Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

Tema en 'CLAMP' iniciado por Pam, 14 Julio 2007.

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  1.  
    Zukita Yasha

    Zukita Yasha Entusiasta

    Tauro
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    La conti estuvo genial!!!
    Me encanto!
    Yukito la beso!!! Al fin!!! Que tierno!!!O.O
    Que hara Sakura?
    Espero la conti con muchisimas ansias!
     
  2.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    estubo genial, magnifico, me encanto, Yue es tan tierno
    lo adoro, espero que lo continues pronto.

    un beso.
     
  3.  
    compudescams

    compudescams Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!
    pero que tiernoooooooooooooooooooooooooo
    el ultimo pedazo lo tube q volver a leer porq no lo creiaaaaaaaaa
    jejeej fue algo inesperado ejeje
     
  4.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Lamento mucho la demora ToT, pero aquí les dejo la continuación.
    Espero ansiosa sus críticas ;).

    Capitulo XVII

    Complicaciones

    Ya había pasado exactamente 15 días desde que Sakura había iniciado nuevamente sus clases en la universidad después de haber tenido esas largas vacaciones y casi ya no se veía con sus guardianes a causa de las extenuantes actividades que tenía que realizar a diario.
    Casi siempre evitaba poder verse con el ángel o cruzarse con él. Su hermano se percato de su extraña reacción y del nerviosismo al estar presente Yukito a la hora del desayuno y de la cena. La tensión parecía que la iba consumiendo a los pocos y su corazón ahora hecho una espesa niebla de desconcierto empeoraba las cosas. Al menos tenía el consuelo de que su padre aún no regresaba de su viaje y las veces que llamaba se notaba la alegría en su voz. Eso la calmaba bastante y la dejaba feliz de que haya ido. Como los cambios de actitud entre su guardián y ella habían sido tan radicales, el joven de cabellos grises decidió volver a su hogar porque ya estaba bastante recuperado. Esa misma mañana comenzó a realizar su pequeña mudanza aprovechando que Sakura estaba en la universidad y que llegaría tarde.

    Bien, creo que ya esta todo aquí —dejando las cajas fuera de la casa—. Touya ya llegará muy entrada la noche, aún tiene mucho trabajo —comentó Yukito recogiendo de apoco las cosas en su automóvil.
    —Estoy seguro que le avisará —comento el pequeño león sospechando algo—. Hoy debo ir a ver a Spinel.
    —¿Ella lo sabe?
    —Así es…despreocúpate —afirmó agitando su pequeña patita—. Por cierto, quisiera hablar con Yue.

    Sin rodeos apareció el ángel ante su hermano, observándolo con cierta suspicacia. Ambos ingresaron al interior de la casa nuevamente para no ser vistos y poder conversar con más calma.

    Necesito que cuides a Sakura mientras este fuera —pidió con cierta intranquilidad—, por esa razón quédate aquí hasta que venga su hermano. Yo iré para averiguar más sobre ese sujeto —manifestó con cierto disgusto.

    Yue no dijo nada, tan sólo hubo un gran silencio que le dio a entender al osito amarillo que cumpliría con su petición sin problemas. Se acercó él hasta la luna y soltando un suspiro dijo:

    Debo hablar seriamente contigo y espero que estés dispuesto a emitir algunas palabras. Has estado menos comunicativo que antes —declaró admirando sus ojos grises.

    Aún con los brazos cruzados este tan sólo cerró los ojos y desplegando sus alas blancas a lo largo se volvió a esconder en ellas para dejar aparecer a Yukito segundos después. Luego de eso, Kerberos fue volando fuera de la casa para encaminarse en la nueva residencia de Eriol sin pérdida de tiempo. Yukito aprovecho el momento y fue a terminar de recoger sus pertenencias para luego ir a su trabajo.

    …………………………..

    ¿Qué te ocurre, Sakura? Estás muy distante —mencionó Tsuki al verla sentada bajo los árboles.
    —¿Hoe…? —reaccionando al oír la voz de su compañera de clase—. Perdóname, es que estaba pensando en algunas cosas que deje pendiente.
    —¿De veras…? —enarcando una ceja bastante desconfiada—. No creo que sea eso lo que te tiene así —sentándose junto a ella—. Conozco muy bien esa mirada que tienes.
    —¿A qué te refieres?
    —Estas melancólica desde que iniciamos las clases y te la pasas en las nubes pese a que realices los trabajos que nos dan los maestros —cruzándose de brazos al ver el rostro confundido de su compañera—. Te diré de la manera más simple —tomando un poco de aire para continuar—. Sufres por un amor no correspondido, eso es lo que te ocurre —cerrando los ojos por unos instantes.
    —¿No…correspondido? —parpadeando varias veces sin entender porque le decía esas cosas.
    —Sí —aseveró su acompañante—. Ya me sucedió algo similar —analizando la mirada verde de la castaña al notar algo más en la profundidad de ellos—. Hay no.
    —¿Q-qué ocurre?
    —No solo sufres por amor si no que estas… ¡enamorada de otra persona! —exclamó emocionada.
    —¡¿QUÉ?! —gritó espantada alejándose unos metros reptando.
    —Eso si no me lo esperaba —declaró con los ojos brillantes y llenos de emoción.

    Tsuki era una persona bastante extraña. Se emocionaba con todo lo referente a las rupturas amorosas o sufrimientos provocados por un amor imposible. Casi siempre actuaba de consejera y era muy buena en ello. Tenía la habilidad de dar en el blanco con respecto a lo que sentían las personas tan sólo con verlas a los ojos, pero en este caso, Sakura pensaba que exageraba las cosas.
    Estaba tan asustada con lo que ella mencionó que ni siquiera pensó que le iba a decir tal cosa. Ahora toda esa conversación la dejaba más perturbada que nunca.

    T-te equivocas, no es eso —dijo bastante inquieta.
    —Sí lo es, porque si no fuera así no estarías en shock como lo estás ahora —sonriendo triunfante.
    —Por favor, Tsuki —suplicaba sudando frío—. Dejemos esto de lado, ¿sí?
    —De acuerdo, pero sé que estoy en lo cierto. Veo en tus ojos que estas perdida en ese laberinto del cual no puedes salir por ahora —observando como se incorporaba lentamente—. Pero en breve lograrás encontrar la salida —sonriendo alegre.
    —Eso…espero —riendo nerviosa—. Nos vemos después —caminando en dirección a la entrada de la universidad.

    La chica de cabellos negros tan sólo sonrió ante el susto que le provoco a su compañera teniendo la seguridad de que no se equivocó en lo más mínimo.

    ……………………………

    La obra iba en progreso y cada vez más rápido lograrían llegar al objetivo final. Cada uno estaba sumergido en sus respectivas labores. Al llegar Tsukishiro allí, tanto él como Kinomoto seguían sus inspecciones de rutina por la construcción y dando las órdenes necesarias para que todo vaya de acuerdo a lo planeado en un principio. En medio de todo aquel desorden en una de las áreas del terreno en que estaban edificando, entre idas y venidas por parte de Kinomoto, se topó con su compañera, la cual, no perdió la oportunidad de recordarle lo más importante que dejaron para ese día en la noche.

    —¡Touya! —emitió con mucha energía la hermosa pelicafé—. Recuerda que tenemos una cita pendiente, que no se te olvide —manifestó a modo de orden.
    —Te pasaré a buscar hoy a las 8 —con su habitual seriedad.
    —Me parece bien —plantándole un beso en medio de sus compañeros—. Nos vemos —caminando seductoramente ante todos los obreros y demás arquitectos que estaban presentes.

