Se sumergió tanto en la lectura que terminó parpadeando levemente con pesadez, posando uno de los tantos separadores dentro del capítulo cinco, al verlos que se encontraban organizados perfectamente sobre la mesa para hacer uso de ellos. Dejó el libro en la lisa superficie y sujetó su chaqueta al levantarse del asiento. Había más gente presente de lo que recordaba. Y eso que creía que un club como lo era el de lectura sería conformado por tres personas a lo sumo, qué fastidio. Salió por la puerta con la prenda de cuero sobre su hombro derecho sin interés de identificar a Violet en el sitio, a fin de cuentas había logrado dejarla atrás.
Suspiró, encogiéndose de hombros al escuchar que la chica simplemente decidía lanzarse a la boca de los lobos por voluntad propia. Estaba luchando contra Bleke Middel por la presidencia, aparentemente. Qué jodida idiota. No iba a decírselo claro, aunque no es que le importara decirle esas cosas en la cara a nadie, pero ciertamente no venía al caso y en su defecto era solo su opinión. Además, si no fallaba la lectura que había hecho de Suzumiya, si se parecía tanto a Jez como aparentaba, entonces la maldita tonta buscaba arreglar su desastre confesando su pecado. La vida no siempre funcionaba así de fácil. No era que lo supiera de primera mano por haber tenido una vida jodida, si era un maldito niño de papá y mamá. Él, el rey de los injustos, lo tenía bastante claro porque era quien cometía las injusticias que impedían que la vida fluyera con la facilidad que podría hacerlo. Si él estuviese en el lugar de Bleke, ¿usaría esa información en contra de Konoe? Sin dudar siquiera, sin detenerse en miramientos ni cosas innecesarias. Mordería en el cuello que acababa de exponer su víctima y le reventaría la yugular. La ventaja era, sin embargo, que él no estaba en esa posición ni lo estaría nunca, y con todo quería confiar en que una amiga de Jez no fuese a hacer un movimiento tan bajo como ese, digno de las bestias del Inframundo. Aunque no estaba demasiado seguro de qué pensar de la helada Bleke Middel y su castillo de papel maldito. No lograba detectar los hilos y a qué estaban unidos. Cuando Suzumiya volvió a mirarlo y le informó donde los esperaría se limitó a asentir con la cabeza. Lo que sí lo sacó de base fueron las palabras de Mamiya, dirigidas a él expresamente. Pareces un buen chico. Soltó una risa ronca. ¿Estaba segura de eso? Porque seguía llamándolo como una planta tóxica, con la capacidad de detener un corazón no en el sentido romántico de la expresión, florecida en pleno invierno. Maldita sea, ¿por qué tenía tantos datos inservibles en la cabeza? Frunció el ceño, contrariado. Cuídala. ¿Qué mierda? ¿Desde cuándo a él le correspondía eso? No, de hecho le correspondía. Ya no había vuelta atrás, Suzumiya los había aceptado como amigos, a él y a Jez, pero al final era él, su reflejo, el que saltaba buscando sacarla de las aguas lodosas. Lo que se ganaba por meterse donde no lo llamaban. Se levantó de su asiento, sin haberse molestado en seguir a Gotho con la vista cuando este se retiró, tomó las cosas de Jez y dejó la biblioteca. Le hubiese dicho a Middel que los acompañara si quería, sabiendo que eso era lo que haría Jez, pero ciertamente sonaba como una estupidez teniendo en cuenta que ahora sabía el contexto en el que se movían ambas chicas. Mientras salía lo recordó, el nombre inglés de la Brugmansia. Angel's Trumpet. Trompeta de ángel. Rio, una risa apagada y sin gracia. Las chicas habían sido siempre de lo más incomprensibles.
