La sección de Pociones estaba ubicada entre la sección de Herbología y una curiosa sección un poco más pequeña que la mayoría, que estaba dedicada a libros acerca de la Adivinación. En sí, la parte de Pociones no aportó nada nuevo; estaba completamente ordenada y no había ningún libro ni nada de interés. Sección de Transformaciones Sección de Encantamientos Sección de Pociones Sección de Historia Sección de Geografía Sección de Herbología Sección de Adivinación Sección Muggle Sección Prohibida
Melinda La sección de Astronomía quedaba en el fondo de la Biblioteca, sobre su lado izquierdo. Pasé en silencio, como un suspiro, entre los estudiantes del lugar, y pude corroborar signos de que el sitio ya había sido revisado antes de nuestra llegada. Estaba desordenado y pilas de libros se alzaban en medio del camino, haciendo que cualquier paso en falso significara un derrumbe inminente. Recordé las cáscaras de nueces en las orillas del Lago Negro... Pero además... ¿Cómo habían hecho Aldridge y Parker para entrar a la Torre de Astronomía, cuando se suponía que estaba cerrada; no habíamos aprendido el encantamiento Alohomora, que yo recordase... Era curioso. Muy curioso. Caminé con cuidado por entre las pilas de libros, casi en puntas de pie. Al final del camino, había una estantería con tres libros; los único que permanecían en sus lugares. Tomé el del centro y lo abrí.
El libro del centro se titulaba "Un estudio sobre Saturno", de Jeremiah Galileo. Era de tapa anaranjada. Al revisar sus páginas, no se descubrió nada de interés; era un libro sobre astronomía común y corriente.
Ryder Parker. Ojeé todas y cada una de las secciones desde lejos. Tuve unos deseos intensos de dirigirme a la denominada "Sección Muggle", que en mi idioma significa "Sección contemporánea, evolucionada y moderna". Quién sabe que maravillas de la epoca actual podría encontrarme: catálogos de videojuegos, revistas para ordenar el nuevo Apple Watch, folletos de destinos turísticos, información de ropa de las mejores marcas... ¡Uff! Me sentí por un momento transportado de nuevo al paraíso. ...pero no era buena idea, quizá. Digo, pude haber sido egoísta y relajarme un rato en esa bella sección, pero la verdad es que ese misterio me tenía con expectativas, así que había que buscar en algún lugar donde se pudiese encontrar información relacionada al tema. Al terminar, pasó Melinda diciendo que no encontró nada con su mirada de zombie hacia el frente mientras seguía caminando. —Bueno, me imagino que la azafata pálida de estatura de duende debe estar en su salsa, al fin y al cabo éste debe de ser su salón de fiesta —comenté con un sarcasmo descarado—. Bien, yo iré a la sección de Herbología. Suena más aburrido que ver secar la pintura, pero la "jefa" habló de unas nueces que no deberían estar en en Lago Negro, ¿no? Quizá encuentre alguna respuesta ahí. Emprendí el paso hacia dicha sección, dejando a Andrew que aún pensaba a qué sección ir.
En la sección de Herbología, ubicada entre Pociones y Criaturas Mágicas, Ryder no pudo encontrar nada de interés. Sección de Transformaciones Sección de Encantamientos Sección de Pociones Sección de Historia Sección de Geografía Sección de Adivinación Sección Muggle Sección Prohibida
Ryder Parker. —Bueno, me sacrifiqué al venir una de las secciones más aburridas de este librero, me merezco un premio: ¡Sección Muggle, allá voy!
Melinda Tenía una copia de este libro en mi biblioteca personal, que había leído hace un buen tiempo. La portada del de la biblioteca estaba desgastada y muchas puntas de sus páginas estaban dobladas, probablemente por obra de estudiante que no tenían un señalador a mano. Pero, aparte de estos detalles, no encontré en Un estudio sobre Saturno algo parecido a una mancha de tinta. Por lo que lo coloqué delicadamente en el suelo, para después revisar el libro de la derecha.
En cuanto Melinda apartó el libro de la derecha, el estante entero dio una pequeña sacudida y comenzó a deslizarse lentamente hacia la derecha. Se movió unos metros en esa dirección, revelando un pasadizo detrás del mueble, y quedó fijo un poco más a la derecha. Melinda acababa de descubrir el Pasadizo Secreto de la sección de Astronomía.
En la Sección Muggle, Ryder encontró obras de literatura clásica de los muggles; libros de Shakespeare, Oscar Wilde y Virginia Woolf, entre otros, decoraban los estantes. Pero no había nada más que eso, obras de literatura muggle. Nada de interés en esa sección.
