Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

Tema en 'CLAMP' iniciado por Pam, 14 Julio 2007.

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  1.  
    merlina

    merlina Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola Pam!!!
    Bueno también creo que Kero raccionó muy ...¿bien? xD.
    Ojala que Donata se regrese a Italia y no vuelva a aparecer. Pero como se las va arreglar Touya con Tomoyo y Nakuru, espero que no deje a ninguna botada aunque seria muy chistoso.
    Espero que halla continuación pronto, cuídate.
    bye.
     
  2.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Capítulo XIV

    Reconociendo al verdadero amor

    Eriol y Shaoran seguían informándose de los documentos a pesar de estar exhaustos. El reloj marcaba las 12: 36 de la noche mientras Eriol observaba detenidamente aquel artefacto que no paraba ni un instante y quedando en silencio repentinamente, llevándolo accidentalmente a aquellos sueños tan repetitivos en los últimos días. Wei se acercó a los jóvenes para ofrecerles té y galletas notando el cansancio en el rostro de ambos.

    ¿Gustan té y galletas? —propuso Wei colocando la bandeja sobre la mesa.
    Gracias, Wei… —sonrió el joven de ojos café.

    Eriol continuaba en su ensimismamiento sin percatarse siquiera de lo que había mencionado el hombre que se encontraba de pie a unos metros de él. Shaoran lo observó por un buen rato a su amigo hasta que intentó traerlo nuevamente a la realidad.

    ¿Eriol…? ¿Te encuentras bien? —inquirió el joven pasando su mano frente a su rostro.
    ¿Eh…? Lo lamento amigo… —dijo sonriente— ando un poco cansado, es todo —comentó sin prisas.
    Has estado bastante distraído… —mencionó el chino tomando un sorbo de té—, ¿qué ocurre… acaso recordaste algo? —inquirió esperanzado.
    Ese hechicero había dejado aquellos pergaminos en la casa de Clow y para evitar que alguien se apodere de aquella información, él había colocado un hechizo para sellarlo definitivamente…
    Pero si estaba sellado… ¿quiere decir que existió una manera de romperlo…? —cuestionó nuevamente el joven.
    Aunque quisiera decirte que no… sí existía un método —con la mirada centelleante.
    ¿Cuál?
    El agua… —aseveró Eriol para sorpresa de su amigo de primaria.

    ……………………………

    La chica de ojos verdes seguía dando vueltas y vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Se sentó en la cama observando a su guardián solar dormido apacible en su diminuta cama. Se volvió a ver el reloj que estaba detrás de ella notando que era la 01:00 de la madrugada. Se dejó caer pesadamente sobre la cama otra vez, admirando el techo de su habitación; recordó momentáneamente lo ocurrido horas atrás, sintiendo aquel nerviosismo ante la mirada de su protector cuando la había ayudado. La tristeza invadió nuevamente su corazón al rememorar cuanto había cambiado. Creía, o talvez imaginaba, que existía algún motivo muy grande en medio para que él actúe así, además de haber tenido aquella discusión con el osito amarillo. Se sentía angustiada pese a todo.
    Suspiró resignada recordando cuan reservado era con sus sentimientos.

    Ojala supiera lo que esta sucediendo con él… —murmuró suavemente sintiendo sus párpados pesados cerrarse lentamente.

    Fue trasladada de inmediato al país de los sueños. Niebla, una ventisca fría, silencio. Escuchaba algo a lo lejos, parecía que alguien se acercaba a ella viendo de manera difusa una figura masculina ante sus ojos.

    ¿Quién eres…? —inquirió temerosa mientras éste se desvanecía en el aire lentamente—. Pero… ¿dónde…dónde esta?

    Caminó un largo trecho encontrándose con varias personas desconocidas allí. Ahora se situaba en la ciudad, en medio de la multitud que caminaban sin detenerse un segundo. Recorrió impaciente en dirección a una plaza que se encontraba no muy lejos; poco después se acercó a un árbol de cerezos sintiendo nostalgia ante los recuerdos que le traían. Una brisa suave revolvió sus cabellos danzando al compás del viento, resaltando aún más su mirada verde llena de dulzura.
    Su sorpresa aumento al sentir unos brazos rodeándola, haciéndola estremecer.

    Tú… —susurró abriendo desmesuradamente sus ojos.
    Lamento mucho el haberte hecho esperar tanto tiempo —comentó tranquilo—. Nunca podría olvidarte y quería que lo supieras…
    ¿Acaso…te conozco? —volteando a verlo, pero éste había desaparecido sin dejar rastro alguno.

    Giraba su cabeza en varias direcciones intentando divisar a aquella persona, pero no tuvo éxito… él se había marchado. Pero de pronto, volvió a oír aquella voz:

    Talvez jamás sepas quien soy, pero sólo tu corazón revelará la respuesta a tus interrogantes… si realmente tu deseo es conocerme, tan sólo basta con abrir tus ojos para que puedas verme…

    La joven despertó perezosa al escuchar el reloj que daban las 06:30 de la mañana. La lluvia caía tranquila invitando a la castaña a volver a la cama. Como era domingo y su padre despertaría un poco tarde, volvió a cubrirse con sus sábanas.

    Pero… ¿por qué no puedo recordar lo que soñé…? —cerrando los ojos por un par de minutos intentando volver al sueño—. Presiento que se trataba de algo muy importante.

    Aún seguía meditando sobre lo ocurrido aunque no tenía éxito en ello. Se levanto un poco perturbada a causa de ese sueño y trató de olvidarlo buscando la manera de distraerse. Fue al lavabo a lavarse los dientes, cambió el pijama por un vestido sencillo de color rosa pálido y peinó sus cabellos. Bajó silenciosamente las escaleras para no despertar a nadie y fue rápidamente a la cocina. Se preparó unas tostadas con un poco de leche y se sentó cómodamente en una de las sillas. Sus pensamientos y sentimientos se revolvían en su interior sin comprender muchas cosas. Extrañaba al joven chino pese a todo lo que había ocurrido y su corazón seguía amándolo aunque el suyo no comparta la misma sensación. Una presencia masculina apareció frente a ella saludando amablemente, causando un sobresalto en la chica.

    Buenos días, Sakura —saludó sonriente el joven de gafas.
    Bu…buenos días, Yukito —articuló débilmente a causa del susto.
    Lamento haberte asustado…
    Descuida —sonrió—. Es que estaba pensando y no me di cuenta de que ya estabas aquí… ¿Qué desearías desayunar? —cuestionó presurosa.
    No te preocupes, no tengo hambre… —aseveró para su sorpresa.
    ¿De verdad? —preguntó incrédula.
    De verdad, no tengo hambre… —sonriendo alegremente—. Haz estado muy distraída estos últimos días, Sakura… y creo que tiene que ver con Yue, ¿verdad?

    Reinó el silencio entre ambos dejándose escuchar la lluvia que caía tranquilamente. La joven hechicera no pudo evitar angustiarse nuevamente con respecto a ese tema siendo notable aquella preocupación que se reflejaba en su mirada esmeralda. Tsukishiro admiró enternecido a la pobre chica que sufría a causa del cambio que acontecía con su guardián lunar. Se sentó frente a ella para luego agregar:

    Es por la discusión que había tenido con Kerberos, ¿cierto?
    Creo que es más que eso… —repuso entristecida.
    ¿Quieres contarme? —preguntó una vez más.
    Siento que Yue no esta a gusto con algo o con alguien. Hace unos días que me percate de su cambio de actitud… y temo que sea por mi causa… —comentó observando unos árboles a lo lejos.
    En realidad él esta angustiado por la aparición de ese hechicero y por no haberte podido defender como él quisiera…
    ¡Pero casi muere por mi culpa…! ¡Ambos! —argumentó azorada.
    Sakura… —sonriendo levemente—…tú estabas en peligro y tanto él como yo debíamos cumplir con nuestro deber… —notando sus ojos llenos de lágrimas.
    ¡Pero no quiero que les suceda nada malo…! —dijo entre sollozos oyendo nuevamente aquella voz:

    “Si realmente tu deseo es conocerme, tan sólo basta con abrir tus ojos para que puedas verme…”

    Sakura se sintió mareada siendo sujetada por el guardían que apareció rápidamente en la cocina. La llevó en silencio a su habitación sabiendo que tantas emociones juntas provocaron todo eso. La recostó en su cama con cuidado, pero cuando se disponía a abandonar la habitación sin decir nada más, antes de que lo haga ella lo tomó de sus manos en un desespero por saber lo que ocurría.

    No te marches…por favor… —suplicó entre lágrimas.

