontrara con una persona cara a cara? Sus dedos temblaron, pero sus piernas comenzaron a avanzar. Cuando le pareció ver una silueta humana, su pulso se disparó y decidió tomar refugio detrás de un tronco para observarlo con calma. Contenido oculto Me escondí satisfactoriamente.
FREDERICK FOCKER vida:100 Hambre:6 (post 1/3 para reducir el hambre ) Sed:6 (1/3 post para reducir sed) cansancio :9 (2/2 para reducir cansancio ) Entre al bosque lentamente escondiéndome por los arboles tenia que sobrevivir y para ello tendría que encontrar provisiones, mentalmente estaba confundido y perdido en tierra no se manejarme pero en cielo era el dueño el rey, imparable. Quería sentirme un poco como en casa por lo que decidí subir a un Árbol y ver si podría observar algo de la copa y tal vez arriba tal vez observar algún movimiento, tenia que alcanzar a esa persona para robar sus cosas. El frió aquí no se sentía tanto pero si había mucha humedad los arboles frenaba el viento de la playa, al parecer el bosque era grande y costaría salir mas si hay personas aquí.
Morgan O'Connor Hambre: 6/7 (3/3) Sed: 6/7 (3/3) Cansancio: 8/10 (2/2) Seguía maldiciendo su ropa de verano. A pesar de que allí dentro había reparo, la ausencia del sol le dio paso a un frío húmedo y asqueroso. Dudaba que fuera lo suficiente como para enfermarla, pero se reprendió mentalmente por haber salido de su casa sin un abrigo. El pensamiento pasó raudo como un rayo y sonrió apenas, meneando la cabeza. Casa... Tantas noches había deseado no volver ahí, y ahora la deseaba más que nada. Se abrazó las piernas, al resguardo de aquel tronco gigante, y alzó la vista al cielo pese a no encontrar ningún fragmento del cielo nocturno. La vegetación era demasiado espesa, y a sus ojos no llegó el brillo de las estrellas. ¿Sería un presagio de algo? Anda, Morgan, pero en qué chorradas piensas. Había sentido el pulso de su cristal, recibiendo la voz del lunático otra vez. Había observado su riñonera, apretando los labios y sintiéndose impotente ante el poder destructivo que llevaba encima. Y había cerrado los ojos, repentinamente agobiada. La noche siempre la había obligado a pensar, y aquella isla del demonio, se ve, no sería la excepción. Caería un maletín con provisiones. ¿Debería buscarlo? Recordaba a las personas del avión; además del piloto, había tres tipos más que fácilmente podrían doblegarla; su fuerza física jamás se compararía a la de ellos. Al menos, para las bombas no necesitaba de la masa muscular como en otra clase de combates. Había altas probabilidades de que los hombres del grupo intentaran hacerse con el maletín, a sabiendas de sus ventajas. Apretó los labios, comprimiendo sus puños sobre la tierra húmeda. Necesitaba un aliado, jamás podría sobrevivir sola allí. Pero... ¿quién? ¿Debía confiar en las palabras de aquel lunático? No se sentía segura al respecto, pero era su única pista. Sólo se había topado con el piloto de momento, y su actitud, aunque no ofensiva, tampoco había sido amistosa. Enfocó su vista en las penumbras del bosque, buscando la marca que había hecho en el suelo para recordar por dónde había venido. Bien. El tipo le había hablado de unos edificios, los cuales debían estar bosque adentro. Tampoco podía olvidar el barranco. Hizo una lista mental de los lugares que ya conocía o había oído hablar, allí donde habría personas. ¿Debería caminar ahora? ¿O aguardar por el día? La noche se oía silenciosa, tranquila. Debido a las bombas, nadie necesitaría aguardar para tender una trampa o arremeter, ya que podían atacar a distancia. Eso le confirió una momentánea seguridad. Cargó sus pulmones de aire y lo liberó poco a poco, incorporándose para comenzar a caminar. Sonaba de locos andar de noche, pero confiaba en su sigilo y, para su fortuna y desgracia, tantos años de una vida de mierda le habían enseñado a conservar la calma dentro de la tormenta, por lo cual no se le dificultaba mantener los sentidos agudizados al tope durante varias horas.
