&!..:Behind these hazel eyes:..!&

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

El Carácter fogoso de Inuyasha y la sumisión de su hermano menor Sesshoumaru hacen que me suene un poco raro. Creo que más bien hubiera quedado mejor al revés, no me acostumbro a ver a Inuyasha dando órdenes a Sesshoumaru y a éste dándole consejos. Pero la historia está muy buena.

Me encantó este pasaje donde Inuyasha pone en riesgo su vida por un edificio (lo raro es ver a Sesshoumaru preocupado por su hermano y además dejarse insultar por él) habla de alguien con férrea decisión y mucho coraje.

También me agrada como admite abiertamente que no se quiere casar con Kagome y que sabe cómo tratarla, jajja, el chasco que se llevará!!!!!!!!!!

Te quedó muy bueno. Esperaré lo que sigue.

SALUDOS!!!!!!

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

hola!
me borraron el post anterior por lo que se ve...
bueno regreso para postearte y comentarte que me parecio esta conti
me encanta. como todas las demas
los detalles perfectos que das hacen que una se pueda imaginar mejor las escenas
que guapo tendria que esta inuyasha todo sucio... jajajaja
esto se pone muy interesante... inuyasha un hombre dominante... hummm... me gusta!
a ver que pasara cuando se encuentre con kagome y se de cuenta de que ella no es como las otras
bueno me tengo que ir!
adioooos!

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

ohhh!
acaboo de leer tu fic i me a encantado, solo qe te pediria porfavor
si pudieras hacer la letraa mas grandee, porfavor es muy chicaa, bueno cambiando de temaa como lo djee: me a a encanthado tu fic!, la historia, las personalidades dde los personajes etc...
o inuyasha no seas malo, kagome no es asiii ela es diferentee,
bueno esperoo pornto la continuacionxD, NO TARDESS_!


sayonara n_n

-f,*
conti pronthoo baee:*

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

Un saludo a todos!
Me alegra enormemente que les guste mi fanfic.
Les agradezco mucho sus posts.
La siguiente continuación es la boda. Después de la conti que sigue, la historia dará un cambio inesperado por que tengo planeado hacer de Inuyasha alguien duro y agresivo. Claro que Kagome será la que más sufra, por el "amor" que tiene Kikyo e Inuyasha.
Estoy segura que les agradará.

Me despido y les agradezco nuevamente su apoyo.

Bye.

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

Hola!
uau, estoy impaciente por leer la proxima conti
Parece que aquí va a haber pelea ><
Esta genial, te felicito :)
Me gustó mucho la actitud que le pusiste a Inuyasha, si, si.
Esto se está poniendo interesante!!
Un beso

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

4



La luz del sol entraba a torrentes por las ventanas abiertas y caía oblicuamente sobre el cuelo cubierto de juncos, jugando con las pequeñas motas de polvo que centellaban como partículas de oro. Era un perfecto día de primavera; el primero de mayo. Brillaba el sol y en el aire flotaba esa dulzura que sólo la primavera puede aportar. La habitación, grande y abierta, ocupaba la mitad del cuarto piso. Sus ventanas daban al sur y dejaban entrar la luz suficiente para calentar la estancia. El ambiente era sencillo, pues Sako Higurashi no gustaba malgastar el dinero en cosas que le parecían frívolas, como alfombras y tapices.

Sin embargo, esa mañana el cuarto no pareció tan austero. Todas las sillas estaban cubiertas de color, pues había vestiduras por todas partes: bellas, lujosas prendas, todas habrían pasado inadvertidas, de no ser por que su pequeña figura opacaba el brillo de las telas y las joyas. Sus pequeños pies estaban enfundados en suave cuero verde, forrado y ribeteado de armiño blanco con manchas negras. Por encima de la cintura, el traje se ajustaba bien a su cuerpo. Las largas mangas se estiraban desde las muñecas hasta por debajo del cinturón. Su talle era muy esbelto. El escote cuadrado exhibía ventajosamente los pechos llenos de Kagome. La falda era una blanda campana que se mecía con suavidad al caminar.

Su tela era de un tejido de oro, frágil y pesado, parecidamente al sol. Le rodeaba la cintura una estrecha banda de cuero dorado con incrustaciones de esmeraldas. En su frente, un fino cordón de oro sostenía una esmeralda grande. Le ceñía los hombros un manto de tafetán verde, completamente forrado de armiño.

En cualquier otra mujer, el mero brillo de ese atuendo verde y dorado habría sido excesivo, pero Kagome era más bella que prenda alguna. Aunque pequeña, sus curvas quitaban el aliento a los hombres. La cabellera azabache le pendía hasta la cintura y terminaba en abundantes rizos.

Mantenía en alto el mentón y apretadas las fuertes mandíbulas.