    El guardián lunar permaneciendo de espaldas en silencio, callaba su más profundo sentir, el cual intentaba disuadir de alguna forma u otra. Se volvió a verla al oír los llantos de su maestra sin poder evitar sentirse el peor ser sobre la tierra. La hermosa joven seguía sosteniendo la mano de su protector con ahínco y con esperanzas de ser escuchada.

    Es acaso por mi causa… —decía entrecortadamente—… es por mi causa que has cambiado tanto, ¿verdad? —cuestionó con un brillo especial en su ojos.
    No… —comentó encogiéndose de hombros mientras continuaba escondiéndose bajo su antifaz.
    ¡No mientas…! —dijo ahogadamente quedando sentada sobre su lecho despertando a su hermano en ese momento.

    Se desperezó velozmente sin comprender la situación, pero por órdenes de su ama, tuvo que abandonar la habitación.

    Lamento despertarte, Kero… —observando al peluche detenidamente—…tu desayuno esta abajo. Bajaremos enseguida… —agregó con una sonrisa pese al estado en que se encontraba.
    Claro… —comento comprendiendo después de varios minutos—. Gracias por ese gesto, Sakura… —abandonando en silencio el lugar.

    Ambos se miraban fijamente a los ojos sintiéndose terriblemente acongojados. Sakura se puso de pie a pesar de sentirse todavía un poco mareada y colocándose frente a él cuestionó por última vez.

    Dime… ¿por qué estas tan distante…? ¿por qué siento que me escondes algo que te aflige y que te perturba…? —sosteniéndole la mirada tan serena que poseía—. ¿Es por mi causa…?
    No… —negó una vez más.
    ¡No es cierto…! —cayendo más lágrimas—. Dímelo, por favor… —suplico al borde de la desesperación—… por favor…

    Aunque el guardián lunar seguía ocultándose tras aquel disfraz, su corazón se partía en mil pedazos al verla así, y se acercó a ella estrechándola entre sus brazos con ternura. La antigua card captor quedó pasmada ante lo sucedido y entre desespero y angustia sentía como su cuerpo se estremecía ante el acercamiento de su cuerpo con la del guardián.

    Tan sólo prométeme que nunca más te sentirás culpable por mi causa… —alejándose un poco para secar sus lágrimas—…porque no merezco que llores por mi culpa, ya que no soy merecedor de lágrimas tan inocentes como las tuyas… —perdiéndose en el mar verdoso de sus brillantes ojos.
    Pero… —intentando decir algo más pero fue interrumpido por él.
    Tan sólo… —acariciando tiernamente su rostro mientras ella cerraba sus ojos lentamente y se dejaba llevar por aquel extraño sentimiento—…promételo… —acercándose lentamente a sus labios color carmín.
    Te lo prometo… —aseveró suavemente manteniendo aún sus ojos cerrados, dejándose llevar por el momento.

    La distancia entre ambos era mínima en ese lapso de tiempo. Sentía como sus labios clamaban unirse a los de ella, teniendo conciencia de que eran prohibidos. Ella aún sentía las caricias proporcionadas por su protector lunar sin percibir la cercanía de él.
    Él no podía negar que ansiaba fervientemente robarle un beso aunque sea, pero su sorpresa fue mayor al encontrarse con esos ojos, con esos maravillosos ojos; una vez más cometía un grave error —pensaba—, pero…ya era inevitable negar. Estaba perdidamente enamorado de ella.

    …………………………

    En las afueras de Tomoeda, el clima empezaba a cambiar bruscamente. El cielo fue cubierto de nubes grises y los vientos huracanados daban inicio al caos que se desataba en ese preciso instante. Las personas que se encontraban aún caminando por aquellas calles comenzaban a refugiarse lo más rápido que podían. Los huracanes eran cada vez más grandes, acompañados de truenos que empezaban a destrozar todo a su paso. Las presencias malignas aumentaban más y más y el joven empresario debía detener aquello a toda costa.

    Debo evitar esto de alguna manera…no puedo dejar que esta gente muera… —mencionó perturbado corriendo en dirección al lugar de donde provenía toda aquella magia… La Torre de Tokio.

    Continuará...
     
  3.  
    merlina

    merlina Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    ¡¡¡HOLA!!!
    Me gusto bastante éste capitulo, pero pobre Eriol y Shaoran están tan cansaditos, que bueno que existe Wei para ellos xD.
    Etto… ¿y el beso?, yo quiero el beso...u_u. Pobre Yue esta sufriendo tanto, ¿Cuándo viene la alegría?xdxd
    Ya Pam cuídate mucho, suerte y ojala que pongas otro capitulo pronto.
    bye.
     
  4.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola, soy nueva en el foro, pero quiero decirte que ya e leido tu fic y en realidad me encanta, pobre de Yue no sabe que hacer, la parte del beso fue tan tierna que no se como explicar la emocion jajaja, porfavor publica pronto que yo estare al pendiente, me encanta tu fic muchas felicidades por lo buena que eres escribiendo. un saludo
     
  5.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Me pregunto ¿acaso el fic no seguira? ¿que paso con la escritora? no puedes dejarlo a si, la historia es muy linda, porfavor continualo, me encanta esta pareja.
    no me dejes a si.
    please quiero mas fic
     
  6.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    La verdad no se si pueda seguir con este fanfic pero si llego a tener un poco de tiempo extra intentare continuarlo. Lamento hacerles esperar.
    Saluditos...
     
  7.  
    fawkes

    fawkes Entusiasta

    Géminis
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    m eencanta la historia sigue asi!!
     
  8.  
    Viiolet

    Viiolet Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    OHHHHHHHHHHHHHHHH por Diosssssssssss! no puedes hacerme esto por Dios ahora que Yue estaba decidido a decirle la verdad!! T___________T Siguelo por el amor de Dios mira cómo me tienes, acabo de leerlo entero y mira con lo que me encuentro o Dios, o Dios...
    ......

    .......

    Vale, ya me tranquilicé. Pero, ¡sabes lo dif´cil que se meha echo encontrar un Yue x Sakura? y cuando lo encuentro me encuentro con esto T____T hay muy pocos yue x sakura y ninguna acabado, T____T

    plis, no me digas que vas a dejarlo....
     
  9.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Ahora tengo tiempo y ya estoy acabando con el siguiente cap de este ff. Te prometo que a mas tardar lo alzo mañana, pero haré lo posible de hacerlo hoy asi lo pueden seguir disfrutando.
    Seguiré con la historia a petición de ustedes.
    Gracias por el apoyo chicas.
    Bye
     
  10.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Capitulo XV

    El objetivo del Hechicero Negro: La venganza y el poder

    La Torre de Tokio estaba rodeada de una presencia muy poderosa. El joven inglés llegó lo más rápido que pudo hasta allí invocando un conjuro para evitar los destrozos. Kioshi Tsugawa era el responsable de semejante catástrofe en plenas horas de la mañana.
    La antigua card captor sintió aquella presencia rápidamente y abrió sus ojos asustada al sentir aquellos poderes que provenían de la Torre.

    Esa presencia… —mencionó la castaña.
    Proviene de la Torre —dijo el antiguo juez.
    Sakura —repuso Kerberos adoptando su verdadera identidad, entrando a la habitación con prisa.
    Sí…

    Utilizó su llave mágica e invocó a la carta vuelo abandonando su hogar en compañía de sus guardianes. Al llegar allí divisaron a la reencarnación del mago Lead y a sus guardianes expectantes a que apareciera el mago.

    Pero, ¿qué sucedió, Eriol? —repuso angustiada observando algunos edificios destrozados.
    La magia era muy poderosa… —observando atentamente en lo alto de la construcción.
    Revisaremos los alrededores, amo —repuso Spinel Sun con seriedad.
    Bien, pero tengan cuidado, ya que él puede aparecer en cualquier lugar.
    No te preocupes —mencionó Ruby Moon con una sonrisa alentadora.

    Ambos recorrieron con cautela por los alrededores en busca de alguna pista importante. Los demás emularon sus acciones. Eriol recorrió el interior de la Torre pese a que aún no cesaban los truenos. Estaba a oscuras la ciudad, ya que las nubes lo cubrieron por completo. Kerberos y Yue fueron en dirección a los edificios y Sakura recorrió el mismo lugar que el joven inglés, pero en la parte alta.
    Sintiéndose un poco nerviosa fue elevándose hasta llegar a divisar a toda la ciudad desde allí. Descendió hasta el mirador con tranquilidad y observó un objeto extraño. No entendía muy bien de que se trataba, y curiosa, se acercó a éste para verlo de cerca.

