Batalla de cadáveres

Shade Mcartty.

Ufff, suspiró con alivio en el momento que los pusieron de pie. Sus piernas se estiraron cuan largo era, tuvo que bajar la cabeza para bajar del autobús sin golpearse. Sintió como el guardia lo empujaba urgiéndolo a caminar. Movió el cuello de un lado a otro, el collar estaba despidiendo una molesta luz verde que le lastimaba los ojos. El alivio de estar en movimiento nuevamente se vio mitigado por la curiosidad al entrar en aquel sitio.

Parecían entar en un coliseo romano o algo por el estilo. Con una arena, jaulas y barrotes. Nuevamente lo empujaron, no había notado que se había detenido observando todo aquello. Y todo comenzaba a tener un poco de sentido... No saldrían vivos de esta.

Se sentó donde le indicaron, viendo a Connie a su lado. Puso los ojos en blanco, descansando la espalda en la silla.

—Esto tiene pinta de esas películas malas romanas —bufó en dirección de su hermanastra. Una rápida mirada le confirmó que estaba perfectamente bien y entera.

 

Shade Mcartty.

—Día de mierda, querrás decir. —La corrigió pero le sonrió divertido empujándola un poco para alejarla—. Me siento asfixiado...—bufó.

Necesitaba quitarse esas cadenas, y todo ese peso adicional de su cuerpo. Necesitaba una cama y un baño caliente. Necesitaba unos dulces y un buen almuerzo. Necesitaba tantas cosas, pero, al parecer no las tendría hoy. Una cosa que realmente le aliviaba, era que tenía a Connie nuevamente a su lado. La prefería a ella que la tonta señorita ingenua que le había tocado en el autobús. No tenía nada en contra de la chica, pero no parecía ver el mundo como él. Y no es que Connie sí lo hiciera, pero, ya era alguien que conocía. Y que le podría entretener y qye también podría controlar un poco sus impulsos, porque comenzaba a sentir la ansiedad y el estrés comenzar a hacer mella en él.

 

Shade Mcartty.

Shade se rió, uniéndose a la burla de Connie.

—Te podía regalar cuando quisieras a mi psicóloga —resopló refiriéndose a la mujer que había viajado con él en el autobus. Por unos segundos lo pensó bien, respirando profundo. Mientras más obserbava esa jaula, más crecía su descontento y su mal presentimiento sobre aquello—. Sólo recuerda algo, niña. Siempre golpea primero, siempre te lo he dicho. Por primera vez en tu puta vita, hazme caso. —Le advirtió, sabiendo que, Corianne no era una persona débil, el que comprara eso de niña indefensa y pequeña terminaría siendo carne de cañón.

Sabía que muchos tendrían que cuidarse de ella. No al contrario, pero no estaba demás ponerla alerta.

 

Catherine Whitman

Finalmente el autobus se detuvo y uno a uno los fueron sacando, su paso había sido algo apresurado para evitar que la volvieran a empujar por su caminar algo lento en busca de ver si a los demás (específicamente Noah, no iba a mentir) también los estaban llevando a la misma dirección a la que ella estaba siendo llevada y por suerte, fue así.

Y el lugar en cuestión... bueno, tampoco era muy amigable.

Los vellos de sus brazos se erizaron al ver cómo estaba todo compuesto como si se tratara de un coliseo si lo hubieran adaptado a una jaula de aves, aves como ellos, seguramente, ¿iba a hacer que entraran allí y pelearan? ¿Había gente que realmente disfrutaría de esa clase de cosas? Su cabeza probablemente hubiera comenzado a pensar más y más cosas hasta que vio quien sentaron al lado suyo.

Sus ojos se iluminaron.

—Noah...—Sus manos rápidamente fueron a las mejillas del ajeno pese a la incomodidad de los grilletes de sus manos —, ¿estás bien? Me preocupé mucho cuando vi que te golpearon... —murmuró claramente preocupada como había admitido, acariaba su rostro con suavidad mientras buscaba alguna clase de herida visible, y por suerte, no encontró nada.

—...¿Pudiste estar bien en el viaje?

 

Noah Briggs ~

Todo aquello le hacía sentir emociones a las cuales no estaba para nada acostumbrado. ¿Jaulas y galerías? ¿Qué se suponía que iban a presenciar en esos momentos? El olor a palomitas de maíz y manzanas acarameladas aún estaba haciendo estragos en su nariz, y esos aromas embriagantemente dulces en combinación con los nervios en su estómago, conformaban la combinación perfecta para que pudiera experimentar uno de los peores episodios de náuseas en toda su vida.