Alexander Purchinov — Voces de nuevo dentro de mi cabeza — murmure en voz baja. Este lunático ahora quiere hacernos pensar y actuar con nuestros estómagos. Pero acepto que no es mala idea, esto aligera mis pensamientos, en lugar de ir a la playa, ahora va siendo hora de re-dirigirme al edificio, ha pasado suficiente tiempo como para que otros individuos se matan, suficiente tiempo como para que otros ya hayan obtenido ese maletín. Sin duda alguna, alguien con mejor ubicación que yo ya debe de tenerlo y eso significa que en lugar de jugar a buscarlo primero… quizás lo mejor es jugar a cazar a la siguiente luego de este primer maletín o como poco, siempre puedo ir a la playa a buscar peces cuando este cerca de mi limite.. Nada de esto está bien, el siquiera plantearme jugar al gato y el ratón y obedecer sus reglas como si fuera un dios es incorrecto, pero quizás sea necesario, al menos por ahora. Con un equipo de asalto, podría hacerme con el control de la isla, eso creo. Aunque signifique reducir el número de habitantes a uno donde sea posible coexistir sin asesinato aunque ello implique justamente matar para obtener ese final, soy un hipócrita, pero a veces debes convertirte en uno para poder cumplir un bien con otros. “El final justifica los medios…” Ahora todo esta ordenado dentro de mí. - Crear un equipo. - Buscar un mejor lugar. Si ese bastardo quiere que juegue, lo hare a mi manera y cuando llegue el momento, morire o vivire de la misma forma sea afuera de esta isla o encerrado aquí. Vida: 100/100 Hambre: 7/7 (3/3) Sed: 7/7 (3/3) Cansancio: 9/10 (1/2)
Katrina Akaisa. Más movimiento. Antes de que cayera la noche, casi pude tener seguridad de que alguien más se había adentrado a las profundidades del bosque. La hojarasca era ruidosa a decir verdad, pero pronto reinó el silencio nuevamente. Me mantuve oculta. Me distrajo el movimiento de las ramas de un árbol unos metros más allá y, una vez más, el corazón se me atoró en la garganta. Joder, estaba muerta. ¿No es así? Estuve muerta desde el momento en que desperté en ese maldito helicóptero. No tenía control alguno sobre esta situación. Divisé la figura corpulenta de quien generó el movimiento. Estoy muerta. Inconscientemente, me llevé la mano derecha a la riñonera. Las bombas. Sin embargo, algo hizo click de repente. Los engranajes se ajustaron. No tengo oportunidad contra uno de estos tipos, pero, ¿si no juego en su contra al menos ahora? Nos tendremos que matar entre nosotros de todas formas, ¿cierto? Sí. Pero eso no pasará esta noche. Sin darme cuenta, continué alejándome de la playa, acercándome peligrosamente al grandulón contra el que sabía no tenía ninguna posibilidad. Aún así, no retiré la mano de mi única defensa, aquellas desgraciadas bombas. Hambre: 7/7 (1/3) Sed: 7/7 (1/3) Cansancio: 9/10 (2/2)
Alexander Purchinov Ruidos, pasos detras de mi. ¿Un animal? ¿Otra persona? Me asegure de colocar una granada dentro de mi bolsillo derecho del saco y dejar el bolso en mi espalda por ahora. Si es un animal, tengo la seguridad de que puedo matarlo con las manos desnudas, aunque hare mucho ruido, en cualquier caso, tirar una granada a mis espaldas sin ver tampoco seria lo mas sensato. Meto mi mano en el bolsillo derecho para estar listo para el peor escenario, y ¿qué encuentro frente a mí? a una jovencita. Aunque ya tenía la seguridad que no sería el gritón del helicóptero, ese tipo no se ve particularmente como alguien que hablaría si no más como uno de primero disparo y luego hablo. Está caminando hacia mí, tiene esas granadas en su mano derecha, se ve asustada. Los niños no deberían estar en lugares como este bajo ninguna circunstancia, si quisiera matarme ya hubiera atacado, está dudando. Eso me gusta. Se me escapa una risa, ¿pensaba utilizar mis granadas en alguien así? Esto va muy bien con mis planes, algún día tendré que matarla. Pero no tiene que ser hoy, y por si fuera poco no es muy grande ni fuerte, quizás... sea útil por ahora, mejor alguien que me tema a alguien que se ponga a mi nivel, eso facilitara la toma de decisiones y discusiones ¿No? — ¿Sabes? Pensaba que eras algún animal o alguien