    Una sonrisa bastante graciosa se dibujó en el rostro de su amigo que los estaba observando a unos metros de allí. Todos los presentes quedaron anonadados ante aquella demostración de afecto por parte de Akitsuki. Para todos fue sorprendente, pero para Touya fue ponerlo en total ridículo frente a los demás. Tsukishiro se acercó con tranquilidad hasta su amigo al ver lo molesto que se situaba en ese momento.

    Supongo que esto nos demuestra que sí tienes algo que ver con Nakuru —recalcó lo que veía en la mirada de los presentes.
    —Mejor no digas nada, por favor —dijo entre dientes—. Continúen con su trabajo… —declaró a modo de excusa para continuar con lo suyo.
    —Touya —viendo que éste se volvía a verlo—, necesito hab…
    —Kinomoto —interrumpió de golpe la conversación uno de sus compañeros—. Te buscan —comentó sin rodeos.
    —¿Quién…?
    —Es un hombre. Al parecer un extranjero. Su japonés es horrible —dijo burlescamente.

    Apenas con oír la palabra extranjero algo se revolvió en los adentros del trigueño. El joven de gafas noto cierto cambio de humor en la expresión de su amigo. Sabía que algo andaba mal. Fue hasta la entrada para cerciorarse de quien lo iba a buscar en horas de trabajo encontrándose con un hombre bastante mayor, bien trajeado y acompañado de dos guardaespaldas.

    Buenos días —saludó amablemente el hombre de unos 40 años—. Lamento haberlo molestado, pero vengo a entregarle esto —alcanzándole una pequeña caja.
    —¿De qué se trata?
    —El joven Di Angelo me encargó que le entregara esto —observando el rostro pensativo del ingeniero—. Lamento no poder darle más información. Tan sólo soy su mayordomo —explicaba el hombre en su idioma natal.

    Caviló por unos instantes aquel apellido y recordó la situación por la que atravesó Daidouji aquella noche. No le parecía nada normal lo que estaba ocurriendo. Tan sólo extendió la mano para tomar lo que le había traído sin decir nada más.

    —Que tenga un buen día —profesó marchándose el sujeto con tranquilidad hasta el Mercedes-Benz negro lleno de guardaespaldas.

    El ingeniero fue hasta un pequeño remolque que estaba alejado de la construcción y se adentró en él para analizar la caja que tenía en manos. La abrió con tranquilidad topándose con un pendiente bastante costoso. Junto a el, se hallaba una pequeña nota dónde le citaba a un sitio bastante apartado de Tomoeda. Con rapidez recogió lo necesario y fue dónde Yukito para que lo cubriera por unas horas. Éste accedió sin problemas al ver cuán inquieto estaba.

    —¿Qué ocurre, Touya? —dijo inquisitivo el joven al ver que se montaba en su auto.
    —Ocurrió un imprevisto, es todo. Volveré en cuanto termine —arrancando el auto apresurado.

    Lo vio alejarse sin poder siquiera comprender lo que estaba sucediendo. Ahora todo seria más complicado para la amatista y el trigueño.

    Sólo espero que no haya sido nada grave… —musitó para sí el joven de gafas observando la carretera.

    ……………………………………

    La visita tan inesperada de la joven azabache tomo por sorpresa a la futura esposa de su ex maestro de primaria. Le había ido a entregar el vestido de novia que se terminó de confeccionar hace algunos días atrás. Aún se hallaba en su casa preparando unas cuantas cosas más para la boda en su patio, rodeada de muchos arreglos florales, hasta que logró divisar a la diseñadora que se encaminaba al pequeño barandal. Estaba tan alegre de verla que dejo lo que estaba haciendo para ir a recibirla.

    Buenos días, Tomoyo. Que grata sorpresa —saludó amable.
    —Buenos días —esbozando una encantadora sonrisa—. Te traje el vestido. Ya esta listo —alcanzándole una enorme caja blanca que traía en manos—. Pensé que sería mejor que te lo traiga hasta aquí en tu casa porque sé que estas muy ocupada con tu trabajo por las tardes además de que estas haciéndote cargo de tu boda.
    —¡Oh! Aprecio mucho que me lo hayas traído hasta aquí, no debiste molestarte. Tu tienes aún más trabajo que yo —expresó avergonzada.
    —No te preocupes por eso, por favor —tranquilizando a la joven—. Tan sólo avísame si todo esta de acuerdo a tu gusto.
    —Estoy segura que está mucho mejor de lo que imaginaba —manifestó emocionada—. El modelo que habías diseñado parecía sacado de un cuento de hadas —admirando lo que sostenía en manos.
    —Agradezco mucho tus elogios.
    —Perdóname, que descortés fui —dejando sobre la mesa la caja—. Por favor, siéntate —dándole paso para que tome asiento— ¿No gustas un poco de té?
    —No, muchas gracias. Tan sólo he venido por un rato porque, además de eso, quería invitarte a dar un paseo por el centro comercial si no estas muy ocupada —propuso casi sin pensar mucho en lo que había dicho.
    —Me parece una buena idea. Aprovecharé y compraré unas cosas que me faltan —tratando de recordar todo lo que debía traer—. Iré por mi bolso.
    —Claro.

    Minutos más tarde Rika apareció con su bolso en manos y fueron juntas al centro comercial acompañadas de sus guardaespaldas. Habían disfrutado un estupendo día de compras y más aún charlando de cosas del pasado y de cuando aún estaban en la escuela primaria.
    Todo parecía muy calmo y relajante para ambas pero no se percataron que estaban siendo seguidas por unos cuantos hombres. Una vez que Rika volvió a lo suyo, Tomoyo fue hasta la empresa, ignorando el peligro que la estaba acechando.

    ………………………………

    La tarde llegó veloz y junto con ella se avecinaba una tormenta. El firmamento oscuro y cubierto de nubes grises envolvían a la ciudad con rapidez. La fuerte brisa que empezaba a sentirse en los alrededores comenzaba a anunciar a los habitantes que debían resguardarse bajo un techo seguro. Mientras tanto, los alumnos del 4º año aún estaban escuchando las últimas instrucciones para luego marcharse a sus hogares.

    No olviden leer todo el capitulo XVI y XIX para la próxima clase —informaba el maestro—. Ahora procederé a entregarles los exámenes de la vez pasada antes de que se retiren.

    Los fue llamando de a uno para que revisen sus calificaciones hasta que la lluvia se dejó oír fuera del campus. Apenas Sakura terminó de revisar sus calificaciones fue corriendo hasta la salida para poder ir a su casa. Tsuki había ido tras ella puesto que siempre la acompañaba, notando con cuanta rapidez iba su compañera esa tarde.

    ¡Espera, Sakura! —gritaba persiguiéndola por las escaleras.
    —¡Lo siento, Tsuki pero llevo mucha prisa!
    —¡No puedes marcharte así!
    —¡Pero debo llegar a casa a tiempo! —dijo deteniéndose bruscamente frente a la entrada al ver a la furia de la naturaleza.
    —Te mojaras…y pescarás un resfriado —musito bastante cansada después de haber corrido tanto.
    —No importa, correré el riesgo —echándose a correr nuevamente en medio de la fuerte tormenta.
    —¡Sakura, regresa! —pedía con desespero su compañera.
    —¡Nos vemos mañana, adiós! —comentó la joven agitando la mano y echándose a correr a toda velocidad.

    No le quedó más remedio que ir en esas condiciones. Al menos tenía la seguridad de que en breve llegaría puesto que no quedaba muy lejos de su casa el campus. Pese a que ya ni siquiera le importaba cuan mojada estaba al menos estaría más tranquila de llegar temprano.
    Media hora después Sakura podía vislumbrar su casa, adentrándose lo más rápido que podía.