    Esto es —tomando entre sus manos un adorno de cabello— pero, ¿cómo llegó aquí…? —observando el siniestro lugar bastante desierto.
    Sakura.
    ¡Ay! —gritó asustada volviéndose para ver a Kerberos— ¿Qué…sucede? —dijo temblorosa.
    No encontramos nada anormal, el lugar esta desierto —repuso seriamente.
    ¿Y dónde esta Yue? —inquirió buscándolo.
    No creo que sea necesaria su presencia ahora —apareciendo ante ella el hechicero.

    La japonesa quedó perpleja al ver la imagen de su guardián convertirse en ese despreciable ser. Retrocedió unos pasos mientras él se acercaba a ella lentamente. Los protectores de las cartas se percataron la presencia del mago en lo alto de la torre y fueron impetuosamente junto a ella. Sakura lo contemplaba con raigambre pese a todo. Él esbozaba una leve sonrisa acorralándola en un rincón.

    No es necesario que me mires con tanta desconfianza —dijo sonriente.
    ¿De qué te sirve que hagas esto? —inquirió sin inmutarse.
    Me haré más poderoso que cualquiera, además de que podré aniquilar a la reencarnación del mago Lead y vengarme por todo lo que me ha hecho —dijo entre dientes.
    ¿Vengarte…? —dijo dubitativa la joven hechicera.
    Deberías de entregarme tus poderes sin hacer tantas preguntas, así nadie saldrá herido nuevamente —riendo a carcajadas.
    Yue —susurró asustada recordando a su protector.
    No querrás que las personas más cercanas a ti sigan sufriendo uno a uno, ¿verdad?
    ¡Nunca permitiré que los lastimes! ¡Esta vez no! —replicó decidida.
    Haremos una pequeña prueba.

    Los cuatro guardianes llegaron hasta allí y tras ellos se encontraba Eriol dispuesto a defender a su amiga. El mago comenzó a girar su báculo con agilidad lanzándoles cristales. Todos se mantuvieron en guardia repeliendo de alguna manera aquel ataque.

    ¡Escudo! —invocó la castaña para proteger a los que estaban en peligro.
    Te advertí —repuso con fastidio el hombre de gabardina negra, volviéndose para atacarla.
    No permitiré que lastimes a mis amigos —tomando una de sus cartas en la mano.
    Te daré una oportunidad para que te retractes, Sakura.
    ¡Nunca! —utilizó la carta vuelo para alejarse de allí.
    ¡No hagas eso, Sakura! —gritó despavorido el inglés dirigiéndose hacia ella, pero algo lo detuvo en el camino. Una barrera.

    Sakura se alejo lo suficiente de ellos sin dar oídos a Eriol. El Hechicero Negro la perseguía con rapidez para alcanzarla.

    *No puedo permitir que alguien más vuelva a salir lastimado* —pensaba insistentemente la hechicera.
    ¡Sakura…! —gritaba desesperado Kerberos intentando romper aquel muro.
    Es inútil amo, no podemos atravesarla —repuso hastiado la pantera negra, observando a los demás intentar socorrer a su ama.
    Apártense —ordenó el joven de gafas elevando en lo alto su bastón, rodeándose de un poder sorprendente.

    Cerca de una antigua construcción, el hechicero lanzó unos hilos que sujetaron a la muchacha de los pies. Ella invocó a la carta Espada, cortándolos de inmediato. Al estar lo suficientemente alejada de sus amigos, decidió enfrentarlo sabiendo que ellos estarían a salvo.

    ¿Ahora decidirás atacarme? —cuestionó impaciente el hombre.
    No me dejas otra opción.
    Esto será interesante. ¡Fuego!

    Las ardientes llamas rodearon a la antigua card captor, obligándola a utilizar la carta Agua.

    ¿No crees que la venganza no es nada buena? —cuestionó ella.
    Tú no entiendes —arrojándole una lluvia de cristales.
    ¡Escudo! —manteniéndose alerta ante cualquier ataque sorpresivo—. ¿Por qué odias tanto a Clow? —preguntó una vez más.
    Deberías hablar menos y no bajar la guardia… —atravesando su escudo y arrojándola a unos metros de allí.

    La castaña cayó sin remedio sobre los escombros y poniéndose de pie a duras penas, trató de defenderse. El mago fue nuevamente tras su presa inmovilizándola totalmente.

    Creo que ahora será tu fin —preparándose para matarla, pero antes de que eso suceda, una luz cegadora impidió que la atacara.
    ¡Ni siquiera te atrevas a tocarla! —mencionó el joven que apareció en escena provocando al hechicero.
    Shaoran —murmuró la joven anonadada.
    ¡No debiste interrumpir! —gruñó el hombre.
    ¿Te lastimó? —inquirió el joven chino acercándose a ella.
    Estoy bien —dijo aún asombrada—. Gracias por la ayuda.
    Ten cuidado… —mencionó blandiendo su espada.
    Te arrepentirás de haberte entrometido.

    El hechicero embistió contra el joven chino con todas sus fuerzas logrando repeler los ataques con habilidad. La maestra de cartas fue a ayudarlo. Durante unos minutos lograron detener sus ataques, pero sus ganas de lograr su objetivo, reavivaron sus habilidades.

    Ni creas que con esto impedirás que lleve a cabo mis planes.
    ¡No puede ser! —exclamó asombrada la joven.
    Prepárate para lo peor…

    …………………………………

    En la casa de la familia Kinomoto, el dueño no se sentía tranquilo. Caminaba de un lado a otro preguntándose con insistencia donde podrían estar sus hijos. Fue en busca de las llaves del auto, pero el espectro de su difunta esposa lo detuvo en seco.

    Nadeshiko —mencionó boquiabierto.
    Es mejor que te quedes aquí —repuso serena su esposa— el peligro esta cerca, aquí estarás a salvo.
    Pero, Sakura no esta en casa, salió rápidamente de aquí y Touya no ha regresado aún. No puedo quedarme aquí de brazos cruzados —dijo angustiado y con el tono de voz desesperado.
    Touya esta bien, a salvo de cualquier peligro —tranquilizando un poco a su esposo—. Sakura encontrará ayuda, despreocúpate —admirando el rostro despavorido del hombre—. Prométeme que no saldrás de casa.
    Pero es que… —interrumpiéndolo antes de que objetara algo más.
    No debes intervenir, porque podría ocurrir una desgracia.

    ………………………………..

    Eriol seguía intentando romper aquel obstáculo sin tener éxito. El león dorado estaba casi al borde de la locura al igual que su hermano. Todo era un caos.

    Será imposible que yo atraviese este campo hecho con magia —comunicó a todos—. La única forma de que desaparezca será en el momento en que esa persona nos permita ser partícipes de la batalla…
    ¡¿Pero qué clase de mago eres?! ¡¿Tú eres la reencarnación de Clow y me dices que no puedes con algo tan simple como esto?! —chilló de rabia la imponente bestia dorada.
    No puedo luchar con alguien que posee mis mismos niveles de magia.
    ¡¿QUÉ?! —bramó espantado Kerberos al igual que los demás.
    No puedo creer que ella nos mantenga encerrada aquí —replicó la guardiana de mirada rojiza.
    ¡Debo protegerla, no puedo quedarme aquí a observar como atacan a mi ama! —profirió el ángel guardián buscando un método para salir e ir a proteger a quien más amaba.

    Kioshi desapareció sin dejar rastros. Ambos jóvenes se asombraron, pero la hermosa damisela temía lo peor. Sintió un escalofrío tenebroso recorriendo todo su cuerpo hasta que la figura masculina se hizo presente, situándose detrás de ella. Todo había sucedido en un pestañear. Su cuerpo entumecido no le permitía reaccionar mientras que él se disponía atravesar su pecho con su báculo.

    ¡Muere! —vociferó el mago.
    ¡NO…! —bramó petrificado el joven chino al ver tal escena.

    Pero antes de que él pudiera lograr su cometido, un misterioso chorro de agua lanzó a Tsugawa lejos de allí logrando impedir que matara a la muchacha. El joven jefe del clan Li fue rápidamente junto a su amada, para cerciorarse de que no este lastimada. Pero entonces una mujer surgió ante ellos.

    Pero tú eres —susurró ella anonadada.
    ¿Cómo es que? —dijo exaltado el rapaz.

    Mientras que cerca de la torre:

    Esta presencia… —susurró la reencarnación de Clow abriendo desmesuradamente sus ojos— ¡es imposible! —imprecó atormentado evocando el pasado.
    ¿Qué le ocurre amo? —cuestionó angustiada su guardiana admirando el pálido rostro del muchacho.

    La hermosa mujer de cabellos negros sonrió débilmente observando a la castaña. El Hechicero Negro había desaparecido misteriosamente de allí sin dejar rastros. Ambos quedaron impresionados con la aparición de aquella mujer.

