The Big Bang Theory [Big Bang Theory] La evolución confusa

Hola a todos, este es un tema creado para la Actividad: " Something is Happening" organizado por Kai Stavros. Cualquier comentario o sugerencia siempre será bien recibido. Espero que les agrade.

La Evolución Confusa​

Los hechos de la vida siempre le resultaron curiosos, para un ser humano tan complejo como él, saberse en algunas situaciones le generaba demasiadas preguntas difíciles de contestar. El ser un niño que debió crecer solo al cuidado de su madre le trajo ciertos temores y complejos de los que no sabía cómo liberarse del todo.

Ahora que lo pensaba, la vida sí que era curiosa… Difícilmente entendía cómo fue posible que alguien se enamorase de alguien como él, un ser humano para el que la socialización fue siempre el mayor de sus problemas y en especial, el poder relacionarse con una chica de manera adecuada. Y entonces vino a su memoria los miles de recuerdos de citas fallidas y chicas que abofetearon su rostro debido a uno de sus comentarios un tanto subidos de tono o por el simple hecho de intentar hablarle. Las burlas de los chicos y chicas de la preparatoria, incluso las burlas de sus propios amigos. Principalmente los, a veces, despectivos comentarios de Sheldon al referirse a él como: el único del círculo en no poseer un doctorado… “Acaso nunca podía cerrar la boca”

Mientras veían en la televisión, por millonésima vez, uno de sus amados capítulos de Star Treck, su mente divagó en la idea de algo que, aunque en tras ocasiones había contemplado, solo ahora le parecía suficientemente racional como para llevar a cabo. Debía ser diferente, salir, bailar, conocer una linda chica, y no solo como la vez que junto a Rash fingieron ser góticos o como la relación de amigos con derechos que mantuvo con Leslie, no, esta vez debía ser diferente. Uno nuevo Howard, uno libre de disfraces friki de Star Treck, o Avengers, uno libre de los constantes gritos de su madre o las noches de videojuegos.

Mientras más lo pensaba, más se planteaba la idea de agarrar maletas y escapar lejos de todo… Europa quizás.

Cualquiera que lo conociera diría que algo de tal magnitud sería imposible para él pero… Ahora no era él precisamente, o al menos él no lo sentía así. En realidad, estaba cansado. Cansado de ser objeto de burlas y humillaciones, de quejas y sugerencias. Cansado de…

— ¡Howard! —le gritaron de pronto. La voz agrietada y pesada de su madre le sumo otro tanto en su copa de estrés. Frunciendo el ceño, se levantó torpemente de la cama y camino hacia la puerta. Sentía tantos deseos de gritar, aún así, tomó un tanto de aire antes de atreverse a pronunciar palabra. No era el momento, en vez de ello, volviendo sobre sus pasos se dirigió a su almario y tras tomar una muda de ropa y su billetera, salió a hurtadillas de casa sin prestarle la más mínima atención a los constantes gritos de su madre.

Apenas amanecía y su mentalidad parecía haber dado un giro de 180°, al cruzar la puerta de su casa y subir a su motoneta, él ya era otra persona.

Dispuesto a romper sus propios límites se dirigió a uno de los tantos centros de moda de la ciudad y cual adolescente emocionada, se dedicó a buscar entre las tantas tiendas; un atuendo que estuviese de acuerdo con su nueva personalidad.

Unos jeans de color negro, una camiseta casual y una chaqueta de mezclilla. Un nuevo peinado y un reloj de marca. Eso era todo.

Sin embargo, ni bien puso un pie fuera del centro comercial, la misma y extraña suerte de siempre le volvió a jugar una mala pasada, ya que, a solo unos metros de allí, un par de malvivientes lo acorralaron y, dada su mala condición física, no fue problema para los truhanes conseguir todo el contenido de su billetera.

La frustración de la situación no le impidió desistir de su objetivo principal: ser otra persona. Mientras los asaltantes se perdían en el callejón, los miró rabioso y grito por lo bajo:

— ¡Sigan corriendo, desgraciados! ¡A no ser que quieran su merecido!

Montando en su moto, se alejó del lugar y se dirigió al departamento del único amigo que podría ayudarlo en aquel momento: Rash.

Se imaginarán la sorpresa del moreno al descubrir en la puerta del apartamento a aquel sujeto tan diferente invitándolo a una tarde y noche de diversión desenfrenada. Sin embargo, tras pensárselo un momento, llegó a la conclusión de que, tal vez, su amigo finalmente había tomado una resolución adecuada para variar y que no perdía nada con intentar, una vez más, abandonar su soledad y conseguir una chica.

A bordo de la motoneta, ambos recorrieron la ciudad al puro estilo casanova, uno tanto curioso claro está. Fue solo, tras las negativas y burlas de algunas chicas que ambos llegaron a la conclusión de que el transporte no era el adecuado. Así que, a cuenta de Rash, alquilaron un mercedes y volvieron al ataque.

El día aún era joven.

Sin embargo, antes de salir en busca de chicas, había un lugar más que visitar: el apartamento de Leonard y Sheldon.

…………

— ¿Pero que diablos? —Exclamó Penny, al ver el nuevo look de Howard, en toda su alocada vida jamás imaginó que algo así fuera posible, incluso dejó caer su plato de comida china en cuento Rash y Howard ingresaron al apartamento.

El único que parecía actuar con normalidad era Sheldon, quién, como era su costumbre, se limitó a decir el cambió es parte de la evolución natural y que Howard ya se había tardado en evolucionar. Qué a ese paso, le llevaría por lo menos 50 años más llegar al nivel de superioridad en el que estaba Sheldon.

— Y bien —continuó Howard, ignorando por completo el comentario de Sheldon—, ¿vienes con nosotros o no? —preguntó refiriéndose a Leonard.

— Me encantaría pero, tengo que llevar a Sheldon a la tienda de historietas, al parecer Stuart había traído comics nuevos y…

— ¡Comics nuevos! —gritaron Howard y Rash al unísono provocándole una ligera sonrisa a Penny.

— ¿Cómo no nos avisaron? —cuestionó Howard un tanto molesto.

— Quisimos hacerlo pero ninguno respondía el celular—se defendió Leonard.

— … —el recuerdo del asaltó bastó para silenciarlo.

— Bueno, entonces, nos vamos —replicó Sheldon con tono aburrido—, si seguimos dando explicaciones, no podré ver cuando Stuart abra el paquete de comics y no podré percibir el olor a comic nuevo.

Los cuatro chicos suspiraron al recordar la sensación.

“Comic nuevo” “Comic nuevo”… repetía la mente de Howard una y otra vez, la idea de que todo era una locura lo embargó por segunda vez ese día, al ver el rostro alegre de sus amigo y la sonrisa de resignación de la joven rubia, Howard comprendió que su pequeña aventura debía llegar a su fin, el cariño y aventuras con sus amigos pesaron más para él que una noche de aventura con una desconocida. Tras dar un respiro y quitarse la chaqueta, el joven se unió a la emoción de sus amigos diciendo:

— Entonces, nos vamos.

— ¿Vendrás con nosotros? —le preguntó Leonard notoriamente confundido.

— Como podría perderme una tarde de comics con mis queridos amigos.

La rubia sonrió alegremente al ver a los chicos dirigirse hacia la puerta tras despedirse de ella y perderse en las escaleras comentando sobre aquellas cosas que a ella tanto le confundían.

— Sabía que volvería —se dijo resignada y alegre—, de todas formas, más vale pervertido conocido que casanova por conocer.