planeando mi muerte cuando escuché los pasos, pero viéndote bien... no te vez como eso, para nada. — Yo... quiero vivir, y creo que tú también, de otra forma no sujetarías con tantas fuerzas esa granada. Pero si me mataras ahora ¿luego que harás? Seguramente te escuchen todos, dudo que estas cosas que nos dieron sean silenciosas. — Tengo un plan, al menos un bosquejo muy simple de un plan a largo plazo y para llegar a la meta, necesito un par de personas. Si quieres vivir hasta "las finales" tengo un trato que ofrecerte, aunque lo mejor será explicarlo todo en un lugar menos público, menos abierto donde podrían atacarnos o robar mi idea, de todos modos, planeaba dirigirme al edificio que esta cerca de aquí. ¿Qué me dices? le dije de forma seria, nunca me he visto bien sonriendo, sé muy bien que no soy el más apuesto, y en esta situación lo más seguro es que si llegara a sonreír me vería como si planeara algo más. Le extendí mi mano izquierda mientras sacaba la derecha del saco dejando dicho brazo sin sujetar ninguna granada, dejando mi mano derecha abierta para que observara que estaba dejándome desprotegido. Vida: 100/100 Hambre: 6/7 (1/3) Sed: 6/7 (1/3) Cansancio: 9/10 (2/2)
Katrina Akaisa. Cuando volteó a mirarme los engranajes continuaron en movimiento y casi pude asegurar que por la cabeza de ambos de pasaba algo muy parecido, porque si hubiese querido matarme ya lo habría hecho y ni siquiera necesitaría desperdiciar una bomba para ello. Aquel hombre daba miedo, a decir verdad. Escuché la risa que se le escapó de la boca y fruncí el ceño, apretando el agarre en torno a una de las esferas. Deseé aventársela en el rostro, pero comenzó a hablar. — Yo... quiero vivir, y creo que tú también, de otra forma no sujetarías con tantas fuerzas esa granada. Pero si me mataras ahora ¿luego que harás? Seguramente te escuchen todos, dudo que estas cosas que nos dieron sean silenciosas. La bomba estuvo por resbalarse de mis manos y di un paso atrás, porque había dado en un cable que prefería ignorar. Quería vivir casi con la misma fuerza que había querido morir en algún momento. Además, había echado a ver el dilema en el que me encontraba. Si detonaba una de esas cosas, sería lo mismo que gritar mi ubicación, incluso peor. Escuché su plan, con el ceño fruncido aún y giré la bomba con mis dedos, una acción claramente ansiosa. Extendió su manaza frente a mí y, con la poca luz que llegaba de la luna, pude notar que la otra se encontraba vacía. No es que necesites una bomba para matarme. Regresé la esfera a su lugar. Dudé, pero finalmente tomé su mano, cerrando el trato. —Te sigo, grandulón —murmuré por encima de los ruidos nocturnos. Hambre: 6/7 (3/3) Sed: 6/7 (3/3) Cansancio: 9/10 (1/2)
Morgan O'Connor Hambre: 5/7 (1/3) Sed: 5/7 (1/3) Cansancio: 7/10 (1/2) Llevaba caminando tanto tiempo que el peso de su cuerpo había empezado a tornarse más denso que nunca. Necesitaba salir de esa situación, dejar de vagar sin rumbo. Si seguía así, acabaría exhausta, sus sentidos se entorpecerían y sería carne de cañón para lo que sea; ya fuera animal o humano. La preocupación de su futuro incierto ocupaba sus pensamientos cuando oyó voces. El silencio de la noche podía engañar y alterar su percepción auditiva. Quizás eran voces mucho, mucho más lejanas de lo que aparentaba. Pero las escuchaba con relativa claridad. Al menos, distinguió una voz femenina y una masculina. ¿Sería...? Decidió acercarse. Caminó con la misma precaución de siempre hacia el origen del sonido, hasta que divisó dos siluetas humanas en la oscuridad. Allí se detuvo, en alerta, hasta comprobar que no parecían estar envueltos en una discusión acalorada. Era más bien... una charla. Debía tomar una decisión. Tragó saliva, sintiendo la garganta seca, respiró hondo y siguió caminando, hasta hacerse visible entre la vegetación. Su mejor opción era mantener una actitud lo más pasiva y calmada posible. —Hola —murmuró. Sabía que era casi bizarro saludar como quien se cruza a su vecino, pero no se le ocurrió otra cosa—. Lo siento, pero, ¿alguno de ustedes tendría algo de agua? Llevo caminando todo el día, y muero de sed.