Alzó la vista de su libro, fijándola en un punto inespecífico de la biblioteca, cuando volvió a oír su nombre, esta vez en boca de Suzumiya. Soltó el aire lentamente y se volvió hacia ella, seria. Sus ojos de hielo la observaron imperturbable mientras aquella niña... ¿qué? ¿Confesaba sus pecados? Qué mosquita muerta. —Suzumiya-senpai. —Su voz adquirió la firmeza necesaria para oírse clara y limpia, a pesar del ruido de la silla arrastrándose por el suelo al incorporarse—. Si realmente vives de acuerdo a las consecuencias de tus actos, ¿cuál es el punto de mostrarte frente a quien puede usarlo en tu contra, pero no frente a quienes deseas representar? Se detuvo frente a ella y la vio fijamente. No había siquiera una sombra de sonrisa en su rostro, esa que solía portar y que le permitía, dentro de todo, transmitir cierta suavidad y amabilidad. No era hostil, sin embargo, no en el sentido invasivo. Sólo era... frío. Absolutamente frío. ¿Qué pretendía conseguir? Además, ¿ir a una fiesta y embriagarse? Por favor, ¿cuál era el pecado de eso? Sonrió. Sabía perfectamente lo que atormentaba la consciencia de Konoe; eran, después de todo, las razones por las cuales ella misma no había ido a esa fiesta. No necesitaba más de dos neuronas funcionales para atar los cabos. Había ido a la fiesta de Joey, ¿verdad? Esa de la azotea, donde traspasaron propiedad privada y desafiaron suficiente a la institución como para ganarse una expulsión si eran descubiertos. Aquella chica íntegra, ansiando la presidencia, se había dejado llevar y había pecado pero, a la hora de confesarse, ¿qué fue lo que dijo? "Dar la cara y vivir acorde a las consecuencias", ¿no? Qué gran hipócrita. —Sin embargo, te aconsejo tranquilidad, senpai. ¿Cuál es el pecado de ir a una fiesta ordinaria y beber algo de alcohol? Ni siquiera yo podría arrojar la primera piedra. Somos jóvenes, al fin y al cabo. —Se acomodó el cabello detrás de la oreja y ladeó apenas la cabeza—. Agradezco, de todos modos, tu franca honestidad. Me alegra saber que hay en la Academia personas con la integridad suficiente para preocuparse por detalles tan nimios, aunque realmente no sea necesario. La intención es lo que cuenta. Les agradecía por oír esa sarta de mierda y se retiraba como un mártir. Tan sólo había que verla. En verdad le daba igual lo que Suzumiya Konoe hiciera de su vida, si decidía incumplir el reglamento o no, si sus intenciones eran honestas o no. Le daba igual porque eran adolescentes, eran humanos y Bleke sabía perfectamente que ella no era normal. No era joven, ni era adolescente, ni sufría de los impulsos con los cuales solían lidiar día a día. ¿Por qué Suzumiya Konoe había ido a esa fiesta? No tenía idea, y estaba segura que no podría entenderlo. En definitiva le daba igual, y no encontraba sentido alguno en levantar los cimientos de su campaña sobre los pecados de los rivales. Era funesto. La vio irse sin mover un músculo, con Sonnen pisándole los talones. Eso debía significar que también había conseguido hacerse amiga de Jez. Cuánto podían revolverse las cosas en una simple noche, ¿verdad? Ophelia saltó de su lugar como un resorte, llamándola, pero se interrumpió a media palabra y, al parecer, se rindió. ¿Por qué? No tenía idea. La castaña suspiró, le sonrió y se marchó. Bleke se llevó una mano al cabello, aplastándolo ligeramente, y decidió salir un momento de la biblioteca. Las palabras de su prima aún le latían en los oídos y las agujas, las malditas agujas, quitándole el aire. Jenkin colapsó de nuevo ayer por la tarde. Mentira. Había sido una puta mentira que ya lo sabía. Tenía una llamada que hacer. Alzó las cejas al identificar el nombre de la obra en la portada del libro y asintió. —Oh, sí, ya me lo leí. Hace unos dos años, creo. No recuerdo mucho, podría volver a leerlo. Su atención había virado momentáneamente hacia la trifulca que parecía haberse armado al otro lado de la mesa, aunque no entendía nada y tampoco le importaba. Se volvió hacia Kashya. —Aye, es mi primer día. Estaba de viaje y no pude asistir antes, porque mi viejo vive en Escocia y bla, bla, bla. —Había hecho la seña con la mano, como de un títere parlante, y sonrió algo divertida—. En fin, que me interesaba unirme al club de lectura. ¿Es este, por cierto? Nadie me respondió, ahora que lo pienso.
Kashya Thornton Asentí con la cabeza. —Oficialmente estamos yo y las otras dos chicas de pelo blanco que se acaban de ir: Jezebel y Bleke —respondí, observando entonces como la última que había mencionado salía de la biblioteca. Jez había dicho que iría a la cafetería a almorzar, ¿pero qué le había pasado a Bleke? Parecía perturbada. Uhm... >>También está la presidenta, pero a veces no viene. Aún así, puedes unirte sin problemas, sí. Nos reunimos en los descansos y, sobre todo, después de clase.