Aunque pensaba en los horribles sucesos que sobrevendrían, sus labios se mantenían suaves y llenos. Pero eran los ojos los que llamaban la atención: su color dorado intenso captaba la luz solar y los destellos de su traje.

Giró apenas la cabeza para contemplar el bello día. En cualquier otro momento habría sentido deseos de montar a caballo para cruzar praderas floridas, pero ese día permanecía muy quieta, cuidando de no moverse para no arrugar el vestido. Sin embargo, no era su atuendo lo que la mantenía quieta, sino lo triste de sus pensamientos. Pues aquel era el día de su boda, día largamente temido, que acabaría con su libertad y con la felicidad conocida.

De pronto, se abrió la puerta y sus dos doncellas entraron en la gran habitación. Estaban ruborizadas, pues habían venido corriendo desde la iglesia, adonde habían ido para echar un primer vistazo al novio.

-Oh, señora mía- dijo Maud -¡Es tan apuesto! Alto, de pelo oscuro, ojos ambarinos y hombros de este tamaño- estiró los brazos en toda su longitud, con un suspiro dramático –No me explico como cruza las puertas. Ha de hacerlo de costado-

Sus ojos danzaban al observar a su ama. No le gustaba verla tan desdichada.

-Y camina así- agregó Jaky.

Echó los hombros hacia atrás, hasta que los omóplatos llegaron casi a juntarse, y dio varios pasos largos y firmes por el cuarto.

-Sí- aseveró Maud –Es orgulloso. Tan orgulloso como todos los Taisho. Actúan como si fueran los dueños del mundo-

-Ojala fuera así- rió Jaky.

Y miró de soslayo a Maud, que hacía lo posible por no reír con ella. Pero Maud estaba más atenta a su señora. Pese a todas las bromas, Kagome no había esbozado siquiera una sonrisa. La muchacha alargó una mano, indicando a su compañera que guardara silencio.

-Señora- dijo en voz baja -¿Hay algo que deseéis? Tenemos tiempo, antes de partir hacia la iglesia. Tal vez…-

Kagome meneó la cabeza.

-Ya no hay ayuda posible para mí. ¿Mi madre está bien?-

-Sí. Descansa antes de montar para ir a la iglesia. La distancia es larga y su brazo…-

Maud se interrumpió, captando la expresión dolorida de su ama. Kagome se culpaba por la fractura de Sonomi. Le bastaban sus remordimientos sin que Maud cometiera la torpeza de recordársela
Maud habría querido darse de puntapiés.

-¿Estáis lista?- preguntó con suavidad.

-Mi cuerpo está listo. Sólo mis pensamientos necesitan más tiempo. ¿Tú y Jaky os encargaréis de mi madre?-

-Pero, señora…-

-No- interrumpió Kagome –Quiero estar sola. Tal vez sea mi último instante de intimidad por algún tiempo. ¿Quién sabe que traerá el mañana?-

Y volteó a mirar hacia la ventana.

Jaky iba a replicar a tanta melancolía, pero Maud se lo impidió. Jaky no comprendía a Kagome. Tenía fortuna, este era el día de su boda y, por añadidura, iba a casarse con un caballero joven y apuesto. ¿Por qué no era feliz? Se encogió de hombros, resignada, mientras Maud la empujaba hacia la puerta.

Los preparativos para la boda habían requerido semanas enteras. Sería una festividad suntuosa y compleja, que costaría a su padre las rentas de todo un año. Ella había anotado en los registros cada compra, extrañada por los miles de piezas de tela necesarios para formar los grandes doseles, a fin de cobijar a los invitados. ¡Y la comida que se iba a servir! Mil cerdos, trescientos terneros, cien bueyes, cuatro mil pasteles de ternera, trescientos toneles de cerveza. Las listas eran interminables.

Y todo eso por algo que ella detestaba desesperadamente.

A casi todas las niñas se les educaba para que consideraran el matrimonio como parte del futuro. No era el caso de Kagome. Desde el día de su nacimiento, se la había tratado de modo diferente. Su madre estaba ya desgastada por los abortos y por los años pasados junto a un esposo que la castigaba a la menor oportunidad. Al contemplar aquella menudencia de vida, Sonomi quedó prendada. Aunque nunca se oponía su esposo, por eso criatura se enfrentaría al mismo diablo. Quería dos cosas para su pequeña Kagome: protección contra un padre brutal y violento, y la seguridad de que jamás caería en manos de hombres similares.