FREDERICK FOCKER vida:100 Hambre:6 (post 2/3 para reducir el hambre ) Sed:6 (2/3 post para reducir sed) cansancio :8 (1/2 para reducir cansancio ) Baje de aquel árbol una vez hechado un vistazo al bosque para ver alguna ruta, estudie un poco lo más que podía observar de arriba soy bueno vemos si podré implementar eso en suelo . Una vez en tierra firme comence a caminar por entremedio de las malezas a paso suaves y sigiloso aún que uno que otros torpes movimientos, quien hubiera dicho que la guerra o peleas en tierra fueran más complicado, lo más cercano a un boton de aviones y fuego son las bombas que llevaba enzima . —Por favooor que hice para merecer esto mierda, tanto esfuerzo para lograr entrar al torneo mundial sudor , sacrificio para estar en esta mierda de playa isla o lo que carajo sea— murmore un tanto enfadado con todo lo que me había sucedido . En eso me distrajo unas voces bajitas . — escuché los pasos, pero viéndote bien... no te vez como eso, para nada. — Yo... quiero vivir, y creo que tú también, de otra forma no sujetarías con tantas fuerzas esa granada. Pero si me mataras ahora ¿luego que harás? Seguramente te escuchen todos, dudo que estas cosas que nos dieron sean silenciosas. . Escuché un poco de esa conversación aún que no entendía bien lo que se decía más que una que otras palabras tenía que consentrarme bien para escuchar lo que se decía . En eso llega una última persona Al parecer eran dos personas ya que otra había dicho que lo seguían . Con un grupo así no podría hacer nada moriría en el intento . *¿Por qué hacer un equipo para sobrevivir al final ? No saben que tarde o temprano tendrán que enfrentarse ya sea por alimento o simplemente supervivencia ? . Si ellos estaban dispuestos a formar equipo no quedaba otra y obligarme a intentar unirme a ellos . Al menos asi sobreviviría por más tiempo, aún que en el trayecto tendría que estar atentos a ellos, como dice el dicho " Mejor a los enemigos tenerlos cerca, de ese modo se les puede vigilar ". Pero me despiste un poco para estar atento a mí alrededor , pero después de eso todo se calmó y no escuché más a estas personas no pude seguir su rastro tan inutil tengo que ser aquí ? . Me limité a seguir por si me escucharon o me están teniendo una emboscada decidí quedarme en el lugar agachado entre las malezas ....