    Por cierto —buscando al mago— ¿dónde esta él? —preguntaba volando en dirección a donde había caído anteriormente.
    No puedo sentir su presencia —comunicó el joven jefe—. Creo que se ha marchado.
    De momento no les volverá a ocasionar más problemas —repuso la misteriosa dama.
    ¿A qué se refiere? —inquirió el rapaz.
    Sus poderes se han debilitado considerablemente y dudo que intente enfrentarlos estando en esas condiciones. Deben permanecer atentos ante cualquier situación sospechosa que aparezca —dando por terminado su labor.
    ¡Espera! ¡No te marches! —suplicó la antigua card captor—. ¿Acaso no deseas verlo…?

    La hechicera se detuvo al oír a la muchacha. Su frágil y delicado cuerpo tembló al sentir tan cerca esa magia, esos poderes tan familiares. Se acercó lentamente a la misteriosa mujer y preguntó una vez más:

    ¿No quieres verlo? —observándola de espaldas—. Él esta aquí.
    ¿A quién te refieres, Sakura? —inquirió dubitativo el chico sin comprender nada.
    Creo que no le agradaría encontrarse conmigo —mencionó afligida—. Nos veremos en breve —alejándose de ellos sin prisas.

    En ese instante, las barreras que les habían colocado la maestra de cartas se había desvanecido completamente, y todos fueron junto a ella para saber que había ocurrido, excepto Eriol. Se encontraron con la hechicera que se alejaba de allí, aunque no todos discernían de la tempestiva aparición de esa persona.

    ¡Sakura! —exclamó aliviado al ver a su maestra a salvo— ¡¿Por qué no permitiste que te ayudáramos?! —vociferó entre quejas el león.
    ¡Ejem! Bu…bueno —decía titubeante— Creo que no es momento de que me preguntes eso Kero, además Shaoran me ayudó —con una gota detrás de la cabeza.
    ¡Otra vez tú, mocoso! —chilló desafiante— ¿Por qué regresaste?
    No son asuntos de tu incumbencia —repuso hastiado recordando el mal genio del guardián.
    ¿Se encuentra bien? —cuestionó cortésmente el ángel a sus espaldas.
    ¿Eh? —volviéndose a verlo de frente—. Sí —aseveró tímidamente notando su mirada tan dulce posarse en ella.
    ¿Qué sucedió con ese hechicero? —preguntó la pantera negra intrigado.
    Desapareció misteriosamente junto con esa mujer —afirmó el jefe del clan Li.
    ¿De qué mujer estás hablando? —intervino Ruby Moon, buscando a alguien más a su alrededor.
    ¿Y dónde esta Eriol? —buscando a su amigo por todos lados.
    ¿Acaso no venía detrás de ti, Spi? —observando a su compañero con atención.
    ¿A quién llamas Spi? ¡Soy Spinel Sun! —replicó con fastidio.
    Creo que prefirió estar sólo —confesó Yue con seriedad.

    Sakura y Shaoran fueron junto a éste para ver si se encontraba bien. La reencarnación del mago Lead sentía que se alejaba aquella presencia rápidamente, buscando la manera de retenerla allí.

    *Necesito hablar contigo* —pensaba..
    ¡Eriol! —trayendo al joven a la realidad—. ¿Te sientes bien? —examinando su rostro inexpresivo.
    ¿Qué pasa, Eriol? —inquirió la bella joven al verlo en aquel estado.
    Se marchó, ¿cierto?
    Si te refieres a ese hombre, sí se ha marchado —afirmó su amigo.
    Lo lamento… —dijo entristecida la castaña comprendiendo a lo que él se refería.
    Descuida —sonriendo levemente—. Nos veremos después Li, Sakura —retirándose de allí y dejando a ambos solos.

    .....................................................

    Después de haberse arreglado un poco las cosas, todos se marcharon a sus respectivos hogares, exceptuando a Sakura y Shaoran. Ambos fueron a un templo cercano de allí para charlar tranquilamente, después de todo necesitaban hablar. La molestia de Kerberos era genuina, aunque Yue no se inmutaba de todas maneras se sentía atribulado al ver a ese joven cerca de su maestra. Sabía que el corazón de ella le pertenecía a otro.

    ¿Pero cómo osa venir hasta aquí después de todo lo que ha hecho? —dando vueltas en círculos—. ¿Y tú por qué no dices nada? —situándose frente a su compañero y hermano.

    Él tan sólo permaneció en silencio. La imponente bestia mantuvo la calma por un instante contemplando al ángel.

    Sí realmente ella es alguien tan importante para ti, ¿por qué callas ese sentimiento? —interpeló abiertamente.
    Mi deber es ser su guardián y acatar sus órdenes —contestó crudamente.
    ¿Acaso crees que es un error que ella lo sepa? —observándolo con detenimiento.
    No puedo darme esas libertades, mis obligaciones como su protector y guardián de las cartas son mi prioridad ante todo —repuso serio y firme.
    Tú y yo somos los protectores de esas cartas y cuidamos de Sakura en todo momento. Ella aún siente algo por ese mocoso, pero preferiría que este contigo y no con él —repuso enojado el pequeño osito amarillo mientras Yue lo observaba con una enorme gota detrás de la cabeza.
    Es mejor que las cosas permanezcan tal y como están —pensaba el ángel observando a su ama sentada junto al joven chino.

    Continuará...
     
  11.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    En cuanto pueda les dejaré el otro cap. Lamento no haberlo continuado antes, pero espero que les guste la continuación de la historia.
    Saludos...
     
  12.  
    Viiolet

    Viiolet Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    T________T Yo pensé que finalmente Yue besaría a Sakura T______T qué penita, pero estuvo xuli. Por cierto,la mujer aquella... era la mujer del agua esa a la que Clow desprestigió? huuuu, que intweresante o..o Bueno espero la ocnti y que alegria que estés trabajando en ella ^^ animo ymucha suerrte además de mil mercis por continuarla!!

    Uix, le dirá la verdad Xaoran?? Dios! que complicado es todo!!
     
  13.  
    harumi

    harumi Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Gracias, Gracias, Gracias por continuarlo
    tu historia es genial, no la puedes dejar
    inconclusa, espero pronto tu actualizacion
    un saludo.
     
  14.  
    sakurandrea

    sakurandrea Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola soy nueva estoy leyendo tu fanfic y me encanta y ademas concuerdo contigo yuexsakura quedan mejor juntos pero cuando yue se declarara a sakura:eek: continualo pronto o si no me voy asesinar plissssssss!

    muchos saludos y buena suerte
     
  15.  
    Zukita Yasha

    Zukita Yasha Entusiasta

    Tauro
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola soy nueva en tu fanfic y me encanta!!!
    Espero que lo continues pronto!!!
     
  16.  
    Princess Alexandra

    Princess Alexandra LexSnape

    Leo
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    hola soy nueva en tu fic
    y quiero decirte que me
    encanta!!!!
    esta muy interesante
    aunque por lo regular me gustan mas los de
    s&s
    pero este es tan...
    weno tiene algo que hace que me guste tanto
     
  17.  
    hirukasatoo

    hirukasatoo Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    hola!! bueno recien termino de lee tu fic y la vedad q esta muy bueno!!!!
    me encanta l pareja que hacen yue y sakura! esperemos q se pueda concretar!!!

    bueno me voy llendo, pon la conti rapido porfis!!!!
    cariños!
    hasta otra!
     
  18.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]
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    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Capitulo XVI

    La verdad

    La muchacha quedó perpleja ante las palabras del trigueño aquella terrible noche. Él seguía junto a ella hasta ahora. Ya había amanecido completamente, siendo la lluvia su compañía esa mañana. Él había conducido lo más rápido que pudo hasta el hospital —manejando con precaución, por supuesto—, que para su desgracia quedaba lejos. Tomó su celular a toda prisa y se comunicó con Nakuru, oyendo las quejas de la hermosa mujer a quien había dejado plantada en aquel restaurante.

    ¡¿Pero cómo se te ocurre decirme esto?! —le recriminaba sin piedad alguna— ¡Ni siquiera has sido capaz de cenar conmigo de manera decente!
    Tuve un problema urgente por resolver, lo lamento —se disculpaba el joven conteniéndose como podía, ya que deseaba arrojar el celular por la ventana a tener que volver a oír sus quejas a pesar de que en este caso, tenía una razón muy válida la muchacha.
    ¡Me debes una cena, Touya Kinomoto! —chilló enojada imponiendo una orden que se debería cumplir al pie de la letra.
    Te prometo que este fin de semana saldremos.
    Eso tenlo por seguro —comentó molesta—. Nos vemos mañana —cortando la comunicación sin más preámbulos.