    ¡Ya llegue! —anunciaba olvidando que estaba sola—. Es verdad, Kero…no esta en casa —se dijo para sí misma sentándose de golpe en el vestíbulo a causa del cansancio.

    El ángel guardián estaba parado en la sala sin un motivo aparente. La castaña aún no se percató de su presencia al estar tan concentrada secando sus cosas. Al ponerse de pie y dar unos pasos se encontró con ese ser halado observándola fijamente. La tensión entre ambos era muy grande y la incomodidad aún mayor. Un enredo indescriptible ocurría con la muchacha al rememorar las palabras de Tsuki. Su mirada revelaba muchas cosas y su corazón latía con fuerza como si fuera a salir en cualquier instante.

    No pensé…que estarías en la casa —manifestó estremeciéndose levemente.

    Éste no dijo nada, tan sólo permaneció en silencio observándola con mucha preocupación al ver cuan ruborizada estaba. Se encaminó con cuidado hasta su habitación dejando a solas a su protector puesto que no obtuvo ninguna respuesta. Un suspiro leve se dejo oír en los pasillos anunciando cuan deprimida estaba. Dejo caer sus libros un poco hecho trizas a causa de la lluvia y los dejo a un lado sin darle importancia. Su guardián le siguió los pasos al notar la tristeza reflejada en sus ojos. Antes de llegar a su habitación se detuvo en seco al oír que su maestra hablaba consigo misma casi en un susurro.

    —Sé que por mi culpa esto quedó así, pero debo hablar con él —comentó decidida saliendo impetuosamente de su habitación.

    Fue sin fijarse en su camino chocando con él de frente, sujetándola antes de caer al suelo. Abrió lentamente su ojo izquierdo al notar que no se hallaba en el piso, sino que pegada al pecho de éste. Quedó bastante asustada en un principio y ahora que lo tenía tan cerca, se sentía…diferente. Como la castaña no reaccionaba a causa del susto su guardián preguntó por su estado logrando estremecerla accidentalmente al oír su voz.

    —¿Se encuentra bien? —cuestionó tomándola de los hombros.
    —S-sí —musitó bastante nerviosa con su corazón latiendo con mucha fuerza—. Lo siento mucho, no sabía que habías subido—éste no dijo nada tan sólo siguió en silencio—. *Lo siento tan lejos* —pensaba sin mirarlo a los ojos—. ¿Podemos hablar? —inquirió con un hilo de voz separándose un poco de él para verlo a los ojos.

    Éste afirmó moviendo la cabeza por un momento y guiado por ella se adentraron en su habitación. Llovía y pareciera que los sentimientos de ella estaban de acuerdo con ese clima tan frío y nublado. Repentinamente, con esa sensación amarga en su pecho que provocaba cierta tristeza al tener que estar tan distanciada de su guardián, recordó el momento en el que él le había revelado la verdad.

    Flash back

    Ese beso, ese beso tan cálido y lleno de amor que le había obsequiado la dejo desbaratada, la desarmó por completo y no sabia que decir o hacer al recibir tal sorpresa. Ambos se veían fijamente mientras el rostro de su dueña se ruborizaba por completo. La noche estrellada y bastante pacífica otorgaba tanta paz y al mismo tiempo tanta inquietud meciéndose en los adentros de la muchacha y de su protector. Ante aquel silencio sepulcral, su custodio decidió confesar verbalmente sus sentimientos puesto que ya le había robado un tierno beso a su dulce acompañante.

    —Me he enamorado de usted —emitió de manera sencilla admirando los orbes esmeralda que tenía ante sí.

    Ésta abrió desmesuradamente sus ojos ante tal revelación. La japonesa no podía dar crédito a lo que oía. Pensaba que era un sueño, pero era lo más real que había vivido esos últimos días. Su rostro quedó más enrojecido que antes sin saber cuales serían las palabras adecuadas para esa situación.

    —Yue —profirió con pesar—. Yo…no creí que tú sentías algo por mí y que te haya hecho…sufrir tanto —admirando sus ojos color plata.
    —Nunca me ha hecho sufrir —manifestó con honestidad—. Usted me quería a su modo y yo al mío.
    —Sí, pero esto es…diferente —comentó admirando la pasiva expresión de su rostro.
    —No quería mortificarla con esto —poniéndose de pie—. Ahora que ya sabe la verdad no es necesario que se sienta culpable o confusa puesto que yo soy su guardián y le debo mi respeto y lealtad como tal —dijo sin esperar una respuesta—. Tan sólo espero que perdone mi atrevimiento —alejándose de aquel banco en el cual estaba sentada la dueña de su corazón.
    —Espera, Yue… —tratando de detenerlo.

    Intentó ir tras él, pero el ya se había alejado lo suficiente sin darle tiempo de poder explicarle las cosas.

    Fin flash back

    Ambos estaban en silencio sin decir nada, ambos de pie y distanciados tan solo unos pasos el uno del otro. Su vigilante admiraba de pies a cabeza aquella menuda figura tan sencilla y tan bella tanto por dentro como por fuera, notando cuan nerviosa estaba sin saber como iniciar la conversación. Estaba con las manos juntas y con el cabello ensopado a causa de las aguas frías de esa tormenta sin darle importancia a su exposición a pescar un horrible resfriado o algo peor. De pronto, después de tanto trastabillar esa tarde y darle vueltas al asunto durante tantos días sin poder expresarlo como ella quisiera, decidió hablar al fin:

    Sé que estuve huyendo de ti estos últimos días sin poder siquiera decirte buenos días —pasando saliva con dificultad—, pero aquella noche yo no pensé… —callando por un momento—, no pensé que tú estabas guardando contigo aquellos sentimientos hacía mí —dijo casi en un murmullo—. Y por esa razón yo… —callando súbitamente al ver que se acercaba a ella.

    La mirada tan penetrante de él la había dominado por completo provocando una conmoción en ella. Había quedado en absoluto silencio al notar que la veía de una forma extraña. Su elegante figura y la seriedad plasmada en su rostro angelical denotaban su angustia al verla en ese estado, pero de momento la salud de su maestra importaba más.

    Será mejor que se cambie de ropa ahora mismo o la fiebre aumentará —al ver su tez levemente ruborizada.
    —No me importa eso ahora… —comentó de manera ahogada—, lo importante es lo que tengo que decirte y ya no pienso esperar —profirió quedamente.
    —Por favor, maestra —pidió con la voz angustiada.

    Dejo ver una sonrisa bastante desanimada creyendo que él no quería escucharla. Recogió lo necesario y fue a tomar un baño mientras él aguardaba escaleras abajo.

    —*¿Por qué no me dejo continuar…? —pensaba mientras colocaba shampoo en su cabellera larga—. Ni siquiera pude decir lo que quería y si sigo callando creo que no soportaré esto por mucho tiempo* —fregando su cabello con lentitud.

    Después de largo rato había terminado de darse un buen baño y arreglarse. Se sentía un poco cansada pero de todos modos decidiría solucionar lo que quedó pendiente hace tantos días atrás. Fue en busca de su guardián hallándolo en el mismo sitio. Sus ojos grises denotaban más serenidad al ver que ella cumplió con su petición. Ahora que estaba más calmo, esperó a que la joven diga algo.

    Seré breve —farfulló—. Yo no tengo nada que perdonarte porque eres libre de amar a quien quieras tanto tú como Kero —manifestó con timidez admirando la profundidad de sus ojos—. Aún no es fácil para mí asimilar todo esto, pero quiero que sepas que el decirle lo que sientes a alguien no es incorrecto. Lamento mucho todo esto, Yue —argumentó con la aflicción a flor de piel.

