República de Shinryu Bloqueo Eleano

Wedge, aún montado en el chocobo, al que daba pequeños toquecitos de cariño conforme andaban, miró a Kein y asintió. Siguió montado mientras se adentraba hacia el bloqueo, aún cargando con el féretro de Boko a su espalda.

Pasó un breve periodo de tiempo hasta que Wedge regresó con su montura. Se bajó de esta y dejó que el chocobo se marchase corriendo.

—... parece que no hay problema con que pasemos. Así que adelante. Pero eso sí, dejemos a los chocobos; tampoco quiero que se alejen tanto de su hogar.

Wedge seguía serio, alicaído, pero en el fondo, seguía profundamente preocupado por su hermano, por Rigel, por Kein, y... por Boko. Era solo que le costaba muchísimo centrarse en algo positivo en esos momentos. Su cabeza no paraba de martillearle. Y dijo, al final, mirando a su cañón magitek.

—Oye, Kein. Quiero preguntarte algo. Mi hermano, cuando nos atacó y se puso en nuestra contra... parecía estar controlado por algo o alguien, ¿no? Y cuando lo miré de frente, yo empecé a sentir que perdía la razón, también; solo logré aguantar por un momento. Incluso cuando Wezen murió, Biggs siguió controlado. Mi voz no le llegaba. Quizá fue culpa mía, supongo, por no saber llegar hasta él, pero...

Alzó la mirada, y clavó sus ojos en Kein.

—... llevo dándole vueltas desde que vi a Biggs con aquella mirada vacía. Al motivo, al origen de lo que le pasó, y lo que casi me pasa a mí. Y quiero saber tu opinión, la de alguien que no conoce mucho de nuestro "mundo humano" y ve las cosas de manera más simple, más sencilla. Dime, ¿por qué motivo piensas que Biggs se comportó de esa manera? ¿Qué le hizo... perder la razón así?

>> Fue por algo que hizo Wezen
>> Fue por esos cañones que usáis
>> Fue por magia
>> Fue porque Biggs era débil
>> Fue por algo que lleváis ambos en la sangre

 

Kein
Los pequeños gesto de cariño de Wedge hacia el chocobo no pasó inadvertido pero cada vez que lo hacía ponía un gesto de dolor, no dolor físico sino emocional, y a decir verdad, la idea de no volver a ver a ver a Boko seguía siendo dolorosa hasta para mi, durante los combates no lo pensé en demasía pero en estos momentos de paz no me quedaba de otra, no tenía nada mas que me preocupara, que me deprimiera y esos sentimientos, de alguna manera, sabía que eran compartidos con Wedge.

Finalmente nos hallamos en la entrada del bloqueo y, tal como ocurrió antes, Wedge se adelantó y de nuevo me hallaba solo con mis pensamientos y estaba también intentando asumir que ya no solo volvería a ver esa caja de madera, sino que implicaría que tampoco volvería a ver a Boko, ya no más.... Para el resto del mundo jamás existió, nunca se sabrá del chocobo que dio la vida para salvar a un humano.

— Deja de atormentarte, Kein, Wezen ya pagó por ello, Boko te pidió que no guardaras rencor, que no lloraras por él—. Me dije a mi mismo en voz alta...

Wedge finalmente llegó, indicando que no habia problema en pasar, pero que dejáramos a los chocobos atrás ya que no quería que se alejara tanto de su hogar. Asentí para mirarle y su cabeza se agachó, mirando al cañón magitek solo para preguntarme sobre mi opinión sobre que era lo que opinaba sobre el por qué nos atacó. Entendía que no dejara de darle vueltas desde que vio a Biggs desde aquella mirada vacía, al motivo, a lo que le pasó a Biggs y casi le pasaba a él. Se le notaba preocupado, y eso aun así me hacía pensar que realmente aun había razones para volver, y como alguien que desconocía muchas cosas del "mundo humano" para él, era el más apto.

— Veamos, creo que...

>> Fue por algo que hizo Wezen

Al fin y al cabo, creo que era lo más lógico, incluso desconociendo muchas cosas.

 

Wedge escuchó a Kein y suspiró. Volvió a mirar hacia abajo, hacia su cañón, con aparente tristeza y pesadumbre.