Tampoco podía ignorar el motivo de la incesante inquietud de sus piernas que temblaban nerviosas conforme más tiempo pasaba sin saber exactamente dónde estaba Cathy. No sabía cómo había terminado allí siendo uno de los primeros en ser sentados si al principio de la trayectoria había ocupado uno de los últimos lugares del autobús. Al menos, desde aquella posición, había sido capaz de mantener un ojo sobre la nuca de Cath durante la gran mayoría del trayecto, y ahora, caminando en fila india, le había perdido el rastro no bien la habían bajado del autobús.

—¡Cathy!

Al fin la había encontrado. Solo esperaba que no fuera una broma cruel y lo fueran a obligar a sentarse lejos de ella.

Pero no bien se sentó en su lugar, sin saber que algún día estaría tan feliz como para volverse a sentar luego de un viaje de horas y horas en un autobús sin las más mínimas comodidades, y sintió el tacto cálido de las suaves manos de Cathy sobre su rostro, pensó que quizás, por un momento, podría olvidarse de toda la confusión que traía encima y dejarse calmar por Cathy.

¿Estás bien? Me preocupé mucho cuando vi que te golpearon... ¿Pudiste estar bien en el viaje?

Era tan reconfortante escuchar su voz.

—¿A eso le llamas ser golpeado? Cathy, que me has visto peor, vamos... —bromeó, agachando la cabeza hasta pegar su frente con la de Cathy, tomándole las muñecas, sin apartarle las manos de su rostro; solo quería ser capaz de tocarla él también—. Por supuesto que estoy bien. Ahora estoy contigo, ¿cómo podría no estarlo? —le dijo, acariciando el dorso de sus manos con sus pulgares—. ¿Tú estás bien?

De pronto su mente se detuvo en la última pregunta de Cathy. No había tenido un lugar en su mente para detenerse a pensar en Laila, y por la cara de los guardias sabía que no podía tentar a su suerte y darse vuelta para ver si la veía en algún lugar cercano, pero de verdad esperaba que fuera capaz de encontrarse con Shawn.

De verdad esperaba que ella pudiera encontrar consuelo en su persona así como él acababa de encontrarlo en Cathy.

 

. Maxwell

"¿Franny? ¿Frankie? ¿Frank? es hora chico, ve a dormir un rato, deja que tu hermano Bob haga sus cosas..."​

Contenido oculto: The Magic of the Scene...

Finalmente el bus se había detenido, tantas voces charlando, tantas voces peleando entre sí por control, al menos se callaron por un momento. Odio el ruido de la multitud, ¿Cuanto tiempo pasara hasta que vuelva a mi trabajo? extraño la oficina, extraño el olor a detergente en el teclado y el mouse recién limpiados, extraño mi café mediocre de oficina... ¿Estas seguro de esto Michael? ¿Vale la pena?

Los guardias bajaban a los individuos, lentamente, uno por uno y los trasladaban a las instalaciones, instalaciones bastante limpias, cabe destacar, me pregunto que marca de limpia vidrios utilizaran... antes de pararme de mi asiento, acomode mi camisa, cerré los botones que estaban abiertos para dejar la apariencia mas pulcra posible aunque acepto que cerrar esos tres tontos botones fue horrible teniendo tan poco espacio de maniobra al estar con grilletes, para cuando termine de hacer ello simplemente recogí mi bolso con ambas manos y cerciore que mis zapatos estuvieran bien anudados antes de bajar. "La primera impresión lo es todo" le encanta decir, todavía escucho esa frase en mi cabeza. Soy un caballero, hay que verse y actuar como uno.


Me levante lentamente para que mis piernas sintieran el movimiento, levante mis piernas y las meneaba lentamente en péndulo de adelante hacia atrás sutilmente para que no estuvieran dormidas mientras miraba al frente y acomodaba la mascara de Michael. ¿Como diablos logramos pasar esa cosa dentro de la prisión? ... no es mi problema, ese no es mi asunto.

Al bajar del bus mire al cielo por un segundo antes de emprender el camino en fila india con el resto, moviendo mis piernas dando zancadas cortas para hacer valer cada pequeño segundo, no siempre me dejan salir a escenas como estas. Nunca me dejaban salir en situaciones como esta, bueno, no creo que ni yo ni mis hermanos esperáramos esto realmente.