    Una enorme vena tenía en la cabeza que parecía que en cualquier momento estallaría a causa de las promesas que debía cumplir gracias a aquel incidente con el extranjero. Recordó repentinamente que tenía a la muchacha sentada junto a él y observándola de reojo notó que aún seguía asustada por lo ocurrido. La diseñadora se sintió apenada y agradecida al mismo tiempo, ya que si él no hubiera estado la noche anterior con ella, quien sabe que hubiera pasado.

    Lamento haber arruinado la cena con tu prometida —dijo cabizbaja.
    Tan sólo fui para no ser descortés ante la insistencia de ella —confesó manteniendo su mirada en la carretera.
    Agradezco mucho que me haya defendido ayer —repuso aturdida con la piel erizada tan sólo imaginándose nuevamente aquella difícil situación.
    Lo importante es que no ha pasado a mayores.
    ¿A dónde vamos? —cuestionó la muchacha.
    Al hospital, tú pierna esta lesionada y deberían examinarla.

    Al llegar hasta el hospital, fueron atendidos de inmediato. El médico junto con la enfermera fue inspeccionando a Daidouji. Realizaron unas radiografías por si hubiese sido alguna fractura, pero como no fue nada grave, sólo debía reposar por un día y descansar además de proporcionarle un calmante para el dolor.

    No ha sido nada grave señorita, tan sólo debe reposar bien y no realizar movimientos bruscos —mencionaba el médico.
    Que bueno, me alegra escuchar eso.
    Tome este medicamento por ahora y deseo que vuelva nuevamente mañana.
    Claro.
    Y usted joven… —dirigiéndose a Kinomoto que estaba un poco alejado de ellos— encárguese de cuidarla bien —sonriendo afablemente el hombre.
    Pierda cuidado —comentó el ingeniero.
    Bien, entonces puede llevarla a su casa. Allí estará mucho mejor.
    Se lo agradecemos —acercándose a la joven lentamente mientras el doctor se retiraba de allí.

    La ayudó a ponerse de pie y encaminarse hasta la salida del hospital. Él se ofreció a llevarla pero ella se negaba rotundamente:

    La llevaré —mencionó sin prisas observando a la diseñadora.
    Agradezco su ayuda, pero prefiero ir sola. Aún debo arreglar algunos asuntos pendientes —caminando lentamente.
    Ni piense que la dejaré ir y más estando ese loco suelto —aseveró con fastidio recordando al italiano.
    Ya no quiero ocasionarle más problemas.
    No se preocupe de eso, insisto… la llevaré a su casa —observando a la joven detenidamente—. Tan sólo dime la dirección.
    Puedo irme en taxi hasta mi departamento, descuide —esbozando una media sonrisa.
    No pienso dejarla aquí y menos sin sus guardaespaldas —dijo cortante—. La llevaré… suba —abriendo la puerta del automóvil.
    Esta bien —comentó dándose por vencida entrando en el automóvil con su ayuda para luego subirse él, dispuesto a conducir a dónde ella le guíe.
    Entonces dígame, ¿dónde queda su departamento? —cuestionó.
    ¿Podría llevarme antes a la empresa?
    De acuerdo —comento el trigueño poniendo en marcha su automóvil.

    Recorrieron bastante la ciudad ya que estaban un poco retiradas las empresas Daidouji. Una vez que llegaron allí, ella bajo del automóvil con cuidado, ayudado por Kinomoto. La hermosa joven lucía bastante desarreglada, cosa que sorprendió a los empleados y a los guardias.

    Señorita Daidouji, ¿se encuentra usted bien? —preguntó con timidez uno de los guardias.
    Estoy bien, no se preocupe. Caí de las escaleras esta mañana —sonriendo tranquilamente—. ¿Mi madre ya llegó?
    Esta en su despacho.
    Ya veo —observando uno de los espejos que estaban cerca de ella, viendo su rostro pálido dibujado en él—. Dígale a Sakiko que se comunique conmigo en la tarde, por favor.
    Pierda cuidado, se lo diré.
    Gracias…

    En cuanto terminó de charlar con el guardia, subió hasta el despacho de su madre acompañada del ingeniero. Como siempre, estaba repleto de guardaespaldas—mujeres en este caso— cuidando la entrada de la oficina. Al ver a la señorita, la dejaron entrar sin problemas. Una vez que se adentraron al interior del gran salón, el aire se volvió tenso al ver Sonomi a la joven Tomoyo acompañada del hijo de Fujitaka.

    Buenos días —saludó Tomoyo ante la mirada desconcertada de su madre.
    Buenos días, señora —saludó cortésmente el joven.
    ¿Dónde estuviste, hija? Te he intentado localizar en todo el día —acercándose a ella con rapidez—. ¿Qué te sucedió en el rostro? ¡¿Acaso te han asaltado?! —examinándola con cuidado.
    Tan sólo caí de las escaleras. No es nada grave, además fui al médico esta mañana para que me examinara.
    No me mientas, Tomoyo —estrechándola entre sus brazos temiendo lo peor—. Sé que no fue eso lo que sucedió —contemplando el rostro de Kinomoto.
    El hermano de Sakura fue gentil y me ayudo —comentó separándose un poco de ella—. Si él no hubiera estado ahí, quien sabe que hubiera ocurrido —dijo asustada.
    ¿Realmente fue eso lo que sucedió, Kinomoto? —interpeló Sonomi con desconfianza.

    La amatista tan sólo volvió su mirada al amplio ventanal deseando que no le dijera nada al respecto, y comprendiendo los motivos de ella, guardó el secreto.

    Había ido a visitar a un compañero de trabajo esta mañana y encontré a su hija bajando las escaleras, pero accidentalmente resbaló y la sujete antes de que el golpe empeore.
    ¿Y qué me dice de los rasguños en su rostro?
    Eso me lo gané esta mañana cuando me di un baño —agregó su hija terminando la frase.
    Aún no me convence tu explicación, Tomoyo —comentaba bastante dudosa e incómoda con la presencia del joven allí—, pero espero que tan sólo haya sido un accidente —fijándose en el rostro inexpresivo de Touya—. Por cierto, Donato llamó esta mañana bastante molesto comentando que lo habías dejado plantado —comentó visiblemente feliz—. Creo que al fin te has dado cuenta de la clase de hombre que es. Me alegra saber que no hayas acudido a su cita —sonriendo maliciosamente.
    ¿Dijo algo más? —preguntó con la piel erizada y los nervios de punta.
    Sólo dijo que esperaba a que lo llames —comentó sin darle mucha importancia—. Deseo sinceramente que termines con esta relación absurda. Él no te merece, Tomoyo —comentó con fastidio viendo cierto cambio en la mirada de Kinomoto.
    Creo que esa relación nunca había iniciado —dijo para sorpresa de su madre y del trigueño—. Iré a mi departamento. Estaré allí por si me necesites.
    Tus guardaespaldas están allí y no quiero que te apartes de ellas, por favor —suplicó ahogadamente la hermosa dama.
    No te preocupes —despidiéndose de ella con un abrazo.
    Que tenga un buen día, señora —contestó con tranquilidad el joven.
    Antes de que se retire, quisiera hablar con usted. Acompáñeme, por favor —caminando en dirección a la salida del despacho.

    Cada uno fue hasta la puerta con angustias distintas y pensamientos diferentes, pero que tenían algo en común: Tomoyo. Cerró la puerta tras de sí el trigueño quedando ambos en el pasillo dispuesto a oír a la distinguida madre de Daidouji. Su mirada tan perspicaz no perdía de vista ningún detalle en particular en las facciones de Kinomoto y sin rodeos fue directamente al punto que quería tratar con él, asolas.

    Agradezco mucho que haya cuidado y acompañado a Tomoyo al hospital —comentó un poco inquieta.
    No fue nada. Sé que Sakura y ella se quieren como hermanas y se hubiera angustiado mucho si le hubiese ocurrido algo inesperado.
    Lo sé. Tu hermana es tan encantadora. Tiene un gran parecido con tu madre —recordando a su prima—. Pero debo advertirte que no quiero verte cerca de mi hija. Tu padre se había robado a mi querida Nadeshiko y sería una terrible desgracia que se robe a mi único tesoro usted también —comentaba dramáticamente.
    Aunque usted no lo crea, mi madre fue inmensamente feliz junto a él —dijo sonriendo—, y si su hija encuentra la felicidad, estoy seguro que no pensará dos veces en verla feliz junto a la persona que ame verdaderamente, pese a que desapruebe su noviazgo —confesó viendo los ojos brillantes de Sonomi—. Debo marcharme.