Por primera vez en muchos años de matrimonio, Sonomi se irguió ante el esposo al que tanto temía y exigió que su hija fuera destinada a la Iglesia. Poco le importaba a Sako lo que fuera de la madre o de la hija. ¿Qué le importaba esa niña? Tenía dos hijos varones de su primera esposa; lo único que había podido darle esa mujer medrosa y gimoteante eran bebés muertos y una hembra inútil. Riendo, aceptó que la niña fuera entregada a las monjas a la edad debida. Pero para demostrar a aquella criatura gemebunda lo que pensaba de sus exigencias, la arrojó por la escalera de piedra. Sonomi aún renqueaba de resultas de una doble fractura en la pierna, pero había valido la pena. Conservaba a su hija consigo, en completa intimidad. A veces, ni siquiera recordaba que era casada. Le gustaba imaginar que era viuda y que vivía sola con su encantadora hija.

Fueron años felices en que adiestró a su niña para la exigente carrera del convento.

Y ahora todo eso quedaría en la nada. Kagome iba convertirse en esposa: una mujer sin más poder que el que le permitiera su esposo y señor. Kagome nada sabía de la vida de una esposa: cosía mal y no sabía tejer.

Nadie le había enseñado a permanecer sentada y quieta durante horas permitiendo que los sirvientes trabajaran por ella. Peor aún: Kagome ignoraba el sometimiento. Una esposa debía mantener los ojos bajos ante su marido y pedir su consejo en todo. A Kagome, en cambio, se le había enseñado que algún día sería abadesa, única mujer a la que se consideraba igual a los hombres. Miraba a su padre y a sus hermanos de frente, ni siquiera se acobardaba cuando el padre le levantaba el puño. Eso, por algún motivo, parecía divertir a Sako. Su orgullo no era común entre las mujeres… ni tampoco entre la mayoría de los hombre en realidad. Caminaba con los hombros echados hacia atrás y la espalda erguida.

Ningún hombre toleraría que, con voz serena, analizara las relaciones del rey con los franceses o expresara sus radicales opiniones sobre el tratamiento de los siervos. Las mujeres debían hablar de joyas y adornos. Kagome, en cambio, solía dejar que sus doncellas le eligieran la vestimenta, pero en cuanto faltaban de las despensas dos sacos de lentejas, su ira era formidable.

Sonomi se había tomado grandes molestias para apartar a su hija del mundo exterior. Temía que algún hombre, al verla, la solicitara, y que Sako accediera al enlace. Eso equivaldría a perderla. Kagome debería haber ingresado en el convento a los doce años, pero su madre no soportaba separarse de ella. La conservó consigo, año tras año, egoístamente, sólo para que todos sus esfuerzos se disolvieran en la nada.

Kagome había tenido meses enteros para hacerse a la idea de que se casaría con un desconocido. No lo había visto ni quería verlo, demasiado tendría que tratarlo en el futuro. No conocía a más hombres que su padre y sus hermanos; por lo tanto, esperaba una vida junto a un hombre que odiaría a las mujeres y les pegaría; lo imaginaba nada instruido e incapaz de aprender algo, salvo el uso de la fuerza. Siempre había planeado escapar de un existencia semejante; ahora sabía que era imposible. En el curso de diez años ¿Sería como su madre? ¿Un ser trémulo, siempre temeroso, cuyos ojos se desviaban hacia los rincones?

Kagome se levantó y la pesada falda de oro cayó al suelo con agradable susurro. ¡No sería así! Jamás mostraría su miedo a aquel hombre. Sintiera lo que sintiera, conservaría la cabeza en alto y la mirada firme.

Por un momento se le encorvaron los hombros sentía temor de aquel desconocido que sería su amo y señor. Sus doncellas reían y hablaban de sus amantes con alegría. ¿Acaso el matrimonio de los nobles podía ser igual? ¿Habría caballeros capaces de amor y ternura, tal como las mujeres?

Lo sabría en poco tiempo.

Volvió a erguir los hombros. Le daría una oportunidad, se dijo para sus adentros. Sería como su espejo: cuando él se mostrara amable, ella sería amable. Pero si él era como su padre, se encontraría con la horma de su zapato.

Ningún hombre había mandado nunca sobre ella y jamás lo haría. Ese fue su juramento.

-¡Señora!-llamó Jaky, excitada, irrumpiendo en el cuarto –Afuera están Sir Sesshomaru y su hermano, Sir Miroku. Han venido a veros- Como su ama la miraba inexpresivamente, puso cara de exasperación –Son los hermanos de vuestro esposo, mi señora. Sir Sesshomaru quiere conoceros antes de la boda-

Kagome hizo un gesto de asentimiento y se levantó para recibir a los visitantes. El hombre que iba a desposarla no evidenciaba interés alguno por ella. Hasta el compromiso había sido realizado por medio de un representante. Y ahora no era él quien la visitaba, sino sus hermanos. Respiró hondo y se obligó a no temblar, aunque estaba más asustada de lo que había pensado.