    Un molesto silencio volvió a reinar en la casa de los Kinomoto por largo rato. La luna no se inmutó ante lo dicho por ella, tan sólo se limito a verla. A Sakura le empezaba a desquiciar aquella actitud tan suya y en un arrebato de impaciencia y con el corazón latiéndole de manera furiosa en su pecho dijo:

    ¿Acaso no me dirás nada…? —frunciendo su entrecejo y dejando ver en sus ojos verdes cierta incredulidad por la actitud de su protector—. Al menos dime algo, por favor —suplicó desesperada cayendo rendida en el sofá.

    Dio unos pasos hasta ella y quedando a su altura la contemplaba pese a que ocultaba su rostro con sus manos. Sintió su presencia junto a ella y apartó sus manos para poder ver si no estaba equivocada.
    Efectivamente, él estaba frente a sus ojos, admirándola con tanta calma y al mismo tiempo con tanta consideración al oírla tan desesperada y confusa. Ella esperaba con ansias que emita aunque sea una palabra y conciente de lo que anhelaba tanto en ese momento su dueña, profirió su más sincero sentir hacia ésta:

    Te amo.

    Parpadeó sorprendida ante aquella respuesta sin evitar alargar un poco los brazos y aferrarse a él con la misma ansiedad con que había esperado que le dijera algo. Sakura experimentó tanta paz y tanta felicidad al estar cerca de él que no pudo evitar sonreír y recordar aquel sueño que tuvo hace algún tiempo. Su ángel guardián correspondió dichoso aquel abrazo que, al separarse ella para poder verlo al rostro, atisbó algo distinto en la profundidad de aquellos ojos grises tan misteriosos.
    Ya no supo ni como ni cuando sus labios volvieron a sentir la calidez de los suyos con aquel beso tan dulce como la miel y al mismo tiempo tan embriagador, logrando renacer en sus adentros ese sentimiento tan maravilloso y extraordinario.
    Era inevitable intentar negar cuanto se necesitaban el uno al otro y se dieron cuenta de ello con aquel sentimiento que empezaba a florecer en ese momento.

    Continuará…
     
  5.  
    sakurandrea

    sakurandrea Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Fantastico, excelente me quito el sombrero delante de ti es lo mejor que he leido, el final de este capitulo me llego al corazon sigue asi continualo........buena suerte.
     
  6.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    no puedo creerlo, eres genial, me encanta, me encanta
    tienes que continuar pero ya
    eres toda una experta en esto de escribir la historia
    y la pareja de Sakura-Yue me encanta, sigue a si que
    soy tu fan #1
    espero que esta vez no tardes siglos en actualizar,
    bueno me despido.
    un beso
     
  7.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Agradezco mucho su comentario chicas, hice lo mejor que pude pero creo que no es lo suficiente, casi siempre digo que mis historias son muy estériles y ásperas al leerlo xD.
    Sinceramente espero yo también poder actualizarlo en breve aunque se me atraviesan demasiados quehaceres este mes. Talvez lo continue antes de navidad y les deje lo que sigue de esta historia.
    Nuevamente muchas gracias por su apoyo.
    Salu2.
     
  8.  
    compudescams

    compudescams Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    aaaaaaaaaaaaaaaaaaai
    me muero!! es muy tierno ya quisiera yo que Yue fuera así conmigo ¬¬
    pero no debo pedir imposibles u.u
    jaja bueno, la cuestion es q me quede un poco mmm sorprendida por la reaccion de Sakura
    pero... si puedo decir que me gusto mucho ^^
    aunque me intriga mucho que pasara con Tomoyo MMM
    bueno, me despido
    matta ne!!
    atte:ayelen
     
  9.  
    Pam

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Capitulo XVIII

    El plan de Donato

    La fuerte tormenta por fin había cesado y con ella llegaba la calma de los ciudadanos. Ya eran las 6:30 de la tarde y la joven de cabellos azabache seguía aterrada ante la situación que atravesaba en esos momentos. El joven italiano sonreía maliciosamente al tenerla a su merced, y más aún, sabiendo que ella debería complacerlo ya sea por las buenas o por las malas. Aquella expresión de victoria plasmada en su rostro esperaba paciente la llegada de su invitado a la fiesta que pretendía dar en la pequeña casa abandonada ubicada cerca de una mansión que empezaban a construir. Lo ayudaba bastante puesto que estaban alejados de las demás casas y no tendría problemas para llevar a cabo su plan.
    Admiraba a la amatista atada de pies y manos en una cama. Notaba el horror en su rostro. Estaba feliz al haber caído en su trampa sin que se percaten siquiera sus guardaespaldas de tal jugarreta del destino ignorando completamente quien la había secuestrado.

    Flash back…

    La distinguida joven (después de haber pasado una hermosa mañana), decidió ir a su lugar de trabajo como era costumbre. Recorría con tranquilidad los pasillos de la empresa hasta subir a uno de los ascensores para poder llegar a su oficina. Una vez allí salió escoltada de sus discretas acompañantes y al recordar que ni siquiera habían almorzado aún, sintió piedad de ellas y un poco avergonzada profirió pasivamente:

    —Pueden retirarse —comunicó—. Lamento haberlas retenido tanto, y en compensación por lo sucedido, tienen la tarde libre. Les avisaré cuando necesite de sus servicios —sonriendo levemente.
    —Agradecemos su generosidad —manifestó una de ellas—. Con su permiso —retirándose las 4 jóvenes en absoluto silencio.

    Una vez que quedó asolas fue hasta la puerta que daba a su oficina y, al estar dentro, sus ojos vislumbraron una pequeña caja que reposaba en su escritorio. Bastante curiosa se acercó hasta aquel objeto y lo observó con mucha atención sin tocarlo. Se sentó en la cómoda silla analizando desde allí la caja hasta que el golpeteo constante en la puerta la sobresalto lo suficiente para poder reaccionar.

    Adelante —pronunció como una autómata al ver a su secretaria que ingresaba.
    —Lamento no haber venido antes pero le han traído esto en su ausencia —entregándole un sobre—. Venía junto con la caja —señalándole con los ojos aquel objeto que reposaba aún sobre el escritorio.
    —¿Entregaron los vestidos para la nueva campaña…? —dejando a un lado el sobre.
    —Así es. Ya esta todo listo, tan sólo falta que supervise los calzados y los trajes masculinos. Le hemos enviado al señor Terada el traje que escogió para su boda en su domicilio como usted había pedido.
    —Se lo agradezco, Sakiko. Eso es todo lo quería saber —sonriendo de manera extraña.

    La muchacha tan sólo asintió y abandonó la oficina sin decir nada más. Tomó el sobre blanco en sus manos y lo abrió con cuidado. Lo único que pedía aquella nota que había dentro era que acepte el regalo como muestra de cariño. Dejo a un lado la nota y sintiéndose atraída por la caja lo abrió y observó algo extrañada la cadena que se hallaba dentro. Le parecía muy familiar aquella preciosidad tan costosa pero delicada a la vez, hasta que, minutos después le llegaron los recuerdos a la mente como un rayo.

    Donato —declaró estremeciéndose involuntariamente.

    La cadena que sostenía en manos era la misma que había llevado puesta la última vez que vio a Donato en el restaurante. Ella se encaminaba junto a su secretaria para darle unas órdenes, pero antes de poder llegar junto a ella los mismos hombres que la estaban vigilando en toda la mañana se interpusieron en su camino.