Pero bueno, ¿se habían quedado solas? ¿Cómo había ocurrido eso, luego de semejante reunión? Parecía un día agitado para la mayoría pero ella andaba de lo más tranquilita, con su más reciente descubrimiento. Su doppelgänger. Luego de echar un vistazo alrededor para comprobar que efectivamente estaban solas, comenzó a balancear una pierna sobre la otra, divertida, y su mano viajó hasta el cabello de Kashya. Jugueteó un par de segundos con un mechón, enroscándolo y dejándolo ir, y luego lo acomodó tras su oreja. —Bonito pelo, Kashya —murmuró, sedosa—. ¿Usas algún shampoo especial? Es tan suave~ Sonrió con cierta intención y sus ojos opacos se entornaron, recostando el rostro una vez más sobre su palma. Sus nudillos rozaron apenas la mejilla pálida de Kashya. —Tu piel también~ Contenido oculto jelp Morgan es un peligro sin testigos save Kashya
Kashya Thornton Tras decirle aquella información, me giré para centrarme en mi libro pero en aquella ocasión para colocar el marca páginas y cerrarlo, asumiendo que no podría concentrarme en acabarlo dada la situación. Fue cuando volví a girarme hacia ella que sentí sus dedos entre mi pelo y mi vista se dirigió hacia esa misma zona, observando sus movimientos, hasta que sentí los nudillos sobre mi mejilla y volví a mirarla, inclinando la cabeza ligeramente hacia el lado de su mano. —Nada en especial, no. Sin apartar mi vista de ella, levanté entonces mi mano para poder tocar la suya, la que estaba aún en contacto con mi mejilla. >>Mhm. La tuya también es suave. Contenido oculto ES TAN DIFÍCIL ROLEAR A ESTA PENDEJA PERO TAN DIVERTIDO QUE IDEK
Entrecerró apenas los ojos, como si así fuera capaz de analizar mejor a Kashya. ¿No se daba cuenta de sus intenciones? ¿O simplemente le daba igual y por ello no reaccionaba? Tal parecía ser una muchacha tranquila y seria, probablemente empollona. Viviría con la nariz metida en los libros y no tendría muchos amigos. ¿Le molestaría? ¿Estaba fingiendo? Venga, cuántas preguntas. Alzó las cejas, algo sorprendida al sentir su tibio contacto sin romper el contacto visual. Ni un maldito segundo. Se sonrió, divertida; vamos, no había forma de fingir. Esa chica no tenía ni un pelo de incomodidad o nerviosismo en el cuerpo, estaba claro. ¿Qué, entonces? ¿Simplemente no la cruzaba ni una bala? Decidió probar con algo más directo. —Pero bueno, bonnie, ¿acaso me estás seduciendo? —murmuró, sedosa, y giró la mano para tomar la suya y entrelazar sus dedos, allí, suspendida en el aire; las manos de Kashya eran pequeñas y pálidas—. ¿No parece acaso una escena sacada de un libro? Contenido oculto ya no sé qué está pasando aquí pero me descojono y las shippeo
Kashya Thornton —¿Seduciendo? —repetí la palabra en un murmullo, sin comprender a qué se refería realmente. Negué con la cabeza, sintiendo después como acababa entrelazando los dedos de su mano a los míos, dejando el agarre en el aire. Rompí el contacto visual solo para mirar aquella unión y asentí de nuevo con la cabeza, ligeramente. Tenía razón, lo había leído en alguno de esos libros románticos. El contacto físico de ese estilo, las caricias o agarrarse de la mano, solían ser muestras de afecto que se daban en escenas claves para el desarrollo de una pareja. Volví a mirarla entonces, sin realmente separarme. >>Entonces... ¿me estás seduciendo tú a mí? Contenido oculto They are being kinda romantic if you ask me (?) Yo me lo estoy pasando demasiado bien tbh AJAJA
Mantuvo aquella expresión inmutable, la sonrisa divertida y los ojos entornados, mientras observaba a Kashya. La chica parecía compuesta de fotogramas, sus movimientos eran lo suficientemente pausados y sutiles para no percibirlos en absoluto si te distraías. Cuando volvió a encontrarse con aquel violáceo, casi como espejos de tormenta, la escuchó atenta y bajó la vista a sus labios apenas un segundo. —¿Tú qué crees, Kashya? No había sido retórico, sino más bien una pregunta genuina, cargada de curiosidad. ¿Cómo procesaba aquella chica sus acciones? Le interesaba averiguarlo. Suspendió un instante de silencio antes de agregar: —Piénsalo con detenimiento —murmuró, soltando el agarre para juguetear con sus dedos—, ¿alguna vez te seducieron antes? Contenido oculto sigo sin entender nada y sigo disfrutándolo un huevo *rueda*
