de Inuyasha - Blood Lines

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Shezzi, 18 Agosto 2010.

  1.  
    Shezzi

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    Blood Lines

    Bueno, está historia la sigo escribiendo pero, conforme avanza la historia, no me está gustando mucho la trama. Aqui les dejo la sinópsis y el prólogo, para que se den una idea de lo que va a tratar. (Y si, continuaré con Lágrimas de Sangre.)
    ____________

    Blood lines – Sinopsis.

    Un destino del que no puedes escapar ni con la más temible muerte, ni con el más puro sentimiento…

    Ella lo único que deseaba era encajar por fin en la vida. Nunca llegó a imaginar que su futuro estaría escrito, en el que ella era la típica heroína que debía morir para salvar a sus seres queridos…

    ¿Porqué ella? Ella no pedía nada. No quería nada. Lo que recibe el día de su cumpleaños no la deja muy feliz que digamos.

    La vida es cruel, la vida apesta… la vida ya destina, no es vida.

    Un gran complot de vampiros que va tras ella ¡sin razón alguna!

    Un fantasma que lo único que desea es tener un amigo en el cual confiar.

    Una perla que decidirá el día que se desatará la peor batalla nunca antes existido en la faz de la Tierra.

    ¿Porqué nada puede tener un final feliz?

    Blood lines, una historia que te hará creer hasta en lo más superficial.

    ________________

    Prólogo


    La joven corría por entre los árboles, girando en varias direcciones para luego continuar con el camino que ya tenía en mente. El crujido de las hojas y su agitada respiración resonaban a lo largo del bosque…
    Paró en seco. Giró su cabeza de un lado a otro, solo lograba distinguir árboles y más árboles. Suspiró. Había logrado perderlos.

    Se dejó caer sobre las frías hojas del bosque, estaba tan feliz, por un momento llegó a pensar que este sería su fin. Finas lágrimas de felicidad caían precipitadamente por entre sus pómulos. ¡No la matarían! Rió por si quiera llegar a pensar en eso. Soltó una gran bocanada de aire, ya todo había pasado.

    - Te ves muy feliz.

    Se sobresaltó. Todos sus músculos se tensaron preparados para salir de nuevo corriendo de aquel lugar. ¿Cómo fue que creyó que todo sería tan fácil? Era una tonta. Levantó la cabeza para enfocar a la persona de quien era dueño de sus miedos.

    Soltó una exclamación. No había nadie, no había nada.

    Suspiró. Puede que solo haya sido su imaginación. Había pasado por mucho y ahora ya estaba perdiendo la cordura, era lógico.

    - No creías que te desharías de mí tan pronto ¿no?

    Gritó. Se levantó de un saltó para girar sobre los talones y quedar de frente a la persona que se encontraba a su espalda. No podía ser cierto, ¡no podía ser cierto!

    - Hola de nuevo Midoriko – sonrió maliciosamente.

    Su respiración se fue haciendo entrecortadamente, su corazón lo sentía desfallecer, sentía como toda la adrenalina corría insistentemente por sus venas. Él dio un paso más hacia ella, una sonrisa recorría su pálida piel, y sus ojos… sus ojos dorados la miraban intensamente. Era un vampiro.

    - Solo nos falta tu sangre para que el círculo haya desaparecido completamente. – dio otro paso. – Vamos seré rápido juro que no dolerá nada, solo no pelees y todo pasará rápido.

    Discretamente dirigió la mirada hacia su lado derecho y luego al izquierdo. No tenía escapatoria, la tenían rodeada. Sobre las cúpulas de los árboles yacían los vampiros novatos dispuestos a ayudar a su jefe cuando este diera la señal.

    Debía pensar en algo, y rápido, algo le decía que no tendría mucho tiempo.

    - No era necesario matar a todos los aldeanos. El objetivo éramos nosotros no ellos. – debía ganar tiempo, debía distraerlo.

    - Midoriko, no los podíamos dejar con vida, a parte… - sonrió - teníamos hambre y ellos se metieron en nuestro camino.

    Mientras el vampiro seguía con su explicación trato de ganar ese tiempo, juntando a su alrededor toda la energía que estuviera a su disposición, cerró los ojos absorbiéndola. Se encontraba débil y necesitaba toda la energía posible. Moriría, sí, pero ellos muy pronto lo harían.

    - Qué rayos es lo que estás haciendo – gritó el vampiro.