    —Señorita Daidouji —dijo uno de ellos—. Me halaga haberla encontrado. Soy Hiroshi Komagata —se presentaba el hombre con tranquilidad—. He venido en representación del señor Yoruishi para hablar de la nueva campaña.
    —Señorita…estos hombres insistieron en verla —decía Sakiko sintiéndose avergonzada al no lograr detenerlos a tiempo para informarle a ella.
    —Yo…los atenderé —dijo casi en un susurró sin entender lo que pasaba—. Puedes retirarte —viendo como se alejaba nuevamente la muchacha.
    —Lamento mucho mi insistencia pero necesitaba hablar personalmente con usted sobre esto —explicó el fornido hombre—. Usted comprenderá.
    —Por…supuesto —articuló a duras penas—. No estaba enterada que vendría hoy —analizando sus palabras con cuidado—. El señor Yoruishi no me ha comunicado nada al respecto.
    —Lamentamos esta inesperada visita a su empresa, pero el tuvo que realizar un viaje de emergencia. Ojala no le incomode que hablemos de negocios ahora —sonriendo abiertamente con la joven.
    —No es ninguna molestia…adelante —dijo amable invitándolos a ingresar a su despacho.

    Como todo hombre cortes, dejó entrar a la dama primero y tras él iban los demás que se hacían pasar por sus guardaespaldas. Una vez que todos estuvieron dentro —sintiéndose seguros de que las cámaras de vigilancia no estorbarían— cerraron la puerta y tomaron a la joven del brazo, le taparon la boca para que no grite y oyera atentamente las órdenes impuestas por su jefe. Daidouji forcejeaba pero no lograba nada hasta que uno de ellos decidió proseguir con el plan impuesto por su amo.

    —Si intenta gritar o llamar a seguridad, tenga por seguro que la pasará muy mal y su madre junto a usted, ¿entendido? —ésta asintió sin remedio—. Perfecto. Ahora escuche muy bien lo que hará en los próximos minutos que le daré…nosotros la estaremos esperando en el edificio Honkan. Usted deberá ir sola y no podrá realizar ningún tipo de aviso o llamada siquiera ya que esta bien vigilada. Deberá abandonar el edificio con toda naturalidad para ir a nuestro encuentro. En cuanto salgamos de aquí esperará 10 minutos que son los suficientes para que abandonemos la empresa. Tiene 15 minutos para llegar hasta allí así que es mejor que coopere —liberándola sus hombres.

    La pobre mujer aterrorizada tan sólo se dejo caer en el cómodo sofá al ver que todos los hombres la rodeaban como lobos salvajes acorralando a su presa. Intentando poder pensar con la cabeza fría sin echarse a la desesperación inquirió:

    —¿Quién está…detrás de todo esto?
    —Pronto lo sabrá —caminando en dirección a la puerta—. Uno de los míos la estará esperando fuera de la empresa. No se le ocurra dar un paso en falso —advirtió—. Por cierto —dijo hurgando en uno de sus bolsillos—. Colóquese esto —pasándole un prendedor pequeño y bastante discreto—. Con esto sabremos que no cometerá ninguna estupidez.

    Le parecía un espantoso sueño todo lo que estaba pasando y al ver los hombres que estaba tan asustada la tomó del rostro con rudeza logrando volverla en sí.

    —No querrá que se lo coloque yo, ¿o sí muñeca? —notando como apartaba su rostro a un lado y se colocaba aquel objeto por su saco.

    Después de concretar la primera parte de la misión todos los hombres se retiraron con absoluta tranquilidad abandonando el edificio. La elegante joven estaba muy asustada pero debía actuar con naturalidad si no quería que le hagan daño a su madre. Como pudo trató de tranquilizarse y actuar de manera normal —cosa que le costaba bastante en un momento así—. Al pasar los 10 minutos abandono su despacho y de manera natural salió a las calles para ir al encuentro de esos sujetos. Con la cámara que traía puesto ella monitoreaban cada uno de sus movimientos y una vez que llegó al lugar citado, los hombres la escoltaron al sitio en el que se encontraba su jefe, no sin antes atarle las manos y los pies, amordazarla y vendarle los ojos.

    Fin flash back…

    La diseñadora no sabía que ocurría a su alrededor puesto que no oía voces, tan sólo los pasos de alguien que la rodeaba constantemente hasta que oyó que cerraban la puerta con violencia y la dejaban sola en aquella habitación.
    Donato había ido hasta el recibidor junto a los hombres de confianza que había contratado, dándole las nuevas órdenes que deberían cumplir al pie de la letra.

    Una vez que llegue ese sujeto hasta aquí, custodiarán la entrada a como de lugar.
    —Descuide señor, por aquí no frecuentan mucho las personas —comentó uno de los hombres.
    —Me parece bien. Ahora es tan sólo cuestión de tiempo —dijo riendo.

    …………………………………

    En un lugar apartado de la ciudad, el Hechicero Negro seguía maldiciendo la mala suerte de haberse encontrado con su nueva contrincante y con el joven Li defendiendo a Sakura en todo momento. Había pasado mucho tiempo ya de ese suceso, pero el no había olvidado su plan que se hecho a perder. Aún tenía cartas bajo la manga pero con toda esa ira que lo poseía de momento sería difícil pensar en una nueva treta para la dueña de las cartas mágicas.

    —¡Este estúpido talismán es inservible! —arrojándolo al suelo—. ¡Maldita sea la hora en que apareció esa despreciable mujer!—espetó colérico Kioshi caminando de un lado a otro en su pequeño y lujoso refugio— Ahora todo será más complicado si ella y ese estúpido chino están en medio de esta batalla.
    —Deberías ser más paciente —caminando en dirección a él la seductora dama—, aún tienes oportunidad de lograr tu objetivo, es cuestión de astucia e inteligencia —recogiendo aquel objeto místico entre sus manos—. Tus poderes aún son muy débiles, pero siguen siendo tuyos. Deberías buscar el punto débil de esa muchachita —sonriendo maliciosamente—, todos tienen uno.

    El hechicero se detuvo un momento al oír esa fantástica idea que le brindó su fiel y bella compañera. Se volvió a verla con cierto interés y se acercó lentamente hasta ella volviendo a planear algo nuevo.

    — Es verdad y ya sé lo que voy a hacer gracias a tu brillante idea —tomándola de su tez—, pero esta vez no habrá errores —besándola apasionadamente a modo de agradecimiento.

    …………………………………

    El trigueño había hecho lo posible y lo imposible para encontrar a la famosa y distinguida diseñadora de todo Japón. Aquel aparato no descansó ni siquiera un minuto en toda la mañana hasta esas horas de la tarde con el fin de localizar su paradero. Ya pronto se cumpliría el horario citado en aquel papel que estaba en el asiento delantero de su automóvil y la desesperación se había apoderado completamente de su ser. Quedaban cada vez menos posibilidades de hallarla y los minutos que pasaban hacían la diferencia.

    ¡Maldición! —grito exasperado arrojando su teléfono celular por la ventana del auto logrando romper el vidrio—. Ese desgraciado no puede salirse con la suya, ¡no puede! —decía manejando a toda velocidad por la carretera.