Aisha Nakamura. Se adentraron en los árboles frondosos y enormes, el olor y el humo de la explosión aún estaban en el aire haciendo que le picara la nariz. Observó sobre el hombro de su compañero, con ojos de halcón tratando de distinguir cualquier silueta que pudiese seguirlos en medio de esa oscuridad. Dejó escapar el aire aliviada. —Ya puedes bajarme...—dijo en voz baja, recordó el consejo en su cabeza, de lo que pensaba había sido una pesadilla pero era simplemente un consejo o una advertencia, y ésta vez el psicópata tenía razón. Estaba viva gracias a él. Así que no lo pensó mucho y sólo lo hizo: acercósu rostro al de él, agarrándolo de las mejillas y presionando sus labios ocntra los suyos sin dejar margen a arrepentimientos o a rechazos. Saboreó la textura de sus labios e incluso el olor a cigarrillos no se le hizo desagradable mientras le besaba pausadamente—. Gracias... creo que te debo una, y muy grande. —Susurró separándose, observó como su cabello negro como el de ella estaba alborotado, ella debía estar igual a causa de un despertar tan ajetreado. Aunque el beso también había conseguido empapelar más su mente, habían varias cosas que no le habían pasado por alto. —Ni siquiera sé tu nombre —repuso, notando aquel importante detalle. Nunca se habían presentado, recelosos ambos por los mensajes en sus cabezas, que al parecer no eran los mismos para nadie. Segundo, ¿serían iguales sus bombas? Tercero, ¿deberían ocultarse? Comenzaba a sentir un poco de hambre y sed. Parecía un buen lugar para eso—. También creo que deberíamos poner las cartas sobre la mesa, para saber con qué información contamos. Y en base a eso, hacer un plan. Hambre: 5 (1/3) Sed: 5 (1/3) Cansancio: 10 (2/2)
Andrea Dalcorvo Cuando ya hubiéramos recorrido una distancia que parecía prudencial, frené un poco el paso. Seguir corriendo a la noche iba a ser complicado, en especial por un bosque desconocido y tupido como lo era este. Comencé a caminar, mirando a todos lados con aprensión. Si había gente dando vueltas por el bosque, prefería ser yo el que los vea primero. Al parecer, mi acompañante ya estaba un poco despierta, y me indicó que la bajara. Estaba a punto de hacerlo, cuando de improviso me agarró la cara y me plantó un beso. Mi primer impulso fue dejarla caer y tomar una bomba. No era la primera vez que la gente me hacía eso para bajarme la guardia. Sin embargo, no parecía tener ninguna intención de matarme, al menos, no en ese momento. Cuando el beso se acabó, la bajé y la miré completamente extrañado. Hace menos de un día había decidido ella hacer la guardia porque tenía miedo de que tal vez la traicionara, y ahora me besaba. ¿Acaso sería bipolar? Cazzo, ¿con quién diablos me había metido? Alguien inestable de esa manera no iba a ser de una gran ayuda si tenía que sobrevivir. Aunque al menos, hasta ahora, no había hecho ningún ademán de querer atacarme. Por lo que la convertía en la mejor opción de todo el resto de los forzosos habitantes de la isla. Suspiré, mientras me frotaba la cara. Al menos, el beso me había despertado del todo. — Sí, me debes una, bambina, pero prefiero charlar de todo eso cuando estemos en un lugar más seguro. O al menos, cuando haya amanecido.— dije, mientras me frotaba el cabello. La miré fijo mientras soltaba el resto de sus preguntas. Me troné el cuello.— Mira, hasta que al menos no hayamos cubierto nuestras necesidades básicas, nuestro plan va a ser sobrevivir. La única información que tengo ahora es que mi estómago está rugiendo, y mi única carta ahora es que necesito agua. Ambos la necesitamos, debo decir. Nuestra principal prioridad ahora sería satisfacer esas necesidades. Así que lo mejor es que dejemos los sentimentalismos de lado. Miré alrededor. El bosque podría ser un buen lugar para comenzar a buscar, pero no parecía haber un solo rastro de animal, al menos a la vista, y las frutas no se veían demasiado apetitosas. Sin embargo, si el bosque era tan tupido, quería decir que había abundante agua, y los más probable es que esa agua esté en la superficie en algún lugar. Y comúnmente, cerca de esos espejos de agua, solían reunirse animales, si es que los había. Por lo tanto, era nuestra mejor opción. — Muy bien, tú quédate aquí y trata de ocultarte. Yo iré a explorar a ver si encuentro algo para tomar o comer. Si nos movemos los dos, puede que seamos un blanco más fácil de descubrir, y quisiera evitar toda la confrontación posible. Il Padrino acá presente quiere que nos matemos entre nosotros, y voy a hacer lo posible para arruinarle el espectáculo.