Kashya Thornton —Uhm... Realmente tenía que pensar bien aquella respuesta. Bajé la vista hasta que me quedé mirando los pliegues de la falda, pensativa. Seducción... había leído sobre eso también, sí. Mis padres nunca habían tenido reparo en esconder los libros que no fuesen adecuados para mi edad e inevitablemente había llegado a leerlos en algún punto de mi vida. Conocía la teoría, sí, pero como muchas otras cosas eso era lo único. Nunca había tenido que pasar por ello. Después de aquella reflexión, volví a levantar la vista para mirarla, sin cambiar demasiado mi expresión. Ya no estaba pensativa, pero había un atisbo de determinación en mis ojos. >>Nunca lo habían hecho antes —respondí, sin dudar, sin ninguna señal de vergüenza por ello tampoco—. Pero todo apunta a que sí lo estás haciendo. Ladeé la cabeza, entonces, ciertamente algo curiosa. >>¿Por qué? Contenido oculto c h a l e se intensificó esta cosa
Se tensó al tener aquel sentido tan sensible como lo era la audición, quedándose quieta frente aquella estantería de libros con las yemas de los dedos apoyadas en los lomos, estremeciéndose ante las voces ajenas al identificar el sentido del tono, la vibración de la voz, el uso de las palabras. Sus mejillas comenzaron a teñirse del carmín mientras sus dedos acariciaron la estantería hasta dejarlos caer a cada lado de su cuerpo, apreciando la vibración de sus manillas al erizársele la piel. ¿Qué estaban haciendo? Incómoda retrocedió... sino mal recordaba la puerta estaba ubicada dos estanterías más hacia la derecha, caminando quizá, cinco o seis baldosas más. Al sentirlas con sus zapatos escolares se cercioraba de la distancia que implicaba cada tramo de piso bajo sus pies, moviéndose como un pequeño ratón tratando de escapar al comenzar a imaginar en lo que terminaría aquella conversación ajena. Ciertamente no debería estar escuchándola. O más bien, ellas no deberían estar seduciéndose en un sitio público. Quizá hasta están teniendo contacto físico. Se frenó entonces, tragando grueso al replantearse el hecho de que quizá, solo quizá cabía la posibilidad de que entre dos chicas sucediera... eso. ¿Cómo? Se mordió la lengua, buscando valor en donde no lo había en aquel momento, palpando la fría pared mientras sus gráciles dedos temblaban, buscando la manija para abrir la puerta. Esperando que su presencia pasara inadvertida, como solía sentirlo. Natsu. ¿Dónde estaba? Cruzó la puerta y sintió la respiración desequilibrarse al comenzar la intromisión de su corazón punzarle la imaginación, estando ya fuera de la biblioteca. ¿Y si está ahí con ellas? Sacudió la cabeza para después morderse el labio. Natsu no era de ese tipo de chicos.
Su sonrisa cargada de suficiencia lucía satisfecha, sumamente satisfecha. Sus manos abandonaron por fin el contacto físico, dejó caer una sobre su propio regazo mientras mantenía el rostro sobre la otra. Siquiera notó a Violet abandonando la biblioteca, estaba abocada a Kashya. Asintió con calma ante sus sospechas y luego desvió la mirada un momento, pensativa, ante su pregunta. —¿Alguna vez alguien te pareció apuesto, Kashya? Me refiero a físicamente atractivo.
Kashya Thornton No me pasó desapercibido como la chica con la que había hablado Bleke salía prácticamente huyendo de la biblioteca, aunque no lograba entender el porqué de su reacción. No había pasado nada fuera de lo común, todos los alumnos estaban leyendo o simplemente hablando entre ellos. Uhm, a saber. Pero luego estaba la pregunta de Morgan. ¿Alguien apuesto? ¿Físicamente atractivo? Miré a mi alrededor, observando con cuidado algunos rostros, para finalmente volver a dirigirme hacia ella y encogerme de hombros. —Sí, he conocido a gente considerada atractiva pero... —me quedé en silencio entonces, frunciendo ligeramente el ceño. Negué finalmente con la cabeza, quedándome en silencio. Pero nunca lo suficiente como para sentirme atraída.