    Abrió los ojos encontrándose así un círculo de luz alrededor de ella. Sonrió. Todo estaba listo, podría salvar al mundo. Juntó sus palmas frente a ella y de nuevo cerró los ojos concentrándose en la energía de la Luz.

    Las pocas nubes que se encontraban en el cielo, se juntaron formando así una gran nube negra sobre sus cabezas, el viento cambió radicalmente de dirección haciendo inclinarse constantemente las cúpulas de los árboles. El viento lloraba al momento de su impacto con la corteza los árboles, las nubes rugían al momento de la unión entre sus hermanas, los vampiros salieron al momento que comprendieron lo que estaba a punto de suceder.

    - ¡Perra, no servirá de nada – vociferó el vampiro por entre todo el ruido. – solo agotarás tu energía y morirás!
    - ¡Ya no hay marcha atrás!

    Dentro del círculo de luz un pergamino antiguo y desgastado se materializó bajo sus pies. Una gran aura dorada lo rodeaba. Abrió los ojos, levantó las manos a lo alto y gritó a todo pulmón:

    “La oscuridad romperá el equilibrio impuesto en la Tierra,
    La Luz extinguirá llevando consigo lo anhelos grabados en el Olimpo.
    La Blanca será llamada a la luz,
    Combatiendo a Lucifer en cuerpo y alma, extinguiendo la oscuridad que se robó la paz.
    Cuando la esfera muestre su pureza será el día,
    Reflejando la luz de la luna en su punto muerto, despertará.
    ¡Oh, La Blanca, de belleza extraordinaria, de luz menguante en su alma,
    De estrellas infinitas en su ser..!
    La oscuridad seducirá, ver con el alma y no con los ojos,
    Para poder ganar así esta batalla sin fin,
    Entre la Luz, y la Oscuridad.”

    Todo fue escrito en el papel, letras de sangre yacían sobre él, la profecía estaba dictada ya con ello el destino del cual no se podría escapar.

    - ¿Ya has terminado de hacer tu teatrito? – preguntó tranquilamente el vampiro.

    Bajó los brazos y con ello el pergamino desapareció, dejando en su lugar un inquietante frio y la tranquilidad del viento otra vez.

    Asintió con la cabeza.

    En menos de un segundo el vampiro se encontraba frente a ella, poniendo una mano sobre su cuello, cerrándolo un poco, preparando el golpe final.

    - Buenas noches, Midoriko. – y cerró por completo la mano.
     
  2.  
    Fernandha

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    Re: Blood Lines

    Wow Jessy estuvo increible, quiero el capitulo uno ya. Blood Lines se ve interesante.
    Como no se espera ser así ñ_______ñU si todo lo que escribes es genial.
    Vos si tienes un don...
    Adiós
    Jessy.
     
  3.  
    Shezzi

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    Re: Blood Lines

    Gracias Fer, Aqui dejo el primer capítulo.
    1

    Despertar


    - Hoy es el gran día.

    - ¿En mí cumpleaños?

    Asintió con la cabeza.

    - ¿Qué mejor día para entrar al grupo que el día de tu cumpleaños?

    Vaciló un poco, después de unos segundos de silencio asintió levemente con la cabeza.

    - Está bien, es solo que… - dejó que la frase se la llevase el viento, después de un momento movió bruscamente la cabeza tratando de borrar lo que había dicho. - No es nada, olvídalo.

    Su acompañante le regaló una mirada arrogante. Dejó que el silencio se prolongara entre ellas mientras una media sonrisa recorría su rostro.

    - Kagome, ¿Tienes miedo? – sonrió aun más.

    Kagome desvió la mirada. No quería aceptarlo pero… ¿Por qué negarlo?
    Tenía miedo, si, pero también tenía valentía.

    Suspiró.

    - Lo acepto, me has descubierto. – levantó las manos en son de paz. – Tengo miedo. – afirmó.

    - Descuida convenceré al grupo de que te pongan una prueba fácil. – le dio unas palmadas en la espalda. – No tengas miedo, vas a ver que cuando menos te lo esperes ya estarás en el equipo.

    Debía aceptarlo, se dijo, no todos en el grupo eran malos.

    …:::..::.::..:::…


    La luna se encontraba en su punto medio, llena de su mística luz blanca, reflejando todo cuanto se encontraba bajo ella, cubriéndolo con su pasivo manto de silencio. Una estrella, situada a la derecha de la Osa Mayor, relucía sobre las otras: su tamaño era mayor a las otras estrellas, su brillo era más fuerte que el de la misma luna, su color… su color no tenía nada que ver con cualquier estrella… esta se encontraba teñida de rojo.