Sesshomaru y Miroku descendían juntos la amplia escalera de la casa Higurashi. Había llegado apenas la noche anterior, pues Inuyasha insistía en postergar el inminente enlace hasta el último instante. Sesshomaru trató de que visitara a su novia, pero él se negó. Puesto que tendría que verla durante tantos años venideros, ¿a qué encarar anticipadamente la maldición?

Cuando Miroku regresó del compromiso, tras oficiar de representante, fue Sesshomaru quien le interrogó con respecto a la heredera. Como de costumbre, Miroku dijo poca cosa, pero Sesshomaru adivinó que estaba ocultando algo. Y al verse frente a la novia, comprendió qué era.

-¿Por qué no dijiste nada a Inuyasha?- acusó –Sabes cuanto teme que se trate de una heredera fea-

Miroku no sonrió, pero le brillaban los ojos al recordar a su futura cuñada.

-Tal vez convenga demostrarle, por una vez, que puede equivocarse-

Sesshomaru sofocó una carcajada. A veces, Inuyasha trataba su hermano menor como si fuera un niño y no un hombre de veinte años. El hecho de que Miroku no le describiera la belleza de su novia era un pequeño castigo por tanto autoritarismo.

-¡Pensar que Inuyasha me la ofreció y ni siquiera hice el intento! Si la hubiera visto habría peleado por ella. ¿Te parece que es demasiado tarde?-

Si hubo respuesta, Sesshomaru no la escuchó. Sus pensamientos estaban fijos en aquella pequeña cuñada, que apenas le llegaba al hombro. Había apreciado ese detalle antes de verle la cara. Después de enfrentarse a sus ojos, oro puro y rico como el de Tierra Santa, ya nada vio. Kagome Higurashi lo había encarado con una mirada inteligente y serena, como evaluándolo. Sesshomaru, incapaz de pronunciar palabra, se sentía sumergido en la corriente de aquellos ojos. Ella no hacía caritas ni reía infantilmente, como casi todas las vírgenes: lo miraba de igual a igual, y esa sensación le resultó embriagadora. Miroku tuvo que darle un codazo para que hablara, mientras el otro se imaginaba llevándosela lejos de aquella casa y de toda aquella gente para hacerla suya. Había sentido la necesidad de marcharse antes de tener más pensamientos indecentes con respecto a la prometida de su hermano.

-Miroku- dijo al bajar –Tal vez podamos desquitarnos de nuestro hermano mayor por habernos exigido tantas horas en el campo de adiestramiento-

-¿Qué planes tienes?- los ojos del menor ardían de interés.

-Si no me falla la memoria, acabo de ver a una enana espantosa, de dientes podridos y trasero increíblemente gordo-

Miroku empezó a sonreír. En verdad habían visto a un verdadero espantajo al bajar la escalera.

-Comprendo. No tenemos que mentir, pero nada nos obliga a decir toda la verdad-

-Es lo que yo pienso-

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

Holaaaa!
ha estado muy bien la conti :)
jaja, Espero ver cual será la reaccion de Inuyasha al ver a Kagome
Y encima no sabe coser, que es lo que Inuyasha dijo que hacían todas las mujeres jajaja
espero la conti impaciente.
Chao
Besos y Feliz Navidad!

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

ohh!
sii qe hagan eso, qisiera ver qe cara pondra inuyashaaxD, pobree un feaa, no kagome se tiene qe casar con inuyasha i demostrarle qe ella es diferentee alas demass, espero porntho el siguiente capituloo

sayonara n_n
me encantho el capitulo, inuyasha no tiene interes alguno por kag, pero espero qe como avance la historia inuyasha cambiee, me muero por leerlaa, esta muy interesantheeee

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

Hola!!

me ha gustado la conti, sobretodo el final xd
juasjuas que hara inuyasha cuando vea el aspecto que tiene kagome?
y cuando conozco su personalidad?
estoy muy intrigadaaaa!
me encanta que kagome tenga esa personalidad y que no se deje intimidar
buaaaaa quiero contiiii! xdd
besos
Adiooos!

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

Hola!!

Me encanta su fic! - Aunque sigo creyendo que Miroku se encuentra muy serio y Sesshoumaru muy amable O.o Eso me es un poco raro.

Aguardo por la continuacion con ansiedad!!!!!!!!! \\o//

 

Re: &!..:Behind these hazel eyes:..!&

ohhh, no hay contiii :(, buaaaaaaa!,porqeee, tu fic me encanta continualo, qiero ver la muerte de miroku y sesshomaruu ajajaxD, por qe cuando inuyasha sepa qe kagome esta muy bonitha jajaxD

plisss
esperare la continuacionn sle? ;)

sayonara n_n

-f,*