—... ya. Es lo más lógico. Imaginé que dirías eso. Wezen actuó todo el tiempo, desde el Bosque, como alguien despreciable. Es más, ya desde antes era un cabrón sin escrúpulos. Así que lo lógico es que le odies y pienses que él fue culpable de todo... y yo creo que debería pensar eso también.

Tomó aire, y lo sostuvo por un tiempo. Cuando lo exhaló, lo hizo con mucha lentitud.

—... pero... cuando Wezen murió, Biggs siguió "poseído", ¿no? Y además, cuando él fue derrotado, por un momento, pareció como si... hiciese referencia a algo más allá. No sé. Yo también estuve a punto de volverme loco, ¿por qué no os afectó al jefe o a ti, o incluso a ese niño, Cid, que ni siquiera sabía pelear? Es raro.

>> Pero quizá no debo darle más vueltas. Esperaba tu respuesta, y francamente, era lo que quería oír. Wezen tuvo la culpa, es... simple aceptar eso. Más fácil. Menos doloroso.

... pero Wedge no estaba nada convencido, ¿eh?

—En fin —zanjó, mirando a Kein—, Kein, aquí hay un alojamiento para soldados del Imperio. Me han comentado que cualquier persona del ejército y sus acompañantes pueden usarlo sin coste alguno. Si quieres, podemos descansar ahí. En todo caso, cuando estés preparado, vamos. Aun faltan un par de kilómetros hasta el portón, y luego estaremos de regreso en Elérea. A unos pasos del Bosque.

>> Boko, estamos llegando —susurró, más bien al aire, mirando hacia arriba.



Desbloqueado el Alojamiento imperial (lo veras en el primer post del tema). Puedes usarlo si gustas, sin coste alguno.
Cuando estés listo, puedes seguir, a pie, eso sí, hacia el sur en el Mapamundi de Shinryu, posteando allí directamente. Estás en El Bloqueo y tu objetivo es cruzar las dos casillas que hay para llegar al portón, abajo del todo del mapa.

madarauchiha

 

Kein
Parecía en un primer momento que mi respuesta no tenía impacto alguno. Cierto era que aun con Wedge derrotado seguía poseído pero yo defendía que era algo que Wezen había hecho pero que a la vez, quizás con su muerte pudiera haber seguido activo por un tiempo. Cierto era también que, de un modo u otro la magía podría estar involucrada, y que fuera un hechizo que acabara por poseer a Biggs en contra de su voluntad, más no lo llamaría debilidad en absoluto, y aun con todo lo que me dijo, no se le veía convencido en absoluto y de nuevo la tristeza empezó a surgir en mi interior.

— No descarto que la magia tuviera algo que ver Wedge, pero como amigo te lo digo. Por favor, no sigas por ese camino, no sé mucho de los humanos pero por otro lado, créeme que no es ni siquiera lo que Boko habría querido, no habría querido que te distanciaras de tu hermano, ni siquiera habría querido que le odiaras o algo. Le conozco, si se sacrificó fue para que nosotros pudiéramos unirnos, sé que fue cosa de Wezen porque he convivido con Rigel y Biggs, y Biggs jamás dañaría a Boko, ¡Le adoraba! Me niego a creer que pudiera actuar por voluntad propia o por debilidad—. Respondí poniendole a Wedge la mano en el hombro— Por favor, ambos sois fuertes, no perdáis el vínculo que os une, y no perdais el cariño que yo jamás podré recuperar. Y si, es mejor descansar por si algún mónstruo nos espera en Elérea, te espero en el alojamiento imperial— Y así, empecé a moverme en dirección a dicho lugar.

Escuché sin embargo como Wedge hablaba a Boko en susurros, y no pude sino sonreir con tristeza por ello, sabía del cariño que le tenía, claro que también sabía lo que iba a hacer.

— Tienes razón Boko, Wedge está triste pero, yo le haré regresar a la normalidad—. Dije al aire con cierta tristeza en lo que me encaminaba hacia el alojamiento.