    Ya no le quedaba de otra, debía ir al encuentro del italiano. Tenía el suficiente tiempo para llegar puntual al sitio en el cual lo habían citado esa mañana y ni siquiera logró advertirla del peligro que corría.
    Empezaba a oscurecer y las calles parecían desiertas en esa parte de la ciudad iluminada con una luz tenue a punto de consumirse con tal solo una ventisca. El ingeniero había llegado 5 minutos antes aparcando el automóvil en un callejón oscuro. Dejó sus llaves en la guantera y cerró la puerta del mismo sin asegurarlo. Había caminado una cuadra exactamente al divisar la entrada de la casa. Al estar a unos pasos, uno de sus hombres dio el aviso pertinente a su jefe de que él había llegado y fue a ocupar rápidamente su puesto sin ser visto por él. Al ingeniero no le daba muy buena espina todo aquello, de modo que permaneció quieto frente a la entrada principal, observando detenidamente a la casa para luego ingresar.
    Al estar dentro quedó a solas en el largo pasillo. Caminó un poco inspeccionando detalladamente el lugar hasta que una voz bastante conocida lo detuvo al estar frente a la puerta de la sala.

    —Me alegra saber que eres puntual —manifestó el joven extranjero.
    —Sé que la tienes aquí —aseveró—, y quiero que la dejes ir. Este asunto es entre nosotros dos —analizando cada uno de sus movimientos.
    —Ella debe participar también de la fiesta que pienso dar justo ahora —tronando los dedos para dar inicio a su juego siniestro.

    Dos hombres aparecieron tras Touya inyectándole una pequeña dosis de sedante sin darle tiempo de defenderse. Al quedar inconciente e indefenso, los servidores del extranjero lo esposaron y lo trasladaron a la habitación en la que se encontraba Tomoyo. Sintiendo un escalofrío terrible, la joven oyó la puerta que se quedó abierta por unos instantes, unos ruidos extraños y murmullos para luego volver a cerrarse la puerta quedando tan sólo Touya, Donato y ella en la oscura habitación.

    ………………………………

    ¿Ya la encontraron…? —decía desesperada la distinguida dama.
    —Lo sentimos, señora. Pero aún seguimos rastreando el paradero de su hija —comentaba el oficial al ver a la mujer caminar de un lado a otro.
    —¡¿Cómo pudo suceder esto?! —gritaba exasperada—. ¿Cómo…? —replicó mirando a las protectoras de la diseñadora de modas.
    —Lo sentimos —decían todas.
    — Nosotras estamos encargadas del secuestro de la señorita Daidouji —explicaba la líder.

    —Lo lamento —se disculpaba la mujer—. Ustedes estaban en su hora de descanso cuando esto sucedió.
    —Descuide, señora Sonomi —anunció el oficial—, estamos analizando detalladamente todas las cámaras de seguridad y los locales que haya visitado recientemente…la dejaremos al tanto de las investigaciones —retirándose de la amplia sala de su mansión.

    La pobre mujer seguía destrozada y desesperada por saber dónde estaba su hija. No se había separado de la fotografía de ella en ningún momento desde que noto su ausencia y lo comunicó a las autoridades. Pero la pobre mujer ignoraba las atrocidades que le esperaban a ella.

    ……………………………….

    Oía unos pasos leves que rondaban por allí y el sonido del agua que caían en el vaso. Donato había tomado el vaso con el agua y se lo arrojó al trigueño en el rostro logrando despertarlo a los pocos. Sacudió la cabeza y trató de divisar a la persona que tenía a unos metros de él. Las tenues luces de las lámparas no ayudaban lo suficiente, pero jamás podría olvidar aquella piel tan blanca como el alabastro y esos cabellos largos que adornaban y embellecían aún más a esa mujer. La vio tan asustada, estando atenta para oír con atención lo que ocurría en su entorno puesto que ni siquiera podía protestar a causa de aquella tela atascada en su boca. Intentaba de todo para soltarse y rescatar a su doncella en apuros pero no lograba nada al estar sujeto a una incomoda silla.

    —¡Suéltala…! —gritó enfurecido logrando asustar aún más a Tomoyo.
    —“Esa voz… —pensaba analizando las cosas a duras penas—, yo la conozco”.
    —Aún no —dijo el italiano sereno—. Es hora de que empiece la fiesta —caminando hasta la joven para sacarle la venda de los ojos.

    Lentamente se dejo ver su mirada amatista parpadeando con lentitud para después ver con claridad a su alrededor. Abrió desmesuradamente sus ojos al toparse con Touya a unos metros de ella y a Donato sosteniendo una pequeño tela en las manos. Sus chillidos casi inaudibles suplicaban con desespero que lo dejara ir, pero era imposible que sus súplicas sean oídas estando amordazada. Touya observaba a la muchacha con tanta impotencia sin poder ayudarla hasta que el joven italiano decidió continuar con su plan.

    —¿Te sorprende verme querida…? —declaró riendo—. Te dije que esto no había acabado y él será testigo de eso pagándome uno por uno los golpes que me propino esa vez —amordazando al ingeniero para luego golpearlo con todas sus fuerzas en su abdomen.

    Tomoyo admiró horrorizada al joven que se estrujaba de dolor ante sus ojos. Las lágrimas no se hicieron esperar y los gritos desesperados por detenerlo apenas eran escuchados por el joven que seguía golpeando brutalmente al ingeniero que soportaba tal castigo. Tenía varias heridas en el rostro, abdomen y un corte profundo que le había hecho con un pequeño cuchillo a un costado del mismo. La camisa blanca que traía puesto se había teñido de rojo y la desesperada muchacha estaba a punto de enloquecer al verlo a punto de desfallecer en aquella silla. Donato había disfrutado verlo así de modo que ahora llevaría a cabo la otra parte de su plan. Fue junto a Tomoyo y tomó el cuchillo en sus manos y volviéndose a ver a su maltrecho invitado comunicó:

    Ahora mi querida Tomoyo te demostrará que verdaderamente me ama —volviéndose a ver el rostro horrorizado de ella—, y como lo prometido es deuda lo verás en primera fila.

    Tomoyo intentaba zafarse pero no había logrado nada. El extranjero, con el cuchillo en manos procedió a desgarrar las prendas de la muchacha una por una quedando ésta en ropa interior. Ella había quedado inmóvil y sollozante sin poder defenderse siquiera por temor a lo que vaya a hacerle. Dejo a un lado aquel objeto punzante observando maravillado a la belleza que tenía delante. Sin pérdida de tiempo dejo caer sus manos rudas sobre las piernas de ella sintiendo la tersura y suavidad de su delicada piel blanca, recorriendo cada rincón de su cuerpo. La pobre muchacha lloraba y se sacudía como desquiciada mientras recibía una cachetada por parte de él y sujetándola con fuerza para que no se moviera. El trigueño, con aquella furia que lo carcomía por dentro al ver lo que pretendía, cogió la poca fuerza que le quedaba para defender a la joven y rompió las esposas que traía en las manos. Sin se percate el hombre, se desató con rapidez los pies y una vez libre, advirtió por última vez:

    —¡Suéltala! —tomándolo por los hombros y arrojándolo al suelo sin clemencia—. Te…advertí que la dejes ir —ahogando un gemido de dolor a causa del corte.
    —¡Maldito japonés…! —gritó enfadado—. Ahora me las pagarás —incorporándose con impetuosidad para darle otro golpe.

    Donato le propino un golpe tras otro en el estómago logrando dejarlo tirado en el suelo por unos instantes más, pero en un descuido suyo Touya lo tomó de las piernas le devolvió el golpe en el rostro con tal fuerza que fue a darse contra la pared quedando inconciente. La batalla había sido dura ya que Touya estaba muy herido y débil, pero como pudo fue hasta Tomoyo.
    Ya sin previo aviso los hombres que custodiaban la entrada fueron hasta él. El ingeniero se defendió como pudo de los 4 hombres que lo rodeaban, saliendo peor que antes. Había caído al suelo nuevamente y a rastras fue y tomo el cuchillo tirado en el suelo para liberarla. Al quitarse ésta la mordaza poso su mano trémula en el rostro del joven.