    Ella permaneció asombrada al oír tales palabras y antes de que se alejara demasiado dijo:

    Debo admitir que nunca había aprobado el casamiento de Nadeshiko con el profesor. Ella era tan joven en aquel entonces y cuando me había dicho que se iba a casar con él y me mostró una hermosa sonrisa en el rostro, comprendí que ella deseaba eso más que nada en el mundo —pensando en aquello que había sucedido hace tantos años—. Admito que te pareces mucho a tu madre al haberme dicho esas palabras —reflexionando al respecto.
    Ella era una mujer excepcional en la vida de mi padre —contestó de espaldas a ella—. También en mi vida y en la de Sakura, pese a que ella la recuerde muy poco. Pero sus enseñanzas quedaron vivas en el interior de nuestros corazones a pesar de los años que hayan transcurrido —volviéndose a verla—. Estoy seguro que usted comprende muy bien a lo que me refiero.
    Por supuesto –aseveró—. Bien, eso era todo —acomodándose el cabello—. De todos modos, ¡aléjese de mi hija! —reiteró la elegante mujer entrando en su despacho mientras el ingeniero sonreía ante aquel comentario.

    Sonomi ingresó nuevamente a su lugar de trabajo y observó el rostro casi inexpresivo de su hija. Al verla en aquel estado, prefirió dejarla sola.

    Espera, mamá —dijo viéndola cerca de la puerta—. ¿Ya te vas?
    Preferí dejarte sola, te veías muy pensativa —manifestó con la voz angustiada.
    No tenía mucha importancia —hablando débilmente—. ¿El joven Kinomoto ya se marchó?
    Así es. Es mejor que se marche, no quiero que se acerque mucho a ti querida —acercándose a ella.
    Creo que luzco terrible el día de hoy —poniéndose de pie ayudada por su madre.
    Mis guardaespaldas te llevarán —haciendo tronar los dedos apareciendo en un santiamén dos mujeres vestidas de negro con un traje de color discreto y unos lentes oscuros—. Llévenla hasta su departamento y vuelvan enseguida por favor —ordenó sin pérdida de tiempo.
    Como usted ordene —dijeron ambas al unísono.
    Cuídate mucho, hija. Después hablaremos de esto —regalándole un beso en la mejilla.
    Claro.

    Ambas mujeres ayudaron a la diseñadora a salir de allí y abandonaron los edificios sin ser vistas. Kinomoto aún seguía en su auto y al fijarse en el asiento delantero noto que la amatista había olvidado su pequeño bolso de mano.

    ……………………………….

    Ojos verdes, ojos chocolate. Cada uno posándose en algún punto inespecífico del templo, como si las palabras no lograran encontrar un medio de escape para ser oídas por alguien más. Todo era confuso en el corazón y en la mente de Sakura. La razón no la sabía, pero sus sueños, esos sueños que tenía con tanta frecuencia y que los veía con tanta nitidez algunas veces y en otras ni siquiera las recordaba, pero sus intuiciones de que se trababan de algo importante cada uno de ellos, la dejaban pensativa en momentos así. Ella aún quería y amaba a Shaoran, pero ahora parecía que todo se revolvía en su corazón, bastante afectado con el rechazo de su gran amor y con el regreso tan repentino de él. Aún sentados uno junto al otro, el joven de ojos café decidió romper el silencio:

    Ojala algún día logres perdonarme por lo que te he hecho —profirió con un dolor agudo invadiendo su corazón en ese momento—. Sé que me fui sin siquiera lograr decir los motivos que me llevaron a afirmarte que tenía una novia en el extranjero…además de haberte dicho una mentira tan grande como esa —comentó ya sin lograr contener toda esa desesperación que lo estaba arruinando por dentro.
    Pero, ¿por qué…? —inquirió viéndolo con cierto enojo reflejado en su mirada verde.
    Si yo llegaba a aproximarme más de ti, el peligro iba a ser aún peor —explicó—. Sabía que no habías visto venir la aparición de ese hechicero ni siquiera en sueños, como cuando eras una niña y creí conveniente…
    Me dejaste destrozada, Shaoran —dijo al borde del llanto—. Me dejaste sola y no lograste nada con haberte alejado de mí de esa manera, ya que el hechicero hizo de las suyas de todas formas —fijándose en la profundidad de sus ojos.
    Sé que cometí el peor error de mi vida —arrepintiéndose al respecto—, y no me lo perdonaré nunca y creo que tú tampoco lo harás —dijo con la voz bastante apagada y triste.
    Yo no tengo nada que perdonarte. Ahora conozco el verdadero motivo y te agradezco sinceramente —sonriendo tiernamente, viendo la sorpresa en los ojos de éste—. Sé que quisiste protegerme y que querías mi bien y no tienes culpa de nada de lo que ha ocurrido, fue inevitable que ocurriera eso y no quiero que te sientas mal por eso —comento sonriendo débilmente.
    Sakura… —susurró incrédulo tomándola de la mano.
    Sólo quiero que no te angusties por lo que ocurrió, es lo de menos —dijo con los ojos llenos de lágrimas—. Me siento agotada y quisiera tomar un descanso por ahora —poniéndose de pie.
    ¿Nos volveremos a ver…? —preguntó sintiendo una inquietud en su interior.
    Claro… —anunció no tan convencida de lo que había dicho.

    Había esperado demasiado para verla temiendo que dijera algo así, que ya ni siquiera representaba una posibilidad, más bien, significaba que todo había terminado. Él no dejaría de luchar por su amor, no ahora que se atrevió a decir la verdad.
    La vio alejarse con lentitud de aquel banco que habían compartido por breves instantes, percibiendo que iba a perder algo tan bello que comenzó hace tantos años. Sonrió melancólico al recordar esos tiempos, pero era inevitable que piense al respecto de su lejanía, que cada vez se convertía en algo más real.

    Los guardianes de la hermosa hechicera fueron junto a ella al verla fuera del templo, esperándola con ansias. El primero en llegar fue Kerberos, que no perdió tiempo alguno en hablar y quejarse al respecto de la presencia de Shaoran.

    ¿Ya se va ir el mocoso? —interpeló sin pestañear la imponente bestia frente a su ama.
    Eso creo —dijo con la voz apagada—. Vamos a casa, Kero. Me siento un poco exhausta —argumento a modo de excusa para evitar preocuparlo.
    Me parece bien —dijo acomodándose para que ella pueda subir a su espalda.
    ¿Y Yue…? —buscándolo a su alrededor.
    Lamento que no puedan hablar ahora, pero debo ir al hospital. El médico me esta esperando y quería que vaya a pesar de que sea domingo —afirmó Tsukishiro ante ella—, prometo volver en la noche. Iré a hablar con Touya después —anunció sonriendo animado.
    Entiendo. Nos vemos después y ve con cuidado, por favor —dijo afligida al recordar que tanto Yue como Yukito podían correr peligro estando el Hechicero Negro por ahí.
    Descuida, estaremos bien —acomodando sus gafas—. ¿Podrías esperarme en la noche? —interpeló—. Quiero charlar contigo sobre algo importante.
    No creo que pueda dormir esta noche…créeme —murmuró bastante abatida—. Te esperare en la sala, ya que nadie va estar en casa hoy. Papá irá de viaje si no mal recuerdo.
    Comprendo. Tu padre andaba muy ocupado estos días, pero se ve bastante feliz con su trabajo —comentó sonriendo alegre tratando de contagiarle su alegría a la joven—. Te veré más tarde —alejándose sin prisas del andurrial.
    Sí —aseveró viéndolo partir.

    Apenas se había alejado el hombre, la bestia del sol y su dueña emprendieron el vuelo. Al llegar a su hogar, la hermosa chica de ojos verdes se encerró en su habitación sin decirle nada a su padre. Fujitaka estaba tan preocupado de ver en ese estado a su hija, pero le alivió aún más que ella estuviera a salvo más que nada. Subió hasta su habitación abriendo la puerta con lentitud y la encontró recostada en su cama con la mirada perdida, acercándose a ella para darle apoyo.