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Me han llevado bajo tierra junto a los actores secundarios, el niño esta en la misma hilera que mi persona y se puede ver que hay una sección exclusiva, pantallas, barrotes, focos iluminando el centro del lugar (a jail, a fucking jail, dude!) ... a algunos no parece gustarle esto, solo hace falta ver sus rostros tan cerca de mi.

— ¿Cárcel? ¿Una arena? Nada de eso, oh no, no, no, no, no... — susurraba mientras me inclinaba hacia el frente mientras estaba sentado para ver a los secundarios a mi lado, allí esta el niño al fondo, un albino y una pequeña jovencita a mi lado (sweet, sweet and loved lady...).

— Esto no es una prisión, no realmente, no es una arena de gladiadores, no es una jaula... ¿esto? ¿QUÉ NO LO VES? ... — Volteé a ver a la jovencita a mi lado, completamente entusiasmado, si estuviera sin los grilletes podría aplaudir fuertemente...


— Esta, esta pequeña, grande y hermosa sala... — unas lagrimas llegaban a salir de la mascara y deslizarse sobre ella para finalmente caer en mis piernas. — Es el escenario mas hermoso que haya visto... no hay tiempo que perder, debemos prepararnos, debo prepararme... la presentación lo es todo...

 

Catherine Whitman

Hizo una ligera mueca cuando le recordó que ya había visto peores formas en las que lo habían golpeado, lo recordaba, pero no por eso dejaría de preocuparse. Aunque, cuando lo sintió pegar su frente junto con la suya aquella mueca de preocupación había desaparecido por completo y solo quedó su sonrisa enternecida —Mientras hubieras estado bien, me siento tranquila... —Si todo había estado bien, tenía la esperanza de que Noah había podido estar bien con quien fuera que lo hubiese acompañado en el autobus.

Realmente se sentía muchisimo más tranquila.

—Sí...todo fue bien, no tienes nada de que preocuparte —A fin de cuentas, si le quitaba los repentinos enojos de su compañero de autobus, realmente no había ido tan mal por como se había mantenido centrada en si misma para no alterarse demasiado. Se obligó a apartar sus manos del rostro de Noah, pero al final sus manos volvieron a las del ajeno, no quería soltarlo —. Yo...no quiero pensar que podría verte allí adentro junto con otra persona peleando como si fuesemos animales, es horrendo.

 

neki querida te copio el sistema (?)

Noah Briggs ~
Poco a poco, Noah parecía volver a su personalidad de todos los días, como si ser capaz de ver a Cathy a los ojos por unos segundos fuera más que suficiente para recargar todas sus pilas. Realmente podría ser rodeado por el fin del mundo, pero si tenía la oportunidad de perderse en esos orbes violáceos, nada podría afectarlo. Ella tenía esa capacidad de hacerlo olvidar todo lo que estaba mal con el mundo.

Cuando escuchó a Cathy hablar, se sintió capaz de poder cerrar aquel capítulo del autobús. Cathy estaba bien, estaba junto a él en una sola pieza y con cada uno de sus hermosos cabellos en su lugar correspondiente; ya podía dejar de preocuparse y comenzar a ocuparse de hacer lo que mejor le salía: poner las necesidades de Cathy por encima de las suyas.

Y es que en el fondo no podía simplemente ignorar aquel terrible escenario que se imponía frente a ellos. Aún siendo algo completamente inanimado, parecía estar emitiendo señales que no eran del todo claras. Seguramente era su subconsciente reconociendo toda la situación como algo digno de preocupación, tal y como decía Cath, como algo sumamente peligroso, pero casi que podría jurar que aquella arena, aquel escenario inerte, parecía estar impaciente por presenciar en primera plana lo que fuera que estuviera por pasar sobre él.

—Pues si tengo que pelear ahí adentro le pienso ganar a todo el mundo, así que no tienes de qué preocuparte —le dijo, tomando una de sus manos para darle un suave beso, bajando ambos pares de manos hasta su regazo, sin dejar de sostener las de ella; su rostro ya se sentía frío ante la ausencia de su tacto en su piel, pero seguro que estar ahí metidos en su rincón, por más justo y necesario que fuera debido a lo mucho que la había hechado de menos, no era lo más sensato—. Además —hizo una breve pausa, terminando de separar su rostro de el de Cath—, yo creo que sería más peligroso para mí tener que verte a ti adentro.

Aquello había sido un pensamiento que se le había escapado en voz alta, pero no dejaba de ser una realidad. Poco le importaba recibir golpes, ya tenía cicatrices como para contar mil y un historias, pero el simple hecho de que alguien la pudiera meter ahí sin que él fuera capaz de hacer algo para impedirlo sería algo que seguro lo iba a mantener despierto toda la noche.