Melinda En esta ocasión no me tomé los segundos necesarios para averiguar qué libro había tomado, pues fui sorprendida por la sacudida del estante, que comenzó a moverse ante mis ojos, con lentitud, hacia el lado derecho. Fue un desplazamiento más bien leve, que sin embargo no se le habría pasado por alto a Parker y Aldridge. Se abrió ante mí una especie de pasadizo secreto, bastante oscuro. Miré a mis espaldas, abrazando el libro... Temía que el movimiento de la estantería hubiera llamado la atención de Madame Pince. Pero tras varios minutos de espera, decidí que ella no se había dado cuenta de lo que acababa de ocurrir. Sin soltar el libro, me metí en el pasadizo. Los chicos no tardarían en darse cuenta de que la estantería por la que me había ido se movió. O al menos eso esperaba, porque los Ravenclaw somos perspicaces e inteligentes.
Por el pasadizo, los jóvenes Ravenclaw pudieron encontrar una sala circular de tapizado púrpura y paredes violetas, sin ventanas. Era pequeña, y había en el centro una mesa redonda con cuatro sillas. En el centro de la mesa se hallaba la estatuilla de mármol de un águila, el símbolo de la casa Ravenclaw. Una joven de cabello rubio fresa y lentes redondos se encontraba sentada en una de las mesas, y alzó la vista al ver a Melinda ingresar. —Por fin lo habéis logrado; les tomó su tiempo, hace una hora que resolví el acertijo yo —dijo Lydia con serenidad—. ¿Y bien? Ya han descubierto cuál es el tesoro que ha dejado Rowena Ravenclaw, ¿verdad? Opción 1: Un libro Opción 2: Un conjuro Opción 3: Una diadema
Ryder Parker. Melinda nos hizo una seña y entramos todos a un curioso hueco en la biblioteca, luego de que encontré los libros que encuentras en todas las librerías a precios exagerados, y también en Play Store y... iTunes, creo. Al entrar, vimos a tres objetos y a Lydia, otra chica de Ravenclaw. —Pues gracias por haber anunciado algo que a nadie le importa, Lydia —respondí, aludiendo a su presunción de haber resolvido el jueguito hace una hora atrás—. Pues, no es que me fascine decirlo, pero hay que ser sincero: la que se ha lucido en todo este cuento ha sido Melinda, así que sería sensato que ella responda.
Melinda El pasadizo secreto de la Biblioteca me llevó hasta una sala bastante pequeña, de dimensión circular y colores violáceos. En el centro había una mesa sobre la cual reposaba la estatuilla de un águila, el animal emblema de mi casa… Y me di cuenta de que no había sido la primera en llegar, aunque las cáscaras de nueces y la puerta sin llave de la Torre de Astronomía habían sido indicios de que esto iba a ocurrir. Quien ocupaba la sala misteriosa no era otra que Hollister, jactándose de haber resuelto el acertijo en primer lugar (lo que, honestamente, me era indiferente). Parker apareció entonces a mis espaldas, ocupándose de responder a sus palabras. Acto seguido, remarcó mí buen desempeño en la resolución del acertijo y me invitó indirectamente a elegir uno de los tres objetos que había sobre una mesa, aquel que pondría punto final al asunto. Esta vez giré la cabeza para mirarlo a los ojos; mi rostro no reflejó emoción alguna, pero le dije: —Gracias~ Con la calma de siempre, mi giré a observar los objetos: un libro, una diadema y algo que parecía ser un conjuro… —“No es un tesoro lo que buscáis” —repetí las frases del acertijo— Esa diadema resultaría valiosa para cualquier persona, pero no para un Ravenclaw. El libro, en la tierra donde “la tinta es la sangre que mantiene (la Biblioteca) con vida”, es una “mancha de tinta igual a la demás”; pero dicha mancha de tinta ya la hallamos en el tramo anterior, que nos permitió conducirnos hasta aquí. >>De modo que, por descarte, el tesoro de Rowena Ravenclaw es un conjuro.