    Estuve muy angustiado por ti, hija —profirió sonriendo débilmente.
    Quédate tranquilo papá, no me paso nada malo —sintiendo repentinamente un dolor en la pierna y en la espalda—. Pero estoy un poco adolorida a causa de la caída que recibí...ya se me pasará —posando su mano en el rostro de su padre.
    Iré a traerte…
    No, déjalo. Tan sólo, quédate conmigo… ¿sí? —pidió ahogadamente a punto de llorar.
    Cariño —abrazando con ternura a su hija—…tan sólo espero que logres sonreír nuevamente —comento aún reteniéndola entre sus brazos—, pero no voy a pedirte que me cuentes que ocurrió. Sé que sería difícil para ti hablar sobre eso ahora —separándose de ella para secarle las lágrimas.
    Gracias, muchas gracias papá —sonriendo débilmente pese a las lágrimas que recorrían sus mejillas.
    Lo importante es que logres reponerte de esto —acariciando su cabeza—. Debo ir a hacer una llamada para comunicar que no me presentaré para…
    ¡No hagas eso! —exclamó exaltada—. Has esperado por mucho tiempo para poder ir nuevamente con tus compañeros de arqueología e ir a investigar aquellas piezas tan antiguas que hallaron hace poco —levantándose de la cama automáticamente—. No quiero que por mi culpa dejes de hacer lo que te gusta.
    Peor, hija…
    No se diga más. Te ayudaré con tus maletas, además…ya son las 14:30 y tú debes llegar antes allá, así acomodas tus cosas y charlas un poco con ellos.
    Pero no quiero dejarte sola sabiendo que ese sujeto puede lastimarte —comentó angustiado su padre.
    No te preocupes. Yukito me hará compañía y Touya seguramente vendrá hoy a casa también —explicó tranquilizándolo—. Vamos, debemos ir para arreglar tus cosas —jalándolo con mucho entusiasmo hasta su habitación.
    Pero…
    Sin peros…yo me haré cargo de todo —riendo alegre a pesar de sentirse bastante confundida.

    Su padre sonrió al ver que su hija deseaba que fuera. No pudo protestar, porque Sakura sin pérdida de tiempo arregló sus maletas y todos los demás materiales que debía llevar consigo. Fujitaka le había ayudado con lo demás y terminaron de arreglar todo en un santiamén.

    ¡Listo! —exclamó feliz la muchacha—. Ahora es cuestión de avisarles que llegaras en la noche, ¿de acuerdo?

    El hombre de rostro maduro asintió sonriendo y fue a comunicarles que estaría en breve allí. Recogió sus boletos de avión junto con sus maletas. Las colocó en el auto con ayuda de Sakura, cerraron las puertas de la casa y fueron hasta el aeropuerto minutos después.

    Tengan mucho cuidado —pidió su padre—. Volveré lo más rápido posible.
    Tómate tu tiempo. Estaremos bien —sonriendo alegre—, despreocúpate —dándole un efusivo abrazo al oír que su avión ya iba a partir en breve.

    Una vez que su padre se marchó, la joven de mirada verde fue hasta el automóvil y se adentró en el suspirando pesadamente. Estaba feliz que su padre se marche, sabía que era importante para el ese trabajo y que era lo mejor para evitar ver cuan deprimente estaba ella. Al menos estaría más segura sabiendo que él estaría lejos de los peligros de ese hechicero.
    Puso en marcha el carro y fue hasta su hogar lo más rápido que podía. Tan sólo quería evitar pensar en las cosas que estaban ocurriendo en su interior, pero no podría lograrlo aunque lo deseara.

    ……………………………

    ¡Es increíble como ha mejorado en un lapso tan breve de tiempo! —exclamó el doctor examinando sus heridas que estaban cicatrizando con velocidad—. Jamás he visto que unos de mis pacientes se hayan recuperado tan pronto —limpiando las heridas con cuidado.
    Me alegra saber eso —dijo riendo de manera nerviosa aún recostado en la pequeña camilla.
    Su prometida ha de estar muy feliz de saber que esta mucho mejor —comentó recordando a la castaña—. Estaba tan angustiada cuando lo trajeron aquel día.
    Sí, así es —asintiendo con una sonrisa el joven de gafas—. Fue muy generoso de su parte que haya estado tan al pendiente de mí.
    Gracias a ella usted esta vivo. Le había donado su sangre —confesó sonriente el doctor de avanzada edad.
    Yo tan sólo recuerdo que me había ayudado a llegar a tiempo al hospital, pero no sabía que ella hizo eso —pensó tratando de recordar más cosas.
    Es una muchacha muy hermosa y dispuesta a dar su vida por sus seres queridos —comentó viendo el rostro asombrado de Yukito.
    Tiene razón. Sakura tiene el corazón noble y puro —articuló segundos después ante lo dicho por él, recordando a la muchacha.
    Bien, deseo que vuelva la próxima semana y no se olvide de tomar este medicamento en caso de que sienta algún dolor y esta pomada para que la herida cicatrice bien —comentó mostrándole la receta ya casi a punto de terminar de limpiar las heridas—. Sólo trate de no hacer mucho esfuerzo —terminando de taparlas con unas gasas y una venda—. Muy bien, ya hemos terminado por hoy joven —quitándose los guantes blancos.
    Me alegra saber eso —abrochándose la camisa azul que traía puesto.
    No se olvide de esto —entregándole la receta—. Cuídese como hasta ahora y verá que en breve esas heridas desaparecerán —viéndolo asentir en silencio.

    Se despidió del doctor cortésmente y fue hasta la salida del hospital a tomar un taxi. Fue directo al departamento de Touya para saber de su amigo y de comunicarle que se verían en el trabajo en breve. Al llegar al enorme edificio que se situaba delante de él, fue con rapidez hasta el 9º piso encontrándose con su amigo justo frente a la puerta de su cómodo departamento.

    Touya —profirió acercándose a él.
    ¿Cómo esta Sakura? —inquirió a modo de saludo.
    Despreocúpate, esta bien. Fue a la casa de tu padre —comentó sonriendo—. ¿Y qué haces tú con ese bolso? —interpeló al ver aquel objeto que estaba sosteniendo en la mano izquierda.
    Es de Naruku —mintió.
    No mientas, Touya. Es un bolso muy fino y caro…es muy fácil notar que es así pese a estar un poco sucio —argumentó con su mirada bastante aguda sin perder detalle alguno—. Parece ser de diseñador —reflexionó al ver su modelito bastante particular pese a ser pequeño.
    ¿Acaso eres diseñador? —preguntó con fastidio sabiendo que al joven no se le escapaba nada.
    No —dijo riendo—, pero sé que estas molesto por lo que dije y sabes que es la verdad.
    Odio cuando haces eso Yuki —comentó con el entrecejo fruncido y con el rostro bastante malhumorado.
    ¿Acaso dejaste plantada a Nakuru para salir con una diseñadora…?
    No fue así —abriendo la puerta para que pueda ingresar—. Entra.
    Bien —dijo sonriendo—. Tan sólo he venido a visitarte, además Sakura me dijo que tu padre iría de viaje hoy —recordando la conversación que tuvo con la castaña para después sentarse en el sofá.
    Es verdad. Lo he olvidado —maldiciendo por lo bajo—. Iré a casa después de resolver unos asuntos pendientes —observando el bolso que dejo sobre la mesa.
    Recuerda que Sakura no estará sola.
    Me alegra saber que estarás con ella —comentó aliviado dejándose caer pesadamente en el cómodo sillón que estaba cerca de él.
    Mañana iré nuevamente al trabajo y quería que me dejes al tanto de las cosas, si no te importa.
    No hay mucho que decir. La obra va en progreso con lentitud. Prácticamente sigue en lo mismo —sin darle mucha importancia—. Además, no me recuerdes el trabajo…mañana volveré a verme con Akitsuki, cosa que me deja de peor humor —cruzándose de brazos.
    Creí que ya le habías dado una oportunidad —sonriendo.
    Más bien, ella me dio una oportunidad de arreglar las cosas —bufó con fastidio.
    ¿A qué te refieres? —sin entender lo que ocurría
    La deje plantada, pero no fue apropósito —recordando a la amatista una vez más.
    Ya imagino cuán molesta se habrá quedado —recordando el peculiar carácter de la chica.
    Ni me lo recuerdes —tratando de pensar con claridad las cosas.

    Su amigo tan sólo rió sin poder evitarlo, ya que sabía que era un martirio que la hermosa joven sea su compañera de trabajo y que este en el mismo sector en el que él se encuentra. Touya observó a Yukito con tanta rabia ante sus burlas que prefirió dejar el tema de lado. Siguieron charlando hasta que el atardecer se hiciera presente, hablando un poco sobre el trabajo y sobre algunas cosas sin importancia, disfrutando de un momento más grato y ameno.

    ……………………………..

    La mirada verde de la antigua card captor, se posó sobre una fotografía que había encontrado en un diario antiguo que ella había dejado de escribir. Observó con detenimiento la imagen que se veía en ella sin entender porque razón experimentaba una sensación de angustia. Estuvo llorando desde que regreso del aeropuerto. El pequeño guardián solar intentaba consolarla de alguna forma, pero no lograba nada; hasta que se escuchó el timbre que anunciaba la llegada de alguien. Se secó las lágrimas y abrió la puerta sin importarle siquiera como lucía en ese instante. Se encontró con los ojos alegres de Tsukishiro que cambiaron drásticamente de expresión al ver en ese estado a Sakura.

