Batalla por Fukushima

Misato Aoyama

Yin finalmente me alcanzó le devolví una sonrisa por verlo aún con vida pero no era tiempo de respirar. Teníamos una batalla en ciernes.

En el trayecto pude ver algo que detuvo mi corazón, la señora Tachibana yacia sin vida alguna en su rostro; deseaba ir a verla pero no era momento para lamentos, teníamos una muy importante batalla.

En la entrada pude ver a mi pequeño compañero aún rondando libre, Tojomaru deseaba regresar.

—Aun no pequeño ve a esconderte!—ordené al gato para mantenerlo lejos.

Los pasillos del castillo mantenían su aspecto a medida que observaba el camino, fue hasta llegar a la sala principal donde todo cambió, más que todo por la presencia del bando enemigo, allí pide ver a varios comandantes junto a unos guerreros del norte, Emishis... pero quién de verdad destacaba era una mujer en Yoroi, la katana en su poder mostraba una gran belleza.

Tome un poco de aire la batalla estaba por comenzar. Mi atención fue directo al Emishi con la banda en la frente. Sin titubear inicie mi primer ataque.

Contenido oculto

elijo Emishi 4

 

Ginko Harutomo

Finalmente se decidió que Rei llevaría las noticias a Takeda a toda prisa y el cuerpo de Sora sería enviado al lugar donde encontraría su merecido descanso. Ginko le deseó suerte a Rei y luego ingresó al castillo, donde avanzó detrás de los demás hasta dar con el dojo que se había improvisado y con los enemigos. Entre estos últimos, había uno que se veía un poco más débil que los demás, pero la mujer de las trampas le ganó de mano y se dirigió a atacarlo primero.

—¡Ey! Yo lo había visto primero— le dijo a su aliada en broma —Bueno, no importa...— exclamó, mientras decidía otro objetivo. Todos se veían enormes o poderosos, salvo un emishi más delgado que sostenía un arco. Ese arma le podría dar problemas, por lo que intentaría desarmarlo y esquivar sus ataques con su Tai Chi.

Contenido oculto: ACCIONES

Me voy al emishi 3
Gasto mi desarme en este wey (tenía sólo uno para todo el combate)
Uso uno de mis esquives (sólo puedo realizar 5 en toda la guerra)

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Fukushima: salón principal del castillo

—Puedes elegir a quien quieras, amigo. Simplemente, no mueras—le respondió a Gonsake.

Poco después se adentraron en el interior, donde los esperaba un gran recibimiento, hecho de vida y muerte.

[...]

—Buena suerte—les deseó a Misato y Ginko, mientras veía que se posicionaban para enfrentar sus respectivos combates.

Sus ojos se habían clavado en Sayuri, la mujer responsable del infierno superado del pasado. Kato Harima, su maestro, desenvainó. Las cosas no había ido bien, pero todo estaba dado para decidirse en este momento, y en este lugar.

—Tú—mirando a Sonada—, tu fuiste quien mató a Keitaro, en Mito. Lo atravesaste con tu naginata, por el cuello—sus ojos se achinaron, en el atisbo de una furia pasada y olvidada, cuyas cenizas volvían a vibrar—. Morirás aquí y ahora, esta será su redención, la redención de Keitaro.

En frente estaban los enemigos de Japón, y en ellos confluía otra verdad, materializada en sus cuerpos, y en sus vidas. Eran los enemigos de Japón, y eran los enemigos de su vida.
Eran los asesinos de Japón. Y habían asesinado a aquellos a quienes apreció.
Eran los mecenas de la muerte. Y habían pintado con la sangre de sus hermanos.
Eran magos del desastre. Y sus hechizos, habían dejado caer la calamidad sobre los suyos.
Eran mercaderes de desgracias. Y desgraciado él, que se los había cruzado.

"Ahora, yo soy el asesino, el mecenas, el mago y el mercader de la desgracia. Y ustedes, los condenados de esta tierra inhóspita y perdida", se dijo.

Al desenvainar, cortó el aire con una prolijidad muy digna, mientras ya cortaba a su enemigo con la imaginación.

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Voy por Sonoda