—Sí, y no —contestó Lydia con serenidad a la conclusión de Melinda, haciendo caso omiso a las palabras de Ryder—. Lo que se encontraba al final del camino en esta suerte de habitación secreta era este libro. Lydia se puso de pie y caminó cuidadosamente hasta el otro extremo de la mesa. Junto a la estatuilla del águila había un librito de color púrpura en cuya portada se leía, con grandes letras doradas, "Historia de Ravenclaw". —Es una autobiografía, escrita por la propia Rowena Ravenclaw —informó Lydia—. Es fascinante, realmente; la historia de los fundadores no se encuentra en muchos textos, así que realmente ha sido una lectura muy interesante. Pero lo más intrigante, es que creo que Ravenclaw decidió dejar como legajo no sólo un libro contando de su vida y trayectoria como fundadora, sino también este conjuro. No olvidéis revisar la inscripción del lado interior de la contratapa. Y tras decir eso, Lydia se marchó de la habitación, como si aquello no tuviese más interés para ella una vez resuelto el acertijo. Contenido oculto Contenido oculto: Inscripción de la contratapa "Felicidades, por haber resuelto tan maravillosamente el enigma que te trajo hasta este lugar es por eso que te considero lo suficientemente apto para la práctica de este poder nada fácil de dominar." Rashio (Rá-shio) "Que las álas de la sabiduría se alzan grandes, brillantes y llenas de orgullo." Contenido oculto: Datos del conjuro RASHIO Clase de conjuro: Luz Uso en el rol: Produce una luz violeta que ilumina los alrededores por unos segundos. Uso en combates: Ataca al oponente con una luz violeta fantasmagórica. Cómo dominarlo: Lanza doce dados de 15 caras. Obteniendo un cinco (5) en al menos tres de esos dados hará que dominéis el conjuro. Nota: Este conjuro es exclusivo para los Ravenclaws que participaron de esta actividad, es decir, únicamente lo podrán aprender @Bruno EVF @Steve Yops @EliLover y @Hey Miguel
Melinda La chica se retiró del pequeño salón con un aire de suficiencia, aunque ni me tomé la molestia de dar un paso al costado para que pudiera pasar, ni la miré. Mis ojos estaban fijos en aquel libro que había dejado sobre la mesita del lugar. Así que una biografía de Rowena Ravenclaw… Era verdad lo que Hollister había dicho, que no se suele encontrar textos relacionados con la historia de los fundadores. Sin duda, me iba a resultar interesante ponerme al tanto de las andanzas de tan respetable bruja. Me acerqué al libro y miré la inscripción de la contratapa. Leí en voz alta: —"Felicidades, por haber resuelto tan maravillosamente el enigma que te trajo hasta este lugar. Es por eso que te considero lo suficientemente apto para la práctica de este poder nada fácil de dominar." —miré a Parker por sobre mi hombro—. Aquí también están escritas las instrucciones concerniente al conjuro de Ravenclaw. Se llama Rashio y parece realmente complicado de dominar. Pero si estás aquí, es porque también te encuentras a la altura suficiente como para ser un usuario de él. Me has sorprendido —mis palabras eran sinceras, pero como siempre, no iban acompañadas de sonrisas ni nada por estilo; no era necesario. Me acerqué al y puse el libro en sus manos con delicadeza—. Ten. Voy a practicar. Tras estas palabras, me arremangué las mangas de la túnica y empuñe la varita en alto. Hice los movimientos pertinentes al tiempo que pronunciaba: — Rashio~
Melinda No ocurrió nada extraño, pero era el resultado que más esperaba de este primer intento. El conjuro era realmente difícil y, por tal razón, generaba una sensación de motivación. Además, no iba a retirarme de aquí sin aprenderlo, después de todo el esfuerzo realizado para terminar en un salón secreto del castillo. Yo no me rendía. Demostraría mi fortaleza a todos.
Melinda Una dicho Muggle suele afirmar que el tercer intento es el exitoso, pero quizás dicha regla no se aplicaba en el mundo mágico. Lo positivo de mi segundo intento de aprender el Rashio fue que la punta de mi varita se iluminó con una luz violeta, medio fantasmagórica, que desapareció en un estallido de aire que me desacomodó un poco el rodete. Volví a ajustarlo antes de continuar. —Rashio~
Melinda Nuevamente, la extraña luz pareció quemar la punta de la varita mágica y, cuando parecía que el hechizo estaba dominado, despareció con un estallido más violento. La pequeña onda expansiva abrió el libro de Rowena Ravenclaw e hizo correr unas cuantas páginas. En cuanto a mi, el broche que sostenía mi rodete se desprendió del mismo. Mis cabellos cayeron como un suave cascada sobre mis hombros. Suspiré. —Rashio~
Melinda Otra vez, aquella luz que se resistía a abandonar mi mano con su estallido. Presentí que mis intentos me iban a llevar un buen rato, pero me veía incapaz de rechazar la oportunidad de aprender un conjuro de la fundadora de mi casa. Era algo que ansiaba, de alguna manera sentía que me iba a separar de la filosofía de mi familia. —Rashio~
Melinda Esta vez, no ocurrió nada que mereciera la pena destacar. La luz brilló por su ausencia, confirmando así que era un gran desafío hacerse con ella... Y si había algo que me atraía mucho en este mundo, eran los desafíos. —Rashio~