    ¿Estas…bien? —inquirió viendo cuan impactada estaba al verlo en ese estado. Ella asintió en silencio mientras el continuaba—. Escucha…me —decía lo más rápido que podía—. Ve y busca mi auto…esta a unas calles…de…aquí. Esta en un callejón…oscuro—ahogando gemidos de dolor—. Las llaves están…en la guantera —quitándose la camisa que traía puesto—. Cúbrete y…busca ayuda. Diles…dónde estabas —explicaba él—. Ahora vete. ¡Vete! —gritó para traerla en sí y que reaccione.

    Ella no pensaba dejarlo, de modo que pese al shock en el que se encontraba decidió ayudarlo a salir, pero el se rehusaba.

    ¡Ve sola…! —dijo a punto de desfallecer—. En breve despertarán… ¡VETE! —obedeciendo a duras penas las órdenes de él.

    Con cuidado salio de la casa y fue a cerciorarse de que nadie más estuviera en el exterior. Al tener el camino libre, salio disparada como una bala y fue en busca del auto. Mientras tanto Touya seguía intentando huir de aquel sitio al ver una imagen borrosa de una persona frente a sí y caer desmayado al suelo.

    Continuará...
     
  10.  
    fabrianny

    fabrianny Entusiasta

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    hola pam soy nueva en el foro y me encanta tu fic me alegra que lo hayas continuado espero la conti pronto
     
  11.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola pam perdon por no pasar antes, pero ya estoy aqui que capitulo tan mas emocionante pobre Touya ojala no le pase nada y Tomoyo regrese pronto con ayuda.
    estare esperando el siguiente capi.
    me encanta, me fascina tu fic a si que no tardes
    besitos.
     
  12.  
    compudescams

    compudescams Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    holaaaaaaaaa
    ese Donato grrrrrrrr es un malditooooooooo
    y em quien es al q vio Touya??
    Tomoyo llegará al auto??? quien sabe xD
    alguien ademas q yo ve todo al revez aqui?? porq tengo la página completamente en espejo
    matta ne!!
    atte:ayelen

    PD: olviden lo del foto -.-
     
  13.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Agradezco mucho sus comentarios chicas. Talvez esta semana logre colocar lo que sigue, solo tengan un poquitin de paciencia. Espero que hayan disfrutado de unas hermosas fiestas de fin de año.
    Salu2.
     
  14.  
    sakurandrea

    sakurandrea Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    cuando lo continuas me muero de la intriga
     
  15.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Lamento no haberlo traido antes y por haberme quedado corto este cap. Espero que lo disfruten.
    Salu2.

    Capitulo XIX

    Deseos

    Los minutos parecían ir demasiado lento para su gusto. Ya ni siquiera podía lograr encontrar un poco de paz encerrado en aquella habitación. Recorría con la vista todo el despacho como si con eso lograría atraer con el pensamiento a esa persona. Quizá de tanto pensar en ella ni siquiera se percato de que su estómago vacío clamaba por algún alimento. Se había quedado todo el día sin probar bocado. Lo dejaba aún más inquieto el saber de la presencia de esa mujer en la ciudad y que había aparecido de la nada. Su sorpresiva aparición lo había perturbado de sobremanera.

    —Por favor, Eriol…come esto, ¿sí? —suplicó la pelirroja que fue a verlo con una charola cargada de comida.
    —Lamento no complacerte. Mejor déjalo para más tarde —dijo distante.
    —Llevas el día entero sin comer, te hará mucho daño si sigues así. Además no te has recuperado del todo —viendo las ojeras que adornaban su rostro.
    —Aún debo solucionar algo —levantándose del sillón—. Prometo volver en breve —recogiendo el saco de su traje que reposaba en la silla para luego abandonar aquella habitación.
    —Ojala logres solucionarlo hoy, ya que talvez mañana sea muy tarde —susurró al verlo partir.

    El joven de mirada azulada recorrió la ciudad hasta volver al sitio en que se había librado aquella batalla. Aparco el auto a un lado de la torre que estaba bastante vacía y decidió recorrerla con detenimiento y para ello subió hasta arriba para contemplar la ciudad.

    Su tez inexpresiva y bastante pálida comenzaba a tensarse y a quedarse bastante inquieto. Una vez en lo alto de la famosa torre se topo con la soledad de aquel andurrial. Sus ojos azules brillaban con intensidad tras esos cristales que cubrían su verdadera mirada. El viento que se podía sentir con suavidad mecía sus cabellos un poco crecidos ya. Camino hacia el barandal y vio a la ciudad que no se detenía en ningún instante. Sus pensamientos volvieron nuevamente al pasado, ahora lejano y al mismo tiempo tan cercano. Deseaba volver a ver aquel rostro tan misterioso con la esperanza de lograr entablar una conversación que ni siquiera le pertenecía a él mismo; más bien, pertenecía a los recuerdos de su vida pasada, de su vida como Clow.

    Estaba tan pensativo que ni siquiera se percato de la presencia de la mujer que se encontraba sobre una de las vigas de la torre. Se sentía atraída por el aura que emanaba aquel joven de cabellos oscuros, sintiendo cierta nostalgia al verlo. Intentó acercarse más pero el temor la invadía y decidió marcharse antes de que se diera cuenta de su presencia.

    *Es lo mejor* —pensó.

    Al cabo de unos minutos desapareció con agilidad dejando nuevamente asolas a esa persona.
    Él por su parte, decidió volver a su hogar ya que no lograba nada con quedarse parado en medio de aquella fría y oscura noche.

    Talvez era demasiado pedir que se hiciera presente —dijo para sus adentros con la mirada fija en el oscuro firmamento.

    ……………………………..

    La hermosa diseñadora seguía avanzando en la carretera sin rumbo. Estaba demasiado asustada por todo lo sucedido que no recordaba siquiera dónde quedaba su casa. Ya desesperada había ido a detenerse frente a un lujoso hotel a pedir ayuda. Había bajado más pálida que nunca y sin importarle lo que traía puesto ingreso al local siendo reconocida rápidamente por la recepcionista y las personas del lugar.

    —Ayúdenlo, por favor —pidió aferrándose al brazo de la joven empleada que trabajaba allí.
    —¡Señorita Daidouji! —comentaba la muchacha asombrada al verla en aquel estado.
    —Ayúdenlo…esta muy herido —comentaba con un hilo de voz y con las lágrimas adornando su rostro pálido—. Ayúdenlo, se lo suplico… —desfalleciendo en brazos de ésta.
    —Señorita despierte, ¡despierte! —pedía como desquiciada la pobre mujer al verla en ese estado—. ¡Llamen a una ambulancia! —pidió de urgencia a la recepcionista que estaba allí.

    En cuanto la ambulancia hacia su aparición había trasladado a la amatista a un lugar más seguro para que no la molestaran y tampoco se supiera de su paradero.

    ……………………………..

    Ya había amanecido por completo en todo Japón. Sakura se había quedado asolas con Kerberos en su casa mientras esperaba noticias de Yukito y de su hermano. Ya empezaba a angustiarse mucho esa mañana por no hallarlo para el desayuno hasta que el timbre del teléfono la obligo a cogerlo con prisa para cerciorarse de que fuera él.