— me di media vuelta, y me encaminé hacia la espesura.— Oh, e intenta no dormirte esta vez. Tuviste suerte, dudo que nuestro amigo hayá arriba sea tan magnánimo como esta vez. Me apoyé en un árbol, mientras sopesaba mis opciones. Podía ver de trepar, o caminar hasta lograr chocar contra algo. A pesar de que trepar era tentador, no tenía las suficientes energías para hacerlo. Un dolor en la muñeca me recordó lo que teníamos implantado en la mano. Me quedé mirando el chip, estudiándolo. ¿Cómo lo había llamado aquel niño sin amigos? ¿Radar? Si era un radar, y todos lo teníamos, quería decir que seguramente sabía la posición de todos en todo momento. Y tal vez, nosotros podíamos hacer lo mismo. Activé mi radar, concentrándome en él, para ver si había algún otro participante de este juego macabro cerca nuestro. Y mientras lo hacía y seguía caminando, miré de soslayo a mi acompañante. >> El nombre es Andrea.— dije, antes de desaparecer. Hambre: 5 (2/3) Sed: 5 (2/3) Cansancio: 10 (2/2)
Aisha Nakamura. Se sintió como una niña regañada y frunció el ceño con irritación. Bueno, lo entendía y se lo merecía, pero tampoco se arrepentía de su impulso. Se paró derecha, orgullosa, como siempre hacía ante algún rival en la competición. Sonrió al escuchar el nombre: Andrea , tan italiano. Corrió para alcanzarlo sin tener que gritar, deteniéndole del brazo. —Creo que al menos un poco de azúcar nos vendrá bien —. Sacó de su bolsillo el caramelo que se había traído para luego de la natación para recuperar fuerzas. Lo mordió para partirlo a la mitad y dejó la otra mitad en la mano del italiano. Lo había soltado para agarrar hacia otra dirección, tomando en cuenta la sugerencia de separarse a buscar comida, cuando la voz del psicópata resonó en su cabeza. Sintió que el corazón se le aceleraba en el pecho y se volvió en sus pasos. —¡Necesitamos ese maletín! —dijo con seriedad, de ello dependería que muriesen o no. Le apetecía más una sopa que un insecto. Además, el mensaje dejaba claro que nadie lo había encontrado aún, sería una cuestión de suerte, ¿o no? Hambre: 5 (2/3) Sed: 5 (2/3) Cansancio: 9 (1/2)
Morgan O'Connor Hambre: 4/7 (1/3) Sed: 4/7 (1/3) Cansancio: 6/10 (2/2) Seguir a esos dos no había sido excesivamente difícil. El hombre estaba concentrado en correr, así que Morgan había tenido que eludir la vigilancia de la chica que cargaba en sus espaldas. Chasqueó suave la lengua. ¿No veía que estaba poniéndose en alto riesgo así? El hambre y la sed comenzaban a nublarle poco a poco el juicio. Necesitaba ese jodido maletín, pero ¿cuántas probabilidades había de conseguirlo sola? Esos dos, sin embargo, parecían estar ya aliados. De una u otra forma, muy a su pesar, parecían ser su mejor opción. Si intentaba llegar sola a la playa... bueno, ya había andado suficiente tiempo en solitario sin recibir un rasguño. Esa suerte seguramente se acabaría en breve. Vio que se detuvieron, y lo mismo hizo ella a una distancia prudente. No podía verlos desde donde estaba, pero sí escucharlos. Sus sentidos se encendieron de nuevo al oír el intercambio que mantuvieron. "Mi nombre es Andrea". Frunció el ceño. Conque ahí estaba, era el tipo del cigarro. Estiró las manos y las comprimió varias veces, buscando relajar los músculos. Tendría que actuar, y ya. Suspiró y comenzó a caminar. En su trayecto, la gema latió y escuchó al lunático. Se mordió el labio. Mierda, la playa... Seguro era allí. Se había alejado de forma estúpidamente innecesaria del lugar donde caería el jodido maletín. Al menos, ahora ya tenía un plan claro de acción en mente. Al llegar muy cerca de ellos, colocó las manos en alto. Era su señal de bandera blanca. —Antes de cualquier cosa —dijo, en voz neutra y calmada—, creo saber dónde cayó el maletín.