    - Es aquí. – Dijo con una gran tranquilidad la chica de ojos azules.

    - ¿Aquí? – preguntó Kagome mirando lo que se situaba frente a ellos.

    Frente a ellos, una casa que alguna vez fue una fina mansión, yacía abandonada en sus aposentos. Unas altas rejas, impedían el paso a la mansión, cerradas con un oxidado candado. Los ventanales yacían cubiertos con pedazos de madera al igual que la puerta principal junto con unos cuantos rayones de aerosol. El jardín frontal daba la impresión de nunca haber sido podado, hierbas crecidas a gran tamaño yacían frente a la casa y una fuente en el centro, con una imponente escultura de un cisne, llena de polvo y rota de un ala.

    Pasó saliva.

    - ¿Qué es lo que tengo qué hacer?

    Observó fijamente a las cinco personas que tenía frente a ella. Todas ellas se juntaron, formando un círculo entre ellos, hablaron por unos cuantos minutos y poco a poco se separaron para quedar de nuevo frente a ella.

    - Descuida es algo fácil. – dijo una chica en tono tranquilizante, dando un paso más que los demás.

    - Evelin. – dijo como una advertencia un joven de grandes ojos azules. –
    Hazle el favor a todos de callarte.

    Los cinco comenzaron a hablar al mismo tiempo estando de acuerdo con el oji-azul. Una chica rubia dio un paso al frente, sin mostrar ningún semblante en su cara, se giró a sus compañeros y les ordenó callarse. De nuevo reinó el silencio. La chica giró sobre los talones y quedó frente a Kagome, la observo detenidamente por un tiempo y luego sonrió maliciosamente.

    - Descuida Kag, es algo fácil, porque somos amigas ¿cierto? – Dijo en un tono inocente. – Y las amigas siempre quieren lo mejor para sus seres queridos. – sofocó una risa y continuó. – Sólo necesitamos que entres ahí. – señaló en dirección a la mansión. – y traigas algo de valor, pero, ten cuidado con el fantasma, querida. Me han dicho que si no le caes bien… no vuelves a salir.

    Todos rieron al ver la cara de desconcierto de Kagome, ella desvió la mirada y se sonrojó levemente.

    - Está bien, lo haré.

    Poco a poco las risas se disiparon, la miraron fijamente y asintieron.

    - Oh, Kagome, y no se te olvide por qué estás haciendo esto.

    No, no lo haría, pensó.

    Asintió y camino hacia las imponentes rejas. Observó las probabilidades que tenía: Uno, podría romper el candado y así pasar tranquilamente hacia la mansión, aunque eso le llevaría algo de tiempo, o dos, trepar por la reja y dejarle lo demás a su buena coordinación.

    Tomando en cuenta que no contaba con mucho tiempo se decidió por la segunda opción. Giró un poco la cabeza y vislumbró a los que muy pronto podría llamar amigos. Todos ellos la miraban insistentemente, incitándola a seguir, ella les sostuvo la mirada por un momento y luego asintió.
    Localizó varios orificios con los que podría impulsarse, después de un momento de vacilación suspiró y escaló la cerca.

    …:::..::.::..:::…


    Dos uñas rotas. El saldo que pagó al quitar las tablas de madera de uno de los ventanales. Fue la única ventana que no se encontraba a gran altura. Al pasar la cerca recorrió todo el perímetro que rodeaba la casa, debía encontrar una entrada fácil al igual que una salida por si algo no salía bien. Y Voilá, la ventana que tenía frente a ella era grande, estaba a su alcance y las maderas estaban podridas.

    Nunca se detuvo a pensar qué es lo que lo que encontraría dentro. ¿Un gran tesoro escondido esperando por ella? ¿O un gran nido de arañas come humanos? ¿Quizá fantasmas…?

    Colocó las dos manos en el marco de la ventana, poniendo el pie derecho en el inicio del ventanal, apoyando todo su peso en ese punto e impulsándose dentro. Nunca se le ocurrió revisar qué se encontraría en su camino, al momento de pasar a través de la ventana una mesa se encontraba frente a ella, trato de esquivarla impulsando su cuerpo hacia el lado contrario ocasionando el descontrol de su cuerpo y el impacto de este en el suelo.