    —Sakura, soy yo, Yukito —comentaba angustiado.
    —¡Yukito! —exclamó aliviada—. ¿Qué ocurrió? Mi hermano no esta y estoy muy angustiada por él. No regreso anoche a casa. ¿Sabes dónde está?
    —Esta aquí conmigo —profirió casi en un susurro—. Lamento darte esta noticia, pero necesito que vengas al hospital en el que estuve internado.
    —¿Le ocurrió algo a…mi hermano? —preguntaba con las lágrimas a punto de salir.
    —Sí —soltó con pesar—. Él esta un poco mejor ahora, no te preocupes. Lo hallé en un lugar bastante apartado de aquí pero es mejor que vengas tan pronto como puedas para darte más detalles de la situación.
    —Voy para allá —dejando a un lado el teléfono para poder recoger lo necesario e irse al hospital.

    La japonesa estaba peor al recibir la noticia de que su hermano estaba internado. Se montó en el automóvil de su padre y fue a toda prisa junto a Yukito. Una vez allí pregunto en recepción en que habitación se hallaba. Minutos más tarde se topo frente a frente con su hermano que reposaba en la cama, bastante malherido y con la coloración morada adornando su tórax el cual se podía ver a través de la fina sábana que lo cubría.

    Her…mano —susurró asustada al verlo en ese estado—. Al mirar a su alrededor halló a Yukito junto a ella—. ¿Qué le ocurrió…? Dime —pidió ahogadamente dejando escapar unas cuantas lágrimas.
    —Aún no sé bien lo que sucedió. Cuando mi otra identidad fue a buscarlo lo halló tendido en el suelo en una pequeña casa abandonada y con unos hombres que estaban inconscientes a su lado. Al parecer trataba de defender a alguien de algún peligro. Ayer había recibido una extraña visita en el trabajo, y no puedo asegurarte si todo eso tuvo que ver con lo que ha pasado —explicaba detalladamente el joven de mirada gris admirando a la pobre muchacha muy asustada.
    —¿Y quienes eran esos hombres? ¿Tú los conocías? —tomando la mano fría de su hermano.
    —No. Pero en las noticias se comento de que se trataba de un extranjero el que contrato a esos hombres para secuestrar a alguien. Ya no alcancé a oír toda la noticia puesto que tuve que ir a comunicar en el trabajo que Touya no podría ir a causa de este incidente —se lamentaba el hombre—. Él sigue inconsciente pero en breve despertará —tomando por los hombros a la muchacha—. Lamento mucho no haber podido ayudar antes a tu hermano, Sakura.
    —Lo importante es que esta a salvo —volviéndose a verlo—, y eso te lo debo a ti y a Yue —aferrándose al joven con fuerza.
    —Siempre estaremos aquí para ayudarte a ti y poder proteger a los tuyos —comentó acariciándole la cabeza con ternura.
    —Muchas gracias.

    En esos momentos había ingresado el doctor a inspeccionar a su paciente. Trato de calmar a la muchacha comentándole de que los golpes afortunadamente no dañaron sus órganos de modo que con un buen tratamiento se recuperaría en breve nuevamente.

    Mientras tanto, en otra parte de la ciudad la hermosa y distinguida dama seguía angustiada por el paradero de su preciosa hija.

    —Mi Tomoyo, mi dulce niña —decía sollozante la triste mujer aferrándose al retrato de su hija.
    —Aún seguimos buscando el rastro de su hija, señora Sonomi. Los causantes de este secuestro fueron provocados por un extranjero según tenemos la información al respecto —informaba el oficial que se había ido nuevamente esa mañana a llevarle información.
    —¿Extranjero…? —dijo analizando aquellas palabras con detenimiento.
    —Así es. Es un italiano llamado Donato Di Angelo según informaron los hombres a los cuales arrestamos. El susodicho sigue un poco aturdido a causa de los golpes que ha recibido.
    —Ese… ¡ESE ABUSIVO! —gritó colérica la madre de Tomoyo—. ¿Cómo pudo atreverse a tanto? —decía furiosa y asustada al mismo tiempo.
    —¿Lo conoce?
    —Por supuesto que sí —anunció a punto de estallar de la rabia—. Era novio de mi hija.
    —Ahora entiendo —analizando la situación—. Supongo que eso provoco que él quiera secuestrarla. Son comunes estos tipos de casos —caminando en dirección a Sonomi—. Fue muy astuto y cauteloso. Aprovecho el tiempo que estuvo aquí para investigar sobre los clientes que frecuentan su empresa y la secuestraron de manera que nadie pudiera sospechar al respecto.
    —Sólo espero que no vuelva a salir jamás de la cárcel —expresó con sinceridad la aturdida dama.
    —Lo que no pudimos evitar es que la prensa se enterara de esto. Ellos fueron los primeros en estar en escena esta mañana.
    —Poco me importa eso ahora. Encuentre a mi hija, ¡se lo suplico! —pedía desesperada la mujer.
    —Mi equipo sigue con lo suyo. En breve daremos con su paradero… —anunció el hombre

    ………………………………

    —Sakura —comento en un murmullo el joven dejando escapar un bostezo.
    —Dime —notando que se veía un poco cansado.
    —Si no te importa voy a descansar en el sofá un rato. Tengo un poco de sueño —dijo éste apenado.
    —Adelante. Yo me encargaré de cuidarlo —dijo sonriendo débilmente.

    El Ingeniero Tsukishiro se sentía bastante mareado por haberle dado parte de su energía a su mejor amigo para que no muriera desangrado la noche anterior. Pese a que la castaña ignorara de momento la gravedad del asunto a él aún le dejaba intrigado la situación que estaba atravesando su compañero. Se había preguntado una y otra vez si eso tuvo que ver con la misteriosa diseñadora que él había conocido aquella vez.

    —*Si es así, sólo espero que ella este bien* —pensaba recostado en el amplio sofá.

    ………………………………...

    Mientras el jefe de la policia seguía en la mansión Daidouji, el hombre había recibido una llamada en su teléfono móvil para escuchar las novedades que tenía su equipo.

    —Ya la hallamos jefe. Está en el hospital Clamp. La hallaron ayer en la noche según los testigos —informaba uno de los policías—. Sigue descansando.
    —Enseguida vamos para allá —anunció el hombre cortando la comunicación—. Ya hallaron a su hija. Vamos, la llevaré con ella.
    —¡Gracias al cielo! —exclamo feliz la mujer de cabellos cortos.

    Ya sin pérdida de tiempo habían ido al hospital para encontrarse con Tomoyo la cual aún se hallaba desesperada por encontrar y saber de Touya Kinomoto.

    —Touya… —susurraba aún dormida tratando de hallarlo aunque sea en sus sueños.

    Continuará….
     
  16.  
    fabrianny

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    wao al fin la conti y estubo muy buena pero por dios no nos hagas esperar tanto si bueno es todo suerta y hasta otro post
     
  17.  
    yela

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola,
    He leido tu fic y me parece fantastico, pobre Touya espero que se reuna pronto con Tomoyo.
    Saludos,
    Yela.
     
  18.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    muy buena la continuacion, pero espero que la proxima vez no tardes tanto
    tu historia es tan buena que la verdad me cuesta mucho trabajo ser paciente
    espero que disculpes lo mucho que te presiono pero tu tienes la culpa por
    ser tan buena escritora. estare al pendiente de tu siguiente actualizacion
    besitos.
     
  19.  
    sakurandrea

    sakurandrea Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    continualo sigue asi me matas de la intriga
     
  20.  
    Pam

    Pam Usuario común

    Acuario
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    Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Gracias por los comentarios muchachas. Se los agradezco mil.
    Aún sigue en progreso el siguiente capitulo, más bien, es la continuación del anterior ya que no pude alargarlo por falta de tiempo. El plazo siempre es de un mes y a veces olvido hacerlo con anticipación *verguenza*.
    Talvez para esta semana ya lo tenga listo.
    Gracias nuevamente por el apoyo.
    Sayo...
     
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