 

Darek y Erin entraron finalmente en el Bloqueo. Se podía notar que era... antinatural, sí. El Bloqueo simbolizaba mucho, más allá se su función obvia de cortar el tránsito comercial y personal de los Shinryaneses, limitando su libertad enormemente. Servía como muestra de poder, de dominio. Una base militar eleana, porque eso era en esencia, en pleno territorio de la República. Y, además, una base convertida en población, que acogía a gentes de Elérea llevadas allí para ofrecerles un alojamiento barato y tranquilo. Los civiles podían servir, así, como otra herramienta de presión: esos ciudadanos, naturalmente, apoyarían el Bloqueo con uñas y dientes. Además, siendo una población, atacarla era mucho más tenso que si fuese un simple asentamiento militar. Porque las vidas de civiles inocentes estarían en juego.

Y a la gente no le gusta que su país se comporte como asesinos.

Shinryu tenía las manos atadas. El Bloqueo, sin duda, era un grillete que apretaba con fuerza el cuello de Ilumbra.

—... aquí estamos, entonces. Erin, podemos descansar aquí; los militares eleanos podemos alojarnos en las posadas sin coste. Además...

Iba a seguir hablando, pero se detuvo abruptamente. Y ello porque pudo ver a alguien entrando desde el otro lado del Bloqueo, desde el lado de Shinryu. Escoltado por varios hombres que parecían soldados shinryaneses, y montados todos a chocobo. El que era claramente el centro de aquella comitiva iba montado en un chocobo completamente negro, visiblemente más grande que los demás, con un corte en el ojo derecho que le hacía mantenerlo cerrado, y bien enfundado en bridas y corazas de oro.

—Ese es... el príncipe Raif.

Montado en aquel impresionante chocobo venía un hombre con ropas algo informales, pero elegantes y lujosas aun así, de piel tostada y ojos sorprendentemente claros, perilla corta y cuidada y complexión fuerte. Raif, decía Darek que se llamaba... y lo llamó "príncipe". ¿Ese no era el hijo del Rey fayense, Abdhel III? Aquel que renunció a sus raíces y se marchó al norte, exiliándose y distanciándose de su padre...

Contenido oculto

Era extraño que alguien cruzase, mucho menos escoltado por guaridas de Shinryu, desde el otro lado y sin ser militar. Pero Raif entró, sí, y no solo eso, sino que se dirigió directamente hacia Darek, parándose la comitiva ante él. Los guardias le abrieron paso, y él, bajando del intimidante chocobo, se acercó al Puño.

—Vaya, vaya... Darek, viejo amigo, ¿qué te trae por aquí?

Así que se conocían, ¿eh?

—... asuntos del Imperio, como comprenderás. Erin, te presento formalmente a Raif, heredero del Rey del antiguo Reino de Fayar. Raif, ella es Erin Elroy, una Titán de Elérea, como yo.

—Y descendiente de monarcas, como en mi caso —comentó él, mirándola con una ligera sonrisa—. Encantado, Erin. Tu fama de caballero se escucha en todas partes, pero no se hace la suficiente justicia a tu belleza, que está a niveles iguales.

Darek exhaló un ligero suspiro, casi imperceptible, y rodó los ojos. Ah, ¿acaso eso era algo que Raif hacía habitualmente, tratar de ligar con toda chica atractiva a su paso?

—... puedes estar tranquila, Erin —comentó entonces su compañero—. Raif colabora con el Imperio. Él nos ayudó a recuperar... aquello que necesitábamos de Fayar —ah, hablaba del Ojo de Shinryu, ¿verdad? Aquel que estaba en poder de Abdhel III y que Elérea decía ya tener en su poder. Y el tal Raif fue la persona que intercedió para que pudiesen robarlo. Eso le convertía en un traidor, en cierto modo, hacia su país y hacia su padre, incluso. Aunque no se podía esperar lealtad de parte de un exiliado—. Lo que me pregunto es a dónde te diriges, Raif.

—Oh. Tengo diversas gestiones que realizar en el sur, me temo. Aprovecharé mi relación de amistad con el Imperio para cruzar esta barrera que habéis montado mientras pueda —lo dijo con una sonrisa, pero su tono revelaba algo de... ¿molestia?—. Además, no me gustaría andar por Shinryu si la cosa se tuerce. Amigo Darek, el Imperio está caminando sobre hielo muy quebradizo, ¿sabías?