 

Catherine Whitman

Por mucho que le gustaría imaginarlo como siempre hacía, capaz de arreglar cada uno de sus problemas con solo estar a su lado, su gran fuerza, terquedad y demás que lo habían sacado de situaciones de las cuales ella jamás ni siquiera había llegado a imaginar, tenía miedo. Su cabeza no dejaba de gritarle que no podían ser los únicos que estaban allí, todo eso no podía ser cosa de días donde ellos fueran los primeros en entrar, que debía de haber verdaderos criminales que se habían enfrentado allí dentro antes.

Gente que le podría hacer daño.

—Siempre me preocuparé por ti de la misma forma que tu siempre te preocuparás por mi...—habló bajo, acariciando sus manos de forma cariñosa, tenía una pequeña sonrisa en sus labios pese a todos los sentimientos que tenía encima —, pero se que preocupada o no te recibiré con los brazos abiertos para felicitarte o consolarte.—Era lo único que se podía hacer en esa clase de situaciones y lo sabía, era lo mismo que venía haciendo desde que eran niños.

No dejaría que su estancia allí cambiara sus interacciones, todo lo contrario, probablemente quisiera cuidarlo más y tratar de mantenerlo bien todo lo que le fuera posible.

"Además, yo creo que sería más peligroso para mí tener que verte a ti adentro."

Mordió su labio inferior preocupada, si en el autobus lo habían golpeado solo por intentar acercarse a ella, no quería ni siquiera imaginar lo que le harían si intentaba evitar que ella entrara allí o intentara hacer cualquier otra cosa para mantenerlo a salvo. Se inclinó hacia su lado para acercar su rostro al de él, estaba esta vez algo más seria por su preocupación.

—Noah...si pasa, no veas —le pidió lo más bajo que pudo —, si yo soy la que tengo que entrar...no me veas, no quiero que te hagan nada por intentar evitarlo...no quiero que te lastimen.

 

Se le habían ocurrido mil y un bromas acerca de si solo la esperaría con los brazos abiertos o si él podía esperar algo más; todas las tonterías que sabía que siempre la hacían reír. No podía recordar ni una vez en las que un poco de humor absudo no había sido suficiente como para animar a Cath, pero algo dentro de él, quizás la madurez que ya le tardaba en llegar, le dijo que era mejor callarse y no decir nada.

La preocupación de Cathy siempre se le había manifestado como algo serio, digno de su respeto, y aún así siempre encontraba un espacio para bromear. Pero ese día era diferente, se sentía diferente, porque podía escuchar el miedo en sus palabras. No eran preocupaciones tontas de 'no llegues tarde a casa' o 'no trabajes sin comer', aquellas preocupaciones que desde ahí adentro ahora se le hacían tan banales. Y anheló cada una de ellas, extrañó cada una de ellas, porque Cathy había pasado de preocuparse por su nivel de azúcar para preocuparse por su vida, y no había nada que Noah pudiera hacer para asegurarle la seguridad de ninguno de los dos.

Y lo peor de todo era que aunque casi la totalidad de sus temores se proyectaba hacia la integridad de Cath, podía hacerse el fuerte todo lo que quisiera, pero también temía por sí mismo. Temía por la incertidumbre de no saber qué iba a pasar a continuación, y temía por el poco factor de decisión que tenía sobre su propio destino.

Simplemente apretó el agarre de su mano, entrelazando los dedos con los de Cathy, a sabiendas de que lo único seguro que tenía en ese momento era el contacto de su piel, el cual ni siquiera podía predecir cuánto podría llegar a durar. Entonces giró la cabeza con la vista al frente, con una pequeña sonrisa de lado, porque sentía que ya no se sentía en la posición de hacerle ninguna promesa a Cathy, mucho menos asegurarle que todo iba a estar bien en aquel lugar, y muchísimo menos si tenía que mirarla a los ojos en el proceso.

—No nos adelantemos a los hechos, Cathy —le dijo en voz baja tras una inspiración profunda—. Esperemos a que las cosas pasen y luego veremos cómo las resolvemos juntos.

 

Catherine Whitman

El hecho de que no pareciera que la idea de hacer una broma la hacía sentir algo más tranquila, la hacía creer que realmente entendía la razón por la cual estaba tan preocupada, esto ya no serían sus problemas comunes y corrientes si no todo lo contrario, eso se convertiria en algo tan real e impredecible que solo encontraba una manera de mantenerlo a salvo por su instinto de protegerla. Aquellos guardias no perdonarían absolutamente nada, incluso estaba segura de que Agnes sería mucho más dura que ellos y no lo deseaba.