    Juró una y otra vez, realizó una nota mental de nunca más interponerse en el camino de una mesa, el final nunca era muy bonito. Suspiró agotada. Se levantó lentamente, sacudió sus jeans y por primera vez levantó la vista observando la mansión.

    Si su sentido de orientación no le fallaba podría asegurar que se encontraba en la sala de estar. Las figuras de muebles cubiertos por mantas blancas fue lo primero que vislumbró, seguido de una mesa rectangular en el centro de la sala, esta sin una sola manta, a cambio, una espesa manta de polvo yacía sobre ella. Un cuadro de grandes dimensiones y tosco, yacía recargado sobre uno de los muebles. Kagome caminó hasta situarse frente a este y con un movimiento rápido quitó la manta blanca.

    Una señora joven, yacía pintada sobre el cuadro; sentada en una silla de madera pura, con los dos brazos cruzados sobre el regazo. Kagome observó el retrato de hito en hito, sin perderse ni un solo detalle, camino hasta tocarla con la yema de los dedos, recorrió la cara hasta donde sus dedos fueron llevados: a una esfera trasparente como collar. Levantó bruscamente la mirada hasta posarse sobre los ojos esmeraldas de la señora del retrato, le eran tan conocidos, le eran tan comunes y el cabello azabache, ese cabello que tanto tiempo lo había visto…

    ¡No podía ser cierto! Retrocedió varios pasos aún desconcertada, su pierna izquierda topó con uno de los muchos muebles ocasionando el desequilibrio de sí misma, cayendo sobre el sillón con el que, hace un momento, había chocado. Una gran masa de polvo se levantó a pleno vuelo con su llegada.

    Era su abuela.

    Llevó las dos manos hacia su cabeza, haciendo presión para poder calmar el intenso dolor que estaba creciendo en su cabeza. ¿Qué rayos hacia su abuela ahí? ¿Qué tenía que ver con la casa? ¿Qué era lo que estaba pasando?

    Y sucedió.

    No quería saber lo que estaba sucediendo, no debía saber lo que estaba pasando, pero, le era imposible pasar desapercibido lo que se estaba suscitando a su alrededor. Los pocos cuadros colocados en las paredes, salieron volando bruscamente de su lugar, girando en el centro de la sala seguido por las mantas y hojas que se encontraban en el camino del mini tornado.

    Kagome levantó la cabeza y se centro en el extraño tornado que tenía frente a ella, y actuó por instinto: realmente busco una mesa pero para su mala suerte lo que más la cubría era una mesa pequeña de madera, sin pensarlo dos veces se tiró bajo ella, cubrió su cabeza con sus brazos, y esperó a que esa pesadilla acabara…

    Y cuando pensaba que todo se estaba calmando de nuevo, tenían que venir ellas. Todo empezó con unos cuantos susurros lejanos… mencionando palabras incomprensibles. De un momento a otro las cosas que aún quedaban girando en el aire, cayeron, sin más ni menos. Y ahí fue cuando todo empeoró y deseó por primera vez nunca haber salido de casa. Los susurros que hace unos segundos eran apenas perceptibles, de un momento a otro se habían convertido en gritos… en lamentos… en sollozos

    ¡Ayúdanos… Sálvanos…Ven con nosotros…!

    Se acerca la hora… morirás…

    - ¡Ya cállense! – apretó las manos contra sus oídos. - ¡Cállense, cállense…!

    No puedes escapar de él…

    … Sabes que te encontrará…

    Se precipitó bruscamente fuera de la mesa, girando de un lado a otro buscando una escapatoria, buscando su salida… y realmente en más de cinco años… sintió miedo.

    Todo a su alrededor estaba llenó de extrañas figuras. Caras salían de la nada para pasar frente a ella y desaparecer a lo largo del trayecto… figuras de personas gimiendo…sollozando…

    Todas esas eran almas, personas que no cumplieron su destino en vida, ahora sufrían desterrados del cielo para vagar libremente sobre la Tierra… para siempre. Y ahora misteriosamente la buscaban a ella ¿Porqué el karma nunca la dejaba?

    Su corazón… lo sentía desfallecer, latía desbocadamente mientras corría por entre sus venas adrenalina, adrenalina preparada para hacerla correr como nunca antes…

    …Cuando la litera por el torbellino se vuelque,

    Los rostros cubiertos por sus capas y

    La palabra por las gentes nuevas vejadas,

    Entonces blancos y rojos juzgarán al revés…


    Todos ellos recitaron en unísono, con una voz de ultratumba, con un gélido acento, con una gran determinación que estaba segura que casi les creía.
    Casi.