    Aún estás confundida, ¿cierto? —interpeló sin rodeos al ver sus párpados hinchados y rojos.
    (…) —el silencio se apoderó de ella pero con un leve movimiento de la cabeza le hizo saber que era verdad lo que había dicho.

    Ingresó en la sala acompañada de la débil muchacha, cerrando la puerta tras de sí. Segundos después Kerberos sintió la presencia de Yue en el lugar y bajó de inmediato hasta la sala.

    Me alegra saber que regresaste —comentó el pequeñín al ver a su hermano aparecer ante ellos.

    La joven que se había quedado sentada en un rincón del amplio sofá, manteniendo la vista en el suelo, no se percató que el ángel de alas blancas estaba a su lado. Observó al pequeño Kerberos para darle a entender que deseaba estar a solas con ella. Este accedió sin quejarse, ya que sabía que su dueña no se encontraba bien emocionalmente. Una vez que ambos quedaron asolas en la sala, él se acerco con cautela a su dueña al verla allí, tan confusa y tan angustiada por todo lo que ocurrió en la tarde, en esa charla.

    Lamento haberte hecho esperar tanto —viéndola estremecerse ante aquellas palabras alzando la vista con rapidez.
    Y-yue —dijo titubeante la joven al recordar aquellas palabras que había oído en algún lugar—. Creí que Yukito quería hablar conmigo —comentó.
    La verdad, es que quería saber si usted se encontraba bien y si necesitaba algo —inquirió al verla ponerse de pie y quedarse a la altura de sus ojos—. Me sentí preocupado al verla así en el templo —viendo como se acercaba a él con lentitud.

    Ella no dijo nada, tan sólo se abrazó a él como nunca antes lo había hecho, sabiendo que a su lado lograría hallar esa tranquilidad que tanto necesitaba en esos momentos. El guardián, aún incrédulo de lo que ella acababa de hacer, quedó pasmado sin poder comprender que la había impulsado a que se aferrara a él de esa manera.

    Me alegra saber que estas aquí, Yue —musitó ahogadamente—, prométeme que te quedarás aquí…por favor —imploró hundiendo su rostro en su pecho sin separarse de él en ningún instante.

    Aún con esa serenidad reflejada en su blanquecino rostro, la envolvió entre sus brazos regalándole ternura y calidez, experimentando otra vez esa sensación de retenerla a su lado para siempre. Ella aún esperaba una respuesta de él, pese a saber que con ese abrazo, le dio a conocer sus sentimientos, los cuales ella ignoraba por completo.

    Te lo prometeré cuantas veces desees —confesó—. Nunca te dejaré. Jamás podría hacerlo…jamás —sintiendo que se apartaba de él por un momento para verlo a los ojos.

    Una hermosa sonrisa se dibujo en su rostro, posando su mano en el rostro de su protector lunar. Deseaba sinceramente oír lo que tanto le había preocupado y nuevamente salió a relucir esa pregunta que tanto le atormentaba desde que se percato de su lejanía.

    ¿Por qué razón te alejas de mí, Yue? —cuestionó desapareciendo aquella sonrisa tan dulce que había mostrado.
    Nunca me he alejado de usted —contestó tratando de evadir la respuesta.
    Dime la verdad —acariciando su rostro con suavidad—. Necesito saberlo porque quiero ayudarte, ayudarte de alguna forma y saber que…
    Estoy bien —dijo interrumpiéndola—. Lo único que deseo es que sea feliz —con los ojos nublados por la tristeza.
    No confías en mí —profirió apartándose de él—. No confías en mí, ¿cierto? —derramando lágrimas de tristeza y dolor al saber que su guardián no confiaba en ella.
    Confío en usted plenamente —viéndola alejarse a los pocos de él.
    *Dile la verdad* —comentó su otra identidad.
    *No puedo hacerlo estando ella en esas condiciones*.
    *Si no le dices ahora, talvez no exista otra oportunidad…* —advirtió Yukito para después callar y no decir nada más.

    El hermoso ángel de mirada plateada se acercó a ella con lentitud, pero el sufrimiento de la inocente joven la impulsaba a salir huyendo de allí. Antes de que logre hacerlo, su guardián la retuvo y la atrajo hacia sí con agilidad apresándola entre sus brazos. Aún con el rostro sereno, contempló la faz de su dueña y le secó las lágrimas que opacaban su hermosa mirada verde llena de dulzura. Ella no se inmutó ante tal acción, tan sólo lo veía fijamente a los ojos tratando de descifrar lo que estaba oculto tras su mirada gris.

    Yo confío en usted.
    No es cierto —dijo la chica aún esperanzada en poder oír la verdad de sus propios labios.
    Aún no es momento para hablar de esto…no esta en condiciones de…
    Dime lo que te ocurre, porque hasta ahora me siento culpable de tu lejanía —huyendo de su mirada tan profunda y enigmática.
    Sakura —profirió al ver que alzaba la mirada para verlo—. Eres el ser más puro e inocente que he conocido en mi vida —comentó—, pero quiero que hablemos al respecto cuando estés en mejores condiciones, pero tú no tienes la culpa de nada…eso tenlo por seguro —recorriendo la vista por cada rincón de su rostro.
    Yo quiero saber, necesito que me digas la verdad —pidió suplicante—. Sé que te estoy presionando demasiado, pero…se que esto tiene que ver conmigo, mi intuición me dice a gritos que esa es la verdad además de sentir que mi vida depende de eso…

    La joven, aún presa entre sus brazos, recordó vagamente sus sueños sintiendo esa misma ternura al estar con su guardián.

    *¿Acaso era él…? ¿Él era la persona de mis sueños?* —pensó ilusionada y confusa viéndolo a los ojos, pero de repente escuchó nuevamente aquella voz.

    Talvez jamás sepas quien soy, pero sólo tu corazón revelará la respuesta a tus interrogantes. Si realmente tu deseo es conocerme, tan sólo basta con abrir tus ojos para que puedas verme.

    La muchacha experimento un repentino mareo y gracias a su guardián pudo evitar caerse. La ayudó a sentarse en el sofá. Intentó ir a buscar un poco de jugo en la cocina, pero ella lo tomó de la mano evitando que se aleje de ella.

    Estoy bien —dijo con los ojos cerrados.
    Deberías ir a descansar.
    Siempre estas al pendiente de mí, Yue —dejando ver sus ojos verdes—. Te lo agradezco —colocándose de pie, pero al no equilibrarse bien casi cae al suelo.
    Es mejor que vaya a dormir —sujetándole de la cintura dispuesta a cargarla.
    No quiero irme a la habitación —balbuceó—. Llévame al parque, ¿sí? —pidió a punto de desmayarse.

    Obediente, la llevó hasta el lugar que deseaba visitar. El sitio estaba desolado, sin un alma recorriendo por allí. Se acomodó en un sitio en el cual no podrían ser vistos por nadie, contemplando la luz de la luna que iluminaba de un tono azulado esa parte del parque. La joven abrió los ojos reconociendo al instante esos árboles y vio a su guardián aún sujetándola en brazos. La acomodó en un banco que estaba cerca de ellos sin decirle nada, hasta que ella decidió hablar:

    Gracias —dijo sonriente.

    Él tan sólo asintió en silencio viendo la luna llena en todo su esplendor. Sabía que todo lo que ocurría con ella en esos momentos era por su causa, sintiéndose culpable por ello.

    ¿Realmente es tan importante para usted todo esto? —interpeló sin rodeos.

    Ella asintió en silencio viendo como su mano se posaba en la tez pálida de ella y su guardián se acercaba aún más, rompiendo las barreras que los dividían. No podía verla sufrir por su causa una vez más y olvidándose de sus responsabilidades, dejó salir a la luz sus verdaderos sentimientos con aquel beso que le había dado esa noche bajo la luz de la luna; logrando estremecer a la hermosa dama que no sabía como reaccionar en ese instante.

    Continuará…
     
  19.  
    Pam

    Pam Usuario común

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    Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]
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    46
    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Este cap se lo dedico a hirakasatoo. Di mi mayor esfuerzo y ojala sea de su agrado y también el de los demás. Lamento muchisimo haberlos hecho esperar tanto.
    Nos leemos en breve.
    Bye.
     
  20.  
    hirukasatoo

    hirukasatoo Guest

    Re: Bajo la luz de la luna...[Sakura&Yue]

    Hola!!
    Que bueno que hallas decidido continuar con tu fanfic!!!
    y muchas gracias por dedicarme esta conti, q no solo fue de mi agrado sino q sencillamente me encanto!
    Yue por fin beso a Sakura! muy tierno !!!:) como reaccionara ella???
    me quede mas que contenta con esto, gracias de nuevo!
    bueno me voy llendo!
    muchos cariños!! :)
     
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