Inlcuso si costaba, prefería saber que Noah mantenía su atención fija en otra cosa que en verla salir posiblemente herida.

Sentir que entrelazaba sus dedos la tranquilizó un poco incluso aunque perdió el contacto de sus ojos, sabía que lo que le pedía era mucho y casi inaceptable, pero era su única opción en reliadad.

—...Como siempre lo hacemos...—murmuró dejando caer su cabeza en su hombro, apretando también un poco su agarre en las manos de Noah —, veremos como solucionaremos todo esto....

 

Shade Mcartty.


—Sabes que no me gusta que me sermoneen. Pensé que se iba a poner a llorar —resopló, pensando por un momento en la chica. Volteó hacia arriba por unos segundos. Al menos tenía un nuevo compañero más comunicativo que él—. ¿Te entrevistó la chica de pelo negro de tetas geniales? —indagó. Nada más de pensar en ella se le ponía dura. Pero, ella era el centro de todo, era quién tenía la información, no ninguno de los que venía en el autobús con ellos.

Volvió a repasar los detalles en su mente, incluso el hecho de que no repetían las alineaciones a la hora de sentarlos y moverlos. ¿Tenía todo una razón de ser oculta?

 

Shawn Amery

Desde el momento en el que el autobús llegó a su destino y le forzaron a él y a Connie a salir en fila sin oponer resistencia, el ambiente se volvió frío y distante. Apretaba sus puños en silencio mientras caminaban, la mirada siempre posada en la espalda de los guardias, aguantando con entereza la creciente necesidad de girar sobre sus pasos y comprobar que Laila estuviese bien. Paciente, solo podía consolarse ante la idea de tener a Connie allí, de poder defenderla si se diese el caso. Su hermano se encontraba varios metros delante de ellos y sentía ahora la responsabilidad de cuidarla en su ausencia, después del trato que tuvo con él en el autobús.

Era lo único que podía hacer por ella.

Pero Agnes tenía otro destino para ellos. Al llegar a una extraña sala les ordenó ubicarse en la gradería en el orden que ella impartiese, y observó a Connie alejarse en silencio hacia Shade, pudiendo respirar tranquilo al saber que al menos ella estaría bien. Alzó la mirada, caminando en silencio hacia su asiento, cuando su corazón se detuvo al poder ver finalmente a Laila entre los presos, subiendo las escaleras hasta la fila en la que se encontraba. Supo entonces que le habían destinado en el asiento contiguo al de ella, y todo el cansancio y la tensión acumulada del viaje se desvanecieron en cuanto pudo rodearla con sus brazos.

A pesar de la incomodidad de los grilletes en sus manos, no podía desear nada más en aquel momento.

—Laila... Me alegra tanto que estés bien —susurró en su oído, apoyando su barbilla en el hombro de la joven, dejando reconfortarse en la calidez de aquel contacto. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano por ocultar el miedo de su voz, de evitar que sonase quebrada. No podía darle más razones para que se preocupara. Lentamente se separó de ella, dirigiéndole una cálida sonrisa mientras acariciaba su cabello con cariño, del mismo modo que había hecho antes con su acompañante—. ¿Cómo te encuentras? ¿Te han hecho daño? Si es así yo...

Pero las palabras murieron en su garganta al divisar con la mirada a aquel chico que había visto compartiendo asiento con Laila. Sus miradas se cruzaron por un instante, y Shawn le dirigió una expresión de sincera gratitud. Le hubiese protegido o no, al menos había estado a su lado, y si estaba ahora allí con él, su compañía había sido suficiente para traerla sana y salva.

 

Una gran pantalla descendió sobre la jaula, mostrando los nombres de distintas especies de aves. Cada uno es capaz de reconocer o recordar el nombre que Agnes les asignó. Uno de los guardas presionó el botón para optener uno de los combatientes, rodando los nombres en un sin fin de veces hasta que comenzó a detenerse, de apoco.

Aves vivas

1.Sinsonte
2.Cuervo
3.Colibrí
4.Petirrojo
5.Buitre palmero
6. Hawk
7. Lammergeier.
8. Golondrina

Y el primero en probar la arena de batalla, ha sido... El colibrí.

• Deben permanecer sentados hasta que se vuelva a lanzar dados por saber quién será el contrincante.