    Ya no podía, ya no aguantaba, todas esas figuras deformes… gritando, llorando, suplicando… era demasiado. Las lágrimas se abrieron paso por entre sus párpados, dejando el rastro por donde pasaban para luego caer con un golpe sordo en el suelo.

    - ¡Por favor…! – suplicó mientras sus rodillas no podían más y colapsaban. – Por favor… - susurró.

    Y fue ahí cuando por primera vez estuvo feliz de desmayarse.

    …:::..::.::..:::…


    Corría. No sabía en donde se encontraba. De lo único que estaba segura era que debía correr y escapar. Árboles y más árboles, no podía ver más allá de sus manos, y era aterrador. Sus pulmones escocían con cada inhalación de aire, pero no debía parar. Lágrimas de desesperación caían sin cesar de su cara hacia las hojas secas bajo sus pies. ¡Ella nunca había querido eso en su
    vida!

    Una extraña figura pasó como una exhalación a su lado para situarse frente a ella y hacerla parar bruscamente.

    - Ya casi es hora… - susurró con voz ronca la figura.

    - ¡Déjame en paz! – Suplicó.

    La figura dejó salir una pequeña risa.

    - Y esto apenas ha comenzado.

    Abrió los ojos.

    Se levantó bruscamente para dar paso a un gran mareo. Llevó sus manos a su cara y las recorrió por todo su rostro, así siguieron sus piernas y brazos. Nada. No tenía ningún raspón, moretón, o cualquier indicio de dolor. No sentía absolutamente nada más el cansancio cerrando de nuevo sus párpados.

    Frunció el ceño al darse cuenta que estaba en su cuarto. ¿Cómo rayos había llegado a su recámara? Lo único que alcanzaba recordar vagamente eran espectros, fantasmas, que le suplican y hablaban…

    Se estremeció al recordar aquello.

    Cerró por un momento los ojos, suspiró varias veces para poner en orden sus pensamientos. Pero… ¿cómo había llegado a casa?

    Desenredó la cobija de sus piernas y salió de la cama para dirigirse a la puerta. El pasillo se veía tranquilo, un solo rayo de luz alumbraba el pasillo, y si estaba en lo correcto provenía de la cocina. A paso lento se dirigió a la cocina, haciendo el menor ruido posible, se pegó a la pared y trató de imitar las tantas veces que había visto actuar a James Bond. Paró. Giró la cabeza de un lado a otro, revisando su perímetro, al ver todo igual continuó con su camino.

    Carraspeó.

    Esperen… ella no había carraspeado. ¿Pero qué…? Volvió un poco la cabeza.

    - ¿Mamá?

    - Mhmmjum.

    - ¿Qué haces despierta?

    - Kagome, dime qué fue lo que pasó. – Se cruzó de brazos.

    - ¿Lo…? ¿Lo que pasó? Ahmm…

    Fijó la mirada sobre aquel suelo de mármol en que estaba parada. Cómo le gustaría poder ser un simple suelo. Así nadie la regañaría o preguntaría algo aunque… ser pisoteado, y toda esa suciedad… mejor retiraba lo dicho.

    Después de un momento de incómodo silencio, se armó de valor, y de nuevo levantó la mirada para encarar a su madre. Y todo ese valor decayó así como vino. Su madre se veía tan preocupada, sus ojos mostraban tanto miedo en su interior, su cara estaba tensa y más pálida de lo normal, y tras ella había una serie de maletas. ¿Quién se iba?

    - ¿Mamá que tienes? – preguntó. - ¿Estás bien?

    - Kagome… - Cerró los ojos por un momento. – Descuida, ya no importa lo que pasó o no pasó… - Respiró varias veces y abrió los ojos. – nos iremos Kag.

    - Nos iremos… - repitió las palabras lentamente.

    - Tenemos que irnos, aún no encuentro trabajo y la renta no se paga por sí sola. – Una media sonrisa se extendió por su rostro. – Iremos por un tiempo con tu abuela.

    Abuela. Hace años que no la veía. Habían tenido que mudarse hace tiempo y esa fue la última vez que la vio. Hace siete años en una víspera de navidad.
    Hace siete años cuando su familia estaba completa. Cuando todo era feliz.
    Suspiró.

