—¡Togeeeekiss! —exclamó alegre la pokémon mirando a Yair. Ésta siguió planeando hasta el momento en el que comenzó a subir a gran velocidad y al darme cuenta yo desde abajo me preocupé. —¿Eh? No vayas tan rapido Togekiss...
Sonrei al ver que togekiss estaba feliz, si algo me hacia sonreir era ver a los pokes sonreir y que esten felices
Mientras sobrevolaba Galeia sin rumbo en particular, noté un alegre Togekiss que volaba por los aires, cerca del bosque del lago… nos acercamos junto con Skarmory al pokémon y lo examiné con cautela… —Tienes algo… familiar… ¿de dónde te conozco? —me preguntaba en un murmullo, mirando al tipo hada. Descendí al bosque donde encontré a Liza, que miraba al Togekiss desde el suelo—. Hola Liza, ¿qué haces por aquí?
La pokémon hada dio un par de volteretas al estar ya muy alto y bajó en picada con los tres subidos en ella. Por mi parte a mi no me gustaba que hiciera eso, temía de que alguno de ellos se callera pero me fiaba de mi pokémon. Noté que Effy aparecía en el lugar junto a su Skarmory y se acercaba donde yo por lo que la salude nada más tenerla enfrente. —Pues no mucho, Togekiss y yo nos aburríamos y al notar que aquí había gente conocida decidimos pasar el día con ellos. —le expliqué y sonreí. —¿Togekiss sabe que estás aquí?
—¿Ese Togekiss es tuyo? —pregunté, mirando hacia el cielo. Tenía otros pasajeros a bordo, creí que alguno de ellos sería el dueño del pokémon hada—. Espera, ¿acaso es… —examiné mejor el pokémon a la distancia, su sonrisa inocente y divertida me provocaba cierta nostalgia de alguna forma—. ¡¿Ese es Togepi?!
—Si, esa es Togepi, hace poquito evolucionó...y ahí la tienes. —sonreí y di un silbido para que la pokémon me escuchara. Ésta, al oir la señal, descendió con sutileza y dejó a sus pasajeros en tierra para acercarse a mi. Al ver a Effy sonrió con alegría al ver a su amiga de nuevo y se abalanzó a ella felizmente.
La pokémon tipo hada se abalanzó sobre mí y la recibí con cariño a pesar de la sorpresa; estaba cálida, tan tierna y bonita como la Togepi que recordaba, la misma que encontré en la Caverna Témpera un millón de años atrás, cuando mi aventura apenas comenzaba… —Mírate ahora, Togepi… es decir, Togekiss, perdona. ¡Has crecido muchísimo! —exclamé con entusiasmo, antes de caer en cuenta que me estaba saliendo de mi personalidad, tanto afecto… no era propio de mí. Pero por tratarse de ella, no pude evitarlo. Le sonreí a Liza—. Se nota que la has estado cuidando mucho, aunqu no debería sorprenderme de una buena entrenadora como tú Liza...
Estaba fastidiado, ya que no tenía nada que hacer, así que me puse a pensar, mientras miraba a Kirlia entrenar con Hawlucha
Me llevé mis manos entrelazadas tras mi espalda y observé la escena con una sonrisa. No había visto comportarse a Effy así muchas veces, pero era lindo ese lado suyo. Togekiss la abrazaba rodeándola con sus alas provovando un cálido abrazo y sonreía mientras la escuchaba hablar. Se separó de la chica con delicadeza y exclamó un "Togekisss to" con alegría antes de volver a mi lado. —La verdad Effy es que esta pequeña ya no tan pequeña a evolucionado más por ella sola que por mi. Togekiss me insistía en entrenar a cada rato y gracias a eso se volvió fuerte, ella lo hizo todo. Yo solo me limitaba a cuidarla a cada rato. —sonreí mientras le acariciaba la cabeza. —Pero gracias, a parte de que tú tampoco te quedas atrás en cuanto a ser una buena entrenadora.
—Supongo que quería volverse más fuerte ella también… —comenté. Entonces noté a los dos que se habían bajado del lomo de Togekiss, eran Rojo y Mizuki—. Ah, hola ustedes dos, no los había notado… Saludé a ambos entrenadores, a la vez que Skarmory, que seguía suelto, se acercaba a mi y me empujaba con su cabeza de acero… evidentemente tenía hambre, o al menos eso supuse, de modo que saqué un poco de las bayas que tanto le gustaban al tipo acero (siempre llevaba un poco de ellas en mi bolso, por si terminaba haciendo algún viaje muy largo) y el pokémon las devoró gustoso.
Me desperte de mi sueño ya que gracias a quilava me mordio en la oreja --Hola quilava--Dije sonriendo, y lo abrace--Eres tierno--Le dije y este sonrio--
Llegué al bosque del lago junto con Staraptor que levantó grandes cantidades de nieve con las ráfagas de aire que habían provocado sus alas al momento de descender, al bajar acaricie su lomo y le di una baya como agradecimiento antes de que se fuera volando otra vez — Creo que hubiera preferido el gran desierto....— murmuré mirando a mi alrededor y tosiendo un poco, ¿enserio Dante?, ¿realmente quieres enfermarte ahora?