Mantuvo su atención en aquella palabra suspendida. ¿Pero...? Alzó las cejas, expectante, y sus labios se estiraron cuando definió que no seguiría hablando. ¿Pero qué? ¿No suficientemente atractiva? —Qué exigente, lass —murmuró, intercambiando la pierna que llevaba cruzada sobre la otra, y soltó un pesado suspiro—. ¿Alguien de esta Academia a quien consideres atractivo? No planeaba molestarla mucho más, pero prefería irse con alguna información concreta.
Contenido oculto Hold my bisexual ass Kashya Thornton ¿Exigente? Quizás. O quizás no sabía cómo era sentirse atraída por alguien. Siempre había sido así. Los niños en el colegio siempre se reían de mí por no saber expresarme, diciendo que era una especie de robot o un extraterrestre. Una rara que no encajaba. Nunca me importó, ciertamente, lo que solo confirmaba más sus teorías. Me encogí de hombros y volví a mirar la tapa del libro cuando formuló aquella pregunta. ¿Acaso quería una lista de gente a la que intentar seducir o solo era curiosidad? Tampoco conocía a tanta gente así que no sería muy útil, pero nunca dejaba pregunta sin responder. —Emily —respondí, sin dudar, como primera opción. Aquello tenía que ser la respuesta obvia, conocía lo suficiente a Emily como para saber que, en definitiva, era una chica atractiva. Aunque ella no lo viese así. >>Jezebel, Bleke, Kurosawa Shiori, Akaisa Katrina, Wickham Joey, Amery Shawn, Welsh Alisha... Son los primeros que se me vienen a la mente.
Arqueó las cejas, sorprendida; no esperaba que le presentara semejante lista de personas. Vaya, ni siquiera lograría recordarlas todas. Se sonrió al oír la mención de Joey y soltó una risilla divertida. Puede que no expresara mucho pero era muy observadora, ¿verdad? Percibía con precisión y almacenaba. ¿Cuántas cosas sabría Kashya que los demás siquiera lo tenían en cuenta? —Apostaría mi culo a que eres una wikipedia andante —soltó, incorporándose, y le guiñó un ojo—. Ya no te distraigo más, disfruta el libro, Kashya~ Nos vemos mañana. No tenía muchas ganas de sentarse a leer, ciertamente, más bien había deseado conocer al club de lectura y lo había conseguido. Abandonó la biblioteca con calma.
Siguió el destello esmeralda a paso tranquilo, en dirección a la biblioteca. Lo había visto, ¿cierto? La interesante conversación con aquel tipo de los tatuajes. Había memorizado su rostro con tal precisión que sabría reconocerlo a la próxima; porque era obvio que habría una próxima. El ser humano era tan, tan predecible. Tanto... que le provocaba nauseas. Se asomó cerca de una de las estanterías, reconociendo la figura de Lena Sallow en mitad de aquel pasillo olvidado. Se sonrió mientras la veía alcanzar un libro al azar, escondiendo los auriculares en la ropa. Era evidente que no había venido a leer. Las chicas como ellas se movían entre los patrones más simples de todos. —¿Haciendo amigos, Lennie? —El respingo con el que reaccionó su cuerpo amenazó con sacarle una carcajada y recibió su mirada asesina con satisfacción. La observó fijamente, apoyado en la estantería de enfrente. No perdió una sola reacción de su cuerpo—. Me haces sentir orgulloso. Aunque no esperaba que te fuesen esa clase de chicos. Mentira. —Deja de acosarme, jodido enfermo —gruñó más que dijo, apretando el libro entre sus dedos. Con todo, su respuesta corporal fue muy diferente; había algo en Zuko que le impedía mirarle a los ojos. Como si sus orbes dorados pudiesen sacar a la luz sus más oscuros secretos. El joven arqueó su sonrisa, y alzó su mentón con cierta brusquedad, impidiéndole la huida a tiempo. Lena sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando acercó su rostro a escasos centímetros, su aliento chocando contra su piel. —¿Así es como tratas a tu novio? How mean~ —hizo un mohín, sin apartar la vista de ella. La vio dudar, sus pupilas danzando entre distintos puntos de la sala. Probablemente buscaba ayuda, pero estaban solos—. No tengo que recordarte lo que hablamos, ¿cierto, Len-len? Después de todo nos necesitamos mutuamente, ¿me equivoco? La vio apretar la mandíbula, frustrada, pero no le dio