    - Bueno, creo que esta es la parte en la que digo “¡Claro mamá iré a hacer mis maletas!” – Dirigió su mirada a las maletas que se encontraban en el suelo. – Pero creo que ya te adelantaste.

    Su madre sonrió.

    - ¿Eso quiere decir un sí?

    - En realidad madre eso quiere decir: No.Tengo.Otra.Opción – Dijo realizando varias pausas entre las palabras.

    - Tienes tiempo para tomar una ducha, nos iremos al amanecer.

    Soltó un sonoro y agotador suspiro para así dar la vuelta y regresar de nuevo paso a paso en dirección a su habitación.

    Su madre esperó a que Kagome se alejara un poco más, dirigió su mano hacia la bolsa que traía colgando en el hombro y de ella sacó una perla totalmente transparente o bueno, casi transparente, su centro estaba empezando a decolorarse en extraño tono de negro.

    - Todo está pasando tan rápido… - susurró - … y en tan poco tiempo.
    Kagome llegó al final del pasillo para así poder dar vuelta hacia su habitación, pero fue ahí cuando recordó su pregunta inicial… ¿Cómo rayos había llegado a casa?

    Con un gruñido giró sobre los talones y se centro en la figura de su madre, quien extrañamente, seguía en el mismo lugar en el que la había dejado. La observo por un tiempo inquisitivamente, su madre abrió el bolso y metió algo, frunció el ceño para poder lograr ver que era fue ahí cuando su madre se enderezó y fijó su vista en Kagome.

    - ¡Kagome! ¡Por Dios, casi me matas de un susto! – Dirigió su mano hacia su corazón para poder tranquilizarlo.

    - ¿Qué era eso? – entrecerró los ojos mientras observaba con detenimiento el bolso.

    - ¿Qué era qué? – Respondió tranquilamente su madre.

    - Tú sabes, eso que acabas de guardar… ahmm la cosa. – Le dirigió una mirada astuta. – Ándale dime – realizó un mohín.

    Su madre suspiró.

    - Kagome ya estás muy grandecita como para que te andes con tus pucheros.

    - ¿Yo? Pero… esque… tú… Aghh. – se cruzó de brazos. - ¿Cómo llegué a casa?

    Esperó a que su madre respondiera mientras se entretenía viendo las caras de su madre, sus cejas se elevaron que podría jurar que casi se escondían dentro de su cuero cabelludo.

    - ¿No lo recuerdas?

    - ¿Crees que si lo recordara estaría preguntando? – ironizó.

    - Te trajeron tus amigos. – respondió, ignorando totalmente la pregunta de Kagome.

    Cerró los ojos por un momento. Tanto que había luchado por pertenecer al grupo popular de su escuela para nada, todo lo que tuvo que pasar, sentir, llorar… ahora todo estaba perdido. Ya estaba más que dicho, estaba completamente fuera del grupo.

    Suspiró y abrió los ojos.

    - Ahmm… creo que iré a tomar una ducha. – Giró y de nuevo retomo su camino hacia su recámara.

    El silencio volvió a reinar. El único sonido presente en ese momento era el de su constante paso y su respiración lenta y acompasada.

    - ¿Kagome?

    - ¿Mmhm? – siguió caminando, llegando de nuevo al final del pasillo dando vuelta para dirigirse a su recámara, bueno su muy pronto no-recámara.

    - Feliz Cumpleaños

    Sofocó una risa antes de entrar a su recámara, a partir de ahora tener diecisiete años no sería para nada bonito.
     
  4.  
    Kourei

    Kourei Acosando a Gray-sama (kagome-chan) ;D

    Tauro
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    Re: Blood Lines

    Muy interesante la hgistoria pero te recomiendo editar el post ya que esta muy pegada la letra, es pequeña y molesta e irrita leerlo asi. Ademas comienzas con un guion la historia y eso no debe ser, introduce algo de narración antes del guión por favor. Por lo demas me gusta la historia, pobre Kagome...
     
  5.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Re: Blood Lines

    Wow Jessy estuvo increible Os pagaras por no avisarme del primer Capi ¡HE! xD
    Na mentira, escribes fenomenal, Blood Lines es la mejor historia que haz escrito. Como dijo Izaoyi Sama muy buena la historia..., y nuevamente como en el Post anterior, pobre Kagome.
    Hm...mas te vale continuar làgrimas de sangre
    hasta en tonces biie
    Attt: Fer-chan
     

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