—... no tendría por qué haber conflicto bélico, y lo sabes —replicó el Puño—. Ahora que lo pienso. Tú estuviste en la reunión, ¿no, Raif? ¿Puedes adelantarnos cómo se desarrolló? ¿El Presidente Albus accedió a nuestras pretensiones? ¿Pudimos... asegurar el Orbe?

Raif suspiró, negando con la cabeza y encogiéndose de hombros.

—Ya me gustaría decirte que sí a todo, amigo, pero no puedo. Albus no tiene intenciones de iniciar guerras, por ahí puedes estar tranquilo, pero, ¿el Orbe? De ese orbe vuestro que tanto anheláis no hay rastro alguno. Ni el propio Elcid Albus sabe bien la localización del mismo. Por eso digo que camináis sobre hielo fino; desde luego, Elcid no quiere guerras, porque sabe que la perdería Shinryu. Pero, ¿qué hará Elérea si no puede ofrecerle lo que pide? ¿Mantendrá esta situación de tensión política y de sometimiento mucho más? Porque la tensión, amigo, acabará explotando en algún momento, ¿huh? Y veo ese momento cerca.

—... ¿y Loke? —preguntó de golpe Darek, que frunció el ceño ante las palabras de Raif. Sin duda, la idea de que algo saliese mal en los planes del Imperio llevaba rato pululando por la cabeza de Darek... y aquello no hizo más que confirmar esos miedos—. ¿Cómo gestionó ella este conflicto?

—Oh. Loke, ya, ya. La mujer lo hizo bien, sin duda. Puso las cartas sobre la mesa. Albus quiso acceder a todas sus pretensiones, pero cuando le dijo que nada de orbes, se enfureció. La cosa se fue un poco de las manos en esa reunión, debo adelantarte. Al final Loke desplegó a sus hombres por Hitoki y tiene la ciudad conquistada tácitamente, presionando a Albus más y más. Ya te digo, hasta un buenazo como él estallará tarde o temprano. O eso, o lo hacen los civiles.

—... L-Loke... ella no haría eso, es una persona muy calculadora y sensata.

Pero Raif, mirándolo a los ojos, le puso una mano en el hombro.

—Todos tenemos malos días, Darek. Y tenemos un límite. Y créeme, por mucho que aprecio a Loke, ella tocó ese límite en la reunión, de un modo u otro. Esperaba otra cosa, ¡si sabíais que estaba allí para ayudar a suavizar la tensión sin ser demasiado obvio! Pero entre el áureo metiendo cizaña y la frustración por la ausencia del orbe... yo que vosotros iría rápido a Hitoki, para hacer algo y parar a la Consejera. Se le está yendo demasiado de las manos.

Darek permaneció dubitativo por un rato, sin mediar palabra. Y, tras suspirar de nuevo, Raif se dio media vuelta y subió de nuevo al chocobo, dándole un golpecito en el cuello en señal de recompensa.

—Buen chico, Zeromus, buen chico. En fin, Darek, Erin, un placer veros. Me marcho a vuestras tierras, de momento, aunque volveré al frío norte si la cosa se suaviza. Cuento con vosotros para ello, ¿eh? Espero que no os importe que me escolten unos cuantos guardias, por cierto. Pero no pretendía de todas formas lidiar con tanto monstruo yo solo. La lluvia ha caído en mal momento, me temo. Eso ha crispado los nervios de todo el mundo más aún... seguramente, incluidos los de Loke. Ya me temo que parece tener un recelo excesivo a la lluvia, y eso la ha hecho perder los papeles...

>> Bueno, a más ver.

Y, sin más, Zeromus, el chocobo, empezó a trotar, y Raif se fue alejando. Darek, aún en silencio, terminó rompiéndolo con ceño fruncido.

—... definitivamente, hemos hecho bien en venir. Tengo que hablar con Loke. No podemos tolerar que esta situación se nos escape de las manos. Entre Wezen, y ahora ella... ugh. Malas decisiones individuales pueden llevar a consecuencias muy graves para dos naciones enteras.

>> Erin. Si quieres descansar, hagámoslo ya. Por mi parte, seguiremos en cuanto estés preparada. A Kogyo, y de ahí a Hitoki.

Puedes regresar al mapamundi cuando desees.