tiempo a reaccionar. Unos alumnos pasaron cerca y aprovechó que miraban para robarle un beso que nada tuvo de delicado. La castaña apretó los puños, y cuando estos se hubieron marchado lo empujó, furibunda. Odiaba con toda su alma sentirse una marioneta pero solo Zuko podía darle lo que necesitaba. Lo odiaba. Lo odiaba con todas sus fuerzas. —Muérete —sentenció, empujándole con el hombro al pasar por su lado, y fue a buscar algún sitio donde sentarse y fingir que leía. Zuko agitó la mano en señal de despedida, alegre, y se encogió de hombros antes de buscar un lugar donde sentarse. Ah, era tan divertido. Aprovechó que una chica de mirada violácea se levantaba para tomar un lugar, sin siquiera molestarse en buscar un libro. Apoyó la mejilla en su mano, y pasó el rato mirando fijamente a la gente que tenía cerca, fingiendo inocencia solo para incomodarles. Le hacía mucha gracia la poca paciencia con la que contaban, y lo rápido que se incomodaban ante la mirada ajena. Predecible. Pero no fue así con una albina a la que estuvo observando. Por más que la miraba no parecía reaccionar de ninguna forma, saliéndose de todos sus esquemas. Oh... eso era nuevo. Agarró una hoja libre y comenzó a lanzarle bolitas con disimulo, como un niño inquieto. Ahora eso era personal. Contenido oculto When aprovechas para soltar el develop y juntar a los hechiceros, 2x1!
Kashya Thornton Ladeé la cabeza ligeramente al escucharla decir aquello antes de irse. ¿Una wikipedia andante? Que va, tampoco sabía tantas cosas. Me despedí de ella, sin embargo, con la mano en alto. Curioso. Me lo había pasado bastante bien hablando con ella, pero quizás fuese porque era mi gemela malvada y era fácil congeniar con la otra mitad de uno. Ah, tendría que contarle a Emily sobre todo eso. Volví a centrar mi atención en el libro que tenía delante pero la tranquilidad a mi alrededor se vio, nuevamente, interrumpida por alguien. Aquello era extraño, tantas personas interesadas en llamar mi atención. No me molestaban las bolitas de papel pero estaba claro que si lo hacía era para que le prestase atención así que quizás lo mejor sería hacerlo. Además, no podía permitir que siguiese ensuciando la biblioteca con aquello. Levanté la cabeza y miré finalmente al creador de ello, sintiendo una extraña punzada en el mismo instante en que nuestros ojos cruzaron. —¿Te conozco? No podía ser coincidencia, dos eventos de ese estilo en un mismo día. Algo malo iba a pasar. Contenido oculto oh yes, se vienen más supersticiones de esta bitch yehet (?)
Se mantuvo estático en el lugar, con la bolita de papel entre sus dedos a punto de ser lanzada cuando levantó la cabeza y le miró a los ojos. Fingió cierta sorpresa, como aquel que pillaban en mitad de una travesura, y cuando menos se lo esperó la última bolita impactó contra su nariz. Pero no se inmutaba. No pudo predecirla y eso le incomodaba y atraía a partes iguales. —Ahora lo haces —sonrió, despreocupado, picándole la mejilla con el dedo suavemente. A pesar de las fachadas en las que se escondía, el brillo extraño en sus ojos lo delataba. Tenía una presencia singular—. Zuko. ¿Y tú debes de ser...? Se inclinó ligeramente desde su lugar mientras preguntaba. Sentía una necesidad insana de provocarle alguna reacción, la que fuera. Oh vamos, apártame, golpeáme. Cualquiera lo estaría deseando. Contenido oculto Me sigue haciendo gracia que se conozcan antes aquí que en su rol xDDDD
Kashya Thornton Lo seguí con la mirada cuando me tiró aquella bolita que impactó en mi nariz y cuando se acercó para picarme la mejilla, sin ningún tipo de reacción. A parte de ser lo común, realmente me había quedado impresionada por aquel pinchazo. Lo conocía de otra vida, estaba segura. Pero parecía ser la única que había tenido esa sensación, el chico se presentó como si nada. ¿Zuko? Uhm, un nombre peculiar. El brillo de sus ojos también lo era, tenía algo de extraño que no sabría identificar. —Kashya —acabé por presentarme, con un ligero inclinamiento de cabeza. Contenido oculto JAJAJAJA es verdad damn. Pinche edén y su incapacidad de sociabilización (?