Beso de Ensueño

Raquel, que trabaja como mesera en un restaurante de uno de los edificios más altos de toda Ciudad Bronce, se encuentra aburrida, sin nada que hacer. Solo piensa en los autos de carreras de vapor, y lo genial que son los dirigibles que patrullan los cielos, le gustaría echarle un vistazo al motor de esas naves, incluso poder desarmarlos, pero, al ser propiedad de los Agentes del Orden de Ciudad Bronce, sabe bien que no la dejarían ni acercarse a cien metros de alguno.


Sale de sus pensamientos, cuando ve a una persona familiar, entrando al, desierto, restaurante. Se sorprende de verla en este lugar, en especial durante la mitad del día.

—Marcia, ¿qué haces aquí? —cuestiona, sonando confundida.

—Me aburrí en la fábrica y vine a pasar el rato —informa la recién llegada, que tiene el cabello verde, y usa una bata blanca de doctora.

—Muy anarquista, ¿no crees?

—Nadie me vio salir, y volveré para la hora de salida, no es la gran cosa —le hace ver la de cabello verde, guiñándole un ojo.

—Me gustaría tener tu valor —confiesa apoyando la mejilla sobre el mostrador, donde varios panes y dulces son exhibidos.

—¿Día aburrido?

—Como todos los días, aquí solo llega gente a la hora del desayuno o la hora de la cena —se levanta, y mira a los ojos a su amiga —. Ni debería abrirse este local, si viene una persona durante el día lo considero un milagro.

—Ya sabes, la ley de trabajo —recuerda poniendo las manos tras su nuca —. No se puede abandonar el lugar de trabajo hasta la hora de salida, y los que se encargan del hogar tampoco tienen tanto dinero como para estar saliendo a comer.

—Y lo dice la que se escapa del trabajo para pasar el rato —reprende la mesera — ¿Qué pasaría si alguien se lastima y no estás para tratarlo?

—Vamos, no seas mala —se acerca mucho a ella —. Tenía muchas, muchas ganas de verte. Además, prefiero jugar a la doctora contigo.

—¿Qué crees que haces? —cuestiona, completamente colorada.

—Lo que siempre quise hacer.


Marcia toma, gentilmente, del rostro a la mesera, la atrae hacia a ella, y le planta un tierno y largo beso.


Raquel se golpea la frente contra el mostrador, lo que la hace despertar de su sueño. Está confusa, mira hacia todas partes, pero no hay nadie más en el restaurante. El ruido de un dirigible, que sobrevuela la calle, es lo único que se escucha.


Se percata de que todo fue un sueño, y se reclama de no haberlo supuesto desde el principio. Marcia no violaría la ley de trabajo por nada del mundo, es muy peligroso hacerlo. Y menos por venir a verla al restaurante. Tampoco la besaría nunca. Se lleva los dedos a la boca, aún puede sentir el beso que recibió en su sueño. Espera poder recordarlo, que se grabe en su mente, no como muchos otros sueños que han pasado al olvido con el tiempo.

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Actividad 30 Días de Escritura: Besos
Personaje: Médico
Palabra: Olvido
Género: Steampunk